Lo conocí en el gimnasio.

La historia de como conocía Javi en el gimnasio y nuestra primera gran follada.

LUNES

Últimamente me siento gordo y feo. En verdad no es que lo esté, pero me siento así. Mi mejor amigo, David, para animarme me ha regalado un año en el gimnasio del barrio al que él va habitualmente.

MARTES

Nunca había pisado un gimnasio y estaba muy nervioso. Mi amigo me acompaño el primer día para enseñarme el lugar. El primer gran trago fue quitarse la ropa en el vestuario. Yo tenía la tonta idea de que habrían como una especie de probador para cambiarse, pero no. La gente allí se despelotaba sin la mayor importancia. Había de todo, pero en general estaban todos buenos a base de buenos músculos. Penes sólo vi dos y porque me daba corte mirar más.

Yo no llevaba ropa para cambiarme. Vivo a escasos dos minutos del gimnasio y me daba corte ducharme delate de otra gente. Así que dejamos los trastos en la taquilla que cerramos con nuestros propios candados y nos fuimos a hacer ejercicio.

Empezamos por correr un poco. La verdad es que le tenía un poco de terror a esa máquina pues los videos de internet donde no paran de caer montador en ella me venían a la mente cada vez que le daba al botón que aumentaba la velocidad. Pero una vez cogí el tranquillo me relaje y empecé a ver la fauna del gim. Al fondo se veían los fuertacos que sólo hacían pesas y más pesas y máquinas raras. Enfrente tenía a los de las bicicletas que me enseñaban sus culos en pompa cada vez que se levantaban. Tras las paredes de cristal estaban los de zumba y los de otras clases.

Estuvimos casi tres horas en el gimnasio hasta que le pedí a mi amigo que nos fuéramos a casa ya. Que por hoy ya tenía más que suficiente.

Nos dirigimos al vestuario e intente llegar a la taquilla sin mirar los penes que a esa hora se habían multiplicado por 10. Estaba abarrotado y todas las duchas llenas. Llegamos a la taquilla y cogí mi mochila. Cuando me giré mi amigo estaba en ropa interior.

-     ¿Te duchas aquí?

-     Pues claro, no soy un guarro. ¿Qué tú no te vas a duchar?

-     No pensaba. Vivo aquí cerca.

-     ¿No será que te da vergüenza a estas alturas de la vida?

-     La verdad es que un poco de palo sí que me da. Imagínate que se me empalma en la ducha, menudo corte.

-     jajaja, Tendrías que tener cuidado, porque por aquí son todos mariquitas y seguro que alguno te pide que le cojas el jabón que se le ha caído, jaja.

-     Bueno, yo me voy. ¿Venimos mañana a la misma hora?

-     No, no puedo, he quedado con uno.

-     Uf, que rabia. Yo que quería cogerlo con ganas esto del gim.

-     No pasa nada, vente tú sólo. Ya sabes cómo van las máquinas.

-     Ya veré, bueno me voy que te enfrías.

-     Adiós.

MIERCOLES

Al día siguiente metí una toalla y ropa para cambiarme por si me atrevía a ducharme, aunque no estaba muy seguro.

Llegué a gimnasio y me metí en el vestuario. Había pocas personas a esa hora. Metí mis trastos en la primera taquilla que vi, la cerré y me fui un rato a correr.

Le cogí gusto a lo de correr. Me puse en la última fila. De repente un chico no muy musculado se puso en la máquina de delante. No era gran cosa aunque sólo por la media melena que lucía ya me gustaba. Empezó a correr y me quedé hipnotizado viendo ese culito subir de un lado a otro. El movimiento era hipnótico. Sin querer noté que mi pene respondía al estímulo visual in antes de que se me pusiera dura del todo decidí largarme un rato a las bicicleta.

Para no tentar a la suerte me coloque en primera fila justo enfrente de todos los que se pasaban el día levantando pesas con esos aparatos infernales. Había unos cuantos que estaban para hacerles un favor, pero por suerte para mi ninguno me puso tan cachondo como para temer por una erección involuntaria.

El mismo chico de antes, el del culo impresionante, se colocó justo en la bici de al lado. Había como 20 bicicletas vacías y se pone a mi lado. O el chico no quería sentirse sólo o quería ligar conmigo.

-     ¿Eres nuevo por aquí? – me preguntó el chico.

-     Es mi segundo día.

-     Me llamo Javi.

-     Yo Roberto.

-     Y que, ¿te gusta esto?

-     No está mal el gimnasio.

-     ¿te vas a apuntar a alguna clase?

-     Por ahora no creo, pero quizás más adelante.

-     Yo voy los martes y los jueves voy a BodyPump. Está muy chula y el profesor esta que te cagas de bueno.

-     Jajaja

-     Pero no voy sólo por él. La clase está muy entretenida y quema un montón.

-     Bueno, quizás más adelante. Por ahora con un poco de bici y de cinta me conformo.

-     Al final verás cómo acabas en las clases. Lo de la bici y la cinta está bien para un rato, pero todos los días la motivación cae y empezarás a fallar.

-     Y de qué va la clase esta del BodyPump.

-     Pues nada, es muy sencillo. Estamos cada uno con una barra con poco peso y hacemos los movimientos que nos marca el tío pero todo a ritmo de música.

-     Pues no pinta mal. ¿Y a qué hora empieza?

-     De 7:30 a 8:30 es la que yo voy los martes y los jueves.

-     ¿y que hay que hacer para apuntarse?

-     Nada, vas a recepción ahora cuando sales y le dices a Loli que te apunte para mañana a esa hora y ya está.

-     Pues ahora luego me apunto.

-     Ya verás que te vas a divertir.

Seguimos un rato dándole a la bicicleta sin hablar más.

-     Creo que ya he tenido suficiente por hoy – le dije como para despedirme mientras me bajaba de la bicicleta.

-     Yo también – y se bajó y empezó a caminar a mi lado.

El tío tenía la camiseta empapada y el sudor bajaba por el culo haciendo que la tela del pantalón se pegara a la piel mostrándome su abultado y perfecto trasero.

Entramos juntos en el vestuario y para colmar el rizo su taquilla estaba justo al lado de la mía, había 100.000 taquilla y justo la de al lado, ¿no es mucha casualidad?

Nos empezamos a quitar la ropa a la par. Intenté no mirarle mientras me quitaba el pantalón y la camisa pues sé que al más mínimo roce visual mi polla saltaría y no era plan de que eso sucediera.

Ya desnudo cogí mi toalla y me dirigí a las duchas.

-     ¿No coges el gel? – me pregunto Javi.

-     No he traído, pensé que había aquí en las duchas.

-     Sí, pero es muy malo. Si quieres te dejo el mío.

-     No hace falta, yo gasto el barato del supermercado.

-     Ya pero este parece de todo menos gel, además huele raro.

-     Bueno, vale.

Las dos únicas duchas vacías estaban al final del todo. Cada ducha estaba separada por una media pared que no ocultaba nada a la vista del que estaba al lado. Mientras caminaba hacía la ducha mi mente intentaba no girar la mirada pero me fue imposible. El espectáculo de culos  rabos mojados que había era espectacular y cuando llegué al final mi polla estaba más que morcillona. Me puse en la última de culo a Javi, no era plan de girarme y enseñarle todo el tema. Para mi sorpresa sólo había un botón para el agua, y aunque de temperatura estaba bien yo precisaba un toque de agua helada para bajar la inflamación.

-     Ten, toma el jabón. – me dijo dándome un toque en la espalda.

-     Ah, gracias. – me giré disimuladamente y cogí el jabón queme estaba dando.

Empecé a enjabonarme con su jabón, la verdad es que se olía muy bien. Intenté no enjabonar mucho la zona intima no fuera a despertar a la fiera del todo.

Sin querer y cuando me giré para devolverle el jabón no pude evitar verle el paquete. El tío no es que estuviera empalmado del todo, pero le faltaba un pelo, era enorme y muy gorda, además la tenía depiladísima lo que hacía que se viera el doble de grande. Cuando levante la vista vi como Javi se había dado cuenta de que le había visto bien visto y me guiño un ojo. Le acerque el gel a la mano y sin decir nada me di la vuelta. Me aclaré todo el jabón y rápidamente cogí la toalla, me la enrolle a la cintura y salí a toda prisa.

Me senté en el banco enfrente de la taquilla  y me sequé bien. Me puse los calzoncillos y en eso apareció Javi con la toalla a la cintura. Me dedico una sonrisa pícara mientras se acercaba y abría su taquilla. Se giró y aún de pide se quitó la toalla y empezó a secarse el pecho con ella dejando a la altura de mi vista el magnífico falo. Por suerte yo ya tenía el calzoncillo puesto y me estaba colocando los pantalones así que una posible erección se podría camuflar fácilmente. Aprovechando que se secaba la cabeza y el pelo le di un buen repaso de arriba abajo. (Joder que bueno estaba el tío).

Cuando Javi empezó a vestirse yo ya estaba con la mochila colgando y me despedí de él con un hasta mañana casi sin darle opción a que me respondiera.

Antes de salir del gimnasio pase por donde Loli y me apunté para la clase de BodyPump

JUEVES

Había quedado con David sobre las 6 en el gimnasio. Estuvimos una horita en la bicicleta y en la cinta y mientras le conté todo sobre lo de Javi del día anterior.

-     Ya te dije yo que en este gimnasio éramos todas unas mariquitas – me dijo entre risas.

Se acercó la hora de ir a la clase. Desde la bicicleta veía a Javi dentro ya del salón. Cuando me levante de la bicicleta no podía creer lo cansado que estaba. Tenía agujetas hasta en los dedos meñiques. Además con la charla que tenía con David sin querer nos hicimos el tour de Francia en la bicicleta.

Me despedí de David y me fui hacía la clase. Javi me saludo y me indicó que me colocara a su lado en primera fila.

-     Ya verás al profe, te vas a correr con sólo mirarlo. – me soltó la muy puta.

-     Ya veré.

Cuando apareció el profesor entendí perfectamente a Javi. Era el hombre perfecto. Increíblemente perfecto.

(No voy a entrar en detalles del profesor porque eso dará para otra historia)

Salimos de la clase en dirección al vestuario. Yo estaba muerto. La clase era una bestialidad y eso que parecía sencilla.

En el vestuario me costaba moverme y estuve tentado de coger la mochila e irme sin ducharme, pero no quería perderme el espectáculo de ver a Javi otra vez desnudo.

La ducha esta vez fue mucho más amena. Las miradas picaras en la ducha empezaron a ser comunes entre nosotros. E incluso me pego una palmadita al culo cuando salí a secarme.

Esta vez decidí esperarme y salir con el del gimnasio. En la puerta del gimnasio sin venir a cuento me invitó a ir al cine esa noche. Yo acepté pues los viernes no trabajo y no tengo que madrugar.

Quedamos en la puerta del cine a las 10. Yo llegaba unos cinco minutos tarde y Javi ya estaba en la puerta esperándome. Ya sabíamos que peli íbamos a ver y Javi había comprado ya las entradas.

Nos compramos una de palomitas para compartir.

La sala estaba vacía, sólo para nosotros.

Durante la película nuestras manos empezaron a rozarse dentro del cubo de las palomitas, primero parecía involuntariamente, pero tanto roce empezó a excitarme y mi pene empezó a empalmarse. Disimuladamente me lo tuve que colocar de lado por que empezaba a dolerme. Javi se dio cuenta y con su mirada me provocó un empalme total.

VIERNES

Salimos del cine ya pasadas las 12 de la noche y le propuse que se viniera a mi casa a tomar algo ya que yo vivía al lado y el como a media hora andando.

Yo no estaba seguro de que pasaría arriba en mi casa, tenía la idea de que quizás nos atreveríamos a besar, pero no creía que pasara nada más, pero todo sucedió más rápido de lo que pesé.

Al montarnos en el ascensor de mi casa vi cómo sin querer él se pegó a mí. Yo para entonces estaba otra vez empalmado y él lo notó.

-     ¿Qué tenemos aquí? - Dijo irónicamente mientras miraba mi abultado paquete.

-     Nada – conteste burlonamente.

-     Para ser nada se ve muy grande.

-     Yo lo veo pequeñito… Jajaja.

Sin pensarlo dos veces me cogió bien cogido el paquete y lo acaricio bien duro.

-     Pues va a ser que no es nada pequeñito.

-     Mmmm

Para entonces estaba yo a mil y sin darme cuenta empecé a gemir como una puta.

La puerta se abrió sin que ninguno de los dos hiciera ademán de salir.

-     Venga, para, vamos a mi casa que aquí nos pueden pillar. - le dije al oído.

Abrí como pude la puerta mientras Javi me abrazaba por detrás y me restregaba su enorme polla por el culo.

Nada más entrar y cerrar la puerta me cogió contra la misma y empezó a besarme. No fue un beso casto de novios, fue un morreo con mucha lengua. Estábamos entregados al sexo y no había vuelta atrás. Empezamos por quitarnos la ropa y en un segundo estábamos desnudos con la ropa tirada por todo el piso. Llegamos a mi habitación y me tiro contra la cama, se puso encima de mí y sin más me coloco su polla en la boca. No hubo preámbulos, de un bocado me la trague toda. Era enorme y muy gorda, quizás la más gorda que yo haya tenido nunca entre mis manos, pero mi boca estaba entregada y chorreaba tanta saliva que me chorreaba por todo el cuerpo cada vez que me sacaba la polla de la boca.

Mientras se la comía el me empezó a pajear como pudo. El tío tenía mucha maña y su mano sabía perfectamente cómo funciona una polla.

De un buen salto habilidoso se giró y empezamos a hacer un 69 glorioso. El tío era muy activo pero comia la polla como si fuera la puta más pasiva del barrio. Yo me saque su polla como pude de la boca y empecé a lamerle los huevos enormes. Normalmente suelo meterme lo dos en la boca para dar más placer pero con Javi era imposible. Cada huevo suyo era enorme. La corrida que me esperaba de esa polla sería bestial.

Poco a poco dirigí mi lengua hacía su ojete. Cuando mi lengua toco el punto mágico Javi se irguió del gusto dejando libre mi polla.

-     Joder Roberto, que bueno. – me dijo entre gemidos.

Literalmente se sentó sobre mi cara. Y mi lengua le penetraba sin dilación el ojete.

-     No puedo más, te quiero dentro –dijo mientras los gemidos iban subiendo de tono.

No podía creer lo que me estaba pidiendo. Yo pensé que él era hiperactivo y que sería yo el que tendría que hacer de pasivo. Cosa que no me hubiera importado en absoluto.

-     ¿Tienes condones?

Me saque la lengua de su ojete y le dije que en la mesita.

Todo fue muy rápido, se estiro, abrió el cajón, cogió un condón y me lo colocó en menos de un instante. Y sin decir nada aparto su culo de mi cara y se colocó encima de mi polla. Escupió en su mano y me restregó su saliva por todo el condón y sin más empezó a bajar poco a poco

-     Joder, que bueno. – no podía resistir el placer.

Me dio una mirada picara y cuando noté que había entrado sólo la cabeza paró unos segundos.

-     ¿te gusta?

-     Joder, sí. Qué bueno. Pedazo de culo tienes…mmm.

Se avanzó hacía mi sin sacar la polla y empezó a besarme. Poco a poco empezó a bajar su culo y nuestros besos empezaron a gemir cuando de repente pego la última caída y se la metió entera. Y no pudo evitar dar un grito de placer.

Empezó a cabalgarme como un loco. Nunca antes había disfrutado tanto de una follada. Nuestras bocas se besaban como si no hubiera un mañana y su enorme polla, aplastada entre nuestros cuerpos, empezaba a babear sobre mi vientre.

No aguantaría mucho a ese ritmo y así sucedió. Le dije que parara o me correría y el en vez de parar aceleró aplastando aún más su polla contra mi cuerpo y sin poderlo evitar me corrí entre gritos de placer mientras el empezaba a gemir fuerte y a convulsionar cuando su polla empezó a soltar chorros de leche que llegaron hasta mi cuello.

Cuando se separó de mí, vio que me había embadurnado todo el cuerpo con su lefa.

-     Hostia tío, te he mojado entero. No he podido controlar.

-     Uf. Qué bueno.

Me levanté e intenté quitarme el condón con cuidado pero nunca había llenado tanto un condón con leche.  Y el derrame por el suelo fue inevitable.

-     Vamos a la ducha. – era imprescindible la ducha pues estaba de leche de arriba abajo.

-     Vale. Luego si eso te ayudo a cambiar las sabanas.

-     Tranquilo. Ya mañana las cambio.

Nos metimos los dos en la ducha con el agua calentita. Empezamos a enjabonarnos y  el uno al otro y los besos empezaron otra vez, esta vez bajo el agua nuestros besos eran más fluidos y nuestras lenguas daban mucho más placer, mientras que nuestras manos empezaron a pajearnos con jabón.

Le di la espalda un segundo para coger el champú y él aprovechó para restregarme su polla contra mi culo que con el jabón se metía entre mis piernas. Al erguirme me quede de espaldas a él y continuo jugando con su polla entre mis nalgas cuando sin querer y gracias al jabón su polla entro un poco por el ojete. Yo sé que debí parar y pedirle que no la metiera sin condón, pero el placer y el morbo era tal en ese momento que no pensé más y dando una culada me metí la mitad de la polla a pelo.

Los gemidos pasaron a ser gritos de placer por mi parte.

Javi se abrió de piernas y apollo su espalada contra la pared dejándome a mí las piernas bien pegadas para apretarle aún más su polla. Me cogió de la cintura y me atrajo hacía él y empezó a moverme como quiso. Mi ojete estaba bien abierto y el placer que sentía era descomunal. Sabía que Javi no iba a tardar en correrse y como quería acabar con él, empecé a pajearme. Javier me soltó la mano y me cogió la polla con fuerza. Empezó a soplar fuerte y sus cogidas empezaron a ser brutales cuando noté que su polla hinchaba y empezaba a descargar dentro de mí empecé a correrme sin fin con la ayuda de su mano.

Los dos tuvimos una risa tonta y sin querer Javier se resbaló y cayo y yo encima de él. Nos reímos como dos tontos y nos dimos un beso romántico.

-     ¿te quedas a dormir, no?

-     ¿Piensas que vamos a dormir?

FIN