Lisa y su mundo - Confesiones (IV y ultimo cap.)

Fin de la serie. Por fin descubro el pasado de Lisa.

Tras un viernes en el que por fin era yo el que había penetrado a Lisa nos quedamos dormidos en su casa.

Sobre las 11 de la mañana el sol que entraba por la ventana inundaba de luz la habitación. Yo abrí un poco los ojos y comprobé que Lisa seguía a mi lado pero daba ya muestras de despertar.

  • Buenos días -dijo sonriente.

  • Buenos días -respondí- ¿Qué tal has dormido?

  • Muy bien! Y tu?

  • Fenomenal -respondí.

Lisa se acercó a mi y me besó en la boca mientras me abrazaba.

  • Listo para otro asalto? -me dijo susurrando.

  • Siiii

  • Anoche me quedé con ganas de...

La noche anterior yo me había follado su culo contrariamente a como hacíamos habitualmente ya que ella solía marcar la pauta y me estaba reclamando volver a ese papel. Quería ser ella la que me follase a mi.

Seguimos un rato besándonos y diciendo muy bajo, sobre todo ella, cosas que en otro contexto serían soeces. Pasado un rato, con sus manos sobre mi cabeza fue empujándome para que fuera bajando. Sabía de memoria el guión. Quería que me comiese su polla. Así pues, fuí bajando entre lametones haciendo una parada en sus pechos y en su vientre hasta que por fin llegué a su cetro.

Sin preámbulos me lo metí en la boca al tiempo que ella me soltaba la cabeza y estiraba sus brazos. La verdad es que no sabía si se estaba desperezando o sencillamente abandonándose a los cuidados de mi boca.

Agradecido como estaba por haberla follado la noche anterior quise regalarla una mamada mas profunda y tomando aire tragué mas polla hasta el punto que me comenzaban a dar arcadas. Aguanté un poco ya que notaba que los jadeos de Lisa subian de tono, pero al poco rato tuve que sacarme un poco su polla para poder tomar aire. De nuevo volvía a la carga y tras este intento unos cuantos mas. Estaba convencido de que debía aprender a aguantar mas tiempo ya que a Lisa la volvía loca eso, aunque, no obstante, en esta ocasión estaba disfrutando un montón.

Decidí que iba a hacer un último intento y lo preparé llevando mis dedos a la entrada de su ano al tiempo que la acariciaba los testículos. Permanecí un rato hasta comprobar que de un empujón podría meterla mi dedo y justo en ese momento me tragué su polla hasta el fondo y aguanté. Cuando empezaba a jadear empujé mi dedo que se alojó sin problema en su ano. Esto le produjo a Lisa tal oleada de placer que estalló con una corrida en mi boca al tiempo que sus propias convulsiones hicieron que su polla saliese un poco de mi garganta.

  • Madre mía, que gustazo! -dijo satifecha.

  • Te ha gustado que me trague así tu polla? -pregunté al tiempo que hilillos de su semen se me escurrían por los labios.

  • Donde has aprendido? Me has puesto los cuernos? -dijo de forma socarrona.

  • Solo quería darte una sorpresa -respondí.

Ella se abalanzó sobre mi besándome en la boca como tratando de recoger su propio semen al tiempo que yo me dejaba hacer ya que al tiempo sus manos recorrían mi cuerpo deteniendose a veces en mi polla, la cual estaba en estado de erección.

  • No te pongas tan contento , antes de dar uso a esto -me dijo apretando un poco mas fuerte mi polla- tengo que petarte el culo, por haberme puesto los cuernos.

  • Que no! -dije tratando de excusarme.

  • Ya lo sé -dijo-, pero igualmente te voy a castigar. Es mi capricho.

  • No estarás de antojo después de lo de anoche? -dije yo riendo.

  • Yo si que te voy a preñar a ti, ya verás.

Seguimos un rato sobándonos mutuamente hasta que noté como Lisa me empujaba hasta quedar boca arriba en la cama. Se levantó rápidamente y agarrando mis tobillos los subió a sus hombros. Ya sabía lo que me venía pero lo que no me esperaba es que me quisiera enterrar su pene tan brúscamente. Protesté un poco por ello pero tapándome la boca dió otra embestida que si que me hizo daño.

A esta le siguió otra, y otra y varias mas hasta que el dolor fue disminuyendo, si bien, apenas había rastro de placer.

  • Esta por serme infiel -decía Lisa con una embestida-. Esta por tragarte mi leche -con la siguiente- ...

Al poco rato el dolor era imperceptible y mi calentura iba a mas, viendo el bamboleo de sus tetas al ritmo de las embestidas. Así pues, el placer tardó poco en llegar. Con la ocurrencia que dijera con cada una de las veces que me embestía yo respondía con un "gracias" que no hizo sino llevar a Lisa a una situación en la que ella era el ama dominante y yo su sumiso que era follado sin piedad, y pareció gustarle porque sus palabras hacia mi cada vez eran mas denigrantes. Paso del "puta" al "perra" en un pis-pas.

Cada vez lo que me decía era menos inteligible dado que Lisa estaba en un estado de excitación como jamás la había visto hasta que de pronto sacó su polla de mi y apuntando a mi tripa me regó con su corrida. Sus ojos estaban en blanco y a ella se la veía completamente extasiada. Tras un instante de quietud se desplomó sobre mí al tiempo que me abrazaba.

  • Gracias -me dijo escuetamente y quedó durante un rato en completo silencio.

Pasado un instante en que parecía que volvía en sí la pregunté como estaba.

  • Como nunca, creeme -me respondió.

  • Ya se ve que has disfrutado -respondí yo.

  • Lo que te decía no era en serio, eh -dijo tratando de disculparse por lo que dijo mientras me embestía.

  • Ya lo sé, sólo es un juego.

  • Pero no veas como me pone, ehh!

  • Te pone el llamarme esas cosas? -dije sonriendo.

  • Me pone el dominarte, putita mia.

Ambos reimos y quedamos en que alguna otra vez jugaríamos a eso. Si recordais, nuestro primer "encuentro" tuvo un rollo de dominación bastante marcado.

Tras un descanso nos levantamos y fuimos a asearnos. En la ducha nos tuvimos que contener para no liarnos otra vez.

Ya mas tranquilos fuimos hacia la cocina para comer algo y reponer fuerzas. Quedamos en que comeríamos juntos pero yo necesitaba irme a cambiar a casa, y dado que yo vivía un poco lejos Lisa dijo que me llevaría en su coche. Así pues, tras cambiarme de ropa en casa fuimos a un restaurante a las afueras a comer.

Comimos muy tranquilos, hablando de todo un poco, si bien lo que protagonizaba casi todas las conversaciones eran temas laborales. Ya en los postres me acordé de la primera vez que fuí a su casa (en el primer relato de la serie) en la que me amenazó con contar en Moratalaz que había sido sodomizado. Ese era el barrio donde me crié pero cuando terminé la universidad y encontré mi primer trabajo me mudé a donde vivo actualmente. Es decir, nadie en mi empresa sabe que provengo de ahí.

  • ¿Como sabes que soy de Moratalaz? -pregunté cortando en seco la conversación.

  • Puess... - Lisa estaba parada sin saber que responder-, bueno, sé cosas de ti.

  • Nadie en la empresa lo sabe y no figura en ningún sitio -contesté-. Es imposible que tú lo puedas saber.

Parecía que la estaba intimidando y se la notaba estar contra las cuerdas. Por otra parte, dado que ya teníamos cierta confianza, creía justo saber el porqué ella tenía esta información.

  • Pues verás -dijo muy seria y echándose un poco hacia atrás y continuó hablando.

  • Hace ya muchos años, cuando estaba en el instituto yo era un niño, digamos, diferente. A los demás niños les gustaba el futbol y cosas así. A mi todo eso no me gustaba.

  • Bueno -interrumpí-, eso ya lo imagino.

  • Déjame que te cuente, por favor, no me interrumpas -dijo muy seria.

  • Lo pasé muy mal. A esas edades los chavales son muy crueles, y yo era el diferente, el blanco de todas las bromas, y no sólo bromas. De hecho mis padres tuvieron que cambiarme de centro una vez.

Lisa hizo una pausa como dudando si seguir contandome su vida, pero un instante después continuó con su historia.

  • En el segundo instituto al que fuí la historia era casi igual. Y digo casi porque al ser nuevo nadie me conocía e iba a mi rollo siempre. Trataba de no entablar contacto con nadie para que no se repitiese lo de antes, pero aún así, tuve que soportar mas de una broma.

  • Tras el instituto, ir a la universidad fué una liberación. Tampoco es que me librase de bromas pero ya a esa edad tenía claro que estaba encerrado en un cuerpo de hombre siendo una mujer. El tenerlo claro me hacía mas fuerte. De hecho me concentré en los estudios y fuí la primera de la promoción. De ahi a encontrar un buen trabajo que me diera el dinero necesario para transformarme sólo fué un paso. Y aqui estoy!

La cara de Lisa cambió. Esbozaba una sonrisa timida como sintiendose liberada de un peso. Por mi parte, no entendía que tenía eso que ver conmigo.

  • Ya -dije- pero, por qué sabes que soy de Moratalaz? -pregunté.

  • Te he dicho que en el segundo instituto la historia fue casi igual que el primero. Era un instituto en Moratalaz y no fué lo mismo ya que había un chico que aunque al principio era el mas duro conmigo, mas tarde, alguna que otra vez, me defendió y que llegué a estar enamorada de él. Naturalmente no le dije nada, no fuera a ser que me odiase.

  • Luisito????????????????????

Mierda! En mi instituto, en el último curso, llegó un chico debilucho y un poco gay o afeminado, o eso creiamos todos, que era el centro de las risas de todo el mundo. Yo al comienzo me metía mucho con el chaval, pero pasado el tiempo vi que el resto se pasaba mucho con él y a veces les paré los pies. Ademaś, y por coincidencia en los apellidos, nos tocó varias veces hacer trabajos a medias y me convenía llevarme bien con él ya que curraba muy bien y los trabajos los hacía casi él solo. Desde ese momento el chaval era siempre muy amable conmigo, y aunque yo en realidad pasaba de ser amigo suyo, la forma de demostrar a los amigos que no me estaba amariconando era mostrar violencia, pero, naturalmente no con Luisito, sino con quien se metiera con él.

  • Eres Luisito?? -pregunté completamente asombrado.

  • Luisa, si no te importa, aunque prefiero que me llamen Lisa -respondió plácidamente.

Yo balbuceaba intentando preguntar miles de cosas al tiempo que mentalmente ataba cabos. Estaba perplejo. Ella, por contra, no borraba la sonrisa de su rostro.

  • No te preocupes. Ya el primer día me cobré los malos ratos que me hiciste pasar -me dijo.

  • Y... como fue el resto de tu vida? -pregunté tratando de ganar tiempo por ver si me organizaba mentalmente.

Lisa me contó sus años de universidad en los que conoció a otra persona en su misma situación y comprendió que lo que de verdad la pasaba era que realmente se sentía mujer (hasta ese momento creía erróneamente que era gay) y como, tras finalizar los estudios y al ser la primera de su promoción encontró un buen trabajo y pasados unos cuatro años en los que ahorró suficiente dinero, decidió cambiar su sexo. Un psicólogo le recomendó que no hiciera de momento reasignación de sexo y gracias a ello ahora estaba plenamente satisfecha siendo una mujer con pene. No excluía la posibilidad de, algún día, cambiarse de sexo por completo, pero de momento no lo tenía planeado.

Así pues, decidió tomarse un tiempo sabático durante el cual se hormonaba y dejo de ser el tímido chaval débil y delgado y se transformó en la bella mujer que ahora mismo era.

Mientras me contaba todo esto, empezaba a tener remordimientos por el trato que, en su día, la dispensé. Por otra parte, algo me intrigaba y era lo que dijo de enamorarse del chaval que la defendía (o sea, yo mismo). Si era así ¿Por que me había violado, casi, el primer día que tuvimos sexo?

  • Y de pronto ser mujer no te dió problemas en el trabajo? -pregunté intrigado.

  • Bueno, si y no. Me tuvieron que cambiar de departamento y de edificio. Me incorporé como si fuera alguien nuevo. Aunque mi jefe directo me quiso echar, los de arriba estaban impresionados de mi trabajo antes de transformarme y decidieron darme una oportunidad. En el nuevo puesto me tocó luchar de nuevo para subir de cargo. Tiempo después, me ofrecieron el puesto en la agencia (nuestra empresa), y aqui seguimos -finalizó la frase con una sonrisa.

  • ¿Por qué a mi? Es decir, por que me elegiste a mi para... bueno, lo de la primera vez? -pregunté.

  • A la vista está. Te ha gustado, no?

  • Bueno -respondí-, en realidad me violaste. Según has dicho, yo te defendí y me violas?

  • Que yo te violé? Que yo sepa, tu solito fuiste aceptando todo. De hecho sé que pensabas que echarías un polvo. El tiro te salió por la culata, eso si. ¿O deberíamos decir que te entró? -dijo riendo.

Yo me quedé callado. Ciertamente yo solo había ido aceptando todo lo que me hacía hasta el punto de desearlo. Lisa continuó hablando:

  • No sé por qué pero intuía que todo lo que te hiciera te iba a gustar. Fuera del grupito de amigotes no eras el machito que creías ser, sabes?

  • A ver... estoy confundido -dije apurando el último trozo del postre-. O sea que te caía bien por defenderte pero me follas?? No entiendo nada.

  • Míralo así, te he abierto la mente a nuevas sensaciones. Y por lo que sé, no te disgusta.

  • No claro -pensé para mi mismo lo de "touché"-, pero y si no me hubiera gustado?

  • No suelo equivocarme -dijo muy segura de sí-, pero de haberlo hecho, no habría pasado la cosa a mayores el primer día. Hubieras "arreglado" el portatil y te habrías marchado a casa; pero cielo -me dijo señalándome-, ya te digo que tú solo ibas pidiendo mas guerra.

El camarero se acercó para tomarnos nota de los cafés y entre los dos se produjo un silencio muy tenso que duró hasta que el camarero volvió con los cafés. Durante todo este rato yo seguía meditando sobre todo lo hablado.

  • Y llegaste a estar enamorada de mi? -pregunté.

  • Si, ya te he dicho.

  • Y ahora?

  • De eso ya pasó mucho tiempo... y tambien varias personas. Ahora pues... bueno, no descarto que vuelva a pasar.

Dijo esto último al tiempo que me cogía de la mano. Realmente, lo que pensé en el momento es que ahora también estaba enamorada de mi, si bien no lo quería reconocer. Por mi parte, qué decir... Cuando estaba con ella disfrutaba. La tensión emocional se mascaba y ambos quedamos callados.

Sutilmente Lisa cambió por completo el tema de conversación y quizás ninguno de los dos quisimos volver a ello.

La tarde la pasamos haciendo unas compras en un centro comercial cercano, aunque debería decir que yo llevaba bolsas y ella compraba. Entró en dos tiendas en las que me dijo que me quedara fuera ya que quería darme una sorpresa.

Pasadas estas horas que a muchos tíos nos suelen resultar insoportables, por fín volvimos a su casa. Ella cogiendo todas las bolsas fue hacia su habitación y me dió una tarjeta de una empresa de catering a domicilio para que pidiese de cenar. Ella tenía cuenta y no hacía falta que pagara en el momento.

Durante la hora que estuve esperando la cena ella seguía en su dormitorio, supongo que probándose de nuevo toda la ropa, así que encendi la TV y me senté a verla.

Llegó la cena y oí como me decía que la fuera colocando en la mesa del salón, pero ella seguía sin salir. Una vez todo colocado la llamé.

  • Lisa, que esto se enfría -dije.

Pasaban los minutos y seguía sin salir. Yo me dirigí a su dormitorio para meterla prisa pero me dijo que no entrase, que salía en breve y la esperase a la mesa.

Un par de minutos más tarde oí como salía del dormitorio diciendo:

  • Si la cena esta fría habra que calentarla, o mejor te caliento a ti.

Nada más decir esto entró en el salón. Yo, nada mas verla me quedé de piedra. Llevaba un vestido de noche, negro, con un impresionante escote. Unos guantes, en plan Gilda, que la llegaban por encima del codo. El lateral de la parte baja del vestido, abierta, dejaba ver sus piernas enfundadas en unas medias de rejilla coronadas por una liga con ribetes. Sus zapatos, tambien negros, tenían un taconazo de vértigo, calculo que de 13 centimetros por lo menos.

Iba con el pelo recogido en un enorme moño, dejando a la vista un cuello precioso. Su maquillaje realzaba mas si cabe sus facciones. Era, definitivamente, la mujer mas bella con la que hubiera estado.

Yo casi balbuceando me levante para colocarla la silla o para abrazarla, no sabía bien qué hacer. Hice lo primero pero tras colocar su silla me lancé a abrazarla.

La besé y mientras la abrazaba, el fino tacto del vestido me permitía palpar su cuerpo. Sin apenas darme cuenta, tenía una erección de caballo.

  • Sabes? -dije- de lo único que tengo hambre es de tí. ¿Por qué no dejamos la cena y vamos a tu habitación?

  • Y me vas a comer?

  • Todo todo -dije desplazando mi mano a si polla que comenzaba a ponerse en acción.

De la mano nos fuimos a su habitación y me empujó para que me tumbase en la cama. Comenzo a desnudarse haciendome un strip-tease y pude contemplar su fina ropa interior. Estaba mas que deseable con esa lencería y de hecho estuve tentado de levantarme a quitársela yo mismo, pero la dejé hacer y ella, muy sensual se quitó el sujetador.

Sus pechos quedaron libres y se bamboleaban siguiendo el ritmo que Lisa marcaba. De espaldas a mi poco a poco fue bajando su tanga hasta tenerlo en sus piés y de una patada simulada lo lanzó lejos. Comenzó a contonearse mientras se daba la vuelta. Por fin pude contemplar su pene que tanto me gustaba.

Sensualmente fue acercandose hasta la cama en la que estaba y se lanzó sobre mi. Nos fundimos en un abrazo y besos húmedos permaneciendo así unos minutos hasta que Lisa se incorporó poniendose de rodillas.

A escasos centimentros de mi boca tenía su pene y no dudé en chuparselo inicialmente y al poco rato estaba dentro de mi boca al completo. Ella me agarró la cabeza como quieriendome marcar el ritmo de la mamada al tiempo que parecía mirar al techo mientras emitía gemidos de placer.

Pasado un buen rato yo mismo saqué su polla de mi boca y la dije:

  • No te corras ahora... quiero que lo hagas dentro de mi ano.

Casi a tirones Lisa me despojó de mi ropa y cuando me tuvo desnudo me hizo poner a cuatro patas, situándose detrás de mi. Parecía ansiosa por follarme y sin casi miramientos colocó su pene sobre la entrada de mi ano y se dispuso a empujar. Afortunadamente su pene estaba lubricado de sus propio liquido preseminal aparte de mi saliva.

  • Despacio, por favor, quiero que sea placentero -le dije

  • Jooo -hizo un amago de protesta-, estoy loca por follarte.

Lisa fue penetrándome sin prisas y danto tiempo para que mi ano se abriese a ella. Unos minutos despues notaba como sus testículos rozaban contra mis nalgas. Estuvo sin moverse un rato hasta que yo creía que estaba preparado para mas caña, y cuando se lo hice saber comenzó a moverse pero no despacio sino rápido. La verdad es que no estaba tan preparado como yo creía porque algo de dolor si que sentía con sus embestidas pero preferí callar, ya que al poco rato lo único que sentía era el placer que me daba Lisa.

A partir de entonces, comenzó un movimiento casi frenético de mete y saca mientras me sujetaba fuerte por las caderas, e incluso notaba como me clavaba sus dedos. Lisa jadeaba como pocas veces la he oído y con tanta intensidad poco tiempo después noté como su leche me llenaba por dentro.

Yo, que estaba en un estado de excitación importante, al notar sus fluidos dentro de mi y el consiguiente abrazo de Lisa, mientras una de sus manos iba a mi pene, no pude aguantar mas y me corrí también.

Tras unos instantes de quietud me dejé caer y Lisa fue tras de mi, quedando abrazados ella sobre mi.

  • Te puedo responder a una pregunta de antes? -dijo Lisa susurrandome al oido.

  • Si, claro -respondí sin saber a qué se refería.

  • Ahora también.

Me quedé pensativo al oir esas palabras tan escuetas.

  • Ahora también, qué? -pregunté.

  • Ahora también estoy enamorada de ti.

  • Ufff... -atiné a decir-, que fuerte!

  • Y tu? -preguntó Lisa

Quedé callado un instante sin saber que responder. Realmente sí que lo estaba pero mi duda realmente era si quería una relacion fija o no. Me atraía tenerla con Lisa pero tenía dudas, y no por ella, sino por mí mismo.

  • Sí, también lo estoy -dije despejándome a mi mismo mis dudas.

Por respuesta tuve un suspiro de satisfacción de Lisa.

  • Son pasadas las 11 y la cena ya estará helada -dijo Lisa en un giro de la conversación inesperado.

  • Ahora estas pensando en la cena? -pregunté sorprendido.

  • Puedo calentar esto -señaló mi entrepierna- y comérmelo.

Estuvimos callados un rato hasta que un rato mas tarde comenzó de nuevo la acción.

Esa noche de Sabado sobra decir que la pasé en su casa.

A partir de ese momento, aparte del trabajo, nos veíamos a diario a la salida del mismo. Un poco mas adelante, decidimos vivir juntos.

Y así seguimos... aunque a veces es al revés, el malote del barrio siendo enculado casi a diario por quien hace años era el afeminado del instituto. Y que delicia!!!