Lizette y su amiga Carolina
La primer experiencia con la que descubrí los placeres del amor lésbico.
Hola, mi nombre es Lizette, soy de México y éste es el primer relato que doy a conocer, en el cuál "les" voy a contar la primera de muchas experiencias que he vivido durante los últimos años.
Resulta que soy una mujer felizmente casada con un hombre el cual no me impide que tenga mis "aventuras" con mis amigas, sino que me apoya y hasta me ha presentado a una que otra compañera de su trabajo.
Bueno empiezo por decirles que soy güera natural, ojos color miel, mido 1.72, tengo un cuerpo con todo en su lugar y casi moldeado debido a la constancia de ir al gimnasio y comer sano (sacrificios que valen la pena), y tengo 36 años.
Pues resulta que hace como cinco años, un día después de llevar a mis hijos a la escuela ya que se iban de paseo, me pasé al supermercado a comprar cosas para la hacer comida de la casa y cuál va siendo mi sorpresa al encontrarme con una de mis mejores amigas de la escuela que se llama Carolina; a la cuál no veía desde hace algún tiempo.
Total que ni ella ni yo compramos nada y decidimos irnos a desayunar al vips que está afuera de la tienda y empezamos a platicar sobre anécdotas que ya ni me acordaba. Vagamente tenía el recuerdo de que tuvo una que otra relación con compañeras en la escuela, pero quería estar segura al 100% de que eso fuera cierto, pues no quería regarla.
Y entonces me entró tanto la curiosidad que quería comprobarlo yo misma, en ésos días hacía mucho calor, y yo llevaba puesta sólo una camisetita sin bra, con mis shorts, y una sudadera con sierre al frente; así que le pregunté: oye no tienes calor, y me contestó que un poco, entonces iba pasando una mesera y Carolina le pidió de favor si prendía el aire acondicionado. Pero un rato después le dije: pues yo si siento mucho calor (al tiempo que me quitaba la sudadera), y yo no se si era el frío del aire o el calor de mi excitación pero tenía los pezones parados a su máxima capacidad, y ella se dio cuenta pero se hizo la disimulada.
Y entre bromas yo le hacía comentarios incinuosos sobre que seguía muy guapa, que se mantenía bien, etc... Y yo creo que también le inspiraba algo, porque comenzó a preguntarme que cómo me llevaba con mi esposo y si me atendía bien en la cama. La pregunta me descontroló un poco pero le respondí astutamente; pues es muy bueno y realmente me satisface, pero desde hace unas semanas le he insistido en que probemos algo diferente, (y pasando un dedo por mis carnosos labios seguí comentándole) le dije que quería estar con una chica y me dijo ¡claro mi amor! lo que tu quieras.
Al finalizar mi comentario, Carolina se me quedó viendo con una cara de asombro y me dijo: pues siempre puedes contar conmigo o qué no somos amigas?.
Entonces no pude más, y la invité a la casa para que platicáramos mas a gusto, a lo que se puso muy feliz.
Al llegar, dejamos un poco a un lado el tema del restaurante, ya que le di un recorrido por toda la casa, pero cuando llegamos a mi habitación me di cuenta de que por las prisas con las que salí por la mañana no me dio tiempo de arreglar la recámara, así que le dije que se sentara a ver la televisión mientras yo tendía la cama y ordenaba todo.
Y me dijo que estaba bien; pero al estar sacudiendo las sábanas salió casi casi volando un dildo que había usado la noche anterior con mi esposo.
Pues eso fue el detonante de lo que las dos queríamos que pasara, porque ella al darse cuenta, se agachó a recoger el consolador, y yo un tanto apenada le dije que me disculpara; pero con el pretexto de dármelo se acercó a mí, y yo estiré la mano, pero ella me dijo: te lo voy a dar pero no en la mano.
Y me dijo: creo que tiene tantito polvo, se le ha de haber pegado cuando se cayó; porqué no lo limpias, y al mismo tiempo que decía eso, me lo fue metiendo a la boca. Yo ya estaba súper cachonda y comencé a lamerlo, mientras ella me iba desnudando hasta dejarme en mi acostumbrada tanguita (mi marido siempre se burla, dice que está mas grande la etiqueta que la tanga), y yo no me podía quedar atrás, así que comencé a desamarrarle el conjunto que llevaba (de ésos pantalones que están unidos a la parte de arriba tipo halter) y un delicioso par de tetas fueron descubiertas por mis lujuriosos ojos, y seguí bajando el traje hasta toparme con el mismo tipo de tanga que la mía, entonces la miré a los ojos como sorprendida y antes de que le dijera algo me contestó: por qué crees que no te quité la tuya... pues para que estuviéramos combinadas.
Y entonces me le abalancé y la tumbé sobre la cama y le planté un beso que para mí fue eterno por su intensidad.
Nuestras lenguas se tocaban, mientras con mi mano le acariciaba su hermosa cara; y ella no se quedó atrás, sino que me empezó a tocar mis senos (que no alcanzaba a abarcar por el tamaño) y poco a poco fue descendiendo hasta llegar a mi pubis.
Me fue bajando la tanga y empezó a lamer mi húmeda vagina que habitualmente rasuro. Me daba pequeños golpecitos con su lengua en mi clítoris mientras yo le empezaba a chupar sus pezones.
Íbamos casi empezando y yo ya estaba a punto de mi primer orgasmo y en verdad comprobé el mito de que te da más placer oralmente una mujer que un hombre.
Total, que nos acomodamos en un delicioso 69 y Carolina me dijo que realmente sabía como dar una buena mamada y que lo hacía muy bien para ser mi primera vez.
Tras besos, tocadas y demás, agarró del buró el dildo y me dijo: recuerdas que te lo iba a dar, le respondí que si, entonces se acercó a mi ano y le empezó a dar unas lamidas para lubricar un poco y me metió aquel artefacto poco a poco, pero cada vez con más fuerza y rapidez.
Si de por si yo estaba excitadísima, con aquél extraño placer me puse a mil (las que lo han probado saben a qué me refiero) y mientras me masturbaba, pero Carolina puso su cara en mi raja y me dijo que no dejaría que mis fluidos se desperdiciaran, así que cuando me vine ella chupo mis líquidos producto de una jadeante relación.
Y de repente escuché que mi esposo llegaba a la casa; tan ocupadas estábamos que ni siquiera me dí cuenta de que ya llevábamos dos horas enfrascadas, y mucho menos me acordé que ya casi iba a llegar para comer; así que le dije a Caro que me esperara ahí mientras bajaba a saludarlo.
Entonces bajé tal como estaba y se me quedó viendo sorprendido. Y le comenté que había estado ocupada toda la mañana y ni siquiera había podido hacer las compras para la comida, pero si quería le podía dar de comer otra cosa ....
Y al momento lo jalé y empezamos a subir hacia la habitación, pero no estaba Caro, y yo no le dije nada, el no sabía que ella estaba ahí.
Entonces comenzamos a coger, y yo estaba viendo hacia el clóset y me di cuenta que ella estaba mirándonos desde ahí, un poco después salió sigilosamente hacia mi marido y como si apenas hubiera tocado el timbre de la casa, saluda a mi marido con un beso y muy formalita se presentó (él no la conocía), ¡hola! soy Carolina una amiga de Liz y me la acabo de coger; y tú cómo te llamas?.
Para qué les platico que mi esposo no sabía ni que decir, parecía un adolescente frente a un espectacular cuero de vieja. Me llamo Gustavo y espero que a partir de ahora también yo sea tu amigo.
Entonces le empecé a platicar cómo pasó todo y le dije: hoy empecé una nueva etapa de mi vida que creo que a ti también te gustará.
Y seguimos cogiendo los tres hasta que nuevamente tuvimos que interrumpir la sesión porque ya éra hora de ir por los hijos a la escuela; pero periódicamente buscamos el pretexto para reunirnos.
Espero que las chicas que lean éste relato y aún no hayan tenido la oportunidad de estar con otra mujer les sirva de apoyo para que se animen a dar éste magnífico paso que les permitirá experimentar sensaciones maravillosas.
Después les compartiré otros encuentros que he tenido a lo largo de éste tiempo. Y es que he tenido la oportunidad de compartir relaciones desde con maestras de mis hijos hasta con mi hermana y mi hija, que salió idéntica a su madre; y modestia aparte es muy guapa.
Si quieren mandar sus opiniones y comentarios estoy aquí para quien quiera mantener una amistad sana, y porqué no llegar a algo más ...