Lista para cazar 2

Al acecho de mis amigos

Un poco de perfume y salgo rauda, Raúl me espera con el coche en marcha y partimos con rumbo conocido pero con destino incierto, nunca se sabe las sorpresas que puedan aparecer pero si logro mi objetivo nos esperará un otoño muy ajetreado.

La casa de Marisa es un espectáculo en si misma, un amplio jardín la circunda y a través del césped iluminado se divisa la construcción de una planta tan amplia como lujosa, los cristales que definen la fachada desde el techo hasta el suelo dejan entrever que somos casi los últimos en llegar, así que Raúl me deja en la puerta (sabe que detesto estropear mis tacones) y se aleja hacia el parking.  En la puerta me recibe Marco el socio de Andy, su mano derecha y según algunos rumores algo mas que amigo de la pareja.  Sea lo que sea su mirada a veces exhibe unas ráfagas de interés cuando me mira que no acabo de definir, de todas maneras no tengo tiempo disponible para este italiano tan guapo como intrigante así que atravieso la sala en busca de mi presa a la que diviso justamente cuando comienza a acercarse.

Marisa lleva 3 años de casada con Andy y a sus 29 años mantiene la apariencia frágil que hizo claudicar a Andy y los llevó al altar en la boda mas comentada de nuestro círculo de amistades por la fusión económica que significaba entre la fortuna de los padres de la novia y la del futuro marido, Andy había perdido a sus padres 10 años atrás y a sus 31 años había demostrado tener casta para los negocios, tanto como para sacar adelante las empresas de su difunto padre.

Frágil o no Marisa parecía una de esas rubias tontas que no acababa de desprenderse de los hábitos casi monacales de su madre mas por tradición que por convicción pero había logrado domesticar en algo a su marido, tan dado a las juergas hasta pocos meses antes de la boda, lo que me hacía pensar en alguna dificultad extra para conseguir mi propósito: desvirgar su mente de una vez por todas y enseñarle a poner su boca entre mis piernas.

Quizá por eso cuando se acercó a saludarme advirtió que mis ojos se deleitaban con el generoso canalillo que dibujaban sus pechos atrapados en el escote de su vestido rojo, el tul que cubría sus hombros parecía casi invitar a que lo arrancara sin miramientos y creí percibir algo de rubor en su cara justo cuando nuestras mejillas se juntaron y nuestros pechos se rozaron así que aproveche para apretarme contra su cuerpo con algo mas de vehemencia mientras exclamaba

-La casa está espléndida querida y no me extraña, hace honor a su dueña

A mis espaldas su marido se unía a los elogios...

-Mi mujer tiende a rodearse de cosas bellas y sus amigas son el mejor ejemplo

Entre risas dejo que Marisa me arrastre hacia la piscina luego de saludar a Raúl

-Eva me alegra que finalmente aceptaseis nuestra invitación, no he logrado hacer desistir a Andy para que esta sea solo una velada amistosa así que antes de que te secuestre para hablar de legislación y asuntos propios de picapleitos prefiero alejarte con la excusa de que veas la casa.

Con sendas copas de champán vamos recorriendo las habitaciones hasta que llegamos al dormitorio principal, en suite y con un enorme vestidor que casi parece una pista de baile

Marisa me comenta que aún no esta acabado, ha habido retrasos con los espejos que deben cubrir una de las paredes y me pregunta si creo que debería dejarlo tal cual está a lo que aprovecho para espetarle

-Los espejos siempre me han parecido erotizantes, me encanta pasearme desnuda frente a ellos para provocar que Raúl me folle mientras me mira, deberías probar al menos una vez y verás, es adictivo.

Marisa me mira boquiabierta sin saber que responder... Aprovecho su silencio y me acerco a su cara y la sujeto entre mis manos mientras le doy un largo beso suavemente y me sorprendo al notar su boca entreabrirse, la zorrita está receptiva!

Doy un paso mas y mi lengua de adueña de su boca mientras la escucho respirar agitada, así que bajo una mano a sus pechos y otra a su culo y sigo chupando sus labios mientras ella se deja.

Voy recogiendo su vestido y deslizo un dedo por el nacimiento de su muslo hasta la entrepierna y entonces me despego de su cara para observar su reacción, me mira jadeante y su cara de niña angelical es una máscara de placer.

-Te gusta...?

Sin articular palabra asiente con su cabeza mientras mis dedos juguetean entre su pubis y el encaje y le pregunto otra vez

-Si quieres jugar tendrás que seguir mis reglas, entendido?  Mientras clavo un dedo en su clítoris y sus piernas tiemblan.

-Abre las piernas... Y muéstrame cuanto te gusta zorra

Su cara enrojece y baja la mirada mientras separa los muslos y deja entrar mi mano que recorre sus labios humedecidos y calientes.

Cuando estoy inclinándome en dirección a su entrepierna escuchamos la voz de Andy, por mas que nos separamos y Marisa alcanza a arreglar la falda de su vestido no logramos evitar que nuestra respiración nos delate, es evidente la tensión en el ambiente aunque Andy despreocupadamente nos diga

-Mujeres, solo viven para la moda!  Eva perdóname pero necesito que veas un contrato que me han presentado y sabes que nunca firmo nada sin tu consejo. Reúnete conmigo en el despacho en unos minutos.

En cuanto Andy cierra la puerta me giro hacia Marisa y le hago chupar mis dedos empapados de su flujo, mientras le digo

-Si quieres mas solo tienes que decirlo y estar dispuesta a hacer todo lo que te pida, ahora me voy a contentar a tu marido

Por su mirada veo que ha captado la ambigüedad de mi expresión... Desde luego que la muy puta parece dejarme hacer a mi antojo, ya veremos su marido de que pie cojea.