Llamada perdida

De como una misteriosa llamada en tu movil, puede llevar al desenfreno y a la pasion a cientos de kilometro de tu casa. Dedicado a Victor.

Llamada perdida

Después de tanto tiempo me animo a volver a escribir, a volver a contaros. Vuelvo a sentir que os hago cómplices de mí, de mis detalles más íntimos. Hace ya algunos meses, por equivocación, supongo, recibí una llamada perdida. Supongo que a vosotros os ha pasado más de una vez. Bien de gente conocida que después de mucho tiempo los borras de tu agenda y luego vuelves a saber de ellos, o bien de gente que no conoces. Pues bien, esto fue lo que me paso. Empezaba la primavera del año pasado; estaba trabajando, como siempre, y cuando me di cuenta tenia una llamada perdida en mi móvil. El móvil no me sonaba, así que por si acaso era alguien conocido, decidí enviar un mensaje corto a ese móvil preguntándole que si le conocía. Es una ¿buena? costumbre que he cogido. Gracias a esa manía, conocí a Víctor. Pero todo pasó a paso. Pasaron un par de días y no recibí contestación, así que fue un tema que olvide. Pero al poco, recibí un mensaje, de ese mismo número. Ya lo sabía reconocer porque terminaba en 99. Poco me dijo en aquel primer "contacto". Solo su nombre, que era de A Coruña, y quería que le dijera quien era yo. A partir de mi siguiente mensaje, en el que satisfacía su curiosidad, empezó entre nosotros una buena relación.

Cada noche, nos escribíamos unos cuantos mensajes, contándonos como nos había ido el día, lo cansados que estábamos, curiosidades sobre nosotros,

La verdad es que no se como empezó, que me empujo a seguir escribiéndome con el. Quizás la curiosidad, la necesidad de cariño o el morbo.

Poco a poco, llego un punto en el que nos contábamos nuestras cosas mas intimas, y supongo que fue a partir de ahí, y por ese motivo, por el que de los mensajes escritos, que se me quedaba muy frío, a ir llamándonos.

Esa voz… Era dulce pero sensual. Tímida pero morbosa. Me imaginaba un chico callado, de ojos oscuros y con cara de niño malo. Aun la recuerdo

Nuestra relación mejoraba día a día, hasta que un día surgió lo que ambos deseábamos.

El estaba solo, sin pareja, y yo también. Así que como se acercaba mi mes de vacaciones, me propuso que fuera allí quince días, a conocer A Coruña, y a conocerlo a el.

Me dijo que no hacia falta que me fuera a un hotel, que compartía piso con unos compañeros y que no les importaría.

Me pareció aprovecharme de la situación, pero como insistió, al final accedí.

Así que nada, llegado el día compre los billetes de tren. Siempre me ha parecido un medio de transporte muy romántico. Incluso podría asegurar que tiene algo de mágico. ¿No creéis? Los trenes han juntado amores de película y separado a amores imposibles

Me arregle, cogí mi equipaje y me fui a la estación, a la espera de que saliera el tren. Y aunque tenia unas cuantas horas de camino, ya estaba nerviosa.

Aunque viaje de noche, no pude pegar ojo. Pensaba en mil cosas y a la vez en nada. Aunque ya nos habíamos visto en fotos, la primera impresión sigue siendo la que importa.

Así que de esta forma se me pasaron las horas.

Cuando llegue, me baje del vagón con miedo. Así que despacio me baje y empecé a caminar, hasta que le ví sentado. Me encanto incluso más que en las fotos.

Me acerque tímidamente, y supongo que me reconoció al instante, porque me abrazo muy fuerte y me beso tiernamente en los labios. Cuando reaccione, deje el equipaje en el suelo y le devolví ese beso.

Después de haber desayunado en el bar de sus padres, me llevo a su casa a pegarme una ducha y a cambiarme para irnos un ratito a la playa con unos amigos suyos.

Al verme en biquini le entro una risita. Supongo que por la diferencia de tono de piel. No es lo mismo vivir en una zona costera que en el interior, ¿no?

Antes de meternos al agua, el fue muy amable y me ayudo a echarme crema, para no quemarme. Yo también pude disfrutar del roce por primera vez de su torso, su espalda,… No es que fuera un musculitos, pero estaba marcadito, según sabia porque practicaba deporte con bastante asiduidad.

Después de estar jugando en el agua (que por cierto, trague yo mucha mas agua que el, lógico) nos fuimos un rato a la toalla. Yo estaba algo cansada, supongo que del viaje, así que me empezó a acariciar el pelo, la nuca, la cara,… Sabia de mis puntos débiles.

Y aunque yo no quería cerrar los ojos y dormirme, me beso en la mejilla y me dijo que descansara, que a la hora de comer me avisaría.

Los siguientes días fueron muy parecidos: las comidas siempre muy agradables y mucha playa. Incluso me atreví a intentar aprender a hacer windsurf.

Por fin llego el fin de semana. Mi primera noche al aire libre. Me encerré un buen rato en el baño para arreglarme, depilarme, ducharme, maquillarme,

Cuando me vinieron a recoger, se me quedaron mirando. Enseguida me sonroje. Menos mal que enseguida vinieron a rescatarme otros amigos

Me llevaron a varios lugares, donde en todos tuve que comprobar lo buen bailarín que era. Yo solamente con dejarme llevar, me bastaba.

Todo el mundo sabe que el baile es algo muy erótico, así que entre baile por aquí y baile por acá, algún roce se escapaba.

Hasta que nos empezamos a retirar cerca del final del local, y se empezó a pegar mas a mi. Me beso. Yo aun no reaccionaba, así que me volvió a besar de nuevo.

Entonces fui yo la que lo acercaba a mí para seguir recorriendo su boca. Quise aprendérmela de memoria.

No se cuanto tiempo paso, aunque a mi me parecieron minutos. Enseguida nos vinieron a buscar los amigos para irnos a casa. Así que como ganaban en mayoría, accedimos.

Fueron muy caballerosos y primero acompañamos a las mujeres a sus casas y luego me quisieron acompañar a mi. Haciendo gala de mi cabezonería, al final fui yo la que lo acompañe a su casa, a pesar del riesgo a perderme en un sitio que no conocía.

Fuimos dando un paseo muy tranquilos, abrazados, comiéndonos a besos.

Antes de entrar en su casa, se acerco, me beso muy dulcemente durante rato. Me acaricio la cara, bajando por mi cuello y allí nos despedimos.