Lo engañé con otra
Por curiosidad, termina engañando a su novio.
No me gustan las mujeres, pensaba hasta anoche. Es decir siempre le tuve cierto recelo a tener sexo con una persona de mi mismo sexo, además de que tengo novio, lo amo y me la paso genial en la cama con él... pero aquella noche fue diferente, aquella noche no sé qué fue lo que me pasó.
Por unos asuntos del trabajo, tuve que pasar la noche con Sheila, una compañera... teníamos que adelantar papeleo de forma urgente. Ella no me caía muy bien que digamos, pero para hacer más amena la situación acompañamos la tarea con un vino.
Un poco más "sueltas" por la bebida comenzamos a conversar. Me preguntó sobre mi novio y si alguna vez había tenido un orgasmo.
-¿Alguna vez? Muchísimas veces.
Luego me preguntó si alguna vez había experimentado el famoso squirt: la eyaculación femenina.
-No, jamás. -Sí he tenido orgasmos y sexo maravilloso con él, pero nunca antes había eyaculado.
-Puedo enseñarte y mostrarte como.
Ambas estábamos demasiado borrachas y ella no dejaba de mirar mis senos. No eran ni grandes ni pequeños, más bien medianos, pero los de ella eran gigantes junto con su trasero... redondo, perfecto, firme y grande. Eso sí, mi retaguardia no tenía nada que envidiarle a la de ella.
Se acercó a mí y comenzó a darme besos en el cuello. Se me hizo raro, pero por alguna razón no quería que pare así que no le dije nada.
Luego pegó su cuerpo al mío. Sentía sus grandes pechos aplastándose contra mi espalda... no sabía por qué pero esa sensación me gustaba. Ahora su boca y lengua estaban en mis clavículas y sus manos estaban desabrochando mi camisa y quitando mi sostén.
-Dios... -Se me escapó en cuanto ella comenzó a jugar con mis pezones. Fue una sensación extremadamente placentera, y por alguna razón la sensación de sus pechos contra mi espalda era demasiado agradable.
-¿Te gusta? -Preguntó ella.
-No me gustan las mujeres. -Le dije. -Pero...
-¿Pero? -Y dio vuelta mi cuerpo y dirigió sus manos a mi trasero, apretándolo y dándole un masaje con sus manos.
No me gustan las mujeres, pero hasta ahora siento placer.
Al ver que no podía dejar de mirar su escote, se quitó su camisa, yo le quité su sostén e inmediatamente pegué mis senos a los de ella y froté mis pezones con los suyos... por Dios, qué bien que se sentía. Su respiración se notaba agitada y me decía que por favor continúe. Algo raro estaba pasándome ahí abajo. ¡No me gustan las mujeres!
Ella volvió a jugar con mis pezones, pero esta vez con su boca... los lamía, chupaba y mordía mientras comenzaba a quitarme mi pantalón.
-Acuéstate. -Dijo mientras ella también se quitaba el suyo. -Boca abajo.
Se sentó en mis nalgas y lo primero que sentí fue toda su humedad ¡Estaba mojadísima! Y debo confesar que yo también lo estaba. Comenzó besando mi espalda y dándome masajes con sus senos. Se me escapó un gemido. Ella alternaba besos y masajes de senos a mi espalda mientras se frotaba contra mis nalgas. Qué rico se sentían sus fluídos contra mi trasero, sentía como penetraban dentro hasta casi rozar mi ano mientras ella gemía como loca. Aumentó la velocidad, lo hacía cada vez más fuerte y más rápido, y cada vez más y más... sentía cómo se presionaba contra mí hasta que sentí un chorro de líquido mientras su cuerpo temblaba sobre el mío.
Inmediatamente me dijo que me coloque en posición de perrito. Ni bien lo hice pasó una mano por ahí y dijo:
-¿Si no te gustan las mujeres por qué estás mojada? -Y luego comenzó a estimular mi clítoris. Para ese entonces me liberé de todos los prejuicios y pensé "a la verga... esto se siente muy rico"
Sentí entre mis nalgas cómo frotaba uno de sus senos y luego sentí cómo comenzaba a darme besos y lamidas por toda la zona, comenzando por una nalga y luego por la otra hasta que finalmente las abrió para dedicarse a mi ano. Sentí su lengua lamiéndolo y luego sentí cómo daba pequeños besos y chupetones alrededor de este. Dios... se sentía tan bien. No despegó su lengua de allí y yo le pedía que por favor no pare... que no pare porque ya, ya estaba viniendo. Estaba por tener un orgasmo con una mujer y esta vez era demasiado, demasiado raro. Sentía una mezcla de placer y ganas de orinar hasta que de pronto no pude contenerme más y salió: tuve mi primer squirt.
-Te gustó ¿Eh? -Me dijo.
-Demasiado. -Y ahora fui yo quien la acostó en la cama boca abajo. Necesitaba ese culo sí o sí así que comencé a frotar mi zona íntima contra su voluminoso trasero. Ella me decía que por favor siga pero la verdad no pensaba detenerme mientras masajeaba su espalda con mis senos. Abrí más sus nalgas para poder sentirme más cerca de su ano, lo cual hizo que ella lance un gemido muy potente. Estaba extasiada.
Finalmente se colocó encima de mí mientras yo estaba boca arriba. Volvió a llevarse mis senos a su boca y luego volvió a frotar sus pezones contra los míos. Y sentí su clítoris extremadamente húmedo frotándose contra el mío que estaba tan mojado como el de ella. Le rogué que no parase. Todo lo que quería era continuar sintiéndola. Me estaba volviendo loca. Hasta que finalmente otra vez, otro orgasmo en simultáneo al de ella. Esta vez el squirt lo tuvo ella.
A pesar del alcohol no me arrepiento de lo que pasó esa noche. Creo que sólo me sirvió para soltarme, para desinhibirme y para tal vez darme cuenta de que lo volvería a hacer.
Cuando me tocó volver al trabajo dejamos de mirarnos mal, comenzamos a saludarnos y posiblemente a que haya una próxima vez.