Lista de señales
Por fin pudimos investigarnos.
Desde hacía ya algún tiempo lo primero que hacía al levantarme era abrir mi correo para ver si habías tenido tiempo de escribirme algo. Me encantaba irme a trabajar tan excitado después de leer como querías hacértelo conmigo, como deseabas hacértelo conmigo.
Ya habían pasado un par de años al menos desde que me encontré con estos deseos de conocer a un tio, de conocerlo como nadie se pensaba que podría desear. De rozar, de tocar la piel de un hombre, de sentir la dureza de otro pene que no fuera el mio. Mi imaginación volaba y volaba cada vez que este deseo me invadía y tardé poco en intercalar imagenes de tias y de tios en mis masturbaciones.
Hasta ahora había sido lo típico, fotos y videos porno de chicas, lesbianas, mujeres maduras, porno amateur... Siempre buscando algo distinto, lo peor del sexo es la monotonía. Pero siempre había sido porno hetero en general. Empezaron a llamarme la atención más de lo habitual las mamadas, pero sobretodo las corridas. La forma de disfrutar de algunas actrices, y de algunas amateur sobretodo, de la corrida era increíble, me excitaba sobremanera. Verlas jugar con el semen, chupar de nuevo la polla del compañero de escena hasta dejarla limpia limpia me hacía disfrutar de algo que se me hacía raro. Ya no era tanto la escena de la mamada lo que me gustaba, era más concretamente el trato de la mujer hacia la polla, la forma de chuparla, besarla y al final recibir el "premio" a tanto trabajo. En definitiva me estaba dando cuenta de que lo que a mí más me excitaba era la polla. No el tio, la polla.
Como ya digo empecé a masturbarme también con escenas de vídeo o fotos de chicos, de sus pollas sobretodo. Nunca he dejado de lado a las chicas, desde luego para mí siguen siendo más bonitas que un tío y no quiero ofender a nadie. Pero los tíos eran algo nuevo y para mí lo nuevo en el sexo es súper excitante y pienso que hay que probarlo.
Primero eran pequeñas caricias con las yemas en la entrada de mi ano, luego empecé a introducirme cosas más bien pequeñas y el placer era cada vez más intenso, la sola idea de que me iba a masturbar jugando también con mi culo me ponía a mil aunque me quedaran horas para salir del trabajo y masturbarme.
Al final terminé comprando un consolador y siempre que podía me sentaba delante del ordenador y con tios y tias pasando por delante de la pantalla me empezaba a masturbar. Cuando ya estaba bastante excitado empezaba el juego en la puerta de atrás.
Siempre bien lubricado, pasaba la punta del consolador por mi culo y empezaba a dilatarlo, poco a poco, mientras seguía jugando con mi polla, la cual seguro que no recordaba erecciones tan potentes antes de descubrir mi culo. Cuando ya estaba bien lubricado empezaba a introducirlo más profundamente hasta que notaba que todo estaba ya bien mojadito. Entonces empezaba con la vibración siempre intentando llegar a la zona de la próstata (es más difícil de lo que había leído). Y a partir de ahí lo que quisiera o pudiera durar, a veces estaba 5 minutos y otras veces una hora, con algún descanso para el culo claro. Los orgasmos eran increíbles, mucho más intensos, más largos e incluso distintos en la sensación. No sé como explicarlo, era... mucho mejor, básicamente.
´Todo era muy distinto, nuevo y excitante, pero lo que a mí me estaba entrando era el gusanillo de precisamente eso, un gusanillo, un gusano, una polla. Olerla, rozarla, tocarla, besarla, chuparla, lamerla y sentir como dispara dentro de mi boca.
Entonces empecé a buscar algo y, como no, recurrí a los chats. Ahí siempre encuentras a alguien que quiere lo mismo que tú, que lo desea de la misma manera y que luego te deja plantado porque resulta que tú cuando dices que vas es que vas y él no. Pero conocí a un tio que parecía legal y después de varios correos algunos más cargados que otros, y después de habernos visto una vez durante cinco minutos, habíamos quedado en las cercanías de un hotel para, por fin, poder hacer de una vez lo que estábamos buscando los dos desde hacía ya bastante tiempo.
Se llamaba Jose. Y ahí estaba, inquieto. Nervioso. Se le notaba que tenía ganas por la forma de saludarme cuando llegué a su altura después de aparcar el coche, y lo de los nervios era más por entrar al hotel los dos juntos que por lo que íbamos a hacer una vez dentro.
Después de charlar un par de minutos e intentar trazar un plan para que aquello no pareciera lo que parecía, nos decidimos a entrar. Sin plan, claro. Entramos y ya está. Los dos super cortados, y la tia de la recepción mirándonos como a dos bichos raros.
Menos mal que el trago duró poco y no nos hizo sufrir mucho. Nos dio la llave bastante rápido y nos indicó el ascensor para llegar a la segunda planta, a la 215 más concretamente. Una vez dentro del ascensor y con los nervios ya en la planta baja, empezamos a tontear un poco con las manos en la entrepierna y un pequeño pero profundo beso.
Salimos del ascensor y nos dirigimos a la derecha tal y como indicaba el cartel. Yo ya iba muy excitado y la presión de mi miembro contra el pantalón me producía hasta dolor al andar. Menos mal que no nos cruzamos con nadie y llegamos a la habitación sin más encuentros embarazosos.
Una vez dentro, Jose cerró la cadena de la puerta por lo que pudiera pasar, y empezamos a besarnos. Muy suave, dulcemente. Algo que creo que ninguno de los dos esperábamos dadas las ganas de vernos que teníamos después de tantos intentos frustrados como habíamos tenido desde que nos conocimos en el chat.
La sensación de su lengua en mi boca, y el tacto de sus labios me excitaba muchísimo. Más de lo que había imaginado, puesto que era lo que en principio menos me llamaba la atención de estar con un hombre. Pero al estar pegado a Jose, con el sabor de sus labios, su lengua enroscada en la mia, y sus manos apretándome el culo, cambié de opinion.
Estuvimos un buen rato simplemente besándonos, teníamos tiempo de sobra. Metía la lengua en mi boca, jugaba con la mía, yo estaba cachondísimo. Tenía la polla durísima. La suya también la notaba muy dura cada apretón que me daba con sus manos en mi culo apretaba mi polla contra la suya.
Me quité la camiseta y él hizo lo mismo. Pero yo me agaché antes y empecé a desabrocharle el vaquero. Todavía estábamos en la entrada de la habitación, Jose pegado a la puerta y yo en cuclillas sacando su polla de los calzoncillos.
Jose estaba super excitado, igual que yo. Y gemía con el solo ligero roce de la palma de mi mano con el tallo de su polla. Me incorporé y la masturbé durante unos segundos mientras profundizaba con mi lengua en busca de la suya. Volví a bajar, y le pasé la lengua desde el nacimiento de la polla hasta el comienzo del capullo, donde me detuve unos momentos para juguetear con la puntita de la lengua. Jose disfrutaba enormemente, gemía casi como si estuviéramos solos en muchos kilómetros a la redonda. Y a mí eso me encantaba. Me metí su polla en la boca hasta donde pude, casi tocándome la campanilla, de un golpe. Y volví a sacarla lentamente y apretando fuerte con los labios y la lengua. Era la primera vez que hacía una mamada a un tio y creo que no se me estaba dando mal viendo su reacción. Ahora subía y bajaba mis labios por su polla un poco más rápido, pero sin dejar de ejercer presión. Mi lengua se deslizaba a lo largo de todo su miembro acompañando el juego de mis labios en su capullo al llegar arriba.
Terminé de bajarle los calzoncillos sin dejar de mamársela y busqué su culo con las dos manos. Le apretaba las nalgas y le obligaba a follarme la boca, yo estaba cardíaco, excitado como nunca. Volví a meterme su polla hasta dentro a la vez que los dedos de mi mano derecha buscaban el agujero de su culo. Empecé a presionar con la yema del dedo justo en la entrada de su culo, y él viendo lo que yo buscaba abrió un poco las piernas para dejar el camino libre. Estaba subiendo de nuevo por su polla apretando fuerte la boca cuando mi dedo consiguió entrar en ese terreno ya conocido para mí en mi propio cuerpo. Jose gemía y gemía y de repente se apartó de mí temiendo correrse.
Le dije, "fóllame la boca, vamos fóllamela!" le insté a ponerse a cuatro patas y me tumbé boca arriba metiendo la cabeza entre sus piernas. Cogió su polla, me la metió en la boca y empezó a mover el culo follándose mi boca. Yo volví a su culo y ya le penetraba con todo el dedo. No os podéis imaginar como notaba mi polla de dura.
Se volvió a levantar de nuevo por miedo a correrse y me llevó a la cama. Allí me sentó, me quitó los pantalones y los calzoncillos y empezó a chupármela. Dios! que bien lo hacía. A la vez con la mano y con la boca, masturbándomela según me besaba el capullo y acariciándome los huevos, era delicioso. Yo le agarré la cabeza para que profundizara más, necesitaba que me la apretara más, casi quería que me la mordiera. Estaba como loco. Él supo ver lo que le pedía y la agarraba con la mano con más fuerza, y con los labios hacía lo mismo. Cuando llegaba a mi capullo empezaba a absorver y a pasar la lengua fuerte por el capullo. Estaba disfrutando de una mamada como nunca lo había hecho con una chica.
Le dije que quería que me follara, y antes de que él dijera nada ya le había tumbado y disfrutaba otra vez del sabor de su polla. No hizo falta por supuesto seguir chupando para que se pusiera dura pues estaba como una piedra. Me puse de pie en la cama con sus piernas entre las mías y empecé a bajar para ponerme a horcajadas sobre su polla. Me senté sobre ella, despacio, notaba como iba entrando, me hacía un poco de daño pero ya sabía que pasaría en un momento. Seguí bajando hasta sentarme completamente encima suya, entonces empecé a disfrutar realmente de una penetración anal. Subía y bajaba despacio, acomodando mi culo a su polla. Yo estaba disfrutando como nunca, pero él no podría decir lo contrario. Sabía que tardaría poco en correrse, pero lo estaba deseando. Quería sentir su semen dentro de mi culo. Apoyé las manos en su pecho y eché el cuerpo un poquito hacia delante. En esta postura empecé a mover el culo en círculos a la vez que él metía y sacaba su polla. Tardó tres o cuatro circulos, no tardó más. Los gemidos fueron escandalosos. Se había corrido dentro de mi culo y estaba en la gloria. Yo también estaba genial, seguía moviendo el culo notando como se iba humedeciendo todo cada vez más. Cuando me levanté despacio su semen goteaba desde mi culo encima de su polla. Metí mis dedos dentro de mi agujero para notarlo en mis manos, mi culo lleno de su semen, era una sensación increíble.
Él estaba exhausto, después de una corrida así cualquiera lo estaría. Pero yo todavía no había terminado. Pasé la lengua por su polla lamiendo su semen, y luego metí la lengua en su boca para jugar un poco. Volví a bajar y esta vez me metí su polla en la boca y empecé a chuparla y a tragar. Me encantaba el sabor de su polla y mezclado con el del semen todavía más.
Se levantó y se puso de rodillas en el suelo apoyando el pecho sobre la cama, y con las dos manos me mostró su agujero y me dijo "a que esperas? llénalo!"
Le apunté el capullo y empecé a empujar suavemente, despacito, suave. Era alucinante! El calor de su culo, la presión sobre mi polla... Que pasada! Seguí empujando hasta tenerla toda oculta dentro de su agujero y empecé a tirar de ella hacia atrás, también despacio, muy suave... Entonces me dijo, "que haces? dale tio! quiero que me folles, quiero que me folles bien follado y te corras en mi cara! empuja! fóllame!" Empujé de nuevo pero tan fuerte como me había sonado que me lo estaba pidiendo, sé que su gemido fue más de dolor que de placer, pero volvió a pedirme que le follara fuerte. Seguí metiéndosela y sacándosela con la energía que me pedía, me lo estaba follando casi tan fuerte como podía y él me seguía pidiendo más y más... Yo ya estaba a punto de correrme, sus gritos y la energía de mis golpes me excitaban sobremanera y le dije que se diera la vuelta que iba a probar ahora el mio.
Se iró en décimas de segundo y acercó la cara a mi polla la cual estaba a punto de estallar dentro de mi mano. Todavía le dió tiempo a metérsela en la boca y recibir dentro el primer chorro. Luego la sacó y la siguió masturbando mientras derramaba toda mi semilla por su cara, ojos y boca. La corrida además fue muy abundante y empezó a chorrearle por la barbilla y el pecho. Yo no pude casi ni gemir, fue tan intensa y tan larga que me quedé comó paralizado. Sin duda fue el mejor polvo de mi vida, y había sido con un tio.
Después de descansar un rato salimos del hotel, igual de cortados pero ya sin nervios. La tía de la recepción nos dedicó la misma mirada que cuando entramos, hacía ya unas tres horas, y creo que los dos pensamos lo mismo, -"que pena que no seas tú la que limpies la habitación".
Nos despedimos y a los dos se nos notaba ilusionados. Habíamos descubierto algo juntos y estábamos ya deseosos de seguir investigando, o mejor dicho investigándonos.
Este también va por tí.