Lo mas
Lo mejor que me ha pasado en la vida
Aunque pudiera parecer que todo este asunto empezó por una pequeña tontería, no es realmente así, es verdad que me hizo ver a mi hermano con ojos no tan fraternales, sin llegar a ser, a pesar de todo, algo sexual. La pequeña tontería era que me enteré que una de mis mejores amigas se había acostado con un hermano suyo.
Me lo dijo sin querer, por casualidad, se le escapó mientras estábamos hablando de tíos con los que nos habíamos enrollado. Me quedé espantada y alucinada. Como era de mis mejores amigas y teníamos mucha confianza, no pude menos que preguntarle el por qué ¿Cómo se le había ocurrido? ¿Es que él la había seducido? ¿Qué había pasado?
Me dijo que no fue algo intencionado, que simplemente pasó. No veía que tuviera ganas de contarme más y a mí no me valía esa explicación.
-¿Cómo que pasó? Venga, tía, esas cosas no pasan solas. Algo tuvo que haber…Cuéntamelo, anda…
- Le urgí a mi amiga Nuria. La verdad es que estaba totalmente alucinada y la curiosidad me podía. Nunca había conocido a unos hermanos que se acostaran juntos, me parecía súper fuerte.
-Joder Lidia ¿Qué quieres que te diga? No te voy a estar contando cómo follamos mi hermano y yo, bastante con que te hayas enterado…
-Coño Nuria, ahora no me puedes dejar con la curiosidad. Enróllate un poquito, venga… Sabes que soy una tumba y no se lo contaré a nadie.
-¡Joder, qué pesada eres! Mira, estábamos solos en casa mi hermano Jorge y yo, era un sábado por la tarde y él estaba un poco cansado de un partido que había jugado por la mañana, decía que tenía las piernas hechas puré. Como se me da bastante bien, le dije que le daba un masaje con una crema que tengo que alivia mucho el cansancio muscular, pero pasó de mí.
Insistí un poco, le veía realmente fastidiado y al final se dejó. Sólo le fui dando masaje en los tobillos y los gemelos, y luego los muslos, los tenía bastante cargados. Poco a poco se los fui relajando, primero uno y luego otro. Jorge estaba cada vez más tumbado en el sofá y me gustó que disfrutara de mi masaje.
Lo malo vino luego, no fue aposta pero se empezó a empalmar, levantó un poco la vista y me miró a la cara, yo hice como que no me importaba y seguí dándole en los muslos… Pero hubo un momento en que no podía quitarle el ojo al bulto que se le había formado. Claro, como sólo estaba en calzoncillos…
Hasta que se me fue la mano, solita, casi sin querer. Se la metí por la pernera del calzoncillo hasta que llegué a su cosa y se la acaricié. Primero con una mano,
luego le quité la ropa interior para hacerlo con las dos. Jorge había cerrado los ojos y soltó un suspiro de placer y yo me empecé a embalar… Un segundo después le estaba haciendo una paja de verdad y me estaba encantando y…-
-¿Y? – Me tenía en ascuas
-¡Y me la metí en la boca! Le hice una mamada. Al principio sabía raro por la pomada, me aguanté para seguir comiéndome toda su cosa, lamiendo el glande, chupándole los huevos… Luego, ya iba lanzada y se me había ido la pinza del todo, me desnudé, me subí encima de él y me lo follé.-
-¿Así sin más? Joder qué zorra ¡Que era tu hermano tía! – Yo es que lo flipaba
-No… Si ya… No sé que me pasó tía, pero al verle la polla ahí toda tiesa, una polla preciosa, me entraron unas ganas… Y luego no te puedes imaginar, el mejor polvo de mi vida. Jorge me sobó todas la tetas, los pezones… y yo cada vez más excitada porque me estaba dando un morbo tremendo… Y cuando me besó, se me hizo el chisme agua y eso que tenía toda su polla dentro. Luego me tumbó él a mí y me fue besando entera, me comió todo el coño súper bien, sin hacerme nada de daño, jugando con mi clítoris… Y me metió dos dedos dentro que hizo que me corriera a lo bestia, frotando las paredes de la vagina y chupando a la vez.
No te puedes imaginar qué pedazo de orgasmo, Lidia, no te imaginas. Y luego me la volvió a meter y me besaba y me acariciaba toda y me comía las tetas… Y nos corrimos juntos en el mejor orgasmo de mi vida.
No te lo puedo explicar mejor, tía, pero hacerlo con mi hermano ha sido lo más fuerte que me ha pasado nunca, es totalmente diferente a hacerlo con otros tíos, más… No sé, es lo más. -
Nuria me había dejado de piedra, me contó además, que había roto con su novio por seguir con su hermano y que lo hacían todos los días que podían ¡Virgen Santísima!
Ya sé que no era una razón suficiente, o sí, fue el inicio de una pequeña obsesión por Luis, Nuria me había metido el demonio en el cuerpo. Empecé a ser un poco más descocada delante de él, a insinuarme un poquito sin que fuera descarado, a coquetear de forma sutil, a mirarle como hombre dándome cuenta de lo guapo que era…
Luis era, y es, un año y medio más pequeño que yo, tenía 20 años y es bastante guapo, bastante cachas, lo dicen todas mis amigas. Yo con 22, estoy de buen ver, tengo unas tetas preciosas, estoy delgada con un culito que dicen es de envidiar y una cara agradable. Pero, me parece a mí, que no estaba consiguiendo nada.
En fin, mis avances con Luis eran nulos, consiguientemente, mi obsesión debería haber sido mayor, pero no, me di cuenta de que no me importaba demasiado ¿Realmente me apetecía hacer algo con él?
Últimamente me había paseado en ropa interior delante de él, cosa que no había hecho nunca, con la toalla alrededor del cuerpo tras la ducha e incluso había dejado que se me cayera una vez. Pero nada, Luis parecía indiferente, no me miraba de distinta forma. ¡Joder con el niño! Dejé de hacerlo, en el fondo me traía sin cuidado, me di cuenta de que todo había sido una tontería provocada por Nuria.
Además, Luis tenía una novia desde hacía un par de años y estaba enamorado hasta las cejas, ese fue el verdadero problema. La verdad, pocas veces había visto a un chico tal colgado por una tía.
Poco tiempo después, a pesar de mi hermano, dejaron de salir juntos. Mejor dicho, su novia le dejó diciéndole que “se le había pasado”, así, sin más. Yo sé que esto ocurre en cuestiones amorosas, muchas veces igual que te enamoras, te desenamoras, lo he visto en cantidad de gente. Pero no me gustó nada que le pasara a él, vaya manera de dejarle tirado, Luis se quedó hecho polvo.
Pasaba el tiempo y se empezó a portar de la forma más gilipollas que un tío se puede portar en estas circunstancias, le escribía cartitas de amor, fue a pedirle explicaciones, y todo porque no entendía cómo su ex le había dejado, no entendía que se le hubiera pasado y pretendía volver con ella.
Tuve alguna charla con él, le dije que si seguía así iba a agobiar a esa chica y que entonces tendría todavía menos oportunidades. No me hizo ni caso y siguió con los mensajes y cartitas, pensando que era imposible que todo se hubiera terminado sin más ¡Qué ingenuo!
Cuando su ex, harta de las cartas y los mensajes como era de prever, le dijo que ahora sentía por él lo mismo que por una caca de perro, Luis se hundió en la más negra miseria, seguía sin entender cómo había podido desaparecer todo ese amor que se profesaban… Y a mí me dio una rabia tremenda que le trataran así, no se lo merecía… Pero esto son cosas del amor y suceden todos los días.
El pobre se convirtió en un ánima en pena, decía que todo le recordaba a su ex y se pasaba el día llorando por cualquier bobada, cosa curiosa porque, mientras estuvieron saliendo, la que parecía más enamorada era ella. En fin, ese chaval tan estupendo por el que todas suspiraban era ahora una sombra de sí mismo. Y lo peor es que pasaban los meses y seguía igual, sin levantar cabeza.
Uno de esos días, entré en nuestro cuarto de estar, no era el de nuestros padres y pillaba en la otra punta de casa; Luis estaba tirado en el sofá viendo un videoclip de una canción romántica y estaba con los ojos anegados en lágrimas. Esto de su ex novia se estaba pasando de castaño oscuro.
-Venga Luis, tío, ya ha pasado un tiempo desde que te dejó Marta, ya deberías superarlo un poco, no puedes pasarte el día llorando, hay mogollón de tías esperándote ahí fuera… Recuérdalo como una época bonita de tu vida que ya ha pasado. Como unas vacaciones estupendas que al final se terminan.
-Es que todo me recuerda a ella, Lidia, tía, como esta canción, me pone mazo triste y se me forma un nudo en la garganta… - No pudo ni seguir hablando
-Joder tío, que tampoco era nada del otro mundo la niña esa. Y si te ha dejado así, no te merece la pena, no ha sabido quererte como te mereces… Me jode que encima te recrees en tu autocompasión.
-Ya, si lo sé, tía, pero es que ahora todo lo de ella me parece guay y todo me recuerda a ella… - Volvió a repetir ¡Qué pesado! Pensé en ese momento. Pero me necesitaba…
Me senté a su lado y le pasé un brazo por los hombros atrayéndole hacia mí, consolándole. Se apoyó en mi hombro y siguió llorando en silencio mientras sonaban los últimos acordes de la canción en la tele.
Le acaricié la cara, le di un beso en la mejilla…
-Venga, Luis, déjalo ya, anda… Hay que tener un poquito más de dignidad, que eres un tío, coño ¿No dicen que los hombres no lloran?-
Mirándole de frente, viéndole tan triste y desvalido, le besé en los labios, primero muy suave, roce de labios con labios… Y ante su cara de pasmo, de asombro, mordí su boca con mis labios, mi lengua buscó la suya… Tras unos momentos de duda, colaboró, fue un beso tierno, lleno de cariño más que pasión, de consuelo…
Cuando separamos las bocas le miré y, asombro aparte, me miraba agradecido. Le sonreí, le acaricié una mejilla y me fui a mi habitación más que satisfecha. El beso con Luis me había encantado, pero más me había gustado el consuelo que le había dado y su cara de agradecimiento. No sé cómo un solo beso pudo conseguir tanto.
Fue curioso cómo, a partir de entonces, Luis pareció entonarse un poco, ya no le veía llorar de continuo y me comentaba que se encontraba mejor. También me contó había abierto los ojos, que había otras cosas, otras chicas además de la tal Marta. Creo que empezó a salir con alguna compañera de la facultad, aunque eran relaciones que no terminaban de cuajar. Sí, vale, mi beso le habría valido de algo, pero no veía que terminara de olvidar a su ex.
Pasaron unos meses, se acercaba el final de curso y Luis, paulatinamente, volvía a meterse en ese estado de ánimo depresivo, volvía a llorar con cualquier situación… Marta parecía haberse vuelto a meter en sus pensamientos y el efecto lenitivo de aquel beso que le di se había disipado totalmente.
-Luis, tío ¿No me digas que vuelves a estar igual por la chica esa? – Le pregunté un día en que le vi especialmente tristón y lloroso.
-Sí, tía, no sé que me pasa, pero es que la veo todos los días en la uni y no le puedo ni dirigir la palabra. Si lo hago, me responde súper borde y no lo entiendo, todas las tías con las que voy no me hacen olvidar a Marta. Es que era como mi alma gemela, ninguna es como ella.
Mira que a mí, su ex novia Marta, me caía bastante mal. No porque fuera poquita cosa físicamente, bajita y con demasiado culo. Lo que más nerviosita me ponía era lo caprichosa que demostraba ser con mi hermano. Era hija única y, quizás, era ese su punto débil, que estaba muy mimada, a Luis le estaba continuamente mandando cosas en plan ñoño y el otro era tan idiota que se dejaba.
Me volví a sentar a su lado, a pasarle el brazo por lo hombros e intenté darle consuelo. Como la otra vez, mirándole a los ojos, le di un tierno beso en los labios. Luis colaboró también con ternura, estuvimos un rato mordiéndonos labio con labio sin intentar nada más.
Al separarnos, puso otra vez esa cara de consuelo y agradecimiento, me volví a sentir muy bien, me acerqué a él y nos volvimos a besar. En un momento estaba intentando meterme la lengua en la boca y, tras pensarlo un momento, le di paso libre jugando con la mía, intercambiando saliva…
Mis manos se enredaron en su nuca, en su pelo, las suyas me acariciaban los costados hasta el borde de mis senos… De repente, una de ellas se metió debajo de mi camiseta y llegó hasta el sujetador, me acarició por encima… Y la metió dentro de la copa acariciando directamente toda la teta, el pezón, haciendo círculos con el pulgar, pellizcándolo y endureciéndomelo.
Me chocó bastante su caradura, iba a decirle que parara aunque me encontraba tremendamente a gusto con sus besos y caricias. La verdad, me estaba gustando mucho, unos besos y unas caricias tampoco eran nada del otro mundo, se estaba tan bien…
Con cierto reparo pero un tanto lanzada, acerqué mi mano a su paquete y empecé a acariciarle por encima del pantalón… Un minuto después le había desabrochado el botón, bajado la cremallera y sacado su miembro, acariciándolo de arriba abajo, haciéndole una paja. Ni yo misma me creía lo que estaba haciendo. Tenía una cosa más que respetable, grande, gorda… Me quedé embobada con ese pedazo de herramienta.
Los besos de Luis se hicieron más intensos, mi mano recorría su miembro más deprisa y, sin esperarlo, empezó a soltar toda su carga, chorro a chorro, parecía inacabable y nos puso perdidos a ambos. En la vida había visto a nadie correrse tanto.
Mi hermano se quedó súper relajado pero a mí me había entrado una calentura de narices, no me quería quedar así… Sin embargo, empecé a tomar conciencia de lo que acababa de hacer. Una cosa era darle un beso de consuelo y otra muy distinta hacerle una paja, eso no estaba bien, era mi hermano pequeño… Aunque tampoco había sido nada malo, lo había hecho para consolarle…
En esas estaba cuando me dio otro beso súper tierno. Unos segundos después se separó de mí.
- Lidia, tía, eres la mejor hermana del mundo, la mejor tía, ojalá Marta fuera como tú. – Me dijo con todo el sentimiento del mundo
-Sí, claro. Como te acabas de correr, todas te parecen estupendas. – Le dije con un poco de recochineo.
Sin mediar palabra volvió a besarme y yo me dejé, metió otra vez la mano por debajo de mi camiseta y me acarició otra vez las tetas. Se me pusieron los pezones como piedras, me estaba excitando un montón. Mi mano volvió a su mustia y pringosa virilidad y empecé a jugar con ella… Besos, caricias… Me encontraba en la gloria y súper satisfecha por estar ayudado al cretino este a
sobreponerse a su depresión. Y por estar tocándole su cosa, no nos engañemos…
Me asusté un poquito cuando me desabrochó el botón de mis pantalones y metió su mano hasta mi intimidad por dentro de las bragas. Fue un momento de tensión, en principio no quería nada más y esto podía derivar en situaciones peliagudas. Pero también estaba muy cachonda, me había quedado a medias con la paja que le hice así que me dejé un poquito.
Recorrió toda mi hendidura, me metió un dedo todo lo profundo que pudo y me empezó a atacar el clítoris cada vez que lo sacaba. Yo misma me quité los pantalones y abrí las piernas para que me pudiera hacer de todo con más comodidad, estuvo un buen rato frotando y metiendo, dándome un gusto tremendo… Y su cosa que se volvía a endurecer…
Tras un buen rato de morreos, caricias y metiéndonos mano, nos volvimos a correr los dos juntos, en la vida me había encontrado mejor y eso sin necesidad de echar un polvo. Puse en el beso que me estaba dando con él toda la pasión que pude.
Nos separamos relajados y satisfechos, me quedé mirándole a los ojos intentando descubrir su estado de ánimo.
-Joder Lidia, eres la leche, nunca había pensado en hacer nada así, de hermanos digo, pero ha sido la hostia. Te quiero un montón tía.
-Yo también Luis, también te quiero mucho. Pero… No sé, esto no me parece muy bien. Sí, me lo he pasado genial, me ha encantado, pero pienso que no debemos repetirlo ¿No crees? – Cierto sentimiento de culpa empezaba a parecer.
-No sé, tía, tampoco hemos hecho nada malo. No hemos follado ni nada de eso. Si tú le cuentas a alguna amiga que le has hecho una paja a tu hermano, seguro que se descojona.
-Bueno, bueno. Pero tampoco vamos a estar haciéndonos pajas todo el día, esto me parece más que suficiente. – Dije poniéndome en plan hermana mayor.
-No te pongas
así de seria, tía – Me dijo acercándose a mí y dándome otro beso. – Tampoco he dicho que estemos todo el día así, sólo que esto no ha sido nada malo y que ha estado de puta madre.
-Vale, vale, no ha sido nada malo. Pero no te embales, ya te he dicho que no voy a venir a hacerte una paja cada vez que estés tristón, ya va siendo hora de que superes a la Marta esa.
Me fui a mi habitación, entré en mi baño y me lavé en el bidé. Estaba, como era lógico, dando muchas vueltas a lo que había pasado, no me sentía culpable, tampoco inocente del todo. No había llegado a los límites de mi amiga Nuria, no había echado un polvo con Luis… Pero había disfrutado con él, tenía que reconocer que me había gustado un montón.
Lo que habíamos hecho tampoco era para tanto. Pero me había encantado. No iba a pasar a mayores, con esto era suficiente, pero me había encantado.
Tarde me di cuenta de las veces que me había repetido a mí misma que me había encantado, estaba todo el día pensando en eso, había sido todo tan tierno, tan natural… Joder, Luis no se me iba de la cabeza.
Lo bueno, o malo, según se mire, es que ahora él estaba más entonado, no le veía llorar y tenía un comportamiento mucho más alegre. Parecía que definitivamente había superado su depre. Y yo, a pesar de estar deseando repetir la experiencia, fui lo suficientemente mujer como para que no se me notara, superarlo e incluso alegrarme por él.
Pasó el tiempo como también se me pasaron las ganas que tenía de hacer alguna cosita con mi hermano, sabía que se había enrollado con otra chica y parecía que iba más en serio que otras veces… Y yo por mi parte pasaba una época de bonanza amorosa, sin novio ni nadie en mente.
Le pregunté a Luis por su nueva novia y me llevé la sorpresa de que no seguía con ella, me temí lo peor…
-¿Qué ha pasado ahora? ¿Ya no te gustaba la chica esa? – Le pregunté
-Sí, si me gustaba y era mazo guapa. Pero vive súper lejos y ahora que se ha acabado el curso no la voy a volver a ver. Tampoco pasa nada. Por cierto ¿Qué vas a hacer estas vacaciones? ¿Vas a algún sitio? – Me preguntó
-¡Qué va! No tengo un pavo, así que iré con los papás en agosto a la playa ¿Y tú?
-Tengo plan tía. Me voy con mi amigo Carlos en junio y julio a Irlanda. Ha conseguido un curro allí y tiene casa. Sólo me tengo que pagar el vuelo y he encontrado uno por 40 pavos. A ver si aprendo algo de inglés…
-Joder qué envidia ¿Y que voy a hacer sola dos meses? Me podías haber dicho algo.
Luis se fue ese par de meses y no esperaba echarle tanto de menos. Había sido un invierno raro, había pasado una época queriendo tener algún acercamiento con él por culpa de mi amiga Nuria, luego, cuando le dejó su novia, fue cuando nos dimos aquel beso… Y después, aquel día en que le hice una paja y él a mí… ¡Cómo disfruté! Pero también se me pasó…
Y ahora tenía más ganas de verle que nunca, la separación se me había hecho eterna. Un día de finales de julio, le esperaba en el aeropuerto con mucha ansiedad. Cuando le vi, por poco se me sale el corazón por la garganta ¡Qué guapo estaba! Me parecía que había cambiado muchísimo, era otro, más maduro…
-¡Lidia! – Gritó corriendo hacia mí nada más pasar la zona de llegadas. Me abrazó fortísimo y a mí se me hizo el culo gaseosa mientras me besaba toda la cara. -¡Qué guapa estás! ¡Y toda morenita! Estoy de tías pecosas y blancas como la leche hasta el gorro.
-Pues tú podías haber tomado algo el sol, estás pálido de narices- Le contesté.
-¿El sol? No he visto el sol ni en pintura, no me extraña que todos los del norte de Europa se vengan aquí a pasar las vacaciones, nunca habría imaginado que lo echaría tanto de menos.
Cogidos de la cintura fuimos al parking a por el coche, me encontraba feliz, no entendía mucho el porqué (tampoco me lo planteaba), pero volver a ver a Luis me tenía exultante. Y lo más gracioso era que él estaba igual de contento.
Fuimos a casa y Luis corrió a saludar a nuestros padres. Estuvieron encantados de verle, le hicieron mil preguntas de todo y, de repente, nos soltaron la bomba.
-Chicos, ya sé que es algo repentino pero este año nosotros no vamos a la playa, vamos a hacer un viaje por China como estrategia de expansión de la empresa. Pero la casa de verano ya está alquilada y pagada, así que la podéis aprovechar vosotros – Dijo mi padre
-Y si queréis llevaros a algún amigo, lo hacéis sin problemas – Puntualizó mi madre.
La verdad es que me daba un poco igual que fueran o no mis padres, al final siempre hacíamos vidas aparte, nos veíamos a la hora de comer y no siempre. Lo malo es que ahora quizás Luis no quisiera ir. Me llevé una grata sorpresa cuando se mostró encantado de pasar una temporada en la playa.
Unos días después, mi hermano y yo nos fuimos en coche al chalecito que mis padres habían alquilado en la costa, finalmente fuimos solos, todos los amigos o amigas a los que propuse venir, ya tenían planes y a Luis le pasó lo mismo.
Tampoco me importaba demasiado.
El chalet era un dúplex adosado, casi en primera línea de playa, más que de sobra para mi hermano y para mí. Habíamos salido temprano y llegamos a la hora de comer, después de parar a tomar unos bocadillos por el camino. Deshicimos el equipaje y nos fuimos a la playa a tomar el sol, Luis estaba verdaderamente lechoso. Pasamos una tarde agradable y, a eso de las 8 nos volvimos.
Esperé fuera, en el saloncito, mientras mi hermano se duchaba para entrar yo después, miraba una revista que había encontrado hasta que le oí salir del baño. Lo hizo totalmente en pelotas sin ningún pudor, me quedé estupefacta viéndole, en casa nunca le había visto desnudo del todo. Se acercó a mí, me alucinó más todavía, me cogió la mano y me la acercó a su cosa que empezaba a mostrar un estado de semierección.
-¿¡Que coño haces!? – Le grité toda asustada, apartando la mano como si me hubiera picado un bicho.
-Joder Lidia, llevo un huevo de tiempo sin enrollarme con nadie, ni siquiera con las irlandesas y todo por esperarte.
Yo alucinaba ¿Esperarme? ¿A qué me tenía que esperar?
-Oye, tú estás chalado. ¿Qué me esperabas? ¿Tú de qué vas? – Le dije toda atacada
-Joder Lidia, no me digas que no te acuerdas de la paja que me hiciste. Llevo desde entonces esperando –
-¿No quedó claro que no iba a haber más? ¿Y no estuviste saliendo con una tía que decías que vivía muy lejos y por eso lo dejaste?
– Yo estaba cada vez más flipada
-Ja, ja. Era mentira, pero no quería que te agobiaras conmigo. Ahora estoy bien, he pasado casi dos meses fuera y sólo he estado pensando en eso. Ya no puedo más Lidia, tenemos que repetirlo, aunque sea sólo una vez, anda, porfa...
De piedra, me había dejado helada. Mira que yo eché de menos aquella paja ¿pero ahora? Esto no era normal.
Y tampoco fue normal la manera en que, como sin querer, me sentó en el sofá y volvió a ponerme la mano en su herramienta mientras metía una de las suyas dentro de la braguita de mi bikini
¡Mi madre, qué gusto! Todavía no había salido de mi estupor, ni siquiera había empezado a meneársela y ya me estaba corriendo con dos dedos suyos en mi interior. En la vida había tenido un orgasmo tan rápido. Me dejó la mente en blanco, sólo pensando en devolverle el favor pero me quitó la mano de su cosa, como también me quitó el bikini.
Me tumbó totalmente en el sofá, yo seguía flipada y atacada, metió la cabeza entre mis piernas y, dándome besos en la cara interior de los muslos, fue bajando hasta estampar su boca en mi rincón más escondido.
No sabía si quería eso o no, todavía estaba temblando del orgasmo anterior,
esto ya era pasarse, era sexo oral, no una simple paja…
Y el muy cabrón me empezó a dar con la lengua en toda mi intimidad, desde el perineo hasta el clítoris… ¡Joder! Era divino, era la caña… Estuvo un buen rato lamiendo mi botón, luego hizo un movimiento muy rápido con la lengua justo en la entrada de la vagina y me volví a correr en otro orgasmo de fábula, levantando el culo del sofá.
Todavía no me había relajado cuando me metió dos dedos en mi interior y empezó a frotar por dentro… ¡Mi madre! Sin haber acabado de correrme, empezó otra vez, otro orgasmo tremendo y el muy cerdo seguía frotando con los dedos y me chupó el clítoris y creí desfallecer de puro placer, me corría sin parar… En la vida había sentido nada parecido, nunca había disfrutado tanto…
Y, para rematar, me metió un dedo en mi culito. Lo hizo muy suave, no me dolió nada de nada, pero una vez dentro lo empezó a mover excitando las paredes interiores y…
Creí que no iba a parar de correrme nunca, jamás había tenido orgasmos seguidos o multiorgasmos o lo que fuera esto. Eso sí, era impresionante...
Cuando empecé a relajarme un poco, cuando ya estaba imaginando su cosa, incluso en que le iba a hacer una mamada como él a mí, me la metió hasta el fondo sin enterarme de cómo, suavemente pero sin pausa, mientras me daba un beso cargado de pasión.
-Oye Luis – Le dije con voz jadeante en cuanto separé mis labios de los de él – Me parece que te estás pasando tres pueblos, esto es como una violación, nadie había dicho nada de follar ¿No?
-Hombre, Lidia… Ya que estábamos… ¡Esto viene de puta madre!
-¿De puta madre? ¡Tú estás fatal, tío! ¡Que soy tu hermana, coño! ¡A mí no me puedes follar! – Pero no hacía ni el más mínimo intento de quitarle de encima y sus movimientos de mete saca, suavecitos, suavecitos, me estaban matando de gusto, me llevaban a la gloria.
-Bueno, bueno, tampoco te pongas así, tía. Si quieres lo dejamos, tampoco te voy a obligar…
Apreté mis talones en su culo y lo atraje más hacia mí, lo tenía metido hasta el fondo en la sensación más flipante de mi vida.
-¡Mira qué gracioso! ¿Me haces tener un orgasmo de fábula, me la metes enterita y pretendes dejarme a medias? ¡Ni de coña! Primero terminas y luego ya veremos.
Durante toda la conversación, más irónica que otra cosa, Luis no había dejado de moverse. Tenía un cacharro más que respetable y me estaba encantando tenerle dentro. Para colmo, caí en la cuenta de lo que me quiso decir Nuria con eso de que hacerlo con tu hermano era diferente, era lo más.
También pensé en ese momento que, durante los dos meses que habíamos estado separados, había ido naciendo en mí un sentimiento por Luis que traspasaba las barreras del amor fraterno, le quería de verdad… ¡Y me daba cuenta ahora! A ver cómo se lo decía porque no iba a dejarle escapar, no iba a permitir que fuera con otras, este tío era para mí…
Ensimismada en estos pensamientos, el orgasmo que me produjo mi hermano me pilló un poco en fuera de juego, pero lo disfruté como nunca en mi vida. Cuando me relajé, me quité a mi hermano de encima y me lancé como una posesa a por su virilidad. Me lo follé con la boca hasta que descargó en mí y me lo tragué todo por primera vez en mi vida.
No sé si me supo bien o mal, me supo a él y eso era más que suficiente como para disfrutarlo como el mejor manjar que nunca hubiera probado. Le dejé sequito del todo.
Nos tumbamos en el sofá de lado, acariciándonos un poco y sin decir nada, solo con la mirada nos bastaba, por lo menos a mí, con la que le decía un “te quiero” cargado de amor y de pasión.
¿Cómo me había enamorado? ¿Lo había estado siempre y no había sabido verlo?
¿Fue por aquellos besos que nos dimos? No sabía nada de nada, sólo que el chico que tenía delante, con el que me había acostado, era mi hermano e iba a ser el hombre de mi vida.
Llevé mi mano izquierda a su herramienta, la magreé un poco y apenas tardó nada en volver a erguirse en todo su esplendor. Me la llevé a la boca otra vez, lamiendo y chupando, repasando el glande con la lengua, haciendo un movimiento de mete saca a toda velocidad con la cabeza con su mano apoyada en mi nuca.
Un ratito después me había subido sobre él y me empalaba con su polla, metiéndomela hasta el fondo. Aaaahhh ¡Por Dios! Luis tenía una herramienta fabulosa, me moría de gusto sólo sintiéndola en mi interior…
Me moví de delante a atrás, de arriba abajo,
haciendo círculos con las caderas. Él me miraba con una cara radiante, llena de satisfacción, dejándose hacer lo que yo quisiera, sobándome las tetas. Estuve bastante rato en esta postura, lo suficiente para llegar a otro de esos orgasmos de fábula, cargados de emoción.
Me cambió de posición, me puso a cuatro patas y me la metió por detrás. Se movía de forma pausada pero muy profunda, a veces me hacía un poco de daño en el fondo de la vagina, nada que no pudiera soportar. Luego aceleró más y más, me frotaba mi botón con los dedos, iba a todo meter… Y me volví a correr de forma maravillosa mientras sentía cómo su cosa se inflaba dentro de mí y me llenada de su esencia.
Me dejé caer de panza y Luis vino conmigo, aplastándome con su peso. Giré la cabeza y nos fundimos en un beso precioso, cargado de sentimientos y cariño hacia él.
Al cabo de un poquito, se bajó de mi espalda poniéndose a mi lado, yo estaba que no me podía ni mover, había sido un polvazo de impresión.
Repetimos aquello, ya en la cama, lo que quedaba de tarde y toda la noche hasta que me quedé dormida de puro agotamiento, no sé cómo pude aguantarlo, yo por lo menos estaba exhausta, reventadita del todo ¡Mi madre! Eso sí, sin decirnos prácticamente nada.
Desperté bastante tarde abrazada por mi hermano, aunque estaba hecha polvo, me sentí en la gloria. Unos minutillos después me estaba levantando la pierna por la corva para volver a mi interior desde atrás. A pesar de estar que no podía más, le ayudé con la mano dirigiendo su virilidad a mi coñito y echando el culo hacia atrás para meterme todo lo posible de aquella magnífica herramienta.
Después de un buen rato yo balanceaba mis caderas de delate a atrás estampando el culo en su pubis, hasta que nos corrimos juntos, recibiendo toda su semilla en mi interior, mordiéndome la nuca.
Fuimos de la mano a la ducha, nos enjabonamos y acariciamos todo el cuerpo y, con una simple toalla tapándonos, fuimos a desayunar a la cocina.
-Bueno Lidia, tía ¿En qué hemos quedado? ¿Te he violado o hemos echado los mejores polvos de mi vida? – Me dijo de repente con toda la guasa del mundo.
Me quedé mirando sus ojos chispeantes y su sonrisa que me derretía. Al final, una sonrisa también se dibujó en mi cara.
-Pues me has violado, cabronazo. Pero puedes volver a hacerlo cuando quieras. Ahora en serio – Continué – Me podías haber dicho algo, podías haberme avisado… ¡Mira que metérmela sin decirme nada…!
-Si te aviso, seguro que te hubieras rajado y me habría quedado con las ganas. Ya te dije ayer que todo el tiempo que estuve en Irlanda, pensaba en ti, en aquellos besos, en aquella paja y vi claro que quería más, más de ti, no de otras…
-¿Y tu ex novia? ¿Ya no piensas en ella? ¿No te recuerda todo a ella? – Insistí medio en broma medio en serio.
-Pues mira tú, desde entonces, desde que me hiciste aquella paja, no, ya no pensaba en ella… O si lo hacía, ya no me agobiaba. Acuérdate de que te lo dije, te dije que te quería, que eras la mejor del mundo…
-Si, ya me acuerdo… Pero tampoco me pareció que fuera muy en serio.
-Pues ya ves, tía. Iba totalmente en serio. Y pienso seguir haciendo esto toda la vida, contigo y sólo contigo. Porque vamos a seguir ¿No?
-¿Seguir? Pues ya me contarás qué coño hacemos cuando se acaben las vacaciones. En casa no podemos estar así, a no ser que quieras esperar hasta las vacaciones del año que viene.
-Ya lo tengo todo pensado, tía. Nos vamos a ir a Irlanda. – Me soltó de sopetón
-¿A Irlanda? ¿Y los papás? ¿Y la carrera? No vamos a dejar los estudios a medias… - Contesté con sorpresa.
-Que ya está todo pensado y arreglado, tía. Antes de venir lo hablé con los papás y están de acuerdo, aunque me ha costado un poco. Les he convencido de que el idioma es fundamental para todo y han tragado. Con esto del Plan Bolonia, nos vamos a la Universidad de Dublín y nos convalidan bastantes asignaturas y cuando terminemos, nos buscamos allí la vida. ¿A que es cojonudo?
Me quedé alelada ¡Irlanda! ¡Y mis padres de acuerdo! Ni siquiera pensé en cuando había decidido Luis hacer todo esto sin decirme nada ¿Y si no me hubiera acostado con él? Misterio.
Pasamos unas vacaciones espectaculares a base de sol, mar y cama, una verdadera maratón del sexo, mi hermano era insaciable. Ahora estamos preparando las maletas para pasar un curso entero fuera, en la verde Eire, estoy que me va a dar un ataque de ansiedad. Mañana, mañana es el día en que cogeremos un avión rumbo a la felicidad, o eso espero.
Despedirme de nuestros padres va a ser muy duro porque no sé cuando les volveré a ver. Gracias a Carlos, el amigo de mi hermano, ya tenemos un pisito pequeño allí para nosotros y también se ha encargado del tema universitario, no va a haber ningún problema. De dinero tampoco, los papás se encargarán de todo.
Me acerco a su habitación y Luis está casi tan nervioso como yo. Nos miramos en silencio ¿Cómo hemos podido llegar a esto? Me acuerdo de cuando Nuria me contó que se había acostado con su hermano, me pareció súper fuerte. Miro a Luis y no imagino la vida sin él, aunque sea más pequeño que yo, aunque sea un llorón, aunque seamos unos críos (él más)…
Pero me da igual, le quiero con locura, porque hace falta estar loca para enamorarte de tu hermano, digo yo… Pero cuanto más lo pienso, más natural me parece, vas creciendo, vas viendo sus cambios, sus problemas, sus anhelos… Un día te das cuenta de que ya es un hombre y entonces le miras, le miras bien, como hombre, no como hermano.
Puede que te sientas atraída por él, yo creo que es lógico, es alguien que tienes cerca, que prácticamente siente lo mismo que tú, él también se da cuenta de cuando te crecen las tetas o se desarrollan las caderas… Al principio es algo muy indefinido, pero luego te fijas en que tienes al lado a alguien del otro sexo y eso quiere decir que entra dentro de lo que te puede o no atraer y está ahí y experimentas, puede que sólo por curiosidad… Y luego te gusta y te enamoras, o no, pero te gusta… Y sigues…
Me acerco a él y nos besamos con mucha dulzura ¡Dios, cómo le quiero! Sentirle es sentirme viva, no puedo comparar este sentimiento con ningún otro. Le abrazo más fuerte…Es mío, Luis es mío y siempre lo será ¿Cómo pude vivir sin esto?
Visto ahora, me parece casi de cajón que haya acabado en la cama con mi hermano, enamorada de él. Me doy cuenta de que Nuria tenía razón, empieza casi sin querer, ni siquiera lo piensas o lo ves venir y luego sigues, sigues porque sientes que es súper fuerte, algo inigualable, lo mejor que me pudo pasar, sigues porque es…
Como ella dijo, es lo más.