Llamada Nocturna (III: La Secretaria Marcela)
Las llamadas siguen, y esta chica descubre una excitante relacion entre un jefe y su secretaria.
Como les había dicho en mi anterior relato, mi obsesión por esas llamadas nocturnas crecía cada vez más. Todo el día estaba pensando en llamar a la línea para ver que encontraba.
Un día ya no aguanté, eran como las 8 de la noche cuando desde mi oficina decidí llamar. Encontré a un tipo como de unos 37 años que también estaba en su oficina. Como siempre, me dio su teléfono y me comuniqué. Se llamaba Fernando.
Tenía una voz bastante cachonda, de esas roncas que de solo oirlas, se moja la panocha. Me dijo que estaba con su secretaria, la cual le había hechado ciertas miradas ultimamente, pero no habian llegado a nada. Mi conversacion con él fue más o menos así cuando me empezó a contar:
-Hola chica, ¿sabes? estoy en mi oficina y estoy muy excitado por que la puta de mi secretaria hizo que se me parara. Y tu, dime, ¿dónde estas? ¿como estas vestida?
-Hola papi - le dije, -mira, hablo porque estoy en la oficina y me puse muy cachonda, llevo un traje sastre con una faldita negra, muuy corta, medias naturales con liguero y mi blusa blanca está casi desabrochándose por mis grandes tetas. ¿Te gusta?
Del otro lado del teléfno se dejó oir un gemido de placer. -Mmm, chiquita, has de tener un culo grande, me gustaría poner mi vergota en tu canalito de las nalgas.
Esto me excito sobremanera, tanto que no me di cuenta cuando me empecé a subir la falda y me tocaba la conchita mojada ya.
En ese momento, me propuso algo. -¿Sabes? Le tengo unas ganas a mi secretaria, y la muy piruja me provoca todos los días y siento que hoy, que ya se han ido todos, es mi opirtunidad, qué te parece si dejo el altavoz del teléfono para que tu te excites con lo que voy a hacer, me encantaría coger a mi secre y que alguien oiga, ¿te parece?.
Jamás lo hubiera dicho. Tan sólo de imaginarlo mis jugos empezaron a correr. Por supuesto que acepté.
-Ok, tu baja el volumen de tu altavoz y escucha la cojida.
Obedecí y lo que voy a narrar fue lo que oí por el altavoz.
-Marcela, venga por favor- fue así com llamó a su secretaria y todo comenzó. Ella entró.
-Si señor?-
-Venga que quiero habalr con usted. ¿Sabe? A sus...
-28- interrumpió ella.
-Si, a sus 28, me parece que es demasiado atrevida y puess, su puesto peligra por lo que comentan en la oficina.
-Señor, es que no lo puedo evitar, digame, que puedo hacer para que Usted se sienta a gusto...
Fue entonces cuando él soltó todo.
-Sabe Macela, esas faldas tan cortas dejan ver todo cuando se agacha enfrente de mi, además que su pronunciado escote deja ver sus grandes proporciones cuando se agacha o está sentada y la observo de pie, así que vamos al grano. Marcela, por esas provocaciones se me ha parado la verga muchas veces y he tenido que menearmela para satisfacer mi deseo, así que si quieres conservar tu trabajo y ganarte un aumento, tendré que meterte mano ahorita, porque ya no puedo más.
Se oyó un gemido de mujer en seña de aprobación, y yo no podía más, me vine muy fuerte, pero me volví a excitar con lo que siguió.
-Esta bien Lic. , lo que usted diga.
-A ver Marcela, empinece que le voy a dar la cogida de su vida. Se acercó a ella y me imagino que le subió la falda ya que exclamó, -¡ay Marcelita, que rica tanga trae, además que su culo grande se la traga toda! Ay que rico, pero antes, va a tener que bajarse a darme una buena mamada...-
Marcela contestó con una voz muy cachonda, -Si lic, se la voy a mamar muuy bien. Se oyó como se bajó un cierre y como su boca empezó a meterse hasta el fondo la verga de ese cabrón, que no paraba de decir. -Si, mamamela Marcela, que todo este pedazo te va a caber atrás al rato, sigue mamacita, ya me imaginaba tenerte así, sigue que rico.
Yo solo oía como su boca ensalibada chocaba con la base de la verga y como la puta la chupaba.
Después de unos momentos, Fernando la obligó a levantarse.
-Marcela, empinate en el escritorio que ese hoyito va a ser mío, si ya me habían dicho mis colegas que eras buena cogiendo, y ahorita te voy a dar..
Sólo se oyeron los gemidos de los dos cuando Fernando le metió todo.
-Ay mamita, que rico, si si aaaayy, si te comes la tanga, tenías que tragarte mi verga.
-Sigue papi, sigue dame duro dame todo, más más.
-Hay perrita que tetazas te cargas, ahorita te las ordeño mamita, que rico se siente cogerte.
Estuvieron gimiendo un buen rato mientras yo me daba la chaqueta de mi vida. Luego el la volteó y empezó a mamarle las tetas mientras ella se daba de sentones en su verga.
-Ay si papi, entierramela toda, así así, más, si duro, duro, ay, ay.
-Ay Marcelita, aquí me voy a acabar de criar, que tetas, y mira, se te paran los pezones luego luego, si desde cuando se te veían los faros prendidos con tus blusas sin brassiere.
-Si Lic. mame, ay, que rico mama, siga, uy uy, mas, duro.
Yo no paraba de venirme una y otra vez en m oficina con mi vibrador, incluso dejé la ventana abierta por que un tipo de otro edificio me veia de lejos y se la chaqueteaba tambien.
Después, pude oír como la puta de Marcela le hizo una Rusa a Fernando.
-Ay putita, que rico se siente poner mi palo entre tus tetotas, ay me vengo, ahi te va mi leche, si si
Marcela contestaba extasiada: -Ay pai, dame más, más toda en las tetas y la cara.
-Ahi tienes puta, te ganaste tu aumento, trágatela toda.
Me vine como 6 veces esa noche, y colgué dandome por bien servida, mientras el que me observaba en frente, se vino en el cristal de la ventana de su oficina.