Lo prohibido es más tentador: Horacio parte 2

El juego de Bastian llego al limite.

Pasaron los días y Horacio no me daba cara, me evadía, solamente se dejaba ver durante el desayuno pues era el momento que todos nos sentábamos a la mesa y después íbamos a nuestras actividades; entendía su actuar ya que comprendo que debe ser fuerte ver a su hermano cogerse a su propio hijo, digamos que tenía un poco de empatía y no intente nada durante ese tiempo.

Pero aproximadamente una semana después de lo sucedido, exactamente un viernes en la mañana por fin pude hablar con él.

¿Se puede? – dije yo tocando y entrando al cuarto de Horacio atrevidamente.

¿Qué haces aquí? – me respondió Horacio de mala gana.

Solo vine a ver como esta mi tío favorito – respondí con sarcasmo acostándome en su cama.

Ya me viste, me estoy cambiando para ir al trabajo así que vete – dijo el con voz fuerte mientras estaba en su ropero buscando su ropa.

Rápidamente me levanté de su cama y me dirigí hacia él.

Horacio ¿Qué tienes? Yo no te he hecho nada – dije yo fingiendo tristeza y tocándole la espalda.

Acto seguido Horacio volteo enfurecido, me tomo por el cuello, yo retrocedía trastabillando y caímos en la cama, sus ojos se le notaban llenos de ira.

Todavía preguntas, me provocas todo el tiempo mocoso de mierda, y fuiste capaz de coger con tu propio padre y a mí me dices que, ¿qué cosa me sucede?, que te sucede a ti Bastian!! - Horacio me decía mientras me ahorcaba levemente bajo todo el peso de su cuerpo.

No sabes cómo me existas cuando te pones así, todo agresivo, se me paro la verga igual que a ti – le decía mientras le tocaba el pene por encima del bóxer.

Horacio se sobaba mientras me tenía aprisionado con su peso, solo se escuchaba el sonido de su respiración acelerada.

Me vuelves loco Bastian, deseo follarte en este mismo instante, no me importa que todos escuches, me enciendes – me decía él mientras esta vez apaciguado por la lujuria mientras sentía su pinga arder.

Bésame tiito – le dije al oído.

Horacio obedeció y con sus dos manos me tomo por ambos lados de la cara y me besaba con desesperación y ansiedad, como si fuera un adolescente inexperto.

Quieres que te la chupe – le pregunte.

Si – solo contesto él.

Se hizo a un lado liberándome de su cuerpo, me levante y me quite la camiseta, mostrándole mi cuerpo, me volví esta vez a lanzar sobre él, y esta vez lo bese todo desde la boca hasta el elástico del bóxer, Horacio tenía una erección enorme que parecía que iba a romper su ropa interior.

No le saque el bóxer de manera convencional, sino que se lo rompí dejando salir a la enorme bestia que tenía entre sus piernas, que era idéntica a la de mi padre, sino que con una ligerísima curvatura hacia arriba por el contrario a la de mi padre que es toda firme y recta.

Me quedé quieto de pie mirando aquella verga que deseaba comerme en ese momento; Horacio por otro lado me miraba lujurioso esperando a que me arrodillara a comerme su enorme nabo, pero como me gusta jugar un poquito con mi presa antes de comérmela, decidí retirarme, otra vez.

Bastian, que haces, vuelve -decía Horacio entrando en enojo.

Llegaras tarde al trabajo tío, vístete y ponte otro bóxer, que esos ya no te sirven – dije y salí de la habitación con mi polo en la mano.


Maldito pendejo, me calentó los huevos y se fue, solo está jugando conmigo y yo como un imbécil caigo, pero la próxima vez no será así, la próxima vez seré yo, quien me salga con la mía.

Decía eso en voz baja mientras me masturbaba frenéticamente eyaculando posteriormente bastantes mililitros de lefa caliente


Tenía que ir a la universidad y ya iba a llegar tarde por solamente joder a Horacio.

Por esas fechas ya terminaba mi primer semestre en la universidad, los cursos concernientes a mi carrera fueron demasiado sencillos de aprobarlos con notas excelentes, ni que hablar de los cursos generales, pero matemática me daba muchos problemas y si para empezar no era bueno con los números pues con el profesor no tenía buena química, a pesar que de vez en cuando me insinuaba a él.

El profesor Napoleón – vaya nombrecito del profesor – era un tipo joven, de unos 35 años muy guapo de ojos azules y un cuerpo muy bien formado de gym, barba afeitada y estatura promedio, pero muy serio, muchas chicas se le insinuaban pero no lograban conseguir nada, ni tan solo una mirada por parte del profesor, pensé que talvez era gay así que intentaba seducirlo yo también, pero sin éxito, o mis tácticas han dejado de funcionar o no es humano, me decía siempre, lo peor de todo estaba mal en ese curso, ni como para aprobarlo.

Llegue al aula, la clase ya había comenzado.

Señor Valera, que bueno que llegó no podíamos empezar sin usted, como vera es imprescindible para esta clase – dijo el profesor sarcásticamente cuando me vio en la puerta.

No se hubiera molestado profesor, pero le doy mi autorización para que empiece con la clase de hoy y con gusto la supervisare y anotare los errores en su metodología de enseñanza – conteste con mucho sarcasmo que no le gusto para nada al profesor.

Míster Valera, no se preocupe, mejor tómese un descanso, ya que esta desaprobado en el curso, es inútil su presencia aquí – dijo el profesor frente a toda la clase.

Con gusto le veré el rostro el próximo semestre profesor, quien quita y nos volvamos amigos después de todo – dije irónicamente antes de retirarme.

Lo dudo – alcance a escuchar decir a Napoleón.

Angélica, quien era mi enamorada, observaba desde lo último del salón de clases donde nos sentábamos juntos, me miraba furiosa pues no le gustaba mi manera de ser tan sarcástica en algunas situaciones, y esta era una de ellas.

Me dirigí a la cafetería a esperar a Angélica que saliera de clases, lo cual sería dentro de 2 horas aproximadamente, mientras tanto me puse a jugar en mi celular.

Como se te ocurre ponerte en ese plan con el profesor – dijo Angélica quitándome el celular y sentándose a mi lado.

Sabes como soy, si alguien es sarcástico conmigo, yo soy el doble – dije calmadamente.

Y por eso ahora vas a reprobar la materia – dijo ella con cara de pocos amigos.

No, si tú me ayudas - dije yo acariciándole el rostro.

Estás loco, ya no pienso hacer nada de eso, además fue en la secundaria, ahora quiero aprobar por mí misma – dijo ella firmemente.

Te recuerdo mi amorcito que me debes una y varias diría yo, no me hagas recordarte a la profesora Elsa a quien me la tuve que follar para que te aprobara porque a ti no se te daba la gana de ir su clase, o como cuando me deje coger por el profesor Domínguez para que no te desaprobara por insultarlo en delante de toda la clase, y solo son dos, no me hagas recordarte el resto – dije yo dándole un trago a mi bebida.

Pues déjame recordarte que yo también hice lo mismo que tú, el profe Hinostroza no me follo una, sino tres veces en compensación por haberlo golpeado y para que no repitieras el año, ¿acaso no te acuerdas bebe? – dijo ella irónicamente.

Lo harás sí o no baby, además tú también estas más desaprobada que aprobada en el curso de Napo, también te conviene – fundamente yo.

Déjamelo a mí – dijo ella.

Nos besamos con lujuria en la cafetería mientras todo mundo nos veía.

A Angélica la conocí en cuarto de secundaria, me gusto su forma de ser alocada y fresca, casi como yo, pero en versión femenina, ella sabía perfectamente como era yo, mis gustos y todo eso, pero no le importo para nada, más bien creo que saco mucho provecho con ello, lo que si no sabía es que follaba con mi padre y que quería coger con mi tío, por el contrario, sabia lo de mis primos y yo, y en más de una ocasión ella también se unió a la fiesta.


Bastian y yo éramos más que enamorados, cómplices de fechorías, me gusto su forma de ser cuando lo conocí, un día descubrí como sus primos le hablabas calientemente y es ahí cuando me confeso todo sobre él, en lugar de terminar la relación nos compenetramos más, y además nos sirvió para muchas cosas.

Ya en la puerta de la oficina del profesor Napoleón me disponía a seguir el plan propuesto, me desabotone un botón de la blusa y entre.

Disculpe profesor puedo entrar – pregunte

Adelante – respondió el profesor apenas levantando la mirada.

Gracias, profe – dije con una voz sensual.

Que es lo que desea, sea clara – me dijo dejando a un lado el libro que estaba leyendo.

Es que profe quería hablar con usted sobre mis notas, la verdad no me ha ido muy bien que digamos y quisiera saber si cabría la posibilidad de hacer algo para poder aprobar su materia, la verdad las mates no me van muy bien – dije yo tocándole la mano.

La verdad si hay una opción, pero quiero saber si es que está dispuesta a hacerlo – dijo el profesor muy seriamente.

Si, profe hare lo que sea – dije mirándolo a los ojos y recalcando lo último.

Bueno, la única solución para aprobar el curso, es que se ponga a estudiar para el examen final, si usted me aprueba ese examen, yo la apruebo en la materia – dijo Napoleón sonriendo.

Me sentí burlada con lo que me dijo el profesor, no entiendo como no acepto mis insinuaciones, solo me pare y salí de esa oficina.


No me hizo ningún caso, me rechazo, tal vez sea gay intenta tu -  me dijo Angélica irritada.

Estas molesta porque no te cogió – dije yo riéndome.

No, estoy molesta porque se burló de mí que es distinto – dijo ella seria al ver que me reía – Me mando a estudiar puedes creer – siguió ella replicando.

Almenos te dio un buen consejo – dije yo riéndome.

Qué esperas deberías ir de una vez, tal vez y cae – dijo ella

Bueno, más bien ruega porque si no nos lleva la fregada – dije yo dándole un beso.


Me causa mucha gracia la cara que puso Angélica cuando la mande a estudiar, fue muy cómica, si otro hubiera sido el día talvez me la hubiera cogido, pero hoy deseaba el culo de un muchacho, y sabía que tarde o temprano por esa puerta pasaría Bastian Valera, me encanta dominar muchachitos que creen que se las saben todas, arrogantes, lejos de molestarme, me excitan.

Desde que vi por primera vez a Bastian sabía que me lo cogería, y sabia también que él solito vendría a pedirlo.

Profe se puede – dijo Bastian abriendo y asomando la cabeza por la puerta.

SI adelante, pasa – dije mirando ese hermoso trasero mientras entraba y se volteaba para cerrar la puerta.

Que se le ofrece – Míster Valera.

Profe le voy a poner las cartas sobre la mesa, no me gusta andar con rodeos -  dijo el firmemente mostrando su lado más arrogante.

Entonces dime lo que quieres y no perderemos más el tiempo – dije yo.

Dígame que quiere para que me apruebe a mí y a mi novia en su materia – soltó el.

Dime que me puedes ofrecer – le dije mirándolo a los ojos muy serio.

Sexo – dijo el.

Y que te hace pensar que quiero tener sexo contigo – dije yo.

Por qué solo lo sé, así como usted también sabía que yo estaría aquí diciéndole esto -  dije yo.

Definitivamente eres un muchacho muy listo, por eso me excitas demasiado -  le dije estirándome por el escritorio y mordiéndole los labios.

Eso también lo sé – dijo el devolviéndome la mordida.

Pero tienes que pedírmelo como se debe – dije yo.

Profesor cójame y apruébeme a mí y a mi enamorada en su materia – dije yo muy cerquita mirándole a los ojos.

Cierra la puerta bien, que te voy a coger tan bien que tendrás ganas de volver a repetir el curso conmigo – dije yo parándome y Bastian cerrando la puerta.

Mientras él se acercaba a cerrar la puerta, yo ya estaba con el pantalón hasta los tobillos y con la camisa abierta, y sentado le dije que se acercara.

Que te parece – le pregunte por mi verga que estaba erecta y babeando liquido preseminal.

Grande, tal como me la imagine – dijo el arrodillándose y metiendo su verga en mi boca.

El muchacho sabía lo que hacía pues la chupaba con maestría, era obvio que no era su primera vez haciendo eso; me gustaba el sexo muy violento así que le follaba la boca muy fuerte, el en lugar de apartarse solo se dejaba, lo que indicaba que, a él, el sexo violento también le gustaba.

Pase demasiado tiempo metiéndosela por la boca, él estaba rojo y su pecho estaba chorreando de babas, si seguía un minuto más le iba a destrozar la garganta y no quería eso.

Lo deje y le ordene que se ponga de pie.

No resistes -  me dijo tosiendo.

No, solo que no te quería atorar más con mi verga – conteste yo

Jamás yo tengo para más y ¿tu? – dijo él.

Ponte en 4 y veras – le respondí

Me hizo caso, se puso de pie y se dirigió al sofá que estaba al lado de la puerta de la oficina se puso de perrito parando más la cola, mi verga palpitaba mucho más, parecía que tuviera vida propia pues no dejaba de latir y las venas de mi miembro se ensancharon.

Busque un condón, con el cual me forre bien la verga, me puse detrás de él, escupí su agujero y se la metí sin ningún aviso, la excitación de mi alumno hizo que su ano se dilatara de tal manera que no había necesidad de dejar que mi verga se acostumbrara.

Lo penetraba primero lento, después frenéticamente, el muchacho gemía y gozaba, verdaderamente tanto el como yo disfrutábamos la situación, su ano sudaba y lubricaba lo que hacía que la penetración fuera más fácil y placentera para él.

Bastian era tan altivo cuando estaba en clase, pero muy sumiso cuando tiene un macho que lo domina, y eso a mí me encantaba, lo seguía penetrando frenéticamente sin descanso, el no emitía ningún sonido más que para pedirme que le diera más fuerte y yo me esmeraba en ello.

Cambiamos de posición y ahora tenía sus piernas en mis hombros, realmente el muchacho era muy guapo, cuerpo atlético, y los tatuajes que tenía lo hacían ver demasiado sexy, nos besamos por primera vez, mientras lo penetraba, se aferraba a mi espalda y todo nuestro sudor se mesclaban.

Pasaron los minutos y eyacule emitiendo un fuerte bufido de inmenso placer y Bastian también se había corrido, nos separamos y nos limpiamos.

Que te pareció – le pregunte.

Nada mal – contesto el con arrogancia.

Me encanta tu actitud arrogante, y soberbia – le dije.

Lo sé, a mi también me gusta – dijo el parándose y tomando sus cosas para vestirse.

No me das un besito antes de irte -  dije en tono irónico.

Si me pones la máxima nota, lo hago – dijo él.

Y si te repruebo y nos vemos el próximo semestre – dije yo.

No te conviene hacerlo, me perderías – dijo el riéndose.

Se acercó a mí y me dio un último beso antes de irse.

Nos vemos profe, ya habrá oportunidad de repetir.

Tienes 20 tú y Angélica – le dije antes que saliera por esa puerta.


Puedo convertirme de una completa basura a alguien completamente sumiso cuando tengo un macho enfrente, quien con su sola presencia me domine, y eso es lo que había pasada adentro.

Le di la noticia a Angélica, lo cual la alegro mucho, me abrazo y me dio un profundo beso.

Aun sabe a la verga del profe – dijo ella y ambos reímos.

Los días pasaron, termine el ciclo de la universidad satisfactoriamente, las visitas al despacho de profesor fueron más constantes, pero aun había un cabo suelto y era Horacio, me divertía volverlo loco de deseo, y más aún me divertía calentarle los huevos y hacerlo sufrir de esa manera.

Tenía previsto hacerlo sufrir un poquito más, pero, las circunstancias no me dejaron, y termine siendo domado por la rudeza de Horacio

Llegaba a casa como todas las tardes después de ir hacer deporte, y no había nadie en casa, o eso pensaba yo, así que fui a mi cuarto, me quite la ropa y baje desnudo a la cocina a ver que podía comer.

Veo el refrigerador, me agacho para tomar una gaseosa y por detrás siento que algo encajaba en mi trasero.

Horacio, que haces – le dije fingiendo sorpresa.

Esta vez no te tendré contemplaciones, vas a ser mio en este instante – dijo el

Estás loco, ve a cambiarte – déjame tranquilo.

Déjame tranquilo tu a mí – me dijo el tomándome por el cuello y gritándome.

Me calientas los huevos y me dejas con las ganas de cogerte, pero me pides que te deje tranquilo, y sabes que, así tenga que cogerte a la fuerza, lo voy hacer – continúo diciendo para luego hacerme arrodillar a la fuerza.

Que carajos haces – dije yo.

Chúpala y no digas ni una palabra porque te cago a golpes – dijo el con una furia en los ojos.

Estaba a punto de hacerlo, cuando me toma a la fuerza de la cabeza y me clava hasta el fondo de la garganta, provocando un dolor fuerte en mí, fingía querer escapar, pero él me sostenía fuerte.

Su rudeza me había dominado, me gustaba que me tratara rudo.

Para que aprendas que, a un macho como yo, no se le deja con las ganas – afirmo él.

Y yo que más quería estar siempre con hombres machos, que te hagan sentir sumiso y dominado.

Me metía largo rato la pinga por la garganta, haciéndome toser y tener arcadas a todo momento, cuando la sacaba por completo salía baba espesa.

Lubrícala bien porque te voy a partir ese culo sin piedad – me decía el arrecho y furioso mientras me penetraba frenéticamente la boca haciendo que mi cabeza se golpee contra el refrigerador.

Yo como buen pasivo sumiso – solamente en el sexo – me dejaba hacer aquello, me excitaba demasiado esa demostración de dominación de Horacio.

Sus bolas rebotaban en mi barbilla, mientras sus bellos púbicos entraban por mi nariz aspirando su olor a sudor, un olor que me encantaba que tuviera un hombre, ese olor de no haberse lavado por un día.

Hubo un momento que se me fue la respiración, solo ahí fue que mi tío se detuvo.

Toma bastante aire, porque con lo que se viene te va a faltar – dijo mi tío mientras me daba golpes con su verga en el cachete.

Muéstrame que eres un macho, y cógeme como perro – le dije volteándome y poniéndome en cuatro.

Es un reto personal el que tengo contigo – dijo él.

Horacio recogió un poco de mi saliva y la puso en la entrada de mi culo.

Por ser tan mal muchacho, te la voy a meter toda sin dilatarte – dijo el poniéndose detrás de mí y dando golpes con su verga en mi raja.

Yo estaba tan excitado que ni escuche lo que dijo cuando de pronto, siento un inmenso dolor punzante en mi ano, pues me la había metido la polla de un solo golpe.

Sácala que no la aguanto carajo – dije yo tratando de zafarme, pero él me tenía presionado de los hombros.

Eso te pasa por calentarme los huevos, así que cállate y déjame disfrutar de tu rico culo que hace tiempo tengo ganas de comérmelo – me dijo él.

Muy al margen de todo, conseguí lo que quise, el dolor fue disminuyendo y dio paso al placer Horacio me penetraba como poseído, me daba fuerte embestidas que me hacían disfrutar.

La escena era perfecta yo estaba en cuatro quebrando las caderas, mientras que Horacio estaba flexionado con los pies en el suelo presionando mis caderas con sus gruesas manos, no solo estar siendo follado por Horacio me provocaba excitación sino también la idea de que un macho como ese, con todas esas características, hacía que me vuelva loco.

Lo único que faltaba era que Horacio me metiera hasta los huevos, pero era imposible, mientras me follaba con una mano le masajeaba los huevos peludos, eso le gustaba también pues por ratos se detenía solo para sentir mi mano tocándolo.

Pasaron los minutos y el cansancio ya nos embargaba, pero aun aquello no se terminaría hasta que Horacio me preñe como debía de ser; me deje caer al suelo acostado boca abajo sentí como mi ano se quedaba vacío, pero no por mucho tiempo, mi macho me siguió y echándose encima de mi espalda me volvió a introducir su fierro caliente.

Sentir el peso de su cuerpo fue magnifico, escuchar su respiración entrecortada y sentir su aliento provoco una corriente de electricidad que recorrió todo mi cuerpo, me lamia todo el sudor de la nuca, nuestras bocas se buscaron y nos besamos, mientras el me penetraba.

Quiero preñarte de una vez por todas – dijo entrecortado.

Si mmm – dije gimiendo.

Horacio apresuro más las embestidas y con un enorme rugido, expulso su esperma dentro de mí, pero aun así seguía embistiéndome, como si esas embestidas ayudaran a sacar más leche de sus ricas y pesadas bolas, yo por mi parte sin tocarme me había corrido.

Se dejó caer nuevamente a mi espalda, y nos besamos nuevamente, una vez nuestra respiración se normalizo, él se levantó y muy distinto a lo que había pensado me ayudo a levantarme.

La próxima vez que me la metas sin siquiera dilatarme el culo, te la corto – dije yo serio.

Fue tu castigo por haberme calentado los huevos a cada rato, pero bien que lo disfrutaste –dijo él.

No te voy a negar que si – dije eso aventándome a su boca besándolo furiosamente.


El haberme follado a mi sobrino me dio una satisfacción tremenda, muy por el contrario de lo que pensaba me sentía muy bien en lugar de sentir culpa, la próxima vez creo que será mucho mejor.

Bastian era tan distinto teniendo sexo, pareció que me folle a otro y no a mi sobrino, pues es tan sumiso en el sexo, te deja bien en claro quién es el macho que manda, y eso me excita.

Nos terminamos de besar.

Desde siempre quise follar contigo, me encantas por ser tan macho igual que mi papá – dijo el.

Ahora ya tienes otro macho con quien follar, así que siempre tienes que estar dispuesto, y también puedes venir a pedirme que te folle – le dije.

Si Horacio – contesto el.

Y otra cosa más, de ahora en adelante mientras estemos solos, me dirás papi, o mi amor o como quieras, nada de Horacio, soy tu macho y mientras lo sea me tratas con respeto, ¿estamos? – le dije firmemente.

Si amor – contesto él.

Bien así me gusta, bebe, ahora vamos a bañarnos – dije y nos dirigimos a la ducha.

Mientras nos bañábamos me cogí a Bastian por segunda vez, me obedecía en todo, era excitante oír que me decía “Si papi” “Más duro amor” “Préñame Papacito” con su voz grave y gruesa, me encantaba dominarlo.

Terminamos de bañarnos, nos secamos y fuimos a mi recamara, estábamos exhaustos, Bastian se recostó en mi pecho y con su mano jugaba con mis bolas.

Por fin te logré poseer baby, me gusta que seas tan pasivo en la cama y tan dominante en tu vida normal – le dije.

Solo con un macho como tú me dejo dominar amor – me contesto él.

Y muy rápidamente nos quedamos dormidos.


Disculpen por la demora, aqui les traigo otra nueva entregra.

Se aceptan todo tipo de comentarios y sugerencias.

Si desean escribir a sexualesr@gmail.com