Lo mejor de la navidad
De como despues de una noche placentera suiguio una mañana de sexo
Como ya había descrito en mi último relato era el día de Navidad y mi sobrina me había regalado una madrugada de sexo muy placentera, después de eso me quede dormido en el sofá. Cuando me desperté, a eso de las once de la mañana, oí que alguien estaba en la ducha. Me imagine que sería mi mujer y me dirigí hacia el baño para darle los buenos días, pero cuando llegue al baño pude escuchar que era mi mujer y mi sobrina las que estaban dentro. Por un instante se me dio por dar la vuelta y volver al sofá, pero me paso por la cabeza ponerme a escuchar tras la puerta.
- Ves como tenía yo razón?- decía mi mujer
- Ya veo si tenias razón, es un portento y como sabe manejarse.- respondió mi sobrina
- Te has fijado la cara de felicidad que tenía hace un rato?
- Si, parecía un demonio disfrazado de ángel. Tuviste una buena idea al ofrecérmelo. Como te dije anoche me dejo muy caliente el beso que me dio, tanto que los dos dedos que me estaba metiendo cuando me interrumpiste no me llegaban.
Era increíble lo que estaba escuchando. Mi mujer me había ofrecido a mi sobrina como si fuera un cacho de carne
- Pues yo no te digo nada, cuando se la empezaste a chupar pensé que se me caía el tanga. Como me gustaría probar esa boquita tuya en mi coño.
- Y a mi probártelo, aunque nunca he probado uno y no sé cómo se hace.
- Es muy fácil tu piensa en cómo te gustaría que te lo comieran y hazlo.
En ese momento se produjo un silencio, no me podía creer que lo que mi mente se estaba imaginando que estuviera pasando realmente al otro lado de la puerta. En ese momento se escucho un pequeño gemido detrás de la puerta. Yo, con todo el cuidado del mundo, abrí la puerta para, como me imaginaba, ver el espectáculo que esas dos diosas estaban llevando a cabo.
Me encontré con mi mujer de pie en la ducha con una de sus piernas apoyada en el quicio de la bañera completamente desnuda y a mi sobrina fuera con él tanguita rojo de la noche anterior.
Mi sobrina le estaba chupando un pezón mientras que su mano se perdía en el medio de las piernas de mi mujer. Empezó a bajar por el abdomen de mi mujer, besando su piel mojada por el agua de la ducha. Llego a su entrepierna y comenzó a comerle el coño a su tía mientras que ella le agarro de la cabeza para que no la separara de aquel rico y dulce manjar.
Yo ya estaba como una moto y comencé a tocar mi polla dura por encima del bóxer. Y me fui metiendo más en el baño. Mi mujer estaba gozando de su sobrina como yo lo había hecho la noche anterior. En ese momento mi sobrina aparto el tanga y comenzó a acariciar su hinchado clítoris mientras le seguía comiendo el coño a su tía.
- Nunca me imagine que comerle el coño a alguien fuera tan placentero.
- Pues aun te queda por probar lo mejor.
Y mirándome a mi me hizo un gesto como para que me acercara y que me la follara, sin saber mi sobrina que yo me encontraba detrás de ella le dijo a mi mujer
- Qué es eso de probar lo mejorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr?
En ese instante yo le estaba metiendo mi polla en su coño que estaba realmente muy húmedo.
- Follate a esta putita mientras me come el coño, cariño.
- Así que ayer no es que te quedaras dormida como imagine, sino que mandaste a este manjar para mí?
- Pues claro tonto, cuando te fuiste me quede un poco traspuesta mientras me decidía a levantarme y sentí como esta perra se estaba tocando. Al principio pensé que nos había oído y que se estaba haciendo un dedo imaginándonos, pero cuando le pregunte me digo lo que le habías hecho sin evitarlo y me puso muy mojada y le ofrecí que fuera ella la que satisficiera tus necesidades.
- Dejaros de tanta palabrería y darle al tema que estoy muy pero que muy caliente, y quiero que me hagáis gozar entre los dos.
Mi mujer apago la ducha salió y digo de irnos a la habitación. Por suerte para nosotros mi sobrino ya se había levantado hacia un buen rato y se había marchado para la casa de sus abuelos y teníamos la casa para los tres solos. Mi mujer no se había secado y esta doblemente húmeda, tanto su piel como su coño estaban empapados. Quien dirigió el trió en ese momento fue mi mujer, le quito el tanga a mi sobrina y comenzó a comerle los morros mientras que su mano recorría el cuerpo desnudo de su sobrina, apretándole los pezones, como si quisiera arrancárselos. Esta soltaba unos pequeños gritos entre placer y dolor, mi mujer comenzó a bajar por su cuello lamiendo todo centímetro de piel que encontraba a su paso, mientras yo, desde detrás podía ver como mi mujer se estaba metiendo tres dedos en el coño, me estaba acariciando la polla para que cuando me dijeran entrar a matar. Siguió con sus pechos, lamiendo y mordisqueando los pezones que yo había probado la noche anterior, mientras que su mano había seguido su camino y ahora se encontraba en su entrepierna acariciándole el clítoris e introduciendo un par de dedos en su húmedo coño. Su boca siguió el camino descendiente que llevaba hasta alcanzar su lengua el botoncito de placer de mi sobrina. En ese instante se giro sobre la cama para quedar en un placentero 69, a esas alturas yo ya creía que iba a reventar cuando vi a esas dos diosas jugar con sus lenguas en el coño ajeno. Mi mujer, que se dio cuenta que estaba a punto de reventar me pidió que me acercara y comenzó a turnarse entre el coño y mi polla. Ya llevábamos un buen rato en tal menester cuando fui yo quien tomo la iniciativa y las puse de rodillas delante de mí y les insinué que mi polla quería probar esas dos bocas a la vez. Es un placer indescriptible el sentir dos lenguas recorrer tu polla, notar como sus lenguas se rozan como sus bocas, una por cada lado, te hacen una gran paja aunque de vez en cuando se paren para darse un buen morreo. Después de unas cuantas lamidas por aquí unas chupadas por allá, decidí ponerlas a cuatro patas para poder follarlas a las dos por turno. Mientras se la metía a una, a la otra le hacia un dedo y entre ellas se morreaban y se sobaban las tetas. Cuando estaba a punto de correrme se lo hice saber y pusieron sus boquitas para que me corriera en ellas y cuando toda mi leche salió del capullo empezaron a pasárselo de una boca a otra. Ni que decir tiene que a ellas les conté varios orgasmos. Después de eso caímos los tres rendidos en la cama, una a cada uno de mis costados. Sus manos comenzaron a acariciar mi cuerpo para volver a excitarme, aunque no hacía mucha falta, pues yo ya estaba bastante excitado. En ese momento quien tomo la iniciativa fue la más pequeña del grupo quien sin previo aviso se levanto comenzó a restregarme por la cara su húmedo coñito. Mi mujer al ver semejante espectáculo comenzó a comerme la polla y a su vez mi sobrina le comió el coño a esta. Al cabo de un rato se corrió en mi boca y, aun si cabe, estaba más rica que la de la noche anterior. También note como por mi abdomen se corría mi mujer. Cuando se hubieron corrido las dos como me perras entre en acción.
- Ya que ayer fue tu primera experiencia anal, habrá que repetirlo para que no se cierre.- le dije.
- Pero es que aun me duele un poco.-
- Tranquila, que yo sé cómo hacer para que no te duela.
Acto seguido humedeció su dedo índice y se lo introdujo en su ojete, el cual no opuso resistencia.
- Joder!! para dolerte lo bien que entra, esta perra disfruta un huevo con la idea de ser taladrada otra vez por su ojete.- soltó mi mujer
En ese instante saco el dedo y cogió mi polla y la dirigió a su entrada trasera, mientras se disponía a hacer otro 69 con ella. A la vez que le comía el coñito me chupaba mis huevos que se estrellaban contra su culito.
En ese instante los tres llegamos a un orgasmo a la vez y volvimos a caer rendidos en la cama, pero al cabo de unos segundos mi mujer se incorporo y comenzó a comerle mi corrida que salía de su apretado ojete. Y cuando tuvo suficiente corrida en la boca se empezó a morrear con ella pasarse de una boca a otra lo que sobresalía de su culo. Después de eso nos fundimos los tres en un largo beso.
Desde esas navidades cambiaron las cosas en mi casa. Los fines de semana nos juntamos los tres para tener largas sesiones de sexo. He de decir que cada quince días vienen a comer mis cuñados y mi sobrina aprovecha esos fines de semana para dormir en nuestra casa, ya que antes de ponernos al tema solemos salir por los mismos sitios, y sus padres le deja que duerma en nuestra casa. Esos fines de semana dan para muy buen sexo, pero eso será en otro relato que espero no tarde tanto es publicarlo como los anteriores.
P.D.: ¡ha por cierto, también tengo que contaros como hace poco se nos unió una cuarta persona a nuestras pequeñas orgias!