Lo que da de si una tarde de compras
Una tarde de compras y el morbo de probar cosas nuevas, nos llevo a practicar dogging en un lugar más que original.
Dogging en el laberinto.
Una tarde de compras acaba en una experiencia de lo más caliente y morbosa.
Como ya he dicho otras veces, vivimos en Logroño. Ciudad en la que hay de todo que te pueda interesar. Ya hace unos años que me interese por el tema del dogging. Mi curiosidad, fue satisfecha en parte con una experiencia muy placentera una noche que andaba esperando la oportunidad de probar algo nuevo en una zona que se llama: los pinares de Venecia, fuí invitado a entrar en el asiento trasero de un Seat León, para follarme a la propietaria mientras, su marido y cuatro tios más, nos miraban desde afuera, con las manos en las pollas y dándose sacudidas hasta acabar corriéndose al ver semejante espectáculo.
Con aquello sacié mi curiosidad momentánea de experimentar cosas nuevas, al margen de mi entonces fracasado matrimonio.
Ahora y con mi nueva pareja, estamos descubriendo y cultivando nuevos morbos juntos. Al hablarle de todo mi historial sexual, el dogging llamó su atención, tanto tanto, que el siguiente fin de semana me propuso ir de compras.
Que te parece el ir de compras esta tarde? - Me preguntó con una sonrisa que interpreté como maliciosa.
Vale, me parece bien. Y esa sonrisita?
Tengo una sorpresa para ti. Van a ser unas compras con final feliz.
No me quiso contar nada más, solo que iríamos a un centro comercial que hay al lado de un polígono. Ibamos bastantes veces allí, por lo cual no me extraño.
Era una tarde de agosto y el calor hacia que en el centro comercial se estuviese muy bien. A eso de las diez de la noche y casi a punto de cenar allí mismo, recibió un mensaje al móvil.
Bueno, nos vamos, coge el coche y conduce. Yo te guío.
Quien era? - Le pregunté.
Ahora lo verás, te gustará. Conduce y calla. -Me dijo mientras montaba en el coche me comía la boca y me tocaba la polla por encima del pantalón corto.
Puse mi Jaguar XF en marcha y arranqué. No conocía el destino, lo único seguro era que iba a disfrutar, y mucho.
- Entra en el polígono y ve hacia al última calle. - Me dijo.
Obedecí e hice lo que me dijo. Me indicó que fuese hasta el final de la calle. Paré el coche y antes de salir de el me dijo:
- Espera un momento que vamos a calentar motores.
Nada más decir esto me abrió el pantalón y bajando el calzoncillo dejo mi polla mirando el techo. Se agachó y se la metió a la boca para empezar una mamada que me hizo tensarme en el asiento de mi coche.
Al poco de estar así, unas luces aparecieron a lo lejos.
- No te preocupes, seguramente viene nuestro acompañante. - Me dijo mientras se dedicaba a masturbarme mientras miraba las luces acercarse.
Un coche paró delante nuestro y de él se bajó una pareja que se puso a andar hacia una zona llena de setos altos, la cual me aclaró mi chica era laberinto.
El tenía un mano en el culo de ella, que vestía más que provocativa que María, diría yo.
Nos bajamos del coche y seguimos a la pareja que se adentraba en el laberinto perdiéndose entre los setos. Después de cinco minutos de andar, llegamos a una especie de plaza que hacía de zona central del laberinto. Al llegar vimos a la pareja que nos precedía en un banco. El estaba de pie con la polla fuera y ella estaba sentada haciéndole una mamada de escándalo.
Nos acercamos a ellos,mi chica se soltó de mi mano y acercándose al tío, se empezó a enrollar con él. La mano de éste fue a parar directamente al culo de María, mientras le devoraba la boca.
Cuando se separaron, ella le dijo:
Hola Carlos.
Hola Maria, te presento a Paola. Sabe todo lo nuestro y esta deseando conocerte.- Dijo el desconocido.
Hola Maria.-Dijo la otra chica levantando la cabeza y sacándose la polla de la boca.
Entonces me acerqué y alargando la mano hacia el nuevo macho, le dije:
Me llamo Javi y soy la pareja de Maria.
Encantado Javi. Así que tú eres el nuevo amante de Maria. Soy Carlos.
Mi chica se puso a mi lado y poniéndose en cuclillas sacó mi polla y se puso a chuparmela. Lo hacía con ganas, una mamada muy intensa, húmeda y profunda. Por la otra parte, la chica se había tumbado y Carlos estaba de rodillas comiéndole el coño, por los gritos de ella, el debía ser muy bueno. Se corrió entre gritos y gemidos, cosa que su amante aprovechó para ponerse de pie y quitarse la ropa de cintura para abajo. Pude ver su erecto pene, tenía un pollón enorme, no mucho más largo que el mío pero si muy ancho y con las venas muy marcadas. Yo hice lo mismo y me quedé desnudo. Mientras me quitaba los pantalones. María aprovechó y acercándose a Carlos, se metió su polla en la boca. Apenas le cabía la punta de ese pollón, pero mi chica, que es una experta mamadora, recorría todo el tronco con la lengua y le regalaba una buena ración de saliva.
- Que bien la chupas. Casi no recordaba tu lengua, y tus mamadas. Mmmmm. - Le dijo Carlos mientras ponía una mano en su cabeza y sujetándose la polla se la metía en la boca.
Que le dijera eso me decolocó. Ya se conocían y parece que muy íntimamente. Lejos de ponerme celoso, mi polla todavía se puso más dura. Me acerqué a mi chica y le puse la polla cerca de la boca. Se sacó el pollón de su amigo y cogiendo las dos pollas con la mano, empezó a chuparnoslas a los dos alternamente. Mientras, Paola estaba en el banco recostada y masturbandose mirando la escena sin perder detalle.
Cuando tenía nuestras pollas a punto de estallar, paró y levantándose, se quitó el tanga y se subió la minifalda hasta la cintura. Se apoyó en el banco y con el culo en pompa, se volvió hacia nosotros y con una mirada de zorra que no había visto nunca dijo:
Cariño, follate a Paola que yo quiero sentir ese pollón abriéndome en canal.
Ahora mismo.-Le dije.
Ven aquí Javi. Que tengo el coño listo para ti.-Me dijo Paola.
Carlos no dijo nada. Se acercó a mi chica por detrás y sujetándola por la cintura le puso la punta de su enorme polla en la entrada del coño. Empezó a empujar y la cara de mi chica se desfiguró soltando un grito de dolor mientras decía:
Me vas a partir en dos cabrón.
Me has echado de menos ehhh? - Le dijo Carlos mientras seguía empujando hasta tenerla toda metida dentro.
Me quedé embobado mirando la escena con una erección de cabello hasta que una mano me sacó de mi trance.
- Ven aquí que nosotros también nos vamos a divertir.
Mire hacia abajo y acto seguido Paola se metió mi polla en la boca. Se la metió toda hasta que su lengua rozó mis testículos. Le cabía entera. Era una experta en el arte del felatio. Mientras tanto mi chica ya se había corrido entre gritos de placer.
Dios que bueno. Fóllame más fuerte cabrón. Rómpeme el coño. -Le decía mientras ponía los ojos en blanco.
Te voy a reventar zorra. Te voy a llenar de leche. Como a ti te gusta.
Yo por mi parte me senté en el banco y le dije a Paola.
Vamos, móntame que quiero notar tu coñito.
Pues claro semental. - Dicho esto subió sus pies al banco y agarrándose de mi cuello se dejó caer hasta empalarse en mi polla, que para entonces parecía que iba a reventar.
Por su parte mi chica y Carlos cambiaron de posición. Carlos se sentó a mi lado y María se puso igual que Paola. En el mismo banco y en la misma posición, nuestras amazonas se dispusieron a cabalgarnos. He de decir que Paola era una experta folladora, se movía a la perfección, pero María estaba disfrutando mucho más, por las caras que ponía. Saltaba y se movía en círculos, buscando los orgasmos uno tras otro. Por mi parte estaba siendo follado con una maestría insuperable.
- Me voy a correr. Ahhhh. Siiiiiii. - Gritó Paola a la vez que empezó a convulsionar a la vez que su vagina exprimió mi miembro como si una mano lo apretara.
Al oír esto mi chica aceleró el ritmo al que se follaba a Carlos y esté al notar tanto estímulo, también empezó a correrse en el coño de Maria, la cual se quedó quieta y estrujando con los músculos de su vagina, la polla de su amigo. Le sacó hasta la última gota de leche que salió de ese pollón.
Paola al correrse, se quedó abrazada a mi cuello y me dijo:
Después de un orgasmo así. Necesito descansar un poco para recuperarme.
Pues parece que Carlos también. - Le dije.
María bajó de encima de su eventual amante y le dijo a Paola:
- Déjame a mi chico que ahora quiero su leche.
Paola bajó de encima mío y acto seguido, mi chica ocupo su lugar.
- Ahora fóllame tu. Tengo el coño muy abierto, como a ti te gusta. - Y sujetando mi polla con una mano se sentó en ella, enterrándola hasta adentro sin ningún tipo de resistencia.
Un gemido se escapó de mi boca al notar ese calor tan conocido por mi. Pero esta vez algo había cambiado. Casi no podía notar su vagina de lo dilatada que la tenía. Además Al comenzar a moverse sobre mí, el semen que llevaba dentro empezó a salir, escurriendo por mi polla y mis huevos hasta llegar a mojar el banco.
Carlos y Paola eran ahora nuestros espectadores. Paola pajeaba lentamente a Carlos que le acariciaba el coño también muy despacio.
Si sigues así no voy a aguantar más. - Le dije a María, mientras notaba como una ola de calor me subía desde el pubis abrasando todo mi cuerpo.
Pues correrte y lléname de leche tú también. -Y diciendo esto, aceleró sus movimientos hasta que notó como mi polla se hinchaba en su interior.
Al sentir esto tuvo un orgasmo que hizo que su vagina se estremeciera y estrujara mi polla hasta que empecé a lanzar chorros de semen en su interior. María mordió mi cuello y se quedó quieta encima mío.
Carlos y Paola aplaudieron y gritaron a coro.
- Vaya polvazo. Yuhuuuuu.
Nosotros nos quedamos mirándolos exhaustos como estábamos y María bajó de encima mío. Al hacer esto, un chorro de semen salió de su coño llegando hasta su rodilla. Nos miró y dijo.
- Me habéis llenado de leche. Os parecerá bonito. - Y se echó a reír.
Los cuatro acabamos entre risas. Estuvimos un rato hablando y entonces me enteré que Carlos había sido amante de mi chica cuando aún estaba casada. Y que no era la primera vez que habían estado en ese laberinto follando.
Pero si que reconocieron que había sido la más placentera y morbosa.
Nos fuímos hacia el coche. María no se había limpiado ni secado y el semen le llegaba por el tobillo. Pero me dijo:
- No me lo pienso limpiar hasta que no me vuelvas a follar. Vamos a casa que me siento muy zorra esta noche.
Y despidiéndonos montamos en nuestro coche y nos fuimos a nuestra casa, donde seguiría noche de morbo y sexo, casi hasta el amanecer.