Liz (4: la esclava p.i.)

Cada vez más Liz se somete a los deseos de su marido, ahora se prepara para vivir algunas de las primeras experiencias fuerte de su esclavitud

En la mañana siguiente Liz despertó con un dolor casi insoportable en sus tetas, era producto del anillado de sus pezones, debía tomar el medicamento que le había dado el señor Ramírez, dicho medicamento estaba en el poder de su amo. Carlos le había dicho la noche anterior que si debía despertarlo usara su boca como ella sabía, Liz levantó las sabanas y puso su cabeza entre sus piernas, luego muy lentamente abrió la boca y fue introduciendo la verga de Carlos en su boca, lo chupaba con ternura y suavidad, su amo fue despertando muy complacido por la mamada, abrió los ojos y se complació aun más al ver a su esclava devorando su verga tan amorosamente, su pene fue cobrando tamaño, muy pronto Liz degustaba una pija muy dura y grande, en medio de un mar de placer Carlos dijo: "valla veo que necesitas tu píldora, gánatela como debes", tomo a Liz por sus cabellos y empezó a mover la cabeza de esta metiendo y sacando su verga de la boca se la chica muy rápidamente, la estaba follando por la boca literalmente, de pronto el se salió de su boca y puso su verga frente a los adoloridos pechos de Liz, eyaculó a borbotones sobre las tetas de Liz , refregó la verga en la cara de Liz dejándole la cara llena de restos de semen, luego Carlos le metió la verga en la boca a Liz para que se la dejara limpia, ella lo chupó tiernamente.

A pesar de las torturas, castigos y humillaciones que su amo le propinaba ella lo amaba, y estaba agradecida de que él le permitiera ser su esclava, su perra personal.

  • Chúpate las tetas y límpiatelas de mi semen, con la lengua llévalo a tu boca, degústalo y trágalo.

Ella hizo lo que le indicaban, paso su lengua por sus tetas, con mucho cuidado, ya que sus tetas estaban muy delicadas, recogió el semen desde ella, lo degustó y lo tragó como si fuera el mas delicioso de los manjares.

Carlos tomó uno de los anillos de las tetas de Liz y lo sacudió a su gusto, la cara de Liz se deformó por el dolor, Carlos decía: "quieres la píldora verdad perra? Que pasaría si decido no dártela? Liz que estaba sobre la cama se levantó ya que su amo tiraba el anillo hacia arriba, quedo de cuclillas en la cama, su amo se levanto para jalarla más luego ambos quedaron de pie sobre la cama, y Carlos aun jalaba mas hacia arriba, Liz estaba de puntillas sobre la cama y paresia que le iban a arrancar el pezón, de pronto no pudo más y dejó escapar un gritito de dolor: "AAAhhhh". Carlos complacido la dejo caer, ella cayo sobre la cama, y Carlos con el pie la empujó y ella cayó al suelo, una lágrima rodaba en su mejilla, ella permanecía en el piso, luego sintió que su amo enganchaba unos ganchos en los anillos de sus pezones, estos ganchos estaba unidos a una cadena, la cual tiro Carlos sin cuidado, Liz se levantó pero una bofetada la envió de vuelta al piso.

Carlos agregó: "quiero que me sigas como una perra".

Liz se puso en 4 patas y lo seguía lo más rápido que podía, pero no era suficiente, sus pezones seguían siendo maltratados, recibían tirones de la cadena que llevaba Carlos en la mano, se dirigían al baño, se detuvieron frente al inodoro. Carlos ordenó:"mete la cabeza dentro perra", ella sin dudarlo un solo momento metió la cabeza dentro.

Carlos se dio el tiempo para admirar el culo de su esclava que en ese momento quedaba en pompa, se arrodillo a su lado y comenzó a masajear la carne de sus nalgas, las sobaba describiendo círculos, introdujo entre sus piernas la palma de la mano y metió un dedo en la chucha de Liz, luego fueron dos los dedos y pronto tres, los movía, de pronto los saco dejando a Liz al borde del orgasmo, ella movía su chucha tratando de alcanzar los dedos de su amo, deseaba correrse, su amo le dio una nalgada fuerte entre sus nalgas y le preguntó muy irónicamente:

¿Deseas correrte perra?

Si amo, usted me ase llegar al borde de la locura de placer – ella no mentía deseaba correrse mas que alguna otra cosa

Pues no quiero que lo hagas

Por favor amo, permítamelo

He dicho que no y si lo haces sin mi consentimiento te irá muy mal, estas advertida

Ella se quedo con las ganas de correrse, con su cabeza dentro del inodoro ella sentía como su pelo se mojaba con el agua que estaba dentro del inodoro, sentía un gran asco, y el dolor en sus tetas se incrementaba, pero el deseo de su amo que se quedará ahí.

Pronto su amo acercó su boca a el culo de Liz, apreció que su concho olía bien, a el le gustaba ese olor, hacia algunos meses que el no sentía aquel olor agradable, cuando aquella mujer era su esposa y el le daba sexo oral sentía ese olor que lo volvía loco, al igual que su culo, le encantaba el olor al culo y concha de Liz, él cerro los ojos y se dejo llevar, hundió su cara entre las piernas y metió su lengua en su concha, la paseaba por ahí hábilmente, luego paso su lengua desde su concha a su culo, introdujo su lengua a la entrada de su intestino, Liz hacía lo imposible por no correrse, pues sabía que si lo hacía le iría muy mal, hasta que sintió que se detuvo, la calentura de Liz era tremenda, sabía que su amo estaba parado atrás de ella, él no hacía ningún sonido. De pronto sintió un líquido caliente que caía en su nuca, pasaba por su pelo y caía dentro del inodoro, Carlos la estaba meando una ves más, ella ya se estaba acostumbrando a recibir su meado en distintas partes del cuerpo, mientras pasaba el orín de él por su pelo con una mano lo movía para que se le mojara todo el pelo, termino de mear y ella seguía con la cabeza dentro del inodoro, hasta que le ordenaron salir, ella obedeció.

¿Tienes ganas de orinar? – preguntó Carlos a ella.

Si amo – respondió ella – me muero de ganas

Pues tienes permiso, puedes orinar como y donde lo hace una persona

Ella se sentó en el inodoro y vio a Carlos mirándola, le era muy incomodo que él la mirara mientras ella hacia sus necesidades, pasó un minuto y ella no conseguía orinar con el mirándola.

¿Qué pasa? pensé que querías orinar – la apresuró él

Amo, me resulta muy complicado orinar cuando usted me mira – dijo ella con vergüenza.

¿Insinúas que mi presencia e molesta? – gruño él muy molesto

Y sin darle tiempo de responder la tomó del cuello y la elevo de su asiento, le puso la cara frente a la suya, la tiro al piso y le ordenó arrodillarse, mirando al piso y con las manos atrás, así la dejo y salió del baño, cuando volvió traía con el un látigo corto de cuero con él.

Contarás los latigazos y me darás las gracias por corregirte ¿esta claro?

Si amo - respondió sumisamente ella

Y comenzó a descargar los latigazos en su espalda "Zaaaz"

Aaaaahhh, uno, gracias por corregirme amo

Zaaaz cayo el segundo – Aaaaahhh, dos gracias amo por corregirme –

Los latigazos se detuvieron cuando la voz de Liz decía: treinta, "gracias amo por corregir a su esclava". Y la espalda de Liz estaba adornada por trazos color rojo intenso.

Carlos ordenaba que ella se pusiera de espaldas en el piso ahí repitió el proceso castigando sus adoloridas tetas, esta ves fueron solo 10 azotes por teta, pero fueron suficientes para que de los ojos de Liz salieran muchas lagrimas y ella le había agradecido cada uno de ellos, luego fue el turno de su trasero, ella en esta ocasión agradeció 45 azotes.

Carlos una vez que la había terminado de castigar le dijo: "supongo que aun tienes ganas de orinar", Liz asintió con la cabeza, en su cara había una mezcla entre el orín de Carlos y sus lágrimas, "pues orina" sonó la voz autoritaria de Carlos, ella se levantó y se sentó en el inodoro otra vez, el dolor y la humillación no la dejaban orinar, más aun cuando su amo estaba parado frente a ella. Carlos dijo: "tienes 5 minutos para conseguir mear, si no lo haces no podrás hacerlo durante el resto del día". Liz hacia esfuerzos sobrehumanos por mear, pero no lo conseguía pues estaba siendo observada, cuando faltaba poco menos de un minuto para que se cumpliera el tiempo ella se logro relajar y salía de su chocho una hilito de orín que luego se convirtió en un chorro. Su amo sonrió complacido, aunque ella se moría de vergüenza.

Pero el dolor de sus tetas era insoportable, la falta de su medicamento mezclado con la azotaina hacía que la sensación fuera sobrehumana.

Carlos sonriendo salio del baño y volvió con un vaso, en este vaso, saco agua del inodoro, que a esas alturas era una mezcla de orines de Carlos y de Liz, con esta agua le dio la píldora, Liz sentía ganas de vomitar, pero sabia que si lo hacia además de sufrir un castigo ejemplar votaría la pastilla y debería volver a tomarla en ese estado, así que aguantó su asco lo que más pudo y bebió su propio orín mezclado con el de Carlos.

Luego se bañaron juntos amo y esclava, tomaron un baño de una hora aproximadamente, en el cual él el ordenaba tocarse los tobillos sin doblar sus rodillas y la azotaba bajo el agua, golpeaba sus tetas, metía cosas muy gruesas en su concha, cosas que a ella la lastimaban, el introdujo una botella del shampoo que había por allí, para terminar le ordeno a su esclava que lo bañara, que o aseara con sus manos, ella acató la orden, ella lavó su pelo, su cuello, su cuerpo, sus glúteos, sus paludas nalgas, sus peludas bolas, su pene, sus pies que al terminar les dedicó un beso, un beso que a él conmovió y la premió con un beso en la boca.

Al terminar el baño salieron de la ducha y el amo le ordenó a su sumisa que se vistiera solo con una mini-falda, un top muy pequeño con suerte tapaba sus pechos y sandalias, a través de la tela del top se notaban los anillos en los pezones de Liz cuando estuvo vestida como él quería le ordenó maquillarse en exceso, ella lo hizo, paresia una autentica puta, salida de las calles mas bajas de la ciudad, para terminar le colocó un collar de perro con una chapita que tenia grabado "Liz" y un plug anal en su culo, cuando estuvieron listos él le ordeno subir al auto porque irían a una fiesta, ella sin mediar palabra obedecido la orden.

Cuando estaban camino a la fiesta en el auto el dijo: "saca las tetas de tu top, quiero que te vean" ella dudo un momento, pero después de un segundo obedeció, las personas que iban en el auto del lado no podían creer lo que veían, una perra tan bella mostrando sus tetas a todo el mundo, Liz estaba roja pero no decía nada, no quería molestar a su amo, además le era muy molesto ir sentada con aquel plug anal en su culo, le llegaba a punzar, el objeto en su ojete.

Luego de 20 minutos de viaje llegaron a una gran casa en la que habían estacionados varios autos, Carlos se bajo y saludo al recepcionista, que tenía una fusta bajo el brazo, Liz lo siguió y también saludo al recepcionista pero este al ver la chapa que colgaba del collar de la esclava este tomó la fusta i dio un fuerte fustazo en la parte de atrás de las rodillas de la chica, esto la hizo caer al piso quedando en cuatro patas.

Las perras van en cuatro patas aquí – dijo el recepcionista.

Carlos entró a la casa por la puerta principal, y Liz fue llevada a una pequeña sala donde había alrededor de 10 esclavos entre chicos y chicas allí la despojaron de sus ropas dejando solo su plug anal en su ojete y su collar de perra, luego como a todos los demás de su condición la ataron de tal manera que sus manos quedaran unidas a los codos del otro brazo por detrás de la espalda y le vendaron los ojos, ella perdió la noción del tiempo, solo sentía que entraban mas esclavos de vez en vez.

La sumisa salió de su trance cuando otra perra cayó a su lado y la golpeó al caer;

Oh, discúlpame, no fue mi intención golpearte

No te preocupes, pero sabes que me gustaría saber una cosa.

Si, pero no hables tan fuerte no quisiera que me castigaran

Esta bien, que hacemos o esperamos aquí.

¿Cómo? ¿Es que esta es la primera vez que viene a la "junta Logan"? – era la primera vez que Liz escuchaba eso.

Si, nunca antes había estado acá

Pues es una fiesta en que se juntan todos nuestros amos y tenemos que servirles como ellos quieran, y obviamente si cometemos alguna falta nos castigarán

Claro ¿Nos castigaran solo nuestros amos?

Veo que aun no comprendes, en esta fiesta no solo somos propiedad de nuestros amos, somos objetos de todos los invitados que están en el salón.

Bueno ya estoy acostumbrada aciertos castigos, así que no creo que tenga algún problema.

¿Si?, no creo que ninguno se compare con los que e visto aquí, ¿Cuál es tu nombre?

Liz ¿Y el tuyo?

Amara, veras Liz una ves estábamos en el salón principal sirviendo y una muchacha volteó un whisky por accidente sobre uno de los comensales y fue atada a una mesa y nos ordenaron ir a la chimenea sacar un carbón al rojo vivo y colocarlo entre las piernas de la mujer, fue horrible para todas allí, a la mujer que le ordenaron poner la brasa encendida en la vagina de la otra chica lo hizo casi llorando por el horror, pero fue mejor que lo hiciera sino los papeles cambiarían y sería a ella a quien la marcarían de por vida.

Liz no daba crédito a lo que escuchaba, eso era terrible bajo cualquier punto de vista.

En ese momento se abrió una puerta de las que había allí e hicieron que los esclavos y esclavas se formaran formando una línea y aunque estaban todos vendados de ojos no se demoraron en conseguir hacer la fila, fueron todos unidos por una cadena que enganchaban en sus collares, Liz contó que fueron quince las personas enganchadas y luego tiraron de ellas.

Los sumisos y sumisas comenzaron a caminar, entraron a un salón donde había alguna gente, pues se escuchaban las conversaciones y risas entre otras cosas

CONTINUARA….

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