Llévame a algún sitio...
¿Qué mejor forma de acabar una fiesta? Es mi primer relato aquí. Se agradecen las críticas constructivas, y si a alguien le gusta, le ruego que me lo indique. Espero ir subiendo más relatos poco a poco. Un saludo!
En este momento no hablas con nadie. Tu cerveza está casi acabada, y al darte la vuelta y mirar a la gente que queda, me ves a través de las ventanas y la puerta de cristal que da a la terraza. Pero tus ojos se desvían inmediatamente hacia las dos chicas que me acompañan. Sus vestidos –uno negro y otro rojo- pegados a sus cuerpos se doblan cuando se apoyan en la barandilla, y sus rostros no paran de reír. Das un último trago, y tras observar de nuevo la gente que aún queda en la casa, dejas la cerveza vacía sobre una mesa, y decides beber la última. Vas a la cocina, abres una de las neveras y coges una, y antes de cerrar el frigorífico escuchas mi voz detrás de ti.
-Saca una para mí, por favor.
Coges otra y me la das. Me apoyo en una mesa mientras la abro y doy un trago mientras nos miramos. Rompo el silencio.
-¿Cómo lo estás pasando?
-Bueno, bien. Carlos se marchó hace rato. Mañana tiene que ir pronto a la oficina y vino simplemente para hacer acto de presencia. Y yo enseguida me iré, cuando acabe esta cerveza. Veo que tú lo estás pasando bastante bien.
Lo que no me dices es lo que estás pensando. Estás recordando aquel encuentro en tu garaje cuando tu marido no estaba. El llevarte unas cajas con piezas de una moto acabó contigo de rodillas chupándome la polla y pidiéndome que te follara. Ese encuentro rompió la tensión sexual que había entre nosotros desde hacía mucho tiempo. Cuando terminé de follarte y me corrí en tu boca, me vestí y me marché. Nunca hablamos de ello. Siempre sería nuestro secreto. Ni siquiera tenemos nuestros números de teléfono.
-Bueno, no es la mejor fiesta en la que he estado. Aún así no está mal.
-¿A cuál de las dos te vas a follar? ¿La morena o la pelirroja?
-Aún no lo he decidido. Puede que folle con las dos.
-Chico con suerte- me dices mientras me guiñas un ojo y das un trago a la cerveza.
-No diré que no…aunque si me diesen a elegir…
-Si te diesen a elegir…¿qué?
-Si me dieran a elegir elegiría repetir contigo.
Nuestras miradas se cruzan fijamente. El calor que sentías desde hace rato te absorbe por dentro. Te das cuenta de que tus braguitas están húmedas. Cada segundo que pasa estás más cachonda y todo lo que deseas en ese momento es follar. Follar conmigo. Sin preguntas y sin conversaciones absurdas después. Das un trago a la cerveza y dejas el botellín sobre la mesa. ---Llévame a algún sitio.
Dejo mi cerveza en la mesa, y te pido que me sigas. Salgo al pasillo y giro a la izquierda. Subo por las escaleras y camino hasta la segunda puerta sin mirar atrás. No me hace falta verte para saber que estrás detrás de mí. Abro la puerta y me aparto para dejarte pasar, y después entro yo y cierro la puerta con el pestillo. Nada más girarme te acercas y me besas. Nuestras bocas se abren y nuestras lenguas comienzan a jugar. Mis manos recorren tu apretado vestido hasta que llegan a tus muslos. Después suben rozando tu piel hasta llegar a tu culo. Mueves la cabeza y me besas el cuello. Lo lames, lo muerdes. Me quitas la camisa y tus manos recorren mi torso. Tu boca se acerca a mi pecho y me lames un pezón. Subes lamiendo con tu lengua mi pecho, mi cuello, y llegas de nuevo a mi boca. Saco mis manos de debajo del vestido y bajo la cremallera de tu espalda .Dejas caer el vestido y te quedas solo con las braguitas puestas y los zapatos. Mis manos van directas a tus pechos, y estimulan aún más tus pezones. Mientras las tuyas comienzan a quitarme el cinturón y soltarme el pantalón. Nuestras bocas siguen jugando, y en segundos estoy completamente desnudo y con mi polla grande y dura en tus manos. No tardas nada en arrodillarte y besar mi glande, lamer mi polla de arriba abajo para acabar metiéndotela en la boca. Lo haces con ganas. Te gusta. Lo estás disfrutando. Y yo también.
-Me encantas cómo la chupas.
La sacas de la boca e hilos de saliva quedan colgando. Me masturbas mientras me miras a los ojos. Yo estoy en el cielo. Pero no quiero correrme pronto. Te hago levantarte y te tumbo sobre la cama. Me coloco sobre ti y nuestras lenguas vuelven a encontrarse. Mi boca comienza a bajar hasta tus pechos, tus pezones…comienzas a gemir y empujas mi cabeza hacia abajo. Quieres que llegue ya. Te quito las braguitas completamente mojadas y te separo las piernas. Sin usar mis manos, te comienzo a abrir los labios con mi lengua. Tus gemidos son ahora más fuertes y tu cuerpo se estremece. Comienzo a jugar con tu clítoris y a penetrarte con mi lengua mientras con una mano sigues sujetando mi cabeza y con la otra ahora acaricias tu pecho. Momentos más tarde tienes tu primer orgasmo con mi lengua en tu coño, y saboreo tu corrida.
-Fóllame ya.
Me incorporo y me coloco sobre ti. Agarras mi polla y la diriges a la entrada de tu coño y gimes cuando notas que llega y que comienza a entrar. Empiezan mis embestidas mientras que con una mano juegas con tu clítoris, y no tardas en correrte de nuevo. Sigo un rato más, y después me pides que me tumbe.
Lo hago y rápidamente te pones encima, y te sientas sintiendo como mi polla llega al fondo de ti. Te mueves arriba y abajo rápido y fuerte. Nuestros gemidos se deben escuchar en las habitaciones de al lado. Pero no importa. Ahora solo importamos nosotros. Pasan minutos y vuelves a correrte, y te aviso de que no me queda mucho para hacerlo yo. Te levantas y te colocas sobre la cama, con los pies en el suelo. Lo pillo al instante, y en segundos estoy detrás de ti metiéndote la polla en tu coño, y empezando a follarte fuerte. Sabes que es mi postura favorita. Nuestros gemidos aumentan aún más, y notas que voy a correrme. Te mueves, te giras y colocas tu cara a apenas unos centímetros de mi polla, y el primer chorro cae sobre tu frente. El segundo cae en tu boca, igual que todos los demás. Te metes mi polla en la boca de nuevo, y la chupas absorbiendo todos los fluidos. Después, como la primera vez, lo tragas y me besas notando en tu boca mi sabor.
-Eres increíble- te digo mientras comienzo a vestirme.
-Bueno, ya sabes. Será nuestro secreto.
Al día siguiente, al mediodía, acudo a casa de mi hermano a recoger unos documentos de la empresa. Llamo a la puerta y abre mi hermano.
-Buenos días, Carlos.
-Hola hermano. ¿Cómo acabaste ayer? ¿Hubo suerte con alguna chica?
-No se me dio mal, la verdad.
-Pasa. Carmen está en el salón, von el portátil. Y yo debo salir un momento, pero puedes quedarte a comer si te apetece. Yo llego en una hora. Podéis ir preparando la comida.
-Vale, no suena mal.
Entro al salón y veo a Carmen de pie, en shorts y camiseta de tirantes, caminando hacia mí.
-Tenemos menos de media hora. Vamos a aprovecharlo.