Lo de casa mejor que lo de fuera
Un intercambio de parejas con un compañero del trabajo de marido acaba no siendo tan satisfactorio como esperábamos, sin embargo la situación nos lleva a dar lo mejor de nosotros mismos y acabamos teniendo una noche memorable
Una tarde cuando Juanma llegó del trabajo me comentó que algunas veces había estado comentando con un compañero algunas de las experiencias que habíamos vivido en el club liberal al que solíamos ir. Una vez Juanma se lo contó y a partir de ahí cada cierto tiempo, Paco que era su compañero le sacaba el tema hasta que este día le dijo que había estado hablando con su novia y que les apetecía conocer el ambiente de un local de este tipo y practicar un intercambio de pareja así que había quedado con él para que fuesen el jueves de esa semana que nosotros teníamos pensado ir. A mi lógicamente no me importo porque me gustaban esas experiencias y la única diferencia sería que en lugar de intercambiarnos con alguien que conociésemos en el club sería con esta pareja, la cual yo no conocía pero Juanma me enseñó una foto de Paco y era bastante apuesto, se veía fortachón y apuesto.
El día de la quedada Juanma y yo fuimos los primeros en llegar al club así que mientras esperábamos a esta pareja nos pedimos una copa, saludamos a algunas caras conocidas de alguna fiesta en la que habíamos estado, también recibimos alguna proposición pero tuvimos que rechazarla porque ya teníamos plan y así esperando llegaron una media hora tarde. En cuanto Juanma los vio entrar por la puerta y me avisó a mí se me cambió la cara, aunque estaba muy cambiada desde entonces reconocí al momento a la novia de Paco, había sido compañera mía hacía bastantes años en el instituto y no es que guardase muy buen recuerdo de ella. Almudena se llamaba, y en aquellos tiempos era una chica alta y delgada en la clase y bastante pava, aprovechaba su risa y tonteo para conseguir todo lo que quería pero al final en cuanto tenía lo que quería si te he visto no me acuerdo. Ahora había cambiado bastante, aparentemente con ayuda de algo de cirugía pues la Almudena que yo recordaba tenía un pecho bastante discreto y ahora era bastante voluminoso, sus labios parecían más carnosos de lo habitual y su melena larguísima lucía un color rubio platino muy poco natural. Apareció ella con un pantalón muy apretado de piel que acentuaba su estrecha cadera y que contrastaba con su enormes pechos embutidos en una camiseta azul, él bastante musculado con ropa también ajustada, parecían una puñetera pareja de algún programa de la tele de éstos que se estilan hoy en día, con lo que yo odio esos programas.
Se sentaron con nosotros pero no quisieron tomar nada, venían con la idea preconcebida en la cabeza de que a estos sitios se venía a lo que se venía y punto así que Juanma y yo apuramos nuestras copas con rapidez mientras intercambiábamos con ellos algunas palabras sin sentido. Almudena parecía mostrar una alegría desmesurada al recordarme del instituyo, yo era más discreta y nada enseguida nos preparamos para ir a la parte interior. Juanma y yo nos levantamos para preguntar en la barra que a qué sala podíamos ir y coger la ropa de cama y utensilios, de camino Juanma me agarró por la cintura, me había notado mi cambio de humor y me dijo:
- Cariño, ¿qué te pasa?, ¿es por qué conoces a Almudena y te sientes algo cortada?
- Sí, es por Almudena, pero no porque me sienta cortada, sino porque no soporto a esa zorra.
- Bueno, al menos espero que disfrutes con Paco…
- Sí, eso espero.
Llegamos los cuatro a la habitación que nos habían dado, tenía un par de cambas bajas y un par de taburetes amplios, así como una pared de espejos. Juanma y yo comenzamos a cubrir las camas con las sábanas desechables, mientras casi sin darnos cuenta y sin decir nada Almudena y Paco ya habían empezado a quitarse la ropa. Siguieron quitando la ropa ellos solos mientras Juanma y yo nos miramos, nos encogimos de hombros y comenzamos a quitarnos la ropa pero en vez de como ellos individualmente nos ayudamos a quitárnosla el uno al otro, jugueteando el uno con el otro, recorriendo nuestras manos nuestros cuerpos y acariciando nuestros labios las partes que se iban descubriendo, cuando los dos quedamos desnudos tanto Paco como Almudena parecían confundidos, no se esperaban que porque intercambiásemos las parejas no pudiésemos coquetear y disfrutar con nuestra propia pareja, a Paco parece que le importó menos pues nuestro jueguecito de quitarnos la ropa ya lo había puesto a tono, Almudena parecía contrariada con los brazos cruzados y semblante serio.
Juanma ya cogió a Almudena de la mano y la llevó a una de las camas, ambos se sentaron y Juanma empezó a besar su cuello y acariciar sus enormes pechos mientras yo me acerqué sensualmente a Paco y empecé a acariciar su musculoso pecho con las manos, bajé una de mis manos por todo su torso y acaricié su polla que estaba totalmente erecta, la agarré y comencé a acariciarla, las manos de Juanma magreaban mi culo, que no es que me volviese loca pero tampoco era desagradable. Finalmente me di la vuelta y con su polla agarrada lo llevé hasta uno de los taburetes donde le di un empujó y cayó sentado. En el camino vi que en la cama Juanma estaba tumbado mientras Almudena estaba chupando su polla, una imagen un tanto particular pues con su mano estaba golpeando su polla con su lengua que la tenía sacada, parecía una escena sacada de alguna película porno y me acordé de una escena así que vimos una vez Juanma y yo y nos reíamos de lo absurdo que era cuando Juanma me dijo que qué sentido tenía eso. Yo por mi parte pensé que si esa era la forma de chuparla de ella Paco sí que se iba a enterar ahora de lo que era hacerlo bien, y así hice, me arrodillé delante de él, mientras mi mano lo pajeaba suavemente mi lengua se divertía juguetona rodeando su prepucio y poco a poco comenzaba a metérmela en la boca, comencé a hacerlo como yo sabía, Paco cogió firmemente mi cabeza parecía que me quería aprisionar entre su polla, no me dejaba hacerlo bien, como yo sabía pero… él se lo perdía. No tardé mucho en notar como su polla se hinchaba ante una inminente corrida, la verdad que ni me caía bien Paco del todo ni tenía el estilo que a mí me gusta para practicar el sexo así que no estaba por la labor de tragarme su semen y me aparté enseguida, al momento soltó un gruñido ronco y su leché brotó abundantemente de su polla. Yo me levanté y tomé unas cuantas toallitas que le dí a él para que se limpiase, me senté a su lado y le dije que me tendría que poner a tono para seguir.
Paco me tumbó sobre el taburete y empezó con su lengua y sus labios a jugar con mis pezones, mientras su mano iba directa a mi sexo, se notaba que los preliminares no eran su fuerte, así que anticipándome lo corté un momento para tomar de la mesa algo de lubricante y echármelo por mi sexo, si no estaba seguro de que en nada metería sus enormes dedos y no sería muy agradable. Así fue, primero me introdujo un dedo y enseguida dos y empezó a follarme con fuerza con ellos, gracias al lubricante salían y entraban con facilidad y aunque no me volvía loca sentía un ligero placer. Estaba empezando a disfrutar cuando unos gritos de placer exagerado me sobresaltaron, era Almudena que era verdaderamente escandalosa follando, por el espejo pude ver que ella estaba sobre Juanma mientras éste con na mano envolvía su cintura mientras con la otra acariciaba sus pechos, sin embargo los gritos de Almudena eran algo totalmente desmesurados. Yo me fui encabronando por momentos y así tomé la mano de Paco para pararlo, le dije con autoridad y cara seria que se sentase, él obedeció, tomé un preservativo, se lo puse, y con mis manos en sus hombros me senté sobre él, dejándome caer con rabia e introduciéndome toda su polla de golpe, comencé a cabalgarlo con rabia, los gritos de esa zorra estaban sacando mi lado salvaje y así seguía cabalgando fuerte y con rabia, las manos de Paco agarradas a mi cintura. Cuando mi ritmo comenzaba a bajar noté como Paco me envolvía con sus brazos y se ponía en pie, yo seguía clavada a él y me agarraba fuerte de su cuello, me llevó y apoyó mi espalda contra la pared y comenzó a embestirme salvajemente, a pesar de que a mí siempre me ha gustado más otro tipo de sexo más suave, compenetrándome con la pareja y sintiéndonos reconozco que esta situación salvaje me estaba excitando muchísimo, me sentía ahora totalmente poseída por él y recibía sus envestidas con agitación y entusiasmo, pidiéndole más, ahora era él el que estaba cansado de tenerme en brazos pero sin bajarme ni sacármela en ningún momento me llevó hacia la cama y me tumbó, en la maniobra de arrodillarse su polla se salió dentro de mí pero enseguida volví yo a acomodarla. Él puso mis piernas sobre sus rodillas y de nuevo empezó a embestirme furiosamente, yo ahora si estaba totalmente chorreando y deseando de correrme, lo animaba. Ahora bajó mis piernas de sus hombros y mis piernas abrazaron su espalda, mis caderas acompañaban sus movimientos, buscando mayor intensidad, finalmente tuve una buena corrida que se fue prolongado mientras él seguía empujando hasta que por fin otro gruñido hizo que sintiese como él se venía con gran intensidad también. Él sacó su polla de mí y se tumbó boca arriba a mi lado con respiración muy agitada.
Yo que había olvidado por completo a Almudena y Juanma volví ahora a la realidad para ver como Juanma la tenía sujeta por las caderas mientras la penetraba fuertemente a cuatro patas y ésta se retorcía como una loca mientras sus gritos no cesaban. No tardaron mucho más que nosotros cuando por fin vi como Juanma con una embestida fuerte ya no se separaba del coñito de Almudena, apretándolo fuete contra él y eso significaba que Juanma ya había acabado. Ambos también quedaron tumbados recuperando fuerzas.
Paco se puso en pie y fue hacia donde estaba Almudena, le tendió las manos y la ayudó a levantarse, acariciando y agarrando el culo de ésta nos empezaron a decir lo mucho que les había gustado, mientras hablaban yo iba gateando hacia Juanma, hasta llegar y acurrucarme bajo su brazo, su mano acariciaba suavemente mi cuerpo y me encantaba volver a sentir sus manos, mientras Paco seguía diciendo que era como la fantasía que tenía en su mente y Almudena sonreía levemente apoyando su cabeza en su hombro. De pronto vimos cómo los dos empezaban a vestirse de nuevo, Juanma y yo nos miramos con cara de circunstancias y comenzamos a besarnos, las yemas de sus dedos recorriendo mi espalda me excitaban a lo que mi mano respondió acariciando suavemente su polla, mi boca se fue hacia su oído y le susurré:
- No sabes cuánto te deseo….
- Y yo a ti cariño me respondió él mirándome a los ojos y hundiendo su lengua en mi boca.
De pronto nos interrumpieron Paco y Almudena para despedirse, decían que había estado genial, que había que repetirlo, y bueno tanto Juanma como yo respondimos cortésmente que sí, que ya lo repetiríamos pero ambos sabíamos que eso no llegaría a pasar, ninguno de los dos habíamos disfrutado especialmente del intercambio a pesar de haber disfrutado de una sesión de sexo salvaje los dos, solamente sexo, sin embargo la experiencia de esta tarde había despertado en los dos un profundo deseo en el que no deseábamos otra cosa que sentirnos el uno al otro. Lamentablemente al abandonar ellos la sala debíamos de salir nosotros también así que muy a nuestro pesar nos vestimos apresuradamente para irnos a casa a seguir donde lo habíamos dejado.
Cuando nos disponíamos a salir del club atravesando la zona de bar nos llamó Bea desde una mesa, estaba con Antón y otra pareja, nos saludamos y antes de darnos cuenta nos habían servido un par de copas, yo la rechacé alegando que no me encontraba bien aunque realmente lo que estaba deseando era ir para casa y sentir a Juanma dentro de mí. Él se la tomó apresuradamente y nos marchamos deseándoles que pasaran una gran noche.
Ya en el coche conduje yo ya que Juanma acababa de tomar la copa. Sentado a mi lado Juanma empezó a decirme:
- ¿Qué te ha pasado? Te he visto como nunca, una salvaje en toda regla.
- Ya te dije que no soportaba a esa zorra y de verla ahí gritando de placer mientras estaba contigo me entró una mala hostia….
- Si te sirve de consuelo te diré que mucho postureo pero muy sosa, no sabe moverse ni ha sabido excitarme. De hecho me he excitado viéndote a ti desatada y desconocida.
- ¡Ah!, ¿sí?
Su mano comenzaron a acariciar mi muslo, me encantaba y de por sí que estaba ya un poquito excitada eso me elevaba aún más. Mientras siguió diciéndome:
- ¿Y con Paco qué tal?
- Tampoco sabe excitar a una chica, de hecho ha sido mi encabronamiento lo que me ha excitado, y creo que a él también a juzgar como me ha follado luego de duro, que aunque no es como a mí me gusta al final ha conseguido que me corra.
- Parece que no ha sido nuestra mejor noche, ¿verdad?
- No, pero aún no ha acabado….
Su mano seguía acariciando suavemente mi muslo, y también acariciaba mi sexo por encima de mi braguita que estaba ya muy, muy mojada. Por fin llegamos a casa, aparqué en el garaje y salimos los dos del coche, nos cogimos de la mano y fuimos a toda prisa hacia el ascensor. Ya en el ascensor nos abrazamos apasionadamente, su mano seguía jugando por debajo de mi falda mientras me mordisqueaba suavemente mi cuello. Paró el ascensor en nuestra planta, salimos corriendo y con prisa abrimos la puerta de casa, en cuanto quedó cerrada allí mismo en la entrada comenzamos a besarnos mientras nos íbamos quitando la ropa. Sus manos hábilmente desabrocharon mi vestido que en cuanto me lo sacó de los brazos cayó rápidamente al suelo, mientras su lengua lamía mi cuello sus manos desabrochaban mi sujetador, yo a la vez había desabrochado su pantalón, había metido mi mano y acariciaba su polla, estaba aprisionada ahí por lo que como pude le bajé un poco sus pantalones y calzoncillos para poder empezar a recorrerla con mi mano en un suave vaivén, él me respondía metiendo su mano entre mis braguitas para acariciarme, le retiré momentáneamente su mano de mi sexo para poder quitarle su camisa, me agaché para quitarle del todo su pantalón y calzoncillos, besó su polla y me volví a poner en pie, yo misma volví a introducir su mano en mi braguita mientras mis manos recorrían su pecho. Me dijo que estaba deseando follarse a una mujer de verdad, a lo que yo le respondí que estaba deseando sentir dentro de mí a un hombre de verdad.
Sus manos deslizaron mis braguitas hacia abajo, quedaron a media altura, yo con un contoneo conseguir que cayesen hasta abajo. Sus manos me envolvieron hasta llegar a sujetarme por el culo, me elevó del suelo, yo instintivamente rodeé su cuello con mis brazos y su cintura con mis piernas, mientras nuestras lenguas se fundían la una en la otra. Apoyó mi espalda contra la pared y ayudándose con su mano guio su polla hasta mi coñito, empezó a penetrarme lentamente, yo lo recibí con mucho placer, apoyó su frente en mi frente y me dijo:
- ¿Es así como te gusta?
- ¡Siiii!, contesté yo con satisfacción. Contigo mucho más.
Comenzó a follarme despacito, lentamente pero empujando bien hondo, yo lo estaba disfrutando de lo lindo y podría haber estado así eternamente. Cuando sus fuerzas flaqueaban le susurré que me llevase a la habitación. Me bajó al suelo y lo cogí de la mano para conducirlo a la habitación, al llegar a ella me arrodillé, metí su polla en mi boca y comencé a lamerla, saborearla, noté como aún crecía más dentro de mi boca y la quería de nuevo dentro de mí. Hice que se sentase en la cama, yo me puse en pie delante de él, apoyé mis manos en sus rodillas y comencé a sentarme de espaldas a él, su mano ayudó a que mientras bajase se introdujese en mí, bajé despacito hasta que estuve del todo acomodada, entonces empecé un suave sube y baja mientras sus manos acariciaban mis pechos, de vez en cuando él me apretaba fuerte contra él y su boca iba a buscar la mía y su mano bajaba a acariciar mi coñito. Ahora fue él quien me paró y atrayéndome hacia él mientras me besaba me tumbó en la cama, acomodó boca abajo y se tumbó sobre mí, su polla se fue abriendo camino entre mis nalgas hasta llegar a mi coñito, sentía como se clavaba en mí con fuerza, gemía de placer y le rogaba que no parase, me follaba con fuerza pero con cariño, mientras su boca lamía y mordisqueaba suavemente mi cuello, yo estaba en el cielo estaba a punto de correrme, agitadamente no paraba de pedirle más, decirle que lo quería, que quería que me diese todo y Juanma seguía y seguía hasta que al final noté como un fuerte empujón llenaba todo mi interior con un enorme calor, yo aún no me había corrido, estaba a punto pero Juanma aún con mi coñito relleno siguió embistiéndome con su polla no al cien por cien pero si lo suficiente como para hacer que enseguida recorriese mi cuerpo una sacudida eléctrica de placer. El seguía dentro de mí, yo giraba mi cabeza intentando buscar su boca, por fin la encontré. Juanma finalmente se tumbó a mi lado, los dos nos fundimos en un fuerte abrazo de brazos, piernas y boca, reconociendo el gran premio que habíamos tenido esta noche, sintiéndonos el uno parte del otro y disfrutando plenamente del sexo.
Así sudorosos y sucios de sexo fue como finalmente nos quedamos dormidos pero felices el uno junto al otro y más que bien satisfechos.