Llamala Furia Cap 4
La amenaza que cae sobre Cassandra y Cassidy revela su nombre, en su lucha por la vida o muerte... cuarta entrega de esta extraña historia, espero les gusten y comenten!
-Ohh, eres más rápida de lo que hubiera pensado Furia.- Exclamó con total calma la espigada rubia, como si no tuviera las manos de Cassandra en su cuello.
-No me llamó Furia… mi nombre es Cassandra monstro.- Contesto con odio puro, sin soltarla del agarre de su cuello, Cassidy todavía temblaba en el asiento con la punta de la espada pegada a su rostro.
-Pobre Furia, cautiva entre dos mundos, fue un error esconderte de nosotros entre los humanos, tu traidora madre pago bien caro tal osadía.- Cassandra rugió de rabia por las palabras de su perseguidora, aunque no entendía nada de lo que le estaba diciendo, tal vez odiaba a su madre por haberlos abandonado, pero no soportaba que otra persona hablara de ella de esa forma.
-¡Cállate! Quiero que bajes esa espada y te alejes de la chica, no tiene nada que ver conmigo.- Exigió Cassandra, al controlar su rabia creciente luego de ver el rostro completamente aterrado de Cassidy.
-¿Y si no lo hago qué harás?- Pregunto como respuesta la rubia mientras hundía ligeramente la punta de su espada en el pómulo izquierdo de Cassidy, haciéndola sangrar.- Tal vez puedas matarme, pero te aseguro que me llevare a tu querida humana conmigo.
El olor de la sangre de Cassidy, combinado de su miedo y dolor era demasiado para Cassandra, quería protegerla a toda costa, pero sabía que estaba en desventaja, ella solo estaba jugando con ella.
Los segundos pasaban mientras el ambiente se llenaba de tensión, la garganta de Cassandra estaba completamente seca, y podía sentir como la fuerza de su cuerpo flaqueaba por la herida en su pecho.
Cassandra sabía que no se rendiría mientras le quedaran fuerzas, no quería más muertes en su conciencia, pero fue la voz de Cassidy la que la saco de sus pensamientos.
-¿Cómo te llamas?- Pregunto Cassidy moviendo su rostro hacia la espigada rubia, aunque eso causara que la espada se hundiera más en su rostro.
-Eres valiente humana, te concedo eso… mi nombre es Artemisa.- Respondió la otrora desconocida perseguidora, mientras con una sonrisa levantaba su mano para acariciar el la mano en su cuello de Cassandra.
-Ya puedo ver la razón de que te haya gustado Furia, esta humana es fuerte, cuando termine contigo, me divertiré con ella un rato.- Exclamó Artemisa, provocando que la furia dentro de Cassandra se descontrolara.
Cassandra intento apretar el cuello de Artemisa, pero la experimentada guerrera esperaba tal reacción, así que nada más sintió la nueva presión acciono su cuerpo como si de una maquinaria precisa se tratase, girando su torso y usando el impulso de la fuerza de su atacante como arma para hacerla caer con facilidad hacia Cassidy.
-Tanto potencial tirado a la basura, tu madre era una asesina perfecta, pero tuvo que morir por ti, otro desperdicio.- Le dijo Artemisa mientras levantaba la pesada hoja de su espada con una mano hacia su rostro Cassandra, y acariciaba su cuello con su mano desocupada con total tranquilidad.
Cassidy puso su mano en el hombro de Cassandra empujándola hacia ella en la camioneta.- ¿Por qué tus ojos se mantienen dorados aunque estas en perfecta calma?- Preguntó paga ganar tiempo, aunque también sentía curiosidad por saberlo, si iba a morir, por lo menos sabría la razón.
-¿Lo notaste? Quien dijo que los humanos no eran perspicaces… pues es simple, yo soy un demonio pura sangre, ella solo es una impura Furia, nacida de la traidora de su madre y un asqueroso vampiro.- Contesto Artemisa casi escupiendo sus palabras con todo desprecio.
Cassidy sentía como la respiración de Cassandra se entrecortaba, la herida en su pecho le cobraba su vida a cada segundo que pasaba, y le dolía saber que ella moriría, incluso más que compartir su mismo destino.
-Bueno, esto fue demasiada charla para el tiempo que nos conocemos bellas damas… ¿Quién será la primera?- Preguntó Artemisa, mientras levantaba su espada hacia Cassandra, ya dispuesta a cumplir la misión que se le había encomendado.
-Tú.- Contesto la voz de un hombre sentado a escasos metros de Artemisa, tenía un traje Armani perfectamente ceñido al cuerpo y aunque su rostro era joven, enmarcado por su pelo largo y negro como la noche, sus pupilas rojas sangre mostraban su hambre de muerte, mientras tenía en su mano derecha una larga espada apoyada a su hombro.
-La Hermandad debe tener mucho valor para mandar a matar a la descendiente de un príncipe de sangre como yo.- Exclamó mientras se incorporaba casi con pesadez.
-Constantine, no imagine que sabrías de su existencia.- Contestó incomoda Artemisa, que por primera vez no pudo mantener esa mascara de supuesta calma.
-Se todo de Cassandra… ella es mi hija.