Llámame 627 90 xx xx

Una conversacion en un chat deriva en una relación mucho mas intensa.

-Llámame 65264xxxx.

No sabía cómo esta sencilla línea en la pantalla del chat iba a cambiar las cosas en mi ordenado mundo.  Empezare por el principio, y lo primero siempre es la presentación. Me llamo Antonio soy hombre felizmente casado de Vigo, tengo 37 años. Trabajo en una empresa de reformas, en las oficinas, realizando presupuestos, mediciones,  tanto de obras terminadas como por ofertar.  Esto último me permite moverme con cierta libertad en mi horario laboral, vamos que no estoy obligado a permanecer en mi despacho durante toda la jornada.

Empecé a chatear de forma más o menos regular por las tardes, en la oficina. Esas largas tardes en donde la hora de salida no llega y no hay ninguna visita a obra programada. Empecé como dije casi sin querer nunca me había llamado mucho la atención. Gente que dice ser lo que no es,  mal educados que lo único que buscan es terminar una conversación a insultos, en fin gente que al no dar la cara pierde la compostura quedando solo un animal incontrolado.

Poco a poco  comencé a hacerme un habitual del chat, e incluso llegue a practicar cibersexo con alguna “supuesta” mujer, solo eso. Esa mañana no es que no tuviera trabajo, estaba agobiado y decidí darme un respiro en el chat, entre y leyendo lo que se hablaba en el general una frase llamo poderosamente mi atención:

-          Alguien para tlf.

El Nick era el de una chica, cosa que como bien debéis saber casi todos no significa nada, pero le abrí un privado,  saludando y preguntando lo que quería hacer por tlf.

-          Quieres que te llamen?

-          Si.

-          Para qué?

-          Estoy muy caliente, quiero que alguien me ayude a correrme, que me diga cómo me follaría.

Le pedí su número, oculte el de mi telf y llame. Sonó apenas  un par de tonos cuando contestaron. Primera sorpresa, era realmente una mujer, y por su acento diría que de mi comunidad, en efecto era de la provincia de la Coruña. Hablaba en susurros  y se notaba que se estaba tocando mientras hablábamos.

La conversación en si no la voy a reproducir aquí, más o menos todos sabéis como es esto, le gustaba que la llamaran putita, zorra y demás mientras la follaban, así que todo fue un te voy a  follar puta, quieres mi polla, y demás. El objetivo se cumplió, ella se corrió entre gemidos y me pidió que me masturbara para ella, así que fui al aseo de la oficina y lo hice mientras ella se volvía a masturbar, solo oíamos nuestros jadeos y gemidos.  Nos despedimos y justo antes de cortar hice algo que estando menos excitado por la situación no hubiera hecho nunca.

-          Puedo llamarte otro día?, dime puedo guardar tu numero?.

A ella pareció pillarle también por sorpresa pero accedió, imagino que era un número que dedicaba a estas cosas.

Así pasaron un par de días hasta que de nuevo una hora muerta en la oficina me hizo usar ese número que tenía guardado. Llamé. Sorpresa estaba conectado. Un tono, dos, cuatro, ocho, y se corta la llamada. A los cinco minutos después  de pensármelo decido volver a intentarlo. Un tono, dos, cuatro y por fin contesta.

-          Si dígame…

-          Ana?

-          Si soy yo, dígame.

-          Soy Antonio no sé si te acuerdas de mí, hablamos por el chat el otro día y después por telf.

-          A …si, Antonio

-          Perdona no sé si te cojo en buen momento…

-          No, ahora tengo unos minutos, dime

-          Pues nada como imaginaras me gustaría repetir la experiencia si a ti te apetece claro.

-          Bueno ahora me pillas con poco tiempo, pero si fue un buen rato el que pasamos, llámame a la una y media que salgo a comer y hablamos.

-          Muy bien te llamo a esa hora. Un saludo

He de reconocer que tenia la polla dura debajo del pantalón, y solo habíamos hablado unos segundos.

Nuestra  siguiente conversación fue un calco de la primera, zorra, toma polla puta,…la verdad el cibersexo nunca me había llamado y estaba súper excitado hablando con una mujer que ni siquiera conocía, usando un lenguaje que no utilizo habitualmente y deseando de veras convertir a aquella mujer en mi puta, en mi objeto de placer.

Mantuvimos así un par de llamadas mas siempre sobre la misma hora, hasta que le pedí  su dirección de Messenger, hablamos alguna vez por él e incluso me puso la Cam,  yo le mostré algunas fotos mías, para compensar mi falta de Cam y continuamos con nuestras llamadas. Pero en mi mente ya había germinado una idea, quería algo más real que nuestras conversaciones, quería además de llamarla mi puta que realmente lo fuera, aunque solo durara unas horas. Por medio de nuestras conversaciones de Messenger fui conociéndola un poco más.  Una mujer de 39 años, caliente, de esas mujeres que les gusta disfrutar de su cuerpo y hacer disfrutar a un hombre, separada, con pareja y con una vida laboral muy ajetreada.  Necesitaba un poco más de lo que tenía, además de lo que nos pasa a muchos aún, que en casa no damos rienda suelta a todas nuestras fantasías, su pareja la trataba con la exquisitez con la que todos tratamos a nuestras mujeres,  y ella deseaba otra cosa. Para eso estaba yo, y así se lo dije. Aproveche una de nuestras conversaciones cuando estábamos los dos a mil y se lo dije.

-          Ana de verdad quieres ser mi puta?

-          Si. ummmm

-          Te gustaría que te follara en un hotel, esperarme desnuda en la habitación con los ojos vendados

-          Ohhh, siiii me encantaría.

-          Dime quieres que te folle,  quieres sentir mis manos recorriendo tu cuerpo, apretando tus tetas, abriendo tus piernas mientras mi polla dura entra y sale de tu coño?

-          Siiiiii. ahhhhhh .

Una vez terminamos la sesión telefónica cuando volvimos a coincidir por Messenger le recordé lo que hablamos y si de verdad estaba dispuesta a algo más real. Para mi sorpresa no lo dudo, imagino que igual que la semilla de algo más palpable había germinado en mi mente a ella le había pasado algo similar. Así que cuando me lo confirmo además de ponérseme dura la polla, la cabeza comenzó a funcionar. Esto no iba a ser un polvo, o esa era mi intención, follarla como ella quería, hacerla gemir como escuchaba que gemía al telf. , conseguir que realmente durante el tiempo que durara nuestro encuentro ella se sintiera como mi puta y yo usarla como tal, no valía llegar y follarla  mientras la llamaba puta, correrme e irnos los dos para casa, este encuentro tenía que ser el culmen de nuestras conversaciones, la realización de esas fantasías que habíamos desgranado a través de la línea telefónica. Había que prepararlo muy bien.  Así durante nuestras siguientes conversaciones y a través de correos que le enviaba fui conociendo más sus gustos, lo que había hecho en el terreno sexual, lo que no,…

Me confesó que a pesar de que sus experiencias sexuales eran amplias nunca había engañado a su marido ni ahora a su pareja.

Prepare el encuentro tratando de no dejar al azar el más mínimo detalle,  lugar, forma de encontrarnos,  si ir directamente al grano o darnos la oportunidad de conocernos en persona mediante un café,…

Al final decidí ir al grano. Lo nuestro era, o fue en un principio, una relación puramente sexual, digo fue por que quieras o no al ir hablando, conociéndola más y ella a mí, pase a considerarla una amiga, me contaba los problemas que tenia con su pareja, yo mis desvelos con el trabajo, llegamos a conocernos sin siquiera habernos visto, más que con otra gente que hablamos a diario. Eso sí, lo tenía claro, ese día, cuando nos conociéramos, ella sería mi puta, lo que me pidió ser la primera vez que hablamos, después ya habría tiempo para un café y reírnos de todo si surgía la oportunidad, pero si quedábamos, si nos conocíamos era para eso, yo lo tenía muy claro y ella también.

Llego el momento. La verdad se lo propuse todo por mail, me resulto más fácil a pesar de que conocía sus deseos y sus gustos, me atrevo a decir mucho mejor que su pareja, me pareció más fácil hacerlo así. Lo habíamos hablado, como nos gustaría a cada uno, le dije que le enviaba un breve guion, si es que estas cosas tienen guion, para indicarle como lo había imaginado yo, y que ella me lo reenviara con las correcciones que creyera oportunas.

Cogerás una habitación en el hotel Samil de Vigo, (este hotel es un cuatro estrellas venido a menos, ofrecen habitaciones relativamente baratas y está una zona con mucho transito en verano), me pareció más discreto que entrar a hurtadillas en un hotel escondido en algún lugar remoto de forma que si por mala suerte alguien te ve ya sabe a qué has ido, si te ven en samil,  tienes mil excusas, la primera la playa más concurrida de Vigo al otro lado del hotel, visitar a un amigo que se hospeda allí y enseñarle la ciudad, esto último si me ha pasado con una pareja asturiana que se hospedo allí durante una semana y a los que mostré la ciudad.

Llegarás al hotel a las 16:30, recogerás la llave en recepción y subirás a la habitación.

Te pondrás la siguiente ropa, (ella es muy aficionada a la lencería), un corpiño que deje tus pezones al descubierto, medias de muslo, braguitas a juego, y zapatos de tacón. Deberás llevar también un pañuelo grande de color negro.

Cuando yo llegue te llamare al móvil, solo te preguntare si estas lista y dispuesta, (esto último como vía de escape ante un arrepentimiento de última hora), y según respondas subiré o me iré. Mientras yo subo debes abrir la puerta dejándola arrimada y vendarte los ojos con el pañuelo, me esperaras de pie en medio de la habitación con los brazos a lo largo de tu cuerpo.

A partir de ese momento serás mi puta, y te usare como a tal.

Por mi parte me comprometo a:

  • no hacerte daño.
  • no dejarte marcas.
  • hacerte disfrutar.
  • Convertirte en mi puta.

Si aceptas mi propuesta dime cuando sería posible convertirte por fin en mi puta.

Envié el mail con el corazón en un puño, arrepintiéndome el mismo instante en el que le di a enviar. Nervioso espere tu repuesta en vano, sabía que era normal, solías ver mis correos al llegar a casa después de trabajar, a partir de las 10 de la noche, aun así comprobé el correo cada 30 minutos esperando cada vez encontrar allí tu respuesta.

No fue hasta el día siguiente por la mañana cuando pude verla, allí estaba en el buzón de entrada de mi correo, a pesar de las ganas de abrirlo tarde unos minutos en hacerlo. Primero porque tenía gente a mi alrededor en la oficina, después de puro nerviosismo ante la posibilidad de que te negaras, a pesar de saber qué es lo que buscabas, de que me dijeras que no y desaparecieras, caló en mi la idea de que podría perder nuestras conversaciones por teléfono, dejar de oír tus gemidos mientras me pedias que te follara,…ya estaba hecho, no había vuelta atrás así que una vez me calme abrí tu respuesta.

Era escueta. Directa. Estoy seguro que al leer mi mail mil ideas te asaltaron pero decidiste no reflejarlo en tu respuesta. Lo interprete como un signo más de aceptación a mi propuesta.

Fue simplemente una fecha y una firma.

22/07/12.

Tu puta.

Llegue al aparcamiento de la playa de Samil a las 15:30 horas, sabía que era temprano pero no quería estar dando vueltas tratando de aparcar y llegar siquiera un minuto tarde. Cuando por fin aparqué aun faltaba más de media hora para la cita. Di un paseo por la playa, me tome un par de cafés y fui acercándome a la entrada del hotel,  accedí a la cafetería y allí tome mi último café antes de llamarte.

Saque mi móvil busque tu nombre en la agenda y di al botón de llamar. Un tono, dos tonos, y tú respiración agitada al otro lado del teléfono me respondió.

-          Si?.

-          Estas lista y dispuesta?. -Demoras unos segundos, para mi eternos, tu respuesta-.

-          Estoy lista y dispuesta a convertirme en tu puta.

Tu respuesta terminó de poner mi polla dura, no dije nada, simplemente colgué y me dirigí al ascensor, el recepcionista miro para mí como preguntándose quien es este pero al ver cómo salía de la cafetería del hotel no dijo nada, bajo la vista y continuó con sus ocupaciones.

Salgo del ascensor y me dirijo hacia la puerta de la habitación, parece cerrada, me acerco y la empujo ligeramente, solo con la yema de los dedos y cede ante mí.

Entro casi sin hacer ruido, estas como yo te pedí. Te admiro desde la puerta, tus grandes pechos enmarcados por el encaje negro del corpiño, los pezones grandes y duros, las piernas ligeramente separadas, unas braguitas negras a juego con el corpiño ocultan tu sexo, unas medias ceñidas a las piernas desde tus muslos, sin ligueros, unos zapatos negros con tacón y el pañuelo negro también son toda tu vestimenta.

Diriges tu atención hacia la puerta, por un momento creo que me puedes ver, pero enseguida me doy cuenta de que es todo lo contrario, has puesto el hilo musical de fondo para tener algo de música  y no me has escuchado entrar,  estas nerviosa, es normal. Continuo viendo desde la puerta sin hacer ruido, aumentando tu nerviosismo, tu respiración agitada eleva tu pecho cada vez más. Decido acabar con tu agonía y cierro la puerta haciendo el suficiente ruido para que sepas que estoy dentro. Me acerco, oyes mis pasos, no te mueves permaneces en tu sitio. Doy una vuelta a tu alrededor, lentamente, observándote con detenimiento, haciendo ruido al moverme para que sepas donde estoy, sientes mi respiración  en tu nuca, acercándome desde atrás, al lado de tu oído. Susurro unas palabras como saludo.

-          Hola puta.