Lo que aprendi contigo

Es un cuento de una chava que le faltan cosas por vivir, es escritora, pero no puede relatar un tema en especifico, Larissa la ayuda a explorar y conocer ese lado

Tengo una temporada sintiendo que algo le falta a mi vida.  ¡Que curioso! Soy escritora, doy vida textual a mis personajes, reflejo las angustias, corajes, experiencias y vivencias de mi vida cotidiana, en mis creaciones literarias, pero me es imposible reflejar el amor, ¿Será requisito haberlo sentido?, ¿Acaso debo amar o mínimo haber amado a alguien?, me frustra la insatisfacción de sentir incompletos mis textos, y de sentir un vacío en mi ser, el cual no logro identificar.

Carolina, cuando a distancia convirtió en abuela a su madre, descubrió que todos sus años con capacidad de juicio propio, había inculpado a su madre la falta de atención.  Su madre  había cuidado de ella y sus ocho hermanos, lavando ajeno, alimentándose de sobras de comida de casas para las trabajaba en labores domésticas; sin queja de la vida, ella siempre tenia una frase de consuelo para cada uno de sus hijos, quienes la recibían con quejas presentadas a ella de manera oral y no precisamente con las formalidades que debe llevar, siempre eran a gritos, en forma de reclamos, y cuando bien le iba, con lágrimas.  A cambio ella atendía a cada una con una sonrisa, un beso y un abrazo.   Carolina había olvidado la última queja a su madre, concluyó que era tiempo perdido, la situación económica no mejoraría y ella seguiría siendo la excluida de su grupo de amistades.  Sus vanas expectativas la hicieron acudir a otras maneras fáciles de obtener lo que con su madre obtendría de mala calidad y para compartir con el resto de la familia.

Había concluido su nivel medio de estudios, Carolina no quería asistir a la escuela nocturna que su madre había sugerido; por la mañana un empleo con el cual ella pudiera pagarse sus estudios y por la noche estudiar.  Era frustrante para una adolescente de 18 años tener que privarse de diversiones que sus amigos tenían, definitivamente no quería hacerlo. Odiaba que hubiese concluido su ciclo escolar, porque la escuela y el pretexto de salir a hacer tarea, era perfecto para asistir lo menos posible en casa, siempre había invitación con alguna de sus compañeras a comer con ella, platillos que no era posible con su madre, asistir en una habitación exclusiva para sus amigas sin interrupciones de hermanos peleando por la ultima pieza de pan.  Habían transcurrido unos días desde el acto académico de clausura, Carolina estaba sentada en la banqueta mientras con gis dibujaba el océano, tal cual lo había visto en una fotografía del libro de Geografía, se detuvo un coche, en él viajaba su ex compañera Lucía, su novio y un amigo de su novio, el amigo era algunos años mayor que ellos

– Carolina, vamos a la ciudad, Toño dice que podremos trabajar como edecanes en una empresa que realiza eventos, ven con nosotros -  le hizo la invitación Lucía.

-No lo se, mi mamá llega a las 3 – contestó dudosa

-Carolina,  no seas tonta, aquí vas a terminar igual que tu mamá, siento una gata

Carolina volteó a ver por última vez su casa y se fue, dejó escrito con gis su despedida.  Las primeras semanas el trabajo era excelente, los ingresos eran buenos, el problema apareció cuando los gerentes de las distintas oficinas distribuidas en algunas ciudades comenzaban a dar el turno a las edecanes que fueran amables con ellos.  Carolina tuvo que acceder, no por su propia voluntad, la violencia verbal comenzaba a aparecer, pero en esa etapa aún había la posibilidad de negociar con palabras halagadoras a los jefes, lo doloroso llegó cuando la fuerza física y amenaza lograban el sometimiento, y sí, hasta que después de unos años resultó embarazada y la despidieron….

En ese cuento me pareció muy duro la humillación que llevó Carolina, así que le cree un final de aprendizaje con oportunidad a mejorar su situación y ayudar a su madre.  Me parece irónico haber sentido esa comprensión de una hija por una madre, repitiendo la historia, tengo casi 30 años, y no he repetido para nada lo que mi madre hizo conmigo.  Mis padres se casaron muy jóvenes, lo sé, por mi causa aunque hayan dicho que no.  Al final de cuentas terminaron volviendo a Chicago dejándome aquí porque no han podido arreglar mis papeles, pretextos solamente.  Creo que me hubiera gustado que mi madre fuese así, a pesar de sus problemas siempre hubiera tenido el amor para escuchar mis quejas, no de mis hermanos, porque no tengo alguno, si no mis quejas tontas de lo que me hacían mis compañeros en clase.

¡Oh por Dios!, son casi las tres de la tarde y aun estoy en casa.  Me citó Larissa para una entrevista, el comité leyó aprobó mi propuesta literaria para que mis relatos se publiquen en una revista mensual.  Me veo en el espejo “No voy mal” pienso, visto jeans, zapato de tacón pequeño, blusa algo delgada negra y saco negro, pelo suelto “el pelo suelto me han dicho que me hace ver madura, así que seguiré el consejo”.  Al llegar al restaurant que me citó, me quede por segundos parada frente a la gran puerta de cristal, me revise mi atuendo, no estaba  muy convencida, reaccione que no podía permanecer mas tiempo de pie observándome y entré.  A unos metros, en una mesa para dos estaba una mujer haciéndome un saludo con la mano, sonreí y caminé hacia ella “no creí que las mujeres bonitas tuvieran la cualidad de redactar y corregir, normalmente tienen puestos en recursos humanos o diseño de modas” pensaba mientras se ponía de pie y me saludó de beso en la mejilla “me ha besado y huele rico, ay no, y eso que”

-          Te preguntaras por qué te he citado aquí y no en la oficina – comenzó Larissa – me tomé la libertad de presentarle tu bosquejo a una socia, tienes potencial, por lo que independientemente de la revista, te quiero proponer trabajar con nosotras.

-          No tengo ningún problema en trabajar en ambos lugares – le respondí “en realidad que mas da; aquí o allá, o aquí y allá” – solo necesitas explicarme en que consiste, ahora no tengo empleo y podré con los dos.

-          Traje el contrato de la revista, te lo llevas a leer a tu casa y mañana pasas a firmarlo -  me lo dio mientras con su otra mano apretó la mía ¡Dios! ¿Qué le pasa? Tal vez la frívola esfera en la que se desenvuelve la hace ser ñoña.

Cuando me disponía a leer el contrato recordé su cálido saludo, y si, lo admito, sonreí.

Nadie podía hacer sonreír espontáneamente a Paquito ó que brotara de su inerte rostro una expresión de felicidad, con 8 años de edad, cualquier niño sonríe orgullosamente ante una frase “Que bien quedó tu dibujo” “hoy fuiste el mas veloz de la carrera”

Paquito era el niño diferente de su clase, sus compañeros no lo incorporaban a sus equipos de trabajo, ninguno lo invitaba a jugar en el receso y la maestra siempre hacía lo posible para convencer a sus compañeros de que lo trataran igual.  La psicóloga del colegio entrevistó a su madre, platicaron sobre la conducta del niño, sus hábitos en casa, convivencia con demás familiares y amigos, pero el niño vivía cautivo de sus padres, no querían que nada le pasara, era el único hijo logrado después de 4 abortos y un hermano que solo vivió 3 meses después de nacido.   Un día, la clase salió a hacer exploración de campo, todos los niños se sentían emocionados porque harían practicas fuera del salón y la escuela, los acompañarían algunos padres de familia, el destino del viaje era el parque ecoturístico de la Sierra Leona, ya que era una reserva ecológica en la cual se podía apreciar vida mariana, en el lago, y vida silvestre.

-Atrapé un pescado – gritaba un niño mientras enseñaba el pez como trofeo, muriendo fuera del agua – lo llevare a casa para comer – se burlaba mientras los demás compañeros no podían atrapar alguno.   Paquito miraba sin parpadear los últimos movimientos del pez antes de quedar completamente inmóvil.

-Yo gané – se presumía otro compañerito, acababa de ganar competencias en llenar bolsa de plástico con agua y lanzarla al lago lo mas lejos posible. Paquito alcanzaba a ver que en esas bolsas iban algunos renacuajos que una vez lanzados al agua se sumergirían en ellas y jamás lograrían convertirse en ranas.

-¡Que asco! -  gritó una niña mientras tiraba junto a los pies de Paquito una flor con un largo tallo – Niño bobo, es igual de asqueroso que tu – se fue la niña corriendo, él miro la flor, no veía algo desagradable que le provocara malestar a su compañerita, levantó la flor pisada y casi destruida para observarla con detenimiento, se le cayó lentamente en movimiento oscilatorio un pétalo, no lo levantó, solo lo vió posarse sobre su zapato de gamuza, especial para montaña, giró un poco del tallo la flor y descubrió una especie de masa café pegajosa que se movía, se preguntaba qué era, en eso volvió la misma niña quien con una rama le tiro de las manos la flor, la dejó tirada el tiempo necesario mientras ella se alejó, la tomó con mucha cautela, saco de su mochila el termo donde llevaba su agua y colocó ahí la flor.

Al llegar a casa su mamá casi le hace una limpieza general y casi lo mete en cuarentena. En su recamara recordó sacar la flor, la coloco cerca de su ventana mientras observaba aquella masa color café fusionado con gris que se movía, la coloco junto a su ventana, le daba el frio y paraba de moverse, así que cerró su ventana y se dispuso a dormir. Por la mañana corrió a ver aquella flor ya seca, su sorpresa fue ver la aquella masa que parecía lodo seco comenzándose a quebrar, ya no se movía como si fuera lodo húmedo, se sentó paciente a observar, comenzaban a caer costras de tierra sobre su escritorio de tareas junto a la ventana, y algo se movía dentro, por fin quedó descubierto parte de lo que se anidaba adentro, era algo de colores amarillo con negro, estaba hecho bolita, y comenzaba a estirarse de él telitas suaves, por fin extendió sus alas, Paquito sonrió, salvó la vida de una mariposa, algo que parecía asqueroso resulto ser un bello ser…

Paquito se identificó con la mariposa, uno puede ser un ser desagradable para muchas personas pero para alguien podemos ser una mariposa, definitivamente ¿En que pensé cuando lo escribí?, fue hace tanto tiempo que ya no lo recuerdo, tal vez cuando Melisa, la porrista, me dijo que era una loca escribiendo fases en el periódico mural, ó cuando me incorporé al grupo ecologista y nos citaron para hacer manifestación en contra de la tala de árboles para la construcción del nuevo fraccionamiento y la constructora repartió sobres blancos a todos los que fuimos, se los rompí en la cara, a cambio de una burla colectiva de la cual tuve que colocar mis audífonos y subir a todo el volumen, ¿será que no encuentro mi lugar? Analizándolo bien, las dos amigas con las que contaba a la hora de presentar trabajos en equipo tenían sus novios y pasaban el tiempo platicándome de ellos y de amigos para que yo me interesara en alguno, pero cuando los conocía, no intercambiábamos número celular o correo electrónico.

Larissa y yo hemos logrado una excelente química laboral en estos primeros meses, me ha pedido que le dé el honor de ser la primera en leer mis relatos, de hecho ella le la correspondencia electrónica de mi correo en la web de la revista, a mi no me interesan ¿Qué puede decirme alguien que solo me lee y no me conoce?, me ha bastado y sobrado con la opinión de ella, y vaya que no imagine decir eso, siempre quise escribir para interferir un poco con mis textos en situaciones personales de mis lectores, ahora ya no.  No ha sucedido lo mismo con Laura, la colega de Larissa, al incorporarme con ella parecía que esto fluiría como agua de arroyo, pero todo ha empeorado, ellas dos discuten mucho, de hecho Laura se sale de la oficina cada que llego con Larissa, hoy lo hizo, atravesó la puerta mientras dijo que no la hacíamos pendeja, ¿Qué le pasa a esta tipa? Me pregunte en silencio porque Larissa se había sonrojado, yo estaba sentada en el escritorio y aunque ella estaba dando la espalda a la luz de la ventana, logre ver el color de sus mejillas

-No le hagas caso, no andan muy bien sus finanzas y trae problemas con su pareja -  me lo dijo acercándose a mi oído, me estremecí, el aire caliente que emanaba su boca lo percibía en mis bellos de la piel ¿por qué se acercaría a mi para decírmelo? Laura ya no podía escucharnos, sin embargo estos meses me ha sentado muy bien su compañía, de hecho paso mas tiempo con ella que con mi gato, que seguro me ha de extrañar, pero hay algo distinto con ella, a pesar de ser una mujer muy hermosa, no está hueca como la típica mujer sexy cotizada para llevarla a la cama, además, en todo este tiempo no le he visto salir con algún pretendiente, siempre soy yo, y en algunos días que no me avisa donde está pero sé que no está en su casa porque he pasado a buscarla y encuentro todo apagado, por mensaje me contesta que está en casa de Laura.

-Te gustaría ver en mi casa alguna película, no se, preparar algo para la cena y… - me estoy escuchando como una perfecta tonta – Llevare una botella de vino tinto que compre y no la he abierto – interrumpió – No puedes decirme que no, todo escritor bebe vino tinto y fuma  - lo dijo con un acento de alegría que caracterizó la frase, es cierto, mi escritorio tiene tatuajes d cigarro que no puede quitar.

Había hecho el aseo de mi departamento con mucho esmero ¡Oh Dios! Si cada que lo hago es una renegadera conmigo misma por no poner la ropa sucia en su lugar, dejar acumular la ropa arrugada en el sofá de la recamara, usar los vasos para tomar agua y dejarlos como exhibición sobre la mesa, dejar en fila india los zapatos que he usado a lo largo de la semana; esta vez fue distinto, de hecho me siento entusiasmada, seguro que ha de ser porque tendré visita, la ultima persona que estuvo en mi casa unos momentos fue el chavo que levanto el censo. Vi el reloj, no dilataba en llegar Larissa, me quite el mandil de aseo y en eso tocaron la puerta, me invadieron los nervios “esto definitivamente es extraño” pensaba en mi misma “solo comeremos juntas como lo hacemos en la oficina” me acerque a la puerta y respire profundo, la abrí, ¡wow! Ahí estaba, con sus dientes como tarjeta de presentación exhibidos por unos labios hermosos que quise besar “cielos, acabo de pensar en besarlos, siendo que no me gustan las mujeres” su maquillaje le venia en juego a sus aretes  y blusa de botón que dejaba ver en escote la figura de sus pechos, me quede parada observándola de cabeza a pies, y ella estaba como maniquí, sin moverse - ¿algo no combina?- me preguntó mientras me hizo reaccionar que debía dejarla pasar, no pude evitar ver su figura caminar frente a mi, sus caderas perfectamente delineadas por la falda ajustada a la rodilla que vestía.

-          Justo a tiempo, acabo de apagar el horno, el pollo ya esta cocinado – le dije mientras ella se dio la vuelta y me beso la mejilla, pero mas que mejilla, sus labios rozaron los mios

-          Hoy comprobaré que tan bien te queda mi platillo favorito

Mientras comíamos ella mostraba empatía por mi guisado, mi departamento y hasta mi pequeña cocina que parecía de la casa Barbie que una navidad me regalo la abuela.

-          ¿No te parece que sería buena idea que incorporaras algún relato de amor o pasional en la revista? – me preguntó con cara de intriga

-          No lo he pensado- simplemente me salió la frase -  Nunca he escrito algo así, normalmente plasmo situaciones personales o que imagino le pasan a personas que conozco – explique, aunque me vino a la mente aquella descripción que escribí sobre mi pareja perfecta, y sinceramente nunca especifiqué el genero “Que no me diga, que me enseñe; que no me compre, que me gane; que no me toque; que me acaricie, que no me ame; que me haga responder al amor”

-          Entonces, significa que eres de las personas que escriben de lo que viven – me lo dijo mientras se levantó, tomó agua y me tomo de la mano para levantarme, caminó entre la sala de mi departamento asomándose por cada puerta que miraba abierta, se paro frente a una – seguro este es tu cuarto –

Me hizo entrar como si fuese su habitación, cerro la puerta que quedó  a mi espalda y acercó su cuerpo al mío, colocó sus manos en mi cintura al mismo tiempo que miraba cómo se dibujaba mi cintura en ellas, volteó su mirada a mis ojos, yo estaba paralizada, una conmoción de sentimientos se disparaban de mi esófago ¿Qué me ocurre?, mi corazón casi se salía de mi pecho, ella acercó su oído para escucharlo, cuando se alejó rozo mi pecho con sus labios, y así de cercanos los caminó por mi cuello, mentón y mejilla hasta llegar a mi oreja, bajo sus manos para acariciar mis glúteos y recorrer mis piernas lo que el largo de sus brazos le permitió – Se de una mujer que toda su vida fue explotada como objeto sexual, ella se lo hacía por amor, quería tener alguien a quien serle importante y velara sus sueños al dormir, siempre le mentían y terminaban dejándola por alguien mas – me susurraba mientras una de su mano sentí desabrochar mis jeans, los bellitos de mi vientre se erizaron, cerré mis ojos, su palma de la mano se abría camino entre lo ajustado de mi panty y mi piel, y yo deseaba con desesperación que me tocara mi clítoris “yo lo deseaba” pensé, mojó mi oreja con su lengua, yo tome con mis manos su rostro y la besé con desesperación, respondió de la misma manera, mis manos querían tomar su piel como plastilina caliente y pegarla a mi cuerpo, pero sin previo a viso ella me aventó y salió del cuarto, me quedé parada, apenas y podía respirar, escuche que algo tomó de la cocina, seguro era su bolsa y se marchó.

Por la noche mil ideas revoloteaban mi mente, lo sé, son casi las tres de la madrugada, pero tomé mi laptop y comencé

…Ella era recepcionista de una firma importante, él se acercó a ella ya con una ventaja, él reconoció su belleza e inteligencia, pero también sabía el poder de su posición social sobre ella.  Obtuvo su primera cita con ella, le llevo a conocer lugares que no tan fácilmente se acceden cuando se vive de lo que se trabaja, aparte de adinerado, era amante del arte, tema que a ella le interesó porque también seguidora del arte en todas sus expresiones.  Ella venia de familia, su nivel social era medio, pero él la deslumbraba con sus cortejos y paseos.  Se enamoraba de ella,  y ella sabía de él la historia que quiso decirle. Conversaron del por qué ella a su edad, que muchas mujeres eran madres y esposas, seguía sola; ella fue casada, su esposo la abandono para irse con otra mujer, los hombres que se acercaban a ella solo buscaban sexo, y las primeras relaciones la hicieron comprobarlo. Ahora, parecía que las cosas funcionaban, entregaba su corazón, merecía ser feliz con él, el hombre que la trataba como reina…

Ya no ha vuelto a venir a casa, aunque sigue igual de amable conmigo en la revista, y en el negocio de Laura las cosas siguen igual, se secretean y luego Laura se aleja riéndose de mi o susurrando frases que no comprendo, me he acostumbrado a ignorarla, al final de cuentas con quien tengo la bonita amistad es con Larissa, pero me inquieta algo que he pensado ¿Por qué Larissa sigue trabajando con Laura? Su salario es excelente en la revista como para estar aguantando el mal humor y humillación que Laura nos hace, mejor dicho, me hace y a ella la pide que haga lo que sea su voluntad.

Hoy sábado, típico de levantarme tarde, al abrir mi mochila para iniciar a escribir, vi el cheque de Larissa, me lo entregaron porque ella salió antes de su hora, por lo que le marqué a su celular para informarle, pero no contestó, le marco a Laura para preguntarle si ha visto a Larisa, solo me responde fríamente que seguro está en su casa, que le marque directamente a ella mejor.  Con esa respuesta me ha quedado mas que claro no volver a marcarle, de hecho borrare su número.  Después de darme un baño y vestirme bien “la ultima vez que me vestí mejor que casual fue cuando Larissa vino”, algo me pasa con ella, pero tal vez es el cariño y costumbre de pasar juntas demasiado tiempo, fui a su casa pero no salió nadie, me senté en la banqueta a esperarla mientras escribía un poco mas

… Ella, con el paso de los días, meses, se convencía que él era el amor de su vida, su relación no estaba exenta de disgustos y malos momentos, pero al final de cuentas ella cedía, su carácter era complaciente, con un toque de sumisión innata, porque así parecía.  En la intimidad se soldaba su vínculo amoroso con acero, no había mayor placer que hacerse el amor como si fuese la primera vez, ya conocían el momento exacto en que desbordaban el cause de su rio de emociones, ya tenían tatuados sus labios en sus cuerpos, ya su cabello esperaba abrazarle a él su rostro cuando brotaba de las entrañas de ella el ultimo gemido para dejar salir melodía orgásmica que le cantaba al oído aferrándose a su cuerpo como si fuera la ultima vez que lo abrazaría…

Me desconcentró la cerradura de la casa, volteé mi mirada hacia arriba, Laura se despedia con un beso apasionado de Larisa, casi tropieza conmigo al salir, y burlonamente me dice adiós. Larissa se cubría el cuerpo con una toalla, su sorpresa de verme la hizo tartamudear y dudar en invitarme a pasar “ahora comprendo porque Laura se salía de la oficina diciendo incoherencias, ahora tienen sentido” – solo traje tu cheque, me tome el atrevimiento de venir a traértelo, disculpa no avisar, tu celular estaba apagado – le dije esperando mi rostro no delatara algo que ni yo sabía bien, cerró su puerta y volví a casa.

Un sancudo me hizo levantarme a encender la luz tres veces antes de matarlo entre mis manos, lo único que provocó fue volarme el sueño, cerré mis ojos para lazar alguna idea que me llevara a soñar, lacé una, a ella, la mujer que ha llegado a mi mente ¿Pero cómo es físicamente? Solo la conozco por su personalidad, y se me viene el rostro de Larissa, dejo mi idea fluir, es Larissa, de cabello obscuro y largo, tiene un estilo gótico, de complexión delgada, estatura alta, viste un blusón gris a la cadera, mallas negras, tacón alto y usa lente obscuro, la he visualizado, pasa caminando en mi escena mental, no me ha visto aun, pero el viento la obliga a voltear hacia mi, ya me miró, sonríe y camina hacia mi, su caminar es sensual, pareciera que flota, unos jóvenes que parecen estudiantes la miran pasar frente a ellos, pero no los ve, queda de pie frente a mi, quita sus gafas, no es la mirada de Larissa, al menos no la última triste mirada que vi cuando le entregue su cheque, ésta tiene una mirada penetrante, desborda sensualidad y deseo, me sonrió y abrí mis ojos, me doy cuenta que mi corazón late aprisa, y mi mano esta sobre mi panty, y mi panty está mojado.

Por la mañana tuve la sensación de sentir real a esa mujer de mi mente, por su profunda mirada, porque nunca me habían mirado así, pude sentir cómo se apegó a mí que aún la sentía en mis actividades, y si de reojo ponía atención, la miraba de pie, de brazos cruzados, llevando a su boca su dedo índice de la mano derecha, provocándome para que la besara como quien degusta con la lengua un helado que se está derritiendo en el barquillo, y comer el dulce antes de que nos ensucie la mano. Supuse que era producto de mi imaginación, todo escritor fantasea con sus personajes, yo no era la excepción, aunque anhelaba llegara la noche para concentrarme nuevamente a verla en mi imaginación, y así fue, esta vez me llevó a un bello jardín, estábamos sentadas en el pasto, me platicaba de lo que el cuerpo expresa cuando se está enamorado, su voz no era dulce, no era falsa, era suave y envolvente, era un timbre de voz que mis oídos jamás habían escuchado, modulada, pausada y hacia juego con la tranquilidad que reflejaban sus movimientos corporales, de repente un golpe en mi puerta me hizo ponerme de pie en un segundo, por un momento pensé que era sueño, pero incluso recuerdo la imagen del último segundo con ella y su rostro fue de sorpresa al ser interrumpidas por ese ruido, volvieron a llamar la puerta, me pare frente a la puerta de entrada al departamento y pregunté quién era,  no sabía ni qué hora era – Larissa – contestó, la dejé pasar y aun de pie junto a la puerta le pregunte si estaba bien

-          Te debo una explicación por lo de ayer – suspiró – Laura no cree que lo que teníamos ya ha terminado, yo me he enamorado de alguien más, pero aun tiene poder sobre mi, y no quiero que esto continue

-          No te entiendo -  le dije – no soy homofóbica ni me asusto por lo que vi ayer, en tu medio es común que se presenten situaciones así… - me abrazó sin dejarme terminar de hablar – Larissa, hace frio, te prestaré un suéter – fui al cuarto a buscar en el closet alguna sudadera, la puerta de mi cuarto se cerró, Larissa la cerró, ahora no se me dejó venir como aquella vez, de hecho sucede algo grave con ella, lo presiento, se metió a mi cama y me hizo la seña de que me acostara a su lado, volteé a la ventana para meditar en segundos si era correcto hacerlo o no, y ahí estaba ella, me guiñó el ojo y sonrió “¿que no se supone que ella es solo personaje de mi imaginación?”

-          Recuéstate conmigo y abrázame – me hizo reaccionar Larissa

Me metí también a la cama, se acurrucó en mi pecho, y comenzó a relatarme su historia

-          Laura y yo nos conocimos hace 4 años en una rueda de prensa, por parte de la revista asistí para cubrir a una compañera, Laura acababa de dar una conferencia, despertó en mi interés porque conocía tanto de los tipos de literatura, preguntas que hacía el auditorio ella las contestaba correctamente sin titubear, y al finalizar me acerqué para felicitarla, todo fue muy rápido, me atrajo y yo a ella, a partir de ese entonces, aunque ella viajaba mucho me comenzó a tratar como reina, nunca había sentido esto por una mujer, yo tenia mi novio y lo deje porque me enamoré de ella, todo fue de ensueño, pero poco a poco  comenzó a tornarse algo incómodo porque comenzó a sentirse superior a mi y humillarme en algunos aspectos, yo siempre fui tolerante porque ella era la inteligente, la que viajaba y tenía un excelente trabajo – me platicaba mientras sus manos recorrían mi cintura, como si se aferrara a mi -  El punto crucial aparece cuando poco antes de conocerte descubro que tiene una relación paralela con su ex pareja, una persona adinerada también, y me hace creer que no es verdad, pero como toda mentira, cae el telón y me di cuenta que en realidad yo era la relación paralela a su pareja, pero algo siempre me hace ceder nuevamente a tener intimidad con ella y no dejarla definitivamente, aunque ahora que he conocido a alguien maravilloso que me trata como reina sin la intención de conquistarme, que soy su todo, Laura no me permite dejarla, vuelve cuando estoy decidida a dejarla – termino de decir, pero mientras mientras lo hacía yo aguardaba en silencio, dándome cuenta que yo también estoy enamorada de ella, y ella se había enamorado de mí, y todo esto entre ella y yo comenzó por una infidelidad.  La abrace y le confesé mis sentimientos, me dijo que ella también sentía lo mismo por mi, la moví un poco de lugar para poder besarla, lo correspondió, pero ahora nuestro beso fue muy distinto, comenzó en nuestros labios pero nos hizo que poco a poco sintiéramos que éramos una misma materia, su cuerpo se fusionaba con el mío, nunca he hecho el amor con una mujer, pero ella me guiaba, coloco mi mano en su sexo y mis dedos reconocieron su textura y humedad, con suaves masajes a su clítoris sus jadeos que salían entre nuestros besos, se detenían en mi cara, ella hizo lo mismo conmigo, acariciaba mi cuerpo, mi intimidad, la finalidad era el placer, pero en esos momentos solo importaba sentirla, tocarla, besarla, tenerla y amarla como mujer.

Renuncié al trabajo con Laura, Larissa tampoco iba ya, comenzamos una relación de pareja, y solo nos enfocamos a trabajar en la revista, planeando poner un café librería, ese era nuestro proyecto laboral, y en el amor, planeábamos vivir juntas en unos meses más.  Mi casa ya no se sentía sola, y no precisamente porque Larissa asistía la mayor parte del día, lo comprobaba cuando ella se iba ya noche y yo me recostaba para dormir, ella siempre me visitaba, ella, la de la mirada mas intensa, lujuriosa, transparente, que se yo, todos esos calificativos y mas, juntos, platicábamos mucho, y me acariciaba el cuerpo, le pregunté por el hombre con quien ella salía, pero no me respondió algo concreto, solo dijo que en su vida solo persiste el deseo de ser amada y amar, ahí su rostro por primera vez cambió, y su mirada se volvió la de un niño descubierto en alguna travesura – siempre he dado todo de mi, cuando alguien llega a mi vida deseo de corazón que sea mi eterna compañía, pero al final de cuentas se van – unos segundos de silencio la hicieron reaccionar y retomar su seguridad, yo la deseaba, deseaba hacerle el amor apasionadamente, como Larissa lo intentó aquella vez, y este, mi personaje también me deseaba, todas las noches venia a mi cuando cerraba mis ojos, y percibía su aroma, su calidez, sentía sus besos, su cuerpo y escuchaba latir su corazón.

Algo ocurría conmigo, sin lugar a dudas me estaba volviendo loca, nunca se lo he comentado a Larissa, me da pena, y ahora que Laura por fin se ha marchado del país, menos quiero decepcionarla por haberme escogido y no a ella. Acabamos de entregar el local que rentó Laura, pasaremos por el resto de cosas personales de la casa de Larissa, la mudanza ayer llevó los muebles grandes. Mientras ella verificaba que no se hubiera quedado olvidado algo, entre al sanitario, al lavarme mis manos escuche un chasquido, venia de frente a mi, ahí estaba ella, en el espejo, sonriéndome, como nunca antes lo había visto, me hizo la seña que guardara silencio, me cerró coquetamente un ojo, cerré mis ojos para pensar mejor, sentí sus labios en los míos y su aliento chocar en mi boca – Gracias -  me dijo y de repente me sentí sola, abrí los ojos y no la vi, afuera escuche a Larisa llamándome, ya debíamos irnos. Salí caminando tras ella, no volteaba a verme, hasta que se detuvo frente al coche antes de abrir la puerta – Gracias – me dijo, me quedé atónita, era la última palabra que había escuchado, su postura corporal era de ella - ¿Pasa algo Larissa? – le pregunte apenas saliéndome las palabras, ella giró su cuerpo hacia mi, no podía creer lo que veía, su mirada, la mirada de la mujer de mi mente, mi personaje ¿Qué ha pasado?

-             De ahora en adelante, me siento tan libre de ser contigo lo que realmente deseo ser, Laura se ha ido y quiero vivir algo bonito contigo, que nuestra historia si tenga un final feliz, siento merecerlo y siento que tú me lo darás – me lo dijo con la seguridad que nunca había escuchado en ella, la abrace y nos fuimos a casa.

Ya estaba finalizando el verano, y yo estaba por finalizar mi historia para la revista en edición especial por aniversario… Ella  encontró, después de muchas decepciones que habían forjado una coraza de metal sobre su corazón, un ser que descubrió en ella la verdadera esencia que esconde su cuerpo, alguien que le comprendió y aceptó aun iniciando se historia sin cerrar un círculo, y que más que sentirse su dueña, la vida era igual para ambas personas, y el secreto no estaba en el dinero o el conocimiento, estaba en la integración de lo que su mundo individual aportaría a su mundo como pareja.

- Esto lo aprendí de ti Larisa, vivir lo que escribo – la bese mientras sobre su cabeza vi por la ventana la luna, ya no volvería ella, ese personaje existía en Larisa.