Lo Normal de Pollas y Coños Cap.1 Más de coños

Sofí busca ayuda profesional a su problema, ya que Carlos se ha distanciado un poco; los dos están raros y ella quiere arreglarlo, pero no sabe como; esta 100 % segura, de que las chicas sabrán como arreglar este embrollo en la que ambos se han metido sin comerlo ni beberlo y sin esperarlo para nada

Lo normal de Pollas y Coños

Darek Defens

Capítulo 1. Más de coños

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Días después de la extraña experiencia con mi mejor amigo de la infancia, él se llama Carlos; pero me preocupa que los dos estamos raros, incluso hemos dejado de quedar. Así que hago algo que jamás suelo hacer, cuando el grupo no se reúne; quedamos algunos aparte, voy a quedar por vez primera con las chicas.

No sé cómo vestirme para ir con chicas, la verdad nunca he sabido; así que por vez primera, me quedo mirando el armario sin saber que ponerme. Le pediría ayuda a mi padre, pero es un caso perdido; sabe aún menos de moda femenina que yo, casi diría que se ha vuelto virgen de nuevo. Amanda, Devora y Delia; siempre saben que ponerse, supongo que son más femeninas que yo.

Diría que las envidio, pero es mentira; más bien al contrario, soy una mujer despreocupada y siempre estoy cómoda. Ellas sufren por el frio, el hambre; la incomodidad de la ropa, la frustración de que ponerse y tener que maquillarse cada día…

Pero mira por donde, tanto que me reí de ellas con Carlos; pero hoy voy a necesitar de su ayuda, el mundo es un pañuelo.

—   Tsk

Me quejo mirando el armario, al final me decido por un vaquero; una camiseta larga negra, con una calavera pirata ocupando todo el frente y bien podría servirme de vestido.

—   Paso de salir a la calle con un vestido.

Saco la lengua, con un gesto bastante claro de desagrado; como si alguien pudiera verme.

Me rio como tonta, mientras me visto; por mis ocurrencias, luego me miro el pelo y me hago un moño.

—   “Ea”, lista.

Le mando un beso al espejo y le guiño el ojo, para luego reírme a carcajadas; por mi cuenta. Supongo que estoy un poco loca, pero soy feliz así; no ligo mucho, pero tampoco es que lo necesite desesperadamente…aunque, al pensar en Carlos y su manubrio; me ruborizo, luego niego con la cabeza y me lo quito de la mente.

Supongo que será la sequía.

Salgo para afuera, mi padre me ve.

—   Choca esos cinco, hija.

Le choco los cinco a mi padre molón, que está en el pasillo mascando chicle.

—   Considérate chocado.

Puede pareceros gracioso, pero esa es su forma de decirme; buena elección, pásatelo bien. No sé si es el peor padre o, el mejor y quizá nunca lo sepa.

Salgo de casa como un huracán, siempre he tenido mucha energía; bajo las escaleras muy rápido, esquivando a algún vecino con el que me cruzo y protesta.

Inicialmente no se han dado cuenta de que soy una chica, porque me tratan como hombre; hasta que los miro y agachan la cabeza ligeramente avergonzados, porque una mujer los haya atropellado.

Supongo que en este mundo lleno de machistas, es mejor ser como yo; aunque también me pierdo lo bueno, a los caballeros. Eso que dice Carlos que es, pero no es.

Me rio como tonta al pensar en él, sacudo la cabeza y me doy pequeños cachetes.

«Tonta, tonta; tonta»

La gente me mira raro, cuando voy por la calle; pero es lo que tiene ser una mujer libre y, ser tan nerviosa como yo.

Llego al café donde he quedado con ellas, nada más llegar; las observo a las 3, son muy femeninas…al contrario que yo. Devora tiene el pelo liso, lo lleva de largo hasta el culo; lleva unas mallas dominicanas negras, que marcan perfectamente cada átomo de su cuerpo y se sienta con las piernas cruzadas para parecer aun mas femenina. Amanda lleva un vestido de flores, todas sus joyas puestas; el pelo ondulado que se enreda en los dedos, mientras se ríe como tonta…haciendo el papel de chica pija tonta, su maquillaje es abundante y simplemente perfecto; Devora solo lleva los labios carnosos, pintados. Delia, que no es tan guapa como sus allegadas; pero que tiene unas curvas de infarto, lleva un minishort que remarca su culo y un top que muestra a la vez que remarca sus tetas. Su maquillaje es poco, lo justo para no parecer muy fea; pero para no llamar la atención sobre su cara, su pelo le llega a media espalda y lleva mechas pelirrojas para parecer mas linda. Esta no necesita nada para parecer mas femenina, simplemente por su educación; costumbres y maneras, es muy femenina.

Llego a la mesa, las 3 me sonríen; aunque Amanda, no puede evitar torcer el gesto al ver mi atuendo y mis pintas. A las demás tampoco les gusta, pero al menos lo disimulan o no les importa; porque no lo llevan puesto ellas, pero Amanda es como si sintiera vergüenza ajena.

—   Hola Sofí

Dice amable, Devora; se levanta y me da dos besos.

—   ¿Qué pasa tía?

Al hablar, me miran raro las 3.

—   Hola

Me dice muy cordial, Delia.

—   “Hellou”

Amanda mirando hacia los lados, me saluda con su mano; finalmente me siento, me dejo caer como animal agotado en la silla y las 3 pegan un respingo.

«Serán tontas»

Siguen hablando de su aburrida conversación de moda, me intentan poner al corriente; sobre todo Devora y Delia, Amanda las mira como si fuera un imposible.

—   Le estaba contando a las chicas, que he visto una tienda en rebajas; con ropa monísima.

Me dice Devora.

—   ¿Qué clase de ropa?

Les pregunto, ellas se miran y luego me miran a mí.

—   Ropa femenina

Escupe casi con asco, Amanda.

«ropa que no abriga, vulgar e incómoda»

—   Ya veo…

Digo ligeramente incomoda.

—   Pues tenemos que ir.

Dice Delia mirando a las chicas.

—   ¿tu quieres venir?

Me pregunta alzando una ceja Amanda.

«¡NO!»

—   Me encantaría, pero ahora…no necesito ropa.

Amanda sonríe casi llorando, las demás sonríen incomodas.

«¿Por qué he tenido que quedar con estas idiotas?»

El camarero llega salvándome de una conversación, insulsa; aburrida y sin condimento, mas que las mentes vacías de tres mujeres en celo. Cada una trata de llevarse al huerto al camarero de una forma distinta, Amanda pestañea como si tuviera algo en el ojo; Delia le sonríe como si la sonrisa lo fuera a hipnotizar, Devora relame la cañita como si fuera una polla.

El hombre nos mira apurado.

—   ¿Quieres tomar algo?

«Ahora la que siente vergüenza soy yo»

—   Si, claro; quiero un café.

Amanda corta su burdo intento y me mira, como si mi petición la hubiera sacado de contexto; Devora me mira de reojo y para un segundo, pero luego continua e incluso se rompe la sonrisa de Delia.

—   Ahora te lo traigo.

Cuando el camarero nos deja solos.

—   Sofí, ahora creerá que eres un hombre.

Dice Amanda, como si estuviera molesta.

—   ¿Por qué?

«¿y que mas me da lo que piense un desconocido?»

—   Porque no hay nada mas macho, que pedir un café.

«¿eh? No se de que hablas, parece que vive en el siglo pasado.»

—   ¿y hay algo de malo en ello?

Ellas se ríen, como si lo hubiera y asienten.

—   Estamos las 3, tratando de llevárnoslo al huerto; si nos ve con un tío, se acaba el juego.

Me aclara, Devora.

«Con que eso pretenden»

—   ¿y no es más fácil decirle y que el elija?

Ellas niegan y se ruborizan, como si hubiera dicho algo malo.

—   No, que va a pensar que somos unas cualquiera.

«Buf, pero que tontería»

Llega el camarero, me trae el café; las tres comienzan con su juego.

—   Disculpa.

Digo cuando se va a marchar, las tres me miran asustadas y con mirada afilada.

«Esto lo arreglo yo, en un periquete.»

—   ¿sí?

Pregunta el frunciendo el ceño, el mismo que fruncen mis “amigas” mejor diré conocidas.

—   Le gustas a mis 3 amigas, elige una; dale tu número y acabamos antes.

El tío y mis amigas se ponen de varios colores, el tipo asiente; las mira a las 3 e incluso me mira a mí, yo me echo mi azúcar y bebo mi café de forma tranquila.

Finalmente se decide por Devora, las otras dos se molestan; pero Devora parece muy feliz, escribe en el papel de las comandas algo y se lo da.

Una vez se marcha, el jubilo de Devora; las demás fingiendo alegría y la envidia, saltan a la vista.

—   Pero tía, ¿Cómo lo has hecho tan natural?

—   Es obvio, siendo uno de ellos.

Sonrío y me sonríe Devora, Amanda cae en un detalle y me lo pregunta; claramente para desacreditarme, pero el contesto con naturalidad.

—   Oye, hablando de ser uno de ellos; ¿cómo es que has quedado con nosotras y no con Carlos? Es la primera vez que lo haces.

Las otras dos asienten, también quieren saberlo; voy a contestar con naturalidad, hasta que pronuncia la palabra mágica: Carlos y me ruborizo entera.

—   ¡¿te gusta Carlos?!

Grita Delia, al verlo y señala mi cara.

«piensa en otra cosa, en otra; en cualquiera»

—   No, bueno si; no sé, no creo que…

—   No hace falta que lo niegues, esta claro que te gusta.

Suelta Amanda, sonriente; porque ya sabe que hago aquí.

—   ¿Entonces que haces aquí y no con él?

Pregunta Devora, mucho mas amable; por su victoria, gracias a su ayuda.

—   Como sabéis, soy una mujer físicamente; pero no estoy acostumbrada a comportarme como tal y a Carlos, le gustan las mujeres…mujeres.

Digo con el gesto ensombrecido, ya que Devora entro en la pandilla; después de enrollarse una noche con Carlos, Amanda fue su rollo largo unos meses y Delia fue su novia durante años.

—   Tranquila, te ayudaremos.

Me dice Devora, al ver mi gesto.

—   Te enseñaremos a ser mujer.

Sonríe, ilusionada de verdad; Amanda, mi cara se tuerce por el miedo de ese extraño interés.

«Mierda, miedo me dan»

—   Y yo te enseñare, hasta el último secreto de Carlos.

Me guiña un ojo, Delia.

«No sé si quiero saberlo.»

—   Vale, gracias; supongo.

—   ¡Has venido al lugar adecuado, cariño!

Gritan las 3 al unísono.

«Me estoy metiendo en la boca del lobo y no sé cómo acabara esto»