Living a Dream - Capítulo I

La segunda de temporada de "Si no arriesgas, no ganas." ya está aquí. ¡Espero les guste!

¡Hola a todos! ¡Volví! Traje conmigo la segunda temporada de mis relatos. Espero les guste :)

Espero que estén bien todos/as :)

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Sentí algo cálido en la cara; los rayos del sol empezaban a pasar a través de la ventana. Había olvidado correr las cortinas la noche pasada. Y bueno, era entendible. Estuve muy ocupado con la persona que más quiero en el mundo. Al decir esto una pequeña sonrisa se dibujó automáticamente en mi rostro. Vamos, que compartir con la persona que más quieres en el mundo es lo mejor que hay.

Miré un poco hacia mi derecha y ahí estaba. La perfección en todo su esplendor. Su cabello negro y rizado, sus labios carnosos, sus perfectos rasgos faciales... No hay nada más perfecto que Ángel.

Lo besé delicadamente en la mejilla y me levanté para ir al baño. Me cepillé los dientes y me lavé la cara. Al verme al espejo me quedé observándome. Realmente noté ese gran cambio que había tenido. Me sentía bien y me veía bien. Me sentía distinto, pero en una buena manera. Y todo eso se debía a alguien, y ese alguien era Ángel. Él me hace sentir tan feliz, especial, me hace sentir bien.

Luego de pensar un rato me fui a la ventana de mi habitación a admirar la calle. Mi habitación está en la segunda planta, ofreciéndome una buena vista. La calle era amplia y como todas las casas de por aquí tienen amplios jardines con árboles altos, eso daba una vista increíble.

Por el sol podría haber dicho que eran como las 9:00 am. Para despejar mis dudas miré el reloj que está en mi escritorio. Casi acierto; las 9:06 am.

Miré hacia mi cama y Ángel aún no había despertado. Su sueño era bastante pesado. Yo, al contrario, me despierto por cualquier ruido.

Seguí mirando hacia la calle y me puse a pensar. El gran giro que mi vida había dado era increíble. De la noche a la mañana, casi literalmente, mi “teenage dream” se había vuelto realidad. Algo que jamás pensaría que pasaría.

Seguí pensando en otras cosas; el colegio, mi familia, qué tal habían amanecido mi mamá… Neo y Cristian…

En medio de mis pensamientos siento un abrazo por la cintura. Al principio me asusté un poco, pero recordé quién era. Al hacerlo se me escapó una sonrisa.

-¿Cómo amanece mi coso bonito? –preguntó Ángel con un tono tierno y besándome el hombro.

-Excelente, diría yo. Estoy contigo –dije- Y me volteé para darle un delicado beso en los labios.

-Aunque estoy un poco adolorido –dije haciendo una graciosa mueca de dolor y sobándome los glúteos.

-Oh, lo siento… -Dijo con sonrojándose y bajando la cabeza.

-Tranquilo, por ti yo pasaría por cualquier cosa. Te amo –dije- y le di un beso en los labios.

Al separarme de él lo miré a los ojos. Irradiaban la misma luz que la noche anterior. Una luz que yo también creo que tengo cuando estoy con él.

-Te amo –dijo de repente y dándome un beso en los labios-

-Yo también te amo –dije sonriéndole

Nos separamos para que Ángel fuera al lavabo mientras yo me vestía para bajar a ver si mamá ya había llegado.

-¡Te espero abajo! –dije un poco alto para que me escuchara

-¡Ok! –respondió desde el baño

Me puse unos shorts y una camiseta dispuesto a bajar. Mientras bajaba escuché unos gritos de mi hermano y mi mamá. Eso me asustó mucho. Me preguntaba que sucedía allá abajo. Mi corazón latía aceleradamente y mis piernas temblaban.

-¡No toleraré mariconerías en esta casa! –Gritó una voz que reconocí inmediatamente- Era mi hermano.

-¡Es tu hermano, no te comportes de esa manera! –Respondía mi mamá-

Al escuchar esto no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.  No podía creer lo que sucedía, era todo tan caótico.

Terminé de bajar las escaleras y me dirigí al origen de los gritos. Cuando llegué a la sala mi hermano avistó y su expresión fue de mucho enojo.

-¡Tú, maricón de mierda! ¡Vete ahora mismo de aquí, eres una vergüenza!—dijo en un tono lleno de enojo y agresividad-

No pude más que abrir mis ojos ante tales palabras y arrancar a llorar, sus palabras eran como dagas que me lastimaban sin piedad alguna.

Mi mamá miró hacía donde yo estaba y se dirigió rápidamente a abrazarme.

-¡Deja de abrazar a ese maricón, mamá! –Dijo mi hermano reclamando enojado- ¡¿Dónde está el otro maricón ese?! ¡Qué se vaya de aquí también!

Yo no hacía mas que llorar y llorar mientras mi mamá me abrazaba y e intenta calmarme mientras me susurraba que me amaba, que todo estaría bien, que me tranquilizara.

-¡De aquí nadie se va excepto tú! ¡Esta es mi casa y ellos se quedan! ¡No toleraré tu violencia hacia tu hermano! Así que por favor, retírate. –Dijo mi madre en un tono muy firme-

-¡Da igual! Tampoco quería estar con estos maricones de mierda. Iré a empacar mis cosas –dijo molesto mientras subía las escaleras-

Mi mamá miró preocupada hacia arriba rogando para que Ángel no saliera de mi habitación en ese momento. Por suerte no lo hizo.

-Mamá, lo siento mucho, perdóname –dijo entre sollozos- Perdóname

-¿Qué te debo perdonar Huguito? –Dijo mi mamá tomando mi rostro entre sus manos y quitándome las lágrimas-

-¡Lo que acaba de pasar! ¡Soy una vergüenza para ustedes! –dije llorando.

-Para nada mi pequeño, tú eres mi hijo y te aceptaré seas como seas, aunque me hubiera gustado que tú mismo me lo hubieras dicho… Lamentablemente tu hermano no se lo tomó de la misma forma.

-No se por qué debe ser así… Papá no era así… -dije triste.

-Lo sé Huguito, pero que más se le puede hacer… Le dije que si tomaba esa actitud tendría que pedirle que se fuera de casa. No toleraré que te trate mal.

-Muchas gracias mamá, no se que haría sin ti –dije abrazándola.

-Y yo no que haría sin ustedes, mi amor. Aunque tu hermano tendrá que irse por un tiempo para poder entender esto –dijo- Ahora vamos a prepararles desayuno.

Me senté en una de las butacas de la cocina mientras rogaba que Ángel no saliera aún de mi habitación. No podría imaginarme lo que pudiera pasar si mi hermano se lo encontrara.

-Mamá, ¿tienes tu teléfono a mano? Para escribir a Ángel que cierre la puerta de mi habitación con seguro, ya sabes… -Dije señalando al piso de arriba con mi cabeza.

-Claro, escríbele rápido –dijo entregándome su celular.

Le escribí rápidamente a Ángel  para advertirle.

A los 5 minutos bajó mi hermano arrastrando su maleta y golpeándola contra los escalones sin importarle.

-Ya me voy de aquí –dijo en un tono pedante mientras abría la puerta.

-Ten mucho cuidado, hijo. –Dijo mamá en un tono preocupado.

Mi hermano no respondió y dio un fuerte portazo.

-Iré por Ángel rápidamente –Dije aún un poco asustado por la situación

-Ok pequeño, los espero.

Mientras subía las escaleras las lágrimas seguían rodando por mis mejillas y mis piernas temblaban como la gelatina.

Toqué la puerta y a los pocos segundos abrió Ángel asustado. Cuando abrió la puerta inmediatamente me lancé a abrazarlo llorando desconsoladamente.

-¿Qué te pasó coso? –me dijo preocupado y tomando mi rostro entre sus manos-

-Mi hermano… Nos vio –Dije entre sollozos-

Ángel quedó atónito ante lo que había dicho.

-Espera, ¿qué? –Dijo bastante sorprendido- ¿Pero cómo? ¿Cuándo?

-No sé, creo que nos vio durmiendo juntos… Se acaba de ir casa muy enojado –Dije muy triste.

-Oh no… -dijo muy preocupado- ¿Y tú mamá donde está?

-Abajo, en la cocina. Tranquilo, ella no está enojada –dije sonriendo un poco.

-Bueno, deja me visto y bajamos –dijo dando un gran suspiro.

-Te escribí para que cerraras la puerta… ¿Te llegó el mensaje?

-Si me llegó, pero no lo leí… Estaba en el lavabo y venía saliendo cuando tú entraste…

Ángel se vistió igual que yo: shorts y camiseta. Bajamos hasta la cocina donde mamá ya tenía el desayuno listo. Sándwiches de queso asado con vegetales y jugo de naranja.

-Buenos días –dijo Ángel en un tono tímido.

-¡Hola yerno bello! ¿Cómo estás? –respondió mamá volteándose para dirigirse a saludar a Ángel con un beso en cada mejilla

-Jeje, muy bien –dijo Ángel sonrojado.

-¡Vamos! ¡No te de pena! ¡Me siento muy feliz por lo de ustedes! –dijo mamá animando a Ángel.

-¿En serio? –preguntó Ángel con algo de sorpresa.

-¡Pues claro! ¡Hugo no podría estar con alguien mejor que tú!  -dijo mamá muy sonriente.

Ambos bajamos la mirada sonrojados y nos miramos con una pequeña sonrisa.

-¡Ahora coman, que se enfría la comida! –dijo mamá volviendo a su labor.

Dicho eso, nos dispusimos a comer entre miradas y sonrisas.

-Oigan y… ¿qué tal la fiesta? –preguntó mamá.

-Ah pues…-empecé a contar- Digamos que animé un poco la fiesta.

-Wow, sí. No sabía que eras tan buen cantante –dijo Ángel.

-Yo tampoco lo sabía –dijo mamá con una graciosa cara de sorpresa-

-Pues… Desde hace varios años que practico y es algo que se me da –dije encogiéndome de hombros-

-Bueno, tus tíos son grandes músicos, heredaste eso de ellos. La oveja negra de la familia musical soy yo –dijo mamá riendo un poco-

-Vamos mamá, tampoco exageres –dije rodando los ojos.

-Y dime, ¿qué cantaste? –preguntó mamá con curiosidad.

-Yo… Blow Me One Last Kiss de Pink y Teenage Dream de Katy Perry.

-Vaya, que canciones tan significativas –dijo mamá sorprendida- Me imagino que se las dedicaste a alguien.

-Pues… -dije dudoso de continuar- Sí, fueron dedicadas.

-Teenage Dream a Ángel, de eso estoy segura –dijo mamá mirándolo, causando que Ángel se sonrojara-  ¿y Blow Me se la dedicaste a quién? Porque esa canción sirve para dedicársela a un ex…

-Bueno… se la dediqué a Michael –dije con un tono de voz bajo- Realmente no quería hablar de eso.

-Espera, espera, espera… ¡Con razón dejaste de tener contacto con él! –Dijo mamá-

Bajé mi cabeza; realmente no quería hablar de eso y mamá se dio cuenta. Ángel también notó eso.

-Bueno, pequeño… Me imagino que lo hiciste  de maravilla –dijo mamá revolviéndome el cabello-

-¡Y que lo diga! Fue el tema de conversación durante todo lo que quedó de la fiesta –dijo Ángel.

-Espera, ¿y tú cómo sabes? –pregunté intrigado-

-Ah, pues… Le escribí a Cristian y me dijo que él y Neomar se quedaron hasta el final de la fiesta.

-Entiendo… -dije asintiendo- Ósea que ahora soy famoso.

-Mmm, algo así –dijo Ángel riendo-

-¡Qué no te suba la fama a la cabeza! –dijo mamá levantando las manos como si estuviera orando-

-Jajajaja, solo bromeo. Jamás pensé que a las personas les gustaría tanto nuestra actuación…

-¿Cómo no les va a gustar? ¡Fue increíble! –dijo Ángel sonriendo y abrazándome-

Con cada abrazo y gesto de Ángel me sentía en el mismo cielo. Él es quien derriba todos mis muros. Quien oprime todos mis botones. Él es quien me motiva a dar lo mejor de mí.

-Me alegra mucho que te haya gustado –dije sonriente- ¡Y gracias por el desayuno mamá! Iremos a cambiarnos.

-Sí, gracias por el desayuno suegra hermosa –agregó Ángel- Estaba delicioso.

-De nada cariño, me pone contenta que les guste lo que cocino –dijo mamá muy contenta-

De repente algo llegó a mi mente.

-Lo olvidaba… Mamá, ¿cómo conoces las canciones que canté anoche? Digo… esa música es nueva y… -dije girando mis manos-

-Muy simple pequeño; siempre que ando por la calle escucho música nueva e investigo para escucharla. ¡Debo actualizarme siempre!

-Oh, entiendo… -dije- Bueno, en un rato bajamos.

Mientras subíamos las escaleras pensé en pasar por casa de Neomar, para ver que tal le había ido con las chicas de anoche.

-Tengo el novio más hermoso y la suegra más encantadora de todo el mundo –dijo Ángel.

No pude evitar sonreír y sonrojarme ante su comentario.

-Yo puedo decir lo mismo, pero yo tengo el novio más hermoso de todo el universo.

Ángel se sonrojó ante mi comentario y yo le sonreí.

Al llegar a mi habitación todo era un desorden total.

-Vaya… por aquí pasó un huracán –dije poniéndome las manos en la cintura y mirando el desastre por toda la habitación.

-Bueno, un huracán no, pasamos nosotros, lo cual es algo parecido –dijo Ángel empezando a acomodar la cama.

Yo me dispuse a recoger la ropa sucia y echarla en el cesto. Luego ordené el closet. En cinco minutos ya estaba todo ordenado.

-Bueno, no fue tan malo después de todo- dije sentándome en la silla de mi escritorio.

-Sí, parecía mucho pero fue fácil –dijo Ángel sentándose en mi cama.

Mientras descansaba un poco, las imágenes de hace un rato regresaron a mi mente, causando que me pusiera triste y cabizbajo. Ángel notó eso y se levantó para dirigirme hacia donde yo estaba.

-Vamos coso, no te pongas así –dijo agachándose para abrazarme y besarme en la mejilla.

-No puedo evitarlo, me duele que mi hermano me haya llamado así, nunca pensé que reaccionaría así –dije poniéndome a llorar de nuevo.

Dicho esto Ángel me abrazó aún más fuerte y me acariciaba la espalda.

-Ya, ya… estoy seguro que tarde o temprano lo entenderá y se disculpará… -decía Ángel en un tono suave.

-Espero que sí, esta situación no me gusta nada –le dije triste.

-Tengo fe de que todo mejorará –dijo sonriéndome y dándome un beso en los labios- Ahora preparémonos para que vamos a mí casa.

Nos despojamos de nuestra ropa y nos dirigimos a la ducha. Ángel empezó a juguetear y quería llevar las cosas a otro nivel. No pude resistirme y terminé sucumbiendo al juego.

Empezó besándome los labios, pasando a las mejillas para luego dirigirse a mi punto débil: mi cuello. Le daba repetidos besos y a veces succionaba un poco, robándome quejidos de placer que intentaba callar para que no nos descubrieran.

Luego pasó a besarme el pecho. Me besaba los pectorales trazando círculos. Luego pasó a besarme los pezones. No había palabras para describir ese placer. Su lengua hacía una peculiar danza alrededor de ellos, provocando que se endurecieran. Me hacía sentir un sinfín de sensaciones. Fue bajando poco a poco por mi abdomen hasta llegar a su destino: mi pene. Primero empezó a besarlo por todo el tronco para luego concentrarse en el glande. Se lo metía a la boca y trazaba círculos con su lengua mientras yo gemía del infinito placer que sentía. Lo metía y sacaba de su boca y lo besaba repetidas veces. Me hacía sentir en el mismo cielo. En un momento lo tomé por la cabeza con ambas manos y empecé al marcar el ritmo de la felación.

-Oh, sí, sigue así –le decía entre gemidos.

Ángel seguía en su labor. Realmente lo hacía de maravilla. Sabía que no resistiría mucho; dentro de poco me correría.

-Ángel, para, que me corro… -dije con esfuerzo- El pronto éxtasis me dificultaba el habla.

Ángel se detuvo, me miró y me sonrió pícaramente. Me masturbó con frenesí y recibió cuatro trallazos en su rostro luego de mi último y sonoro gemido de placer. Se levantó, se lavó el rostro y me besó en los labios con mucha pasión.

-¿Te gustó? –preguntó sonriente.

-Sí… -respondí aun jadeando- Lo hiciste de maravilla.

-Y aún viene más –dijo besándome de nuevo- Pero eso será luego, debemos irnos a mi casa, mis papás me esperan.

Seguimos duchándonos y no paraba de mirar a Ángel. Seguía repitiéndome que era increíble estar con alguien como él. Un sueño adolescente hecho realidad.

-Te amo –dije de repente.

-Yo también te amo –dijo dedicándome una dulce mirada seguida de un beso.

Terminamos nuestra sesión de aseo personal, nos secamos y nos dirigimos a vestirnos.

Le presté ropa a Ángel: una camisa manga corta a cuadros blancos y negros y unos jeans negros. Realmente esa combinación de colores contrastaba excelentes él. Y junto con sus Converse blancas se veía mejor aún.

Yo me vestí con una camisa manga corta a cuadros color rojo y negro. Unos jeans azul oscuro y unas Converse verde oscuro.

Luego de vestirnos, me apliqué un poco de perfume: Pulso, de Christian Meier. Su olor es genial, la uso desde hace algún tiempo.

Ya preparados, le presté una de mis mochilas a Ángel para que se metiera la ropa sucia allí.

Bajamos las escaleras para despedirnos de mamá. Estaba viendo “The Biggest Loser”. Esa seria me parece genial, cambia la vida de las personas radicalmente y las hace mejorar en todos los ámbitos.

-Mamá, ya nos vamos.

-Ya los despido, cariño –dijo levantándose sin despegar la mirada del televisor- Espera, que debo saber quien se va esta semana, mi concursante favorito puede que lo eliminen.

-Lo siento Tara, estás fuera… Jay, sigues en el juego –dijo la conductora del programa.

-¡Woooo! –gritó Mamá emocionada.

Después de celebrar que su concursante seguía en el juego, se dirigió a nosotros para despedirnos.

-Que les vaya muy bien, cariño. –dijo dándonos un beso en la frente a ambos- Cuídame mucho a mi pequeño, yerno querido.

-Claro suegra querida, no se preocupe –dijo Ángel mirándome sonriente.

-Bueno, ya nos vamos… En un rato vuelvo. Ah sí, pasaré por casa de Neomar, si quieres mandar un recado…

-Mmm… no, ninguno por ahora. ¡Que les vaya muy bien, cariño! ¡Cierras la puerta cuando te vayas!

-Ok mamá –respondí.

Nos despedimos nuevamente de mamá y nos dispusimos a salir de casa.

Al salir de casa Ángel me pasó el brazo por los hombros y yo lo imité. Mientras íbamos camino a casa de Neomar empecé a cantar Just The Way You Are de Bruno Mars.

Oh, him eyes, him eyes

make the stars look like they're not shinin’

Him hair him hair

falls perfectly without her tryin

He’s so beautiful

And I tell him everyday

Him lips, him lips

I could kiss them allday if he let me

Him laughhim laugh

He hates but I think its so sexy

He’s so beautiful

And I tell him everyday

When I seeyour face

there’s not a thing that I would change

‘Cause you’re amazing

Just the way you are

And when you smile

The whole world stops and stares for awhile

‘Cause boy you’re amazing

Just the way you are

Luego de cantar la canción, Ángel se detuvo y vio si alguien nos estaba viendo, seguido me dio un gran beso y me abrazó muy fuerte.

-Te amo –dijo muy feliz.

-Yo te amo aún más –respondí.

Me miró sonriente y seguimos caminando hasta llegar a casa de Neomar. Al llegar toqué la puerta y luego de unos instantes mi tía abrió la puerta.

-¡Hola tía Sandra! Bendición –dije saludándola con un beso en la mejilla.

-Hola Huguito, Dios te bendiga. ¿Cómo está Gladys?

-Muy bien, tía. ¿Cómo están todos por acá?.

-¡Muy bien! ¡Pasa!.

Mi tía no había notado la presencia de Ángel.

-¡Ay! ¡Hola Ángel! No te había visto –dijo mi tía Sandra saludando a Ángel con un beso en la mejilla- ¿Cómo está tu familia?

-Muy bien Sra. Sandra, gracias a Dios. –respondió Ángel.

Pasamos y nos sentamos en los amplios y cómodos muebles de la muy amplia sala mientras que tía Sandra se dirigía a la cocina para prepararnos algo, típico de ella, por eso es que la amo.

-Tía Sandra, ¿y Neo?

-¡Aún sigue dormido, creo que sería bueno que vayas a despertarlo!-respondió desde la cocina.

-¡Ok, ya voy!-respondí- Vamos Ángel, vamos a pegarle un buen susto.

Ángel y yo subimos silenciosos las escaleras para despertar de una manera un tanto escandalosa a mi primo. Entramos a su habitación y ahí estaba, dormido como un tronco.

-Bueno, Ángel, a la cuenta de tres nos le tiramos encima –le susurré a Ángel.

Ángel asintió a modo de aprobación del plan.

-1, 2, 3… ¡Ya!

Luego de impactar contra él, este se despertó asustado y abrazó a la primera cosa que encontró, en este caso, fui yo.

-¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó?! –pregunto muy asustado.

Ángel y yo empezamos a reírnos sin cesar por su reacción. Neomar al darse de la situación me separó de él empujándome y haciéndome caer sobre Ángel.

-¡¿Pero qué les pasa?! ¡Casi me matan del susto! –dijo enfadado.

Nos reímos unos instantes más mientras Neomar nos miraba enojados.

-¡Tuvimos que hacerlo para que te despertaras! –dijo Ángel.

Neomar frunció el ceño bastante enojado. No le gustaba que los despertaran así. Ángel y yo empezamos a reírnos de nuevo. De repente un almohadazo nos impacta a cada uno.

-¡Auch! –dijimos al unísono.

-¡Já! ¡Para que aprendan! –Dijo orgulloso- Y… ¿Qué hacen por aquí? ¡Ah, si, lo olvidaba! ¿Qué tal les fue anoche?

Ángel y yo nos miramos y reímos tímidamente.

-Muy bien –respondí muy feliz.

-Me alegra mucho –dijo Neomar sonriéndonos- ¿Y quién dio y recibió? –preguntó bromeando.

-¡Neomar! ¡Por Dios! –le respondí enfadado y golpeándolo con la almohada.

-¡Solo pregunto! –dijo carcajeándose.

-Vic fue quien recibió –respondió Ángel graciosamente.

-¿Ahora tú también? –pregunté indignado mirándolo.

-¡Es la verdad! –respondió encogiéndose de hombros.

-Bueno, que más da… Lo que dijo Ángel –dije indignado- ¿Y a ti qué tal que fue anoche?

-Me fue bien, conseguí el número de una de las chicas de la mesa que estaba al lado de nosotros. La chica cabello castaño largo…

-Sí, ya sé cual es –interrumpí- Es muy bonita.

-Bueno, ella. Dentro de un rato le escribo.

-Creo que deberíamos bajar, la Sra. Sandra nos espera abajo-interrumpió Ángel.

Asentimos y nos dispusimos a bajar. Cuando Neomar salió de la cama noté que solo llevaba los bóxers puestos.

-¿No te piensas poner ropa? –le pregunté.

-¡Bah! Estoy en mi casa, eso da igual. –dijo encogiéndose de hombros.

-Y tampoco te cepillarás los dientes ni te lavarás el rostro… -dije dubitativo.

-Daaah, eso claro que sí, solo que usaré el baño de abajo, el mío se le averió la tubería principal. El plomero viene en la tarde.

-Entiendo… -dije.

Ángel y yo nos fuimos a la cocina para comer lo que la tía Sandra había preparado.

-¡Volvimos! –dije al entrar en la cocina.

-Justo a tiempo –dijo mi tía poniendo una bandeja de galletas sobre el mesón de la cocina.

-¡Wooo! –exclamé levantando los brazos. Causando que Ángel riera un poco.

-Son de vainilla, espero les guste –dijo tía Sandra sonriendo- ¿Y Neomar?

-Está en el baño- respondió Ángel.

-Apuesto a que anda en bóxers –dijo tía Sandra.

-Sí –respondimos al unísono.

-Ya llegué. ¡Bendición mamá! –dijo Neomar abrazando a mi tía por detrás.

-Dios te bendiga… ¿No te da pena andar en bóxers teniendo visitas? –preguntó mi tía reclamándole.

-Ay, mamá, son Víctor y Ángel, son de la familia –dijo Neomar como si fuera algo muy natural.

-¡Igual! ¡Nunca aprenderás! –dijo mi tía mirando hacia el techo para ir por los platos.

-No exageres tanto –dijo Neomar sentándose en una de las butacas.

Ángel y yo empezamos a comer galletas mientras Neomar esperaba que tía Sandra le sirviera desayuno.

-Aquí tienes; arepa con afrecho, carne mechada sin tomate, queso blanco rallado y jugo de guanábana.

-¡Gracias mamá bella! –dijo Neomar empezando a devorar el desayuno. Eso hace, devorar, es como una bestia al comer.

-De nada nene. Eso sí, cuando termines vas y te pones ropa –dijo tía Sandra pellizcándole la mejilla algo fuerte.

-¡Ay, ay, ay! Ok, yo me visto, pero suéltame –rogaba Neomar. Ángel y yo empezamos a reírnos, Neomar era muy debilucho para los pellizcos.

-Tía Sandra, ¿Y Alejandra? –pregunté.

-Se fue como a las 8 para la universidad –respondió

-¿Tiene clase hoy? Que ladilla –dije algo fastidiado.

-Sí, pero que más queda… Menos mal vuelve ahorita a las 11.

-Ah…-exclamé- Bueno, creo que mejor nos vamos, se nos hace tarde.

-¿Para donde van? –preguntó tía Sandra.

-A casa de Ángel, como se quedó a dormir en mi casa anoche porque la fiesta estaba algo lejos de su casa y se emborrachó… -al decir esto ultimo miré a Ángel de re-ojo al ver su reacción.

-¡Mentiroso! Solo tomé un poco –reclamó.

-Pero te sentías mareado. Casi nunca tomas y esos cocteles te afectaron mucho –dije.

-Bueno, tienes razón…

Tía Sandra rió por la situación

-¿Y Cristian? –Preguntó- ¿Por qué no se quedó en tu casa también?

-Se quedó con Neomar en la fiesta; me dijo que el tenía contactos y que se quedaría a dormir en casa de alguien.

-Entiendo… Bueno Ángel, ya sabes: para la próxima no bebas, sino te veremos vomitado un día de estos –dijo tía Sandra en tono burlón.

-Tranquila, lo prometo. Estar casi borracho es pésimo, y estar borracho debe ser fatal –dijo Ángel riendo un poco.

-Bueno, es mejor que nos vayamos- dije.

Fui a abrazar a Neomar para despedirme. Aún estaba comiendo así que lo abracé por el cuello. Aproveché para susurrarle al oído:

-Luego me cuentas todo, con detalles.

-Está bien –respondió susurrando.

-Chao Neomar, te escribo en un rato –dije palmeándole el hombro.

-Chao, que les vaya bien –respondió.

-Nos vemos luego –dijo Ángel chocando los puños con él.

-Chao, se cuidan.

-Adiós tía Sandra –dije despidiéndome de ella con un abrazo y un beso en la mejilla.

-Adiós Huguito, se cuidan por ahí.

-Tranquila –respondí.

-Adiós Sra. Sandra –se despidió Ángel imitando mi gesto.

-Adiós cariño, que les vaya bien.

Salimos de casa de tía Sandra y nos fuimos a la parada de autobuses. Llevaba mi iPod así que decidí escuchar música durante la espera. Le di el auricular derecho a Ángel y puse modo aleatorio. Empezó a sonar Super Bass de Nicki Minaj.

-Nunca he podido rapear esta canción, es demasiado rápida –exclamé.

-Yo tampoco, siempre se me enreda la lengua –dijo Ángel divertido.

La canción continuó hasta llegar al coro, parte que si cantamos.

A los instantes pasó el autobús. Al subirnos vimos unos asientos libres en medio así que decidimos sentarnos allí.

Super Bass terminó y empezó a sonar Call Me Maybe de Carly Rae Jepsen seguida de Locked Out of Heaven de Bruno Mars. Mientras tarareábamos la canción alguien subió, cosa que no le preste mucha atención. A los instantes alguien saludó.

-Vaya, pero miren a quien encontramos… -dijo esa voz. Esa detestable voz…

-Sí le di su merecido una vez, lo haré dos veces… -pensé.

Era tiempo de terminar con esto de una vez por todas…

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¡Eso es todo por ahora! Ya saben, comenten y valoren :)

Mi correo, por si desean escribirme: viccar97@hotmail.com