Lo encontramos, en el lugar menos esperado
Esta es la historia de como encontramos a una pareja en el lugar menos esperado, pasandola genial y formando una amistad que dura hasta estos dias.
Lo encontramos, en el lugar menos esperado
Ya habían pasado un par de meses del regreso de España y nuestro inicio en el mundo swinger, volvimos a nuestra vida normal, Pablo al estudio y yo, a trabajar con mi papa y estudiando para mi tesis. Eran los primeros días de Octubre y el mismo día que me daban mis calificaciones, me dieron otra gran noticia, estaba embarazada (y yo que pensaba que no menstruaba por los nervios de la tesis), poco después de recibirme, con 10 semanas de gestación, comenzaron los problemas, fue un embarazo complicado, con mucho reposo y poco sexo (solo se la chupaba a Pablo para tomarme su leche) pero por surte nuestra bebe llego a este mundo bien, Luchy (Luciana) era una hermosa niña con unos tremendos ojos celestes que serian la locura para todos los hombres (o mujeres) que la quisieran conquistar, así que pasado ese año sin sexo real, salimas a la caza de una pareja para saciar nuestra sed, pero encontrar parejas hace 24 años atrás en Argentina, no era tan sencillo como ahora, solo usando el ICQ o un primitivo MSN, lento y muy básico se podía charlar con alguien, otra opción eran lagunas revistas de contactos o boliches donde se reunían algunas parejas del ambiente y a veces, se lograba una cita. Así fue como usando los recursos que teníamos a la mano y no funcionando ninguno, decidimos ir a un boliche. Esa noche me vestí sexy, unas minis muy cortas de hilo, negro, una blusita muy escotada que permitía ver muy bien gran parte de mis tetas y unas sandalias con taco aguja muy altos. Pablo con una camisa blanca, zapatos, pantalón negro y un pulóver liviano anudado al cuello color verde, un bombón muy sexy.
Llegamos al boliche, yo pedí un café Irlandés y le dije a Pablo que pidiera un Martini, ya que tomándolo sería muy parecido a James Bond, versión Sean Connery. Hablamos mucho entre nosotros, mirando a todos lados, había varias parejas, algunas juntas en una mesa y otras solas, intentamos con saludos cordiales ver si alguno respondía, pero nada. Pasadas dos horas decidimos irnos, con tan mala suerte que uno de los tacos de mis sandalias se rompió y quede desparramada en el suelo, inmediatamente Pablo y varios hombres se acercaron a ayudarme para ponerme de pie, sobre todo un muchacho de nuestra edad, de piel trigueña y hermosas facciones, les agradecí a todos y me fui apoyada en el hombro de pablo hasta el auto con mi maldita sandalia rota en la mano.
Paso casi una semana y teníamos turno con nuestro pediatra para el examen mensual de Luchy, nos sentamos en la sala de espera, había una par de personas con sus bebes, pasado un rato, la puerta del consultorio se abrió y salieron el muchacho de piel trigueña y hermosas facciones, su mujer con su bebe, nos reconocimos al instante, nos saludamos con un respetuoso HOLA y se fueron. Nos toco nuestro turno, entramos, el pediatra reviso a Luchy y como todo estaba normal nos retiramos tranquilamente. Cuando salimos, de un auto a pocos metros del consultorio salió ese hermoso espécimen de hombre, nos saludo nuevamente y nos pregunto si podíamos charlar unos minutos con su esposa y el, ambas parejas contábamos con poco tiempo, así que nos acercamos, presentamos y ellos nosotros, eran Patricia y Roberto y su bebe Juan José, Patricia me pregunto como estaba de mi caída y le dije que bien, aunque avergonzada de semejante papelón, todos nos reímos, se notaba que había un hermoso clima, así que los invitamos a cenar a nuestra casa y quedaron en llamarnos ya que debían encontrar quien les cuidaría a su bebe, ya que eran nuevos en la ciudad y conocían a muy poca gente. Así fue que el viernes de la semana siguiente, sonó el teléfono y era Patricia, contándonos que un matrimonio con niños que Vivian en el piso de arriba de su departamento les cuidarían a su hijo, le pase la dirección de nuestra casa y quedamos para el otro día. Temprano lleve a Luchy a lo de mis padres y con la clásica frase de mi mama "déjamela hasta el lunes o martes" (palabras de una abuela primeriza).
Somos nudistas, pero en nuestra primera cita no podíamos recibir a nuestra cita en bolas, así que me puse un vestido corto de lycra negro muy ajustado, sin ropa interior para que no me dejara marcas, pero esta vez con unas sandalias de plataforma para evitar accidentes y Pablo, con unos zapatos náuticos, pantalones de lino color crema y una remera roja con vivos blancos, estaba hermoso, justo para seducir a Patricia.
Sonó el timbre, Pablo fue a abrirles y entro Patricia con una mini de jean muy corta y una musculosa donde se notaban un hermoso par de tetas y Roberto con unos jeans y camisa blanca de mangas cortas que dejaban ver su piel y sus lindos músculos. Patricia me saludo con un beso, casi en mis labios y Roberto con un beso, pero en mi mejilla (si me daba un beso con mucha lengua no me hubiese ofendido). Los invitamos que se sentaran mientras yo iba a darle los toques finales a la cena, había preparado pollo con papas noisette y salsa de manzanas verdes, mientras pablo abría una botella de vino. Patricia se ofreció ayudarme a servir los platos y comenzó la charla, nos contaron que eran Salteños, el trabajando para una empresa petrolera y fue trasladado a una de las refinerías de la zona, ella docente pero siendo nuevos en la ciudad y con sus bebes, no iba a ejercer por un tiempo. La charla de a poco fue derivando en el tema sexual, ellos ya habían estado con dos parejas, en su ciudad natal, pero aun no habían encontrado nada acá, Patricia conto que si bien la paso genial con los otros hombres, su contacto con las otras mujeres fue nulo o escaso y quería explorar algo más. Así paso la cena, el postre y decidí llevar los platos a la cocina para lavarlos, Patricia me ayudo, charlamos un rato mientras lo hacíamos, y una vez culminado, me acerque, la garre de la cintura y le di un beso en su boca, ella dejo pasar mi lengua sin problemas, así estuvimos unos minutos, besándonos apasionadamente en la cocina. Decidimos darles un show a nuestros hombres y fuimos al living donde ellos estaban charlando de deportes, puse música romántica, baje un poco las luces eh invite a Patricia a bailar, aclarándole a los chicos que ellos solo podían mirar y solo participarían cuando nosotras lo permitamos. nos abrazamos y fuimos bailando muy pegas, con nuestras piernas apoyándolas en la vagina de la otra, así lentamente fui sacándole su minifalda y su musculosa, dejándola con una diminuta tanga roja y un corpiño con sus tetas a punto de estallar, se lo saque, se lo tire a los muchachos y baje un poco para besarle los pezones que estaban duros como roca, le dije que se diera vuelta y se reclinarla un poco y con mis dientes le fui bajando su tanga, con mis manos le abrí un poco sus cachetes y toque con mi lengua el agujerito de su culo, se dio vuelta y vi su concha con unos pelos bien recortados en su pubis de un color negro como la noche, mientras ella fue sacándome mi vestido y dejando mi desnudez al descubierto, se arrodillo frente a mí y nos fundimos en un interminable beso con nuestras lenguas jugando a full, la fui bajando hasta dejarla acostada boca arriba, nuevamente le chupe sus tetas dejando las mías a su alcance para que ella hiciera lo mismo, en esa posición fui bajando con mi lengua pasando por su vientre y llegando a su concha, que para esa altura estaba empapada de jugos como la mía, lamí con muchas ganas sus labios, su clítoris y el interior de su vagina mientras ella hacía lo mismo, yo comencé a jadear y gritar, la note algo retenida a ella y le dije que se soltara, que ahí nadie la escucharía, sus jadeos se hicieron más intensos y sonoros hasta llegar a un grito fino que indicaba que estaba acabando, me acerque hasta su cara, le metí muy profundamente mi lengua en su boca y gateando fui rumbo a su marido, ya frente a él, levante mi cuerpo lo suficiente para darle un beso y que sintiera la humedad de la concha de su mujer en mi cara, le fui desprendiendo los botones de su camisa y besándole el pecho, solté su cinturón y lo ayude a bajar su pantalón y boxer, lo suficiente como para que su pija de un color oscuro y muy cabezona quedara a centímetros de mi cara, mire hacia un costado y vi como Patricia se la chupaba a Pablo. Roberto termino de desnudarse, así que me pare, lo agarre de la mano y lo lleve a mi cuarto, me senté en el borde de la cama y continúe mi chupada a esa hermosa pija, oscura y muy dura al igual que sus huevos grandes y con mucha leche para darme, minutos más tarde me fui corriendo en la cama , me recosté, abrí mis piernas y espere sentir su lengua lamiendo mi clítoris que ya estaba de un color rosado intenso de la calentura, mientras él lo hacía, Patricia y Pablo entraron en la habitación, se acostaron al lado nuestro y comenzaron un hermoso 69. Roberto chupo hasta que noto que mi concha ya estaba más que lista para recibirlo, fue subiendo hasta que su cabezota quedo entre mis labios vaginales, comenzó la penetración muy lentamente, cosa que le resulto muy fácil debido a tanta lubricación que le daban mis jugos, cuando note que estaba todo adentro, le dije que no acabara dentro mío ya que no tenia preservativo puesto, que le daría una sorpresita, mientras tanto a nuestro lado, Patricia cabalgaba a Pablo, gimiendo como poseída, les pedí que se dieran vuelta así podía ver la pija de mi marido entrando en el cuerpo de nuestra reciente amiga de juegos, era hermoso ver como sus labios vaginales abrazaban la pija de mi amor mientras entraba y salía, esa imagen acelero la llegada de mi orgasmo mientras Roberto continuaba con una penetración suave pero muy profunda, llego otro orgasmo y otro más hasta no saber cuando terminaba uno y comenzaba el siguiente, así continuamos hasta que Roberto acelero su ritmo, señal que estaba por acabar, le pedí que saliera, se parara al costado de la cama y comencé una frenética chupada, hasta lograr que largara dentro de mi boca gran cantidad de leche, mientras, Patricia continuaba cabalgando a Pablo, en un instante ella se puso abajo, coloco sus piernas en sus hombros y dejo que mi marido metiera la pija hasta el fondo de su ser y dejara ahí su liquido blanco.
Los cuatro nos fuimos al comedor a tomar un café y descansar un poco, la charla giro al rededor de nuestros hijos y nuestras experiencias, hasta que Patricia tomo de la mano a Pablo y lo llevo nuevamente a la habitación, yo me acerque a Roberto, me senté en sus piernas y comenzamos a besarnos, sus manos acariciaban mi espalda hasta llegar mi culo, diciéndome lo lindo que era, me di cuenta que es lo que quería, de tanto bajar sus manos hasta ahí, me dieron ganas de permitírselo, así que me levante un poco para que pudiera meter un dedo y así iniciar los preparativos de nuestra nueva copula, primero fueron uno, luego dos y por ultimo tres dedos, en ese momento me levante, fui hasta el sillón, me puse en cuatro con mi cola bien paradita, el vino por detrás, abrió mis cachetes y chupo mi culo de una forma divina, yo estaba en las nubes, ni siquiera me percate que Patricia Pablo estaban cogiendo en el otro sillón, baje un poco mas mis pechos, subí la cola y abrí mis piernas, ya estaba lista para que Roberto tomara su premio, apoyo su cabezota en mi agujerito y fue jugando para que terminara de estar bien dilatado, cuando noto esto, comenzó a meter su pija, fue entrando sin mucha dificultad, Patricia, mientras cogía con Pablo le decía a su marido "Amor, te estás comiendo el culo que tantas fantasías te trajo", eso me puso más caliente y el comenzó su bombeo y yo a acabar, me dio de esa forma unos minutos hasta que le pedí que me la sacara, me senté al borde del sillón y que me hiciera el culo ahí, así lo podía ver de frente contemplando su cara de felicidad, Patricia continuaba gritando mientras Pablo también le cogía el culo de ella, en un momento, Roberto me tomo por debajo de mis nalgas, de esa forma poder levantarme un poco y poder llegar hasta el fondo de mi interior, ahí sentí ese calor interno que me lo daba cada chorro de esperma que dejaba en mis intestinos, acabe por última vez, quede rendida, Patricia con su culo muy abierto y lleno de leche de mi esposo, también llego a su fin, ronca de tanto gritar.
Ese fue el inicio de una amistad que dura hasta nuestros días y con un regalo de su parte, muy especial, ya que somos padrinos de su primer hijo.
Marcelita