Lilim - 5. Wulfgar

Cuando más tranquilo parecía encontrarse todo y ya pensaba que me había librado de todo, aparecen los Wulfgar, una raza Vikinga de Hombres-Oso, para complicarme nuevamente la existencia. Y de qué modo

5 – LILIM

-Wulfgar-

Tras la solución de los asesinatos rituales, la semana siguiente la pase la mar de tranquila, con la única excepción, de que en el trabajo comencé a llevarme de un modo mucho más cercano con Andrea, mi compañera del tiroteo. Ella había regresado al trabajo durante un par de días, después la propia jefa, Helena, decidió por ella que debía de volver a tomarse una baja e ir a un psicólogo antes de que pudiese regresar en plena forma. Esa semana coincidió mi primer lunes de tranquilidad, con su retorno al trabajo. Supongo que esto del acercamiento fue un nuevo error de apreciación mío, ya que mientras todo el mundo tenía interés en saber porque tanta visita a verme de la policía, nadie quería tocar el tema de la ausencia de Andrea, excepto yo, que cuando por fin me di de bruces con ella a media mañana, camino de la cafetería a tomar algo, con una sonrisa de ánimo, le pregunte algo asi como “¿Qué tal por el loquero?”…  Quienes de la empresa estaban cerca nuestro parecieron contener la respiración esperando alguna mala contestación, sin embargo, Andrea soltó una carcajada y se colgó de mi brazo para comenzar a hablar conmigo sobre cómo le iba. Obvio decir que nos sentamos el resto de la semana juntos para hablar de todo aquello, cosa que por lo visto el psicólogo le había recomendado, y con quien mejor que conmigo, se ve que debió de pensar ella.

En fin, que estaba yo medio feliz, la primera semana la pase un poco mosca por no saber nada de la policía, de Coral, de su compañero o de la jefa de ambos. Sin embargo, la segunda, ante la falta de “visitas” comencé a respirar tranquilo, dando medio por sentado que muy probablemente aun lograse librarme de todo aquello en que me habían metido… craso error. El sábado de esa segunda semana, Coral se presentó en mi casa, con una carpeta bajo el brazo y cara de póker. En los primero quince minutos, saque en claro que su compañero Tony estaba unos dias en el norte visitando a su familia, que su jefa estaba muy ocupada con una investigación de la que no tenía ni idea pero que le había dejado tiempo libre, y que por eso me visitaba, porque quería ciertas respuestas. De lo que me dijo me quedaron claras dos cosas, una que su compañero posiblemente estaría en su manada tratando de averiguar de los ancianos sobre mí, pero que regresaría pronto, y que la Inspectora Jefa, muy probablemente, igualmente estaría realizando pesquisas en la misma dirección… No creía en coincidencias, y esos dos dejando de lado repentinamente a Coral, que era amiga mía, marcaban con claridad lo que estaban tratando de hacer.

  • Está bien, de modo que has venido porque quieres respuestas… ¿supongo que no lo vas a dejar? –indagué mientras nos ponía un café y nos sentábamos en la mesa.
  • No, no puedo. No te preguntare sobre tu amigo de las alas, porque sinceramente, prefiero obviarlo. Tony y yo consultamos los pasajes que dijiste y… bueno, personalmente de ese asunto prefiero no saber nada.
  • ¿Entonces?
  • El crimen y lo que se suponía que ese tipo trataba de conseguir… Al día siguiente encontraron a un par de importantes empresarios con algunos amigos muertos en extrañas circunstancias… Todos de muerte natural y a la vez…
  • ¿Y?
  • Pues que está claro que Tony, nuestra jefa y yo, los tres, pensamos que es cosa de tu amigo. Encontramos una relación casual entre el loco y uno de los dos empresarios, es algo muy leve y que se nos habría pasado por alto de no saber que buscábamos.
  • De modo que informasteis a vuestra jefa sobre “mi amigo”. ¿Y os creyó? –pregunte mientras escrutaba cada milímetro de la cara de Coral, estudiando hasta el mínimo de sus gestos.
  • No, al principio no, nos metió una bronca por crédulos de las que te rebajan medio palmo de altura. Por fortuna, teníamos algo en nuestro poder que la hizo recapacitar… o más bien, creo que lo que en realidad hizo, fue llevarse un susto de muerte, se puso con un palidez anormal incluso para ella…
  • ¿La pluma, no?
  • Si, fue la pluma lo que la convenció.
  • De todo esto deduzco que en estos instantes, tanto tu compañero como tu jefa están cada uno por su lado indagando sobre mí, algo que ya suponía. Muy bien Coral, ¿y que gano yo con todo esto?
  • Mi confianza, y que deje de molestarte… al menos con esto. Sabes que no pienso parar hasta obtener respuestas.
  • Ok, de acuerdo… adelante…

Lo cierto es que no fue nada complicado lo que quería saber, simplemente trataba de cerrar algunos puntos oscuros. Por ejemplo se dio cuenta al final, de que cuando dije que el asesino estaba herido y que la gran cantidad de sangre extra era suya, había mentido con el fin de despejar la zona de policía y que este pudiese regresar allí. El laboratorio no había tardado mucho en identificar el exceso de sangre como no humana, más concretamente, era sangre de perro perteneciente a un enorme pastor alemán de una nave cercana que el lunes había aparecido completamente exanguinado. También me explico que daba por sentado que era algo de lo que me debía de haber percatado visto mi posterior forma de comportarme, peor lo que no tenía claro y si quería saber, era el porqué de usar también esa sangre, pero aún más importante, como había sido posible que ese cretino atrajese sin saberlo a algo tan peligroso como lo que accedió a este mundo… Antes de responder mi la quede mirando…

  • Está bien, pero no pienso profundizar en nada que tenga relación con los dibujos, si te vale, te explicare la situación general.
  • Vale, me conformo, siempre que me aclare que trataba de hacer…
  • Está bien, lo que trataban de hacer era abrir las puertas de la otra vida…, o al menos, abrirlas lo suficiente como para poder acceder a alguien al otro lado.
  • ¿Y no sabían cómo hacerlo? –me interrumpió.
  • ¡¡Ohh, no!!, claro que si sabían cómo hacerlo, lo tenían muy claro. Su problema no era ese, sino que los rituales que estaban usando en combinación con el sello de Salomón en la forma en que estaba, no trataba de abrir ninguna puerta. Ese método es como tratar de usar un ariete en lugar de la llave… y allí las cosas no funcionan igual que aquí, esa era una de las peores ideas que nadie podría llegar a tener. Además, con cada leve modificación, alteraba el destino final del intento… su ultimo error ha sido la sangre de perro en ese dibujo. Supongo que alguien tuvo acceso a cierto libro medieval y no supieron interpretar del modo correcto su contenido…
  • ¿La sangre de perro para que se supone que era?
  • Era un especie de ofrenda al guardián de las puertas del infierno, Cebero. Supongo que sabrás de quien te hablo…
  • Si claro, el perro infernal de tres cabezas que guarda las puertas de hades e impide que nadie que no deba pueda cruzarlas… Pero eso es solo una leyenda, pura mitologia… -me sonrió.
  • Si, igual que la del Ángel de la Muerte que por orden de dios elimino a todos los primogénitos de Egipto –enarqué las cejas.
  • Touche… dejare de sacar conclusiones sin antes pensármelo detenidamente… por favor sigue… -me respondió, incluso creo que se ruborizo un poco.
  • Bueno, el caso es que mezclo cosas de muchos sitios y culturas. Unas funcionaban y otras no, y una de las primeras era el sello de Salomón que fue lo que atrajo a… “Azrael”.
  • Sí, pero como, no entiendo como ese lunático pudo atraer a un ente tan poderoso…
  • Bueno, a ver si explicándolo de este otro modo es más comprensible. Tú conoces la leyenda de Caronte, el barquero de la laguna estigia o del rio Aqueronte según a quien leas, ¿no? Que cobra una moneda por cruzar a las almas las puertas del Hades…
  • Si claro, a groso modo podríamos decir eso, si… -la interrumpí.
  • Digamos que ese lunático con tanto cambio de esquema en el dibujo, lo que ha estado haciendo, en lugar de llamar a la puerta del otro lado, o incluso a la del infierno para atraer a Cerbero, lo que ha conseguido ha sido alterar el normal fluir del Aqueronte o de Estigia… Ciñéndonos a la misma mitología, digamos que una vez que pasa eso, ya solo era cuestión de tiempo que Caronte, el Barquero, se diese cuenta de que algo raro está ocurriendo y acudiese a investigar…
  • De modo que eso fue lo que le atrajo, ese cretino altero el otro lado… -asintió pensativa.
  • Bueno, como Católica que eres y para facilitártelo aún más, digamos que el sello de Salomón usado de esa manera altero el perfecto equilibrio neutral de eso que se denomina como “limbo”.
  • Si, lo entiendo, ¿pero a quien o que buscaban?
  • ¿Sinceramente? Ni lo sé, ni me interesa, y tú lo primero que deberías de aprender sobre estas cosas, es que no siempre se obtienen todas las respuestas. En este caso está todo tan enmarañado que cualquier cosa que alguien diga no pasara de ser una mera suposición. Por otro lado, te aseguro que no es bueno jugar con algo que implique a Azrael o a Cerbero, y menos a estos niveles.
  • Está bien, bueno, al menos ya tengo clara la secuencia de los hechos, incluido lo que tu hiciste… aunque me pasa lo que a Tony y a mi jefa, cada vez siento más curiosidad por saber quién, o que eres tu exactamente…
  • Pues creo que ya lo sabéis, solo soy una persona con ciertos conocimientos Druídicos…
  • Sí, claro –suspiró-. Mira, a mí me vale, por mucho que no me lo crea, pero dudo mucho que mi jefa o mi compañero vayan a estar tan conformes como yo a no saber que o quien eres de verdad.
  • Pero… -me volvió a interrumpir.
  • No, déjalo, ni te molestes. Estaba allí cuando tu “amigo” llegó, ¿recuerdas? Y fui testigo directa de que te reconoció en el acto y de que hablasteis en todo momento como dos… “personas” que se conocen anteriormente. Así que déjalo, solo eres un humano con capacidades Druídicas  que curiosamente conoce a nivel personal al mismísimo Ángel de la Muerte… ¡Normalísimo! –exclamo sarcástica..
  • Bueno, reconozco que dicho de ese modo no suena muy convincente que dijéramos… -sonreí.
  • ¿A que si? Mira, me invitas a comer y mientras te ayudo a prepararlo todo enterramos este caso para pasar a alguna otra conversación menos espinosa y más entretenida. ¿Hace?

Creo no necesitar decir aquí que acepte en el momento. Lo que también me quedo claro, es que estaba siendo bastante iluso. Si bien mi actual identidad les iba a ser terriblemente difícil de echar por la borda, pues la había construido a conciencia a lo largo de varios años y excepto que encontrasen la tumba del verdadero  Miguel, no podrían dar nada en mi contra. También, y siempre según los datos que tenía, el conocimiento sobre mi persona o lo que de verdad había ocurrido con ese asesino, se reducía a tres personas, Coral, Tony y Serena, la Inspectora Jefa. Basándome en mi experiencia, y más en concreto pensando siempre en esta última como la más peligrosa, no habría dado parte sobre mí o lo ocurrido al Consejo Europeo, pero tampoco era tan necio, como para no suponer que se habría cubierto las espaldas por si acaso decidiese eliminar molestias. Para esa Súcubo, tras lo ocurrido y según ella sabía, dado que era “amigo” personal de Coral, con mis conocimientos podría ser un importante añadido fuera de antena a sus medios. Pero del mismo modo que durante el proceso de búsqueda del lunático aquel, mis opciones eran muy limitadas, seguir como estaba actualmente y ver donde me llevaba esta “colaboración”, o cambiar a una identidad de emergencia, lo que me obligaría a retirarme a algún sitio perdido en el culo del mundo.

Mientras estuvimos comiendo, Coral parecía mucho más distendida y relajada que las veces anteriores, incluso se llegó a permitir bromear, aduciendo que menos mal que quien acudió a la llamada fuer Azrael que me conocía, y no Cerbero, en busca de más sangre de perro como presente. Por fortuna asimilo bastante bien las sorpresas y creo que mantuve la expresión inescrutable cuando lo dijo, porque lo cierto, es que aun siendo Cerbero quien apareciese yo no habría tenido el menor problema, pues no era más que otro de los engendros creados por mi Madre con la ayuda de los demonios. Mi principal problema con Cerbero cuando alguna vez me lo había encontrado, siempre era el mismo, el acariciar a la vez sus tres cabezas con tan solo dos manos… La cabeza restante tiene tendencia a llamar tu atención a base de mordisquitos, y recibir uno de cerbero, os aseguro que no es agradable, porque por poco intenso que sea deja una buena marca sanguinolenta, aunque para el solo estuviese jugando.

El lunes siguiente, cuando por fin termine con lo que estaba haciendo, mi adorable jefa, decidió poner a colaborar en una serie de renderizados 3D para un futuro juego. Si bien ya había realizado algunas cosillas en ese campo, esto estaba sin duda en otra liga, como bien pude comprender en cuanto me senté ante el ordenador y me pasaron las líneas de código para que pudiese ir viendo por donde iban. Descubrí que si bien podía aplicar muchos de mis más novedosos conocimientos sobre informática, en ciertos aspectos, confieso que no sabía ni por donde me andaba, estaba más perdido que un pingüino en el desierto del Sahara… Toda la semana fue más un continuo aprender de mis compañeros que lo poco que en realidad fui capaz de ayudar, y desde el jueves, todo ello con el aliento de mi adorable jefa sobre mi nuca. Y por fin llego el viernes, aunque en esta ocasión me lleve trabajo a casa para ver de ponerme al día.

Durante el fin de semana salí por la noche tanto el viernes como el sábado durante un par de horas o tres por noche, lo justo y necesario para un “aquí te pillo, aquí te muerdo” como yo digo. Ya os podéis imaginar, una tía rápida, un ligue rápido, una invitación a una copa y un servicio o lugar discreto para un polvo aún más rápido con un conveniente pero poco memorable orgasmo para ella con el correspondiente pequeño chupito de su sangre para mí. Eran unos polvos tan anodinos que no merece la pena contarlos. Yo en su caso no dejaba de ser otro más que se habían follado, y ellas para mí, el debido mantenimiento de mi nivel de Vitae en el interior de mi cuerpo por si lo necesitaba. Aclaro, que si bien antes de que Coral me metiese en su investigación solía mantener un nivel de Vitae suficiente, ahora mismo, tras la experiencia, hasta que supiese como iba a terminar todo esto, prefería mantener mi Vitae al máximo posible y usarla el mínimo indispensable.

El lunes regrese al trabajo con las pilas cargadas y en pleno uso de mis capacidades informáticas para poder empezar a ayudar a mis compañeros. Hasta el miércoles a media mañana estuvimos avanzando con rapidez, al extremo que nos quitamos a la jefa de la chepa. Sin embargo en mi caso, a la una del mediodía se me termino la tranquilidad, todo ello gracias a una inocente llamada de Coral, rogándome que por favor me pasase por su departamento a buscarla, es decir, por su trabajo, en la comisaria. El problema de Coral cuando hablaba conmigo, supongo que en gran parte al verme como amigo, es que solía ser bastante precisa en sus “comunicaciones”, y al margen de pedirme que fuese a buscarla, también me pedía subir hasta sus oficinas y no en la puerta de la calle, lo que podía muy bien significar, que me quisiese enseñar o preguntar por algo… lo que ya no me hacía tan feliz. El caso es que no estuve para nada desencaminado, pero ni por asomo podría haber supuesto lo que pasaría durante dicha visita… vulgarmente podríamos decir, que clave el último clavo del ataúd de la invisibilidad de mi actual personalidad.

Efectivamente, Coral y su compañero querían que le echase un vistazo a cierta carta que tenían en su poder. En el papel aparecían una serie de lo que parecían runas en un modo que daba a entender que se trataba de algún tipo de texto copiado de algún sitio…

  • Bien, ¿y que se supone que queréis que haga yo con esto? –repliqué tras observar detenidamente la hoja.
  • Queríamos que nos confirmases que era lenguaje Celta, próximo a las variaciones lingüistas Druídicas del mismo… -me contesto Tony.
  • Pues siento decírtelo, pero no, no son de origen celta. Esto son runas Vikingas, y no me parecen de origen chamanico si es lo que os preocupa… pero poco más puedo decir –sonreí, guardándome bastante información para mí al no querer verme en más líos.
  • Ustedes tres, a mi despacho… ¡¡Ya!! –ladró más que pidió la jefa de Coral y Tony.

Nada más entrar a su despacho, lo primero que hizo fue cerrar las persianas para impedir que nadie viese lo que allí pasase, y después se volvió hacia mi persona, cruzando los brazos y quedándose mirándome fijamente. Lo siguiente fue que explicase que había sacado en claro de la hoja, y ante mi contestación hizo salir a sus dos subordinados del despacho. Después de quedarnos a solas, pegó su cara a la mía, mascando las palabras…

  • Mira gilipollas, estas mucho más en la cuerda floja de lo que crees, hasta el momento has tenido suerte que nadie te descubriese, pero aquí se te termino. Nos vas a ayudar con esto al máximo de tus capacidades sean estas cuales sean, porque si no, vas a arrepentirte, ¿está claro?
  • Muy claro, pero sigo diciendo que no…
  • Te estuve investigando, pero no me quedo más remedio que dejarlo cuando empecé a notar ciertos movimientos nerviosos con mis preguntas. Así que tienes dos opciones, o voy a mis jefes y hablo con ellos de ti, o colaboras en los casos en que yo crea que vas a sernos útil… ¿te queda más claro? –Me sonrió maligna.

La verdad es que estaba jodido, porque era obvio que si esa puta les contaba sobre Azrael y como me había tratado, se iba a desatar una caza de brujas en mi contra a nivel planetario. Decidí en décimas de segundo aceptar su oferta, pero antes de eso debía de poner las cosas en perspectiva, pues con esa mujer no sería nada bueno permitir que quedase cómodamente por encima de ti. Decidí aplicarle un poco de fuerza bruta con el único fin de bajarle los humos, sin embargo, la situación se volvió muy peligrosa e inesperada. Según me amenazo y me sonrió con esa cara de maldad que también se les da poner a los Sucubos, relamiéndose al creerme en su poder. Sin mediar palabra le cogí del cuello, pegándola con fuerza contra la pared del despacho. Lo cierto es que por su reacción la debí de asustar más de lo que yo pensaba, porque empleo todo su poder en su máxima capacidad, y a punto estuvo de salirse con la suya, menos mal que fui capaza de accionar el rápido consumo de Vitae para despertar por completo mis sentidos y mi cuerpo con el fin de rechazar su ataque psíquico. Metí mi cabeza contra su cuello, para decirle siseando como si fuese una serpiente que ya valía, lo que tan solo sirvió para que tratase de arreciar su ataque…

Fue en ese instante cuando le susurre unas cortas palabras al oído llamándola de determinado modo, y que la hizo jadear de miedo, a la vez que cortar de raíz su ataque mediante sus poderes de súcubo. Se quedó muy quieta, mirándome con terror…

  • Si, súcubo, sí, he reconocido perfectamente lo que eres en realidad desde el primer momento, y sabes también como yo lo que te ocurrirá si los de tu especie lo descubren… -vi en sus ojos que se reponía del susto, y nuevamente parecía lista para el combate.
  • No sabes a lo que te estas enfrentado Druida… no tienes ni idea de con quien estás hablando de verdad… -trato de empujarme, pero no logro moverme ni medio milímetro.
  • Ese es tu error –use mi lengua para lamerla la mejilla-, tu poder no me afecta como puedes comprobar, -pase repentinamente a un antiguo dialecto demoniaco para continuar-, y querida mía, en realidad, deberías de recordar, que eres tu quien no sabe con quién está hablando de verdad… -la solté, justo en el instante que Coral y Tony volvían a entrar en el despacho.
  • ¿Qué queréis? –les pregunto mientras jadeante me miraba con recelo masajeándose el lugar del cuello por donde mis manos la habían tenido sujeta.
  • La autopsia de… -trato de contestar Tony, que fue interrumpido de forma brusca.
  • Eso puede esperar, ahora salir fuera y que no se os vuelva a ocurrir entrar en mi oficina sin que yo os de permiso antes para ello… -le grito con voz colérica, haciéndoles salir y cerrando la puerta de un portazo.

Después de esto, las cosas quedaron medio claras entre la súcubo y yo. No repetiré aquí lo que hablamos, para baste decir, que el decirle al oído aquella última frase en un antiguo dialecto usado exclusivamente por las razas de origen demoniaco y prohibido a cualquiera fuera de ellas la había afectado. Entre otras cosas, porque entre dichas razas solo se podía enseñar una vez que el sujeto tenia superados los cien años de edad… Por si fuese poco, como muchos otros y aunque en menor medida, este también se había ido actualizando, pero yo había usado un modo un tanto arcaico del mismo, hablado allá por el 1600, por la época en que ella lo aprendiese… No le costó tampoco deducir, que ese había sido un modo como otro cualquiera de darle su verdadera edad, y no la que creían en su propio pueblo que tenía… unos 250 años menos de los reales.

Entre los Súcubos y los Íncubos, de vez en cuando, unas pocas veces por milenio, nacen niños o niñas con poderes aumentados que al ser identificados, son rápidamente ejecutados sin piedad. Obvio decir, que Serena era una de esas niñas. Los Súcubos tienen el poder de controlas mediante el sexo a los machos de cualquier especie, incluidos los Íncubos, igual que a estos les pasa al Revés, con las hembras y las Súcubos. Entre ellos, ese poder va mejorando con la edad y su uso, solo un Incubo o un Súcubo más “anciano” sería capaz de controlar al espejo de su especie. Sin embargo, en estos pocos nacidos en cada milenio su poder se desarrolla de modo diferente, ya que también son capaces de actuar sobre los de su propio sexo y raza… Si bien sus poderes funcionan del mismo modo ya que se tienen que ir desarrollando con tiempo y esfuerzo, esto es solo así en el caso de sus pares o su sexo, ya que en el contrario estos avanzan de modo mucho más rápido. Entendí que Serena de modo inteligente había debido de borrar todas sus huellas anteriores en el siglo XVIII y dado una nueva identidad que era con la que ahora vivía. Los Súcubos e Íncubos en esa época eran muy perseguidos, y se podían contar con centenares los que terminaron en las hogueras de la inquisición… el momento perfecto para usurpar una identidad reconocida y que se hubiese quedado sin “conocidos” que pudiesen identificarla. Una vez deje esto claro, pase a la negociación…

  • No voy a amenazarte con descubrirte, no me interesa, ya que tú podrías hacer otro tanto conmigo. Nos tememos mutuamente cogidos de los huevos, así que voy a proponerte algo que seguro que te será del todo satisfactorio…
  • Adelante, dime… -me miró fijamente.
  • Os voy a ayudar en todo lo que pueda y como mejor sepa hacerlo. Pero a cambio quiero que mi nombre, descripción o datos no queden registrado en ningún sitio. Si necesitáis por alguna circunstancia considerarme como experto o confidente, siempre constare como Druida, pero sin nombre, asignarme un número código y punto. Por último, quiero que me dejéis en paz con mi vida privada, los tres.
  • Me parece justo… pero no niego que me intrigas, y cada vez más, ¿Quién  y que eres? Sé que no perteneces a ninguna raza de las “llamadas” malignas, no eres uno de nosotros, sin embargo hablas el dialecto… y del mismo modo en que se hacía 500 años atrás…
  • Te lo diré de otro modo, dejad de investigarme o tratar de averiguar sobre mí, os aseguro que no os va a servir más que para terminar con la gallina de los huevos de oro para vuestro trabajo con que os acabáis de topar. Que yo os lo diga, pida o exija esto, sé que no va a impedir que continuéis por ese camino, pero si os va a garantizar prácticamente, que el día menos pensado yo desaparezca de la faz de la tierra como si nunca hubiese existido anteriormente…
  • ¿Y qué te impediría hacer eso en cualquier momento? –me replico, pero dejando claro que había captado la sutil amenaza de que en ese caso posiblemente no “desaparecería” yo solo.
  • Mi palabra, y nunca la rompo. Si me dejáis tranquilo, os garantizo que el día en que decida o deba de marcharme, seréis los primeros en saberlo y con el suficiente tiempo de antelación. También os aseguráis de este modo, la absoluta tranquilidad de que no reapareceré en el futuro más o menos incierto para daros las gracias por obligarme a irme antes de tiempo.
  • Está bien, acepto, pero ni por un solo instante pienses que te temo… –se levantó mientras hablaba, llamando a que entraran a Coral y Tony-. Y ahora que todo está claro, -continuo una vez los dos estuvieron dentro- ¿qué puedes decirnos de esas runas?…
  • Son runas vikingas, estimo que su origen estaría sobre el 940 a 980 d.c. aproximadamente, y serian de la zona montañosa sur de la Actual Noruega. No sé de donde las habréis sacado al copiarlas, pero parecen hablar de una expedición de saqueo, describe a sus compañeros y lo que esperan conseguir de las lejanas tierras que van a “visitar”… Poco más os puedo decir… -Les mire a los tres.
  • Están montando una exposición sobre los Vikingos en una conocida fundación, hace tres días alguien trato de entrar a robar y fue sorprendido. Le requisamos esto, pero no sabíamos que era… -explicó Tony.
  • Bueno, pues ahora ya podéis interrogarle con cierto conocimiento, ya podéis tratar de ir entrándole por varios sitios…
  • No, no podemos. Al tratar de escapar por la misma verja exterior por la que había saltado, perdió pie y quedo ensartado en los extremos en forma de lanza de la misma… Cuando las asistencias llegaron no pudieron hacer nada por él. Lo único claro al respecto es que estaba en muy buena forma, que sabía lo que se hacía, tenía equipo de primera y no era español. Hemos pasado sus huellas y demás a interpol, pero hasta que no nos digan quien era estamos atados de pies y manos… -replico Coral.
  • No necesariamente –argüí, pensativo y más por inercia que por otra cosa.
  • ¿Lo dice usted por el papel que le hemos enseñado y esa exposición, no? –me pregunto Serena, la inspectora Jefa.
  • Si, en ese escrito se describen varias cosas, algunos objetos, les puedo facilitar la traducción de esa parte e ir ustedes a ver si alguno de ellos por pura chiripa fuese parte de la misma.
  • Creo que eso mismo hemos pensado todos cuando has dicho que había en el texto una descripción de sus miembros y de varios de los objetos que llevaban con ellos, vamos a necesitar una traducción de esas descripciones –me dijo Coral.
  • Hágalo ahora mismo por favor, mañana mismo irán ustedes a echarle un vistazo a esa “exposición” –dijo dirigiéndose a nosotros tres-. Mucho me temo lo que ustedes, que vamos a tener que vernos con esa chiripa a que usted hacía referencia… Si mañana descubren ustedes alguna coincidencia con ese escrito, no hagan nada de nada, primero de todo, infórmenme de ello para ver como deberíamos de proceder en este caso.
  • Si jefa… -replico Tony.
  • Creo que todos ustedes se están olvidando de un pequeño detalle sin importancia –les dije como de pasada.
  • ¿El qué? –indago Coral.
  • Si ese tipo buscaba algo de lo descrito en ese texto, pero del modo en que lo habéis descrito dudo mucho que fuese capaz de descifrar la escritura Vikinga, así que, ¿por qué no lo llevaba traducido?
  • Buena pregunta, y es verdad… Pero está claro que la llevaba por algo…
  • Sí, pero la única explicación que le veo es que esa hoja sea un calco de algún texto o composición y que esas runas en el escrito no estén colocadas así por casualidad  -señale la hoja-. Las separaciones entre ellas aunque no extrañas para la época, teniéndolo todo en cuenta, sí que son un poco anómalas –apunté.
  • De momento hagamos lo que teníamos pensado, comprobar si alguno de esos objetos está o no en esa exposición para tenerlos bajo una estricta vigilancia, y una vez que tengamos claro quién era ese hombre, decidiremos si debemos de enfocar este caso de forma diferente… -Argumento la Inspectora Jefa.
  • Otra cosa, solo por si acaso, yo en vuestro lugar, si encontráis alguna de esas piezas que os he puesto, además de ponerlas bajo vigilancia, les haría todas las fotos posibles y desde todas las posiciones que os imaginéis, no sea que vuelvan a intentarlo nuevamente con mejor suerte… No sea que después descubramos que lo necesitamos con la hoja…
  • Pero no decías que eso no… -Interrumpí a Tony.
  • No, solo hice una observación, es muy probable que si existe, alguno de esos elementos esté relacionado de algún modo con ello, pero el que el ladrón llevase esa hoja con caracteres rúnicos Vikingos, es por demás extraño… Como dije antes, quizá en ella haya algo que de momento no podamos ver…
  • Obviamente te refieres a algún tipo de código inserto en la escritura o en su posicionamiento dentro del texto –replico Coral.
  • No lo sé Coral… es una especie de tiro a ciegas,  especulaciones nada más en base a llevar esa hoja en “versión original” por así llamarlo…

Tras esta conversación, Coral me acerco amablemente a mi casa, pues según me dijo, gracias a mi agradable intervención, les había dado trabajo para estar aún un par de horas más en la oficina rebuscando datos. Por mi parte salí el fin de semana a por mi pequeña dosis de sangre, tenía un mal presentimiento y quería tener mis “reservas” de vitae al máximo posible. Fueron un total de dos “aquí te pillo aquí te muerdo”.

El lunes cuando llegué a la empresa, al tomar el ascensor y justo antes de que las puertas se cerrasen, entraron también al mismo tres personas ajenas al edificio, dos hombres con pinta de gorilas, y un pedazo de rubia de infarto. Me controlé por pura fuerza de voluntad, por el escaso reflejo de las puertas metálicas del ascensor, y también gracias en parte a mi perfecto sentido de a vista, pude darme cuenta del repaso que la rubia me echó, especialmente del gesto de complacencia cuando sus ojos llegaron a mi culo. Primero fueron los dos gorilas, a los que mis sentidos identificaron sin problema, y luego la Rubia, sin embargo en esta ocasión, el uso de una pequeña cantidad de Vitae sobre mis sentidos para amplificarlos fue simplemente a modo de verificación… de que realmente era quien pensaba. Yo me baje antes de tiempo, pues debía de pasar a recoger unos papeles que otra empresa del edificio que tenían para nosotros y porque tampoco quería seguir en ese ascensor ni un segundo más de lo necesario, ya que en caso de problemas con ellos, un espacio tan cerrado no era precisamente el mejor sitio para ello.

El problema, es que la presencia de esa mujer en el edificio donde mi empresa tenía la sede me parecía mucha casualidad, dado que la conocía, sabía perfectamente quien era y suponía también mucho más de lo que sería conveniente conocer a alguien ajeno a su clan. Aunque también era consciente de que su nombre no me diría nada, pues al igual que yo, desde que nos cruzásemos en Noruega a principios de 1941 debía de haber cambiado de identidad unas cuantas veces. Se trataba de una Wulfgar, y por lo que identifique con mis sentidos cuidadosamente potenciados por la vitae en aquella lejana ocasión en Noruega, concretamente una chaman, y no una cualquiera precisamente. Sus “acompañantes” también eran Wulfgar, en su caso sin duda Guerreros Berserker o Ulfhednar, como también se les llamaba, una escolta tan temible como formidable. Aunque constreñidos a Escandinavia, el pueblo de los hombres-oso era una de las razas organizadas más poderosas que aun existían y con las que todas las demás se andaban con tiento, no en vano sus Guerreros Berserker fueron los más brutales de entre los Guerreros Vikingos que atemorizaron medio mundo...

Con la vida que he llevado, difícilmente creo en las coincidencias más allá de que puedan suceder de forma parcial, y la presencia de esa mujer en Madrid en medio de una investigación por el intento de robo de uno o varios tesoros Vikingos, hicieron saltar todas mis alarmas. Tras una serie de problemas con mi identidad de esos momentos en 1938 en Francia, no tuve más opción que aprovisionarme rápidamente de una nueva, y quitarme de la circulación, trasladándome a un lugar apartado hasta que pudiese hacerme cargo de la siguiente que tenía preparada. Desgraciadamente, en 1940 me quede atrapado en Noruega con dicha identidad transitoria debido a la invasión del país por los alemanes. Allí descubrí que en las zonas más áridas y montañosas del país las distancias podían ser muy relativas, y que 4 míseros kilómetros, podían ser todo un hándicap para quien no estuviese perfectamente entrenado físicamente. Tras un par de encontronazos desagradables con fuerzas propiamente “nazis”, SS y Gestapo en mi vecindad, tome la decisión de eliminar del mundo a esa… “ralea”, dando comienzo a mi matanza particular.

Pese a lo que el mundo humano cree, en la segunda guerra mundial existieron dos tipos de resistencia, la de los humanos, y la de las razas. En el caso de Noruega, esta fue casi en exclusiva cosa de los Wulfgar, pero en ambos casos, razas y humanas, durante toda la guerra, sus líderes escandinavos parecieron tan interesados o más que los alemanes en poder “hablar” conmigo. Por parte Alemana, existieron varios Clanes de las razas, especialmente Licántropos, que intentaron aprovechar la rápida victoria de las fuerzas Nazis para imponerse en los territorios ocupados y la misma Alemania, con especial énfasis sobre las razas más poderosas en dichas zonas, vampiros, Wulfgar, Ratts, etc… Cuando me decidí a intervenir, principalmente con el fin de protegerme a mí mismo, también planee el modo más eficaz que se me ocurrió para ocultarme ante los ojos de las Razas presentes en Noruega. Deje mi propia marca con el fin de diferenciarme de la resistencia, y en un par concreto de ocasiones, sobre ciertos cadáveres importantes de Licantropos, pistas suficientes como para poder tomarme llegado el coso incluso como un enviado por el consejo Europeo con algún fin determinado…

Debido a mi forma de actuar, a mi brutalidad en los ataques, siempre con arma blanca, a que nunca dejaba una huella y a que nadie era capaz de dar conmigo o saber de mí, empezaron a llamarme Spøkelse, o Fantasma. En mis víctimas o cerca de ellas, siempre dejaba grabado un símbolo, la letra Lambda… “Λ”, la letra que adornaba los escudos de los Soldados de Esparta, y cuyos máximos exponentes eran su elite, los Krypteia, de los cuales me consideraba, y aun me considero el último... No creo que nadie descubriese el motivo o significado de dejar dicha letra para reclamar la autoría. Yo no puse bombas, no descarrile trenes, no ametralle a nadie, o disparé contra nadie. Yo únicamente… degollaba, decapitaba o destripaba, ya fuese con el puñal o el Xifo… Creo que uno de los principales motivos del terror que me profesaban las tropas Alemanas, las SS o la mismísima Gestapo, era el hecho de que los vehículos siempre aparecían en perfecto estado, sin uso aparente y con sus dotaciones en su interior… Imagino que encontrarse un “Sd.Kfz.” (transporte semiblindado sobre orugas) con sus siete u ocho ocupantes debidamente sentados en sus asientos, pero con sus gargantas rajadas y llenos de sangre, no debía de ser excesivamente tranquilizador para sus compañeros. Claro, que la cosa empeoraba si eran SS o de la Gestapo, entonces, una de dos, o bien habían perdido la cabeza, o bien, los encontraban completamente destripados… en este caso, también mi crueldad dependía de si eran humanos o pertenecientes a las Razas…

Ni los Alemanes, ni la resistencia Noruega estuvieron nunca cerca siquiera de ponerme en apuros o de encontrarme, y únicamente, esta mujer supuso un peligro para mí en aquellos años. Por fortuna, cuando más se me acercó y nos encontramos frente a frente, mi apodo de Spøkelse aún no se había hecho lo bastante famoso como para atraer directamente su atención, y en esos momentos aun no debía de saber muy bien a quien estaba buscado. En aquella época, esta Chaman desprendía un poder enorme, e incluso creí detectar también en ella un aura de augur realmente siniestra. En esa época se la veía como alguien muy diferente de la mujer que había subido conmigo en el ascensor, a la que de no haberme encontrado aquel día, nunca hubiese sospechado que perteneciese a las razas… Mis agudos sentidos sobrehumanos me advirtieron sobre sus acompañantes, pero a ella no la detectaron como Wulfgar hasta que no emplee una mínima cantidad de vitae para amplificarlos, y fue únicamente por tratar de asegurarme de que realmente era quien creía. Hice mis gestiones en la planta en que me baje, tardando todo lo que pude, y luego use las escaleras para ir a mi mesa en las oficinas de mi empresa, con la esperanza de no volver a encontrarme con ninguno de esos tres.

Como a los diez minutos escasos de estar sentado en mi sitio trabajando, recibí una llamada de mi jefa para que me pasase por su despacho porque según me dijo, me necesitaba para un trabajo urgente para un nuevo cliente. Ya mientras me levantaba tuve un mal presentimiento que se fue agravando al detectar gracias a mis potenciados sentidos la presencia en el despacho de mi jefa de varias personas más. Realmente no fue ninguna sorpresa cuando entre el encontrarme allí dentro a la rubia y sus dos acompañantes…, estando está sentada frente a Doña Helena, y los dos hombres de pie a ambos lados de la puerta. Puede observar como los ojos de ambos hombres parecían estrecharse y como su tonalidad cambiaba a un marrón más oscuro, al darme cuenta, en lugar de sentarme donde me indico mi jefa, fui a ocupar un asiento justo a lado, pero con la particularidad de que le daba de lleno el sol que entraba por una de las ventanas. Como a los cinco minutos de estar hablando sentí como la tensión en ellos y la mujer rubia se relajaba. Los Wulfgar tienen dos adversarios claros dentro de las razas, los Licántropos y los Vampiros, pero es especialmente con estos últimos con los que peor se llevan. Yo, con mi exposición voluntaria al sol de media mañana de Junio, acababa de despejar la más peligrosa para ellos de ambas opciones, ya que según parecía por lo que se estaba hablando entre mi jefa y la rubia, barruntaba que iba a trabajar codo con codo con ellos. Casi salté de mi asiento cuando entendí que mi función se llevaría a cabo en cierta fundación en que se iba a exponer una serie de importantes piezas Vikingas.

Cuando los tres nórdicos se marcharon, mi queridísima jefa trato de ponerme los puntos sobre las ies, que por cierto no es que les saliese muy bien que dijésemos…

·         Tendrás que trabajar sobre el terreno, como ya escuchaste, alguien entro dentro de su servidor central y violo la seguridad del mismo, incluidos los sistemas de seguridad de la exposición. Escúchame Miguel, y escúchame muy atentamente, todo esto es confidencial, de ello no se habla. No quiero ver a tus amigos de la policía metiendo las narices en nada de esto -me explicó, golpeándome el pecho con el dedo índice.

·         Muy bien, pues entonces mande a otra persona, porque no me gustaría ser despedido por algo que no puedo controlar, como es lo que hagan mis “amigos” de la policía.

·         Créeme, que si hubiese podido elegir libremente para este trabajo, no serias tu quien fueses…  Pero de las otras dos personas capaces de haberlo hecho, una está de baja, y la otra en Sevilla… Por desgracia, para esto solo dispongo de ti… la confidencialidad es una cláusula del contrato, no hay opciones… así que no la cagues…

·         Pues entonces le sugiero que hable con la rubia y le pregunte detalladamente por el robo, porque creo que se le olvido comentarle el pequeño detalle de que “mis amigos” ya están allí investigando… Dudo de que tarden más de tres o cuatro horas en estar aquí preguntando, en cuando alguien aparezca por allí para poner al día la seguridad del servidor principal, sea quien sea el que vaya…

·         ¿Estás seguro de esto que me estas contando? –se llevó las manos a la cara, luego me miró fijamente, antes de volver a hablar-. Sí, claro que estás seguro de ello, ¿ya has estado allí?

·         No, nunca he estado en ese sitio, de hecho confieso que era la primera vez que escuchaba hablar de ese centro de exposiciones. Estaba con algunos de mis amigos cuando les llamaron para que acudiesen a un intento de robo en ese mismo sitio, por eso lo sé. No tengo problema en ir, pero si me preguntan, no pienso andar mintiéndole a la policía…

·         Está bien, lo entiendo, pero solo si le preguntan, nada de ir ofreciendo voluntariamente información. ¿Está claro?

·         Perfectamente, si preguntan respondo, si no me dicen nada, yo calladito…

·         Está bien, y otra cosa Miguel, nada de tonterías con esa rubia, no quiero líos entre mis empleados y los clientes… ¿entendido?

·         Claro jefa… pero permítame una pregunta, ¿eso también se lo ha dejado usted claro a la rubia? Porque quien miraba al otro medio desnudándolo, era ella a mí, y no yo a ella…

·         Repito, nada de confraternizar con el cliente…

·         ¡¡Ohhh!!, ahora se le llama asi… -sonreí sarcástico.

·         ¡¡¡Miguel!!!

·         Vale, vale… entendido… -aproveche para salir de allí por patas antes de que se enfadase más.

En realidad, de ser otra persona diferente, el hecho de poder follarme a ese pedazo de rubia no me hubiese supuesto el menor de los problemas, dijese lo que dijese mi jefa, sería solamente un traguito más de Vitae para mí, a la vez que me divertía con una hembra cañón, cañón, cañón. Pero en este caso, la hembra cañón, era una Chaman Wulfgar, y su misma naturaleza ya le hacía de por sí muy peligrosa. Eso sin contar con el asunto del intento de robo en una exposición que ella misma manejaba, la situación no era como para andarse con tonterías, algo que no tarde mucho en comprobar personalmente.

El primer día de trabajo en la exposición con el servidor de seguridad me dejo en claro un par de cosas que me parecieron bastante serias y que me obligaron a llamar a mi jefa a media mañana. Cuando llego le explique el que equipo, una CPU que no debería de tener la menor conexión a ninguna red ajena a los dispositivos de seguridad, montaba una tarjeta Wifi a la que simplemente le habían retirado las antenas, pero que estaba plenamente operativa, lo cual ya de por si era de una negligencia absurda. Lo segundo, es que al desmontar el panel lateral del equipo, me tope que la tarjeta en realidad, tenía montada una antena interna con las conexiones soldadas a la placa de la misma, un trabajo ciertamente profesional. Mis opciones aquí quedaron claras, era un marrón que le pensaba pasar a mi adorable jefa… cuando llego, la noticia no le hizo la menor gracia…

·         Muy bien, ¿qué propones?

·         Sustituir completamente el equipo y hacer una revisión exhaustiva de toda la instalación, no hayan colocado alguna otra sorpresa. He conectado mi portátil al sistema y he hecho un rastreo de dispositivos, no he topado con nada que no debiese de estar ahí, pero aun así, más nos vale prevenir en este caso.

·         Entiendo. Pero esa opción es extremadamente cara, un servidor nuevo con la potencia necesaria está totalmente fuera de presupuesto… Hablare con la clienta sobre todo lo que has descubierto y la mejor opción que vemos… Y no le va a gustar –replico Helena.

·         No, no creo que lo haga, además existe otro par de problemas. Estamos a jueves, hasta el lunes como poco no podríamos ponernos con los cambios del servidor, y con el intento de robo esto es algo que habrá que comunicar a la policía si o si… Pero eso ya es cosa suya, no mía, usted vera que hace al respecto…

·         Lo sé, de la clienta me encargo yo, pero para lo de la polica casi prefiero que llames tú mismo a tus “amigos” y les cuentes lo que se ha descubierto… Pero nada más que eso, lo que vayamos o no a hacer, o como lo hagamos, no les concierne en absoluto. ¿Está claro?

·         Perfectamente claro… solo la filtración desde el interior en los sistemas…

·         Eso es, no quiero que des datos de cómo vamos a solucionarlo… No quiero que nadie conozca nada sobre la nueva seguridad fuera de nosotros y la clienta.

Sonreí, pensando en que si me preguntaban se los pensaba remitir a ella con un buen asesoramiento de la situación y por donde “atacar”. Me jodián las estupideces, y especialmente el que me colgasen a mi historias que no me correspondían. Además tenía la sensación de que de un modo u otro al final al cliente también tendría que ser yo quien le explicase las cosas, y la rubia era la última persona a la que quería tener rondando en mis cercanías. La Wulfgar me ponía extremadamente nervioso, incluso diría que más de lo que debería. Tal y como sospeché, por la tarde llego mi jefa acompañada de los clientes, la rubia y los dos mastodontes que le acompañaban. Estuve explicándole lo que había descubierto, y por qué consideraba que lo mejor era cambiar el equipo entero, no puso pegas al gasto extra de dinero, pero en ese tiempo si dejo claro otro tipo de interés sobre mi persona, al punto de provocar una seria advertencia de mi jefa cuando por fin nos quedamos los dos a solas…

·         Oye Miguel, esto solo te lo voy a decir una vez, con las clientas, la bragueta cerrada. No quiero la menor tontería por tu parte con la Señorita Storjensen… hay mucho dinero en juego como para ponerlo en riesgo por un calentó… ¿Esta claro?

·         Meridianamente claro jefa. Tratare de no follarme a la señorita Storjensen… pero… ¿le ha dicho usted lo mismo a nuestra clienta?

·         ¿Decirme que…? –pregunto la Rubia, apareciendo repentinamente a nuestras espaldas.

·         Que posiblemente arreglar todo este desaguisado nos lleve un poco más de tiempo del que habíamos hablado el otro día… -replico rápidamente mi jefa, saliendo de ese modo al paso como pudo.

·         Sí, es comprensible dado lo que han encontrado… lo entendemos…

·         Muy bien, bueno, pues yo me marcho… -le tendió una mano, mientras a mí me lanzaba una mirada de aviso.

·         Bueno, y ahora que ya se ha marchado, dígame Miguel, que era de verdad lo que ella debería de haberme dicho… -me pregunto mientras se apoyaba a mi lado, sobre la mesa, junto al ordenador y la falda del traje chaqueta que llevaba se le subía en los muslos de modo obviamente deliberado unas pulgadas de más de lo “aceptable”.

·         Pues básicamente, si también le había avisado a usted de que no es nada bueno mezclar negocios con placer –replique mirándola fijamente a los ojos.

·         No, no me lo ha advertido –me explico a la vez que soltaba una carcajada, inclinándose después sobre mí, dejándome un generoso escote ante los ojos para seguir hablando con voz sensual-. Aunque tampoco es algo en lo que la pensase hacer el menor caso, ¿y tú?

·         Yo procuro no liarme en lo posible con mujeres peligrosas…

·         Así que te parezco peligrosa, ¿no? –ronroneo prácticamente en mi oreja.

·         Sí, mucho, muy, muy peligrosa para cualquier hombre…

·         Sabes, eres una persona muy inteligente, y eso que no me has visto en mi faceta más peligrosa con los hombres… cuando estoy desnuda…

·         Si bueno, ejem… yo ya termine, creo que mejor me marcho, que se hace tarde… -emprendí lo que cualquier observador neutral denominaría como una vergonzosa fuga.

·         Tú te lo pierdes…

·         Si bueno, hasta mañana…

·         Porque tú quieres… -susurro con voz pastosa la rubia. No escuché más, me marche casi a la carrera.

En realidad, el hecho de irme tan aceleradamente era porque su cercanía empezaba a afectarme, libido aparte, había tenido que recurrir a la Vitae para controlar mi “deseo” repentino por la señorita Storjensen. Era conocedor de la particularidad, de que una mujer Wulfgar que estuviese… digamos que “cachonda perdida”, podía influir en el deseo de sus hombres. Sin embargo eso era que no debería de haberme pasado a mí, por muy chaman poderosa que esa rubia fuese. Otra cosa que pude observar cuando me marchaba, y gracias a mi repentina huida, fue la presencia de los dos presuntos guardaespaldas de la Rubia, quienes por algún motivo en esos instantes no estaban en sus puestos, aunque si lo bastante cerca como para intervenir de ser necesario, algo muy impropio de un Berserker. El hecho además de que no se inmutaran en lo más mínimo ante mi aparición tan repentina, provoco que me fuese de allí con la mosca tras la oreja, algo no me estaba cuadrando del todo en este asunto.

Meditando durante el camino hasta mi casa, llegué a una conclusión que si bien al principio rechace por considerarla altamente improbable. Al repasar hecho por hecho, suceso por suceso y mezclarlo todo en cierto orden, hizo que dicha idea “ocurrencia” empezase a parecerme cada vez menos improbable y de ser así tenía claro que tanto la policía, como mi empresa, como yo, estábamos metidos en un bonito lio con seres de lo más peligrosos. La rubia me seguía teniendo despistado, sin embargo, sus dos escoltas empezaba a estar seguro de que eran mucho más de lo que pudiesen parecer. Apenas había cerrado la puerta de mi casa tras de mí, cuando Coral me llamo al teléfono rogándome que pasase por sus oficinas lo antes posible, por lo que me decidí a tomar un taxi para llegar cuanto antes.

El Taxi me dejo en la puerta de las oficinas de la Brigada, tome aire antes de entrar, preparándome para lo que fuese que habían averiguado sobre todo este “marrón”, con mayúsculas, que había caído sobre todos nosotros. Al entrar Coral y Tony cayeron sobre mi como un par de lobos hambrientos, arrastrándome casi hasta el despacho de su jefa, quien también estaba esperándome, y por lo que vi, paseándose por allí dentro como una fiera enjaulada. Apenas entramos se sentó de golpe ordenando cerrar la puerta con voz tensa a la vez que me tendía una carpeta con varias hojas. No dije ni una sola palabra, simplemente recogí la carpeta y me senté frente a ella, ignorando a todos ellos a mí alrededor, concentrándome en la lectura de lo que parecían nuevas runas.

Lo que tenía ahora delante de mí era más complejo que la hoja anterior. Di también por sentado al verlo, que se trataba de una réplica exacta en papel de un texto vikingo antiguo, dado que era acorde con la anterior hoja, entendí que habían conseguido encontrar su procedencia. Sin embargo, esta vez las runas estaban dispuestas con cierta lógica al escribir, no como las anteriores. Por el contrario a lo anteriormente traducido, en este caso me era imposible una comprensión completa y exacta del texto, algunas de las runas se me escapaban. No obstante, podía descifrar lo suficiente como para ser capaz de rellenar los huecos con cierta lógica, y aprovechar además la propia extensión del texto para deducir con total certeza por su contexto la exacta traducción de alguna de las que desconocía. Mi cara no reflejo nada, ni mi cuerpo hizo tampoco movimiento alguno cuando un nombre en el texto salto ante mis ojos…, Harald el Rojo.

No dije nada, me limite a realizar un resumen de lo que ponía en las hojas, que no era otra cosa que la narración de una expedición Vikinga realizada sobre Europa Oriental, el saqueo de varias poblaciones, su ruta, etc… Una vez terminé, me quedé esperando pacientemente a que alguno de los tres se decidiese a decir algo… Finalmente fue Serena, la jefa de la Brigada la que habló…

·         Los Suecos han planteado la posibilidad de retirar un par de determinados objetos de la exposición dada la “falta de seguridad” registrada. Y aunque no son precisamente las piezas mas valiosas, es un problema, porque la dirección del museo se niega y esta lanzando balones fuera… concretamente sobre nosotros.

·         Entiendo…

·         Me alegro, porque necesitamos saber que narices está pasando. ¿La traducción que nos has hecho es exacta?

·         No, era tan solo un resumen, algunas cosas se me escapan, si quiere una traducción completa y exacta voy a necesitar algo de tiempo. Al menos un par de días o tres. Podría aprovechar el fin de semana…

·         Está bien, tienes hasta el lunes, pero quiero que para ese momento tengas todo traducido al dedillo…

·         No se preocupe por ello… lo tendrá.

·         Muy bien, que no lo vea nadie, no le entretenemos más.

·         De acuerdo –repliqué, levantándome y marchándome del despacho sin más que una leve inclinación de cabeza a modo de despedida de Coral y su compañero.

El nombre de Harald y el sobrenombre de “el Rojo” en el texto podía ser tan solo una coincidencia. Yo era el primero en querer descartar cualquier  tipo de casualidad que pudiese parecer al respeto y asegurarme. Si se trataba de quien yo me suponía, alguien al tratar de efectuar un robo en esa colección estaba jugando a un juego muchísimo más peligroso de lo que se pudiesen llegar a imaginar. Empezaba a estar convencido de que la primera hoja, la encontrada sobre el ladrón muerto, era una pista, parte de un código que estaba protegiendo alguna cosa relacionada con ese texto y con Harald el Rojo. Cuando llegué a casa tras usar nuevamente un taxi, me prepare una copa y me dispuse a sentarme tranquilamente en el sofá para repasar otra vez todo lo anterior cuando sonó el telefonillo de la calle. Resulto ser mi gozo en un pozo, la dichosa rubiaza. No dude, abrí la puerta y rápidamente guarde en sitio seguro todos aquellos documentos proporcionados. Para mi sorpresa, pude comprobar que estaba completamente sola, deduje que en algún momento había dado esquinazo a sus dos escoltas… a los que esto no les iba a hacer nada de gracia, si es que lo había conseguido de verdad, que esa era otra.

Cuando le abrí la puerta de mi casa, no pude evitar hacer un comentario ingenioso sobre que se suponía que había ido a hacer allí, pues bien, desde luego el comentario me quedo de lo más estúpido. Paso ante mí, y cuando atravesó la puerta del salón, dejo caer su abrigo, mostrándome su cuerpo completamente desnudo mientras me soltaba un “tú que crees” y me hacia una pregunta retórica sobre la dirección en que estaba mi habitación, ya que dado que la cocina era del tipo americana abierta y se veía perfectamente, en el salón solo existía otra puerta, que por narices tenía que conducir hacia los dormitorios y el servicio. Cerré la puerta y me puse en marcha tras la rubia, recogiendo al pasar el liviano abrigo que había dejado caer, todo con la sanísima intención de sacarla de mi casa con toda la educación del mundo, eso sí. Confieso que en mis buenas intenciones, de modo inconsciente, pase por alto un pequeño detalle sin importancia, que si bien yo era muchísimo más fuerte que un humano normal, e incluso más que los poderosos vampiros, que la rubia era una Wulfgar con lo que eso lleva aparejado, me quede solo con el hecho de ser una chaman y además mujer. Me di cuenta del error, cuando al tratar de sujetarla por el brazo y arrastrarla hacia el salón de nuevo, hizo un sencillo movimiento de torsión, sujeto con fuerza mi antebrazo e hizo un apoyo de su pie sobre mi tobillo, para terminar finalmente chocando con mi cuerpo sobre el sofá.

Fue una llave de manual, aderezada con la poderosa fuerza física de un Wulfgar, controlada firmemente con el fin de no hacer excesivo daño a un “simple mortal”. En mi caso, obviamente, eso no había sido una buena idea, ya que me hubiese dado tiempo de reaccionar en el acto, de no haberme pillado tan totalmente por sorpresa, especialmente el hecho de que dos segundos después, la rubia estuviese encima mío, literalmente, arrancándome la ropa y comiéndome los morros de un modo un tanto salvaje. Siempre he dicho que tras varios miles de años circulando por el mundo y follando, esto ya no supone un aliciente que me haga “perder la cabeza” tras una mujer, sin embargo, somos lo que somos, y semejante rubia, encima mía, con su mano a esas alturas ya sosteniendo mi polla, con su lengua en mi boca jugando con la mía… digamos que mi mente racional me decía una cosa, mientras mi cuerpo por inercia, completamente relleno a esas alturas de hormonas, reaccionaba diciendo otra muy diferente. Al final gano mi cuerpo, no obstante aclaro, que otra cosa hubiese ocurrido de haber detectado la menor señal de peligro en todo esto, si algo me caracteriza a lo largo de todos estos milenios, es lo arraigado que está en cada molécula de mi cuerpo mi instinto de supervivencia… cualquier otra apreciación hubiese pasado rápidamente a un plano totalmente marginal, tanto mi mente como mi cuerpo hubiesen reaccionado al instante centrándose completamente en el peligro, o “supuesto” peligro. El caso es que antes de darme cuenta, estaba reaccionando ante la rubia tal y como esta pretendía, en modalidad de pulpo, metiéndole mano por todos los sitios imaginables… e incluso en algunos que no lo son tanto.

Lo más “divertido” es que mientras que la rubia se dedicaba a romperme la ropa para desnudarme, no paro en ningún momento de decirme gracias del estilo de, “espero que lo que guardas en los pantalones sea tan espectacular como lo que escondías bajo la camisa”, o cuando solo me faltaba por quitar el bóxer, “como esto de aquí no sea tu mejor musculo, te bajo la voz dos octavas para que no puedas volver a engañar a ninguna mujer”. Al menos cuando por fin alcanzo a verme la polla hizo un gesto de apreciación, chasqueo la lengua, me soltó un “no está mal, pero que nada mal, a ver lo que me aguantas”… y sin más se la metió en la boca, se la trago hasta que sus labios tocaron mis huevos. La mamada duro segundos, y por culpa mía aparentemente, fue tratar de colocarme bien, pues lo cierto es que estaba de medio lado. También intente aprovechar para colocarnos de modo que pudiese alcanzar con mi boca su coño, cosa que me impidió con un leve movimiento rotatorio de mis testículos. Para terminar de rematarlo, me recalco que no quería estupideces, que nada de lamiditas u otras zarandajas, que para lo único que le valía un tío “cachas” como yo, era para que la follase hasta que el coño se le diese la vuelta… Dicho esto, me pego con el dedo corazón en la nariz con el fin de que me tumbase otra vez, haciéndome un daño del carajo. Ya sabéis a que golpe me refiero, sujetáis el extremo del dedo corazón con la yema del pulgar, hacéis fuerza y lo soltáis de golpe sobre la punta. Ni que decir tiene que me acorde de todos sus familiares habidos y por haber, que lo hice en voz alta, que menos guapa le solté de todo y que la rubia mis insultos se los paso por salva sea la parte mientras se reía a carcajadas.

En menos de quince segundos, y casi sin darme tiempo a reaccionar, ya estaba sobre mí, con mi polla completamente enfundada en su coño. Lo único que me dio tiempo a hacer fue alcanzar sus pezones con mis dedos y comenzar a retorcérselos de forma brutal, cosa que encima a la rubia pareció mandarla al culmen del placer, por la cara que puso de vicio, no se corrió en ese momento no sé porque. En vez de conseguir que se quitase, lo único que logre fue que jadease y que con voz ronca me pidiese más, que los retorciese más fuerte, mientras ella empezaba a cabalgar sobre mi polla de forma descontrolada y a su vez, se alzaba para alcanzar mis propios pezones, retorciéndolos con la misma saña. No diría que fuese un polvazo de escándalo por lo agradable que fue, sino más bien, por como terminó…

Dado que no estaba por la labor de dejarme dominar por una mujer, por muy Wulfgar o chaman que fuese, emplee mi fuerza para obligarla a levantarse de encima mío, o eso fue lo que quise hacer, la realidad es que a puro pulso me levante, con ella enganchada a mi como una lapa, con mi polla dentro de su ardiente coño, mientras no paraba de mover sus caderas de modo rotatorio follándose ella misma. Alcance a caer sobre una silla sentado, la hija de su madre ni se inmuto, se limitó a abrir sus piernas, para luego cerrarlas de nuevo haciendo cepo sobre el respaldo de la misma. Cuando estuvo bien afirmada cambio de movimientos, paso de rotar, a levantarse a pulso usando sus muslos, para luego dejarse caer a peso sobre mi polla… No sé si fue suerte, o que la rubia sabía perfectamente lo que hacía, pero en ningún momento estuvo ni cerca de alcanzar mis huevos en una de sus caídas… por ello creo que era más bien la segunda opción. La silla aguanto como unos tres minutos de “meneos” antes de venirse abajo con estrepito, terminando los dos sobre sus restos.

Pues no, no penséis que la rubia dejo por ello de follarme o follarse conmigo, que no tengo muy claro como denominarlo. Lo peor fue que cuando la silla se desplomo, rompiéndose en el proceso el respaldo y las cuatro patas, la rubia alcanzo lo que cualquier mujer podría definir como un orgasmo increíble… pero la muy zorra ni se inmuto más allá de pararse unos pocos segundos, no más de tres o cuatro, para después volver a la carga con sus caderas. Para colmo, empezó a protestar por “la mierda de sillas que no aguantaban nada”. Como pude me levante con la lapa a cuestas, para terminar con ella sobre la mesa del saloncito, sobre la que trate de ponerme yo a follarla a ella para variar, y que nos aguantó cinco minutos antes de que nos la llevásemos también por delante… Todo esto entre una agradable conversación entre ambos, en la que nos decíamos cosas tan bonitas como… “maricon de mierda dame más fuerte, que pareces una nenaza”, “puta arrogante, te voy a reventar el coño a pollazos”, “dame más fuerte, pelele de las pelotas, que parece que no tengas”, “tendrás lo que buscabas guarra de mierda, que tienes que ir desnuda para poder follarte a alguien”… etc, etc, etc… Tarde un poco, reconozco que fui muy cortito, en darme cuenta que con la puta rubia de las narices, por las buenas no iba a conseguir nada. ¿Lo peor?, que el tardar en ponerme manos a la obra me costó dos sillas, la mesa del salón, el mueblecito de la entrada, uno de los dos sofás individuales y si, también un sofá reventamos, además de lo más escandaloso de todo, un mueble mural sobre el que ella se agarró para evitar que yo siguiese tratando de llevarla de un lugar a otro… Se soltó de los anclajes, se vino completito al suelo con nosotros dos, y aun con todas las cosas cayéndonos encima, la puta de la rubia no dejaba de mover sus enervantes caderas… follando.

Fue tras el mueble cuando me harte, use la vitae en grandes dosis para poder quitarme la lapa de encima, pero en lugar de mantenerla apartada, opte por hacerle daño, todo el daño que pudiese… grave error de juicio el mío, y en varios sentidos. Le forcé a darme la espalda, trato de resistirse, pero un fuerte golpe de sus pechos contra la puerta blindada de la entrada al lanzarme con ella por medio, me dio los segundos necesarios para perforarle el culo con mi polla sin la menor piedad. Si a mí me dolió pese a lo lubricado que tenía la polla o lo mojado por sus propios flujos que tenía todo el trasero, a ella la entrada de aquel modo de mi polla la tuvo que hacer como treinta veces más. Soltó un aullido de dolor, me llamo de todo menos guapo, a lo que yo la conteste con todo lo que se me ocurrió, y “te jodes con el culo roto, puta de mierda” fue de lo más delicado que salió por mi boca. Tras casi, casi cinco minutos empotrándola contra la puerta, con unos “BLOM, BLOM, BLOM” cada vez más fuertes de esta… y temiendo que también terminásemos por tirarla, me decidí a ponerle a todo aquello fin de un modo rápido, acudiendo a lo único a lo que quise evitar a toda costa desde el principio, a mis colmillos…

El acudir a mis colmillos confieso que no fue un acto meditado, sino más bien “desesperado” por mi parte. La rubia estaba en pleno proceso de modificación durante las últimas tres o cuatro embestidas que le di contra la puerta. Si bien un par de minutos antes, ya no estaba follàndome a la rubia, sino a una autentica Wulfgar en todo su esplendor y potencia física, y aquello comenzaba a ir a más… Cuando un Wulfgar alcanzaba por fin su máxima fuerza llamando a su parte de Oso, el siguiente nivel era el del Berserker, en el que multiplicaba por algunas decenas la potencia, fuerza y agilidad del Oso, pero a cambio de perder buena parte de su “cordura”. Que una mujer pudiese alcanzar el extremo del Berserker no era raro, pero sí que una chaman lo hiciese, aunque no necesariamente imposible… lo que me llevo a otra posibilidad aterradora, posibilidad que pude verificar gracias a la poca sangre que tome de ella tras morderla. Y no fue un mordisco fácil, con ella no me serviría simplemente el que mis colmillos cerrasen tras su salida su piel, no, eso sería fácilmente descubierto si tenía la menor de las sospechas, lo que automáticamente me dejaba inutilizado su cuello.

Al final fue su hombro, le grite al oído que sería mi puta y que pensaba marcarla para que todo el mundo lo supiese. Clave mis dientes con todas mis fuerzas sobre su cada vez más musculado hombro derecho… No saque mis colmillos hasta haberme asegurado de que todas y cada una de las marcas de mis dientes habían perforado su piel, haciéndola sangrar, fue entonces cuando directamente sobre ella los “desenfunde”, tomando un chute de sangre tal, que casi me provoco un colapso. Cuando retire los colmillos me eche hacia atrás y me desplome jadeante sobre el suelo, me dolía el pecho, sobre el corazón… Por fortuna ella gracias a la descarga de las enzimas de mis colmillos sobre su hombro, había alcanzado un orgasmo que la desbarato, regresando a su increíble aspecto de putón rubio desnudo. Quedamos ambos tumbados sobre el suelo, la jadeante rubia, aun tuvo el santo papo de soltar un “no ha estado nada mal”, desde luego echar contigo un polvo de vez en cuando merecería la pena. Ni que decir, que me puso los pelos como escarpias… y fue entonces cuando empezaron los problemas…

De repente, sonaron varios golpes fuertes y secos en la puerta, pidiéndonos que abriésemos a la policía, por lo visto ante los gritos y los ruidos de rotura de cosas, algún vecino denuncio una “riña domestica”. ¿Y qué ocurrió?, pues que la jodida rubia de los cojones tuvo la ocurrencia de abrir la puerta antes de que pudiese decir nada. ¡¡Y si!!, lo hizo tal y como estaba, desnuda, pringosa de una mezcla de semen con flujos y oliendo a sexo que tiraba de espaldas. Aunque los que casi se caen de culo fueron los tres policías varones que había ante la puerta y varios de mis vecinos que estaban mirando por encima de estos. La mujeres, incluida la agente de policía que estaba junto a sus compañeros, tras el primer shock por la apertura, me fije en que sus ojos se movían directos hacia mi polla, que en esos instantes estaba bastante morcillona pese al trote que habría sufrido. También había un par o tres de adolescentes, que por su parte igualmente se fijaron en todo lo que pudieron. Para terminar de arreglarlo, la rubia con una enorme sonrisa en la cara y un más que obvio acento nórdico, soltó un “ ¿Qué pasa, que es que ya no se puede ni follar tranquilos en tu propia casa sin que venga algún imbécil a dar por el culo?, y por cierto, que eso estábamos haciendo cuando han interrumpido, así que deprisita para que me la vuelva a meter de nuevo, ¿qué coño quieren?. ” Creo que el sincope con la salida fue generalizado, y me incluyo… Al final, entro la policía a mi casa con nosotros dos, terminando con la vergonzosa situación del descansillo, y juraría incluso que con unas ganas locas de detenernos...

Con los dos entraron un total de seis agentes, cuatro hombres y dos mujeres… No sé ni cómo es que no terminamos detenidos… bueno si, porque recurrí a que llamasen a la división de Coral para informarse sobre mí y sobre la Srta. Storjensen. Una de las agentes nos pidió que por favor nos vistiésemos, cosa que yo no dude en hacer, pero que mi “compañera” de faena, tuvo a bien replicarle, que no, que no le importaba que sus compañeros babeasen mirando algo que no iban a catar. Luego les sugirió que se marchasen por donde habían venido, porque ella y yo aún teníamos unos asuntos de negocios que tratar… La otra agente femenina educadamente le pregunto si era prostituta, y la rubia, aun mas educadamente, le contesto que las únicas putas en ese momento en la casa era ella y su compañera, que olían a coño a distancia, que mi polla las tenían como dos perras cachondas, terminando con un… “os aguantáis, que vosotras como vuestros compañeros podéis mirar y joderos sin tocar, porque esta polla es mía. No se cortó, directamente me la sobo bien sobada por encima del pantalón corto que acababa de ponerme… Encima para rematarme, mi polla decidió que aquello le estaba gustando y me empalmé con sus toquecitos… No sé si sería por eso o no, pero las dos agentes se pusieron coloradas mientras su compañeros procuraban no reírse. Se terminaron las bromas y los buenos modales cuando una de ellas enfurecida soltó un “están los dos detenidos”…  Fue entonces cuando metí a Coral, Tony y su jefa por medio, lo que por fortuna sirvió para evitarnos la detención, aunque no las miradas de furia de ambas agentes…

Todo esto que pude parecer gracioso a primera vista, no tuvo ni la más mínima. En la mancomunidad pase de ser “ese vecino desconocido”, al vecino que conocía hasta el apuntador, no creo que tardasen más de un mes en saber todos los vecinos que cara tenia. Los gritos, el polvo, la escena de la puerta, y el que luego la policía se fuese con un cabreo del quince, me convirtieron en una celebridad con todo tipo de problemas, aunque bueno, todo eso lo dejare para el próximo capítulo. Tras la historia, conseguí que la rubia se marchase junto a sus dos gorilas, que aparecieron como de la nada en cuanto ella salido del portal. No dude ni un segundo en llamar yo por mi parte a Coral, y sin explicarme nada de nada ante sus preguntas socarronas sobre lo que había ocurrido, le dije que me pasaría a primera hora por sus oficinas, porque quería hablar con ellos, que la cosa era muy seria.

Por fin tenía una imagen bastante clara de lo que estaba ocurriendo, y la última pieza del puzle había sido descubrir quien, o más bien que, era la rubia de marras. Eso además me llevo a descubrir porque sus “escoltas” me parecían tan extraños para ser Berserker, porque no lo eran, o al menos, no lo que se conoce como tal. A las siete de la mañana del viernes ya estaba en las oficinas de la brigada, eso si, llame a mi jefa para notificarle que debía de pasarme antes por la policía para hablar sobre “la filtración”. Aunque no me puso la menor pega, no dejo de recordarme hasta donde podía hablar con ellos. Cinco minutos después de llegar, estábamos los cuatro en el despacho de la jefa de Coral, donde todos ellos me miraban fijamente tras decirles, que debían de permitir a toda costa que los suecos se llevasen las dos piezas que querían retirar. Fue la jefa la primera en recuperar la compostura y plantear preguntas…

  • Muy bien, se podría hacer sin perjuicios, solo habría que explicar a la prensa que durante el intento de robo habían sufrido algún pequeño desperfecto y debían de ser tratadas. Eso nos serviría, pero ¿por qué quieres que hagamos eso?
  • Para evitar una guerra abierta Wulfgar en Madrid. Ni la rubia ni sus “escoltas” son en absoluto lo que parecen.
  • ¿El que, una chaman y dos Berserker? –pregunto Coral. Luego sonriendo al ver mi cara, añadió- Hemos hecho los deberes
  • Bien, pero en realidad estrictamente hablando, ni la rubia es una Chaman, ni sus escoltas son simples Berserker. Son algo muchísimo más serio que todo eso.
  • Explícate –dijo Serena
  • Que sabéis de la Guardia Varega, o Tágma tōn Varángōn en griego.
  • Que fueron mercenarios del norte, y que durante casi cuatrocientos años se convirtieron en la guardia de los Emperadores Bizantinos.
  • Sí, eso es lo que sabe todo el mundo. La idea de la Guardia Varega surgió de una mente en la sombra, un Wulfgar, alguien de entre los propios Vikingos de aquella primera hornada. Alguien que por alguna razón necesitaba bajar mas hacia el sur, y puso la idea de ceder esos 6.000 primeros mercenarios Nórdicos al emperador Bizantino.
  • Harald el Rojo, supongo… -susurro Coral.
  • Exacto, fue Harald el Rojo. Durante algo más de 100 años los Wulfgar estuvieron mandando a la Guardia a sus mejores Berserker, pese a que en aquella época el Clan tenía problemas con otros miembros de las razas que les disputaban ciertos territorios…
  • Buscaban algo… -interrumpió Tony.
  • Sí, pero no me preguntéis porque no tengo ni la menor idea de que era lo que buscaban en realidad. Aunque sí que puedo asumir que lo debieron de encontrar, porque de la noche a la mañana, dejaron de mandar Berserker a la Guardia Varega, aunque los Wulfgar mantuvieron la estructura de la Guardia intacta en sus propios territorios, solo los mejores Berserker podían ascender hasta ella... Entre los Wulfgar se les conoce como los Varingian o los *Einherjer.
  • Deduzco por esta explicación, que esos dos guardaespaldas son Varingian y no simples Berserker, ¿no?
  • Si, eso mismo…
  • ¿Y la Srta. Storjensen? Porque estoy muy segura de que es una chaman… -pregunto Serena.
  • Eso va a requerir de una explicación extremadamente complicada y que no estoy por la labor de tratar de que entiendan… Lo siento…
  • Haznos la versión para torpes… -replico rápidamente Coral antes de que su jefa pudiese decir nada.
  • Está bien. Esa rubia, en realidad es una *Valkiria… Y… -los tres se irguieron, al verlo alce las manos- ¡alto, alto, alto!, dejadme acabar antes de decir nada, permitidme explicarme
  • Vega, pero rápido, ¿Qué sandez es esa de que es una Valkiria? –espeto Serena con los dientes apretados y sus poderes de Súcubo apunto de mostrarse por la furia.
  • Los tres doy por sentado que sabeis lo que es un Berserker y cuál es su punto débil, ¿no? –los tres asintieron-. Bien, cuando un Berserker logra dominarse en todo momento, cuando consigue un control absoluto sobre sí mismo en pleno trance “Berserker”, es inmediatamente invitado a entrar en la Guardia Varingian. A este estado de control absoluto, los Wulfgar lo denominan Valhalla.
  • Según la tradición Vikinga, las Valkirias eran quienes llevaban las almas de los Guerreros al Valhalla… -replico Coral, pensativa.
  • Sí, pero en realidad, los Wulfgar denominan de ese modo a aquellas chamanes que siendo ellas mismas Berserker, consiguen lograr por sus propios medios el estado Valhalla. Cuando una chaman muy poderosa consigue alcanzar ese estado, es capaz de forzar a los Berserker a alcanzarlo gracias a su poder… Literalmente para los wolfgar, una Valkiria es capaz de llevar a un Berserker al Valhalla en una batalla. La única y exclusiva misión de los Varingian o Einherjer es proteger a las Valkirias, incluso con su vida si es preciso.
  • De modo que aquí ahora mismo tenemos una de sus preciosas Valkirias con dos guardaespaldas… -dijo muy seria Serena-.
  • Lo dudo mucho, es muy improbable que a una Valkiria solo la hayan envidado con dos guardias, aunque no digo que no sea lo que ella misma se crea. Pero si yo fuese ellos, con el valor que tiene, habría mandado varias docenas más con anterioridad, pero entrando a España desde Francia y Portugal para evitar que fuesen detectados, al fin y al cabo, como ciudadanos comunitarios pueden moverse libremente entre los diferentes países.
  • Pues joder que bien… -replico Tony-. Pero no creo que sea tan grave, en caso de problemas, pienso que podríamos controlarlo.
  • Tony, en los últimos cuatrocientos años los Wulfgar han participado en tres guerras, dos de Clanes a los que terminaron exterminando y la segunda Mundial cuando los Nazis invadieron Noruega, a los que hicieron varios miles de bajas. Pues bien, en ninguna de ellas, pese a que se jugaban su supervivencia, participaron los Varingian o las propias Valkirias… Cuando un Berserker alcanza el estado Valhalla, no solo es su control el que aumenta, sino también su fuerza, destreza, precisión y agilidad…  la contrapartida es que disminuye casi a cero su empatía con todo aquello que no sea Wulfgar o una Valkiria. Si enfrentarse a un Berserker es ya de por sí muy, pero que muy malo, el hacerlo con un Varingian, y no digamos ya con una Valkiria de por medio, es suicida… Y aquí podríamos está hablando de entre veinte y treinta de ellos protegiendo a una Valkiria, y a una que además es extremadamente poderosa.
  • Todo lo cual nos lleva a esas dos piezas que han venido a recuperar… ¿no? –pregunto Serena.
  • Sí, supongo que en los escritos de Harald el Rojo existe algo que puede explicar el nacimiento de los Varegos como tales, o como se transformaron en Einherjer…  y esas dos piezas que reclaman sin vitales para averiguarlo. Sinceramente, creo que lo más sensato sería permitirles irse con ellas-.
  • Hablare con los jefes, porque empiezo a pensar como tu… Son dos piezas menores de la exposición, y no merece la pena el riesgo de que todos estos anden. Preferiría que si tienen que enfrentarse a alguien, no fuese aquí…

Por fortuna, quien fuese que en el ministerio del Interior estuviese al mando directo de la brigada especial, era alguien consecuente con las “pruebas”. Dio de inmediato el visto bueno a que se pudiesen llevar las dos piezas para su “reparación”, dejando claro también, que esperaba que la brigada se asegurase de que tanto la rubia como cuantos guardaespaldas hubiese se marchasen al mismo tiempo. Por mi parte, una vez desaparecida la rubia de escena, pude por fin concentrarme en mi trabajo en la fundación para dejarlo todo al 100% dentro de los plazos previstos por mi jefa. Todo lo que por este lado me empezó a ir de fábula, comenzó a torcerse en la mancomunidad donde tenía mi casa… Incluso algunos tuvieron la desfachatez de pretender hacer una junta de vecinos con el honorable propósito de “echarme” de allí… y ese solo fue el comienzo…

CONTINUARA

*Wulfgar – Por el contrario a lo que todo el mundo parece creer sobre ellos, no son humanos con las características de los Grandes Osos Pardos de Escandinavia, sino de los Arctodus, los Gigantescos Osos Prehistóricos que se establecieron en el Norte de América. Un Arctodus media sobre los 1.60m del suelo hasta la Cruz, sobre sus dos patas traseras alcanzaban alturas de más de 3 metros y su fuerza era descomunal, se trataba de auténticas máquinas de matar. Sus proporciones no eran ni parecidas a las de ningún oso vivo; poseían patas largas y delgadas para correr y caminar por más tiempo y un hocico bastante acortado dotado de una gran nariz y poderosos músculos en las mandíbulas. A diferencia de sus congéneres modernos, no eran omnívoros. Sus molares eran cortantes (similares a los de los felinos) y análisis químicos de sus huesos mostraron que efectivamente la materia vegetal no formaba parte de su dieta.

*Valkirias - Las valquirias o valkirias son disir, deidades femeninas menores que servían a Odín bajo el mando de Freyia, en la mitologia nordica. Su propósito era elegir a los más heroicos de aquellos caídos en batalla y llevarlos al Valhalla donde se convertían en Einherjer. Esto era necesario, ya que Odín precisaba guerreros para que luchasen a su lado en la batalla del fin del mundo, el Ragnarök. Su residencia habitual era el Vingólf, situado al lado del Valhalla. Dicho edificio contaba con quinientas cuarenta puertas por donde entraban los héroes caídos para que las guerreras los curasen, deleitasen con su belleza y donde también «sirven hidromiel y cuidan de la vajilla y las vasijas para beber».

Parece, sin embargo, que no existía una distinción muy clara entre las valquirias y las normas. Por ejemplo, Skuld es tanto una valquiria como una norna, y en la Darraöarljóö (líneas 1-52), las valquirias tejen las redes de la guerra. De acuerdo a la Edda prosaica, «Odín les manda valquirias a todas las batallas. Asignan la muerte a los hombres y gobiernan la victoria. Gunnr y Róta [dos valquirias] y la norna más joven, llamada Skuld, siempre cabalgan para elegir quién deberá morir y para gobernar las matanzas».

*Einherjer – En la mitología Nórdica, las Valkirias conducían a los mejores de entre los guerreros caídos en batalla al Valhalla, a los salones de los muertos, y estos allí se convertían en Einherjer, los míticos guerreros que lucharían junto al dios Odín cuando llegase el fin del mundo.