Llamadme El Cirujano.
TERROR EROTICO/Caroline había estado sacando tantas como podía con su voluminosa escopeta y Santiago podía ver que estaba apunto de hacer algo pero cuando se puso de pie fue sorprendida por completo. La agarró por la cintura y tiró de ella hacia atrás tras la cabina ¡Las balas pasaban volando por s
Llamadme El Cirujano.
Cuando Santiago Mcpeterson notó que había llegado al Club de jazz en medio del equipo. Lo acompañaban los otros asesinos Americanos... Los asesinos con los que creció pelearon y ganaron. Le habían contado que aparecerían algunas leyendas de la Mafia esta noche pero no contaba con eso… la paga era solo una cantidad mediocre.
Ferdinando Williams ya estaba, una vez más sustituyendo la identidad de otro hombre, supuso que uno de los agentes enviados para proteger al objetivo por la forma en que se tocaba su oreja y hablaba sin mover los labios. Estaba sentado en una pequeña mesa en el centro de la habitación… una difícil elección, pensó Santiago pero respetaba demasiado al hombre como para dispararle directamente. Tal vez pensó podría dejar que Charline lo condujera directamente a los tres millones para matarlo entonces y después.
Sonriendo, ante la idea, buscó más… Santiago también se sorprendió de que los Decadentes no estuvieran todavía pero visto lo visto sabía que les gustaba hacer una entrada muy explosiva. La hora límite pensada arbitrariamente para el asesinato fue a las 3 de la mañana. Si llegaran a aparecer hoy sería con solo unos segundos de sobra...
Los gorilas del objetivo no parecían demasiado problemáticos… Había visto a los francotiradores armados con miras telescópicas y granadas en la azotea opuesta al club de jazz pero para ellos Santiago era solo el hombre del traje gris en busca de unos whiskys antes de acostarse. También era capaz de ver pistolas en los muslos, tobillos y espaldas de cada camarero y camarera. Suspirando bebió su bebida, disfrutando de la música. Iba a ser el que tenía más balas.
Una mujer estaba sentada repentinamente en el taburete a su lado. Maldita sea ¿Como demonios se había colado sin que la viera él? Cuando miró con su visión periférica y vio su pequeño vestido rojo que llevaba puesto sintió que su corazón se aceleraba de una manera que nunca lo hizo el de hombre alguno. Su hablar sudamericano mientras coqueteaba con él camarero tenía su polla temblando.
-¿Que puedo hacerte?- El Barman preguntó suavemente.
-Depende de lo que estás ofreciendo ...- Comenzó la mujer pero antes de que Santiago supiera lo que estaba haciendo se puso de pie y le habló directamente al cantinero, sin mirar a la mujer.
-Disculpe Charles Callahan.- Usó un viejo alias y se presentó al barman entregando su tarjeta… –Trabajo con NY Records escuche ese solo y pienso que era increíble.-
-¡Está bien!- el barman comenzó. -¿Te gustaría conocer a la banda?- Santiago Mcpeterson aceptó y dejó el bar con el dueño dejando sola a la mujer. Podía sentir el aire de sorpresa y enojo de ella cuando regresó después de que el dueño del bar había comenzado la siguiente canción. Sus dos pistolas le reconfortaron cuando le lanzó una mirada furtiva a la mujer mientras sus labios rodeaban el borde de un vaso de martíni y de repente se sintió muy incómodo… Como tenía ganas de ver esa boca envolviendo su polla decidió cambiar de táctica...
-Demasiado aceite.- Murmuró mientras se acomodaba en su asiento.
-¿Disculpe?- La mujer se giró hacia él, su mirada humeante quemando sobre él mientras trataba de no respirar demasiado su aroma lo estaba mareando.
-Usas demasiado aceite.- Inventó, girando su cabeza, hacia ella solo por un momento pero en ese momento sus ojos rozaron su pecho y sintió como si su vista pudiera ser otra mano agarrando y asomándose a los dos enormes globos perfectos de sus pechos… -Llevas puesto carolina herrera que es una buena fragancia para tí pero está arruinado por el aceite…- Dejó el balón en su cancha.
-Bravo eres muy bueno con el perfume pero yo no uso aceite en mi piel.-
Finalmente se giró hacia ella apoyando un codo en la barra para mantener el equilibrio… si hubiera estado parado se habría tambaleado hacia atrás… no había estado preparado para la mujer con la que estaba enfrentándose ahora. Su vestido no dejaba nada a la imaginación pero no le hacía al cuerpo que él sabía que estaba debajo la justicia que merecía. Sus piernas eran interminables y su boca se secó pensando en donde podría enrollarlas… Sin embargo deseó haber hablado de su piel el áspero color aceitunado brillaba perfectamente en las luces de neón detrás de la barra… podía imaginarse besándose durante horas. -No dije nada sobre tu piel.- Cuando ella pareció sorprendida, él sonrió, pensando -Ah, bien, es otra asesina-.
-Creo que debe estar en el arma que estás usando…- Su mirada de sorpresa, luego se convirtió en una de dulzura perene… una mirada que esperaba ver mucho después. -No creo que esta noche termine bien para nosotros.-
-Soy Caroline Goodyear.- Dijo la mujer que acababa de conocer y le había impactado sobremanera deseando llevarla a la cama casi en un susurro… tendiéndole la mano -Y debes ser el cirujano-.
-A tus órdenes.- Murmuró cuando tocó sus labios con las yemas de sus dedos, su sabor era tan bueno como ella. -Sin embargo Santiago Mcpeterson está bien.-
-Prefiero llamarte Santi.- Caroline habló cálidamente dejando que su mano se quedara en la suya. ¡Maldita sea ella sabía cómo tratar a un hombre! ¡Santiago no pudo evitar seguir el juego!... Eran solo las 2 de la madrugada todavía tenía tiempo antes de que comenzara su asunto y ella resultó ser su competidora.
Conocía la tradición de envenenamiento de Goodyear, usando ingredientes naturales, como para no ser rastreada, ¡Muy impresionante!. Pero si ella lo llamaba Santi entonces ella también debía conocerlo… su obsesión con el cerebro humano y la naturaleza psicológica de sus asesinatos. De acuerdo entonces estaban en el mismo bando del juego entonces.
Oyó un disparo de mafiosos afuera. Caroline también se inclinó. Entonces llegaron los Decadentes.
-¿Todos estos caballeros pelean por tus encantos?- Preguntó Santiago con una abrupta sonrisa apoyándose en la barra.
-Me gusta trabajar sola.- Santiago era muy inteligente y visto lo visto sabía que ella estaba mintiendo por la forma en que su voz se mantenía monótona y como recogía automáticamente su bebida… decidió dejarla en paz…
-A cerca de esta situación... ya sabes lo que dicen dos cabezas piensan mejor que una.-
Ella aclaró su garganta y lo interrumpió. -Ya sabes cirujano no necesito tu ayuda…-.
Hizo una pausa y se inclinó hacia ella, jugando con un mechón de su cabello. -¿Entonces por qué no me has matado?-
Ella también se inclinó y Santiago pensó que podría perse el polvazo con ella que ya tenía por un tiro seguro, dejar caer los putos tres mil y tomar a esta belleza por el tiempo que ella lo dejara… -La noche aún es joven.- Susurró con su boca su pequeña mano subió por su brazo antes de jugar con el cuello de su traje.
Las luces principales comenzaron a parpadear antes de apagarse completamente, dejando solo algunas señales de neón encendidas. Caroline agarró el hombro de Santiago mientras su brazo automáticamente se envolvía alrededor de su cintura. ¡Ninguno de los dos dijo nada pero miró alrededor de la barra y observó las reacciones de todos!… El barman automáticamente comenzó a tratar de calmar a todos y caminó detrás de la barra donde Santiago sabía que había más de un arma de fuego escondida.
Williams el asesino anterior, se puso de pie y Santiago supo que era hora de actuar.
-Acompáñame en esto…- Le jiñó un ojo y sonrió ante su mirada paradójica. ¡Dios era como hacerse acompañar por una virgen en su primer asesinato!
Él se puso de pie y rápidamente envolvió un brazo alrededor de su garganta… apuntó con un arma a su cien y atrajo la atención de todo el bar.
-¡Todos congelaos! Esta mujer es una criminal buscada.-
-¿Quién diablos eres tu?- el cantinero gritó.
-Mike Callahan FBI. He estado buscando a esta mujer durante tres días… ella es una asesina buscada. Ahora pon a Baker en la línea.-
Cuando el barman comenzó a hablar por radio con Baker, (el hombre del FBI a cargo de mantener al objetivo seguro según el archivo que Santiago había recibido), luego miró a Williams, de quien pensó que era Don el segundo de BAKER, y le preguntó si estaba con Santiago el objetivo.
Williams era un idiota en opinión de Santiago, se quedó allí como un perro con la boca abierta, haciendo que el camarero maldijera y sacara una escopeta de cañones recortados apuntando directamente a Santiago.
Ahora Santiago Mcpeterson era solo un hombre, y con su brazo alrededor de la garganta de una hermosa mujer de enormes senos a la que deseaba llevar a la cama sin más demora cuando la oportunidad se pintaa calva y presionando su firme trasero contra su dura y preparada ingle era natural que dudara entre lanzar a Caroline fuera de la línea de fuego o mantener vivo su pequeño culo tan prieto como podría llegar a tener. Decidió realizar lo primero para poder disfrutar lo último más tarde.
Segundos más tarde de haber apuntado su arma el camarero Caroline había tomado secretamente la escopeta que él había identificado por el olfato y escondía debajo de su vestido... bueno, él no sabía cómo la había escondido en ese pequeño vestido rojo pero decidió averiguarlo más tarde también. Luego también había una segunda arma en su mano… ¡Una apuntando al barman y la otra a una camarera al otro lado de la habitación con su arma apuntando al cráneo de Santiago!
-Buen arma…-. Susurró con su boca, sin quitar sus ojos de los otros dos. Santiago estaba apunto de decir cual cuando vio el arma con la que había metido la lengua por el cañón antes de apuntar a la otra mujer. ¡Era la suya! ¿Cómo carajo la había sacado del interior de su chaqueta?
-Toma cariño-. bromeó antes de que el cantinero comenzara a hacer demandas inútiles, pidiéndole a la gente que pusiera sus armas en el suelo...
¡Caroline sonrió cuando Santiago solamente se rió!
De repente un payaso enano de pies deformes con explosivos atados a él se disparó a través de la ventana. Decadentes malditos.
Santiago agarró a Caroline por la cintura y prácticamente la tiró detrás de su cabina cubriendo su cuerpo con el suyo hasta que los pequeños trozos de enano dejaron de salpicar sangre y materia encefálicaa su alrededor en un charco de rojo líquido viscoso.
Los disparos comenzaron a sonar por el pasillo, Santiago le quitó su arma a Caroline con una sonrisa y abrió fuego contra los camareros y el barman. Si bien tuvo una oportunidad casi perfecta con Williams la etiqueta de asesino era 'guardar lo mejor para el final'.
Otro payaso entró por la ventana. Decadentes de mierda.
Caroline había estado sacando tantas como podía con su voluminosa escopeta y Santiago podía ver que estaba apunto de hacer algo pero cuando se puso de pie fue sorprendida por completo. La agarró por la cintura y tiró de ella hacia atrás tras la cabina… ¡Las balas pasaban volando por sus caras!
-¡Espera! ¡Espera hasta que estemos seguros!.- No podía dejar que esta belleza alemana que tanto deseaba llevar a la cama alcanzara las 8mm en la frente antes de probarla.
-¡No estoy aquí para ir a lo seguro!- Gritó antes de correr directamente hacia la refriega. Santiago solo podía mirar y cubrir el fuego desde atrás mientras se dirigía al escenario donde los músicos seguían tocando y dos camareros se habían atrincherado y estaban intercambiando fuego. En un milisegundo ambos tenían shurikens sobresaliendo de sus arterias principales y balas en el pecho.
Santiago sonrió cuando realizó el movimiento de asesino más conocido y se cruzó de brazos para disparar en direcciones opuestas antes de rodar sobre una mesa y dirigirse al escenario detrás del cual estaba el ascensor hasta el búnker donde se escondía el objetivo… Solo Santiago vio al camarero escondiéndose detrás de un puesto contiguo y apuntó a la espalda de Caroline.
Tomó el tiro pero se dio cuenta de que estaba fuera de las rondas justo antes de que el bastardo hubiera metido dos en Caroline… ¡Mientras ella caía Santiago comenzó a caminar por la habitación hacia el camarero arrojando su arma ahora inútil a un lado y sacando su navaja favorita que solo usaba en ocasiones especiales! Esto parecía una de esas.
Cortando al hombre por el abdomen Santiago se aseguró de mover su mano para sacar los intestinos del hombre entre olores nauseabundos y un baño de sangre espesa que manchó las paredes de todo el club y salpicó el cielo raso, luego envolvió su brazo alrededor del cuello del hombre y lo usó como un escudo mientras sacaba una pistola de reserva de la cintura… tomando al camarero en tres formas. El cuerpo tembloroso del camarero se cayó y Santiago ya estaba al lado de Caroline levantándola rápidamente en sus brazos y llevándola a la habitación lateral justo cuando los Decadentes finalmente aparecieron.
-Debería haberte escuchado. No es mi fuerte supongo.- Susurró Caroline mientras la dejaba en un banco antes de quitarse la chaqueta y usarla para detener el sangrado de la herida más profunda de bala… una que había pasado por su lado derecho, sin golpear ningún órgano principal. Afortunadamente no fueron fatales pero esta noche sentiría mucho dolor cuando por fin se la llevara a la cama para echar un polvo.
-Nunca lo fue-. Santiago murmuró distraídamente mientras levantaba su pequeño vestido para ver mejor el rasguño de bala en sus costillas. Por un momento lo único que pudo ver fue la tela del tanga de Caroline, el encaje negro que sostenía sus caderas perfectamente, la boca de Santiago abierta como si acabara de contemplar a la puta más deliciosa. Se rió para sí mismo.
-Gracias.- susurró su mano yendo a su rostro cuando un pequeño chorrito de sangre salió de la esquina de su boca. No dijo nada mientras extendía la mano y untaba la sangre con el pulgar. Incluso con un disparo, sangrando y con un pequeño pedazo del cerebro del payaso enano en el pelo, era lo más hermoso que había visto en su vida… Él comenzó a inclinarse hacia ella, intentando sentir placer ahora, cuando ella lo detuvo con un susurro apresurado. Ella alcanzó su labio y se quitó un Skin. Era una pieza delgada de plástico que contenía venas que conducían a un pequeño bolsillo de veneno que debía contenerse en el interior de la boca, las venas se diseñaron para que el veneno se excretara solo en un lado del plástico, y no en el lado del usuario. De nuevo una firma de Goodyear, el beso de la muerte. A la mierda… felizmente moriría por un beso de esta mujer. Afortunadamente, no tuvo que hacerlo cuando Caroline se acercó y lo atrajo hacia sí por la nuca.
Esta diosa debajo de él, con su sangre empapándolo hasta los codos, pasó su lengua por su labio inferior gimió cuando él envolvió su mano alrededor de su nuca y arqueó su pecho contra el de él… ¡Sus manos comenzaron a vagar por su cuerpo, cuidando sus heridas, él amasó sus caderas, apretó sus pechos, e incluso tuvo la oportunidad de apoyarse entre sus piernas, sintiendo su suave y húmedo calor moldearse sobre su rígida y dolorida vara!... Estaba seguro de que podría haberla follado allí mismo, con disparos y un mar de sangre por todas partes y nada habría sido capaz de detenerlos.
Las sirenas de los chicos de López sonaban fuerte y claro y se acercaban a cada segundo. Caroline se separó de alguna manera sosteniendo la pistola que Santiago mantenía entre sus omóplatos, y comenzó a respirar más rápido, mirando a su alrededor preocupada tratando de ver dónde estaría a salvo.
-No te preocupes, papá y Jason terminarán en un segundo y dejarán a Smith atrás para protegernos.- ¡Había terminado de atar los pedazos de su chaqueta y camisa alrededor de sus caderas y cintura, reduciendo con éxito el flujo de sangre! -¿Estás bien para ir?- Había estado sugiriendo sacar a Smith juntos, pero como tenía problemas para sentarse sabía que debía dejarla atrás pero por una vez su conocimiento no lo estaba influenciando.
-Creo que te dejaré tener esta, haz que sea divertido de ver bebé-. ella sonrió mientras lo seguía detrás de él. Se detuvieron en una puerta donde Santiago comenzó a enrollar las muñecas de su camisa blanca, empapada de sangre y desgarrada, mientras se aseguraba de que Caroline estuviera segura detrás de él… ¡Papá y Jason pasaron junto a ellos sin mirar atrás dejando a Smith mirando alrededor del comedor con una sonrisa tonta en la cara!
-Ve a buscarlo Santi-… susurró Caroline contra su cuello mientras estiraba la mano por delante de él y colocaba su arma en la parte delantera de su cinturón. Él gimió cuando ella arrastró su mano sobre su polla y luego le dio una palmada en el culo. Comenzó a sacar una pequeña bomba de su bolsillo y sacó el alfiler. Luego rodando directamente entre los pies de Smith, comenzó a dirigirse directamente hacia el idiota gigante, cubriendo sus ojos por la fracción de segundo que el flash habría cegado a los demás. Vació su arma sobre Smith pero eso solo pareció enojarlo más y con un grito el Goliath lo atacó. Santiago dejó que el golpe fluyera a través de él y el peso de Smith para llevarlo inesperadamente más lejos de lo que pensaba. Santiago se estrelló contra la barra pero cuando Smith se puso de pie para continuar sintió una punzada en la parte posterior de su cuello. Caroline vio perfectamente desde el otro lado de la habitación que Santiago había incrustado una bomba en el cuello de Smith y ¡Con perfecta precisión! se disparó provocando que los ojos de Smith salieran de su cráneo y golpearan la cara de un camarero que miraba como si se tratara de sendos corchos de champagne.
-Maldita sea esperaba que todo explotara y se esparciera su cerebro…-
-¿Te refieres a su cabeza?- Caroline se rió Santiago solo asintió y comenzó a ayudar a Caroline a bajar las escaleras detrás del escenario hacia el búnker. -Sin embargo, los ojos fueron un buen toque-.
Santiago simplemente negó con la cabeza y tiró de ella hacia atrás dejando atrás a agentes y civiles caídos, la sangre cubría todas las paredes y cuando el hueco del ascensor estuvo a la vista los disparos aún sonaban. Caroline pateó a un lado la máscara de uno de los hombres a los que había estado disparando en el bar, estaba más disgustada que impresionada. ¡Santiago miró hacia abajo y vio las piernas expuestas de papá, apuntó y le disparó al viejo cabrón en la rodilla! Caroline soltó una risita cuando vio que papá no tenía idea de dónde había salido la bala y automáticamente asumió que eran los hombres debajo de ellos.
-¿Alguien quiere ver las tetas de mis hermanas?!- Jason gritó, luego una fuerte explosión sacudió la base. ¿Cómo habían conseguido los Decadentes lanzadores de cohetes?
-Vale vamos.- Santiago murmuró, tirando de Caroline para reflejar el descenso de Papá y Jason en el pasillo del sótano hacia el búnker. Los chicos de Decadentes llegaron al rellano y se aseguraron de que los guardias estuvieran muertos, luego continuaron por el pasillo, seguidos de Santiago y Caroline… ¡El talón de Caroline se enganchó en un trozo de hormigón reventado y ella colapsó en los brazos de Santiago con un grito ahogado! Santiago podía oír a papá darse la vuelta, levantando su arma y soltando el seguro.
-Mierda.- susurró por la boca, presionando a Caroline contra la pared… aplastando su cuerpo con el suyo. Incluso cuando sabía que había otro asesino que venía hacia ellos con un AK-49… Santiago no podía creer que comenzó a frotarse contra él.
-Puta bruja sexy-. jiñó mientras bajaba su boca a la de ella.
Papá dobló la esquina pero antes de poder presionar el gatillo, Caroline le quitó la navaja a López y la metió en el cuello de papá para decapitarlo y bañ+andose de su sangre de íes a cabeza en un amasijo viscoso de fuerte olor a sangre, golpeándola contra la esquina y rompiéndole el cráneo, sus labios nunca se alejaron de los de Santiago.
Papá se calló sin hacer ruido pero Santiago y Caroline no se habrían dado cuenta si hubiera bajado gritando. Al parecer Jason tampoco se había dado cuenta, estaba demasiado ocupado pateando la puerta del búnker.
Santiago se apartó y sacó su arma para matar a Jason también pero Caroline lo empujó contra ella con fuerza. No pudo evitar reírse mientras sus manos recorrían suavemente sus costillas y cintura mientras sus brazos y piernas se cerraban alrededor de su cuello y cintura.
-Vamos cirujano deja que alguien más haga el trabajo por tí de vez en cuando-… ella comenzó a pasar sus dedos por su cuello y mandíbula, haciéndolo suspirar.
-Ese no es mi estilo de amor-.
-Hmm, tendré que ver si puedo cambiar eso-. Santiago no había olvidado que todavía tenía su navaja en la mano y estaba empezando a inquietarse con el vencimiento del plazo.
-¿Ahora o más adelante?- él probó ahora significaba que ella estaba buscando deshacerse de él rápidamente y que tendría que matarla antes incluso de entrar en el búnker en el que Jason estaba muy cerca de entrar… más tarde significaba que estaba interesada en mantenerlo con vida dividiendo el dinero y tal vez incluso dejándolo follarla por un tiempo.
¡Gritos y disparos resonaron desde el pasillo y dentro del búnker, haciendo que Santiago y Caroline salieran corriendo hacia la refriega!!!
Llegaron solo para ver a Jason cayendo con un cuchillo en la espalda y las balas que le acribillaron el pecho. De algún modo Charline había eliminado a Jason y había protegido al objetivo.
El objetivo estaba de pie con una pistola en las manos, con sangre y masa cerebral del payaso enano de pies deformes que explotó salpicada completamente sobre su lado izquierdo… respirando pesadamente y con maldiciones saliendo de su boca.
-¿Dónde está el otro tipo?- Caroline murmuró con los labios… ¡sus ojos y su arma nunca dejaron la cara del objetivo!
-¡Williams!- Gritó Santiago mirando detrás de él por un segundo. -Williams son dos contra uno aquí, vamos y no te mataremos de inmediato-.
-¿Que hay de mí?- El objetivo chisporroteó, el brazo de su arma temblaba. Caroline miró a Santiago que miró el reloj y luego le hizo un gesto con la cabeza. Ambos nivelaron sus armas y dispararon, dos agujeros de bala, uno al lado del otro estaban en su frente cuando se desplomó en el suelo. Verla sacar el objetivo lo tenía difícil para ella en un segundo… especialmente la forma en que parpadeó cuando el golpe de la pistola la golpeó, como una virgen que acaba de matar.
Ella supo la reacción que tuvo sobre él y ligeramente pasó su mano por su muslo sonriendo antes de ver algo detrás de Santiago y apuntar su arma una vez más.
-¡Mierda!- Ferdinando Charline juró que regresaría de la cocina improvisada de los búnkeres, con un cubo de cera hervida en sus manos.
-Llegaste demasiado tarde Williams bastardo, ya son las 3:01-. Santiago dijo arrodillándose y buscando en los bolsillos de los objetivos, sacando un teléfono celular y marcando el número de cazadores de cabezas. Caroline mantuvo su arma apuntando a Williams mientras caminaba enojada.
-¿Hecho?- la voz por teléfono preguntó.
-Sí,- Santiago murmuró, revisando el cuerpo por algo así como una trampa.
-¿Número de cuenta?-
-La mitad aXXXXXXXXXXX, y la mitad a ...- miró a Caroline por su número pero ella negó con la cabeza. -Uh, no importa todo a mi cuenta-. el cazador de cabezas colgó y Santiago se volvió hacia Caroline, -¿En serio?-
-No creo que quieras quedártelo Santi esto solo me da una razón para cazarlo más seguido-. Ella le jiñó un ojo y la seductora timidez regresó.