Lo inesperado...
¿Cómo detener la entrada de lo inesperado?...
¿Cómo detener la entrada de lo inesperado? Son de ese tipo de cosas que piensas hasta mucho después de que pasaron y a veces ya no vale el reproche, está hecho y lo único que queda de ello es ese recuerdo que en algunos casos llega a doler o te deja una sonrisa inmensa. Aunque a pesar de lo que podrían pensar muchos de esto, yo no me arrepiento.
Ella llego como pudo haber llegado cualquier otro día o la brisa matutina, con esa confianza de quien conoces de hace mucho tiempo. Pero fue precisamente ese habernos conocido desde hacia tanto tiempo lo que hizo mi sorpresa aun mayor.
Hablábamos de hombres y lo simple que se comportan la mayoría de veces, pensábamos en voz alta que tal vez nosotras les parecemos muy extrañas o complicadas y que no había nadie mejor para entender a una mujer que, en definitiva, otra mujer. Esa búsqueda secreta del hombre perfecto que cada una guarda en su interior sufrió un cambio sutil, de hecho muy poco que nos dimos cuenta hasta que una de nosotras lo dijo (estoy segura que las 2 lo pensábamos) dijo
- Creo que comenzare a considerar el volverme lesbiana.
Creo que desde ese momento nuestras mentes ya no dieron vuelta atrás.
- ¿Qué se sentirá besar a una mujer?
- Aun no lo sé, pero debemos ser tan buenas o mejores que los hombres.
- Pues nunca me ha gustado quedarme con dudas
Y de pronto esos ojos con ese brillo en especial se quedaron fijos en los míos, fueron segundos, pero el suficiente para comprobar que el resto de sus pensamientos ya estaban dedicados a imaginarme tocando su piel mientras dentro de mi cabeza estaba creciendo esa ansiedad que te avisa cuando alguien está demasiado cerca de tus labios, entonces, me beso.
El primero fue un beso lento y largo, me asusto la suavidad de esa boca generosa, pero no pude apartarme, simplemente quería dejarme llevar y sonreí internamente pensando que estaba cumpliendo una de mis fantasías mas secretas y que, si iba a besar a una mujer, también iba a disfrutar haciéndola a mi manera hasta que gozara tanto que no quisiera irse de mi cama durante una muy buena temporada.
Con un poco de impaciencia desabotone la blusa la impaciencia dio paso a la desesperación entre mas se intensificaba el beso y en cuanto comprobé que la dulce piel blanca de su cuello era cada vez más suave conforme iba bajando mis labios, mi mano comenzaba a buscar el broche del sostén, pero no quise desabrocharlo. Hubiera sido fácil, años de práctica con mi propia ropa interior, pero casi pude aspirar el aroma de la desesperación de ella porque tocara mas y decidí ir más despacio mientras ella ya acariciaba mi espalda por debajo de la blusa y daba ligeros mordiscos a mi cuello y hombros.
Noté que sus dedos llegaban a mi cintura y titubeaban, pude sentir que en ella aun había un poco de miedo, así que con firmeza moví su mano hacia mis piernas y entonces ella se atrevió a acariciarme con más libertad.
Para ese momento yo ya había perdido todo el pudor y miedo, decidí desabotonar su pantalón. Mi compañera casi siempre usa pantalones de vestir negros y ajustados a su cadera y piernas, así que la observe unos segundos antes con la prenda puesta antes de retirarla de sus piernas mientras yo me dispuse a aprovechar el privilegio de explorar con mi boca el nacimiento de sus senos blancos y redondeados.
La ropa nos empezaba a estorbar, solo dejaba que mis manos exploraran su anatomía, deje que ella me quitara la blusa, en el momento en que yo le quite el sostén pude ver en su rostro que se sonrojaba, una cara de pena con ese toque que te dice que no debes de detenerte, mientras la contemplaba la lleve lentamente a la cama con un beso profundo y largo.
Las ganas de tener sus pezones en mi boca eran demasiadas así que fui directo a ellos, comencé a besarlos y lamerlos, era fascinante ver la cara de una mujer debajo de mi deshaciéndose del placer y poco después del ligero dolor que mis dientes le causaban, aunque supe que era dolor el que le provocaba no me detuve, mi cuerpo comenzaba una danza impaciente entre sus piernas, fui bajando a su abdomen y explorando con mi lengua la superficie tersa de sus caderas que también me acompañaban con ese vaivén tan característico e impaciente para que mi boca o mis manos las encontraran o atrajeran hacia mí.
Si esperaba alguna vez que mi primer encuentro con una mujer fuera todo tierno y de hermosas caricias, pues me equivoque. Lo único rosa de mi encuentro fue la tanga que quedo tirada en el piso de mi habitación y el corazón de su vagina caliente en mi boca.
Sabia a limón, miel y fruta dulce en realidad no puedo describir la clase de paraíso que encontré entre sus piernas. Estábamos tan excitadas y húmedas que yo tan solo quería meter dentro mi lengua para no salir más, pero podía notar sus gemidos a cada una de mis caricias y sus palabras "No pares por favor no te detengas" Tan solo por maldad y para placer mío me detuve escasos segundos para besas sus muslos y luego reanude mi tarea.
"Hazlo más adentro, méteme tu lengua" De nuevo esas palabras llegaban a mis oídos, pero no lo hacía como en las películas porno donde gritan y aparte gimen gritando otro tanto, sino con una voz más tenue, de verdad suplicando que no parara porque entonces el mundo se pararía también.
Fue cuando sin previo aviso metí dos de mis dedos sin dejar de lamer su clítoris rosa y pude notar lo fácil que se deslizaron dentro de ella, así como un aumento de tono en su voz que de pronto ceso para darle lugar a una respiración más acelerada, casi tanto como la mía, que solo recibía caricias leves en respuesta pero que estaba agitada de tanto que me excitaban sus reacciones, en mis dedos pude descubrir la temperatura de su interior.
Después de poco más de un minuto sentí que su cuerpo comenzaba a temblar, le estaba causando un orgasmo muy placentero, tal vez mas de los que un hombre le había hecho sentir (como ella misma lo confeso poco después) entonces lleve la mano libre que había seguido dedicada a sus senos hacia su abdomen para poder sentir mejor cada una de las contracciones de su vientre y su cuerpo mientras mis labios se mojaban del liquido de su placer.
Sin dejar de acariciarla y con cierta firmeza retire mis dedos y subí para reclamar un poco las atenciones que yo le había dado. Todavía no recuperaba el aliento cuando me acerque a ella para besarla para poco después probara mis dedos bañados de su sabor antes de que me lo acabara yo de tanto lamerlos, me tire a su lado en la cama y ella empezó a besarme los senos, los lamia bien, recorría todo el alrededor para terminar succionando mis pezones como yo lo había hecho hacia un rato, la tenia sujeta del cabello guiándola por mis pechos, estaba llena de deseo porque me tocara.
Entreabrí mis piernas para que su mano me penetrara con dos dedos para que después mi cadera empezara ese movimiento que es característico para poder sentir sus dedos más adentro y más fuerte, yo ya no podía estar mas excitada o, eso creía, hasta que dejo un momento mis pezones y se pudo a acariciarme con su lengua todo mi vientre
Puedo decir todo lo que yo hice porque recuerdo muy bien como la hice sufrir y gozar al mismo tiempo, pero no puedo recordad cada paso que ella hizo conmigo porque llego un momento en que me perdí por completo en las nubes que inundaban mi cabeza y ya no supe hasta que la tormenta se calmo un poco y pudimos recostarnos en la cama después de meditar un poco las cosas nuevas de nuestra vida.
Ya había recuperado mi imagen de siempre, llena de pensamientos profundos y menos impulsivos, pero en ningún momento sentí que lo que hicimos hubiera estado mal porque la pasamos bastante bien al final, de hecho, ahora que escribo estas líneas siento de nuevo esa ansiedad de tenerla cerca, de sus ojos café oscuro llenos de deseo
Tal vez considere hablarle para invitarla a pasar esta noche conmigo