¿lo hice por dinero?
Una estudiante asiste a una sesión de modelaje erótico por falta de dinero y animada por su propio novio. Las acontecimientos se van sucediendo de tal forma que ella se va dando cuenta de muchas, muchas cosas...
¿LO HICE POR DINERO?
Sinopsis:
Una estudiante asiste a una sesión de modelaje erótico por falta de dinero y animada por su propio novio. Las acontecimientos se van sucediendo de tal forma que ella se va dando cuenta de muchas, muchas cosas...
Hola, me llamo María Liana pero todos mis amigos y conocidos me llaman Marilia. Tengo 23 años y soy española, de Mallorca, una de las islas del archipiélago balear español, pero ahora vivo en Madrid en una residencia de estudiantes en la cual trato de llevar lo mejor posible mi vida, a pesar de las movidas que hay en La Choza , como la llamamos todos.
Trato, en la medida de lo posible, de compaginar diversión con las horas de estudio que requiere la carrera de medicina. Mis padres me mandan cada mes una partida de dinero para gastos varios, a parte de pagarme la estancia y la manutención en La Choza de aproximadamente unos 500€ al mes. A pesar de que esta cantidad no es poca cosa para gastarla sólo y únicamente en vicios algunas veces me quedo un pelín corta y... bueno ya sabéis lo que ocurre en estos casos no hay más remedio que quedarse en casa, en mi caso en La Choza .
Mi novio se llama Alberto, un chaval de 27 años que estudia 5º de Ingeniería de Caminos. Un ejemplar de hombre notable tanto en lo intelectual como en lo físico, alto, delgado musculoso, moreno... pero con un defecto: el 80% de las ocasiones en que los dos comenzamos con nuestros juegos eróticos ¡¡¡no resiste ni 5 minutos!!! De hecho, entre las chicas se le conoce por el mote del Five Minutes , apelativo que llegué a conocer bastante después de estar con él. El resto de nuestros encuentros…, bueno si es que así se le pudiera decir, su miembro no alcanza la rigidez y dureza que debiera alcanzar un miembro joven y viril como el suyo y esto me atormentaba tanto cuando pasaba que me sentía completamente culpable por este hecho. Y es que lo intentaba todo para poder remediar el problema hasta auto convencerme que el problema no residía en mí ni en mi físico.
Todos mis amigos y amantes que conozco dicen que soy una mujer que vuelve locos a hombres, y por qué no decirlo, también a las mujeres. Soy alta 1,77 cm, delgada de 54 Kgs de peso, con unas medidas un poco exuberantes para ser modelo hoy en día, 98 de pecho, 58 de cintura y 90 de caderas. Pelo largo y liso de color castaño claro a la altura de los hombros que me permite moldearlo y darle formas que con otros tipos de pelo no sería posible, ojos grises muy claros y grandes y ligeramente almendrados que hacen que muchos que me conozcan me pongan de apelativo “ Gatita ”; nariz pequeña recta y unos labios carnosos que trato de destacar aún más gracias a la gran variedad de pintalabios que existe en el mercado en estos tiempos. Mis pechos son, como ya lo habéis leído con mis medidas, más bien grandes pero no conocen a Newton ni la jodida gravedad terrestre y desafían una y otra vez la ley universal, con unos pezones ligeramente morenos y grandes que cuando me excito hacen que cubran una parte generosa de mis pechos de tal forma que muchos de los que me han conocido íntimamente me comentan que en vez de pezones tengo “ galletas María para mojar la leche” ; mis manos son firmes, con dedos largos y delgados rematados en unas uñas que me ocupan tiempo y trabajo en mantenerlas largas y pintadas (como una gata, por eso también me llaman así) Mis piernas son estilosas, con muslos delgados, definidos y duros gracias a la afición que tengo por la natación, rematados en unos piececitos que trato, al igual que el resto de mi cuerpo, de cuidarlos y mimarlos al máximo posible.
Con todo ello, os podéis figurar el porqué mi novio en la mayoría de las ocasiones se sobrexcitaba tanto. No podía comprender el porqué de esta situación ni tampoco el cómo poderla solventar pues yo por mi parte lo había intentado todo, ya os lo he dicho. Y cuando quiero decir TODO es TODO. Le comía la polla hasta que se le ponía lista para la acción, los huevos y hasta el culo lo intenté en una ocasión, le dejaba completamente listo para seguir la faena y justo cuando tenía que darme fuerte… ¡¡¡se corría y se le bajaba a una velocidad que ni el Induráin ese bajando el Turmalec en el Tour de Francia!!! Le había ofrecido hasta mi culito como premio si duraba hasta que yo llegara al orgasmo y... nada de nada. Ni con esas. Muchos de nuestros encuentros sexuales eran polvos rápidos motivados en muchas ocasiones por las circunstancias del momento y en especial en lugares públicos, cosa que yo trataba de evitar en la medida de lo posible, no porque sea una mujer poco libidinosa, no, sino porque era en esas ocasiones cuando yo me sentía también mas caliente y... necesitaba más y él…, bueno, él no era capaz de darme lo que me estaba pidiendo mi cuerpecito que no era más que una buena polla de macho que me hiciera ver y alcanzar las estrellas con cada embestida que me diera.
Por ello muy de tarde en tarde no tenia mas remedio que buscar lo que mi Alberto no me daba, pero ya os lo he dicho, muy de tarde en tarde (una vez cada tres o cuatro meses) y ahora os estaréis preguntando ¿y eso porqué? bueno pues, muy simple, porque le quería y... le quiero. Sí, joder, le quiero. Estoy enamorada de él y haría cualquier cosa que me pidiera. La cuestión es que no me pedía nada y ya con una relación de casi 2 años con este ritmo os podéis imaginar muchas veces la calentura que llevaba entre las piernas.
Un muy buen amigo que tengo (es gay, lástima) me decía que era “una hembra de bandera mal follá”. Pero bueno todo eso cambió y ¡¡¡cómo cambió!!! a raíz de un anuncio que vi en uno de los corchos que hay dedicados al alumnado en la facultad y es por ello que os voy a relatar lo que ya me sucedió, de esto hace seis meses ya, en presente y como si no hubiera sucedido nada hasta ahora, con pelos y señales. Aquí tenéis la historia:
Eran las 11:30 de la mañana de un viernes cuando al salir de una clase de Anatomía Patológica me encontré en el pasillo a Sonia Grijalbo, amiga bastante pija que gracias a la pasta de sus padres iba siempre de punta en blanco. A pesar de no ser muy guapa de cara tenía un cuerpecito bien definido y atlético gracias a las clases de aeróbic a las que asistía todos los días. Nos conocimos en primero y tuvimos una pequeña historia entre las dos en una fiesta en la que ambas salimos un poco sobradas de alcohol y de ganas de sexo.
- Hola Marilia, ¿que tal estás cariño?.
- Hola Sonia bien ¿y tú que tal estás? mejor de ese resfriado que te estaba amargando ¿no?
- Sí ya estoy mejor, gracias eres un encanto. Por cierto vienes esta noche a la fiesta del Vendetta va a tocar un grupo nuevo que según Robert promete mucho. ¿Te vienes con nosotros?
- Uffffff no sé Sonia si podré estamos a últimos de mes y aún no he recibido la asignación de mis padres y...
- ¡Vamos ya Marilia! Siempre estás igual dile a Alberto que vaya contigo y te lo paga todo ¡no sé para qué quieres novio chica!
- Bueno… es que, no sé… bueno está bien ya vale ¿eh? Además Alberto tiene un parcial de no se qué en una semana y dice que es importante, que está obligado a sacar nota.
- ¡Jajajajaja ya ya bueno! ¿Sabes que te digo “ Gatita ”? que si no haces nada por solucionar tus “problemas” no vas a poder hacer nada en la vida. –dijo Sonia golpeándome el pecho con el dedo índice, dos o tres veces, una hasta me hizo daño-
- ¿A qué te refieres Soni? ¿No irás con segundas verdad? No te habrá chivado nada Ignacio no?
- ¿Quién? ¿Ese amigo tuyo mariquita? ¡No! Es una caja de muertos no dice nada de nada y encima con él no valen las artimañas femeninas. ¡Es un muermo y encima mariquita!
- ¿A qué problemas te refieres entonces Soni? – le dije mosqueada y pensando que se refería a mi problema íntimo con Alberto-
- Pues al tuyo ¡al económico cariño! Debes de solventarlo si no quieres apolillarte.
- ¡Ah! Sí ya… -contesté con cierto alivio pero con pesar pues era otra espinita que ahí tenía-
- Bueno en fin, si sacas dinero del cerdito hucha me llamas al móvil. Hasta otra cielo.
- Adiós Soni, hasta otra. ¡Y que te diviertas en el concierto!
- ¡Lo haré jajajajaja! –dijo alzando la mano por el pasillo sin darse la vuelta para mirarme-
Era verdad tenía que hacer algo con el problema económico ¿pero el qué? ¿Qué hacer? No tenía ni idea. Además si me ponía a trabajar en algo me iba a bien seguro a quitar bastante tiempo. Tiempo que necesitaba para poder sacar la carrera y estudiar. Pensando en todo ello y caminando hasta la cafetería de la facultad para tomarme un refresco de cola antes de la clase siguiente me fijé que en el corcho de anuncios había un tío alto, un poco fofo de carnes y con barriga prominente y que a pesar del cuerpo descuidado que exhibía tenía una carita de osito que era una delicia. Estaba colocando un anuncio y me acerqué:
SE NECESITA CHICA JOVEN, GUAPA Y CON BUEN CUERPO PARA REALIZAR SESIÓN FOTOGRAFICA. SE PAGARAN 250€ AL MOMENTO Y POR SESIÓN. INTERESADAS CONCERTAR ENTREVISTA EN EL TELEFONO...
¡Vaya! (pensé olvidándome del osito que ya se daba media vuelta para irse) esto podría ser la solución a mis problemas. Miré a mi alrededor, no había moros en la costa…, izquierda, derecha centroooooo y ¡zas! de un tirón me hago con el anuncio. Jeje acababa de eliminar a la competencia de un tirón ¡y nunca mejor dicho! Ya sólo hacía falta marcar el número esa misma mañana, lo haría nada más terminar la clase.
Tiiiiiiiiipppppppppppppp.Tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiippppppppp. tiiipppppppppp.
- Estudio fotográfico ¿Dígame?.
- Hola buenas tardes, llamaba por lo del anuncio que han dejado en la facultad por lo de la sesión de fotos.
- ¡Ah sí! ¡Vaya!., eres la primera que llama. ¿Qué edad tienes?
- 23 –contesté con cierto pesar pues no sabía si querían o no a chicas aún más jóvenes-
- ¡Bien! Y dime y perdona por la pregunta pero para esta sesión de fotos es vital el tener que hacértela ¿tienes buen cuerpo, estás potente?
- Yo… eehh bueno sí lo tengo muy bonito. –contesté algo descolocada- ¿Para qué es? ¿para una sesión de trajes de baño o algo así?
- Quizás te pongas alguno pero principalmente no, es para una revista erótica, son fotos desnudas.
- ¿Q-qué? –dije perpleja-
- Fotos desnuda, en pelotas tía.
- Yo… no, no eso no va conmigo.
- Bueno, como quieras. Si cambias de opinión llámame de nuevo.
- No…,no creo. –Y colgué-
Esa misma tarde estaba estudiando Microbiología Celular II y, de vez en cuando recordaba el anuncio y la conversación con el tío del teléfono. Era alguien joven, quizás el osito. No se me iba de la cabeza ni por un instante el tema, era como si lo tuviera enquistado en el mismísimo hipotálamo, y no podía concentrarme en absoluto. Salí de mi habitación y me dirigí al comedor de la Choza para cenar algo. Estaba llevándome a la boca un trocito de tortilla cuando Ana Crisol, una compañera, me llamó voz en grito debajo del dintel de la puerta.
- ¡Marilia! ¡Mariliaaaaaa! ¡Tu novio está en la verja, dice que bajes a verle!
- Vale, gracias Ana.
Terminé los cuatro bocados que me quedaban en el plato y bajé las escaleras. Siempre me pregunté por qué en los años en los que estábamos no dejaban aún pasar a los hombres a los colegios mayores femeninos, era incongruente, pero la norma estaba ahí. En la verja estaba mi Alberto, tan guapo como siempre.
- ¡Qué raro, tú por aquí! ¿No tenías un parcial?
- Sí –me dijo dándome un piquito en la boca- pero la verdad es que lo llevo bastante bien y necesitaba dar un paseo para oxigenar las neuronas. Sabes que aprobando este me quedaría sólo el proyecto para licenciarme y es importante que saque nota para mantener la media ¿Me acompañas?
- Bueno, uno pequeñito que ya es de noche y debo estudiar algo. No era capaz de concentrarme esta tarde.
- Te has vuelto a dejar el móvil apagado. –dijo con sorna- ¡Lo puedes dejar en modo vibración y así no te molesta cuando te llamen jajajajaja! ¡Te lo puedes dejar en cierto sitito y…!
- ¡Ya! –le corté abrochándome la chaqueta con cierta malicia- ¿Vamos?
- ¡Vamos! ¿Tienes frío?
- De momento no, no te preocupes.
- Y dime… dijo cuando ya íbamos dando la vuelta a la esquina- qué te ha pasado para que no te concentrases, no suele pasarte a menudo eso.
- Es que… mira –le dije tendiéndole el anuncio que aún tenía en el bolsillo del vaquero-
- Buscan chicas para una sesión de fotos… ¿y?
- Que he llamado esta tarde, ya sabes, para mejorar mis ingresos y es una sesión de fotos para una revista erótica.
- ¡Coño! –dijo Alberto parándose de repente-
- El tío con el que hablé me dijo que la sesión de fotos era desnuda y le dije que no me interesaba.
- ¿Y por qué no?
- ¿Cómo que por qué no? ¡Pues porque es una sesión de fotos en bolas para una revista tío!
- Bueno… yo… yo la verdad no lo veo tan malo. Muchas famosas lo han hecho, profesionales del teatro, la danza…
- ¿Me… me estás insinuando que tú verías bien que a tu novia la vean en pelotas todo el mundo? –le dije entornando los ojos, completamente perpleja por su actitud-
- Marilia, cariño, no es malo. Debe verse como algo natural, es un trabajo más. De todas formas, si lo haces por el dinero, ya te dije que yo comparto lo que tengo de la asignación de mis padres y para lo que me queda de carrera…
- Sabes que tampoco me gusta eso Alberto, el dinero es de cada uno, no para compartir. Sabes que en ese sentido me gusta ser muy independiente.
- Está bien, mira, vamos a hacer una cosa. Tú vuelves a llamar al tío ese y le dices que quieres intentarlo. Si te quedas pensando nunca sabrás si eras capaz de hacerlo.
- ¿Q-qué? –le dije dubitativa-
- Que le llames… -dijo tendiéndome su móvil- toma llámale y queda con él.
- Está bien Alberto… pero tú, ¡TÚ! me acompañarás y como me pase algo te…
- No te pasará nada… -me interrumpió- y sí, yo te acerco y te acompaño. ¡Te lo prometo!
Cogí el celular que mi propio novio me tendía y marqué de nuevo el teléfono que venía en el anuncio. Esta vez era la voz de una persona más bien mayor de unos 50 o más años o por lo menos eso era lo que parecía por teléfono. Me inspiró mucha confianza con lo que, en definitiva decidí acudir a la cita. Quedamos para el día siguiente a las cuatro de la tarde. Para mí era perfecto, ya había acabado las clases y para Alberto… bueno, para Alberto debía de ser perfecto porque insistió con muchos ademanes en que esa hora le venía genial.
Se trataba de un edificio del antiguo Madrid castizo que al parecer, habían rehabilitado hacía poco. Era en el último piso, en la buhardilla. En la única puerta del rellano se encontraba una placa de latón dorado que ponía: ESTUDIO FOTOGRAFICO GARCIA E HIJOS. La puerta estaba flanqueada por dos pequeños arbustos de la familia de las coníferas, muy bonito pensé. Me entró el pánico de repente y empecé a bajar de forma muy precipitada el primer tramo de escalera pero Alberto me sujetó por el brazo y llamó al timbre e intuí que él tenía muchas más ganas de estar allí y de tener esa experiencia que yo misma. Para mi sorpresa la puerta fue abierta, nada más y nada menos, que por “el Osito” ¡Ay qué carita más dulceeeeee! ¡Pero hijo de mi vida qué barriga cervecera que tenía! “Este no se la ve cuando va al servicio a mear” , pensé.
- Hola buenas tardes soy Marilia y éste es mi novio Alberto Tenía una cita con el Sr. García para realizar unas fotos.
- ¡Ah sí! Pasa, pasa, te estábamos esperando. Me llamo Alfredo, Alfredo García (me tendió la mano)
- Encantada Alfredo (se la ofrecí).
- Hola ¿qué tal?, yo soy Alberto… su novio -dijo mi chico con una ilusión en la cara que no le había visto en mucho tiempo, cualquiera diría que iban a fotografiar a su novia en pelotas-
- Ya, ya me imagino… porque no hay nadie más ¿no? –dijo el Osito asomándose y mirando por los laterales de la puerta con cierta guasa- Pasad está mi padre esperando en el estudio pero la sesión de fotos es sólo para ella.
- ¡Sí, sí ya lo sabemos! –contestó Alberto pasando al estudio antes que yo-
Se trataba de un estudio muy bien iluminado, totalmente diáfano y con unos ventanales que daban a una terraza enorme y llena de plantas y flores y de fondo una impresionante vista del Palacio Real. El Sr garcía se encontraba allí, efectivamente este era un señor de unos 55 años, casi calvete y el escaso pelo que tenía era blanco. A pesar de la edad mantenía un aire jovial y una vitalidad que más la quisieran muchos de mi edad. Pero la verdad es que, en cierto sentido, me puse aún más nerviosa pues ellos no eran las únicas personas que estaban allí. Había una chica pululando de un sitio a otro con una cartuchera de cuero repleta de cepillitos y lápices por lo que deduje que era la maquilladora, un par de chavales como de unos 20 años más o menos con unas pantallas reflectantes de forma circular que hacía que la luz incidiera allí donde el viejo fotógrafo les decía y una pareja en pelota picada a la que estaban sacando un reportaje fotográfico. Me quedé de piedra mirando la pose de aquella pareja. El chico penetraba el trasero de… de… ¡otro chico! a lo perrito. ¡Era un reportaje para gays! A pesar de no ser nada retrógrada al respecto y de tener grandes amigos homosexuales, de hecho mi mejor amigo Ignacio, lo es, jamás de los jamases vi cómo una pareja homosexual hacía el acto y noté cómo una leve comezón subió por mi entrepierna. Lo raro de la cuestión es que ninguno de ellos se movía y sólo mantenían la pose que les había dictado el fotógrafo. Yo seguía atónita mirando el cuadro viviente cuando el hombre con una sonrisa en sus labios me asaltó diciendo:
- ¿Marilia? Tú eres Marilia, ¿verdad? Felipe García, fotógrafo profesional, encantado. Veo que tenías razón eres una joven muy hermosa y atractiva. ¿Y te acompaña...?
- Gracias por el piropo Sr. García. ¡Es… es mi novio! –dije no pudiendo apartar mi mirada de aquellos dos-
- Ya, bueno, encantado también –dijo con cierto recelo- y no, no, de piropo nada es la verdad. Te has adelantado un poquito y nosotros vamos algo atrasados respecto a otro reportaje previo así que si queréis bajar a tomaros algo… en 20 o 25 minutos hemos terminado y podremos empezar con tu trabajo ¿te parece bien?
- Yo… yo…
Intenté articular alguna respuesta sin poder decir nada y sin quitar la mirada de la escena pornográfica no porque me resultara extraña, a pesar de que nunca había visto una pareja homosexual en plena faena pues normalmente son un colectivo muy, muy discreto en sus relaciones íntimas, sino por otro motivo que yo, en aquel momento, desconocía por completo de ese mundillo. Para impedir que el chico que penetraba al otro se le bajara la libido éste se meneaba de vez en cuando en el agujero posterior de su amante en un muy breve y comedido vaivén de tres o cuatro metiditas. Era curiosísimo pues era como si estuvieran follando pero sin follar en realidad. Con este hecho el fotógrafo aprovechaba también para sacar una serie de diferentes instantáneas muy rápidas y en secuencia para hacer que el reportaje fotográfico proyectara que los modelos estaban haciéndolo en verdad. En aquel instante se me pasó rápidamente por la cabeza este hecho y lo relacioné con mi “trabajito” de modelo. Eso era algo que jamás hubiera imaginado y me sentí completamente confundida y fuera de lugar. Mi mente, rápida y habituada a estudiar pesados volúmenes de información, me dijo un “no te preocupes que tú vas a estar sola” pero aún así, quería salir de allí corriendo y lo hubiera hecho si mi novio no me hubiera agarrado fuertemente de la cintura respondiendo un:
- ¡No, no hace falta Sr. García, mejor nos quedamos no se preocupe! –Se precipitó a decir mi novio con una sonrisa en los labios, es como si estuviera en su salsa, no lo entendía-
- Bien, de acuerdo, de todas formas me imagino que antes de nada y haceros perder el tiempo querréis saber de qué va tu encargo, ¿verdad?
- P-pues sí sería lo más acertado sí- le dije pensando en si había alguna otra persona implicada en el “trabajito”-
- Se trata de una sesión de fotos para una revista erótica de tirada nacional. Primero debes posar con unos bikinis, después te desnudarás y adoptarás las poses que te digamos y después, bueno después depende de ti si quieres ganar más dinero dando un paso más allá para la revista. Repito para que quede bien claro, son fotos desnudas con poses muy atrevidas y… a veces, con algo más ¿habrá algún problema por ello? –dijo dirigiéndose a mi novio directamente-
- ¡No, no ningún problema! –Dijo todo ilusionado el cabrón de él, yo no daba crédito a lo que oía ¡Conmigo no estaba contando para nada!-
- Pues hombre sí… -dije mirando a Alberto con cierto rencor- Quizás antes de aceptar sería más acertado que me informase un poco más A MÍ- le recalqué al fotógrafo-
- Bien, pues se trata primeramente de realizar unas fotos en bañador y en bikini. Son tan sólo un serie de 5 aprovecharemos esta sesión para hacer un catálogo para otro cliente pero aprovecharemos un par de fotos para la entradilla de la revista erótica y sí, en realidad son dos trabajos, por lo que de entrada ya tendrías 500€, 250 por cada una. Si sigues bien las instrucciones terminaremos la primera ronda en una media hora aproximadamente. El siguiente pase sería para la revista erótica, para mí este trabajo es, con mucho, el más importante pues es un cliente fijo que me encarga muchísimos trabajos. Aquí te desnudarás y adoptarás las poses que te vaya comentando.
- Ya y… ¿estaré sola?
- El trabajo es erótico pero subiré el tono en lo que tú puedas aceptar y sí, el trabajo es para una modelo sola.
- Ya, bueno –le dije más relajada-... ¿y el pago?
- Ante todo nosotros somos profesionales, esto no es ningún juego. Todos estamos trabajando y esto no se hace por diversión ni placer. Antes firmas un contrato, con él se te dará el 50% del trabajo en metálico y el resto mediante talón bancario nominativo al finalizar la sesión.
- Ya, ¿y eso por qué? –dijo Alberto-
- Porque es mejor para vosotros y para nosotros no declararlo todo a Hacienda, ¿no crees? Esto se hace así en este sector.
En tu caso concreto- siguió diciendo el Sr. García dirigiéndose esta vez a mí con un semblante mucho más relajado que con el que contestó a la pregunta de mi novio- tú cobrarás 250€ en metálico a la firma de cada contrato y el resto mediante talón a tu nombre. Si decides hacer algún extra especificado en contrato y aceptado con tu firma en separata se te pagará aparte mediante talón nominativo también.
- ¿Y…y esos extras son… son? –dije viendo cómo el penetrador se movía tres o cuatro veces más en el culo de su ¿pareja? ¿amante? ¿compañero de sesión? No sabía muy bien qué nombre darles-
- Los tienes detallados en el contrato. Cada contrato es diferente. Léetelos bien antes de firmarlo y aceptar el encargo. Es raro, pero eres la única que se ha presentado. Normalmente acuden varias chicas pero bueno, en tu caso ¡tú eres muy guapa y no hará falta hacer una selección previa.
Pensé que el haber arrancado el anuncio del corcho de la facultad había contribuido más de lo necesario a que fuera la única que lo hubiera visto. Miré a Alberto que estaba observando la pareja y el fotógrafo volvía a iniciar su trabajo dirigiéndoles. Más confusa no podía estar.
- A-Alberto… ¿a ti te gustaría que hiciera esto?
- Pues… cariño para serte sincero… sí, me gustaría que te exhibieras como lo hacen ellos –dijo señalándoles-
- Alberto, quieras o no esos dos de ahí están follando –señalé-
- Bueno, técnicamente no –dijo con la mano en la barbilla-
- ¿Co- cómo que no?
- Hombre, están penetrándose entre ellos pero no hay follada alguna.
- ¡Joder Alberto yo estoy alucinando contigo tío!
- Además-dijo mi novio- han dicho que es una sesión en la que sólo estás tú ¿no es así?
- Sí… no sé Alberto, no sé qué pensar de todo esto.
- Bueno, leamos el contrato y salgamos de dudas ¿no crees?
Leímos el contrato con detenimiento, los dos, juntos, uno al lado del otro. Estaba bien redactado y era muy claro en su desarrollo. Era un simple pase erótico de una chica que mostraba sus encantos ante la cámara, por resumir, pero… y ahí estaba el pero… ésta podría subir hasta un nivel 2 de compromiso en el que la modelo podría usar una serie de juguetes sexuales sobre ella para subir la carga, ya no erótica, sino pornográfica del reportaje y esto suponía nada más y nada menos que una prima de 500€ más por las fotos adicionales. Por lo demás, era un contrato tipo sin más especificaciones en las que venía una casilla en la que se aceptaba esta clausula de nivel 2 y un espacio exclusivo para poder firmar el compromiso adquirido de dicho nivel.
- ¡Fírmalo cielo! ¡Venga Marilia fírmalo! –me apremió mi chico-
- Yo… no, no estoy segura de esto Alberto.
- ¿Por qué no? Venga joder… ¡qué va pasarte!
- ¡Que no Alberto joder que esto no voy a hacerlo coño!
- Cielo, si no lo haces sabes que te vas a arrepentir es un dinero que te vendría estupendo 500 pavos por el pase en bikini y 1000 pavos por el erótico.
- ¿1000 pavos por el erótico? Alberto…, vamos a ver porque esto no… no me cuadra –le dije tocándome las sienes- ¿No estarás pensando que tu novia salga ahí rodeada de toda esa gente a meterse juguetes sexuales por el conejo no?
- Hombre Marilia cielo, ya que lo haces… hazlo y te llevas más pasta.
- ¿Q-qué?
- ¡Que así te llevarás más pasta!
- No, salgamos de aquí anda –le dije levantándome de la silla-
- Fírmalo anda –me dijo cogiéndome de la mano sin levantarse él de la silla- a mí me encantaría verte.
- Yo… Alberto, no te entiendo…
Y lo firmé, incluido el nivel 2 de compromiso. Mi fuero interno decía que aquello era una locura pero claro, si no se hacen locuras con mis 23 años recién cumpliditos ya no las haría nunca. Alberto estaba como si le hubiera tocado la lotería, pletórico y radiante. Yo estaba tan confundida que no sabía muy bien si abrazarle o arañarle la cara con mis uñas. Mi chico se dirigió al fotógrafo para notificarle la decisión y acto seguido éste dio instrucciones a su hijo, el Osito , para que extendiera otro talón por el resto del trabajo aceptado para poder realizar el nivel 2 del contrato firmado.
Esperamos 45 minutos, mucho más de lo que nos había dicho en un principio el fotógrafo cincuentón, hasta que terminó la sesión anterior. Yo no podía ni verla. No era capaz y me mantuve en el sillón de la entrada sentada, con las manos en la cara y sobándome el pelo para poder ordenar mis sentimientos. Alberto no perdía ni un detalle de la sesión de fotografías gay que estaban realizando y estaba como a cuatro o cinco metros de mí y en alguna ocasión vi como su paquete mantenía una cierta y respetable erección y esto me mosqueó aún más. De vez en cuando venía y me preguntaba qué tal estaba. Estaba como el culo, pero tampoco iba a decírselo cuando le veía tan contento a mi chico. Una vez que la pareja terminó, éstos se despidieron, les dieron su talón y se marcharon. Serían, más o menos, como las cinco menos cuarto de la tarde cuando el fotógrafo vino hacia mí y comentó:
- Bueno Marilia, ha llegado tu momento. ¿Empezamos con las fotos en traje de baño? Así nos quitamos rápidamente ese otro encargo ¿qué te parece?
- B-bien, como usted lo vea.
- ¡Estupendo! Alfredo hijo, dijo el fotógrafo a su hijo que estaba detrás de un escritorio extendiendo un talón- El siguiente encargo es el de Roger, Paul y Tania ¿verdad?
- Sí papá- dijo “el osito”-
- Bien pues llámales a los tres y les dices que vengan a las siete que vamos retrasados.
- Sí papá, ahora mismo les llamo.
Eva, la maquilladora, me hizo pasar a una sala en la cual había dos bañadores y tres bikinis. Dos de los bikinis eran bastante discretos y no tuve mayor problema en ponérmelos, vamos, unos bikinis normales y corrientes y la sesión de fotos transcurrió sin ningún problema. El tercero era un poco más atrevido, la parte de arriba era anudada al cuello y tenía una extraña forma de sujeción del mismo a base de aros. La braga era una braga- tanga que tampoco suponía mucha dificultad para ponérmela y, tras repasarme Eva el maquillaje, la serie de fotografías con éste nuevo atuendo se hizo sin mayores dificultades. Pero el problema, el verdadero problema, estuvo cuando tuve que ponerme uno de los bañadores. ¡¡¡Pero Dios mío que bañador!!! Era de color plateado metalizado y como todo bañador de una única pieza pero descubría más que cubría. La parte de la prenda que se supone debería taparme los pechos era una finísima tela de unos 3cm de ancho como mucho y esto ya de por sí era un inconveniente para una chica como yo que superaba el doble de areola en los pechos que la tela que pretendía taparlos. Esta misma bajaba a lo largo de mis costillas para unirse en dos tiras más pequeñas a lo que se supone debería taparme el sexo. Tan fina era la tela que cuando conseguí enfundármelo se me veía aún algún pelillo del coño y eso que como os dije antes lo tengo en parte depilado debido a mi afición diaria de ir a natación. Por detrás no había absolutamente nada pues la tela que me tenía que tapar el sexo se metía de tal forma en éste que dejaba al aire las cachas del culo para su entera contemplación. Por otro lado, las dos tiras de tela que pretendían tapar los pezones se unían por la parte de atrás al cuello y la parte de abajo se sujetaba casi por arte de magia por la propia naturaleza elástica de la tela. Me contemplé en un espejo que había enfrente y pude observar que por la parte de atrás era como si no llevara absolutamente nada. Era como si llevara solamente un collar plateado al cuello. Por delante mis dos poderosas razones amenazaban con salir saltando en cualquier momento al más mínimo movimiento realizado pues quedaban completamente al aire desde el mismísimo nacimiento de éstos. La elástica tela me marcaba los pezones con mucho más descaro que una camiseta mojada y... bueno se me veían algunos pelos del conejo. Me dije que no podía salir allí fuera de esa guisa y que sólo tenía dos opciones. Una era renunciar a la pasta y a no darle gusto a mi chico que estaba feliz de haberme visto posar con las otras cuatro piezas y otra... pedirle ayuda a Eva, la maquilladora:
- Dios mío, esto… ¡cómo se le puede llamar a esto bañador! –exclamé-
- No te preocupes… -dijo Eva con una marcada sonrisa que la dulcificaba más la cara aniñada que tenía- En cuanto he visto tus medidas de pecho sabía que éste no te lo podrías poner.
- ¡Es que enseña más que tapa!
- Bueno, para eso está hecho este, creo. Supongo que ninguna de nosotras se bañará con él en una playa ¿no crees? –dijo dando un golpecito con un dedo a la tela que con mucho esfuerzo tapaba parte uno de mis pezones. Este se descolocó de su argénteo encierro y saltó libre a ver el mundo que le rodeaba-
- ¡Cielo santo! ¡No no creo! –dije yo con media sonrisa metiendo de nuevo el pezón en la tela- ¡Cualquier ola sería responsable de quitarme el bañador entero!- Las dos empezamos reírnos a carcajada limpia- Además mira, ¡se me ven pelos por lo lados!
- Joder tía los fabricantes son la ostia… se te ve todo el bollo –dijo en tono provocativo-
- En fin… ¿hay arreglo? –dije-
Eva se dio media vuelta y en voz en grito dijo a la los García que el último traje de baño exigía el repasarme el pubis. Yo les oía detrás de la puerta cómo deliberaban por la hora hasta que el fotógrafo tomó una decisión y volvió a decir a su hijo que volviera a llamar a los del siguiente pase para retrasar más su hora de llegada al estudio. A los pocos minutos, Eva apareció con su sonrisa, agua, jabón y una navaja barbera para repasarme los pelitos. Y vaya si me los repasó. Cuando terminó su trabajo mi panochita parecía la de un bebé salvo por una minúscula tirita de pelo de apenas un centímetro de grosor que nacía en medio del monte de Venus. Todo lo demás me lo dejó completamente libre de vello. Eva me acercó un espejo y pude comprobar el impecable trabajo de aquella profesional. La verdad es que nunca vi mi sexo de esa guisa. Ahora mis labios vaginales, se dibujaban perfectamente ante cualquier mirada y además, por el toqueteo del rasurado, se mostraban ligeramente hinchados y semiabiertos mostrando el inicio de mi canal vaginal. El clítoris se evidenciaba más de lo que yo hubiera pensado, claro síntoma de que me había excitado con todo aquello, y había salido también ligeramente de su capuchón protector. En general era como si la vulva, en una comunicación no verbal, estuviera diciendo a cualquiera que la viera un “estoy lista para ser follada”. Noté cómo el rubor me subía a la cara y cerré las piernas avergonzada ante la situación. La amplia y limpia sonrisa de Eva no abandonaba en ningún momento su cara:
- No te preocupes, es natural que después de tanto toque aquí y allá que te excites un poco. Además estoy acostumbradísima a ver de todo en este trabajo.
- Ya…, bueno es que antes nunca me había pasado.
- Antes tampoco te habían rasurado el bollo ¿no?
- No, nunca. Lo había hecho yo misma pero nunca tanto como ahora.
- Bueno, siempre hay una primera vez para todo. ¿Este también es tu primer día de modelaje?
- Sí y… la verdad que lo que viene después me asusta mucho.
- ¿Después? ¡Ah! ¿Vas a hacer otro contrato?
- Sí uno para una revista erótica.
- ¡Vaya! ¡Bienvenida al club! Aquí la llamamos la revista. Nos da mucho trabajo y gracias a ella tenemos curro fijo todos. ¿Has aceptado también un nivel 2?
- Sí, y eso es lo que me da miedo.
- No deberías. Aquí todo es muy profesional, Ya lo verás. En realidad todo depende de ti. Tú tranquila, relájate y disfruta. Hasta ahora el jefe estaba muy contento ¿no?
- Sí pero hasta ahora no me he tenido que poner en pelotas delante de tanta gente ni abrir las piernas para que me hagan fotos.
- Es igual que el pase de los trajes de baño. Tú relájate, sigue las instrucciones y verás como todo sale igual de bien.
- Gracias Eva.
- De nada, venga, sal ahí y termina con este contrato que los García se están poniendo nerviosos con los tiempos.
Salí de nuevo al estudio principal con el traje de baño plateado, esta vez, libre de pelitos indiscretos que querían también dar la nota de entre los rebordes de la tela. Las fotos y las poses se sucedieron con rapidez y por fin terminamos el primer contrato de los trajes de baño 10 minutos después. Tras este, “El Osito” quiso hacerme entrega del talón correspondiente a la finalización del primer contrato.
- Toma, esto es tuyo. -dijo dándome el talón-
- Dónde lo guardo, ¡no tengo dónde ponerlo! Dáselo a mi novio por favor –le dije-
- Claro, toma, el dinero que ha ganado tu novia.
- Gracias. –dijo mi Alberto con una sonrisa tan amplia que jamás se la había visto el más de año y medio que llevábamos juntos, me mosqueó un poco pero le veía tan ilusionado-
- Debemos comenzar con el siguiente contrato. Vamos muy retrasados –comentó el patriarca de los García acoplando una nueva tarjeta de memoria a la cámara digital que estaba usando- Vamos a aprovechar este mismo traje de baño para hacer la introducción de este contrato, ¿de acuerdo Marilia?
- Usted es el jefe –dije con la voz un poco entrecortada-
- Bueno a ver, comencemos. Ponte ahí de pie- me dijo señalando una esquina del estudio en el que los laterales y el fondo estaban pintados de un verde chillón para permitirle al fotógrafo poder manipular y poner el fondo que quisiera en una posterior sesión de retoque fotográfico- Venga, muévete de forma sensual, lentamente… eso es así, como si estuvieras bailando… ¡PFISSTT!...Bien… ¡PFISSTT!... Bien.. ¡PFISSTT!... sigue así…¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Perfecto!. Ahora tócate los pechos por encima del bañador… ¡PFISSTT! ¡Muy bien! ¡Apriétalos un poco! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Bien, bien! Humedécete los labios, saca la lengüita sobre ellos… eso es… ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Estupendo! ¡Genial!
Las tomas de fotos se sucedían una tras otra. Veía como Alberto estaba sentado en una silla echado hacia delante, con las manos apoyadas en la barbilla y con los codos en sus rodillas. Su expresión era de auténtica satisfacción, casi diría que de éxtasis. Yo mientras me iba desinhibiendo cada vez más y más y las poses se hicieron más y más provocativas hasta que el Sr. García me ordenó quitarme por completo el casi, inexistente bañador, si es que a esa prenda pudiera llamársela de esa guisa. A partir de aquí, no sé aún cómo sucedió, pero incluso el vocabulario del vetusto fotógrafo se tornó hasta diría yo que humillante sin embargo a esas alturas me estaba calentando ya de tal forma que aún ni me había dado cuenta del cambio de actitud.
- Ahora ponte a cuatro patas como una perrita… así, perfecto quieta ahí ¡PFISSTT! Bien, ¡PFISSTT! Abre bien las piernas ahora preciosa, más… un poco más… así muy bien ¡PFISSTT! Eleva el culo un poco más, más, más, más ¡así bien quieta! ¡PFISSTT! Muy bien fenómeno sepárate bien las cachas de ese culo para que podamos ver bien esos agujeritos… así, bien, bien ¡quieta! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Genial! Ahora mete tu mano por entre tus piernas y pon un dedito en tu clítoris…, así, quieta ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! Muévelo y métetelo varias veces que se aprecie en las fotos que te haces una paja, venga guarrita, un poquito más… ¡Eso es genial! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Sigue, sigue, sigue! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Vale fenómeno cambiemos de pose! ¡Alfredo, por favor, acércame otra tarjeta de memora! Y tú, Eva pásale ahora un poco de clara de huevo al coñito de la modelo.
- Toma papá –dijo El Osito dándole una nueva tarjeta de memoria-
- ¿Clara de huevo? –le dije a Eva, extrañada mientras esta se ponía frente a mis piernas abiertas-
- Sí, es un truco muy usado en las fotos eróticas para simular en que estás mojada… sepárate los labios un poco… así… eso es –dijo pasándome un cepillito embadurnado de la clara de huevo- Aunque visto lo visto creo que te estás mojando… realmente.
- Sí… qué vergüenza, un poco la verdad…-le dije mirando a los ojos a mi chico que estaba como abstraído mirando a cuatro metros de donde estaba-
- Bueno no te preocupes… esto le pasa a muchas.
- ¿En serio?- le dije a la maquilladora mientras me repasaba de polvitos la cara y las tetas-
- Santi ponte ahí con el reflector –le dijo el viejo fotógrafo a uno de los chavales que tenía una pantalla para reflejar los focos y ajeno a la conversación que estábamos manteniendo las dos- Tú quédate ahí mismo Arturo pero gira el panel cinco grados a tu derecha, que incida bien la luz en la zorrita.
- Sí, en serio. Hasta don Felipe se ha dado cuenta. Por eso ha cambiado su actitud respecto a ti… Él siempre ha dicho que las mejores modelos son las que disfrutan de los trabajos pero que a esas, mientras dura la sesión, hay que tratarlas como putas para que salga lo mejor que tienen escondido.
- Yo no soy ninguna puta –le dije no muy convencida del todo-
- Sí, claro –dijo plantándome un rápido piquito en los labios- ¡Lista jefe, toda suya!
- Muy bien, perfecto sigamos que vamos con muchísimo retraso. A ver ahora quiero que te pongas en cuclillas y que separes bien esas piernas perfectas que tienes para que salga bien esa rajita tuya… eso es… ¡PFISSTT! ¡FISSTT!, ahora sepárate los cabios del coñito con una mano…¡muy bien! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! Usa ahora las dos, que se vea bien esa raja… así, ¡PFISSTT! ¡cojonudo! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Chica qué gruta tienes ahí! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Santi dale ahora el consolador negro a la putita!
Ante esta orden uno de los chicos dejó el panel reflector para pasarme un consolador, ligeramente flexible, negro como el carbón, largo y orondo, como de 23 o 24 centímetros con unas gruesas y marcadas venas simuladas a lo largo de todo él y rematado en una maciza y contundente punta que hacía las veces de descomunal capullo. Su grosor, unos cuatro o cuatro centímetros y medio, era constante a lo largo de todo el juguetito salvo en la parte del capullo que era sensiblemente un poco más grueso llegando muy posiblemente a los cinco o cinco y medio de diámetro. El inmenso pene artificial se remataba en un par de bolas del tamaño de pelotas de tenis que hacían de huevos y de base a una enorme ventosa para mantener fijo el artilugio ante cualquier superficie lisa. Aquel juguete era una pasada de grande y dudé realmente en si debía o no protestar por su tamaño pero observé cómo mi chico se reclinaba resoplando en su asiento tocándose disimuladamente el ostensible bulto que tenía entre las piernas. Noté de repente cómo mis pezones se ponían aún más duros y mi clítoris se empitonaba aún más saliendo él solito de su capuchita protectora y la verdad, no sabía ya si eran o no restos de la clara de huevo los juguitos que, lentos y parsimoniosos, iban cayendo por el interior de mis muslos. Mi respiración se hizo más fatigosa y mis pechos se mostraban más y más sugerentes. Asumí con absoluta dedicación las órdenes del fotógrafo y de hecho cuando me dijo que chupara y mamara el consolador de ébano lo hice de tal forma que cuando terminé de hacerlo el cacharro pareciera haber sido fabricado con material brillante a pesar de su textura y acabados en mate.
- ¡Cojonudo zorrita! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Magnífico! ¡Ni una profesional lo puede hacer mejor! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT!. Bien, por ir terminando ya, ponte tumbada y pásate el consolador por entre los labios del coñito… así muy bien… ¡PFISSTT!... Frótate un poquito con él para hacer la serie…¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Perfecto!
- ¡Ay Dios! –solté en un leve susurro inaudible para los demás. Aquel roce me estaba llevando a la calentura más absoluta-
- Ahora necesitamos que te penetres un poquito con él, muy poco no hace falta todo ni muchísimo menos, un poquito sólo ¿podrás?-preguntó el fotógrafo enarcando las cejas en un gesto de poco convencimiento-
Alcé la vista desde donde estaba, tumbada, más caliente que una estufa de un pueblo de los Pirineos aragoneses en pleno mes de diciembre, abierta de piernas y con el maldito cacharro pasándomelo por entre mis abiertos labios. Sentía mi clítoris titilar, pidiendo con urgencia ser sofocado fuere como fuere. Me reincorporé un poco, me puse de rodillas, lamí durante uno o dos segundos la puntita de aquella verga de látex, escupí la base de ventosa y planté el mástil en el suelo con un sonoro…
- ¡PLOOF! –la verga artificial quedó fijada danzando alegre de un lado a otro. Era como si tuviera cierta consciencia y que intuyera, por fin, que un coño, mi coño en aquella ocasión, se lo iba a follar- ¿Usted cree que no podré? ¿Me darían una prima si me lo meto todo todito? –les dije llevándome dos de mis dedos a mi boquita para chuparlos y pasármelos por entre los labios para lubricarlos más, aunque he de decir que ya estaba como la aceitera de una cocina de fritangas-
- N…no… sé es… grande…demasiado…quizás –dijo completamente descolocado el fotógrafo-
- ¿Prima?- le dije mirándole a los ojos y mordiéndome el labio inferior, estaba caliente como una perra-
- ¡Prima¡ ¡Si eres capaz sacaremos unas fotos cojonudas!
Ante su respuesta no pude más que sonreír pícaramente mirando a todos los que allí estaban. Uno de los chavales creo que era el tal Santi, no paraba de resoplar y de secarse el sudor de la frente con la manga de la camiseta, ¿quizás era por los focos o por la calentura que le estaba yo proporcionando? Eva me miraba con un gesto travieso y condescendiente mientras mordía la puntita de uno de sus pinceles apoyada bajo el dintel de una puerta; ¿Arturo?, creo que así le llamó el fotógrafo al otro chaval que llevaba uno de los paneles reflectores, era más descarado y se toqueteaba de vez en cuando el paquete como queriendo colocar su pene juguetón en el lado correcto del calzoncillo; el Osito , fue a sentarse al fondo de la mesa escritorio y pude imaginarme que se sacaba la verga de los pantalones al abrigo de ésta y mi novio… bueno, mi novio estaba con la sonrisa más luminosa que le había visto en todo el tiempo que con él había estado y, ni corto ni perezoso, no dudo un segundo en mostrarme los pulgares hacia arriba como diciéndome: “¡esa es mi niña!” Me coloqué de pie, justo debajo la polla artificial continuaba con su cadencioso bamboleo como si no pudiera mantenerse quieta de lo excitada que estaba, lo sé, es una locura pero fue lo que pensé en aquel momento. Fui bajando hasta colocarme en cuclillas a escasos dos centímetros del inmenso capullo de látex. Di un respingo ante el roce de éste cuando alcanzó mi inflamado clítoris, quería jugar con él un poco antes de empalarme en toda su longitud. Fui pasando cuatro, cinco, seis veces la polla por entre mis labios vaginales. El fotógrafo no paraba de subir el tono de sus frases pero las oía ya desde la distancia como si para mí ya no existiera nadie más en aquella sala, sólo yo y mi amante artificial. Me llevé una de mis manos a un pecho para elevarle y chuparme yo misma un pezón que me estaba arruinando la cordura con su insistente petición de asistencia perentoria. Hice lo propio con el otro, para que no se me pusiera celoso; mi otra mano sujetaba el capullo pasándomelo, cada vez más deprisa por toda la vulva. En la distancia oía la insistente cámara digital que no paraba de recordarme con su sonidito que me estaban haciendo un book porno completito y esto, en aquel momento, me estaba poniendo más burra, si es que esto era ya posible.
Separé a tope mis rodillas y abriéndome los labios con una mano me penetré aquella maravilla en todo mi coño. No voy a deciros que me costó metérmelo porque sería mentira, aquella monstruosidad entró en mis intimidades como un cuchillo de acero podría hacerlo en mantequilla. Con el ceño fruncido y mi boquita en forma de O inicié un movimiento de bombeo que quedó muy lejos de ser lento. Mis pechos bailaban al son del ritmo sabrosón que mis caderas y muslos imprimían a la follada. Y es que era eso, me estaba follando toda. Mi orgasmo no se hizo esperar y una oleada de placer me recorrió toda la espina dorsal de abajo a arriba hasta estallar en mi cerebro obnubilado por el goce y el deleite. No podría deciros cuánto tiempo estuve brincando en ese estado sobre la negra polla de látex pero lo que sí puedo recordar es que mis berridos enmudecieron a todos los que allí estaban salvo el chasquido de la cámara digital que no paraba de obtener instantáneas de mis vaivenes.
Completamente desmadejada me saqué el artilugio de mi, hasta ese momento, satisfecho sexo. En su base, cerca de los huevos, había quedado una blanquecina espumilla de mis jugos y en la tarima, alrededor de la ventosa de aquel bendito cacharro había un pequeño charquito de líquido vaginal que evidenciaba que me había corrido como una auténtica puta. Mi respiración fue tornándose a la normalidad y fui tomando consciencia de la situación.
- Bueno… esto… me lo he metido todo, ¿no? –dije confusa-
- Sí, ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Mantén esa expresión de puta guarra en tu carita! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Genial! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Joder qué reportaje a los de la revista les va a encantar! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! Abre un poquito las piernas que veamos cómo se ha quedado de abierto ese coñito tuyo… así ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡joder hija de mi vida! ¡Pedazo chocho tienes! ¡PFISSTT! ¡PFISSTT! ¡Genial! ¡Bueno pues ya hemos terminado! Hijo… prepara un sobre de prima en metálico para nuestra heroína.
- ¿Estás bien? –Me dijo mi novio Alberto a mi lado ayudándome a ponerme en pie-
- Sí, estoy bien… qué coño… ¡estoy de puta madre! –le dije- Necesitaba hace días un orgasmo así –le dije con cierto reproche sabiendo que él, la última vez me había dejado a medias- ¿Tienes un pañuelo?
- Sí, aquí tienes. –Me dijo mientras me daba uno limpio y perfectamente planchado e impoluto. Se ve que has gozado como una putona –Siguió diciéndome cuando en ese momento estaban llamando a la puerta principal del estudio--
- No te pases Alberto, tú tienes la culpa de todo esto.
- Toma- dijo el Osito extendiendo la mano con un sobre-
- Dáselo a mi novio –le dije dolida y marchándome a la habitación donde estaba mi ropa para vestirme- Parece que le gusta cobrar con lo que hago.
Mientras me vestía oía de lejos a los recién llegados y a los miembros del equipo del fotógrafo hablar con éstos. Mi pensamiento estaba, en ese preciso instante, intentado entender por qué me había dejado arrastrar a esa situación. Sin duda, mi calentura me jugó una más que mala pasada pero bueno, al menos, había gozado como hacía semanas que no lo hacía y me había ganado un pastón en una sola tarde. Ahora sí tendría pasta para irme por ahí de fiesta y copas.
- Esto… esto Marilia –dijo el fotógrafo cuando ya estaba saliendo de la habitación- Tenemos un problemilla, bueno, mejor dicho un problemón y he pensado que quizás tú puedas ayudarnos.
Al lado del equipo del fotógrafo había dos tíos altos y fuertes, vestidos con ropas informales pero bien caras. Uno de ellos era pelirrojo con tupé y unas largas pestañas de fuego que enmarcaban unos ojos verde esmeralda verdaderamente impresionantes, como de unos 25 años. Su compañero, bastante más corpulento, era un chaval de unos escasos 19 añitos con unos músculos que en poco tiempo más gastados en gimnasio rivalizarían con los de un culturista profesional. Los miré con cierta indiferencia y busqué con la mirada a mi novio, sentado en el sillón de la entrada como a unos 3 metros de donde estábamos.
- Usted dirá… -le dije observando a Alberto-
- Verás, el siguiente contrato que tenemos se ha retrasado muchísimo y la modelo que tenía que venir, Tania, debía coger un vuelo a Budapest para esta noche y no ha podido venir. Nos ha dejado colgados y tengo que entregar a la revista otro reportaje para pasado mañana.
- ¿Y? –le dije mirándole-
- Que si quieres ser tú la modelo del siguiente contrato. Nos harías un gran favor y te pagaríamos más. Además éste contrato es más “complicado” y de por sí exige ya hacer un nivel 2 de compromiso. Por favor, te ruego que lo consideres.
- Debo irme, tengo que estudiar.
- ¿Por qué no lo pruebas? –replicó Alberto levantándose como un resorte de la butaca-
- Alberto… ¿Tú estás bien de la cabeza? –le dije-
- Perfectamente bien, ¿por qué no lo pruebas?
Podéis escribirme para dar también vuestras opiniones o apreciaciones personales a esta dirección de correo: **[email protected]
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