Lisa y su mundo.

Una supuesta compañera lesbiana me desvirgó por detrás.

Después de varios años dando tumbos por distintos trabajos al fin recalé en el que ahora mismo es mi trabajo. Es una agencia de publicidad con varias campañas muy conocidas por el público.

Antes de nada, voy a presentarme. Mi nombre es Emilio y soy informático. Soy bastante corpulento (mido casi 1:90) pero físicamente bien proporcionado. Incluso hay quien dice de mi que soy guapete, si bien, no voy robando corazones. En fin, un tío mas o menos normal.

Mi trabajo actual consiste en dar soporte informático a los usuarios de la empresa. Es decir, al más mínimo problema me suelen llamar para que les arregle lo que no reconocen haber desconfigurado. Lo de siempre... conocen los programas que usan y del resto, prácticamente son analfabetos funcionales.

Tengo la suerte de tener mi propio despacho, entre otras cosas, por que soy el único que se encarga de todo esto y me brinda la oportunidad de tener privacidad y poder navegar y ver tranquilamente lo que quiero en los ratos que no hay incidencias.

Quizás esta relajación es la que me ha llevado a lo que les relato y a vivir lo que no imaginaba que me ocurriria.

Debido al tipo de trabajo, muy creativo, en la agencia donde trabajo, se puede ver gente de todo tipo: desde el típico ejecutivo con gomina al diseñador mas friki de pelo largo y lacio, pasando por creativos homosexuales y administrativos que parecen sacados de una oficina de los años cincuenta. Y no creais que es fácil encasillar a la gente según lo que hace ya que algun directivo tiene pintas mas bien raras y no es extraño que los de la imprenta a veces parezcan marqueses.

Es vox populi que Lisa, una ejecutiva de cuentas, tiene tendencias lesbianas. La verdad es que es una persona muy curiosa, casi bipolar.

A días viene vestida con ropas que parecen sacadas de un mercadillo y en las que cabría dos veces ella misma y con un calzado que diría que se ha encontrado en la basura, pero otros, en los que se puede apreciar su buen tipo, no baja de sus tacones de 12cm y sus trajes de Armani, ajustados a su bien moldeado cuerpo.

Pero no sólo es su vestimenta. Hay días que parece la mujer mas encantadora del mundo y otros un mal bicho que está deseando joder al resto del mundo.

Ambas cosas, sus cambios de vestimenta y de caracter son completamente aleatorios, o yo al menos no he dado con un patrón de comportamiento.

En cuanto a su físico, es de pelo castaño claro ligeramente ondulado, de aproximadamente 1:75 de altura y como decía, delgada pero con buenas curvas y unas tetas que estan para comérselas. Lástima que posiblemente sea lesbiana.

Pero eso si, es constante su tendencia a ser moderna. De hecho su nombre real creo que es Luisa, pero supongo que la parece un nombre antiguo y se hace llamar Lisa. Incluso en sus tarjetas de visita figura ese nombre. Por supuesto, todo lo que la rodea tiene que tener ese aire de última tendencia.

La historia que os voy a contar comenzó un viernes de primavera.

Yo estaba en mi despacho viendo las posibles combinaciones de resultados para ver si mi equipo podría ganar la Liga o no, o sea, mas ocupado viendo páginas de deporte que en cosas propias de mi trabajo, vamos, perdiendo el tiempo, pero como os he contado esto es algo habitual ya que a veces no hay incidencias que atender.

En esto, entró en mi despacho Lisa con su portátil. Dado su puesto de ejecutiva de importantes cuentas y muy cercana a la Dirección, cerré de inmediato el navegador y saludé tratando de ocultar que me habían pillado con cosas ajenas al trabajo.

  • Buenos días, Lisa, ¿qué se te ofrece?

  • ¿Qué estabas haciendo? Parece que te he pillado...

  • Nada, nada, viendo una noticia en el periodico, pero ya está. Dime.

  • Pues mira, Emilio. Resulta que anoche en casa intenté conectarme a la oficina desde el portátil pero me fue imposible. De hecho no hacen mas que salirme guarradas en el explorer.

  • Explorer? -dije con una mueca de sonrisa- Usa el Firefox para que no se te meta tanta cosa, mujer!

  • Bueno, es igual -dijo contrariada-. El caso es que me tienes que arreglar esto que el fin de semana tengo que hacer cosas importantes.

Uff... Lisa tenía uno de estos días tontos que está inaguantable. Menos mal que su falda de tubo ajustadísima que le llegaba mas arriba de la cintura hacía que su ajustada blusa azul celeste le marcara mas aún sus tetazas, las cuales se percibían ya que llevaba la chaqueta abierta, y eso por lo menos alegraba la vista.

Me pregunté en ese instante por que se hace llamar Lisa si de lisa no tiene nada... tiene un par de tetas de campeonato.

  • Mira -dijo Lisa abriendo el portátil ya apoyado en mi mesa-, abro el explorer y me sale esto...

Ciertamente, lo que aparecía era una foto de un pedazo de mujer desnuda y que llevaba puesto un arnés con un pollón de goma enorme. Me quedé de piedra sin saber que hacer, aunque no perdía ojo de lo que veía. Era una de estas situaciones de vergüenza ajena en las que no querrías haber visto eso. Pero Lisa parecía muy tranquila...

  • Ves? -me dijo- Y entras a una página cualquiera y mira, ahí lo tienes, otra vez!

De nuevo otra fotografía de otra tía despampanante y tambien con un arnés y otra polla de goma.

  • Joer! Madre mía! -atiné a decir-

  • Esto... -corregí- pues si, parece que te han colado un virus?

  • Pues ya me dirás como!! -dijo altivamente Lisa-. Este portátil no sale de la oficina y mi casa! Vamos, que aparte de mi, la única persona que lo ha tocado alguna vez has sido tú.

  • Espera -repliqué-, esto se te puede haber colado visitando algun sitio malicioso, ehh!

  • No, porque yo aparte del trabajo no veo nada raro... cree el ladrón que todos son de su condición -me dijo.

  • Ehh? -pregunté incredulo sin saber a qué se refería.

  • Que te crees que no sé que ves guarradas aquí en la oficina.

  • Yo?? que dices?

  • Si es que encima no paras de mirar estas guarradas. -me dijo.

La verdad es que mientras esta conversación, la morena de la foto, con su polla de goma, seguía en pantalla y no podía evitar echar alguna mirada que otra.

  • O te crees que no sé que el otro día estuviste viendo páginas de tias en pelotas con pollas como estas?

  • Yo???? -pregunté incrédulo.

  • No lo niegues... que tengo pruebas.

En efecto, hacía unos días, en mis surfeos por la red, especialidad páginas de guarrillas, había visto fotos de esas. Lo que no acababa de comprender es cómo ella podía haberlo sabido. Nadie, aparte de mi, tiene el conocimiento en la empresa para poder ver esto y yo me guardo de que estas cosas queden con las menores pistas posibles.

De pronto recordé que Lisa estuvo en mi ordenador dos días atrás mirando no sé qué cosa de un disco compartido porque desde su ordenador no podía, o eso me dijo.

El caso es que en ese momento puse cara de "me han pillado" y Lisa lo captó a la perfección.

  • No hay mas que verte para saber que has estado viendo estas cosas en tu trabajo -me dijo-. Y claro, seguro que esto que hay en mi portátil me lo has puesto tu, por que son lo mismo que veías. O crees que no tengo pruebas?

  • Yo... perdona pero... de verdad que lo de tu portátil yo no lo he hecho, te lo juro -dije casi suplicado.

  • Pues no sé si el director pensará lo mismo, pero desde luego a mi no me convence -dijo mas altiva que nunca.

Me tenía completamente acorralado. Y no sólo es que hubiera visto porno en el trabajo, que sí, que me podría costar caro. El problema era que me hubieran visto viendo ese tipo de fotos. Mas de uno pensaria que me gustan esas cosas y claro... yo no soy del bando gay de la empresa. Esos al menos no me mirarian mal, o si? Al fin y al cabo eran mujeres, y con polla, aunque de goma.

  • Vaya con Emilíto... que cosas te gustan, eh?? -dijo ya Lisa viéndome vencido.

  • No... es que... -trataba de contestar

  • No lo niegues. Aqui hay de todo, ya sabes, pero que a ti te guste eso... Quién lo diría...

  • De verdad que no! -insistí.

  • Encima pretendes cachondearte de mi? -dijo con un mal gesto-. Sé lo que ves y si no te gustara no lo mirarías, o no?

No sabía que responder. Estaba como un boxeador noqueado a merced de sus golpes y como mucho podía cubrirme para no sufrir mas, ya que los golpes eran inevitables. Ella estaba sin embargo crecida, sabedora de su victoria y teníéndome así. Su gesto poco a poco fue cambiando del cabreo inicial a un gesto que definiría como pícaro.

  • Se me ocurre una cosa para dejar esto sin que tenga mayores repercusiones.

  • Puesss... tu dirás -respodí con incertidumbre.

  • Mira... de momento arréglame el portátil y mañana vienes a mi casa por la mañana por si tengo problemas a la hora de trabajar. Tus vicios te van a costar hacer horas extra... y gratis!

  • Vaaale -dije resignado.

  • Mira, mejor no. No te dejo el portátil que como eres un vicioso en vez de arreglarlo te vas a tirar lo que queda de día viendo estas guarradas. Mañana nos vemos y en mi casa lo arreglas.

Diciendo esto ultimo me lanzó una tarjeta de visita personal en la que figuraba su dirección y se dió la vuelta para salir de mi despacho. Justo cuando salía por la puerta, y sin girarse, dijo:

  • A las 8 en punto de la mañana. Que hay que trabajar!

Me quedé completamente descolocado. Menos mal que al fin todo podría resolverse jodiéndome un sabado, pero era lo mejor que podía pasar. Lo que no sabía era como ella podía tener pruebas.

Revisé el historial de mi navegador y... ahi estaba. Joder! Algún día que me había olvidado poner el modo de incognito y me habían pillado. Con el historial no era complicado saber que había visto. Y la cabrona de Lisa no parecía ser tan limitadita en estos temas como hacía creer.

Por supuesto, por si acaso, borré todo rastro de mis visitas a sitios no profesionales, vacié las cachés, borré historiales... en fin, esto no me podía volver a pasar.

Así finalizó mi jornada y me fuí para casa ya que al día siguiente, maldita sea, tenía que madrugar.

El sábado me levanté temprano, mucho antes de lo habitual en un sábado para ir a la dirección que Lisa me había dado y llegar a tiempo ya que tenía que ir a un barrio residencial a la otra parte de la ciudad y en transporte público tardaría mucho.

Pese a mis precauciones, llegué a su puerta a las 8:15. Se trataba de un adosado de dos plantas con un pequeño jardin anterior. Llamé al timbre de la verja exterior y oí un lacónico "Pasa" y acto seguido se abrió la puerta.

Entré y en pocos pasos había cruzado el jardin y subía los tres peldaños que me separaban de la puerta. Volvi a tocar el timbre y esta vez fue Lisa quien me abrió. El sábado, por lo visto, tocaba día desgarbado. Me recibió con un chandal que parecía de su padre, el pelo algo alborotado y unas zapatillas rosas ya desgastadas del uso. En cuanto al caracter... nada había cambiado.

  • Llegas tarde, lo sabes, no?

  • Si, perdona, el transporte publico. Por las mañanas los sábados hay menos -repliqué.

  • Y? -preguntó de forma muy seca y quedó expectante a mi respuesta.

  • No sé -contesté acobardado-, es que a estas horas no suelo utilizarlo.

  • Vaya figura que eres! Ademas de un guarro que ve fotos porno eres un vago!

  • Tampoco es para tanto -traté de decir.

  • Ya veremos... -dijo de un modo algo intrigante.

Me hizo que la siguiera hacia una estancia en la planta baja que estaba acondicionada como un despacho. Toda su casa estaba a la última en decoración y por lo que podía apreciar, todo de la mejor calidad. Lisa tenía pasta, estaba claro.

  • Ahí tienes el portátil, ve arreglando los problemas de ayer -dijo señalando a la mesa-. Mientras yo voy a cambiarme un poco.

La verdad es que falta la hacía. Tenía una pinta de descuidada que echaba para atrás. Lisa es una mujer atractiva, creo haberlo dicho ya, pero tal y como estaba, la líbido se te bajaba a los pies.

Yo me puse con el portátil para terminar pronto y salir de allí lo antes posible. La idea era pasar un antivirus y asegurarme que se podía conectar con la red de la empresa. Una vez logrado esto, supuse, ya me podría ir.

Tras encender el ordenador me pidió usuario y contraseña. En vez de entrar con sus credenciales entré con unas genéricas que tenemos para administrar los ordenadores en la empresa. Pasé un antivirus y no encontró nada extraño. Me conecté con la empresa y sin problemas... No podía ser, no pasaba nada extraño.

Antes de dar por concluido mi trabajo probé a entrar con su usuario y contraseña. Desde el perfil de administrador cambié su password y accedí a su cuenta.

Abrí el navegador por ver si pasaba lo del viernes y... Joder! salian fotos de una tipa en pelotas con un arnés que parecía una braga de cuero y un enorme pene de goma... pero la mujer en cuestion era Lisa!!!

Hay que reconocer que estaba buena la cabrona y me estaba empezando a poner cachondo y se notaba en mi entrepierna.

  • Mira que eres cerdo!!! -dijo un grito a mi espalda. Yo no me había dado cuenta de su presencia ahí.

  • No solo ves fotos porno sino que te permites poner en mi ordenador fotos con mi cara!! -continuó a grito pelado.

  • Oye, nooo -dije-. Esto estaba ahi!

  • Ya claro... -dijo Lisa casi volcándose sobre mi-. Encima mírate!!! Si estas empalmado, cabron!

  • Yo.. perdona, ha sido sin querer...

  • Si claro, esto no es lo que parece -dijo como imitando otras voces.

  • De veras que estaba ahi.

Mientras ocurria esto no me había dado cuenta del atuendo de Lisa. Iba enfundada en unos pantalones de cuero bastante ajustados, una camisa blanca muy ajustada que le marcaba las tetas de forma impresionante con un escotazo muy prometedor y unas botas altas con un tacón de vertigo.

  • O sea, que el cerdito este quiere verme con polla? -dijo volteando la silla y colocándome frente a ella-. Pues bien, si tu lo quieres... hasta las últimas consecuencias -sentenció.

  • Espera, Lisa, yo... -y por fín caí en como iba vestida y me quede embobado con la boca entreabierta mirándola.

Sin apenas darme cuenta, me agarró de la camisa y tiró de mi. Así remolcado me llevo hasta un cuarto contiguo al despacho en el que había un sofá amplio, arrojándome en el.

  • Vamos, desnúdate.

  • Pero Lisa, espera, de que va esto? -contesté.

Yo estaba desconcertado, aunque me dije a mi mismo "¿te estas escuchando, tio? ¿una tia así y te vas a hacer el estrecho?". Lisa tardó poco en sacarme de dudas.

  • ¿Que de qué va? ¿De lo que te gusta, no? De una tia con polla. Y ya me dirás que voy a hacer con ella?

  • Espera, espera, eso no me gusta -dije temiéndome que quisiera ponerse el arnés de la foto y usarlo conmigo.

  • Si no te gusta para que metes esas fotos en mi portátil? ¿Y hoy vienes y pones fotos de esas con mi cara? ¿Y te gusta mas que te echen de la empresa y yo te denuncie por acoso? Tengo pruebas mas que de sobra!!.

  • Eh!! -replique enfadado- que yo no he hecho nada!!

  • Eso es lo que tienes que hacer, nada. Y dejarme hacer a mi, y si no quieres, es sencillo, ya sabes...

Era una amenaza en toda regla y estaba claro que me tenía a su disposición. No me quedaba otra que ver como se iba a desarrollar la cosa.

  • Venga, coño! que te desnudes! no has oido antes? -dijo Lisa airada.

Comencé, ahora si, a desnudarme. La calentura se me había bajado por completo. En unos instantes estaba sin nada de ropa con Lisa enfrente de mi. Yo procuraba, muerto de vergüenza, no mirarla a la cara pero por el rabillo del ojo podía ver como ella buscaba que la mirase. Me quedé mirando al suelo pero la figura de sus piernas en esas botas tan propias de fetichistas y ver como mas arriba había una impresionante silueta de mujer me hizo ir levantando poco a poco la mirada, deteniéndome en sus tetas y llegando por fin al tan temido contacto visual. Su sonrisa expresaba triunfo, era evidente que estaba en un plano superior al mio y no era mas que un juguete para ella.

Lisa, todo hay que decirlo, estaba radiante. Estaba buena a rabiar. En otras circunstancias no hubiera dudado en lanzarme a ella pero había algo que me impedía moverme y solo me dejaba estar atento a lo que ella quisiera mandar.

  • Vaya con el cerdito... se está empalmando. Estoy segura que estarás recordando las fotos de antes, ¿verdad? ¿A que me imaginas con un consolador a puntito de abrirte el culo? Jaja. Seguro que si. No hay mas que ver lo excitado que estas.

Yo no atinaba a articular palabras. Desde luego que no quería que por mi virgen culo entrara nada pero dicho tal y como lo decía Lisa y recordando la imagen que ví antes, sonaba terriblemente excitante. Lisa seguía con su monólogo:

  • Ya sé!! Pero te crees muy machito, aunque sé que estas deseando verme con el consolador. A que si?

Yo dije un sí apenas audible.

  • Siiii -decía Lisa-, lo sabía. Pareces muy hombreton -dijo con voz que imitaba a la de un hombre- pero en definitiva lo que te gusta es un buen rabo, verdad?

Yo iba a negarlo pero al ver su cara, por miedo, no dije nada.

  • Te da vergüenza reconocerlo? Si, es eso. Te da vergüenza. Por eso ves esas páginas en secreto.

Lisa se volteó y cogió unos guantes negros que parecían de seda y se los puso. La hacían desde luego mas erótica aún. Cogió lo que me pareció una máscara negra con puntillas rosas alrededor y se dirigió hacia mi.

  • Ya sé que haremos. Te taparé los ojos y al no verte no te avergonzarás.

No opuse resistencia y sin moverme me tapó los ojos y ató la máscara. A partir de este momento no podía ver nada. La oí moverse en torno a mí. Iba y venía. A veces oía su respiración cerca y otros momentos no sabía si estaba allí o no.

Aunque no lo creais, esto me excitaba sobremanera. Es una sensación muy extraña pero al tiempo excitante.

De pronto noté una caricia sobre mi pecho. Primero una mano y después otra. Las manos se movían de arriba a abajo desde el cuello hasta la cintura pero sin llegar al publis. Una mano se desplazó a mi pierna. Noté como jugueteaba alrededor de la misma. El sentir la mano en la cara interior me puso a cien. Mientras, la otra mano acariciaba mi espalda bajando a veces a mis gluteos.

No sé exactamente que tiempo pudimos estar así ya que perdí completamente la noción del tiempo e incluso de donde estaba. Lisa seguiía en silencio supongo que disfrutando de su juguete y viendo como reaccionaba yo a cada una de sus caricias sobre todo cuando alguna de sus manos se aproximaba a zonas mas sensibles.

  • ¿Te gusta lo que te estoy haciendo?? -preguntó.

  • Ufff, me encanta! -respondí.

De pronto se separó y oí como se alejaba. Al instante se acercaba y lo único que percibía es un leve tintineo y un ligero olor a fresa. Lisa se colocó a mi espalda y cogiendome una muñeca noté como algo frio la aprisionaba. antes de darme tiempo a reaccionar, la otra muñeca estaba atada a la primera con lo que supuse que eran unas esposas.

  • Si la falta de vista te excita, verás ahora que estas indefenso... -dijo Lisa.

De nuevo sus manos recorrían mi cuerpo y las sensaciones eran si cabe mas excitantes al verme, como ella decía, sometido a su capricho. Estuvimos asi un rato mas en el que yo estaba entregado a sus caricias.

Lisa de repente subió sus manos a mis hombros y empujó hacia abajo teniéndome que poner de rodillas. No sabía que era lo que pretendía pero me dejé hacer.

Una vez así me dijo que abriera mi boca e inocentemente lo hice. Imaginé que iba a jugar con alguna fruta o algo así como habria visto en alguna pelicula. Pero no, lo que noté sobre los labios era algo caliente y con un sabor ligeramente parecido a fresas, pero no era fruta a juzgar por la temperatura. No sabía identificar que era y para averiguarlo pasé mi lengua alrededor sin identificar lo que fuera que tenía en la boca.

Noté de pronto que Lisa me pasaba una mano por detras de la cabeza y de un tirón me arrancó la mascara. La luz, muy fuerte y cegadora, hizo que cerrara los ojos, momento que aprovechó Lisa para empujarme hacia si.

Algo, no sabía que era, había invadido mi boca pero cuando pude abrir un poco los ojos me di cuenta que lo que tenía en la boca era, ni mas ni menos que una polla.

Pensé en un principio que se trataba de un consolador pero conforme pude ir acomodándome a la luz pude ver mejor lo que pasaba... y no podía ser! Que estaba pasando? Era Lisa? Lisa tenia pene???

Me apretó y no pude moverme. Ella sin embargo me embestía con fuerza.

  • Vamos, chupa. Cómetela toda. ¿No querías una tia con polla? Pues tu deseo se ha hecho realidad. Disfruta de una polla.

Yo no podía decir nada. Entre otras cosas, por que no salía de mi asombro. Lo único que podía hacer era comer polla y lo sorprendente es que seguía empalmado y no me estaba disgustando.

Poco a poco fui notando que Lisa me dejaba de retener la cabeza y yo seguí mamando hasta el momento que era yo el que, sin saber por qué, movía alante y atrás la cabeza.

  • Siii, asi, muy bien, cerdito -decía Lisa entre jadeos.

Miré hacia arriba y estaba espectacular. Con sus tetazas y su cara de placer. Miré de nuevo abajo y efectivamente tenia pene. No me lo llegaba a creer.

  • Como me estas poniendo -dijo Lisa mientras sacaba de mi boca su polla.

Por fin la pude ver al completo. Su pantalón de cuero algo bajado dejaba ver una polla no excesivamente grande pero de unos 15cm mas o menos que jamás imaginé que estuviera ahi, ya que el resto del cuerpo era el de una mujer muy atractiva y nada, incluso ni su voz, hacía presagiar lo que estaba viendo.

  • Pero tu... tienes... -dije balbucenado.

  • Si, y bien que te gusta -dijo señalando mi polla que seguía a tope.

  • Joer! -respondi- pero alguien en el trabajo lo sabe?

  • Y eso que mas da ahora? - dijo Lisa mientras me agarraba dándome la vuelta y acercándome al sofá.

Me dijo que me subiera y obediente lo hice. De un empujón me hizo caer cabeza abajo ya que mis manos seguían esposadas a mi espalda. Me temí lo peor ya que ella estaba completamente empalmada y se estaba colocando tras de mi.

Sin embargo noté como con la punta del dedo, húmedecida, comenzaba a hacer una leve presión.

  • No, por favor -dije suplicando.

  • Callate, que ademas de ser un cerdito tragón seguro que descubro la putita que llevas dentro.

Me tenía bastante bien sujeto por que de poco me valía tratar de liberarme y en cualquier caso la presión con su dedo no era doloroso.

Siguió jugando hasta tenerlo completamente dentro de mi y las sensaciones que tenía eran de cierto, como lo diría, gustito. Así estuvo un rato hasta que el dedo entraba y salia a placer. Y precisamente eso, placer, era lo que sentía por mas que trataba de reprimirlo.

¿Como era posible que estando esposado con un travesti que tenia su dedo en mi culo estuviera sintiendo placer y encima siguiera empalmado? Pues si, amigos, así era... y llegó un momento que mis resistencias se rompieron. Si, era placer y había que sentirlo y disfrutarlo, con lo que dejé de reprimir los incipientes gemidos que me apetecía dar.

  • No sabía que me ibas a ser tan puta -dijo Lisa.

De un dedo pasó a dos que al poco rato se acomodaban sin pudor en mi ano, que disfrutaba de esa nueva forma de placer. Un rato mas tarde Lisa sacó sus dedos y noté como algo mas grueso se apoyaba en mi entrada trasera.

Lisa empujó muy suavemente, lo justo para que mi ano, ya algo dilatado, se abriera. Dejo pasar un rato y empujó otro poco mas. De nuevo el mismo ritual que repitió tantas veces como fueron necesarias para poder notarme lleno hasta que por fin sentí como el pubis de Lisa chocaba contra mis gluteos.

Tras un tenso rato de espera, Lisa se retiró y al instante volvio a meterse. El ritmo de este mete y saca fue creciendo hasta que era de continuo. Yo no me reprimí y me puse a gemir, tal cual estaba sintiendo placer.

  • Vamos, cerdita, traga polla por este culito tragon.

  • Siiii, que gusto -contestaba yo excitado ante lo soez de sus palabras.

  • Verdad que te gusta? ya lo imaginaba...

  • Si que me gusta, dame mas!

  • Que puta eres, me encanta!

Lisa aumentaba el ritmo de sus embestidas y por veces casi paraba y volvía a la carga. Me estaba llevando al cielo sintiendome un muñeco enganchado a su polla. Ella también gemía cada vez mas intenso.

Calculo que diez minutos mas estuvimos con este frenético vaivén hasta que noté en mi interior como su polla se ponía algo mas dura. Acto seguido sentí que un liquido caliente me llenaba por dentro y yo, que estaba al 100% no me pude resistir y me corrí como no recordaba haberlo hecho nunca.

Lisa aguantó dentro de mi unos minutos mas de éxtasis hasta que saco su polla ya algo menos dura y me dejó caer de lado. Colocándose a mi lado, me ofreció su polla para comermela. Tan excitado estaba que ni me di cuenta que estaba empapada con su semen, el cual lamí y degusté a placer.

  • ¿Que tal se siente cuando satisfaces tus fantasías? -dijo Lisa de forma socarrona

  • ¿Mis fantasías? -respodí extrañado.

  • ¿Te crees que no sé que a veces has visto páginas de travestis?

Me quedé callado ya que era cierto que alguna vez había visto en el trabajo alguna página en la que una travesti enculaba a un tío.

  • ¿Y tu como lo sabes? -pregunté extrañado.

  • Yo sé muchas cosas -dijo Lisa segura de sí misma.

Comencé a sospechar que lo del virus de su ordenador no era sino una estratagema para haberme traido hasta esa situación. Lisa desde luego controlaba mas de lo que yo suponía de ordenadores.

  • ¿Lo del virus de tu ordenador ...? -pregunté

  • Desde luego, no pensé que me fuera tan fácil engañarte -dijo cortando mi pregunta.

  • ¿Por qué a mi? -dije.

Realmente me extrañaba que para estas cosas me hubiera elegido. No sólo no daba el perfil de quien le gustase esto y en cuanto a físico, hay en la empresa varios "guaperas", y yo no estoy entre ellos.

  • Por que te gusta, ¿o me he equivocado?

Ahí me tuve que callar, ya que había disfutado como pocas veces.

Lisa se apartó un poco, se levantó, recogió su pene y lo enfundó en su pantalón, y como si nada hubiera pasado, recobró la imagen femenina que tenía hasta un rato antes.

  • Ves? -me dijo señalando a una cámara-. Ni una palabra de lo que ha pasado aquí ni de lo que tengo entre las piernas o lo que han grabado las cámaras lo verá mucha gente, y no sólo de la empresa, sino en Moratalaz.

Me dejo asustado. Moratalaz es el barrio donde me crié y donde aún viven mis padres. Yo actualmente vivo en otro distrito y no sabía que nadie en la empresa conociera esto. Estoy seguro que además de saber por donde navegaba tenía muchos mas datos míos y sabía que si se divulgaban esos videos me podía complicar mucho la vida. Opté por dejarla hablar por si me daba alguna pista mas.

Pero Lisa no hizo mas referencias a esto. Por el contrario me lanzó mis ropas para que me vistiera y salió a su despacho. Volvió con el portátil en las manos y me lo enseñó al tiempo que cerraba un programa que era el que hacía que saliesen esas imágenes porno.

  • Ahora, con todo normal, ya puedo trabajar -dijo sonriente.

  • Era eso? -pregunté incrédulo.

  • Si, solo un programa... y te las has tragado, y vaya si tragabas -dijo cachondeándose de mi, señalando su entrepierna.

  • Pero por hoy -continuó diciendo Lisa- ya es bastante. Ya te puedes ir. El lunes nos vemos. Y recuerda, hoy no ha pasado nada aqui.

A los pocos minutos estaba en la calle completamente descolocado. Me acababan de desvirgar el ano y encima estaba contento. Algo de mí no lo entendía. Caminando me fui a la parada del autobus pensando en todo esto y sobre todo en como sería la jornada del lunes en la oficina con Lisa.

Continuará...