Lo que el tiempo no borró 1

Después de 10 años Renata se reencuentra con su primer amor, aunque las circunstancias son las peores es evidente que una chispa ha surgido del encuentro.

Era un día rutinario como cualquiera, la Dra. Renata Lazcano (una de las más respetadas en el hospital por su inteligencia y gran habilidad quirúrgica, además de su belleza, con una estatura promedio, cuerpo delgado cabello en melena hasta los hombros de un color castaño muy claro, ojos color café,  escondidos detrás de unas gafas delgadas que la hacía tener una apariencia muy intelectual y con mucha clase) iniciaba su jornada con la primer cirugía del día, todo transcurrió en orden y tuvo un resultado exitoso, al terminar la Dra. agradeció a su equipo y se retiró a dar informes a los familiares y posteriormente al cuarto de médicos a espera de que estuviera listo el quirófano para el siguiente paciente. Apenas se había sentado cuando le llamaron de la sala de urgencias solicitando su presencia ya que se encontraba una ambulancia en camino con una pareja que había sufrido un accidente automovilístico y se reportaba un paciente de gravedad que posiblemente requeriría cirugía de emergencia, rápidamente la Dra se dirigió al área de urgencias, preparándose con guantes y cubrebocas para evaluar a los pacientes y determinar lo que sería necesario. Le pasaron al paciente con más heridas, un hombre cercano a los 40 años años de edad con una varilla de metal que le atravesaba el lado izquierdo de su abdomen, además de una herida de gran tamaño del otro lado que dejaba expuesto el material intraabdominal.

­­—Rápido equipo este hombre necesita cirugía, se sube al quirófano y prepararen, subo de inmediato  solo revisaré al otro paciente del accidente.

Mientras caminaba al otro paciente la enfermera le comentaba que era una mujer de 35 años que se encontraba consciente sin heridas de gravedad, estaban por entrar a la sala donde se encontraba la paciente cuando sale el Dr. Nájera y le comenta su evaluación a la Dra.

—Buenas tardes Dra, no se preocupe por la paciente no tiene heridas de gravedad ni nada que requiera atención quirúrgica solo le suturaré algunas lesiones provocadas por los cristales, las radiografías no muestran fracturas o algún otro tipo de contusión, se encuentra estable, yo me encargo usted atienda al esposo.

—Perfecto, muchas gracias Dr entonces me voy al quirófano a intentar salvarle la vida a ese hombre, más tarde busco a la esposa para darle informes.

—Adelante Dra cualquier cosa le comunico.

Rápidamente la Dra se dirigió al quirófano, al llegar comenzó a lavarse ya que estaban terminando de preparar al paciente. Dio inicio con la difícil cirugía, después de varias horas y a pesar de su gran esfuerzo, el daño era muy extenso y no logró salvarlo. Con un mal sabor de boca y un sentimiento de derrota le agradeció a su equipo y se retiró del quirófano en busca de la esposa del hombre que había quedado sobre su mesa. Llegó a urgencias y se dirigió a la estación de enfermeras.

—Buenas tardes enfermera, disculpe la paciente del accidente automovilístico de hace algunas horas, ¿A dónde la pasaron?

—Ah si Dra, la pasamos a la cama 8, el Dr Nájera ya la suturó y le dimos algunos medicamentos para el dolor, está tranquila y cooperadora.

—Gracias, pasaré a verla y darle informes.

—Si claro Dra. adelante.

La Dra se dirigió hacia la cama 8 preparando sus palabras para que el golpe fuera lo menos duro posible, en cuanto la Dra recorrió la cortina que tapaba la cama y vió el rostro de la paciente se le olvidó todo,  o solo lo de instantes atrás o incluso lo de ese día sino lo de los últimos diez años, los único que salió de su boca de manera automática fue:

—¿Dani?—no podía ser otra más, pensó para sí misma, era Daniela Ferrer, su primer y más grande amor, a quien le había entregado su vida y que después de 3 años de subidas y bajadas al final no tuvo más remedio que dejar ir por el bien de ambas, pero era ella no había duda, después de 10 años volver a ver su cara le movió el piso. Y entonces su voz la sacó del trance.

—¿Ren? ¿Renata Lazcano? Era evidente que la sorpresa las había empapado a ambas.

—Si así es soy yo aunque nadie me llama Ren aquí, bueno en realidad nadie me llama así ahora.

—Oh cielos perdóname Ren, es decir, Renata, o ¿Dra Lazcano?—dijo esto último leyendo el nombre bordado en su bata.

—Ah no no para nada no te disculpes no me molesta que me llames Ren, puedes llamarme así o de la manera que gustes.

—Gracias Ren, ¿trabajas aquí?

—Sí así es, soy cirujana, de hecho te estaba buscando, bueno realmente no sabía que eras tú, solo buscaba a la esposa de mi paciente, Mario Gómez.

—Mario, si, es mi esposo—Renata se enteró algunos años atrás que Dani se había casado pero nunca supo con quien, ni quería saberlo, ya bastante doloroso fue enterarse, pero más lo fue al escuchar esas palabras de la boca de Dani, y aún peor se sintió al saber lo que tenía que comunicarle.

—Verás Dani, soy la médico encargada del caso de Mario, lo recibimos con múltiples lesiones muy graves y de inmediato se pasó a quirófano para ser atendido, le administramos varias unidades de sangre para que resistiera la difícil cirugía pero desgraciadamente sus lesiones eran muy graves y a pesar de nuestros esfuerzos no pudimos salvarlo, lamento mucho tu pérdida.

Se quedó en silencio todo, Renata esperando una respuesta o gesto de Daniela pero ella solo se había quedado callada observando a Renata, pasaron algunos segundos que parecieron eternos y entonces por fin Dani abrió lentamente sus labios para decir algo.

—Gracias por comunicármelo Ren—con la voz un poco cortada se salieron un par de lágrimas de sus ojos y bajó la cabeza.

—¿Necesitas que llame a algún familiar o te traiga algo Dani? Lo que sea solo pídemelo—no sabía si Dani se estaba haciendo la fuerte o que pasaba pero la reacción fue mucho más leve de lo que se imaginaba.

—¿Podrías acercarte y darme un abrazo?—diciendo esto se recorrió un poco señalándole a Renata el espacio para que se sentara y pudiera abrazarla.

—Si claro— no muy segura de que eso fuera lo mejor no se pudo negar y se acercó cuidadosamente sentándose en el filo de la cama, extendió sus brazos y Dani se dejó caer al abrazo de Ren, dejando su rostro sobre el pecho de ella mientras soltaba el llanto.

Renata sintió como una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo en cuanto Dani la tocó, y sintió su corazón apachurrándose al escuchar su llanto. Sus brazos se cerraron brindándole ese abrazo a Dani, y comenzó a acariciar su cabeza a manera de consuelo.

—De verdad lo siento Dani, hice todo lo que pude, luché hasta el final por salvar su vida, me duele mucho tener que darte esta noticia—decía esto trancando de que su voz fuera lo más firme posible y que ese nudo que tenía en la garganta no la hiciera llorar también, tenía que mostrar serenidad y profesionalismo, además no quería que Dani se sintiera peor.

—Está bien Ren no te preocupes, yo sé que lo hiciste—decía mientras se limpiaba las lágrimas—quizá esto fue el destino trayendo justicia.

Esto último desconcertó totalmente a Renata que extrañada prefirió guardar silencio y continuar con el abrazo, ese comentario escondía algo pero no era el momento ni el lugar para hablarlo.

—Dani, ¿Quieres que llame a tus padres o hermanos? O alguien más?

—Ya hablé con mi familia Ren, están en camino, gracias.

Se iban soltando del abrazo cuando aparecieron los padres de Dani, una pareja de algunos 70 años de buena salud y fuerza ambos, su madre de inmediato se acercó a Dani si percatarse de que la Dra era una de las antiguas amigas de su hija (nunca se enteraron sus padres de su relación).

—Daniela hija, Dios mío, ¿Cómo estás? ¿Qué fue lo qué pasó?—decía esto abrazando fuerte a su hija.

—Estoy bien madre, solo fueron algunas heridas pero ya las suturaron. Tuvimos un accidente Mario y yo, él manejaba, chocamos contra un camión que transportaba materiales de construcción.

—Como fue posible, y Mario está bien?

—Él salió muy mal, algunas de las varillas del camión cayeron en el impacto y lo hirieron, tuvieron que hacerle cirugía e emergencia pero no lo logró, sus heridas eran muy graves y murió, justo la Dra me lo informaba cuando llegaron.

La Madre en ese momento volteó a ver Renata con la intención inmediata de hacer algún comentario pero cuando vió su cara solo pudo decir:

—¿Renata?

—Hola, Sra Elena—extendiendo la mano para saludarla, pero la madre no la tomó sino que le dio un gran abrazo.

—Hija cuanto tiempo, creí que no te volveríamos a ver.

—Yo pensaba lo mismo Sra—diciendo esto mientras encontraba con la mirada los ojos de Dani, se soltó del abrazo de la señora, volteó a ver al padre de Dani y le extendió la mano mientras este la tomaba para saludarla.

—Sr Ricardo un gusto verlo de nuevo.

—Lo mismo digo hija—entonces se dispuso a hablar con los padres respecto al tema del yerno.

—Le comentaba a Dani que fui la médico encargada del caso de su hijo y como les dijo sus heridas eran muy graves y a pesar de los esfuerzos del equipo su yerno no logró resistir, lamento mucho su pérdida, si me lo permiten los dejaré solos para que estén con su hija y regreso en un momento para tratar temas requeridos.

—Si claro muchas gracias Ren—le dijo Dani.

—Renata se alejó para brindarles privacidad mientras prepararía los documentos obligados por la defunción, casi una hora después volvió con la familia, solo se encontraba Dani con su madre.

—Hola, ya regresé, necesito que firmes unos documentos.

—Si claro—tomando los papeles y firmando donde Renata le señalaba, terminó y le entregó los papeles.

—El cuerpo de Mario está listo para que se le comunique al servicio funerario que elijas para que vengan a recogerlo, ¿quieres verlo antes de que se lo llevan?

—Preferiría no hacerlo, mi padre ya se está encargando del funeral—su madre interrumpe.

—Iré a verlo para decirle que ya pueden venir por él, te podrías quedar con Dani?

—Si claro señora—se quedan solas Dani y Ren.

—Necesitas que te traiga algo Dani?

—Estoy bien Ren, crees que puedas revisar mis heridas? Ya las suturaron pero me quedo más tranquila si las revisas tú.

—Por supuesto Dani—se puso guantes y se acercó a su rostro para revisar la herida que estaba por encima de su ceja, una herida de algunos 3 cm, la tocó y sintió como Dani tuvo un ligero espasmo.

—¿Tienes dolor?

—No no es solo que me tomaste por sorpresa—Ren continuó revisando sus heridas hasta llegar a la última, situada en su costado izquierdo, cuando la tocó la respiración de Dani se aceleró pero Ren no quiso hacer ningún comentario, la herida estaba en buen estado, el sitio dejaba ver apenas algunos cm arriba de las suturas un tatuaje que Dani se había hecho cuando estaban juntas, Ren al verlo lo recordaba como si fuera ayer, ella la había acompañado a que se lo hiciera, se quedó mirándolo unos segundos y su mano sin darse cuenta ya lo estaba tocando. fue Dani quien la trajo a la realidad.

—Se dañó el tatuaje?—con la voz un poco preocupada.

—No no para nada está intacto.

—Que bien menos mal, no quiero que le pase nada.

—No te preocupes se ve tan hermoso con el primer día—dijo siquiera sin pensarlo y de inmediato se ruborizó—Dani perdón no quise decir eso, no quiero incomodarte, perdóname—dijo tartamudeando un poco por los nervios.

—No pasa nada Ren no te disculpes, no hay motivo, muchas gracias—dijo con una voz de ternura. Se acomodó la bata con ayuda de Renata y a los pocos segundos llegaron sus padres.

—Hija ya están los de los funerales recogiendo el cuerpo, deberíamos irnos para que te arregles e irnos al funeral, si puede irse cierto Renata?

—Si Sra por supuesto ya el Dr Nájera dejó indicada el alta, se puede ir en el momento que guste, solo hay que retirar las suturas en 7 días.

—Perfecto entonces vámonos hija.

—Si gusta mientras se viste iré a buscar una silla de ruedas para acompañarlas a la salida.

—Oh Ren no te apures seguro puedo caminar.

—Seguro que si pero por políticas del hospital no puedes caminar hacia la salida, permíteme un momento y en seguida las acompaño—diciendo esto salió en busca de la silla de ruedas y al volver ya estaba lista Dani, le ayudó a sentarse y ella misma la llevo hasta la salida, sus padres se habían adelantado por el carro, llegaron a la puerta de entrada y le ayudó a Dani a ponerse en pie, se abrazaron.

—Dani lamento mucho que nos hayamos vuelto a ver en estas circunstancias, siento tu pérdida, cualquier cosa en la que pueda ayudarte por favor llámame aquí está mi tarjeta, no importa la hora ni el lugar, prométeme que cualquier cosa me llamarás.

—Está bien Ren te lo prometo y muchas gracias por todo lo que haz hecho.

—No agradezcas, te veo en 7 días para retirarte los puntos ok?

—Si claro aquí estaré.

Se despidieron con un beso, quizá por accidente o quizá no pero quedó sellado en la comisura de los labios. Dani sin decir nada se subió al carro y Renata la vió partir con un mar de sentimientos encontrados y una tormenta de mariposas en el estómago, después de 10 años volvió nuevamente a sentir esa revolución.