Lluisín (Fútbol es fútbol)

Vale, vale... Pero si el fútbol es fúbol... ¿Qué coño es el fútbol-7?

Bueno, alguien, por esta página de buena gente, tuvo a bien decirle aquí a mi amiguete Caronte que continuara con la serie (MI serie) cuando el autor ya la daba por terminada. Caronte, después de estárselo pensando durante un buen tiempo, pero un tiempo laaaargo (¿Qué queréis? Pensar no es su fuerte, se le ha podrido el cerebro por ver tantas películas de la Angelina Jolie.), ha llegado a la conclusión de que aún me quedan cosas que contar, que la vida es muy aburrida sin un Lluisín que la alegre y que tiene que comprarse el último disco de Def con Dos (que no viene a cuento pero también se ha dado cuenta).

Conan Doyle resucitó a Sherlock Holmes. Caronte, como es un vago sin oficio ni beneficio, lo ha tenido más fácil por que no llegó a matarme (Tampoco es que yo le hubiera dejado, llegado el caso, que yo cuando me pongo soy un mihura), pero de todas formas, para desgracia de los paladines del humor inteligente, para vergüenza de las leyendas de la risa, para autobombo de mí mismo… ¡Lluisín ha vuelto!

Si el relato os parece demasiado largo, la culpa es del lumbreras del autor, ese prototipo experimental de ser humano llamado Caronte, que lo sepáis. Lluisín es inocente hasta que se demuestre lo contrario (Lo malo es que es tremendamente fácil demostrar lo contrario, pero en fin…)

A mis espaldas quedan los otros tres capítulos. Si alguien los quiere, que se los busque, que estoy hasta los milindris de poner aquí links como un gilipollas y… y… ¡Bueno, vale, no me miréis así! Ya os los pongo, ya os los pongo, pesaos. Si queréis leéroslos, sois libres de hacerlo, y si no… ¡Pues allá vosotros! Ante todo, libertad.

Capítulo 1: Lluisín (El Cabrón de la Facul)

http://www.todorelatos.com/relato/39045/

Capítulo 2: Lluisín (Y como dijo el Pocholo)

http://www.todorelatos.com/relato/39562/

Capítulo 3: Lluisín (¿No lo tienes en deuvedé?)

http://www.todorelatos.com/relato/41057/

Me estoy dando cuenta de que yo os estoy contando aquí mi vida sin recibir ni un céntimo, cuando cualquier famosuelo del tres al cuarto infla las librerías con su autobiografía y se saca unos milloncejos que nunca vienen mal. ¡Esto es explotación, Caronte, que lo sepas! Y vosotros diréis "Vale, pero es que los famosos ponen sus líos de alcoba, los amoríos con folclóricas, los hijos ilegítimos… Y tú, de sexo, pues que pones menos que ‘los Lunnis’, leñe." Pues que sepáis que yo tengo una razón muy buena para no hablar de sexo. La idea es que os riáis conmigo, no de mí. Y si narro las peripecias sexuales de estos cincuenta y cuatro kilos de hueso y pellejo, pues me ibais a perder el respeto. ¿Eh? ¿Qué? ¿Que no me tenéis respeto ninguno? ¿CÓMO? ¡Pues ya os vale! ¡Paso de más explicaciones, os dejo la historia y punto! ¡Desagradecidos!

A lo mejor a alguien le suena algo que conté sobre un partido. Sí, hombre, hagamos un flashback del final del segundo capítulo y lo veréis:

Me desperté en mi cama, completamente vestido. La cabeza me dolía horrores. La boca me sabía a vómito y a chicles de menta y a ajoaceite. Estaba tan cansado que ni siquiera Bartolín se levantó a saludarme (Nota del autor: "Bartolín" es el nombre cariñoso con que Lluisín llama a su pene). Tenía una resaca del copón, y esa tarde tenía un partido de fútbol, aunque eso... Es otro cuento.

¡Veis! Un partido de fútbol, os lo dije. Bueno, no era exactamente fútbol, sino fútbol-7, que es más pequeñito, más bronco y tiene menos glamour. Vamos, como comparar al Fary con Manolo Escobar, o como "Mini-yo" y el doctor Maligno (Qué pasa, en estos momentos son las mejores comparaciones que se me ocurren). En fin… Vamos allá.

Después de destrozar el vídeo de mi "amigo" Xenxo (yo prefiero llamarlo rata rastrera y traidora, mira que decirme que acababa de colgar el vídeo en internet…), me fui a reposar la resaca a la cafetería. Y así, hasta la hora de comer, cuando me crucé a uno de mis compañeros de carrera (o eso creo, la verdad, no me suelo pasar por allí).

  • ¡Oye, Xenxo!- La pregunta del millón, "¿Por qué todo el mundo se empeña en gritar cuando estoy de resaca? ¡JODER!". Sí, ya sé que joder no entra dentro de la pregunta y, por lo tanto, no puede formar parte de la pregunta del millón, ¡Pero me la suda!.

  • ¿Qué coño quieres, pedazo de boñiga mugrienta con patas?- Yo cuando quiero puedo ser muy suave y romántico ¿Verdad?.

  • Esta tarde vendrás al partido ¿No?- dijo, obviando mis bonitos y románticos cumplidos para con su persona.

¿Partido? ¿Fútbol-7? Eso significa una hora corriendo como un gilipollas con pantalones cortos y un dolor de cabeza (eso no tenía nada que ver con los pantalones, sino con la resaca, que aquí se empiezan a confundir términos y acabamos jugando al "piedra papel tijera")… (sí, ya sé que el paréntesis anterior no tiene sentido ninguno, pero, gente, que estoy de resaca… ¡Copón!)

  • Jugamos contra los de Ingeniería Informática.- apostilló

Entonces una lucecita se encendió en mi cabeza (o a lo mejor fue que la tía idiota que tenía delante hizo que el reflejo de su reloj me destellara en la cara). Sea como fuere, esa hora corriendo como un gilipollas se acababa de convertir en una hora de dar patadas impunemente al tonto l’haba de Xenxo, que me había dicho que jugaba en el equipo de fútbol-7 de su carrera. ¡Oh, la vida era bella! ¡Los pajaritos cantaban! ¡A las nubes se le levantaba! ¡Y yo iba a vengarme de Xenxo al estilo Van Damme!

  • ¡Claro! ¿Cómo os iba a dejar sin punta?- contesté, entusiasmado, con una cara a medio camino de la sonrisa de loco de Nicholson en "El resplandor", y la cara de orgasmeado satisfecho sexual de Nacho Vidal en "Adictas anales 4". (Como veis, soy un entendido del buen cine. No todos habrían sabido poner de ejemplo esa obra magna de la historia del cine, con ese gran actor con tanto talento… ¡Ah, sí! Y "El resplandor" también está muy bien).

Resultado, a las cuatro y media este compañero mío aparcaba en el parking (léase patatal sin sembrar usado para dejar los coches como mejor se pueda) del complejo deportivo (aquí, sin embargo, léase cuatro campos desperdigados de todas las modalidades de fútbol y una pista de baloncesto "como alternativa"). Salimos del coche y, lo primero que vimos al entrar en el campo, fue un grupo de tías bastante muy bien formadas (Pamela Anderson en sus buenos tiempos o Elsa Pataky bien podrían hacer de indicador de belleza de esas tiarronas), con un pompón en cada mano, con su ajustado uniforme de animadoras y animando (que es lo suyo) al equipo de la facultad de Historia. Cuando se pusieron a gritar "¡Lluisín, Lluisín!" yo ya me puse… Esto… Pues… Como que no ha colado ¿Verdad?

¡Vale! ¡Lo reconozco! ¡Allí sólo había un abuelo sentado en una silla, dormido como un filósofo viendo "Pasión de gavilanes", con un bastón en la mano izquierda y una litrona de cerveza en la otra! (el jodío, pese a estar roncando como un bigfoot en celo, no soltaba la cerveza, y mira que intenté llevármela). Entramos en los vestuarios, donde ya esperaba el resto del equipo, cambiándose.

Menudo espectáculo más deprimente. Lorzas y michelines por doquier eran lo único que se podía ver en lo que, más que un vestuario de un equipo, parecía "Liberad a Willy 3, la reunión de los cetáceos". Cuando me vestí, me salí al pasillo de los vestuarios, esperando que mis compañeros consiguieran embutir sus más de 70 kilos (Y subiendo) en el ajustado uniforme color naranja brillante (como alguien se ría del color del equipaje de mi equipo me voy a cagar en sus muelas. He dicho.).

Poco a poco, los contrarios llegaban. Mientras ellos, entre los que se encontraba Xenxo, entraban en su vestuario, yo me dedicaba a hacerles la "mirada del tigre", que es como mirarles con cara de mucha mala leche, pero a la vez como diciendo "Me voy a beber vuestra sangre y voy a usar vuestros huesos para rascarme el culo mientras sodomizo a una cabra loca" (bueno, eso era lo que decía la mirada, a lo mejor ha habido un error en la traducción del chino al español, pero tampoco está tan claro, que los asiáticos son muy rarillos, no hay más que ver una peli hentai y lo comprenderéis).

Pero justo cuando ya estábamos todos dispuestos a salir al campo, de los otros dos vestuarios comenzaron a salir otros dos equipos que jugarían en otro de los campos. Si digo que eran equipos de fútbol amateur nadie comprendería mi reacción. Si digo que eran equipos de fútbol amateur femenino, entonces sí, entenderíais que me fuera detrás de ellas, o más en concreto, detrás de sus redonditos y potentes traseros, lascivamente marcados por el pantaloncito del uniforme, que dejaba ver sus largas y esbeltas piernas y… ¡Dios! Esperadme un momento, que voy al baño

¡Oooooohhh!

Bueno, ya estoy aquí de nuevo. Yo ya me iba detrás de esos cuerpos hechos para el pecado cuando algo me cogió del cuello de la zamarra (veis, lenguaje futbolero, de aquí a comentar el Mundial hay sólo un par de años y unos veinte o treinta cuñados en la directiva de la cadena… ¡Mierda! ¡No tengo tantas hermanas! Es más, no tengo hermanas ni hermanos, se ve que ellos y ellas fueron más listos y listas y se lo pensaron dos veces antes de acabar llamándose Perico Juan Salomón, María Juana de los Dolores o lindezas así, que no conocéis a mis padres, que hubieran sido capaces por no pelearse con nadie de la familia ¿O por qué os creéis que me llamo Luis Rafael Eduardo? Tío, padre y abuelo. Así es la vida).

  • ¿Eh? ¿Qué pasa? Me parece que me he enganchado con algo.- dije, al sentir que el cuello de mi camiseta tiraba.

  • Lluisín… va a empezar nuestro partido.- me dijo Joseba, uno de mis compañeros, que me tenía agarrado.

  • ¡Coño! ¡Y el de ellas también! ¡Y yo prefiero ver botar sus tetas cuando corren que las lorzas del Ximo cuando intenta hacer lo propio!

A pesar de mis profundos e irrefutables argumentos (deberíais ver el espectáculo dantesco que es el Ximo corriendo, un mastodonte de dos metros y cien quilos con cara de malo de las películas de Schwarzennegger, que no sabe una mierda de fútbol pero acojona un rato), Joseba me arrastró hacia el campo donde nosotros teníamos que jugar contra el equipo de Ingeniería informática.

  • ¡NO! ¡Déjame! ¡Ellas me quieren, lo he visto en sus ojos!- algo me tenía que inventar, pero la verdad es que ni siquiera las había mirado a la cara.

Bueno, en cuanto llegó el hijopu… digo… el árbitro, y se puso a repasar, una por una, todas las fichas del equipo (¡Nos tenía que tocar el único árbitro que lo hace y, además, lee en voz alta el nombre!).

  • Joseba Amador

  • Presente.- dijo el afectado.

  • Joaquín Salinas

  • Presente.- ésta vez fue Ximo.

  • Luis R

  • ¡Yo! ¡yo, yo, yo! ¡Estoy aquí!- Sólo faltaba que al muy cabrón le diera por decir mi nombre completo, con el consiguiente recochineo. Después de varios minutos de ir leyendo los nombres de todo el mundo, llegó al último.

  • Inocencio Hinojosa- ¡Joder, qué nombre! ¡Y yo que creía que no había peor nombre que el mío!

  • Presente.- dijo Xenxo.

  • ¡Jajajajaja!- esclafé a reír.- ¿Te llamas Inocencio? ¡Ja! ¡Ja!

Mientras unos y otros nos poníamos en los puestos indicados por el míster (no creáis que llamar "míster" a un tío con bigote a lo Fú-Man-Chú, melena a lo Antonio Banderas pero a lo pobre, y sombrero a lo Charlot, es cosa fácil. Pero bueno, el tío sabía de deporte. O si no, lo disimulaba muy bien.), yo aún me seguía partiendo el culo del nombre real de Xenxo. ¡Qué mala leche la de sus padres!

  • ¡Tío, no te rías! Aquí todos tenemos apodos. ¿O acaso tus padres te llamaron Lluisín? Por ejemplo, yo me llamo Joaquín y me llaman Ximo, Inocencio se llama Xenxo y así, tampoco es tan raro, todos tenemos apodos.

  • Eso no es verdad.- dijo Joseba- Por ejemplo, yo me llamo Joseba ¿Y cómo me llama todo el mundo?

  • Gilipollas.- di por terminada la conversación.

En cuanto me volví ya para mirar al otro equipo (la mirada del tigre ya la había dejado por hoy), de nuevo no pude reprimir una carcajada cuando vi a uno de sus titulares. El tío era bajito, pero bajito del todo… pero bajito con avaricia… pero bajito con ganas y todo… Vamos, que a duras penas alcanzaba el metro treinta y cinco, y yo me partí el culo en su cara.

  • ¿Qué pasa? ¿Os faltaba un jugador y habéis desmontado el futbolín?- todo mi equipo se rió conmigo.

(Valga esta aclaración para decir que yo no tengo nada en contra de los bajitos, pero la guerra psicológica es un factor muy importante. ¿O por qué creéis que el Real Madrid invitaba a José María Aznar al palco? por que ese tío acojona, cuando lo veían, el equipo contrario pensaba "Como ganemos, este tío se lo cuenta a Bush y bombardean Calasparra".)

En fin, que el cabr… digo… el colegiado pitó el inicio del partido y la pelota comenzó a rodar. La primera ocasión de ataque fue nuestra, pero en cuanto iba a tirar, algo pequeño y muy rápido pasó por delante de mí e hizo desaparecer el balón de su lugar natural, léase delante de mi pie.

El tipo bajito, después de quitarme el balón, se regateó en un plis a cuatro de mis compañeros, volvió hacia atrás, se volvió a regatear a dos, tiró y le metió un trallazo al balón que lo empotró en las redes. Obviamente, esa reproducción a escala de Zidane había marcado un gol de altura.

  • ¡Pitu! ¡Pitu! ¡Pitu!- gritaban los de su equipo.

  • ¿Pero qué pasa?- grité yo.- ¿Cómo se os puede ir así el enanito? ¡Si parece recién sacado de la granja de Pin y Pon! ¡Echadle huevos!

  • ¡¡¡ECHADLE HUEVOS, COÑO!!!- oí berrear a alguien desde fuera del campo.

  • ¡Vaya! ¡Parece que hoy me he levantado con eco! ¡Capullo, eso ya lo había dicho yo!

  • ¡Lluisín, al banquillo!- es lo que tiene, el llamar "capullo" a tu entrenador.

Él se excusó diciéndome que era para hacer un cambio defensivo, meter a dos tíos con el mini-Ronaldinho, y cansarlo para el final del partido. ¡Qué jodío! A la cuarta casi me lo creo y todo.

Bueno, entonces el partido se volvió un muermo. El tal "Pitu", el que nos había colado el gol, ahora no veía el balón ni de lejos, teniendo como tenía todo el tiempo pegado a Ximo, que creo que era tan feo que hasta la pelota se acojonaba y huía de él.

A falta de diez minutos para el final del partido, el cabrón del míster se acordó de mí.

  • Vale, Lluisín, están todos agotados y tú eres rápido, en cuanto pilles el balón te vas por la izquierda, que el defensa ese está tocado, y luego disparas, ¿Lo has entendido, Lluisín? ¿Lluisín? ¡¡LLUISÍN!!

  • ¡Goooooool! ¡Pero qué buena que estás, digo… que eres, corazón!- Vale, estaba en el otro campo, viendo el partido de fútbol femenino ¿Qué pasa? ¡Soy débil! Era mucho más entretenido ver esos cuerpos estilizados y femeninos cubiertos de sudor, con la respiración agitada, lo que hacía que los pechos, marcados por el uniforme, subieran y bajaran con un ritmo que calentaba la sangre y… ¡Dios, otra vez! ¡Esperadme, que vuelvo al baño!

¡Toooooomaaaa Moreno!

Bueno, ya estoy aquí. Otra vez.

  • ¡¡Lluisín, coño, quieres venir aquí!!- me bramó el míster.

Yo fui, salí al campo y, con el primer balón que cogí, me regateé a un tío, disparé así al estilo Oliver y Benji, que la pelota (Quién sabe por qué), se achataba y empezaba a rular de la hostia pero sin tomar efecto. Directo el balón a la escuadra… el portero se lanzó demasiado tarde… y de repente va el cabrón del Xenxo, pone el "cabolo", y envía la pelota por la línea de banda, casi en el córner.

Lo hubiera matado. ¿Y se suponía que él era amigo mío? (sí, vale, en esos momentos también era mi rival en el campo, pero es que eso… que un amigo te lleve a una clase soporífera, vale. Que grabe una noche de borrachera para olvidar y luego cuelgue el vídeo en la red, también pase. ¡Pero que te joda un golazo! ¡Eso no es un amigo!)

Bueno. Para el saque de banda, los dos equipos se embutieron en el área. Y lo típico, empujones, agarrones, estirones, y el tío que me marcaba que cada vez se apretaba más a mí.

  • ¡Pero coño!- le espeté a mi compañero.- ¡Tira ya, que como tardes un poco más éste tío me viola y me embaraza, joder!- los quince que habíamos dentro del campo, incluido el chupap… digo… el del pito… mmmmm… el del silbato mejor dicho (que a saber qué habríais pensado vosotros, panda de viciosos), nos empezamos a reír, tesitura que aprovechó mi compañero para lanzarme el balón, que sólo tuve que empujar a la portería por que el portero estaba revolcándose por los suelos.

  • ¡Goooooooool!- acto seguido, todos mis compañeros hicieron piña a mi alrededor para celebrar el tanto.

  • ¡YA VALE!- exclamé, en medio de la masa amorfa en que se había convertido lo que antes era un pacífico equipo de fútbol-7 - ¡Vale ya con tanto sobeteo y tanta hostia, coño! ¿Quién me ha tocado el culo?

Claro está, no perdí la oportunidad de regocijarme en mi victoria ante el tal "Pitu", bailoteando como un gilipollas ante él, o haciendo la cucaracha en sus narices. Claro que él se resarció pegándome un patadón a la jugada siguiente que me hizo ver las estrellas. "El fútbol es así" dijo un tío que seguro jamás había recibido una patada del "Pitu". ¡Joder, qué patadón!

  • ¿Pero cómo puede ser que tengas tanta mala leche siendo tan pequeñito?- pregunté, inocentemente, mientras me agarraba de la espinilla pateada.

  • ¡Uuuuyyy! ¡Que el señorito Luis Rafael Eduardo se ha molestado!- Xenxo me las iba a pagar. ¿Qué era eso de irle contando a sus compañeros mi nombre?

  • ¿Sabes? Eso ha sido un golpe… BAJO.

Creo que si no llega a intervenir el pende… digo… el trencilla, el "Pitu" se habría lanzado a por mí. Pero, afortunadamente, no lo hizo, por lo que el juego siguió. Y hete aquí que los segundos se acababan, quedaba menos de un minuto para que finalizara el partido, cuando me pasaron el balón en el centro del campo. Miré a la portería, fijando mi objetivo. Podía ser la última jugada del partido. Tomé aire… ¿Qué queréis? ¿Qué vaya a lo directo? ¡Joder, qué gente, yo que le quería meter algo de suspense! Pues nada, al lío

Pues eso, que al llegar al área, vi a todos los defensas apelotonados delante de mí, y me di cuenta que me iba a ser difícil marcar gol, así que opté por la jugada de estrategia número dos del equipo. Me acerqué al defensa más cercano y

  • ¡Aaaaahahhhhh!- en un momento, yo estaba en el suelo. ¿Qué hay más español en el fútbol que el piscinazo de toda la vida? ¡Nada!… Bueno, sí, una cosa… Caer eliminados de los mundiales y las eurocopas en cuartos, eso es básicamente patente española.

"¡PIIIIIIIIIIIII!" Y el maric… digo… el de negro, corriendo y señalando el punto de penalti. La estrategia número dos había funcionado.

Así que allí estaba yo, preparado a lanzar el penalti que podía significar el abandonar el puesto decimotercero de la clasificación (oye, que eso es un logro para Historia).

  • tranquilo- oí a Xenxo decirle a uno de sus compañeros.- Paquito ha parado los ocho penaltis que le han lanzado.

Así que esas teníamos. Estaba delante de un "parapenaltis". Muy bien. Sería cuestión de pasar al plan de desconcierto 5-B (que así queda muy profesional y todo, pero la verdad es que sólo tenía ése y otro, que era cantarle "Mi carro" a grito pelado mientras batía palmas).

  • ¡Elsa Pataky!- le grité.

  • ¿Q-qué?- respondió el portero.

  • Imagínate a Elsa Pataky, desnuda ante tus ojos, cubierta de aceite, con sus pechos brillando húmedos, mientras con las manos acaricia a…- tuve que pensármelo, no creáis, que cada portero tiene sus sex-symbols preferidas, con mirarlo un ratillo, creo que adiviné cuál sería.- Milla Jovovich- Ajá, la actriz de "El quinto elemento", "Resident Evil" y "Regreso al lago azul" parecía haberle tocado la fibra sensible.

  • ¿Qué dices? ¡Cállate!

  • Imagínate sus cuerpos desnudos, brillando de aceite y sudor. Imagínatelas besándose, uniendo en lascivo toque sus carnosos y apetecibles labios mientras sus manos recorren la parte interna de los muslos de la otra hasta llegar allí donde la excitación se hace religión.

Y, aunque no lo parezca, la fibra sensible cada vez le crecía más y más.

  • ¡Árbitro! ¡Haga que tire!- exclamó el "Pitu"

La mirada que le dedicó el gilip… digo… el… el… (¡Coño! ¡Me he quedado sin sinónimos! ¡Mierda!) Bueno, la mirada que le dedicó el árbitro podría traducirse de varias maneras.

Traducción nº 1: ¿Por qué voy a decirle que pare, con lo bien que lo hace?

Traducción nº 2: ¿Quién eres tú y dónde están Elsa Pataky y Milla Jovovich?

Traducción nº 3: ¿Justo ahora que se estaba poniendo bueno?

Traducción nº 4: ¿No podríais esperaros hasta que vuelva del baño?

De todas formas, al imbé… digo… (¡Mierda, que no me quedaban sinónimos!)… Al árbitro le entró el rigor profesional y acabó pitando. Entonces yo corrí hacia el balón, y tiré. ¡Pacatrás! Punterazo que te crió y el balón que impactó de lleno en plena fibra sensible que andaba aún medio crecida… (Vale, a sabiendas de que gran parte de los que están leyendo esto son hombres, dejamos diez segundos para que se repongan y dejen de doblarse sobre sí mismos como si hubieran sido ellos los que recibieron el balonazo en plenas campanillas)

Vale, después de eso, al fin y al cabo, el portero no se lo tomó tan mal y sólo dijo:

  • Hijo de puta.- también es cierto que después de eso cayó a un lado, completamente derrotado, dejando que el balón llegara a mis pies para que, de nuevo, volviera a marcar a placer.

  • ¡¡¡GOOOOOOL!!!- gritaron todos mis compañeros, lanzándose sobre mí, para celebrarlo.

¡Oye, estupenda celebración! ¡Asfixiar al delantero bajo más de cuatrocientos quilos de compañeros debe ser la puta hostia! ¿No? Bueno, salí de debajo de la masa de compañeros para hacer patente mi triunfo ante el "Pitu" y Xenxo, pero sobre todo el "Pitu".

  • ¡Yabadabadú, soy más bueno que tú! ¡Dooooos a uuuunoooo! ¡Yo dos!- dije, señalándome.- ¡Tú sólo uno!- señalé al "Pitu".

Suerte tengo de que las miradas no maten, la verdad. Por que la del "Pitu" era expresiva de por sí.

  • ¡Yo dos! ¡Tú uno!- como veis, las miradas a mí no me acojonan, excepto la mirada del tigre y por lo de la cabra, que yo le tengo miedo a cualquier animal con cuernos, sea toro, caracol, o el vecino del sexto.- ¡Yo dos! ¡Tú uno! ¡Y no me refiero precisamente a los metros que mediríamos con zapatos de plataforma! ¿Sabes?

El cachondeo duró hasta los vestuarios, y luego hasta la Facultad, y de allí en adelante me callé por que el "Pitu" tenía un amigo que dejaba al Ximo como una copia cursi de Heidi. ¿Se entiende? Pues ya está.

Se agradecen los comentarios sean como sean. Se aceptan halagos, insultos, amenazas de muerte, promesas de sexo salvaje (sólo para personal femenino, por favor, tengamos la fiesta en paz). También se aceptan cortaditas de jamón serrano, que es lo único que le cabe a Caronte en el buzón de correo electrónico, y, por supuesto, si queréis que siga contando cosillas sobre el menda… ¡Decídselo, que si no me encierra!