Linda

Por fin la chica recobro la conciencia, aunque aun de manera lenta.

LINDA

Por fin la chica recobro la conciencia, aunque aun de manera lenta. Lo último que recordaba era el camino de vuelta a casa después del trabajo como todos los días y de repente…, sintió desesperadamente que se asfixiaba y después todo oscuridad y silencio.

Intento moverse pero sintió un terrible pinchazo en sus hombros, sus brazos y sus piernas estaban agarrotados; hizo otro intento y un nuevo pinchazo la hizo desistir, estaba atada de pies y manos.

Algo no iba bien. La chica noto como sus músculos se tensaban por el miedo. Abrió los ojos y pudo ver que estaba tirada en un pequeño cuarto junto a cajas y muebles viejos. Su vestido de volante que había estrenado aquella misma mañana estaba completamente arrugado y uno de los tirantes estaba suelto. Roto. No tuvo tiempo para lamentarse demasiado por su situación, la puerta se abrió y entraron dos enormes sombras.

“¿Cómo se llama?” pregunto una de las ásperas voces de las sombras.

“No tengo ni idea”

“Es muy linda” dijo la primera voz, “eso es, para nosotros será Linda la putita”.

Enseguida las dos sombras la agarraron sin ninguna delicadeza por las axilas y la transportaron en volandas a otra habitación perfectamente iluminada.

“Esta deliciosa la putita” fue lo primero que Linda escucho cuando la volvieron a soltar. Una enorme mano se poso en uno de sus pechos y la muchacha noto como los largos y fuertes dedos de la mano se hundían en su carne dura pero tierna, haciéndola daño.

“Y vaya par de globos, esto si son tetas”.

Otras dos manos la agarraron al unísono de su melena rubia y de su cuello hasta que quedo de rodillas.

La chica miro delante de ella a los tres hombres, uno alto y delgado, de piel muy blanca que la miraba fijamente con unos ojos incrustados en una cara pequeña y fea, otro bastante más mayor y corpulento, más bien gordo, también de piel blanca. Y el tercero, un hombretón que casi llegaría a los dos metros, de una piel intensamente morena y una mirada despiadada que la recorría lentamente como una bestia repasaba a su presa.

El gordo se acerco a ella y volvió a agarrar su melena tirando de su cabeza hacia atrás. Linda soltó un lamento, solo podía ver el techo, blanco y lleno de manchas de humedades, sintió como desgarraban la parte delantera du su vestido; sobre sus pechos ahora solo cubiertos por el sostén, se posaron ansiosas unas manos que comenzaron a moverse con intensidad, haciendo endurecer la carne y los pezones muy a pesar de la chica que soltó un nuevo grito de suplica, pero la boca del gordo se poso sobre la suya introduciendo la lengua seguida de un chorro de saliva tibia y agria.

El hombre más grande, la bestia, se situó detrás de ella, terminando de arrancarla el vestido, dejándola solamente con su conjunto interior rosa de encaje que por la mañana se había puesto delante del protector espejos de su habitación

Ahora aquel momento estaba tan lejano para ella.

“Dejarla un momento” ordeno la voz de la bestia detrás de la joven. “Vamos levántate putita”. Linda se levanto lentamente envuelta en un lastimoso temblor; las enromes manos de la bestia rodearon su cintura hasta alcanzar su tripa apretándola contra él, contra su cuerpo musculoso e inamovible.

“Linda zorrita no te va a servir de nada lamentarte así que intenta comportarte como una auténtica hembra porque eres absolutamente nuestra”, los largos dedos de la bestia comenzaron a hurgar entre las redondas y duras nalgas de Linda, abriéndolas, recorriéndolas desde el rosado agujero del ano hasta el inicio de la suave cavidad de la vagina haciendo que la chica gimiese y abriese sus pierna instintivamente.

“Nos vas a complacer hasta hartarnos”. El dedo de la bestia termino hundiéndose en la húmeda y cálida cavidad del sexo de la joven mientras el hombre más joven, el más largo, agarraba el sostén y lo bajaba sin llegar a quitarlo, dejando los dos hermosos y blancos pechos de la chica parcialmente libres y comprimidos por el sujetador a medio quitar.

Los dedos hinchados del gordo se introdujeron dentro de la braguita por la parte delantera hasta que consiguió que uno de ellos penetrase en la vagina hasta rozarlo con el de la bestia, los dos dedos comenzaron a moverse rítmicamente provocando que comenzasen a manar flujos jugosos y calientes.

La joven sentía las fuertes envestidas de los dedos dentro de ella, arrancándola secos y dolorosos jadeos sin darla opción ni siquiera a protestar. Unos dientes engancharon su pezón derecho, apretándolo y tirando  de él con fuerza.

Noto algo de alivio cuando uno de los dedos abandono su sexo y los dientes soltaron de golpe su pezón dejándolo hinchado de manera dolorosa, pero enseguida noto como las dos manazas de la bestia presionaban sus hombros hasta hacerla arrodillarse nuevamente.

Unos torpes y nada delicados dedos, soltaron el sostén dejando los grandes pechos totalmente libres.

“Vaya tetazas” escucho Linda al tiempo que sentía dos sonoros cachetes en los laterales de sus pechos, “plass” “plass”.

“Como bailan tío, es demasiado”

El bestia recogió los restos del sostén y ato las manos de la chica por la espalda.

La muchacha contemplo casi inmóvil como el gordo y el largo se desnudaban ante ella sin dejar de mirarla. El primero fue el gordo, que sin ningún preámbulo, metió de golpe su pene corto pero grueso dentro de la boca de la chica.

“Aaagghuuf, ¡joder que gustazo!” bramo el hombre, “chupa puta, chupa”; continuo aullando sin dejar de mover su miembro que llenaba por completo la boca de Linda, mientras el largo golpeaba con su pene, mucho más largo que el del gordo, el pecho izquierdo de la chica que ya había alcanzado una considerable dureza.

El bestia se desnudaba lentamente detrás, contemplando como sus compañeros disfrutaban de aquel momento.

“Tío déjame a mi” gruño el largo, “yo también quiero que me la chupe”.

Pero el gordo no se aparto, manteniendo sus movimientos firmes en la boca de la chica. El miembro del largo, mucho más fino pero de una impresionante longitud y mucho mas fibroso, compitió con el del gordo por ocupar su lugar entre los labios de Linda, que sintió entonces como los dos penes estiraban sus flexibles labios intentando ocupar sus lugares, notando como la dureza de las dos puntas y luego los rugosos miembros, llegaban hasta casi su paladar, haciendo que su boca se llenase de saliva y comenzase a babear intensamente como un bebe.

Detrás suyo, la bestia se había desnudado de cintura para abajo y acariciaba su aparato mucho más grande que los de sus compañeros juntos, tanto en grosor como en longitud; como si de un enorme dedo se tratara, el bestia colocó su pene en el cuello de la joven y comenzó a frotarlo con una extraña delicadeza mientras sus amigos continuaban su lucha por conquistar la preciada boca.

“Me la voy a follar ya” dijo de pronto y con tranquilidad justo en el mismo momento que el gordo sacaba su pene envuelto en saliva de la boca y explotaba, el primer chorro de su semen pudo llegar  a los labios de la joven, pero los siguientes tan solo quedaron pegados al rosado glande formando gruesos goterones de un blanco amarillento.

“Joder que gustazo zorra”.

“Vamos ponerla de pie”, la voz de la bestia se irguió por encima de todos los presentes, “sujetarla por los brazos”.

“Pero él se ha corrido y yo aun no” protesto el largo.

“Pues hazlo en el suelo o esperas a que termine. Vamos levantarla”.

Entre los dos hombres pusieron de pie a Linda. La muchacha sollozaba y suplicaba débilmente cuando por fin tuvo su boca libre pero sus lamentos se perdían en la habitación sin ninguna atención.

El bestia contempló a su presa, el perfecto trasero de piel blanca, terso y aun cubierto con las finas braguitas rosas. “Plaff”. El tremendo cachete dado con su manaza abierta, hizo que la nalga izquierda de la chica enrojeciese al instante, “hermosa zorrita, vas a saber lo que es una buena polla”. Sus dedos anchos  pero hábiles, cogieron el elástico de las bragas y de un tirón seco las arranco de su posición, después paso sus dedos por el enrojecido sexo femenino.

“Uhumm estas calentita zorra”. El bestia cogió su miembro y lo paso por el estrecho canal que se abría entre los glúteos de la muchacha. Había dejado que aquellos dos perros salidos disfrutasen con la bella putita pero él iba a ser el primero en disfrutar de sus agujeros; puso sus manazas en los costados de la joven y la atrajo hacia él, haciendo que Linda quedase con su torso inclinado hacia delante y con sus piernas rectas y ligeramente abiertas, puso su glande entre los pliegues de la vagina que se había humedecido instintivamente durante toda la sesión, y empujo. El enorme miembro se abrió camino entre las estrechas y casi inexploradas paredes del interior de la muchacha que gimió notando como el pene la iba penetrando, lentamente pero sin parar; la bestia agarro con más fuerza las tiernas carnes y dio un último empujón consiguiendo introducir todo su pene dentro del sexo de la chica.

El largo y el gordo tuvieron que sujetar con algo más de fuerza a la joven que tensó todo su cuerpo cuando tuvo todo el pene dentro de ella, entonces la bestia comenzó a bombear, primero con movimientos vigorosos pero lentos que hacían que su pene disfrutase del extasioso roce de los pliegues de la vagina, pronto sus embestidas fueron ganando en intensidad.

El cuerpo de la chica se movía dócil entre los tres hombres. “¡Tío como se mueven las tetas¡ Joder qué gozada” exclamó el largo al tiempo que sus dedos apresaban uno de los hinchados pezones y tiraba de él, el gordo, algo más delicado, llevaba su boca al otro pecho sin soltar el brazo que le correspondía.

“¡Soltarla!” Bramo la bestia lleno de excitación. Los dos hombres le hicieron caso y Linda callo primero de rodillas sin que el hombretón que tenia detrás dejase de darla embestidas, después su cuerpo se inclino hasta apoyar la cabeza en el suelo. Entonces la bestia soltó un tremendo grito que hizo que sus dos lacayos retrocediesen un paso, dio dos fuertes pollazos y todo su cuerpo se vio envuelto en unos impresionantes espasmos al tiempo que soltaba chorros de semen dentro de la muchacha que jadeaba sin parar.

La bestia espero unos segundos, se relajo y sin decir palabra se levanto dejando a la muchacha en el suelo y retirándose fuera del cuarto. El gordo le siguió.

Pero el largo aún no había terminado. Mira a la joven, de su sexo rebosaban chorros brillantes de semen que resbalaba por sus muslos. Decidió mejor coger del pelo al chica hasta hacerla levantar su preciosa cara, mientras con su otra mano meneaba su pene con vigorosidad pegado a los labios de Linda, en pocos segundos, un potente chorro inundo la boca femenina, otro le siguió dentro de la boca, y los siguiente algo más flojos regaron la barbilla y los labios de la muchacha.

El largo soltó el pelo entre exagerados jadeos y se retiro detrás de sus compañeros.

Linda se quedo tendida, sollozando, pensando amargamente que tal vez aquello solo había sido el principio.

FIN