Llamada Nocturna (I)

Una chica se calienta después de ver una película porno, así que decide hacer una llamada que la hará gozar como nunca.

Eran las 2:00 de la madrugada de un domingo. Estaba viendo la televisión, y de repente empecé a ver una película porno que estaban pasando por cable, la cual me empezó a calentar mucho. En ella aparecía una parodia del programa Bay Watch (Guardianes de la bahía), donde los tipos no hacían más que cogerse a las chicas de la playa, (las cuales, por cierto), tenían unas tetas enormes, las cuales les colgaban cuando se ponían en cuatro para que un tipo se las follara por el culo, mientras ellas le mamaban la verga a otro. Me excitó mucho el hecho de ver a estas tipas moviéndose frenéticamente, mientras los otros se las cogían y les chupaban las tetas enormes que tenían. Pero lo que más me encantó eran esas vergas enormes que se metían y salían de las conchas y bocas de las protagonistas. Estaba tan caliente, que ni me di cuenta cuando me empecé a masturbar. Estaba entradísima metiéndome los dedos en la panocha, y tocándome mis tetotas de manera muy loca. Era tanta mi calentura, que tomé un pepino y comencé a metérmelo por el culo, y luego por el bizcocho, hasta que me vine. Pero ahí no acaba todo.

Estaba tan excitada que, cuando me fui a dormir, seguía pensando en esa película y me calentaba más. Pensé en distraerme para poder dormir, así que tome un periódico pasado, y lo comencé a leer, y poco después comencé a tranquilizarme, pero no me duró mucho el gusto, ya que, al llegar a la sección de la cartelera, había fotos de películas porno que se exhibían en algunos cines de la ciudad. Una de ellas mostraba a una sirvienta acostada en una cama, mientras un cartero, le mamaba su peludita concha, y ella le chupaba la vagina a la que parecía ser su jefa. Junto a estas fotos, había anuncios de hot-lines, y uno de ellos decía: "Si eres mujer, llama gratis", así que me decidí, llamé, inventé un nombre y dije que era una chica de mente "abierta" que se la quería pasar bien esa noche.

Había varios hombres en la línea diciendo cosas muy calientes como: "me gustan las chicas de amplio criterio que les guste que se las cojan por el culo, que les guste la verga, etc...", así que me decidí por un tipo con voz varonil, le mandé un mensaje y empezamos a hablar, después me dio su teléfono y le llamé a su casa para estar más cómodos (por aquello de que él estaba pagando por minuto).

Lo llamé, y me dijo que había llegado a su casa, y estaba caliente por que se acababa de coger a una amiga que tenía 18 años, (él tenía 25) y que todavía quería venirse.

Le pedí que me contara como había sido la cogida con su amiga, y fue entonces cuando le dije que me esperara, ya que había recordado que tenía guardado un vibrador que tenía mucho que no usaba. Tenía la forma de una verga y medía cerca de 18 cm.

Fui por él, y así fue nuestra conversación.

Le dije: -Hola, ¿cómo estas?

-Caliente... es que me acabo de coger a una amiga, pero todavía sigo prendido.

-Yo acabo de ver una película porno y me encendí mucho, y me gustaría venirme aquí en el teléfono contigo, - le dije.

-Qué quieres que te diga para calentarte.

-Cuéntame cómo te cogiste a tu amiga y por qué.

-Bueno, antes que todo, ¿cómo estás vestida?

-Traigo sólo una playera larga, y un hilo dental con un brasiere, todo de color negro.

-Mmmmm..., bueno, ¿tienes las tetas grandes?

-Soy talla 36 C de brasiere, y tengo unas nalgas grandes y una cintura más o menos pequeña, medio caderona.

-AAAAy, que rico, bueno, ahora quiero que te saques esas tetotas que tienes y te hagas a un lado tu hilo dental y te metas tu vibrador por ahí mientras yo te cuento la follada que le di a mi amiga, ¿okey?

-Siiiii, como tu quieras- le dije ya bastante caliente.

-La historia comienza así. Estaba yo solo en mi casa, pero de repente me puse a pensar cosas y me empecé a calentar, así que quería coger con alguien, es por eso que me acordé de mi amiga de 18 años, la cual es una putita. Así que le llamé por teléfono, con el pretexto de saber como estaba, me dijo que bien, pero un poco aburrida, ya que sus papás se acababan de ir de viaje, e iba a estar sola toda la semana, así que yo de acomedido, le dije que podía ir a verla para "platicar", ella accedió y me fui rápidamente a su casa.

En el camino iba pensando en el hecho de que yo tenía 25 años y ella sólo 18, y pensaba en su cuerpo, las tetas que se cargaba, su cinturita y ese culo que tantas veces vi cuando se agachaba y me dejaba ver su hilo dental que envolvía seguramente una panochita rica y apretada. De la cara estaba muy mona, y su boca sensual me hacía imaginar mi palo dentro de ella.

Ya en este punto, yo estaba realmente excitada, sacando y metiendo el vibrador por la vagina, sin parar, y yo oía cómo se frotaba el pito frenéticamente mientras me narraba su historia y oía mis gemidos de placer. Continuó con su relato.

-Llegué a su casa, con la verga bien parada, la saludé normal y ella pretendió no darse cuenta de mi palo. Vestía una blusa de tirantes negra con un escote pronunciado, que me dejaba ver sus grandes tetas juntadas por el sostén; su falda le llegaba un poco debajo de su culo, y llevaba unas medias grises con figuras, que le llegaban hasta el muslo, y unos botines de agujeta hasta la pantorrilla. Me invitó a pasar y platicamos de cosas en su sala; yo ya no podía más, me moría por cogerla, así que me fui acercando a ella y la abracé y la comencé a besar, (a lo que ella accedió), y después empezó a agarrar mi verga erecta por encima del pantalón. Entonces recordé que mis amigos que ya se la habían cogido, me contaron que le gustaba que el hombre fuera un poco agresivo y que la tratara como una puta y que le dijeran lo que se les antojara decirle. Así que tomé la iniciativa y le arranqué la blusa, rompiéndole los delgados tirantes, dejando al aire esas tetas que tantas ganas tenía de mamar, así que rompí el sostén y saltaron esas dos chichis que estaban presas en aquel brassiere, comencé a besarle su pezón, el cual era grande, y le lamí por todos los lados de sus chichotas. Después bajé hasta su conchita apretada y comencé a chupar de sus jugos y a meterle dos dedos por ahí, después encontré una figurilla parecida a un pene, y se lo metí, mientras me masturbaba con la otra mano. Ella no paraba de gemir y gritar: -Mmmm, oooh, aayyy, dame más, cógeme fuerte, así duro. Entonces le saqué esa cosa, y decidí que era hora de ver que tan bien bajaba a chupar y mamar el palo, así que me paré, le tomé la cabeza y la baje hasta mi verga peluda a que me absorbiera todo. Resultó que era una experta en el arte de las mamadas, tanto que se puso a lamerme mis huevotes y se los metía en la boca. Yo sentía que no iba a poder más, pero me controlé, y la senté en el sillón y le arranqué las bragas, le abrí las piernas y comencé a metérsela muy fuerte, y sentí su conchita bien apretadita en mi macana, me metía y me salía rápidamente, hasta podía oír el sonido de mis huevos chocando con sus nalgotas. Y ella no paraba de gritar: -Mmmmm, máas, mm, mááás, duro, duro, asíi, asíii. A lo que yo le contestaba: -eres una putita barata que le gusta que la cojan, aay que rica estás mamacita, que chichotas y que conchita te cargas, te voy a coger como nunca te han cogido.-

a lo que ella me decía: -sí, dime lo que quieras papi, si dime todo, soy una puta que está para complacerte.

Y así la tuve como 20 minutos, hasta que se vino, pero yo todavía no, así que no me importó, y la volteé e hice que su torso se asomara por un lado del sillón, y el culo quedara al airé para mi, a lo que ella accedió, pues parecía que todavía no estaba satisfecha. Fue entonces que le dejé ir mi peluda por el culo apretado y comencé a tomarla de la cadera y hacerla para adelante y para atrás, y se oía como chocaba su culo con mis bolas. Así la tuve un buen rato hasta que, al sentir sus jugos fluir y escurrir otra vez, fue que me empecé a venir en su espalda, a lo cual ella se volteó y acabó de exprimirlo en su boca, regándole la leche por todas partes. Luego me bañé en su casa, y la dejé dormida en el sillón, semidesnuda. Pero aun así, llegué a mi casa y hablé a la hot-line porque sigo caliente.

Fue entonces cuando, al oír su relato, ya no pude más y comencé a lanzar gritos de placer varias veces, ya que en el transcurso de la narración, me vine dos o tres veces, y al final, oí como nos veníamos los dos. Yo metiéndome y sacándome el vibrador, y él, frotándose la verga con fuerza al oír mis quejidos por oír su caliente historia. Terminamos, y quedamos en no decirnos nuestros nombres, y diciendo que qué rico estuvo ese orgasmo. Nos despedimos, diciendo que ojalá que el día que volviéramos a entrar a la línea, yo le contara una historia. Accedí, pero eso, lo contaré otro día.