Lilith

Lilith, de Caja. Según antiguos mitos hebreos, antes de Eva fue Lilith, la más lujuriosa compañera de Adán.

El sexto día.

Dios cogió el barro de cerca de un arroyo y empezó a darle forma, había muchas criaturas que iban a cuatro patas, decidió que fuese bípedo y terrestre, las manos de Dios dieron forma a un musculoso adolescente de metro setenta y cinco, esa figura tenia que ser poderosa, viril, amable, cogió oro de Havila y lo tejió en forma de cabellos para colocarlos en su cabeza y dos zafiros en los ojos.

Entonces Dios juzgó a la figura y pensó que era buena, pero que no es bueno que el hombre esté solo.

Formó otra figura, sus formas no eran tan toscas ni bruscas como su anterior figura, el cuerpo de esa figura era bípedo, de formas más suaves y más curvadas, su cuello era largo y sensual, era más pequeña y menos musculosa que la anterior figura, pero su suavidad y sus formas la hacían hermosa, Dios cogió más barro y lo puso en el torso, dándole forma sus pechos, unos pechos grandes, suaves y sensuales, entonces Dios cogió el fuego y lo colocó en la cabeza de la figura, el fuego llegaba hasta las rodillas de la arcilla, pero no causaba efecto en ella, el señor terminó su segunda obra con dos piedras obsianas negras como la noche y se las colocó en los ojos y juzgó a la figura, decidiendo que También era buena.

Cogió aire y sopló a ambas figuras.

El barro se convirtió en carne, el oro y el fuego en pelo y las piedras en ojos.

Ambas figuras se convirtieron en hombre y mujer.

-ahora os llamaré Adán y Lilith, cuidad del Edén que es vuestro hogar,

y Dios se fue.

Ambos jóvenes se miraron, se sonrieron, parecían niños con el deseo de jugar, se fueron al río y se tiraban agua mutuamente, corrían por el edén cogidos de la mano.

Empezaron a usar el don que Lucifer odiaba, el de poner nombres, nombraron al perro, al lobo, la oveja, la abeja, el gato, también a los árboles y las piedras.

Adán cuidaba de las ovejas y las vacas mientras que Lilith recogía la fruta de los árboles.

Cuando Adán fue a buscar a Lilith, vio que ella estaba acariciando una serpiente.

Los anillos de la bestia envolvían el cuerpo desnudo de la chica de cabellos rojos y rizados, la joven acariciaba la cabeza del animal y la acercó a sus labios de rubí.

Besándolo en su boca donde estaba la lengua viperina, mirando sus ojos, hipnotizando a la bestia con su sensual mirada, la serpiente se sometía a la belleza de Lilith y acariciaba su suave piel con su cabeza mientras que Lilith la acariciaba.

Adán miraba el sensual espectáculo, su verga aumentaba de tamaño ante esas estimulantes visiones, Lilith miró a Adán y su verga y se asustó, lentamente la serpiente se desenroscaba de ella sin dejar de rozarse a su piel, lentamente Lilith se acercó a Adán y se arrodilló para ver la entrepierna erecta del muchacho, al tocarla de forma temerosa, el muchacho lanzó un suspiro de placer, Lilith, miró a Adán y este la miraba deseoso, la inocente mujer siguió acariciando, más fuerte, pero con suavidad, le parecía graciosa la cara de placer del chico, siguió acariciando enérgicamente la entrepierna del chico riéndose de la graciosa cara de gozo del chico, hasta que Adán eyaculó en la cara de Lilith.

Esta se sorprendió ante ese nuevo liquido, tenia un olor y un tacto extraños ¿seria bueno? Pasó su dedo por su rostro manchado y recogió todo el fluido que pudo para metérselo en la boca, le encantó ese sabor, entonces abrió su boca y engulló la verga de Adán.

Adán acariciaba los cabellos de Lilith notando el placer que le daba su compañera, notaba como su verga sé hacia más y más grande.

Apartó a Lilith y la tumbó en el suelo, Lilith ignoraba el motivo, pero Adán notaba que quería estar junto a su compañera, no, no junto, unido.

Lilith estaba temerosa, Adán se acercaba a ella con una mirada atenta, como si quisiera algo, en ese momento, notaba como Adán entraba en la cueva de Lilith, abriéndose camino.

Lilith notaba algo extraño cuando Adán se metió dentro de ella, notando el calor de su compañero, notando como la sensación de placer la estimulaba.

Adán también sentía placer, el interior de Lilith era cálido, suave y placentero, cuando no pudo meter más retiraba su verga para metérsela de nuevo, poco a poco, Adán se movía más y más rápido, Lilith, poseída por el gozo, rodeó con sus brazos y sus piernas a Adán, como si no quisiera separarse de el, como si no quisiera que acabara.

La respiración de los jóvenes se aceleraba al igual que sus hermosos cuerpos se empapaban de sudor mientras sus miradas se cruzaban con más y más deseo.

Ambos llegaron al éxtasis, Adán sembró dentro de Lilith y esta recibió su simiente, ambos recobraron la respiración tumbados y abrazados. Los siguientes días fueron los más felices para la pareja, de día cuidaban del Edén, de noche, retozaban disfrutando del calor mutuo, pero a medida que pasaba el tiempo, Lilith pensaba que la posición de ella debajo de el no era justa, ellos fueron creados de la misma arcilla y al mismo día ¿y sí?.

Al caer la noche, Adán sintió deseos de estar con Lilith, pero cuando iba a tumbarla, ella le propuso otra, el tumbado mientras ella lo cabalgaba.

Esa idea escandalizó a Adán, que decía que Lilith debería estar debajo de el, que él debería tener el control.

Lilith se sintió herida y decepcionada por esas palabras, pero sus uñas rozaron suavemente la piel de Adán mientras le decía lo cómodo que él estaría, lo bien que le vería sus senos y el indescriptible placer que sentirían.

Pero Adán se negó, su orgullo era muy superior a su deseo carnal, la pareja discutió, antes hablando fuerte, luego alzando la voz para después gritar, ante la inutilidad de hacer cambiar de padecer a Adán, Lilith se alejó del sitio y durmió sola, tumbándose boca arriba sobre sus cabellos de fuego.

¿Por qué no quiere entender que somos iguales? Pensaba la joven mientras miraba las estrellas, su cuerpo deseaba placer, pero no lo haría con Adán, al menos hasta que entre en razón, empezó a palpar sus pechos, ¿es un símbolo de inferioridad estos senos? No, mas bien me hacen bella, bonita, Adán disfrutaba acariciándolos.

Sus manos acariciaban sus montes sexuales, acariciaban la punta de sus pezones erectos, los subió hasta su boca y empezó a lamérselos, su sabor era bueno, la sensación era mejor, sus manos bajaban hacia su vientre, plano, suave, femenino, lentamente sus dedos acariciaban el escaso vello rojizo de su concha, suave, agradable, sensual, sus sensuales y hermosos dedos empezaron a tocar la concha de Lilith, recorrían aquellos labios vaginales con sensualidad mientras sentía como pequeñas sensaciones de placer recorrían su cuerpo, los dedos exploraron la entrada de su feminidad hasta encontrar un pequeño bulto que ella llamaba clítoris, ella sentía más placer si se estimulaba ese botón, los traviesos dedos, lentamente explora partes de su ser que ella no conocía, poco a poco su respiración aumentaba mientras Sus labios de rubí salían y entraba el aire de sus suspiros de forma lenta y acompasada como si el aire quisiera copular con ella.

Inconscientemente, la joven dirigió su mano libre a uno de sus pechos, acariciando su pezón con sus dedos, estaba cada vez más excitada, como las noches en las que compartía lecho con Adán.

Su piel estaba cada vez más cálida, su cuerpo más húmedo por el sudor, sentía que ella llegaba, que el clímax se acercaba.

Lilith se convulsionaba por el placer, sentía su concha desbordarse como un río, debido al inmenso placer, quedó agotada y se durmió.

Los días siguientes parecían más tensos, Adán, todavía se negaba a cambiar de posición, Lilith, había decidido no solo demostrarle que son iguales, sino que ella era superior a el.

Durante el reparto de las tareas, Lilith le impuso a Adán tareas complicadas haciéndole pensar que eran fáciles.

Quedaron que ella dirigiría el rebaño de ovejas mientras que Adán recogía miel.

Lilith, había domesticado al perro para poder hacer su tarea más fácil y más rápida, pero Adán, confiado que unos insectos no impedirían que cogiese el alimento que por derecho divino merece, más de una ocasión fracasó y se llevó picaduras.

Lo que más le dolía a Adán eran las risas que soltaba Lilith cada vez que fracasaba, eso ofendía a Adán, según él, estaba hecho a imagen y semejanza de Dios, ¿cómo osaba reírse? ¿Cómo es que él fracasaba? Pero había algo agradable en esa risa.

Otro día, quedaron que Lilith ordeñaría a la vaca mientras que Adán pescaba.

Lilith acarició las urbes de la vaca con sus manos mientras la hablaba, sus manos sacaban con suavidad la leche que les alimentaría, Adán, intentaba pescar con sus manos, pero los peces eran demasiado rápidos para él, Lilith le decía a la vaca en el oído que ella, no, todas las hembras del edén eran la piedra angular del paraíso y criticaba los defectos de Adán entre risas de complicidad.

Cuando terminó de sacar la leche, vio a Adán y se sorprendió de que no pescase ni un solo pez, esperaba que cogiese uno chiquito para reírse de su hazaña, pero ni eso pescó, Lilith no tenia ganas de bromear, quería comer, cogió una vara, ató una piedra filosa en ella y creó un rudimentario arpón, se acercó donde Adán y le pidió que se apartara.

Adán vio como Lilith pescaba cinco peces en una hora cuando él durante toda la mañana no pudo pescar ni uno, aquel día la comida tuvo un sabor amargo para el muchacho.

Al caer la noche, Lilith le preguntó a Adán si podía ponerse encima alegando que hizo mejor los trabajos de la pareja, Adán sentía que ese acto era lo único que le quedaba, si se dejaba someter por ella en la unión, ¿qué le quedaría?.

Al oír la negativa de Adán, Lilith se sintió disgustada, pero pensó en conseguirlo poco a poco, decidió ponerse a cuatro patas para él mostrándole su sensual trasero, Adán notaba como su deseo crecía, pero ¿esa postura es la correcta? Cierto que los animales la practican y el macho estaba a mayor altura, decidió saciar los deseos de Lilith.

Pero Adán fue torpe al penetrar a la muchacha, pensando que su ano era el agujero correcto, empujó con fuerza.

Lilith sentía dolor, pero se contuvo solo por curiosidad ¿si en el agujero de delante sentía placer? ¿Por qué no en el de detrás? Adán no se explicaba porque le costaba tanto hundir su verga dentro de Lilith, la cual, sentía como si la reventasen, lloraba por el dolor, estaba a punto de decir que parada cuando poco a poco su esfínter se aflojó, ya estaba cesando el dolor, notaba un hermoso placer que no había experimentado antes, mientras Adán, tal vez por su frustración con Lilith, bombeó con fuerza y rabia, la joven notaba como su esfínter se desgarraba, pero no opuso resistencia o queja.

Ambos llegaron al orgasmo, Adán se tumbó sobre la espalda de Lilith agotado mientras que la pelirroja recuperaba el aliento por el resultado de su curiosidad.

Durante unos días parecía que todo iba bien.

Pero nada dura. Las discusiones volvieron, frustración, decepción, todo por la negativa de Adán ante los deseos sexuales de Lilith.

Dios apareció y escuchó a los jóvenes que prácticamente dormían separados.

Dios se dirigió a Lilith y le dijo que le diese otra oportunidad, que él era un buen muchacho.

¡¿Buen muchacho?! Ese pensamiento llenó de rencor a Lilith que abandonó el lugar sin mostrar respeto al señor. Dios se sintió preocupado, Lilith era una mujer orgullosa, rebelde e independiente, pero él podría doblegarla con sus poderes divinos, solo que había una cosa que lo impedía.

Que él opinaba que ese carácter era su mejor atractivo, mucho más atractivo que su bello cuerpo.

Lilith no podía creer que Dios se pusiera a favor de Adán, él es débil, torpe, engreído y posesivo, cierto que su verga es divertida, pero odiaba su carácter, lo odiaba, en sus pensamientos estaba el deseo de que la mente de Adán desapareciera y solo quedase su cuerpo dispuesto a obedecerle y darle placer, se dirigió a la cascada para ducharse, el agua caía con fuerza sobre su cabeza, pero Lilith lo deseaba así, quería olvidar ese mal trago, en ese momento oyó un ruido de hojas, los ojos de Lilith miraron en esa dirección.

Era Adán, la observaba en la distancia.

Lilith sonrió, tanto decir que ella era la que tenia que someterse, pero al final es Adán el que vuelve, atraído por el poder de su belleza, su orgullo no le permitirá estar junto a ella, pero su deseo de poseerla le consume.

Lilith decidió divertirse un poco.

Se acarició los pechos con suavidad y dulzura, como su los limpiase con el agua, pero sus sensuales dedos acariciaban con dulzura, con deseo, dándose placer a sí misma.

Adán la miraba y su miembro se levantó exigiendo penetrarla.

Las manos de Lilith recorrieron su abdomen y sus caderas recorriendo ese hermoso cuerpo femenino, acariciando de forma picante su vello pubico.

Adán no quería acercarse a Lilith, pero su deseo le quemaba.

Empezó a tocarse su dura y larga verga necesitaba placer, un placer negado que tenia que ser sustituido, sus manos acariciaban la dureza con lentitud, mientras miraba como Lilith empezaba a acariciar su concha con sus dedos.

Lilith sentía más placer que nunca, no solo por sus dedos, sino porque se sentía observada, observada por alguien que sé autosatisfacia mirándola, en cierto modo le gustaba eso, su rostro se sonrojó, pero siguió acariciándose, mientras sus dedos exploraban su feminidad, el agua de la cascada recorría su piel de nácar, recorriendo cada centímetro de aquella hermosa criatura, los dedos de Lilith se movían más rápido, el placer la consumía, su boca abierta con esos labios de rubí lanzaban gemidos de gozo, en ese momento gritó, se convulsionó y cayó de rodillas mientras que Adán disparó su simiente en el aire.

La relación parecía ir mal, mejor dicho iba mal ambos jóvenes no darían el brazo a torcer ¿qué fue del amor de esos días?.

Lilith parecía estar jugando con los sentimientos de Adán, dejó de hacer las tareas y criticar todo lo que él hacia.

Esa noche, Adán decidió domarla, mientras Lilith dormía, Adán la observó, parte con odio, parte con pasión, se puso encima de ella, podía notar su sensual aroma, lentamente separó las piernas de la joven y apuntó su masculinidad hacia la feminidad de Lilith, de repente, la joven, abrió los ojos.

El forcejeo fue largo y duro, pero Adán era más fuerte, había conseguido inmovilizarla, ahora iba a hacerla suya, pero de repente, Lilith gritó, gritó una palabra que no debía ser pronunciada.

El nombre de Dios.

Lilith se elevó por el aire y se fue del Edén

Adán se quedó solo.

Lilith sentía el calor del desierto y el frío de la noche sobre su desnuda piel, pero era feliz, por fin se había librado de Adán, ella prefería mil veces la soledad en el infierno que el paraíso en la compañía de Adán.

Tres ángeles se le aparecieron pidiendo que regresara al paraíso.

Ella les dijo que no podía regresar, porque cometió pecado mortal.

Los ángeles le insistieron con firmeza.

Pero ella no quería saber nada de Adán.

Pasó un año entero y Adán se sentía triste, cierto que Lilith era rebelde y maleducada.

Pero echaba de menos su sonrisa.

Su forma de reír

Su tacto y su olor

Sus conversaciones

Sentía que el paraíso, no era el mismo sin ella

Dios lo observó con tristeza, sabia que la soledad era mala para Adán.

Una luz divina lo iluminó, hundiéndolo en un profundo sueño.

Dios le sacó dos costillas y empezó a manipular su forma.

Se creó un esqueleto.

Luego sus órganos.

Sus músculos.

Al final, la piel y el pelo.

Adán despertó por unas dulces caricias, lloró emocionado pensando que era Lilith.

Lo que encontró era una joven rubia, de intensos ojos azules que le besó en los labios.

Una mujer que era carne de la carne de Adán, por lo tanto, ligada a el, sumisa a el, enamorada de el.

Lilith decidió ver si Adán había reflexionado sobre sus actos y se dirigió al paraíso.

Al entrar en él, se dirigió en el sitio donde solían acampar.

Lo que vio le rompió el corazón.

Observó a Adán penetrando a una mujer llamada Eva, sus bombeos eran correspondidos por los jadeos de la fémina, una femina con gran parecido al joven.

Los hermosos senos de Eva bailaban al compás del vigor de Adán.

Cuando terminó dentro de ella, la joven le dedicó unas palabras amorosas.

Los celos empezaban a florecer en el corazón de Lilith.

La primera esposa de Adán observó a Eva, no se separaba de su hombre, le parecía raro, cualquier cosa que él hacia a Eva le parecía bien y si Adán se equivocaba, Eva la consolaba.

Lilith vio su arpón que fue hecho astillas para calentar el fuego, vio como la pareja era perfecta.

Entonces lo comprendió.

Ella había sido reemplazada y olvidada, con los ojos llenos de lagrimas abandonó el paraíso, caminando sin rumbo.

Ya no tenia deseos de vivir al haber visto que era ella para los demás.

Encontró una cueva en la que habitaban demonios, seres deformes y terroríficos que amenazaron con torturarla hasta su fin.

Lilith, los vio, abrazó a uno de ellos y empezó a acariciar su verga.

Hubo un gran revuelo en el infierno, Satanás, cuyo nombre en hebreo significaba "el enemigo" salió a ver que pasaba.

No era un demonio como los demás, no poseía cuernos, ni cola, ni alas de murciélago, era un ángel caído, uno de los desterrados por Dios, sus alas de pájaro, negras como la noche sin luna ni estrellas, mostraban heridas curadas de una rebelión que él encabezó, de hecho, gran parte de los demonios se estaban lamiendo las heridas por la gran derrota que habían sufrido.

Una derrota debido a una rebelión, el tercio de todos los ángeles se había sublevado por el mero motivo de que Dios daba favoritismos a los hombres, Satanás le preguntó que tenían ellos que los ángeles no tenían.

El señor le dijo, la capacidad de nombrar cosas nuevas, una capacidad que no tenían los ángeles.

Satanás sentía que se burlaba de el, planeó cuidadosamente una rebelión, una revolución que llevó la guerra a los cielos.

Una revolución que fracasó.

Cuando salió de la cueva veía algo insólito, varios demonios agotados, montado en cólera iluminó sus ojos que estaban tras un yelmo abollado y varios demonios fueron desintegrados.

Entonces vio a Lilith, estaba sobre un demonio que estaba agotado mientras que Lilith, por su deseo de olvidar no paraba de copular con cuantos demonios se presentaran.

¡¿Una humana venciendo a mis huestes?! Pensaba Satanás, que inmediatamente sospechaba que Dios la había enviado para mofarse de el, sus ojos se iluminaron para destruirla, pero al ver la mirada obsiana de Lilith, vio su tristeza, su sensación de haber sido traicionada, no lanzó su mirada de muerte, aquella chica, le recordaba mucho a el, se acercó a la humana, ella le miró y se lanzó a abrazarle, pero el poder de Satanás la detuvo, le miró a sus ojos y lo vio, toda su vida, creada para ser reemplazada como Satanás fue creado para ser reemplazado, la llevó a sus aposentos mientras que los demonios supervivientes de la entrada luchaban por recuperar el aliento.

Satanás decidió hablar con Lilith, esta le explicó al ángel caído lo que ya sabia, pero a Lilith le servia para descargar su tristeza, sacar toda su angustia, al terminar su historia, se abrazó al ángel caído sin importarle su naturaleza, Satanás le respondió abrazándola con sus alas mientras la joven lloraba sobre su pecho hasta dormirse.

Al día siguiente, Lilith se despertó nunca había dormido en un sitio tan cómodo, acarició las cálidas plumas en donde estaba durmiendo, entonces lo supo ¡estaba en el infierno! Y vio que las plumas formaban una gigantesca ala perteneciente a Satanás, el temor se apoderó de ella, pero también la curiosidad, sus temblorosas manos se acercaban al terrorífico yelmo del ángel caído que dormía plácidamente, las sensuales manos de la fémina manipulaban el terrorífico yelmo que vivió mil batallas de imposible imaginación.

Lentamente, Lilith retiró el yelmo que cubría el rostro de Satán.

Entonces lo vio, era un ser hermoso, el más hermoso que había visto nunca, Lilith no pudo resistir a la tentación de acariciar su hermosa piel, suave como la de un recién nacido, sin ninguna imperfección, acarició su cuerpo despojándole con suavidad su armadura, descubriendo un torso musculoso y hermoso.

Lilith se excitaba ante la visión.

Siguió desnudando al poderoso ángel caído hasta dejar su verga al descubierto.

Lilith tenia miedo, si el ángel se despertaba podría destruirla fácilmente.

Pero el deseo era mayor.

Los pechos de Lilith acariciaron la verga del ángel caído, verga que reaccionó con rapidez mostrando una monstruosa erección.

Lilith la miró asombrada, nunca vio nada tan majestuoso ¿le dolería?, No podía evitar tocar esa cosa tan magnifica, acarició el tallo con sus manos y sus senos, el calor del órgano del ángel era agradable, su olor era mejor, su sabor era delicioso, Lilith metió la punta de la verga dentro de su boca y empezó a masajearla con su lengua, le dio muchas ganas, su tacto era agradable y su sabor exquisito.

Lilith apenas tenia fuerzas debido a la intensa felación, pero el ángel caído no había eyaculado aún, debía ser muy resistente ese ángel o ella lo hacia muy mal, decidió levantarse y sentir como esa lanza del placer la penetraba.

Pero al ver a Satanás sintió una sensación de maternidad, el cuerpo del ángel caído parecía un joven recién salido de la adolescencia, con la inocencia de un niño.

Pero Lilith hundió la verga dentro de ella, Satanás mostraba pequeños jadeos a medida que se hundía su carne dentro de la chica, la joven empezó a moverse lentamente para no despertar al ángel caído, le parecía tan lindo durmiendo, su interior ardía de deseo como un volcán, poco a poco se movía a gran velocidad, el placer ofuscaba su mente, no vio como Satanás se despertaba y agarraba los pechos de Lilith con pasión y dulzura mientras jadeaba.

Mujer y ángel copulaban como si el fin del mundo estuviera cerca, a medida que Satanás llegaba al orgasmo, extendía sus enormes alas negras, Lilith notaba como su cuerpo se llenaba de gozo.

Ambos gritaron, Lilith notó la esencia de Satán llenándola, agotada, cayó sobre el cuerpo de Satanás que le abrazó con sus brazos y sus alas, Lilith notaba que en ese lugar donde el mal imperaba había encontrado el amor.

Entonces Satanás le dijo su verdadero nombre

Lucifer, el primer ángel.

Los demonios y demás ángeles caídos miraban con cierto recelo a Lilith, la mujer sentía que Lucifer era su media naranja, un día Lucifer le propuso un paseo muy especial.

Ambos caminaron, pero en un tramo Lucifer la detuvo y la abrazó desde su espalda.

Sus alas se abrieron y empezaron a batir.

Lilith vio como se alejaban de la tierra y emprendieron el vuelo, sentía una sensación de Libertad.

La joven notó algo que crecía en su trasero, Lucifer sentía deseos de estar dentro de ella.

Ella agarró la verga y la metió dentro de ella.

En pleno vuelo, Lilith sentía los bombeos de Lucifer, que la gozaba con ganas.

El aire golpeando su hermoso cuerpo, la carne de Lucifer invadiendo su feminidad.

Era la primera vez que Lilith gozaba de esa manera, sentía que había ganado mucho más yéndose del Edén.

Se elevaron alto, muy alto, a medida que se elevaban, los bombeos se hacían más y más fuertes y el gozo fue mayor.

A miles de metros de altura, ambos jóvenes explotaron en un orgasmo.

Al volver a tierra, Lilith le preguntó a Lucifer porque no atacó antes al Edén.

Este le respondió que ningún demonio o ángel caído podría atravesar la barrera divina que lo rodeaba, alcanzar a la pareja humana era imposible.

Lilith se abrazó a Lucifer mientras pensaba como contentar a su amor.

Cuando todos los demonios y ángeles caídos durmieron, Lilith abandonó el infierno y se dirigió al Edén, no sin antes dar un beso en los labios de su amado.

Sus pasos la llevaron a su antiguo hogar, el Edén.

Se encontró con una serpiente, le encantaba rodear su cuerpo con los anillos del reptil.

Le preguntó dónde estaba la pareja.

Ambos se dirigieron a donde dormía la pareja, seria tan fácil matarles, pero la mente de Lilith era más fría, quería que sufriesen.

Despertó a Eva con un beso.

Ella casi gritaba, pero Lilith se lo impidió, con palabras amables y amorosas se llevó a Eva lejos de Adán.

Ambas llegaron al árbol de la ciencia, un árbol prohibido para los humanos.

Puso a Eva de espaldas al árbol y la miró.

Que ojos tan dulces, que labios tan apetecibles, que cuerpo tan hermoso.

Lilith besó los labios de Eva, la joven de cabellos dorados se asustó en un principio, pero al sentir el placer de los labios de Lilith, de sus pechos acariciando los suyos y de la pierna de la pelirroja acariciando la concha de la rubia, cesó su resistencia.

Lilith apartó los cabellos de Eva para descubrir su cuello, en sé mismo momento se lo lamía y chupeteaba.

Su sabor femenino la excitaba de sobremanera y Eva empezaba a humedecerse.

La pelirroja mordió el cuello con fuerza provocando una herida que manaba sangre, Lilith lamió esa herida y besó a Eva haciéndole saborear la sangre que quedaba en su boca.

Los labios de Lilith bajaron y bajaron hasta los pechos de Eva mientras sus sensuales manos bajaban hasta la cola de la rubia.

Eva acariciaba los cabellos rojos de Lilith, disfrutando de la lengua de la pelirroja mientras era penetrada analmente por los dedos de la primera mujer.

Eva empezó a temblar, le estaba viniendo un orgasmo muy rico.

Lilith abandonó los pechos de Eva para beber de ese néctar, los ojos de la rubia miraban al cielo con gozo.

La pelirroja hundía más y más su lengua dentro de la rubia, saboreando cada parte intima de aquella feminidad.

Eva se vino otra vez, las mieles de la femina fueron saboreadas rápidamente por Lilith.

Eva cayó de rodillas, agotada, Lilith pensó que era tiempo para poner en marcha su plan.

Agarró una manzana del árbol de la ciencia.

Pero Eva le agarró las piernas.

Lilith pensaba que la estaba capturando, pero notó los dedos de Eva acariciando suavemente su concha.

La pelirroja notaba el placer en esos inocentes dedos, la tumbó boca arriba.

Se arrodilló encima de su careta de ángel y Eva empezó a saborear la concha que Lilith le ofrecía.

Mientras tanto, Lilith acercaba sus manos a la concha de Eva y empezó a penetrarla digitalmente.

La lengua de Eva se hundía más y más dentro de Lilith, al igual que los dedos de Lilith dentro de Eva.

Ambas feminas sentían que el placer las llenaba cada vez más.

Entonces Lilith se levantó y se tumbó delante de Eva, se acercó a ella para acariciar su concha con la suya.

Ambas frotaron sus feminidades, cada vez con más fuerza, hasta que ambas gritaron por el clímax.

Ambas se abrazaron, Eva sentía que se estaba enamorando de aquella extraña.

Entonces Lilith le mostró la manzana y le dijo que si la tomaba con ella, serian inmortales y bellas, ambas estarían juntas para siempre.

Eva, ofuscada por el amor, mordió la manzana al mismo tiempo que Lilith, era deliciosa, seguro que a Adán le gustaría.

Eva le pidió a Lilith que la esperase, que tenia que hacer una cosa.

Lilith se fue.

Eva convenció a Adán que probase la manzana, en cuanto Adán la probó, se abrieron los cielos y Dios les reprendió.

Lilith vio con una sonrisa diabólica como la pareja se iba, Eva no dijo nada sobre Lilith, sentía que no era mala persona y que era suficiente que ella y Adán sufrieran castigo, que al menos ella disfrutase del paraíso.

Lilith no solo le había destruido su felicidad, también le robó el corazón.

La pelirroja regresó al infierno, los demonios y ángeles caídos ya no la miraban con recelo, sino con admiración, delante de la pelirroja estaba Lucifer, que extendió su ala derecha.

Lilith se acercó y se sentó a su lado, en ese momento el ala se cerró en torno a ella de forma dulce y afectuosa.

Pasaron los años y Lilith concibió una nueva clase de demonios

Los lilim.