Lilim - 6. Vida Cotidiana
Incluso cuando mi vida parece por fin absolutamente tranquila sin que nada anormal enturbie el horizonte, tiene que aparecer algún gilipollas amenazante a soltar eso tan socorrido de no sabes con quien estas hablando...
6. Vida Cotidiana
El numerito de la Rubita con su estelar apertura de puerta cuando llamó la policía, tuvo sus consecuencias, aunque en aquel momento lo viese quizá más como una anécdota divertida que como el problemón que por ello se me termino viniendo encima. Como sería la cosa, que por culpa de todo ello termine comprándome un coche, y no precisamente lo que pensaba que haría, sino uno de esos tan vendidos y denostados por otros, SUV, eso sí, con tracción 4x4, todo ello con la animosa intención de, llegado el caso de necesidad, poder deshacerme de forma segura de “los cadáveres”. Para esto lo mismo alguno pensaría que mejor me hubiese comprado un Todo Terreno, pero preferí la opción del coche que más se vendía y se veía por las carreteras, además en el color más habitual vendido, con el mayor parecido también al modelo 4x2 para que llamase la atención lo menor posible. Además del coche, me hice también con un pequeño taller en un polígono cercano, para poder fabricarme personalmente algo de material desechable con el que poder… “defenderme” de forma eficaz y sin dejar ninguna rastro tras de mí. Pero todo eso vendría después, bastante después de solucionar mi primer problema, la junta de vecinos en la que trataban de “expulsarme” por tener un comportamiento “aberrante” según alguno de mis queridos y nada apreciados vecinos…
Dos de mis queridos vecinos pusieron el grito en el cielo tras la exhibición de mi querida diosa sexual Nórdica, también reconozco que mi aparición por detrás suya en las mismas circunstancias no es que ayudase mucho tampoco. Del primer intento en junta general mancomunaría para echarme de ambos cafres no llegue a enterarme hasta después de solucionarse ese problema, por suerte, en la reunión de presidentes les dejaron a los dos claro que era un problema puntual de nuestro portal, no de la mancomunidad. El siguiente intento, y del que tampoco me entere a tiempo, fue en junta de nuestro portal, pero para su desgracia no hubo Quorum. De la segunda intentona sí que me entere, y para más inri, fue precisamente mi presencia en la junta lo que proporciono el Quorum necesario para que sus peticiones pudiesen salir adelante. Por fortuna para mí, mi estancia en ese edificio en el poco tiempo que llevaba, no había sido de completo aislamiento, ya que más de una vez cuando regresaba a casa, me había encontrado con mis dos vecinas del piso de arriba, justo el que está encima del mío, Doña Encarna y Doña Puri. Por suerte para mí, yo a ambas les caía bien, y los dos cara vinagre que tenía enfrente, no.
El problema del Quorum en esta mancomunidad, es que como los portales eran pares, el presidente de la mancomunidad tenia lo que llamaban “voto de calidad” en caso de un empate, pero únicamente en dicha circunstancia, y el quorum aquí se alcanzaba con tan solo la mitad de los posibles votos, algo que luego también se transcribió a las normas propias de cada comunidad de vecinos. Para desgracia del Sr. Lorenzo, presidente de nuestra comunidad, vecino de puerta mío y uno de los dos cara vinagre, se dio una circunstancia que salió a relucir durante la reunión que no era conocida, y que supuso una desagradable sorpresa para los dos “amigos”. Mis dos queridas y ancianas vecinas vivían juntas en la misma casa, en el cuarto piso, lo que no sabía o no parecía saber nadie, es que de las tres puertas de su descansillo, la del piso central que supuestamente estaba deshabitado, les pertenecía a ambas, por lo que tenían dos votos, anulando de ese modo el voto de calidad del presidente, al quedar votos impares. Todo esto me resulto raro, porque lo que si que conocía por haberme informado antes de comprar, es que aquí el presidente se elegía por votación en junta, y no como en la mayoría de los sitios por riguroso orden de como fuese establecido este, aquí se votaba por coeficiente de propiedad en la comunidad, es decir, por lo metros cuadrados que tuviese la vivienda dentro del global, tantos metros tienes, tanto vale tu voto.
Para tratar de aclarar la situación un poco, diré que todas las plantas de los bloques como tal tienen los mismos metros cuadrados, y que en todos los bloques son idénticas. En el primer y segundo piso las casas tienen cuatro habitaciones y hay tres puertas por planta. En el Tercero y Cuarto piso, son tres puertas por planta pero las casas tienen con los mismos metros de los pisos inferiores, pero con tan solo tres habitaciones, por lo que varía la distribución en tamaño de cocina, salón, etc. Los pisos Quinto, Sexto y Séptimo cambian en tamaño con respecto a los inferiores, ya que únicamente tienen dos puertas por planta. Por lo que se todos ellos fueron comprados sobre plano por sus dueños, con lo que su distribución interna de unos a otra varia aunque mantienen los mismos metros, pero no sé exactamente como. Después queda la última planta, los dúplex del ático, con también dos puertas, y aunque los pisos tienen los mismos metros que las plantas inferiores, realmente al ser dúplex podríamos decir que son realmente dos plantas en una, y aproximadamente casi la mitad de los metros de cada piso superior del Duplex son de Terraza acristalada con una zona cubierta con Jacuzzi, etc… Por encima de ellos solo está la maquinaria de ascensores, dos aljibes de agua para el sistema de incendio de la escalera, el acceso a la antena de TV, etc… Obvio decir, que estos Duplex cuyos precios no quiero ni siquiera ponerme a imaginarme, eran los dos pisos de los caravinagre a los que según parecía mucha gente no tragaba.
En la parte trasera de la mancomunidad están los jardines compartidos y la piscina, todo ello debidamente cerrado al exterior por una más que alta tapia y sobre ella una pequeña vaya alambrada y cubierta por estuco para asegurarse que nadie pueda ver dentro. En el bajo de los bloques están los portales, cuartos de contadores, cuarto de cubos de basura, cuarto de herramientas, un cuarto para que los empleados de los jardines, de limpieza, el conserje, etc… pudiesen cambiarse, comer, etc. Las escaleras, cuyo acceso al garaje estaba cerrado con llave, igual que el acceso al semisótano de los trasteros o el acceso a la parte de los jardines. Los ascensores, del mismo modo, tenían sistema de llave para bajar al semisótano de los trasteros o al parking, cada comunidad obviamente, con llave propia... porque como dije, si bien paradójicamente a través de los garajes no, por los trasteros sí que se podía acceder de unos portales a otros.
Bueno, volviendo a la reunión, resulto que de los diez vecinos con voto, once con el sorpresivo de mis queridas y ancianas “amigas”, otros cuatro vecinos que no conocía votaron a mi favor, aunque entendí que no lo hicieron por mí, sino por joder a los dos caravinagre, presidente y tesorero o vicepresidente, como se quiera, respectivamente. Se dijeron varias cosas de las que tome muy buena nota y que di por ciertas, por ejemplo, que el problema que tenía el caravinagre presidente, unos 45 años, era un ataque de cuernos debido a los comentarios de su esposa de unos 42 años, ayudada por su hija mayor, de unos 23, aun en la universidad y las risitas tontas de su hermana de 18, y por cierto, autora esta última de una de las fotos. Ambas mujeres mayores parecieron opinar gracias a una “foto” que había circulado de mi rubia desnuda conmigo al fondo de idéntica guisa, que “yo” estaba como para ponerme nata en ciertos sitios y luego retirármela con la lengua despacito, muy despacito, apoyadas con asentimientos de cabeza de la menor de las tres mientras le costaba contener la risa… El otro caravinagre, 55 años, parecía tener unos problemas similares, pero en esta ocasión, al contrario, parece que su esposa, unos48 añitos muy bien llevados, le pillo babeando con la foto de la Valkiria rubia y le montó su propio Waterloo, exigiéndole que tomase medidas contra semejante “libertino”, según ella, un peligro para su hijita… la cual por cierto, tiene 27 añitos, es ejecutiva de nuevo cuño en una gran empresa, y si tan solo te la cruzas o no la conoces bien, por actitud o como va vestida engaña la criatura que no os cuento. Durante la reunión de vecinos salió a escena una enorme cantidad de mierda entre unos y otros, cosa que me estaba dejando alucinado, pero lo mejor llego cuando mis queridísimas Encarna y Puri, a uno le llamaron imbécil cornudo, y al otro, calzonazos mamporrero, poniendo además a sus esposas, como unas zorras reprimidas y desatendidas…
Lo cierto es que a mí de todo esto, lo que me intereso fue determinar quiénes estaban a mi favor, quienes eran los que me tenían enfilado, y quienes los que se estaban dejando llevar por estos últimos. Una vez identificados mis “adversarios”, reconozco que tras la intervención de mis amables vecinas, fije todo mi interés en localizar en mi memoria quienes eran esas partes familiares femeninas de mis dos “amiguitos el alma”, sin olvidarme de tratar de averiguar de dónde narices había podido salir la dichosa foto y como poder echarle el guante a la misma para verla. Por fortuna, también en este caso conté con el valioso asesoramiento de mis dos amables vecinas, que me pusieron al día de quien era quien, por ejemplo que las dos esposas de los caravinagre eran dos arpías de cuidado, de las de misa los domingos, pero con trazas de ser más putas que las gallinas, aunque en algún caso, con sus opiniones patinaron de lo lindo. Sus hijas según ellas eran otro cantar, las dos hermanas, hijas del vicepresidente eran según Encarna y Puri dos calientapollas de cuidado, mientras que la otra, la hija del presidente, pese a su buena colocación laboral no valía ni para mosquita muerta.
Esta era una de esas situaciones en las que de verdad que maldecía en voz baja el progreso, en otro tiempo, en otras épocas, me hubiese limitado a cortarles el cuello a ambos caravinagre, y ocuparme después de que sus familias no organizasen ningún escándalo. Según hubiese sido una u otra época, podría desde haberlas matado a todas, pasando por sus violaciones y venta como esclavas, a simplemente comprar con Oro o terror su silencio. Aunque reconozco que muy posiblemente, la muerte hubiese sido siempre mi primera opción con ellas. Por fortuna para ellas, en este siglo tan civilizado el hacer esas cosas a corto plazo era de por si malo, pero es que además, a medio y largo tampoco terminaba compensado, mucho menos cuando como en mi caso no querías llamar la atención de nadie, lo que no obsta para que decidiese tomar mis medidas de “represalia” contra esos dos cretinos. Obvio también señalar, que la primera y más evidente de las venganzas en este caso, iba a ser hacer “felices” a todas esas mujeres relacionadas con ambos caravinagre. Una cosa buena que sin embargo había traído este siglo, es la libertad sexual de las mujeres cuando cumplen la mayoría de edad, y el hecho más importante aún, de que únicamente mientras que este sea consentido, te tienes que preocupar legalmente del suceso si dejas a alguna embarazada, algo que en mi caso, sabía que sería del todo imposible que sucediese. Todo esto, evidentemente no sucedió en una o dos semanas nada más, hasta el momento de tomar la decisión de convertirme en el semental de esas mujeres, paso casi un mes y medio… durante el cual ocurrieron otras cosas menos “agradables” para mí. Cosas que me obligaron a tomar varias decisiones drásticas, incluido el arriesgarme a “rescatar” una modesta, aunque peligrosa suma cara a la Agencia Tributaria para poder hacerles frente con cierta garantía. Para lavar ese dinero, acudí al socorrido método de comprar billetes de lotería premiados por un valor superior al del premio, dejándoles claro a los vendedores de a que se enfrentarían si hacían el idiota y provocaban una investigación de hacienda. No obstante lo hice de modo que creo que me dejaba completamente a cubierto en caso de que eso ocurriese.
Como ya dije, pase de no conocerme más que Encarna y Puri por aquello de haberlas ayudado más de una vez con sus pesadas compras, a ser más conocido en la mancomunidad que cualquier futbolista del Madrid o del Barcelona. Entre ellas por mi cuerpo musculado de dios griego con un mástil digno de tal entidad, y entre ellos por el pedazo de Valkiria rubia a la que estaba según las malas lenguas… “matando a pollazos” como todo un machote cuando intervino la policía jodiendome el polvazo. Tras la última de las juntas, en la que quedó definitivamente descartada cualquier medida en mi contra por causa de aquel “escandalo”, volviendo del trabajo por la tarde me fui a dar de bruces con un problema en el que no me quedo otra que meterme. En la acera junto a nuestro portal se estaba produciendo una situación “preocupante”, tres jóvenes de unos 15 a 17 años parecían estar metiéndose con Doña Encarna y Doña Puri, a quienes en esos momento acompañaban también dos jóvenes chicas adolescentes, creo recordar que eran del portal de al lado, y que trataban de defender a mis dos “vecinas”. Mi aparición a vivo la situación, entre otras cosas, porque ignorando a los tres imbéciles, cosa que pareció molestarles, hice que tanto mis vecinas como las dos chicas entrasen al portal, interponiéndome con los tres memos y dejándoles fuera del mismo en todo momento. Según me pareció entender por sus palabras cuando cerré la puerta del portal en sus narices dándome la vuelta para por fin preguntarles que querían, “yo no los había respetado”, eso me lo soltó uno, el mas mayor, según dirigía su mano dentro del bolsillo de su cazadora y tomaba por el mango lo que me pareció una navaja cuando la saco. De inmediato volqué a mi torrente la Vitae para potenciar completamente mi cuerpo y sentidos, extendiendo mi mano, le tome por el hombro del brazo en que tenía la navaja, hice una leve presión…
- Mira amigo, no sé quién eres, ni quienes son tus colegas aquí presentes, pero si se, que si no sueltas de inmediato esa navaja, voy a apretar hasta convertir los tres grandes huesos de tu hombro en doce más pequeños. Y si tus amigos intentan cualquier tontería creyendo que por tener mi mano ocupada en tu hombro les va a ser fácil tumbarme, triplicare el número de trozos de hueso, y luego por supuesto, me encargare de ellos, además de como va a disminuir de modo alarmante lo que quede sano de ti… ¿Me he explicado lo suficientemente claro? –repuse finalmente apretando con firmeza el hombro, haciendo que pareciese como si los huesos hubiesen crujido bajo mi mano.
- Imbécil, no tienes ni idea de con quienes te estas metiendo, este barrio es nuestro, te lo demostraremos… -hizo intención de avanzar hacia mí, pero se frenó al ver aparecer en la calle en ese mismo momento un coche de la policía, lo que a mi también me obligo a soltar mi presa-, de esta te salvas… pero no creas que nos vamos a olvidar.
- Bien, se terminaron las buenas formas, os lo voy a dejar muy claro, no quiero volver a veros a ninguno de vosotros tres de nuevo por aquí, ni a ninguno de los vuestros, estos bloques son míos, manteneos alejados de sus habitantes, encargaos de decírselo a vuestros jefes. ¡Ahh!, y otra cosa, en realidad, sois vosotros quienes no sabéis con quien os la estáis jugando… -vi cómo se sonreían sarcásticos-. Es mejor que los tres os toméis en serio lo que os digo y no volváis a confundiros…
- ¿Y si no que? ¿Nos vamos a arrepentir? –los tres se rieron a carcajadas mientras se marchaban al ver que el coche de policía maniobraba para dar media vuelta.
- No, creo que visto lo visto, no os voy a dar a ninguno el tiempo suficiente para que os podáis arrepentir -susurre en voz baja para mí.
El coche de policía se acercó a donde yo estaba, bajándose ambos agentes pidiéndome la documentación, a la vez que me preguntaban si había tenido algún problema con esos chicos. Obviamente les dije que no, y en ese preciso momento las cosas terminaron de complicarse de forma definitiva, por un lado del portal salieron a quienes creía que estarían ya en sus casas, y por otro, fueron a hacer su aparición estelar Coral junto a su compañero Tony, que venían a hacerme una visita de cortesía para tomarse alguna cosilla conmigo, es decir, para escaquearse un ratito. Delante de mis vecinas, de las dos crias y otros dos vecinos más que llegaron también en ese momento, Coral tuvo a bien identificarse ante sus compañeros, y a mí, como colaborador habitual externo de su departamento… Ambos agentes me devolvieron de inmediato el carnet, mientras que mis vecinas se encargaban de poner a la policía al corriente de todo lo ocurrido, mientras yo me llevaba mentalmente las manos a la cabeza por dos motivos. El primero pensando en cuanto tardaría en saber toda la comunidad de vecinos y la mancomunidad en general, que era asesor o colaborador de la policía… pues coral primero y después Tony, su compañero, usaron ambos términos al referirse a mí. El segundo motivo es que con la presencia y el conocimiento de la policía de este problema concreto con los más que evidentes miembros de una banda, acababan de restringir en gran medida mis opciones para poder matarlos con la tranquilidad de saber que al no estar relacionado con ellos, difícilmente nada les llevaría hasta mi… Y eso acababa de volar por los aires.
Ese fue el preciso instante en que mi mente comenzó a maquinar las opciones más plausibles a mi alcance para, de complicarse el asunto, poder deshacerme llegado el caso de una serie de cadáveres sin que estos fuesen descubiertos, y aun mas, como poder matarlos sin que nada señalase en mi dirección en caso de que por mala suerte terminase por aparecer alguno. Todo esto, basado en la seguridad absoluta de que si esos tres críos no lo iban a dejar estar, ni sus mayores a hacer caso de mis advertencias, finalmente me vería obligado a tomar medidas drásticas contra ellos… haciendo de paso una favor a la sociedad al librarla de cierta carroña entre sus miembros. Todos estos pensamientos tuvieron su origen al marcharse los tres, le escuche decir en voz baja al mayor de esos payasos dirigiéndose a sus amigos, que hablaría con su hermano y muy pronto volverían para “encargarse de mí”. La verdad es que cuando inicialmente intervine no tenía pensado ni por lo más remoto molestarme en ir a por ellos después o directamente eliminarlos ni nada parecido, pero mi experiencia a lo largo de todos estos miles de años con este tipo de cosas, ahora mismo me indicaba que a lo mejor esos o sus amigos si que venían a por mí. Esto ocurrido, en otra época lo solucionaría cauterizando en el acto futuros problemas, y para ello hubiese exterminado a todos los que estuvieran implicados con esos tres… Desgraciadamente este era una época supuestamente mucho más… civilizada.
Sin embargo, este siglo desde mi forma de ver las cosas también tenía sus cosas buenos, como por ejemplo es el Google Maps con su visión por satélite, que a alguien de mis características le permitía poder observar cómodamente desde el salón de su casa, lugares plausibles donde poder “guardar” los cuerpos de aquellos de los que se deshiciese en un momento dado. No obstante a todos estos pensamientos negativos, decidí esperar a ver si por un casual, todo era nada más que una paranoia mía, aunque sinceramente lo dudaba mucho. De momento decidí posponer cualquier cosa referida a esos críos, seguir con mi vida como si nada, excepto manteniendo en todo momento un nivel alto de Vitae acumulada en mi cuerpo, y proceder a un discreto acercamiento a las familiares femeninas de los dos caravinagre, como se suele decir, con la sanísima intención de pasármelas a todas ellas por la piedra y luego, usar la situación contra esos dos memos… o al menos, esos eran mis planes iniciales en su conjunto. Pero, como diría cualquier estratega militar, no existe plan que sobreviva intacto al primer encontronazo con el adversario…
Me centre exclusivamente en esas mujeres, procurando enterarme discretamente de sus posibles horarios, de sus idas y venidas. En el caso de las más jóvenes, incluso de quienes eran sus amigos y por donde solían salir con ellos de marcha. Llevaba unos diez días tras de las cinco mujeres, trazando y organizando lentamente un plan en mi mente, cuando esos tres gilipollas volvieron a intervenir, pillándome “por sorpresa” y metiéndome en el asiento de atrás de un coche a punta de pistola. El cretino del chico mayor era el que llevaba el arma, quien me encañono en el costado y me ordeno perentoriamente que entrase en el coche si no quería morir allí mismo de un disparo, entrando tras de mi por la misma puerta. Una vez dentro del coche, me cruzo la cara con el cañón de la pistola, haciéndome un pequeño corte en el labio amen de la contusión que me dejo en la mejilla… La sangre broto del labio y se introdujo en mi boca… la furia empezaba a arrollarme, y sinceramente, no se bien ni como logré evitar que saliesen mis colmillos de mis encimas, menos aún el que no reaccionase matándoles a los tres en el acto, porque la acción refleja con el golpe fue una descarga masiva de Vitae sobre mi organismo, potenciando al trescientos por ciento las capacidades que tenía, acompañado todo ello por lo que yo llamo, mi “inconsciencia Kripteia”, que me impulsa a defenderme matando. Me hubiese bastando menos de tres segundos para eliminar a esos tres críos en el acto sin la menor piedad, por fortuna la aun pequeña parte racional de mi mente me marco la “inconveniencia” de hacerles picadillo allí mismo. Logré aguantar la ira y retenerme, mientras me forzaba a calmarme, mis sentidos fueron extendiéndose a mi alrededor para ir captando leves sonidos, olores, e incluso el palpitar del torrente sanguíneo de esos tres junto con su adrenalina, y el leve aroma del miedo. Sin embargo fueron mis sentidos de oído y el olfato, los que dictaminaron sobre cuál era el futuro que esos tres cerdos me tenían preparado. Procedente del maletero pude oler también el tenue aroma de la gasolina, y escuchar el movimiento de un líquido dentro de lo que me parecían dos o tres garrafas, quizá incluso cuatro…
Tenía claro vistas las pistas que pude observar en el coche, que esos tres eran jóvenes, pero que tontos desde luego no, y que quizá incluso estuviesen asesorados por alguien mayor que ellos, por lo que sin duda debían de estar dirigiéndose conmigo a algún sitio aislado donde poder pegarme un tiro y luego quemarme con el coche, o en su defecto, a donde alguien mayor que ellos, se encargase de dicho modo de mí. Me relaje, pendiente en todo momento de cada uno de los tres, listo para reaccionar al menor cambio en la situación, preparado para ocuparme en segundos de ellos, a los que por cierto, no tenía la menor intención de matar… al principio, pues ahora sí que estaba claro que iba a tener que encargarme de todos y cada uno de los miembros de esa banda con la que estaban ligados. Entorne los ojos, potenciando en lo posible mis otros sentidos que en esas circunstancias me eran muchísimo más útiles… mientras escuchaba a esos tres mierdecillas tratar de martirizarme metiéndome miedo sobre lo que me iban a hacer, sobre lo que me iba a ocurrir en cuanto llegásemos a nuestro destino, que resultó ser una nave hecha polvo en un antiguo polígono industrial medio abandonado en las afueras de Madrid. Para su más absoluta mala suerte, la nave donde entraron con coche y todo para encargarse a gusto de mí, tenía las paredes levantadas y una desvencijada puerta, lo que hacía que pese a la falta de techo, tuviese intimidad más que suficiente para lo que pretendían. Para su desgracia, eso, también me proporcionaba a mí la intimidad suficiente para poder “ocuparme” de ellos con calma.
Si hasta dicho momento me habían parecido inteligentes, lo que hicieron para sacarme del coche me demostró lo verdes que esos tres estaban en este tipo de situaciones, al colocarse juntos y a mi alcance. Primero salieron los dos menores que iban delante, posteriormente me sacaron a mí por la puerta trasera mientras que el mierdecilla que me apuntaba con la pistola salía tras de mí, o al menos, trataba de hacerlo. Primero uno me sujeto de un brazo mientras que el otro ponía una de sus manos sobre mi hombro, y con la otra, apoyaba un cuchillo de caza con filo por un lado, y dentado de sierra en la mitad del otro, algo excesivamente grande para lo que pretendían. Esos dos estúpidos me dejaron dar dos pasos adelante y uno pequeño lateral, situándome a cierta distancia de la puerta por la que había salido. Lo demás fue de lo más sencillo, sujete el brazo del cuchillo a la vez que lanzaba la pierna contra la puerta, justo cuando “el pistolero” estaba empezando a salir, golpeándole a la vez de forma brutal con la misma en la cabeza, al extremo de romperle la ventanilla en ella. Tres segundos después me había deshecho del tonto del cuchillo y del imbécil que me sujetaba el otro brazo, dejándoles inconscientes, mientras que el que me encañonaba trataba de recuperar el arma, que había caído al suelo debido al dolor que le produjo el golpe con la puerta. Obvio decir que no llego a cogerla, pues antes de que pudiese le plante el pie encima… quedándose mirándome el idiota como si no estuviese entendiendo lo que pasaba…
No diré o explicaré lo que hablamos o no hablamos, lo que me contaron o no, bástese decir, que tras explicarles a cada uno de ellos por separado que eran unos idiotas que no sabían dónde se habían metido, les indique que ellos eran en realidad mi comida, y con deliberada lentitud les mostré como mis colmillos abandonaban poco a poco mis encías hasta extenderse en su máxima longitud. Como dice un dicho popular, fue mano de santo para que empezaran a contarme lo que les preguntaba y los que no mientras gimoteaban y se orinaban encima, alguno incluso defeco en sus pantalones. Supongo que todas esas películas sobre vampiros que están tan de moda y en las que no siempre se les muestran como buenos chicos, ayudaron lo suyo. Los interrogue por separado, tras sacar la información que quería, tomé la suficiente sangre como para maximizar mis reservas, y esas tomas no fueron tampoco agradables, en lugar de placer, sobre su torrente mis colmillos volcaron las enzimas que provocaban que su sistema nervioso sintiese como si cada terminación estuviera sumergida en los mismísimos fuegos del infierno. Tras la toma, sujetándolos a pulso, les senté en los asientos del coche, cortándoles posteriormente el cuello. Permanecí quieto, expectante, hasta que los tres terminaron de desangrarse y morir, después de ello abrí el maletero, usando sobre los tres cuerpos y la sangre las garrafas de gasolina con las que se habían provisto. Me asegure de que el fuego alcanzase la mayor cantidad de superficie posible del vehículo para borrar toda posible huella.
Antes de matarlos obviamente recupere de sus bolsillos todo aquello que pensé que me pudiese ser de utilidad y no me comprometiese, entre ello, un cargador que el cretino del chico mayor llevaba en un bolsillo de la cazadora. Antes de irme recupere tanto el cuchillo como la pistola. El cuchillo, única arma que suponía que me seria útil, resulto ser uno de tantos, por lo que termino dentro del fuego, pero sin embargo con la pistola me ocurrió justo todo lo contrario. Resulto ser una Sig Sauer P226 completamente nueva, incluso el número de serie tan solo estaba parcialmente borrado, una chapuza, estaba claro que esos tres idiotas habían cogido ese arma antes de que quien la tuviese hubiese podido terminar de “limpiarla” de cualquier rastro. Pese a suponer un riesgo la tenencia de ella, decidí quedármela junto con los dos cargadores de 15 balas que esos idiotas tenían. Cuando considere que el fuego ya se había extendido y creado daños más que suficientes en los cuerpos me marche de allí, apenas me había alejado unos pocos centenares de metros cuando me tuve que esconder ante la presencia de un coche, aparentemente tuneado, que se detuvo con gran estrepito de frenos. De él se bajaron dos chicos de no más de 21 o 22 años, por su conversación, debían de pertenecer a la banda de la que esos tres parecían proceder, porque los estaban poniendo a parir por no haberles esperado como les habían dicho y “matarme” por su cuenta. No pude sacar en claro mucho más, aparte de la matrícula de su coche, porque en esos instantes empezaron a escucharse sirenas de policía y bomberos, supuse que alguien habría visto el resplandor de las llamas, llamando a emergencias. Al no poder hacer nada con esos dos por falta de tiempo, y evidentemente no convenirme estar por allí cuando las autoridades llegasen, me marche todo lo rápido que pude pasando lo más desapercibido posible.
Dos o tres días después, Coral y Tony se autoinvitaron a mi casa a cenar, de paso, aprovechando el momento, me hicieron varias preguntas sobre cómo me iba con “aquellos críos”. Mi contestación, todo sonrisas, fue que desde el día del incidente no les había vuelto a ver más. Ambos me miraban muy fijamente, espiando todas mis reacciones, cuando me notificaron que habían encontrado a los tres muertos dentro de un coche, muy posiblemente degollados. Creo que les sorprendí un poco, cuando lo único que dije tras mirarles, fue un… “me alegro”.
- ¿Qué te alegras?. Miguel, tres chicos han muerto de un modo horrible –me espeto enfadada Coral.
- ¿Y…?. Repito, “me alegro mucho de ello”, por si acaso la primera vez no me entendiste suficientemente bien. Y perdona, pero no han muerto tres dulces criaturitas, han muerto tres ratas, y muertas es como mejor pueden estar –repliqué en tono duro.
- Eran seres humanos…
- Eran ratas Coral, no seres humanos… De hecho, y ya que aquí todos sabemos quiénes somos, te diré para dejártelo más claro, que en otro momento y otra época, esos tres hubiesen salido con los pies por delante de la conversación que tuvieron conmigo el otro día. Y no solo conmigo, pregúntale a tu compañero, que les hubiese pasado a esos tres hace tan solo cien años si le hubiesen ido así a alguien de su Raza… -Coral se volvió hacia Tony con la muda pregunta en los ojos.
- Tiene razón, les hubiesen matado. Y no solo los míos, cualquier miembro de la mayoría de las razas, en esa época, les hubiesen matado, e incluso ahora mismo, hay más de una de ellas que se hubiesen encargado de los tres por mucho menos de la que liaron aquí el otro día –replico Tony.
- Llevas en esto tiempo suficiente ya Coral, como para que estas cosas aun te sorprendan. ¿Qué crees que hubiese pasado, si lo que me intentaron hacer a mí el otro día, o las amenazas que vertieron, lo hubiesen hecho contra un Clan Vampírico o Licántropo, por poner un ejemplo? Yo te lo diré, que estarían exactamente dices que están ahora, muertos.
- Entonces tu crees que… -la interrumpí.
- Alto, alto, alto, yo ni creo ni dejo de creer, pero si esos tres cretinos iban por la vida amenazando de ese modo, la misma ley de probabilidades te va a indicar que antes o después, lo iban a hacer con alguien “inadecuado”.
- Ya… ¿Dónde estabas hace tres días entre las nueve y las diez de la noche? –pregunto Coral muy seria.
- En casa, “viendo una película” –recalque con tono irónico, sonriendo después a la vez que meneaba la cabeza divertido-, aunque lo cierto es que me quede dormido en el sofá, y solo acerté a ver las letras de inicio y las del final, donde me despertó el aumento del volumen de la música.
- Es decir, que no tienes coartada –repuso Coral.
- Pues supongo que no, pero si eso es un problema para ti, la próxima vez que maten a alguien que cambie dos palabras conmigo, me encantaría que me avisases antes, y de ese modo me la busco. ¿Algo más? –termine preguntando, muy serio y con cara de pocas bromas.
- No, y no te preocupes, que no eres sospechoso, es solo que me acorde de lo del otro día y quise asegurarme que no hubieses sido tu… -Replico Coral con tono belicoso.
- Perfecto, ¿entonces ya lo tienes claro, no?
- Pues no, según tú estabas solo en casa, luego podrías haberlo hecho perfectamente.
- Claro que sí que podría… pero créeme, yo no habría tardado tampoco tanto tiempo en ocuparme de ellos, es más, les hubiese dado muerte ese mismo día sin que nadie hubiese podido hacer nada por evitarlo...
La cena fue tensa gran parte de la noche, pese a que increíblemente, Tony fue quien trato de poner orden y calma entre los dos. Mientras estábamos cenando, ya estaba yo maquinando como poder ir encargándome del resto de miembros de esa banda. Al final, Tony pareció conseguir poner un poco de sentido común en Coral, alegando al desconocer mi segundo encontronazo con ellos, que el primer problema que tuve no había sido tan importante como para que yo me hubiese molestado en tomar algún tipo de medias contra ellos. Coral no parecía terminar de creérselo, aunque diese su brazo a torcer. Fue casi cuando se marchaban, que recordé un pequeño detalle que había pasado por alto, el hecho de que Coral fuese una maga instintiva, quienes por lo general, tenían una intuición muy desarrollada, lo que me hizo prometerme el extremar las precauciones. Por fortuna los poderes de coral eran aún muy débiles al haber emergido hacia poquísimo tiempo. Esta fue otra de las razones que me llevaron a poner en marcha mis planes de contingencia y previsión de futuros más problemas, que termino con la adquisición de mi SUV 4x4 y la de un pequeño taller en quiebra en un polígono de las afueras, este último mediante un chanchullo de empresas interpuestas que me costó un poco montar sin dejar ninguna huella. Como ya he dicho alguna vez, San Google e internet en general, incluyendo la red profunda, tiene de todo lo que uno pueda buscar si sabe cómo hacerlo. Mis primeros trabajos fueron, por un lado la limpieza y blanqueo completo de la pistola en cuestión, luego por otro lado estaba, la fabricación de un silenciador para la misma, algo que en internet se explicaba muy detalladamente en caso de no estar muy seguro de cómo hacerlo.
En cuestión de un par de días de trabajo en el nuevo taller, contaba con una Sig Sauer completamente limpia, con dos cargadores de 15 balas y un silenciador capaz de opacar al menos y como mínimo, el 85% del ruido. Una de las ventajas de este arma es que es “corriente” y sus repuestos no son complicados de conseguir por internet si se sabe cómo. Todo este proceso me llevo casi un mes de trabajo intensivo para conseguir lo que deseaba, sin por ello descuidad ni mi trabajo normal, ni a mis vecinas, ni por supuesto mis espaldas. En este periodo también me tope un par de veces con el coche tuneado de los amigos de mis víctimas, pero logre darles esquinazo con cierta facilidad ya que presumiblemente ellos no me vieron en ninguna de ambas ocasiones. Poco a poco, despacio y con mucho cuidado, fui identificando a los miembros de la banda de cretinos que eran mi objetivo, tanto chicos como chicas, tanto adultos como menores. Lo cierto es que una vez hecho esto y con Coral, casi literalmente pegada al culo, según ella por si a los amigos de aquellos tres les diese por mirar hacia mí, comencé a replantearme la situación. Desgraciadamente, la presencia de mi “amiga” tan cerca me obligaba a descartar del todo la completa erradicación de la banda, se me hizo meridianamente claro que me sería imposible ocultar el encargarme de los más de 30 cretinos a los que ya había colocado una diana en la espalda. Sin embargo, una cosa buena que tuvo esto, fue que conseguir sacar en claro de modo indirecto y gracias a Coral, que esos tres no le debían de haber dicho a nadie quien era “la persona” de quien se querían encargar ellos mismos, y ahora, trataban de identificar a quien, o a quienes se estaban enfrentando. Por lo visto, en el interior de la banda no había precisamente consenso sobre cómo actuar, los encargados de las bandas de la policía pensaban que las desavenencias venían porque los tres muertos se habían estado moviendo por lo que hasta el momento pensaban que era “territorio virgen”.
Por otro lado, en estos dos meses, en el trabajo estuve muy ocupado junto a otros tres compañeros como el desarrollo de un nuevo motor para un juego. En este caso no hubo suerte, tuvimos muy poco tiempo y la presentación, tal y como todos nosotros sabíamos, fue prematura, por lo que quedamos descartados a las primeras de cambio. Sin embargo, no por eso la jefa dejo aparcado el proyecto, mientras que a dos de mis compañeros los recoloco, al que quedaba y yo nos encargó de la finalización del motor. Reconozco que mi jefa será toda una hija de puta con pintas, pero en cuestión de negocios es un crack, pues tanto en este como en otros casos, al final, unas pocas semanas después logró colocar el proyecto del motor ya finalizado con un jugoso beneficio para la empresa. También estuvo muy claro, que mi señora jefa no se había olvidado tampoco de mi tras lo que pareció una tregua, yo seguía haciéndome el tonto, pero en cuanto podía procuraba dejarme bastante claro que si no estábamos follando los dos era porque yo no me decidía… Todo lo contrario que con mis vecinas, con una de las cuales, Olga de 48 años y esposa del vicepresidente, tuve un encontronazo en el ascensor.
Reconozco que fui un tanto descarado, pero también es cierto que la reacción de la buena señora me resulto un tanto irritante, motivo por el que sin cortarme ni medio pelo le conteste. Me pillo mirándola el escote, entonces la buena señora con voz desagradable y cara de asco me pregunto lo típico…
- ¿Se puede saber que está mirando usted?
- Pues creo que está claro, sus tetas…
- ¿Cómo dice? –preguntó con un chillido, completamente sulfurada.
- Digo… que estoy mirándole las tetas, que me parecen dos magníficos ejemplares… ¿Talla 95 0 100 al menos, no? –pregunte con toda mi cara.
- Es usted un guarro, un cerdo, un maleducado, un… -le corte la diatriba a gritos con que me estaba obsequiando.
- Si, si, si… ya, ya, ya lo sé, soy un tal o un cual, todo lo que usted quiera, pero no me ha contestado la talla… y por cierto, ¿creo que también son naturales no? –remache haciendo como que extendía levemente mis manos hacia arriba como su fuese a comprobarlo.
- Ni se atreva a tocarme, pervertido…, hijo de… -entonces sonó el Click que marcaba mi piso y se abrieron las puertas.
Me di prisa en salir del ascensor, dejando a una muy, pero que muy enfadada mujer dentro del mismo, gritándome aun con la puerta cerrada, mientras que por mi parte antes de meterme en casa solté una fuerte carcajada con el único propósito de que me escuchase reírme. Si durante los escasos segundos que tardo el ascensor en llegar a mi piso la mujer me dejo claro que no le caía nada bien y que poco menos que me odiaba, su cuerpo me indico otra cosa muy diferente. Cuando se abrió la puerta de ascensor en mi piso, su circulación sanguínea estaba completamente alterada, y un leve tono de olor almizcleño me empezaba a llegar de su sexo, la muy zorra se estaba comenzando a poner cachonda mientras trataba de convencerme que me aborrecía, aunque dado lo que sabía gracias a mis queridísimas vecinas Encarna y Puri de que el problema con su marido es porque esa mujer poco menos que babeo con mi foto, fue algo que tampoco me termino de extrañar mucho que dijésemos…
Mi siguiente encontronazo en el ascensor, buscado además por mí, que cuando la vi por la acera en dirección al portal hice el tiempo suficiente como para poder coincidir los dos, fue con Nerea, la hija menor del otro caravinagre, y fotógrafa aficionada que saco varias fotos mías desnudo cuando la adorable Valkiria le abrió la puerta a la policía. Con esta fue como lo había previsto. Según comenzó a subir el ascensor, me volvi hacia ella y arrinconándola contra la pared puse mis dos manos junto a su cabeza, haciéndole cerco. Le pregunte susurrante cerca de su cara…
- Y dime, pequeña golfilla, ¿té gusto lo que viste el otro dia en las fotos que nos sacaste a mi amiga y a mi desnudos?
- Si, sobre todo tu… y esta tableta que escondes aquí… -me replico alzando las manos hasta ponerlas sobre mis abdominales.
- ¿Qué crees que estás haciendo? –le susurré.
- ¿Aparte de ponerme cachonda mientras te sobo?... –me replico lanzándome un mordisquito en un hombro.
Solo dos segundos después llegamos a mi planta y no me quedo otra que separarme de esa pequeña ninfa descarada. Salí del ascensor, me di la vuelta, y no pude evitar soltarle la última perla…
- Voy a follarte, antes o después, te voy a pasar por la piedra –le dije con una sonrisa.
- ¿Y crees que darás la talla?, soy muy exigente… -me contraataco justo cuando se cerraba la puerta del ascensor.
No pude evitar irme sonriendo a casa con esta situación, estaba más claro que el agua que a esa, me la tiraba antes o después, ya que no parecía que fuese a hacerme ningún asco. Con mi siguiente “acercamiento” mi suerte cambio, me estrelle justo con quien menos pensé que me estrellaría, Con María Luisa, la hija de 27 años de la tetona. Al igual que con su madre y su amiga, me las ingenie para poder pillarla también a solas en el ascensor. Tambien del mismo modo la acose, poniendo mis manos junto a su cabeza y acorralándola contra la pared, tal y como hicieron con el otro.
- ¡¡Uhmmm!! –inspire casi en su cuello-, que bien hueles a tímida calentorra… Seguro que bajo ese jersey ancho tan feo tienes tan buenas tetas como tu madre…
- Haga el favor de dejarme, yo a usted no le he hecho nada de nada…
- Que buena pinta… ¡¡¡¡Uffffff!!!!!
No me dio tiempo a decir nada más, y menos mal que todos estos siglos de estar en peligro han afinado mi instinto, permitiéndome retirarme lo suficiente mientras volcaba Vitae sobre mi torrente sanguíneo. El angelito sin mediar más palabras, directamente me soltó un rodillazo en los testículos que si me llega a pillar de lleno me hubiese partido en dos. A los tres o cuatro segundo, sonó el “Clinck” del ascensor abriéndose la puerta, siendo empujado por la joven mientras me llamaba “gilipollas”. Mientras me acariciaba la mejilla sonriente, pensé que joder con la modosita, el mal genio que se gastaba, lo que en realidad convirtió el follármela un auténtico reto para mí, y que ella más que una venganza, tenía toda la pinta de convertirse en un auténtico placer. Tenía que seguir presentándome la mis demás víctimas, si era posible con el mismo método, en el ascensor, pero mentalmente en el Nombre de Marisa, hice una marca para asegurarme de “disfrutarla” cuando cayese en mis redes.
Tras todo esto, hubo una semana de calma, en la que Coral fue el único elemento extraña, cuando me pidió ayuda en un nuevo caso, que al final resultó ser un fiasco, pero que la investigación se enredó y mezclo con mi “problema personal”. Lo que inicialmente pareció algún tipo de acto “místico”, unos dibujos cabalísticos en una parroquia con sangre humana mezclada en la pintura, resulto ser cosa de un grupo de grafiteros gilipollas con aspiraciones satánicas o de Vudú, a los que pillaron más adelante terminando una nueva obra… Por lo menos el mezclarse esta investigación por medio, además de para complicarme aún más la vida, también me sirvió para ir obteniendo pequeños datos e informaciones sobre mi “problema” aquí y allá. Por ejemplo que la policía, la brigada de bandas, estaba estrechando mi barrio infiltrando agentes, tratando de localizar, que presunto grupo se movía por él. El saber que la policía por un lado controlaba de relativamente cerca a esos cretinos momentáneamente, por el asunto de los tres muertos, y que además tenía sus ojos puestos en mi barrio, me dejaba muy claro que por la fuerza iba a conseguir muy poco, iba a verme obligado a recurrir a la diplomacia. El problema es que a lo largo de mi extensísima vida, el uso de la palabra “diplomacia” había tenido todo tipo de connotaciones, y todo tipo de desempeños. Todo esto me llevo de nuevo a mi taller, para comenzar a fabricarme el material que iba a necesitar.
En esta época se podía obtener todo lo que se necesitase, el problema, es que también del mismo modo, se podía rastrear su origen, lo que ya no era tan divertido, sobre todo si lo comprado era demasiado especifico. Para mi misión “diplomática” iba a necesitar un par de hojas de cuchillo muy especiales, un par de hojas muy parecidas a las del tipo balístico, por eso prefería hacérmelas yo. Una de las ventajas de haber pasado una vida completa en la edad media como herrero, forjando todo tipo de herramientas y armas de la época. Aunque en aquella época no me pareció tan maravilloso, ya que desgraciadamente debido a mi habilidad, tuve que cambiar de identidad excesivamente pronto, ya que estaba empezando a convertirme en alguien más conocido de la cuenta en aquella época. Pero era un conocimiento que ahora me venía bien, además, que los elementos de aquella época no tenían nada que ver con los actuales, recuerdo que cuando tuve montado el taller completo, mi primer pensamiento fue precisamente acordarme de aquella época, y de lo que hubiese podido hacer entonces con toda esta herramienta de ultimísima generación. Tarde una semana completa en hacerme las dos hojas que quería, tal y como las quería, un poco más me costó hacerme los “mangos” de puño a la medida de lo que quería y de cómo poder extraerlos en un par de segundos máximo de su escondite.
Estuve después un par de días ocupado preparando la solución a mi problema mientras me encargaba al regresar a casa del escenario, concretamente use un tirachinas para terminar con la luz de las dos farolas que me molestaban. El viernes elegido, aprovechando la salida de la gente a divertirse, y a la presencia en las mismas de más de un borracho, espere pacientemente hasta que aprecio mi presa, el actual jefe de la banda y hermano de uno de los tres cerdos, junto con su lugarteniente. Para su desgracia también les acompañaban otro miembro más de la banda y la novia del jefecillo, supongo que eso es a lo que en los telediarios cuando un misil hace más daño del previsto, suelen denominar como “daños colaterales”. Me hice repentinamente visible ante los cuatro con un andar tambaleante, dirigiéndome hacia la zona de “sombra” debido a la falta de luz en un par de farolas, tal y como pensé que ocurriría, los cuatro se dieron mucha prisa en cruzarse de acera, dirigiéndose directamente hacia mí. Me rodearon muy amablemente, según ellos para ayudarme, mientras que el jefe y el daño colateral me sujetaban los brazos, justo por encima de los codos, su lugarteniente y la zorra de su novia, trataban de meter sus manos en mis bolsillos para vaciarlos. Ni me vieron venir los muy estúpidos…
Volqué rápidamente Vitae a mi corriente sanguínea a la vez que de la parte inferior de las mangas, mediante un pequeño resorte que las sujetaba, se desplazaban ambas hojas hasta las manos gracias a la gravedad. Las hojas les entraron a los dos que me sujetaban justo bajo la nuez, alcanzando su objetivo, la columna, seccionando la medula, muerte instantánea. El lugarteniente solo tuvo tiempo de retirar sus manos de mis bolsillos para tratar de alcanzar la navaja que tenía en su cazadora, cuando una de las hojas le había ya perforado la nuca lo suficiente como para cortarle también del mismo modo la medula. La zorra murió del mismo modo, aunque en este caso antes de terminar con ella, tuvo el privilegio de ver como mis colmillos descendían raudos desde las encías y el movimiento de mi cabeza cuando acudí a su cuello para reponer la Vitae gastada de mis reservas. En su caso, su muerte fue más limpia, cuando termine mi breve bebida, simplemente me limite a partirle el cuello con un rápido y brutal movimiento de su cabeza. Desde allí me dirigí a mi taller, donde mis dos hojas terminaron en el horno, mezcladas con materia prima para finalmente quedar sendos pequeños y bonitos lingotes de acero y la madera de los mangos quemada en la pequeña estufa de leña. La ropa y calzado por otra parte, fue roto, la ropa convertida en trapos y todo ello tirado en varios contenedores en la ruta del largo rodeo que di con el coche para regresar a mi casa. Era otro de los problemas de esta época, las dichosas pruebas, y aunque por ejemplo mi ADN se degradaba a toda velocidad en cuanto abandonaba mi cuerpo, al extremo de resultar ser inservible en tan solo 24h, el de mis “problemas” no tenía esa ventaja, por lo que preferí deshacerme de cualquier cosa que hubiese estado en contacto con ellos.
Dos días después, deje en el coche tuneado de los dos integrantes de la banda, un mensaje en el que instaba de modo anónimo a los nuevos jefes de la banda, a mantenerse alejados de un perfecto cuadrado delimitado por cuatro calles que hacían esquina entre ellas, y en cuyo interior había cinco calles más, incluida la mía. Amablemente les recordaba que todo empezó porque tres de sus miembros se habían metido donde nadie les llamaba, que fueron avisados y optaron por no hacer caso, del mismo modo, que puesto que su anterior jefe no estaba de acuerdo con dejarlo estar, se había decidido forzar en su banda “un mejor talante diplomático” con un cambio de su dirección. Finalizaba el mensaje, recordándoles sutilmente, que nunca anteriormente habían tenido noticias de problemas en ese “territorio”, y que si se limitaban a seguir con las antiguas costumbres, nuevamente dejarían de tenerlas, también deje caer, la voluntad de seguir propiciando todos los cambios que fuesen necesarios en la “voluntad política” de su banda para llegar a una buena negociación.
Tras los cuatro nuevos muertos, la presión policial en toda la zona se intensifico, y yo seguía envuelto en esos momento en el caso de los grafiteros imbéciles. Coral y Tony, cuando nos reuníamos, no paraban de observarme con fijeza, por suerte su jefa parecía no estar al tanto del “problema” en mi barrio. Incluso una de las veces no pude por menos que ponerme serio y preguntarles que era lo que pasaba…
- A nosotros no nos pasa nada, ¿verdad Coral?
- No, nada de nada. ¿Y a ti Miguel, te pasa o ha pasado algo interesante estos días?
- Pues que yo sepa no. ¿Pero porque no te dejas de rodeos y me preguntas lo que sea que te estas muriendo por preguntarme…?
- Está bien, ¿esas muertes de esos pandilleros es cosa tuya?
- ¿Lo dices porque tuve aquel problema con los tres primeros muertos?
- ¿Cómo sabes que hay más de tres muertos? –pregunto rápidamente Coral.
- Pues no se, ¿quizá porque no estén hablando de otra cosa en televisión y la prensa en los últimos tres días? –repliqué preguntando irónico.
- Bueno, has tenido algo que ver, ¿o no? –remachó Tony,
- Os contestare con otra pregunta. Creo que a estas alturas ya conocemos cada uno quien somos, ¿alguno de los dos piensa que tendría algún problema con encargarme de ellos, asegurándome de la ausencia de supervivientes, si estuviesen molestándome?
- Muy posiblemente les habrías terminado por matar a todos, y no solo a unos pocos, si hubiesen estado incordiándote personalmente… -dijo pensativo Tony.
- Pero con la presencia policial que ha estado presente en la zona desde las primeras tres muertes, no te hubiese sido fácil matar a tanta gente. Has podido optar simplemente por “descabezar” a la banda a modo de escarmiento –planteó Coral.
- Bien… ¡¡¡Uhmmmm!!! Dime una cosa Coral, ¿sabes si por ejemplo esos cretinos habitualmente piden pizza para compartirla entre todos?
- Sí, creo que comentaron los de bandas que suelen hacerlo un par de veces por semana. Recuerdo que salió a colación porque intentaron colarles un micro de ese modo, pero no les fue posible. Y ahora que lo pienso, tú estabas delante cuando lo comentaron, de modo que lo sabes tan bien como yo, de modo, ¿que por qué la pregunta? –me limite a mirarla con gesto socarrón.
- Druida Coral, Miguel en teoría, es un Druida. Son expertos en todo tipo de plantas, tanto en las beneficiosas, como en las perjudiciales, posiblemente sabría de alguna específica con la que condimentar su comida si quisiese deshacerse de ellos –planteo Tony.
- Entiendo, las pizzas… pero se darían cuenta en cuanto comenzasen a sentirse mal, no todos comerían la misma cantidad de comida.
- No necesariamente –replique sonriente-, existen venenos extremadamente sutiles. Para cuando muriese el primero, el que comiese mayor cantidad, el autor podría estar, por ejemplo, bañándose tranquilamente en una playa de Australia.
- Pero la autopsia desvelaría que fueron envenenados y antes o después, las pruebas terminarían apuntando hacia el responsable.
Me limite a sonreír irónico sin decir absolutamente nada de nada, Coral se enfadó, pero sin embargo Tony intervino para tratar de convencerla de que había algunas veces, en que era mejor no saber nada de nada por el bien de la salud mental de uno mismo. Algo que ciertamente me resulto curioso y me preocupo hasta cierto punto, pues no sabía con exactitud a que venía aquella intervención o aquellas palabras. Si había sido algo inocente del todo, o algo con un segundo significado oculto. Mis dudas aumentaron al mirar fijamente a Tony y este sonreírme confiado, de un modo como el de quien sabe algo y quiere mantenerlo oculto. Cuando los dos se marcharon no pude evitar revisar con lupa mis tres anteriores “vidas” por si por casualidad de algún modo hubiese algún fleco colgando, sin encontrar nada de nada. Por encima de esas tres últimas, mi cara no se parecía a ninguna de las que tuve anteriormente en periodos relativamente cercanos. La única constante a parte de mis ojos como ya expliqué, es mi estado físico “perfecto” según los antiguos canones griegos, no así las marcas corporales, como lunares, cicatrices, pelo, etc…
Si pensé en algún momento que mi oferta diplomática había funcionado, se encargaron pronto de demostrarme que no podía estar más equivocado. Algunos de esos idiotas de la banda, incluidos mis dos intermediarios del coche tuneado, comenzaron a pasar casi todo el día rondando por el barrio, concretamente por la zona que yo había delimitado como territorio vedado para ellos. Para entender mi comportamiento, tenéis que pensar que por norma general los diferentes Clanes de las Razas son muy territoriales, y yo aunque trataba de evitarlo todo lo posible, la realidad es que llevaba miles de años viviendo, con y entre ellos, con sus normas o costumbres, por lo que esa territorialidad, también estaba muy arraigada en mí. Acorde a la mentalidad de las Razas que yo tenía asumida en gran parte, este era un desafío que no podía dejar pasar impune… Un problema añadido ahora, con tanta policía presente, amén de seguir sin dejar el menor rastro, sería el modo en que iba a tener que deshacerme de ellos, de ninguna manera podían llegar a descubrir que tan solo existía un asesino, ello sería casi tanto como apuntarme hacia mí mismo. Además, entre mi trabajo y el ayudar a la brigada en su nuevo caso, tampoco es que el tiempo para poder moverme contra ellos me sobrase.
Aunque no me gustaba en esta situación, lo cierto es que tenía en mi poder una pistola con un silenciador, no es que fuese la panacea, pero si quería conseguir algo sabía que no podía demorarme mucho en mi siguiente movimiento. Había pensado un método alternativo para ejecutar a dos o a tres nuevos miembros de la banda, pero necesitaba preparar algunas cosas en el taller y no tenía tiempo material para hacerlo con la rapidez que requería. Dentro de los objetivos más accesibles e identificables estaban los dos cretinos del coche tuneado, además gracias a labores anteriores conocía con cierta precisión sus rutinas, pero no quería que pareciese un asesinato más, buscaba también cierta espectacularidad en sus muertes. Y para esto solo creía que existiese un punto donde poder lograrlo con relativa eficacia, comodidad y accesible a una fácil fuga, paradójicamente, la puerta de una concurrida discoteca en la que ambos cretinos trapicheaban con pastillas y otras sustancias más duras. Prepare con cuidado todo lo que creí que iba a necesitar para este trabajo.
Me hice con unos guantes de látex, una bolsa de basura gruesa de gran capacidad, varias gomas elásticas, ropa vieja de segunda mano con la que no me pudiesen relacionar, junto con una limpieza completa y exhaustiva de cada componente del arma que iba a llevar, incluidas bala, cargador, etc. El primer sábado en que tuve tres horas libres a media noche, seguro de que ni Coral, ni Tony, ni su jefa irían a aparecer por mi casa, me dirigí con todo lo preparado hacia el encuentro de mis dos objetivos. Metí mis manos en los guantes de látex, con especial atención a como lo hacía con la derecha, ya que era con la que sujetaría el arma y haría luego fuego. Tras ello sujete con mi mano la pistola, poniéndola después dentro de la bolsa de plástico, a la que procuramos dejar una pequeña expansión libre justo sobre el extractor. Después mediante las gomas elásticas ajustamos la bolsa a la muñeca, justo sobre el látex del guante, poniéndome después el abrigo procurando no dañar el conjunto, quedando el resto de la bolsa en el interior de la manga derecha. Me situé en un pequeño hueco junto a una esquina del local, que días antes había observado con detenimiento, y a la que me fije, nadie prestaba atención. Diez minutos después llegaron los blancos, aparcando en el mismo sitio discreto de siempre, y aun me toco esperar otros quince minutos más a que todo se despejase antes de poder actuar.
Con una perfecta vista del sitio y de donde estaba cada una de las personas presentes en el lugar, estime que la hora de actuar había llegado. Procurando que no se me viese, llegue hasta la puerta del acompañante, picando levemente en la ventanilla, que el muy idiota no dudo ni medio segundo en bajar. Me hizo la pregunta que le debía de hacer a todo el que se acercaba por allí, “¿Qué es lo que quieres?, solo tengo lo mejorcito”. Me acode sobre el techo, y en cuanto se abrió la puerta del local dejando escapar la estridente música, moví mi cuerpo hacia atrás, para protegerlo tras la puerta trasera mientras con la otra mano ponía la bolsa a la altura de la frente del imbécil, moviendo levemente el Angulo de disparo de modo que no me hiciese falta una segunda bala. Apreté el gatillo, impactando la bala directamente contra la frente del imbécil, que murió en el acto, la bala atravesó su cabeza, terminando por entrar también en la de su compañero al entrar justo medio centímetro por encima de su oreja. Con un solo vistazo supe al instante que los dos estaban muertos, llevaba milenios matando gente. Mientras me alejaba con cuidado de no ser visto, procedí a quitarme con mucho cuidado la bolsa de basura, sacando la mano del guante con muchísimo cuidado de que la pistola no pudiese atravesar las gomas elásticas, impidiendo de ese modo mancharme de pólvora. Una vez en el taller, el arma fue a parar a un baño de ciertos productos de limpieza mientras que guantes, bolsa, etc., terminaron quemados en la chimenea y luego cuidadosamente depositados sus restos en un contenedor de basura a una más que apreciable distancia de cualquier lugar relacionado conmigo. En cuanto al arma, volvió nuevamente a su escondite con excepción del cañón de la misma, que termino en un vertedero tras modificar con un torno su estriado y pasar por un exhaustivo proceso de limpieza. Me ocupe también de conseguir otro cañón de repuesto a través de la red profunda, algo para lo que en su momento también tome mis medidas de seguridad.
La situación se tornó en ciertamente volátil cuando estos dos fueron encontrados a los pocos minutos de mi marcha. Tanto la policía como los medios, ante el doble crimen perpetrado con un único disparo en la cabeza para ambos comenzaron a señalar hacia la cada vez más probable posibilidad de una guerra de bandas, en la que el otro bando, el desconocido, estaba empleando asesinos profesionales. Sin embargo, y pese a lo que alguno se pueda pensar, no iba a esperar nada a que la banda decidiese que hacer con mi advertencia anterior tras estas nuevas muertes. Tenía la sana intención de seguir eliminando a sus miembros mientras unos solo de los mismos permaneciesen, o tan solamente entrase a molestar dentro del territorio que les señale. Supe por Coral y Tony, que la policía estaba muy desconcertada, tres escenarios, cero pruebas y para colmo, el último en un lugar público que normalmente siempre tiene mucha gente cerca de donde ocurrió, pero nadie pareció ver o escuchar nada. El lado negativo, es que me entere que aquí estos ineptos no eran más que una especie de Franquicia de la banda madre, perteneciente está a un país del otro lado del charco, y que parecía haber enviado a varios individuos para “echarles una mano” con su problema. Lo bueno de esto, es que aunque fuese de pura carambola, pude ver las fotografías de ocho personas, dos mujeres y seis hombres, entre las cuales la policía creía que estaban los tres enviados, lo que significó un nuevo muerto tan solo tres días después.
Volvía del trabajo y observe a un par de miembros de la dichosa banda, en lo poco que vi me pareció que estaban trabajándose algunas tiendas. Por suerte ni me paré, ni hice el menor movimiento sospechoso más allá de pasar tranquilamente frente a ellos con el coche. Y digo esto porque tan solo unos treinta metros más adelante, perfectamente oculto de la vista se encontraba uno de los ocho que vi en las fotos, con su más que evidente atención fija en los dos cretinos, además claro, de sus alrededores. Para su desgracia se encontraba justo delante de la puerta de mi portal, pero de forma que había que fijarse mucho para verle, bueno, o tener una vista no humana. La situación me resulto extremadamente tentadora, el único problema radicaba en la cámara de seguridad del portal, que por fortuna solo era de visión normal, por lo que a oscuras era prácticamente inútil del todo siempre y cuando a nadie le diese al a luz de la escalera o se abriese uno de los ascensores. Con la escalera no podía hacer prácticamente nada, pero la cámara me seria sencillo de neutralizar, aprovechando mi visión puse una especie de caja que le blóquese la visión dejándola a oscuras aunque la luz se encendiese, y eso fue cuestión de un escasísimo minuto.
El segundo eran los ascensores, algo simple, tan tonto como para mandarlos todos subir y bajar hasta el último piso parando en cada uno de ellos para darme tiempo. El siguiente eran las bisagras de la puerta del portal, que no es que chirriasen mucho, pero podían ser un problema, la cuestión se solvento levantando la puerta unas milésimas a pulso cuando la abrí. Por último, el problema final, el cretino al que tenía que sorprender, que paradójicamente, fue justo quien menos problemas me dio, ya que ni me sintió llegar. Fue cuestión de insuflar Vitae en mi torrente para reforzar todo mi cuerpo y mejorar mis sentidos… Solo tuve que ralentizar un poco el muelle antes de abrir la puerta hasta el final, para luego dejarla volver, fue durante esos seis segundos durante los que levante mis brazos, extendí mis manos, sujete ambos lados de su cabeza e hice un giro brutal que termino en un crujido al partirse dos vértebras, manteniéndole después fuertemente sujeto para que la columna no se separase. Luego, con sumo cuidado le deje semiinclinado sobre un poyete situado junto a la pared del edificio, de modo que salvo que alguien se acercase mucho, difícilmente notaria nadie que no estaba normal.
Por mi parte me apresure a regresar al portal antes de que la puerta tuviese tiempo de cerrarse, luego retire la caja de la cámara y a oscuras me subí por las escaleras hasta mi casa. Era un truco que aprendí en mi corta época del Imperio Asirio, con esa rotura de cuello dejabas a los guardias vivos en sus posiciones hasta que alguien tocaba el cuerpo y ejecutaba el acto final de la rotura del cuello. Dos horas después de subirme, un vecino sacando al perro fue quien desato el caos al encontrar “el cadáver”. Como podréis suponer, Coral y Tony tardaron nada y menos en presentarse, justo antes de que llegasen compañeros suyos que iban preguntando a todos los vecinos si habían observado algo extraño. Hacía más de mil años que no usaba esa técnica, pero al recordarla, me di cuenta de que era un modo efectivo de crearse una sólida coartada, ya que realmente, no era mi ataque el que mataba a mi blanco… tenía sus riesgos, pero en este caso los había considerado mínimos. Del mismo modo, tras la visita que Coral y Tony me hicieron, estuve con unas enormes ganas de abrirme la cabeza contra la pared por lo imbécil que había sido en todo el asunto de mis “vecinas”. A Coral se le fue del móvil la conexión de mi Wifi, con lo que para conectar su teléfono tuvo que pedirme tanto el nombre que tenía como la clave, lo que me hizo acordarme de que más sencillo que seguir o tratar de averiguar sobre mis vecinitas al viejo estilo, era intervenir sus Wifi respectivos para espiar sus aparatos. De hecho, así fue, al extremo que deje de “investigarlas” al viejo estilo, me limite a sus wifis, llegue en casos muy puntuales a intervenirles sus aparatos, pero única y exclusivamente por el tiempo indispensable para obtener lo que quería.
En la siguiente semana, me tropecé… bueno, realmente, provoque el quedarme a solas en el ascensor con las dos restantes victimas que me faltaban por tantear. Eva, 23 añitos, hermana de Nerea e igual de calienta pollas que ella. Cuando me acerque a ella, insinuándome, me siguió el juego, e incluso fue un paso más allá, pero me quedo claro antes de llegar a mi planta que esa como la hermana no iban a pasar de “jugar”, o eso se pensaban ellas por lo menos. La otra persona que me faltaba era Natalia, de 42 años, esposa del presidente y madre de las dos calientapollas. Esta al igual que su íntima amiga Olga, reacciono muy mal cuando me pillo mirándola descaradamente, en este caso el culo. Al igual que con su amiga fui de lo más indiscreto, borde y osado en mis comentarios o al hablar con ella cuando me trato de llamar la atención por mi forma tan descarada de mirarla. Esta como su amiga, para cuando yo salí de aquel ascensor, ya estaba empezando a ponerse cachonda, me empezaban a llegar sus aromas de mujer caliente… Mi último encontronazo con mis “vecinitas” fue con la hija de Olga, Marisa, de la que aun recordaba su intento de patada en los huevos.
En este caso, con Marisa, volví a las andadas, al entrar y cerrarse las puertas, me soltó a bocajarro que si me movía tan solo un centímetro más cerca de ella, me soltaba un guantazo que me iba a servir de cirugía estética para mi cara de payaso. Me limite a bombear Vitae a mi torrente, me moví rápido y la acorrale contra una esquina, inmovilizándola los brazos, usando para el derecho el mío izquierdo. Con mi mano derecha procedí a retorcerle un pecho con saña, llamándola zorra y preguntándole a la vez que creía que dolería más, si una patada en los huevos, o el retorcerle a ella el pecho. Aguantó sin abrir la boca o mostrar dolor más allá de los ojos, que se mostraban húmedos, algo cristalinos o la mandíbula, apretada que parecía iba a astillar los dientes. Al llegar a mi piso me prepare para salir sin dejarla reaccionar, la solté cuando se escuchó el cling de la puerta, pero aun con mi velocidad aumentada, tuvo la habilidad de soltarme un guantazo en la cara que casi me arranca la cabeza, de hecho si no dio vueltas sobre sí misma posiblemente fuese por mera casualidad, porque me pitaron los dos oídos durante varios segundos pese a la Vitae en mi torrente. Para colmo frente a mi puerta estaban Tony y Coral, que por lo menos tuvieron la decencia de no empezar a carcajearse por la mano abierta marcada en la cara hasta estar dentro de mi casa o por el sonido seco del guantazo que sonó dentro del ascensor. Cada vez que pensaba en esta chica, en Marisa, no podía evitar sonreírme al recordad como mis adorables vecinas Encarna y Puri me la habían vendido como menos aun que “una mosquita muerta”…
Si antes con tanta muerte cerca del barrio la gente se mostraba preocupada, no creo necesario explicarle a nadie, que tras la aparición de este último muerto a los pies de uno de los portales, en este caso el mío. Solo tres días después vi por el barrio a los otros dos que la policía creía eran quienes habían enviado a arreglar el problema, un hombre junto con una mujer, y me surgió una nueva complicación. El hombre me pareció simplemente un matón mas, e incluso menos peligroso que el que se quedó conmigo, la mujer sin embargo, era otro cantar. Si existía una raza en el continente Americano con la que convenía andarse con cuidado, esta era la de los hombres del Gran Jaguar, y especialmente peligrosas son sus hembras. Contra lo que cualquiera pueda creerse, su lado animal no procede de la Panthera Onca (Jaguar actual), un subgénero dentro de las Panteras y el Gran simplemente un pomposo añadido, que no, ellos proceden de la Panthera Onca Augusta (Jaguar Prehistórico) que vivió hace más de 15.000 años. Contra lo que sucede con sus primos hombres Jaguar actuales, que si bien también son muy peligrosos, están casi al borde de la extinción por culpa de su lado animal, a estos fue precisamente su parte humana la que les salvo de su fin. Mientras que los Hombres Jaguar son extremadamente individualistas y territoriales, no aguantándose unos a otros cerca. Por su parte los Hombres Gran Jaguar, aun siendo igual de territoriales que sus primos, gracias a su lado más humano, son gregarios, aceptándose unos a otros en sus comunidades, formando “manadas” con cierta similitud a las de los lobos.
La presencia de una Hembra Gran Jaguar suponía un serio problema. Tras toda la gente que había pasado por donde su compañero murió, la autopsia, la funeraria, etc, dudaba que pudiese sacar algún aroma en claro que me marcase como el asesino, pero estaba claro que tendría que reforzar mis precauciones mientras ella estuviese rondando cerca. Paradójicamente, fue precisamente la presencia de esta mujer, la que dio al final solución a mi problema con la banda. Tenía claro que no me interesaba matarla, ya que eso podría llegar a atraer finalmente a mas miembros de su clan en busca de venganza, algo que no me podía permitir alegremente. Tome la decisión de tratar de conseguir que se volviese por ella misma por donde había venido, y para eso incluso pedí una semana en el trabajo, estuve controlándola durante cuatro o cinco días hasta que tuve claro donde sorprenderla. Cuando por fin conseguí discernir como poder hacerlo, puse el plan en marcha, procurando que no hubiese en mi nada que ella pudiese reconocer en caso de volver a cruzarnos algún dia… La asalte por la espalda, sujetando su cuello con mi mano, haciendo presa con mis dedos sobre su tráquea…
- Quieta, no quiero hacerte daño, tan solo pretendo hablar contigo… -comenzó a gruñir, tensando sus músculos, lista para actuar-. Si continuas, no me vas a dejar otro remedio que arrancarte la garganta…
- ¿Quién eres? –me pregunto, calmándose aparentemente, aunque yo era consciente de que seguía buscando una salida.
- Eso no tiene importancia. Escúchame, y hazlo con mucha atención, porque esto no se repetirá, considéralo como una cortesía hacia el Clan del Gran Jaguar…
- Dime… -de repente, la mujer, al escuchar nombrar a su Raza se inmovilizó.
- Tu banda, esos humanos que la componen, se está metiendo en asuntos del Gran Consejo Europeo y no hacen caso de las advertencias…
- ¿Todas estas muertes son cosa del consejo Europeo? –jadeo.
- Todas. Procura volverte a América, Jaguar, antes de que esto se ponga realmente serio, y ya están a punto de perder la poca paciencia que les queda…
- Hablare con ellos para que se queden en su territorio… -replicó.
- Haz lo que quieras, es tu decisión. El mensaje ya está entregado…
Tras esto me marché a toda velocidad, volcando a mi torrente aún más Vitae, al extremo de que cuando por fin llegue a casa mis niveles de Vitae acumulada habían quedado reducidos a mínimos. Confiaba que la Jaguar, al mencionar al Gran Consejo Europeo de las Razas, entendiese a la primera la sutil diferencia entre una cortesía, y una advertencia o amenaza, para que cogiese el primer vuelo de regreso a su tierra. En lenguaje del consejo, de cualquiera de los consejos, una cortesía era simplemente el aviso de un hecho seguro, en este caso su muerte, mientras que una advertencia o una amenaza, simplemente sería un recordatorio de que se atuviese a las consecuencias de sus actos, que pudiese ser que terminase con su muerte. Mientras que el primero, el que yo había usado hablaba de certeza, los otros dos solo señalaban la posibilidad. Como ya dije, para mi sorpresa, fue verdad que hablo muy seriamente con los miembros de la banda antes de marcharse, y les convenció de que cumpliesen a rajatabla la advertencia que en su día yo les marque sobre el territorio. Y sé que hablo con ellos seriamente, porque tres días después, en un vertedero aparecieron los cadáveres de tres nuevos miembros de esa banda, dos de ellos de sendos disparos en el pecho, sin embargo el tercero estaba destrozado, como si una fiera o varios perros se hubiesen ensañado con él. Al final mientras que el caso de los grafiteros estúpidos se solucionó, el de los asesinatos de los miembros de esta banda no, quedo paralizado, a la espera de posibles nuevas pruebas que pudiesen aparecer más adelante para dar un nuevo empujón a la investigación.
Cuando más felices me las prometía, con la banda de mamarrachos metidos en cintura, y habiéndome felicitado por mi colaboración en la captura de los grafiteros con ínfulas sangrientas, al bajar por la escalera a la calle me cruce con alguien que se dirigía a la brigada, una mujer que me puso los pelos de punta y con la que ya me había tropezado en el pasado. Se trataba de una *Schattenkrieger, el brazo ejecutor del Gran Consejo Europeo, y cuya aparicion nunca presagiaba nada bueno.
CONTINUARA
Schattenkrieger – Tambien conocidos como Guerreros Sombra, conforman el brazo Ejecutor del Gran Consejo Europeo, y son los encargados de hacer cumplir sus ordenes por las malas. Los Shattenkrieger aparecieron por primera vez como brazo armado del Consejo en Alemania, bajo el Imperio Carolingio.