Lo que bien empieza bien acaba

Como ya sabéis mi comienzos no pudieron ser mejores; fue una iniciación espectacular al aire libre y a pleno sol. Esto solo podía acabar bien.

Fiestas de toma pan y moja no suele haber muchas, bares y discotecas “de ambiente”  son pocas y acaban pareciéndose todas, aunque sean de las que tienen cuarto oscuro. Al cine porno se puede ir de vez en cuando. ¿Entones qué?. Hay que buscar y encontrar nuevos horizontes. Y eso es lo que hice; me acordaba con cariño de mis primeras experiencias en la piscina y con un rebaño de cabestros. Aquello tuvo algo que no he vuelto a tener; sexo al aire libre y con mucho sol. Para eso soy como las lagartijas, tumbadas al sol y dejando fluir el tiempo.  Por cierto, ¿alguien sabe si las lagartijas follan al sol, o se esconden antes en su cueva?.

¿Dónde puede ser eso de sexo al sol?. Fácil, en playas nudistas o gays o mejor las dos cosas juntas Por aquella época y como ya os he contado yo ya tenía tetas, ni grandes ni pequeñas, proporcionadas a mi figura. Así que me informé en la red y encontré lo que necesitaba, una playa nudista pero nudista de verdad; no de esas donde por cada nudista hay 37 textiles que van a mirar. En un extremo de dicha playa solían reunirse homosexuales nudistas, la mayoría hombres, aunque no faltaban parejas lésbicas.

Me subí a mi cochecito y enfilé la carretera; cuando ya debía estar llegando vi la indicación, “Merendero Carmina, no se admiten comidas de fuera”. Allí me desvié por por caminos de tierra y me perdí. Vi a una mujer caminando: “Oiga ¿la playa nudista?;” “La playa de la gente en pelotas sigue recto y luego a la derecha; la de los maricones está más adelante”.  Muy fina la bruja.

Dejé el coche en el aparcamiento, o sea, un trozo de playa llena de basuras y condones (usados claro). Saqué la bolsa con la toalla y otras cosas, me acerqué a la arena y allí me “equipé”, es decir, me puse el uniforme de nudista: gafas de sol y gorro. En mi caso el tanga no se separó de mi cuerpo serrano.

Me daba apuro mantener el tanga en la playa cuando todos, incluyendo niños y abuelas,  iban en pelotas.  Me senté encima de la toalla y me dispuse a ponerme crema de protección solar, una vez bien embadurnada saqué un libro y me puse a leer. Lo de leer es una estrategia que usa todo el mundo; aprovechando el anonimato de las gafas de sol todo el mundo mira hacía todos lados. A mi lado  charlaban dos jamonas  con el coño depilado, pubis prominente y tetas caídas. Desde luego, el chocho lo  tenían ambas de champions; de esos que da gusto lamer y con la rajita cerrada, para evitar que entrara arena.

A pleno sol ambos chirris lucían espléndidos, tanto que yo me pregunté si en vez de almejas no serían ostras, ¿podrían ser de las que llevan perla dentro?, Pero claro si no me las dejan lamer no lo puedo averiguar. Ahí se  me desbocó la imaginación y empecé a ver con claridad cómo le lamia el chocho a la que tenía más cerca; de abajo arriba una, otra, otra más tratando disimuladamente de meter la lengua para encontrar la perla. Pero la muy puta apretaba los labios  que, todo hay que decirlo, parecían demasiado carnosos para no haber requerido la ayuda del cirujano. Yo sabía que se inyectaba silicona en los morros pero no en los labios.

Decidí dejar de soñar y volver a la realidad. Un tío situado algo más hacía el agua,  se dedicaba a lo mismo que yo; mirarlas (más bien a los dos chochos) sin descanso. Me imaginé al tío con las dos; mientras penetraba a una por el culo y se morreaba con la otra. Ahora mismo se va a poner boca abajo, no va a aguantar la presión; y así fue, aunque con variaciones. Como el que no quiere la cosa se tapó el pinganillo con un extremo de la toalla (la caldera empezaba a echar humo) pero cuando la tienda de campaña empezaba a insinuarse se tuvo que dar la vuelta poniendo la panza sobre la arena;  y las dos jamonas soltaron unas risitas. Noté como apretaba las caderas contra la arena; aprovecha,  me dije a mi misma, y haz un agujero en el suelo para plantar la sombrilla.

Al cabo de un rato me levanté, me coloque la toalla sobre los hombros que disimulara un poco mis pechos y caminé hacia la zona de homosexuales. La diferencia ahora es que todos me miraban de cintura para abajo y antes me miraban entera. Me quité el tanga y con una mano alargué disimuladamente la polla para que luciera larga y rozagante. Me jode la gente que la luce arrugada.

Seguí  caminando por la arena hasta  llegar a la linde de los campos de cultivo, donde se veía una zona no cultivada; era la parte comprendida entre una acequia y la playa, zona algo agreste con unos pocos pinos y un cañaveral muy tupido. Veía a dos tíos en pelotas con una cerveza en la  mano y hablando entre ellos;  lo que había detrás no alcanzaba a verlo bien. Cuando estuve más cerca vi que uno de ellos me hacía con la mano señas de que me acercara. Y así lo hice, entonces distinguí el resto de la escena sado que se estaba desarrollando. Un hombre con collar al cuello y una correa que sujetaba el collar al tronco de un árbol estaba doblado por la cintura y haciéndole una mamada a otro plantado delante. Detrás del esclavo un tío le estaba echando un polvo y, otro más esperaba turno. Todo el mundo estaba en  pelotas. En eso vi venir por el caminito de enfrente a un viejo muy alto que parecía ir buscando algo o a alguien;  cuando divisó la escena que tenía lugar delante de mí, cambió la de dirección y se fue directamente a situarse “en la cola”; era evidente que sabía adónde iba y a que. Yo veía que al viejo se le iba poniendo la polla en posición de firmes ¡ar!. Era la primera vez que presenciaba una escena de ese tipo. El del polvo  acabó, se apartó y dejó su sitio al siguiente, que sin pensárselo dos veces, la metió hasta el fondo y sin contemplaciones. Le debió doler al propietario del culo por el movimiento que hizo; así y todo siguió mamando la misma polla, debía estar bien entrenado. Por cierto, la polla que el esclavo tenía dentro de la boca no parecía reaccionar. Cuando acabó el de detrás, le llegó el turno al viejo que hizo lo mismo, pero tuvo que doblar ligeramente las rodillas ya que era bastante más alto. Allí acabó la película; a mí el rollo sado no me va y mientras uno de los “amos” me seguía haciendo señas de que fuera a echar un polvo, me di la vuelta y me aleje de allí.

Obligué a mi cerebro a olvidar lo que acababa de contemplar y centrarse en lo que estábamos; es decir, a  buscar sexo placentero y bajo la luz del sol. Y allí iba yo sintiéndome leona en busca de la cabra. Dicen los moros que si quieres cazar un león antes tienes que atar una cabra, por tanto el problema de cazar el león empieza con encontrar la cabra. Alguna cabra encontraría yo aquel día, me animaba a mí misma. No tardé  mucho en verla.

A lo lejos se veía alguien bajito pero con muy buen cuerpo, seguí caminando y cuando ya estaba más cerca noté que era una mujer como yo (es decir, mujer completa con polla y tetas); y que al ser más baja si parecía mujer biológica. Hay que reconocer que tenía una cara muy bonita y sobre todo muy femenina. Su estatura, de unos 1 m 68 cm, era una medida habitual en una mujer biológica. ¡Que suerte! Pensé, llevaba un tanga solamente, los pechos eran pequeños, no eran implantes, eran (o debían de ser) producto de las hormonas. No siempre el refranero dice la verdad; teta que tapa la mano, no es teta es grano, porque aquello granos no eran. Me acerqué y cuando estuve cerca aproveché que levantó la cara para saludar  y le pregunté si me podía sentar a su lado que estaba sola. Me dijo que sí con la cabeza y empezamos a hablar. Cuando ya habíamos intimado, decidimos ir juntas a un chiringuito que se veía cerca a comernos una paella acompañada de sangría. Tomamos también café y decidimos volver a la ciudad cada una con su coche y a su casa para arreglarnos un poco y salir a dar una vuelta. La vuelta la dimos y las revueltas también, pero estas sobre mi cama….  dimos  muchos revolcones  toda la noche… y las siguientes.

Lo revolcones todavía duran ya que somos pareja estable Ya no tengo que ir por ahí en busca de pollas y culos. Tengo una hermosa pollita y un agujerito para esconder la mía que no son ninguna cosa del otro mundo pero el conjunto  es TODO MIO. También pongo en común y como bienes gananciales, mi polla y mi culo que solo los DISFRUTA mi amiga. Cuando después del trabajo llegamos a casa  nos hacemos una comidita, luego vamos a la cocina y nos preparamos la cena. Después de la cena….. ¡si quieres saber más bájate un video porno!.

Ah y se me olvidaba decirles antes de despedirme para siempre, que  desde hace algún tiempo tengo un nuevo D.N.I. Me costó un huevo en viajes al juzgado, al gestor y a la abogada. Por supuesto, entre todos  me sacaron un pastón que dejó mis finanzas más que miserables. Encima la borde de la jurista, cuando ya tenía la pasta dentro del bolso me propuso cobrar otra vez, pero en especie. Le propuse un descuento, se negó y se quedó con las ganas. Así que ya sabéis, en el D.N.I. donde pone nombre dice SUSANA. Si alguna vez nos vemos espero que me llaméis SUSI.