Lizette e Isabel

La historia de cómo me relaciono un poco mejor con mi hija.

Hola!, éste es mi segundo relato y espero que les agrade.

" Lizette y su amiga Carolina " fue el primero y para que sepan cómo soy, léanlo, está en la sección lésbicos.

Bueno, pues en ésta ocasión les cuento una experiencia que tuve con mi hija Isabel, la cual es güera, pelo al hombro, delgada pero muy bien desarrollada, con un trasero paradito, una cara hermosa, tiene 18 años y unas tetas redondas; en fin, estoy orgullosa de que sea mi hija.

Todo empieza en las pasadas vacaciones de Diciembre, cuando por estar adornando la casa me caí y me lesioné la pierna derecha, la cual me tuvieron que enyesar. (já) ahora es muy gracioso acordarme; pero ya estoy sanita y "coleando".

Bueno, para ésos días mi marido tuvo que salir fuera por su trabajo, y mi hijo Ramón (de 16 años) se fue a un viaje vacacional por medio de la escuela, ya que se aburriría en la casa; y mi hija decidió quedarse a hacerme compañía y por si se me ofrecía algo, ya que ella ya maneja, y como yo soy diestra se me dificultaba mucho agarrar el carro.

El caso es que nos pasábamos casi todos los días en la casa y por lo tanto andábamos en ropa cómoda sobre todo yo. Isabel se ponía camisetas o tops y pants y no sé si por la edad o qué, pero le gusta la ropa un poco entallada; y yo pues también mis camisetas, mis inseparables tangas y unos shorts.

En la casa somos de mente abierta, y consideramos al cuerpo como algo muy bello y excepcional que tenemos, por lo que no nos espantamos de nada, sobre todo en ésta época llena de enfermedades y embarazos premeditados, mi marido y yo platicamos con nuestros hijos de sexo, dicen que vale más prevenir que lamentar.

Bueno, realmente mi hija me apoyó mucho, ya que me lavaba la ropa, me ayudaba a bañar, etc... Y de hecho nos llevamos muy bien, nos damos consejos mutuamente sobre la ropa, el cabello, todo.

Un día que antes de que me bañara, estábamos platicando sobre cómo hemos cambiado y que ella se ha convertido en toda una muchacha por la que babea cualquier hombre (me ha tocado ver cómo la observan en la calle con ojos de lujuria), y le dije que estaba muy guapa y que ya estaba bien formada, a lo que me respondió: pues soy tu hija mamá, cómo querías que estuviera, mírate si hasta parecemos hermanas.

Y posteriormente nos fuimos al baño, ya que nos desnudamos esperábamos a que se templara el agua, y mientras nos quedamos viendo hasta que me dijo como en un tono de niña tierna: oye mami, tu me cuentas tus aventuras y hasta conozco a tus amigas, pero porqué nunca me has dado la oportunidad de estar contigo.

Su comentario me puso a mil, pero no podía, así que le contesté: mi amor sabes que te quiero muchísimo, pero eres mi hija y no podemos hacer algo así, mejor en ves de estar de caliente ayúdame a ponerme la bolsa para mi yeso.

Y sí, se agachó a ponérmela pero no fue de a gratis, sino que ya que andaba por ahí, me dio una lamida por mi panocha, y me dijo: algún día, algún día...

Ya bañándome me enjabonó y enjuagó cuando me entraron unas ganas tremendas de orinar, pero por lo complicado de mi pierna me dijo: mamá, pues ya que, has aquí, al fin que abrimos la regadera y se va. Yo la verdad no podía más y como pude empecé, pero cuál va siendo mi sorpresa que Isabel se agacha y empieza a tomarse mi orina, le dije que se quitara pero me dijo que no, y pues como que me excitó y seguí orinándome sobre su cara y su pecho. Y después de enjuagarnos salimos y nos vestimos pero como hacía demasiado calor yo sólo me puse mi tanga y un top, mi hija su short y una blusa.

Mientras comíamos volvió a tocar el tema, y le dije que cuál era la razón para que quisiera estar conmigo, y me respondió que más que una madre yo era su amiga y que teníamos la suficiente confianza para hacerlo.

Le dije que estaba bien, que después de comer le iba a cumplir su petición; pero cuando llegamos al postre (fresas con crema) me dijo que ya no podía esperar más, y se acercó a mí, me puso una fresa en la boca y la empezó a comer hasta que nuestros labios se juntaron.

Entonces después de tocarnos mutuamente la llevé a mi recámara y nos desnudamos, ella me acostó en la cama y me puso crema en el cuerpo, misma que fue quitando con su lengua y entonces le dije que quería probar su panocha que por cierto tenía rasurada, así que se me encaramó, se sentó en mi cara y la comencé a mamar; hasta que se vino y recogí en mi boca sus líquidos; la voltee y juntamos nuestras bocas y claro que le di a probar el delicioso producto de su orgasmo.

Nos quedamos en un 69 hasta que me dijo que quería que me la cogiera, así que saqué un arnés que tengo y me volví a acostar y ella empezó a montarme y decirme que era mi puta y que le hiciera lo que quisiera así que mientras se tragaba el dildo por el culo, le empecé a tocar sus senos y a darle pellizcos en sus pezones. Estaba completamente loca y gemía como a nadie he escuchado.

Y pasó la noche en mi cama, ya que nos pusimos a ver unas películas las dos desnudas y de vez en cuando tocándonos. Por la mañana, me despertó diciéndome que ya estaba el desayuno, así que me acercó la charola con la comida y me di cuenta de que había dos botellas de refresco con leche y unas como mangueritas; y antes de que le pudiera preguntar algo me dijo: te acuerdas que de la escena de la película que vimos ayer (donde Linda Lovelance se vacía en su vagina una botella de coca cola y luego se la toma con una manguera) y le dije que sí, pues precisamente es lo que vamos a hacer mamá; le dije que estaba realmente loca, y le hice entender que hasta una infección nos podría dar, el caso es que logré que desistiera de su enferma idea, y me dijo que entonces teníamos que planear algún otra cosa. Nos volvimos a dormir en mi cama.

Como a media mañana llegó Susana, la secretaria de mi esposo que me fue a visitar para ver cómo seguía y si no se me ofrecía algo; le tenemos tanta confianza que ella tiene un juego de llaves de la casa, así que no escuchamos el timbre ni nada, y de repente siento que me movían mi mano, desperté y la vi. Me dijo oye a ti ya te conocía íntimamente pero tu hija también está muy bien eh!, y entonces la desperté y le dije Isabel, tenemos visitas y tu ni saludas; pero estaba un poco tímida al estar desnuda, y entonces Susana le dijo: no te apenes, la que se siente mal soy yo al estar vestida frente a ustedes, y diciendo eso se fue despojando de su traje sastre (venía de la oficina) hasta quedar desnuda.

Y entonces nos bajamos a la sala; y como si nada nos la pasamos platicando pero yo vi que Isabel se le quedaba viendo con sus ojos lujuriosos que la caracterizan y de repente se acercó a Susana y le empezó a dar una mamada, pero no pasó de ahí porque ya se tenía que ir.

Entonces Isabel se quedó enojada, pero al rato se lo quité con una buena cogida.

Y durante todas las vacaciones nos la pasamos conviviendo dándonos mutuamente unos inolvidables momentos de placer, que regularmente volvemos a realizar.

Espero que les haya gustado éste relato y esperen los demás, ya que tengo muchas experiencias por contar y quiero decirles que disfruten su sexualidad pero con sus debidas precauciones, ya que es algo maravilloso.

Espero sus comentarios, relatos y fotos en mi mail. Lizvam@hotmail.com

Lizette