Lilim - 15. Jedidías

Como éramos pocos, Aisa tiene la brillante idea de invitar a mas gente a "mi retiro"… Menos mal que lo que yo quería era descansar de todos y por eso me fui hasta el quinto pino

15 – Jedidías

Una vez solucionados los problemas todo el mundo desapareció rumbo a su vida "normal"… Bueno, todos no, ni Aisa ni los dos Hermanos se marcharon, esos tres se quedaron conmigo, mi Tía alojada en mi casa y ambos hermanos en un hotel en el pueblo cercano, lo que significaba que los dolores de cabeza aún no se habían pasado. Yo seguía sin saber que narices era lo que pretendía Aisa o que esperaba Eddy exactamente de mí, porque esos dos estaba claro que gratuitamente no se habían quedado. En el caso de Clara Rockson, por lo que explicó estaba en un caso de interpol y de momento no era necesaria, además le pidieron que procurase mantener un perfil bajo hasta que fuese requerida, por lo que decidió quedarse junto a su hermano. ¿Una posible casualidad lo de Clara Rockson?, si, ¿Y si tenemos en cuenta que Lilith andaba por medio en todo este embrollo?, con ese supuesto sí que lo dudaba seriamente…

Otro asunto que se mantuvo… digamos que, en mi periferia, por definirlo de algún modo, fueron Elisa, Anunaki y, por ende, la propia Marca, más que nada porque todos ellos seguían en la zona. Anunaki pretendía que Elisa junto con su abuela se marchasen con él a su base, donde estaría completamente protegida por los Fénix e implícitamente por el resto de la Marca. Mientras que la abuela estuvo de acuerdo principalmente porque sería muy beneficioso para su nieta, Elisa se cerró en banda y dijo que no le daba "la real" gana de irse…  Anunaki estaba… digamos que cabreado seria quedarse bastante corto, Elisa a la que pretendía manejar no es que lo estuviese menos, la abuela hacia lo que podía para mediar, pero con su nieta, eso de ordeno y mando tendía a conseguir justo lo contrario. Con esos dos encabronados entre sí y con su abuela casi de parte de Anunaki, Elisa decidió buscar consejo en alguien "neutral". Para Elisa yo era amigo "declarado" de Anunaki por lo que en ese punto me libraba de este muerto, pero claro, estaba Aisa quien se llevaba muy bien con Ella, por lo que busco su apoyo, y a esa a ver quién era el guapo que le decía a algo fuera de tono o le trataba de llevar la contraria por la bravas... Mi menda, si podía evitarlo, desde luego no y Anunaki que conocía como era de simpática y agradable cuando la enfadaban, menos aún…

Increíblemente, en solo una semana Aisa, no sé bien cómo, y sinceramente prefería no saberlo, logró poner un cierto orden entre esos dos, mientras que los dos hermanos seguían visitándonos todos los puñeteros días. Yo trabajaba por las mañanas y tenía las tardes libres, sistemáticamente ocupadas en gran parte por mis "conversaciones" con Eddy sobre su máxima pasión, el Temple y el Comendador Errante. Si en eso había algo que me tenía mosca, era la completa ausencia por su parte de preguntas sobre el tesoro que como Jean Philippe de la Rúen me lleve antes de la caída de la Orden, del aparatito de Salomón cero preguntas, y ya que estamos, del resto de tesoros de la orden, tampoco. Por otro lado, Clara aprovecho para consultarme varios casos que llevaban compañeros suyos y en los que estaban atascados. En al menos tres de ellos pude serles de ayuda, consiguiendo hacer arrestos al poco tiempo, lo que por otro lado generó un problema, digamos que colateral, y que le cayó encima a la brigada. Todo por culpa de todos estos que tenia a mi alrededor molestándome con su presencia…

Pasó un poco como con el caso de Helen cuando vino por primera vez, en apenas las 72h que tarde en seleccionar esos tres casos dándole mi opinión y consejos a Clara, prácticamente les apunte hacia los culpables, cuando ellos llevaban meses detrás sin conseguir prácticamente nada de nada. Clara envió a sus compañeros lo que le di como si procediese de la Brigada, y la rápida resolución posterior gracias a ello, llamó la atención de sus superiores. Igual que en su momento hizo el Shattenkrieger, investigaron a la Brigada, no encontrandose en los datos recabados con nada que no fuese normal tirando a mediocre, hasta que, como Helen y sus compañeros, comenzaron a escarbar en profundidad en ellos. Entonces se dieron cuenta que esos datos en realidad, reflejaban una "mediocridad" impostada por el modo, ovbiamente consciente, de hacer las cosas. Se encontraron con que si retiraban de las estadisticas los casos que en derecho no correspondia su presencia en ellas, la efectividad de la Brigada se acercaba mucho a casi el 100%, algo poco menos que inaudito.

Me llamó Helen con un cabreo de narices, preguntándome casi a gritos que coño es lo que había hecho para que el departamento de Estado Norteamericano y el consejo de las Razas de aquel continente pidiese tanto a interpol, como al consejo europeo para que nos asignasen a colaborar con ellos en los casos en que necesitasen de nuestra "experiencia"… Cuando por fin colgó, por cierto, sin dejarme meter baza ni un solo instante, deje lo que estaba haciendo para ir a buscar a Clara y que me explicase qué era lo que había ocurrido con aquellos dichosos expedientes en los que la ayude… Cuando me explicó la situación, disculpándose por su metedura de pata, porque por lo visto a ella también la llamo su jefe, interrogándola sobre donde había conseguido toda aquella información que les había pasado en esos expedientes. Según me contó, le cayó una bronca monumental porque evidentemente, luego de solucionar los casos y darse cuenta los jefazos del porqué, primero fueron a interrogar a su jefe que se debió de quedar como un pasmarote pues ni siquiera tenía idea de que era sobre lo que le estaban hablando. Vamos, que le pillaron con el culo al aire… lo que no le debió de sentar nada bien.

Una vez aclarado el asunto con Clara, cosa que hizo que me resultase de lo más evidente lo que había pasado, me marche con intención de dar una vuelta y calmarme, maldiciéndome por haber cometido dos veces el mismo tipo de error. Me estaba resultando excesivamente obvio que todo se me estaba comenzando a descontrolar, mi paseo me sirvió para tomar conciencia de que debía de parar, aclararme, comenzar a dividir los problemas en compartimentos estancos, empezar a planificarlo todo por partes, e ir paso a paso con cada situación, sin mezclarlas. Actualmente tenía cuatro problemas entre manos, a cuál más… peliagudo. Primero este nuevo asunto que le cayó a la brigada por mi culpa, y que posiblemente incrementase nuestra ya amplia carga de trabajo, principalmente sobre mis espaldas, y sobre el que, por cierto, visto lo visto, dudaba que se pudiese hacer algo. Segundo las incipientes relaciones de mis "familiares" con mis compañeros de la Brigada, que podía saltarme en los morros con problemas en el instante menos indicado y que me jugaría cualquier cosa a que me metían en medio si o también. El tercero era la estancia de Aisa y Eddy, que seguía sin saber que querían de mi esos dos. Y por último y sin duda el peor de todo, Lilith… que parecía no parar de revolotear a mi alrededor, en lo que podría incluir casi seguro también a Clara en cuanto me lo pensase dos veces. Lo único bueno fue que, al meterse Aisa por medio, Anunaki y Elisa dejaron de ser un posible problema para mí y convertirse en uno para ella si la cosa se le torcía…

Con todo claro sobre cómo debía de comenzar a prepararme y actuar, decidí regresar a casa y dejar el paseo. Estaba convencido de que por fin podría empezar a tenerlo todo controlado sin más interferencias. Bueno, pues no, ¿habéis escuchado alguna vez eso de "monto un circo y seguro que hasta me crecen los enanos"?, pues eso parecía que me estuviese pasando a mí. Recién terminado un problema con los Lykos, me fue a caer otro encima, pero esta vez con Licántropos, os aseguro que cuando surgió, en cuestión de dos minutos ya estaba de lobitos hasta los mismísimos, posible razón de la radicalización en este caso de mi comportamiento… Por lo visto, tras el problema surgido con la manada de estúpidos y que fue disuelta por mi hermano, obligando a sus miembros a reintegrarse en otras, a un imbécil Alfa Licántropo le dio por ambicionar el territorio de aquella manada para meter sus hocicos en la cornisa, y que actualmente era una especie de terreno neutral para los Lykos. Para su desgracia, una de las cosas que decidí, junto con organizar mis problemas por separado, es dejar de ser tan condescendiente con los problemas que me surgiesen, ya fuese con las Razas o con otro tipo de estúpido, sumado a lo que me toco los huevos que fuesen otra vez Lobitos los que me daban problemas, paso lo que paso.

Solo tarde poco menos de una semana en encontrarme con problemas, concretamente el primer sábado tras la visita de mis familiares para el pequeño problema con los Lykos. Lo cierto es que puede que sumado a todo lo anterior, ese precisamente no fuese el mejor día para ir a tocarme los huevos, salí de casa bufando como un gato enfadado, muy enfadado. Acababa de tratar de hablar con Aisa seriamente, pidiéndole directamente explicaciones sobre que se suponía que hacían allí Eddy y ella, limitándose con una sonrisa bonachona que no se la creería ni un ciego, a darme unas cariñosas palmaditas en la mano, diciéndome eso de "todo se andará cariño, todo se andará"… De ahí no tuve narices a sacarle, lo que me puso de una mala hostia que ni os imagináis… De hecho, como ya he dicho, me largué a pasear cabreado como una mona con la simple intención de calmarme para no soltarle a ella o cualquiera de los dos hermanos una barbaridad… Sentía la imperiosa necesidad de romper algo, lo que fuese… pero algo… o a alguien…

Con el fin de no encontrarme con ninguno de los dos, me monté en el coche y me fui a pasear por la playa, a una pequeña cala poco conocida al pie de un acantilado que me gustaba bastante. Se accedía por un camino, luego dejabas el coche en una pequeña explanada y descendías por unas escaleras hasta abajo… Nada más bajarme del coche vi a un chico y una chica bastante jóvenes discutiendo con cuatro tíos grandecitos acompañados de una chica. No me gusto para nada lo que estaba viendo, además, me di cuenta en seguida que los dos jóvenes eran Lykos, y que los otros cinco tenían toda la pinta de ser Licántropos con una pinta de chuloputas que me cayeron gordos ya desde lejos. Por mucho que puedan parecer primos, las dos especies no es que se lleven muy allá precisamente… No me lo pensé, decidí acercarme principalmente por dos motivos, el primero porque la cala estaba en el territorio de la antigua manada disuelta, y segundo porque estaba muy cabreado, la posibilidad de machacar a alguien me atraía profundamente y esos licántropos me estaban cayendo mal ya desde que les puse la vista encima…

Me basto escuchar al macho dominante del grupo dirigirse a ambos jóvenes para directamente no decir nada y actuar. El imbécil informo al chaval que pensaban matarlo, y luego violar a la jovencita como advertencia para los Clanes de la zona… Ni me vieron venir, inyecte vitae en mi torrente sanguíneo, sujete por el cuello y la parte trasera del cinturón al machito que había hablado, lanzándolo de forma bastante violenta por el acantilado que estaba apenas a cuatro metros de distancia, justo sobre las rompientes. El que más cerca de este estaba se volvió raudo para tratar de atacarme, termino con su brazo bloqueado entre mis manos, y las articulaciones rotas tras un violento giro por mi parte. Al tercero le fue aun peor, porque esquive su ataque, haciendo que avanzase dos pasos ante mi dándome la espalda, antes de que se pudiese volver, le sujete por la cabeza girándosela bruscamente, rompiéndole el cuello. Al cuarto, por cierto, no le desaproveche. Le reduje, situé delante mío y ante los asombrados ojos de los presentes, desenvainé mis colmillos mordiéndole en el cuello, recuperando toda la vitae gastada y reponiendo con su sangre mis reservas al máximo… Lo más terrorífico sin duda para todos ellos, no fue el que pensasen que era un vampiro, sino que era prácticamente medio día y hacia un sol espléndido… por lo que yo no debería de poder estar allí, mucho menos sin dar la impresión de no ser afectado para nada. Después de saciarme con su sangre, siguió el camino del primer imbécil acantilado abajo…

La Licántropo trato de escapar, cosa que los dos Lykos impidieron. Al ver que lo tenía difícil opto por transformarse, su alegría por ello le duro muy poco, justo lo que tarde en ponerle las manos encima. Dado que no paraba de resistirse me acerque con ella sujeta por el cuello al acantilado, sacando todo su cuerpo fuera, manteniéndola solo por la garganta mientras me miraba con los ojos aterrorizados… Cosa que, por cierto, ambos lykos hacían igual… ninguno de ambos se atrevía a moverse o tratar de escapar de allí… Por lo que vi a ninguno de esos dos les sorprendí en absoluto, de modo que me planteé el hecho de que posiblemente su Alfa hubiese advertido a su manada sobre mi persona o cualquiera que se relacionase conmigo. A la Licántropo le ofrecí dos opciones, o se estaba quietecita, o terminaba con sus dos amigos abajo sobre las rocas… fue mano de santo, se quedó congelada, casi incluso sin respirar…

-        Bien… tu a diferencia de tus compañeros vas a salir viva de esta… -vi como sus ojos se alegraban-.

-        Quiero que transmitas un mensaje a tu Alfa de mi parte… Dile que todos los Clanes Lykos de la cornisa Cantábrica y sus territorios están bajo mi protección, si vuelvo a tener el más mínimo problema con vosotros no seré tan indulgente como esta vez…

-        No sabes lo que dices… -susurró medio ahogada-.

-        Limítate a decírselo, hoy vinisteis cinco y solo regresas tú, si existe una próxima vez, no sobrevivirá nadie de vuestra manada, que lo tenga presente…

-        Los Vampiros no nos asustáis… -me replicó con odio-.

-        Limítate a dar mi mensaje… y no me enfades, o te arrancare la lengua y lo llevaras por escrito… me vale cualquiera de las dos formas…

-        Vosotros, acompañadla y aseguraos de que se marcha. Cuando veáis a vuestro Alfa, le decís que cualquier nuevo incidente de este tipo que me sea comunicado de inmediato, sino estoy disponible que llame a Tony, el sabrá que hacer… ¿Lo habéis entendido todo? -los miré muy serio, asintiendo los dos con caras asustadas-.

En cuanto se marcharon, lance a los otros dos junto con sus compañeros acantilado abajo, marchándome luego yo. Esos dos Lykos los reconocí sin esfuerzo una vez que me acerque, ambos pertenecían a la manada de Tony, por lo que, pese al mensaje para su padre, decidí hablar con él en cuanto regresase a casa para que también hablase con él y no cometiese ninguna estupidez. Por si alguno se lo pregunta, la razón por la que no me moleste en preguntar a los Licántropos quienes eran, fue porque me quedo muy claro que ambos jóvenes sabían de quienes se trataba, por lo que dicha información no sería un problema obtenerla, lo que me ahorro el tener que torturar a alguno para obtenerla. Además, como me temía que el estúpido de su Alfa no dejaría el asunto quieto, decidí hacer una llamada solicitando un pequeño "favor" al respecto. Una cosa es cierta, aunque no os lo creáis, el matar a esos cuatro idiotas me había sentado muy, pero que muy bien, incluso mi humor había mejorado muchos enteros, aunque confieso que me quede con el regusto de no haberle roto el cuello también a la chica.

Cuando llegue a casa, estaban los dos hermanos hablando animadamente con mi Tía. Aisa en cuanto me vio, no tardo ni dos minutos en preguntarme que era lo que había ocurrido, ante lo cual no tuve el menor empacho en contarlo, provocando que ambos hermanos se atragantasen al escucharme decir tan campante que acababa de matar a cuatro licántropos, y casi de terminasen de ahogar, cuando Aisa salto de felicidad dando palmitas mientras me felicitaba efusivamente por ello…

-        Pero… ¿Pero esto es en serio? -Preguntó Clara con los ojos muy abiertos-.

-        Del todo… las manadas Lykos están en paz, tienen una situación estable muy buena, no voy a permitir que cualquier advenedizo o grupo de ellos venga a perturbarlo… Quien lo haga morirá, y os aseguro que no podrá escapar, no pienso dar oportunidades.…

-        ¿Lo harás tú? -preguntó sonriendo Aisa-.

-        No, el Territorio de los Saintcross está en Bretaña, cerca del mar y tienen una naviera de cierta categoría. Ya me he encargado de que les vigilen. Si esos Licántropos siguen molestando, pediré a Poseidón que mande a los Tritones a ocuparse de la naviera… y a la Marca que se ocupe del resto del Clan… sin supervivientes… -la voz sonó despiadada-.

-        Por cierto, tienes que hacer una cosilla por Eddy… -me soltó de sopetón sonriendo Aisa-.

-        Bueno, por fin voy a saber qué es lo que pretendéis realmente de mi…

-        Bueno cariño, te lo hubiese dicho desde el principio, pero estabas como… no se… ¿muy apagado? -replicó socarrona Aisa-.

-        Dejémoslo… centrémonos en que es lo que se supone que tengo que hacer por Eddy… -decidí pasar de largo por el comentario de Aisa, conocedor de que no me terminaría llevando a nada bueno para mí-.

-        Lo ves cariño, lo ves… en otro tiempo me habrías replicado a lo que te he dicho… -dijo Aisa enfurruñada-.

-        Tía, no pienso discutir, y muchísimo menos contigo, porque al final llevare las de perder, de modo que ni te molestes en tratar de pincharme para que salté… ahórratelo… -dije, cruzándome de brazos mientras los miraba a los tres muy serio-.

-        Esa bien… -Aisa sonrió beatíficamente, lo que automáticamente me puso en guardia, porque eso nunca era bueno-. Quiero que presentes a Eddy a los Bibliotecarios…

-        ¿Perdona…?

-        ¿Él puede hacer que me atiendan? -me interrumpió un Eddy más que emocionado dirigiéndose a Aisa-.

-        ¡Ohh!, por supuesto que si Eddy, al fin y al cabo, fue Ashur quien los fundó y organizó… aunque no se lo exija, le siguen debiendo obediencia…

Decir que me lleve las manos a la cara frotándomela, como deseando que todo aquello fuese un puto sueño seria decir demasiado poco de cómo me sentí con el comentario de Aisa, miles de años tratando de pasar desapercibido a cualquier precio, y poco a poco entre todos me estaban poniendo en la mira de medio puto mundo. Era lo que me faltaba, que estos dos se enterasen también de que fui el fundador de los bibliotecarios… Respire hondo con el fin de no saltar y comenzar una discusión con Aisa que como ya dije, no me llevaría a nada que no fuese cabrearme aún más…

-        Puedo presentarle y hasta cierto punto, incluso de ser necesario abalarle… Pero existe una alta probabilidad de que según qué información este buscando, aun así, no se la quieran, o puedan facilitar, y ya advierto de antemano, que me digáis lo que me digáis me va a dar igual, no pienso intervenir en eso…

-        Cariño, eso no hará falta, de hecho, lo que quiere tu madre es que le ayudes a incorporarse a la organización… -pegué un respingo a la vez que casi me caigo de culo al suelo de la impresión-.

-        Pero si yo no… solo quería información… no creo que… -se aturullo Eddy, incapaz de decir dos cosas seguidas con coherencia-.

-        Pues claro que si Eddy, con tu inteligencia, curiosidad y nivel académico, podrías serles muy útil… No te preocupes, que Ashur lo arreglara… -sonrió mirándonos a los tres, que estábamos literalmente con la boca abierta-.

-        Mira Tía, te repito que… -en ese momento sonó la puerta y Aisa me interrumpió-.

-        Vaya, este hombre sigue tan puntual como siempre… voy a abrirle…

Aisa salió de la sala con una sonrisita en dirección a la puerta dejándome a medio hablar y casi con la boca abierta, que cerré apretando las mandíbulas, conteniéndome para no comenzar a acordarme de todo lo que tenía más cerca. Por la sonrisita que llevaba sabia de sobra que la visita no me iba a hacer la menor gracia, lo único bueno que tenía, es que según dijo era un hombre, lo que de modo automático descartaba a mi madre. Cuando entró el visitante, un hombre relativamente joven, moreno, con lo que parecía una *cogulla se dirigió directo a mí con una sonrisa de oreja a oreja y los brazos extendidos. Sonreí, dirigiéndome también hacia él, abrazándonos y dándonos contentos palmadas en la espalda, hablando ambos a la vez. Cuando por fin nos separamos…

-        ¿Pero qué haces tú por aquí? -pregunté extrañado por no esperar la visita, una llamada quizá, pero esto desde luego que no-.

-        Pues ya ves, me mandó un mensaje tu madre diciéndome que viniese a verte, que me necesitabas… -me sonrió irónico-, aunque ya supuse que no sabrías nada al respecto.

-        ¡¡Tiaaaa…!!! -me volví enfadado hacia Aisa-.

-        A mí no me mires, eso es cosa de tu madre, no mía…

-        Bueno, bueno, bueno… -se rio-, ya veo que tu madre sigue como siempre…

-        Si, no hay forma con ella… sigue haciendo lo que le da la gana sin consultar a nadie… ordeno y obedeces… -mascullé enfadado-.

-        Y tú te sigues cabreando igual que siempre… ¿sabes amigo?, te lo he dicho muchas veces, y te lo voy a repetir una más, creo que contigo en gran parte hace estas cosas porque le divierte verte así… -se volvió a reír-.

-        Ves, incluso Jedidías dice lo mismo que yo… -replicó sonriente Aisa-, y no será que no te lo he dicho veces…

-        La madre que me pario… -farfulle tratando de calmarme-.

-        Lilith, esa fue Lilith -replico riéndose Jedidías-.

-        ¿Te estas cachondeando de mí? -le pregunté-.

-        Bueno… solo un poquito, hacía mucho que no lo hacía… entiéndeme… -se rio-.

-        De verdad que no sé cómo os aguanto… -suspire-.

-        Porque te caemos bien cariño… y además nos quieres… -me replicó Aisa dándome un beso en la mejilla-.

A todo esto, no creo necesario decir la cara con la que nos miraban los dos hermanos, como si necesitásemos los tres una camisa de fuerza de forma urgente. Jedidías se quedó mirando a ambos hermanos mientras Aisa se los presentaba, especialmente a Eddy, al que colmo de alabanzas ante la sonrisita irónica de mi amigo, indicándonos después a todos que nos sentásemos mientras ella preparaba café. En la presentación de Aisa, no se olvidó tampoco de especificarle a Eddy que Jedidías era en realidad, el líder máximo de los Bibliotecarios, al que todos ellos debían tanto lealtad, como obediencia… Puede que alguno incluso os hayáis preguntado, como es posible que con la información que los bibliotecarios poseen, y siendo como son las Razas, a ningún miembro de ellas que se considere lo bastante poderoso, ha intentado obtener lo que le negaban por la fuerza… En realidad, a lo largo de la historia, siempre hay quien es estúpido y no puede evitarlo, pero para su desgracia, aun antes siquiera de que el mismo sepa que planea hacer, los bibliotecarios ya han obtenido información sobre sus intenciones, lo que por lo general siempre suele tener consecuencias… Pero es infinitamente peor, cuando ese imbécil es lo bastante idiota como para decidir finalmente pasar de las intenciones a los hechos consumados, entonces mi querido amigo Jedidías, se limita a hacer una llamada, o antiguamente, a enviar un mensaje… y entonces el idiota junto con todo su clan tienen un breve pero intenso intercambio de opiniones con mi madre… Y os garantizo que nadie en su sano juicio quiere tener un altercado con ella, al menos nadie que no quiera terminar descuartizado vivo o algo aún peor…

Por si también os lo preguntáis, sí, yo funde los Bibliotecarios, cosa que a mi madre le encantó, y como "premio" por mi brillante idea, decidió que desde el mismo instante en que mi amigo Jedidías se hizo cargo de ellos, que estos quedarían bajo su protección directa… Y si, en ese momento tuve la absoluta certeza que mi madre me había empujado a ello de un modo u otro. Por cierto, que ni mis hermanos, ni Jedidías, ni yo, e incluso puede que incluso la misma Aisa con sus hermanas, nunca hemos querido saber qué es exactamente lo que les pasa a quienes desafían a los Bibliotecarios obligando a mi madre a intervenir, lo único cierto es que cuando pasa eso, en una sola noche todo un clan desaparece de la faz de la tierra y nunca más se vuelve a saber de ellos… de ninguno…

-        Bueno, ¿y para que se supone que me necesitabas?, aunque me imagino que es en referencia al Sr. Eduard Rockson, aquí presente… -señaló Jedidías-.

-        Supones bien, aunque no se para que preguntas si sabes la respuesta aun antes de que vinieses… -me encogí de hombros-.

-        Si, de hecho, hace bastante tiempo que seguimos al Sr. Rockson y su hermana, especialmente desde que detectamos a Aisa moviéndose en su círculo cercano. Supusimos que tu madre estaba detrás… por algún motivo…

-        ¿Me seguían? -pregunto incrédulo Eddy-.

-        Por supuesto, incluso le mostramos nuestro interés en usted hace dos años. Su entrevista fue muy bien, le hubiésemos reclutado el año pasado mismo, de no haber estado Aisa de por medio…

-        ¿Y no me pudiste decir nada?, so pazguato… -preguntó mal humorada Aisa-.

-        ¿Yo?, ni se me ocurriría… No me meto donde no me llaman… y en los asuntos de Lilith no me llama nadie…

-        Eres un auténtico cretino cuando quieres… -replico Aisa-.

-        Ejem… bueno, entonces, ¿para que se supone que debía de venir?

-        Pues muy simple, para que aceptéis a Eddy entre vosotros… -sonrió beatíficamente Aisa, sin engañarnos a ninguno de los presentes-.

-        No es que diga que no me alegro de veros, ¿pero realmente hacía falta que viniese para esto… no podías habérmelo dicho por teléfono? -le preguntó a Aisa-.

-        Por supuesto que sí, pero al hacerte venir, también podías ponerte al día con tu queridísimo amigo sobre el cacharrito ese que tenéis a medias entre los dos… -Aisa sonó enojada, pero que muy enojada-.

-        Pero que… -respingó Jedidías-.

-        No te preocupes, ya me estoy yo encargando de ello. Es solo que parece que alguien anda detrás del aparato… Y mi madre no hace más que darme la tabarra con que lo destruya…

-        Pero si no se puede… -afirmo Jedidías-.

-        Lo sé, lo sé, y se lo he dicho más de mil veces, que es indestructible, pero no me hacen ni puto caso…

-        Bueno, dejemos eso, no tiene solución por mucho que tu madre se empeñe. Entonces, aquí la cuestión es que el Sr. Rockson quiere entrar en la organización…

-        Un momento, un momento… ¿de qué narices están hablando y que es eso de los Bibliotecarios donde pretendéis meter a mi hermano? -preguntó muy seria Clara Rockson-.

-        ¿No se lo has contado a tu hermana? -pregunté sorprendido a Eddy-.

-        No, cuando me entreviste con el organizador que me enviaron me dejo muy claro que si alguien más se enteraba de esa reunión no volvería a tener noticias de ellos… -replicó Eddy-.

-        Pero bueno… -fue a replicar enfadada Clara, a la que interrumpí-.

-        Está bien, no sabía que ya habías tenido un primer contacto. Hiciste bien, de habérselo contado no habrían vuelto nunca más a ponerse en contacto contigo…

-        ¿Qué coño es eso de los bibliotecarios? -preguntó Clara, visiblemente enfadada con su hermano-.

-        Los Bibliotecarios es una organización que se fundó hace cientos de años, se dedica a obtener y vender información. Pero no cualquiera puede acceder a ellos, solo personajes muy concretos tienen dicho privilegio… En un caso como el de tu hermano, que también les interesé por cualquier motivo, siempre suelen poner alguna prueba cuando contactan… -expliqué-.

-        Es una broma, ¿no?... Es imposible que algo así exista sin que se sepa…

-        Para nada, solo los consejos y unos pocos miembros muy concretos de la Razas tienen acceso a su información… Y no a toda… Podrías buscarlos durante cientos de años sin acercarte nunca a uno de ellos…

-        Ya veo… entiendo que entonces ganaran mucho dinero ¿no?… -preguntó una Clara cada vez más seria-.

-        No funcionamos como cree y está pensando. Obviamente el dinero es importante para poder financiarnos, pero créame que estamos más que sobrados de fondos, recuerde el tiempo que llevamos existiendo. Pero no, no necesariamente nos mueve el dinero, muchas veces simplemente cambiamos una información por otra cosa que nos interese… un objeto, más información, etc… Y no, según qué tipo de información o a quienes, tampoco se vende, seguimos un código interno muy estricto a ese respecto -replicó Jedidías-.

-        ¿Estás seguro de que podría unirme a ellos? -me preguntó esperanzado Eddy-.

-        Jedidías está al frente de los bibliotecarios casi desde el inicio de su creación. Y simplemente con lo que ya ha explicado, está claro que ellos quieren que te unas a sus filas, pero quiero que tengas presente una cosa…

-        ¿El que…? -preguntó un emocionado Eddy-.

-        Ni el conocerme a mí, o el conocerlo a él te va a servir de nada una vez dentro, serás solo uno más, lo que consigas tendrá que ser con tu propio esfuerzo -dije-.

-        También ten presente otra cosa, los Bibliotecarios están organizados de un modo un tanto particular, y no todos ellos tienen las mismas obligaciones, deberes o privilegios… Como Ashur ha dicho, dependerá de ti hasta donde consigas llegar entre nosotros -continuo Jedidías-.

-        No entiendo… -nos miró perplejo-.

-        Si, explicarlo porque no lo veo nada claro… y procurad convencerme también a mi o este no se mueve de mi lado… -intervino Clara señalando a su hermano-.

-        Los bibliotecarios se dividen en dos órdenes diferenciadas con sus propias jerarquías completamente independientes, la orden externa y la orden interna… Todo el mundo entra en la orden externa de principio, pero solo unos pocos, los más valiosos, acceden a la orden interna. Pero cuando te ofrecen la oportunidad de cambiar de una a otra, hay siempre que tener una cosa presente, que de la orden interna no se sale una vez se entra… -explicó Aisa interviniendo por sorpresa-.

-        Aun esta por surgir la primera persona de la orden interna que quiera salirse…, somos extremadamente cuidadosos con a quienes ofrecemos el cambio… -matizó Jedidías-.

-        Deduzco entonces que no se tiene acceso a lo mismo estando en una u otra orden, ¿no? -pregunto Eddy-.

-        Evidentemente… pero no hablamos de cualquier tipo de información, tan solo menos del uno por millón de lo que sabemos esta exclusivamente al alcance de la Orden Interior, y aun en esta, también incide en lo que puedas o no acceder, a la posición que ocupes, bien por puesto o por misión a desarrollar en ese instante…

-        Mi especialidad es la orden del Temple… -replicó Eddy esperanzado-.

-        Bien, aun estando simplemente en la orden Externa, en tú caso particular en ese campo tendrías acceso a todo excepto a cualquier detalle relacionado con él -replico señalándome-. Pero incluso en la orden interna, todo lo relacionado con ese asunto, incluida su familia, está a un nivel muy, pero que muy alto y se necesita mi autorización expresa para acceder a ello… -replicó Jedidías-.

-        ¿Los tesoros del temple?... -preguntó Eddy-.

-        No habría problema, excepto con uno en concreto…

-        El aparato que creo Salomón para los muertos, ¿verdad?… -indagó Eddy-.

-        Exactamente, a esos datos no tendrías acceso… -replico serio Jedidías-.

-        ¡Ohh!, bueno, yo no estaría tan segura de eso… Lilith quiere que investigue ese cacharro para ver si puede encontrar una forma de deshacernos de él… -sonrió Aisa-.

-        Olvidaos de todo esto… -salto Clara al escuchar todo lo que hablamos-, mi hermano no va a ir a ningún lado, es más, no entiendo siquiera porque le estáis contando todo esto supuestamente tan secreto conmigo delante.

-        Cariño, no te preocupes por tu hermano, estará bien, y no perderéis contacto. Además, Lilith quería que supieses todo esto…

-        ¿Cómo…?

-        Clara, ¿de verdad piensas que estas aquí por casualidad, que te estés enterando de tandas cosas porque nos hemos despistado o confiamos en ti? -pregunté irónico-. El motivo es porque mi madre quería que vinieses y supieses lo que va a hacer tu hermano…

-        Pero… -fue interrumpida por su hermano-.

-        Basta Clara, voy a hacerlo, tengo intención de unirme a los Bibliotecarios si puedo… -dijo muy serio Eddy-.

-        Pero ese aparato del que hablabais, no quiero que te acerques… ya he visto en los líos en los que… -la interrumpió Aisa-.

-        No te preocupes, en manos de Ashur no presenta ningún peligro… -replicó Jedidías-.

-        El aparato se va a quedar donde esta, diga mi madre lo que diga, no pienso recuperarlo, y es mi última palabra -repliqué serio apretando los dientes-.

-        Pero eso no hará falta, Eddy puede trabajar con quien lo creo, este le puede explicar el proceso a ver si el encuentra algún punto donde poder deshacerse de él… -dijo Aisa-.

-        Pues por lo que me contó mi hermano sobre ese cacharro, como no traigan un médium para hablar con el Rey Salomón… -dijo sarcástica Clara Rockson-.

-        Pero querida, ¿tu porque crees que Lilith ha hecho que venga Jedidías?, pues para que se lleve a tu hermano y se pongan con ello… -afirmo Aisa-.

-        Y que pasa, ¿Qué los bibliotecarios esos son médium y también saben hablar con los muertos? -se rio Clara, mientras que su hermano palidecía-.

-        Por la cara de tu hermano veo que ya se ha dado cuenta… -sonrió Aisa-.

-        Eddy -se volvió hacia su hermano, sobresaltándose al ver su palidez-, ¿pasa algo?

-        Jedidías… es el nombre hebreo de Salomón…

-        Bravo, muy bien, ha hecho las conexiones extremadamente rápido… -aprobó sonriendo Jedidías-.

-        Espera un momento… -le dijo a su hermano, para después señalar a Jedidías-, ¿estás diciendo que este de aquí es…? -lo miro con la boca abierta-.

-        Si, Eddy tiene razón, Jedidías en otra época, hace cientos de años, fue Rey de Israel…

-        El Rey Salomón… -jadeo Eddy-.

-        En persona, aunque preferiría que eso quedara entre nosotros y me llamaseis Jedidías… -sonrió este-.

-        Entonces los Bibliotecarios están dirigidos por el mismísimo Rey Salomón… -afirmo un Eddy que parecía no terminar de procesar bien la información-.

-        Si, supongo que ahora entenderás porque son tan eficaces en todos los ámbitos en los que se implican… y porque no es nada bueno meterse con ellos… -sonreí mirando a los dos hermanos, que miraban a Jedidías con la boca abierta y los ojos casi a punto de salírseles de las orbitas-.

-        Bueno, en este caso en particular, y dado que es tu madre la que está por medio, y ninguno de nosotros tenemos narices a hacerla enfadar, supongo que podría poner a Eddy a trabajar directamente para mí al margen de cualquiera de ambas ordenes… -dijo Jedidías pensativo arrascándose la barba-.

-        Eso sería maravilloso… veis como no era tan difícil… -sonrió Aisa, poniendo el resto de nosotros los ojos en blanco al escucharla-.

-        Esto es una locura… -dijo exasperada Clara cuando se recuperó-.

-        Por cierto, que, en lugar de preocuparse tanto por su hermano, debería de comenzar a hacerlo por lo planes que tenga su madre para usted -replico Jedidías sonriente señalándome-.

-        ¡Como dice...! ¿cómo que planes?... -pregunto con gesto de asombro, mirándonos a Aisa y a mí-.

-        Pues creo que está muy claro, el hecho de que estés aquí con tu hermano no es casual, esto ha sido organizado por mi madre y ella quería que te enterases de todo, luego podemos estar completamente seguros de que algo tiene planeado para ti… -le dije-.

-        ¡¡Oh!!, pero aún no debe de preocuparse… todavía es muy pronto… -dijo Aisa sonriendo-. En su momento sabrá de que se trata…

-        Y un cuerno… -casi grito Clara-.

-        Dos, mejor dos que uno… -me reí-. Tenga claro que lo que haya preparado Lilith para usted, va a ocurrir… le guste o no, lo mejor que puede hacer es tratar de sacar lo más que pueda para su propio beneficio -replique poniéndome muy serio-.

-        ¡Pero su madre que leches se ha creído…! ¿qué puede hacer lo que le dé la gana?... -me replicó furiosa-.

-        No, no se lo ha creído, de hecho, es lo que hace desde el inicio de la creación, lo que le sale de las narices, y aun esta porque yo vea una sola vez en que no lo consiga… -repliqué suspirando-.

-        ¿Pero es que nadie tiene huevos a llevarle la contraria por muy… Lilith que sea? -medio gritó cabreada-.

-        Jajajajajaja, -se rio Aisa-. Claro que sí, alguien si, lo tienes justo delante. Ashur lo intenta cada vez que puede, y discute con ella en cuanto la tiene delante…

-        Ni se moleste en preguntar -interrumpí la intención de Clara-. Nunca me he salido con la mía, al final de un modo u otro he terminado haciendo lo que mi madre quería…

-        Bueno cariño, no es así exactamente… eres el único que de vez en cuando logra que ceda en algo… y sabes que a ti te escucha… -replicó Aisa-.

-        Para lo que al final me termina sirviendo… -me encogí de hombros-. Y bueno, Jedidías y yo tenemos que ponernos al día, así que nos vamos "los dos" a tomar algo por ahí…

-        ¿Nos vamos? -replicó Jedidías-.

-        Si, nos vamos… tira y cállate… -le advertí mientras me ponía en movimiento casi arrastrándolo tras de mi-.

Finalmente me pude escapar de mi tía, porque si, lo que hice fue escaparme aprovechando la visita de Jedidías. Pero tengo que reconocer que algunas veces mi ingenuidad me supera… confiaba en tener al menos un par de días tranquilos, cosa que descubrí que no sería así en cuanto entramos en el bar local a tomar algo. Debí de poner cara de vinagre por la risa que le entró a mi amigo al mirarme cuando al poco de estar hablando en la barra con él mientras nos tomábamos una cerveza se nos acercaron dos chicas…

Para poneros en situación, según entramos al bar me di cuenta de la presencia de un grupito de cinco licántropos sentados en una esquina. A los dos minutos de estar en la barra hablando, se acercaron las dos chicas, otras dos Licántropos más… En el resto del Bar había como una docena de personas, todas Lykos y el ambiente no podía estar más tenso. Le acababa de hacer una advertencia al Alfa de una poderosa manada del norte de Francia, y de repente aparecían de la nada siete Licántropos… que casualidad, ¿verdad? El problema es que yo no creo en las casualidades, y menos si como en este caso, era algo previsible. También reconozco que en parte fue porque me advirtió Jedidías que los SaintCross se habían puesto en marcha…

Sinceramente no tenía muy claro en qué consistía aquello, vale que no supiesen quien era yo y que pensasen que podían engañarme, aunque si Helen que era una Omega había sido incapaz de evitar que supiese en el acto quien era cuando nos cruzamos la primera vez, estos idiotas lo llevaban claro. Pero al margen de eso, hasta el Licántropo más idiota del mundo debería de ser consciente de que para ellos era imposible pasar desapercibido en una zona repleta de Lykos, exactamente igual que de ocurrir al contrario. Ni uno ni otro podían soñar siquiera con pasar desapercibidos en el territorio del contrario. Oye, que no digo que las dos lobitas no fuesen atractivas y tuviesen media docena de polvos, pero después de miles de años a mis espaldas lo siento mucho, pero un coño es un coño, no pierdo el norte por uno, y que queréis, a mi tanta tontería o que me tomen por un gilipollas sin cerebro que solo piensa con la polla me suele poner de mala leche. Estaba comenzando a cabrearme, y eso solía suponer ganas de matar a alguien de la forma más creativa posible. Jedidías que me conocía bien, me pidió calma con la mirada mientras a sus labios asomaba una media sonrisita que me estaban dando ganas de quitarle de un guantazo, porque sabía que el cabronazo estaba haciendo esfuerzos por no reírse a carcajadas en mis morros viendo lo enfadado que comenzaba a estar…

Jedidías me pidió el favor de que le dejase a él encargarse de este problema, cosa que hice. Veréis, Jedidías no se suele meter nunca en mis asuntos si yo no le llamo o como en este caso, si mi madre no le mete, pero no es alguien que haga las cosas de forma gratuita, de modo que si quiera intervenir era por algún motivo bastante sólido para él, de modo que le deje vía libre. Conste que esto tampoco significaba que si no conseguía lo que se proponía yo no pensase seguir con mis planes para los SaintCross, es decir, su completo exterminio. Jedidías les dejo muy claro a las dos chicas que sabíamos perfectamente que, primero eran Licántropos, y segundo, que pertenecían al Clan SaintCross… Lo siguiente fue enseñarles lo que me pareció una tarjeta de visita, aunque no vi que ponía exactamente me lo supuse cuando ambas se quedaron absolutamente paralizadas, y luego Jedidías les extendió un papel diciéndoles que esperaba que su Alfa le llamase antes de 24h. Las dos lobitas se reunieron con sus cinco compañeros, saliendo todos juntos mientras los machos nos lanzaban a ambos sus mejores miradas amenazadoras. Mi amigo me sujeto del brazo cuando ya estaba casi listo para saltarles a la yugular…

Si pensáis que eso fue todo por esa noche, pues no, ni por asomo. A los diez minutos de que los Licántropos se fuesen y de yo no parar de mascullar en voz baja sobre joderme el poder despellejar a unos cuantos imbéciles, mientras Jedidías trataba de no reírse, entraron aquellos dos idiotas sonrientes. Uno era Anunaki, que no me extrañó, pero el otro imbécil, al verme corrió a abrazarme, y por saludo me soltó un "qué raro, tu cabreado, como siempre"… En lugar de abrazarle a mi vez, le solté un pescozón, arrancando las carcajadas de los tres, Jedidías, Anunaki, y el idiota, mi hermano Poseidón. Enfadado no dude ni un segundo en preguntarle qué coño estaba haciendo allí, y su contestación me hizo de lo más feliz que os podáis imaginar… al punto de soltar por mi parte una carcajada que arrastro a los otros dos mientras Poseidón nos miraba con el ceño fruncido…

-        ¿Qué está pasando aquí? -pregunto Poseidón escamado-.

-        ¿Así que, Fenrir te dijo que te invitaba a pasar unos días aquí conmigo…? -le pregunté mientras se me saltaban hasta las lágrimas de la risa-.

-        Si, me dijo que estabas con estos dos y que me pasase a verte para divertirnos un rato… -replicó mosqueado por nuestras risas-.

-        ¿Y supongo que se le olvido decirte que tu Tía Aisa está viviendo en la casa de Ashur en este momento, a que sí? -le dijo riéndose a carcajadas Jedidías-.

-        ¡¡No…!! -replicó Poseidón poniéndose pálido-.

-        Ohhh si, ya lo creo que si… y seguro que, además, a estas alturas Aisa también sabe que vas a quedarte unos días en mi casa con nosotros… -le replique riéndome con las lágrimas corriendo por mis mejillas al ver las caras que ponía-.

-        Ese idiota no me ha podido hacer algo así… -grito enfurecido-, como se atreve a despertarme para esto... lo voy a matar…

-        Así que Caín y él tampoco te dijeron que fue Madre quien les "pidió" que te despertasen… -nuestras risas cada vez eran más escandalosas-.

-        ¿Cómo dices?... no me jodas Ashur, no me bromees con eso… ¿Qué mama fue quien les dijo que me despertasen?... -se puso aún más pálido-.

-        Y apuesto a que también le dijo a Fenrir que te mandase conmigo… -le sonreí mientras Poseidón se bebía de un solo trago la enorme jarra de cerveza que a instancias de Jedidías les habían servido-.

Sin que se dieran cuenta ni Poseidón ni Anunaki, le hice a Jedidías un gesto que implicaba una pregunta muda, a lo que me respondió con un leve asentimiento mientras sonreía irónico. No pude por menos que mirar a mi hermano con un brillo malicioso en mis ojos, en cuanto lo vi entrar tuve mis sospechas, y Jedidías me confirmo que pensaba lo mismo, Clara Rockson. Por lo que deduje que a mi hermanito querido le esperaban unos días la mar de interesantes por delante… Alto, metro noventa y cinco, musculoso, moreno, pelo largo recogido en una coleta, bigote con barba perfectamente recortados, rostro atractivo, Clara se iba a licuar viva cuando le viese, el pobre Poseidón no sabía dónde se estaba metiendo, para mi regocijo… Al menos, cuando felicitó a Anunaki por encontrar a Elisa, tuvo el consuelo de no ser el único en estar jodido…

-        No me felicites tan rápido… aún estoy lidiando con eso… -replicó Anunaki mustio cuando mi hermano le felicito-.

-        Que pasa, ¿que no puedes manejar a una simple chica de pueblo? -se rio Poseidón-.

-        Aisa se ha convertido en la mentora de Elisa y cada vez que Anunaki le dice algo que no le gusta, se esconde tras tu tía… por eso esta así… -le explicó un sonriente Jedidías ante la pregunta muda de Poseidón-.

-        Bueno, al menos no soy el único que esta jodido… -replicó Poseidón poniendo mejor cada, provocando nuevas risas de Jedidías y mías-.

Esa noche aun nos reímos un poco más Jedidías y yo, ya que nada más entrar por la puerta los tres, Aisa se lanzó a abrazar y besar a Poseidón, para después montarle una de cuidado por no ir lo primero de todo a verla. Conste que el reírnos fue una vez que estuvimos fuera de su vista, si lo hubiésemos hecho delante de ella nos habría caído también la del pulpo, y si, los dos también fuimos muy conscientes de que Aisa sabía perfectamente que Poseidón desconocía su presencia, pero también teníamos claro, que a la jodía le gustaba pincharnos en cuanto podía. El pobre Poseidón le resulto un blanco la mar de fácil. Al día siguiente, tuvimos nueva visita de ambos hermanos, mientras que Jedidías y yo no parábamos de mirarnos y sonreírnos al ver como Poseidón y Clara se miraban, Eddy no dejaba de fruncir el ceño al verlos. El único motivo por el que Eddy no intervino cuando vio las miradas dulces y empalagosas entre ambos, fue porque la única vez que intento meterse por medio, recibió una colleja de Aisa que casi lo decapita, y con la mirada le dejo claro que si metía la nariz se quedaría sin ella…

Tan solo un par de días después, estando los dos juntos sentados en el patio tomando una cerveza aprovechando que Aisa y Poseidón habían salido, cuando Jedidías recibió una llamada del Alfa de los SaintCross. Hicieron un par de comentarios protocolarios tras identificarse entre ellos positivamente, e inmediatamente el Alfa pregunto qué era lo que los bibliotecarios querían de él…

-        No me voy a andar con rodeos, ambos somos conscientes de que usted sabe perfectamente que cargo ocupo…

-        Si lo se… -interrumpió el Alfa-, por eso me sorprende su interés en hablar conmigo.

-        Es sencillo, le debemos algo por cierta información que nos facilitó, por ello quiero saldar la cuenta advirtiéndole de lo que está a punto de provocar el estúpido de su Beta…

-        ¿El qué?

-        Ese imbécil está llevando a su Clan a meter las narices donde no se les ha perdido nada, y es muy peligroso que lo hagan… Deje en paz a los Lykos de la Península Ibérica, es más, retírense a sus propios territorios durante una temporada… les conviene…

-        No tememos a esos chuchos… además mataron a cuatro de mis Lobos, y tienen que pagar por ello -replicó con tono arrogante-.

-        Escúcheme bien, porque esto solo se lo voy a decir una vez, pero tenga en cuenta que va a estar en deuda con nosotros por ello, y una bastante grande… Si sigue molestando a los Lykos va a provocar la destrucción total de su clan… están bajo la protección de los Lilim, y es a quienes realmente están molestando…

-        ¿Explíquese? -preguntó, sonando esta vez su tono muy preocupado-.

-        Sus cuatro idiotas no atacaron a un Vampiro, atacaron a Ashur, que fue quien los mató y le envió el mensaje con su Loba. En este momento están ustedes a punto de forzar la intervención en su contra de Fenrir… No les aconsejo que lo hagan…

-        ¿El Clan Lykos que fue disuelto?... -preguntó-.

-        Fenrir en persona por orden de Ashur…

-        ¿Y que se supone que hacen ahí?...

-        No metan las narices en los asuntos de Lilith… El aviso esta dado… si siguen usted mejor que nadie sabe lo que ocurrirá…

-        Si, gracias por el aviso, me ocupara de esto de inmediato, si necesita cualquier cosa de nosotros díganoslo y lo haremos…

-        Bien… Adiós… -y Jedidías colgó-.

-        Bueno, arreglado, los SaintCross dejaran de dar problemas…

-        ¿Estás seguro?

-        Del todo, su Alfa ya se tropezó con tú madre hace unos cuatrocientos años, y de su entonces manada solo se salvó él porque fue amable con ella.

Por lo que me contó Jedidías, cuatrocientos años antes, mi madre paso por Francia, y en una pequeña población, fue blanco del "enamoramiento" del Alfa del Clan que controlaba la zona. Todos fueron muy desagradables con ella excepto el por entonces pequeño cachorro huérfano que en su inocencia le ofreció agua, siendo durísimamente castigado por ello por su Alfa y alguna de las Lobas… O por lo menos, según Jedidías, lo intentaron, porque al ver eso fue cuando mi madre intervino, matando a todo el Clan y despellejando vivos a quienes trataron de hacerle daño al Cachorro… Luego de eso, le llevo con los SaintCross, cuyo Alfa a instancias de Lilith le acogió como su hijo. Creo inútil decir, que tras esta pequeña explicación de Jedidías, estaba más que claro que los SaintCross no serían ningún problema, y muchísimo menos cuando ese Lobo sabía que mi madre andaba metida por medio… También debo de aclarar, que si algo tenían claro quienes sabían de ellos, es que los Bibliotecarios jamás facilitaban información falsa o tendenciosa, te podía gusta o no lo que te dijeran, pero siempre sabias que era cierto.

Una semana después, seguía sin saber qué coño estaba pasando, tonto no soy, y la presencia aun allí de todos estos, me comenzaba a poner de los nervios. Me había alejado de Madrid para descansar, y estaba haciendo de todo menos eso… Como dato curioso, os diré que una noche que Jedidías y yo regresábamos del pueblo, un sábado de madrugada, Aisa nos sacó de la casa sujetándonos a cada uno de una oreja, literal. Nos dijo susurrando mientras nos sacaba, que como se nos ocurriese estropear sus planes y los de mi madre, nos arrancaba las uñas de los pies… y creedme que era más que capaz de hacerlo.

Os preguntareis que es lo que hicimos para que nos agarrase de las orejas a los dos, ¿a que sí? Pues bien, lo cierto es que no hicimos nada, solo entrar en la casa, pero claro, otro asunto fue lo que nos encontramos en el salón cuando abrimos la puerta del mismo. Clara Rockson estaba desnuda tumbada de frente sobre la mesa, con las piernas abiertas y mi hermano Poseidón tras ella follándosela como un animal. Los gemidos de ambos eran bastante escandalosos, Jedidías y yo nos miramos, sonriéndonos con malicia, pero justo cuando estábamos a punto de aplaudir la caída de mie hermano con todo el equipo en los planes de mi madre y decir algo gracioso que les avergonzase de paso, fue cuando Aisa apareció cogiéndonos de las orejas, retorciéndonoslas. No, no dijimos ni media o hicimos el menor ruido, los dos nos dimos cuenta en seguida de quien era, y el haber molestado a la parejita cuando Aisa estaba tan visiblemente cabreada con nosotros, no hubiese sido nada inteligente por nuestra parte, ambos sabíamos de sobra como se las gastaba.

Reconozco que, aunque la bronca que nos metió por intentar interferir fue monumental, el peor parado en todo esto fue Jedidías, pues Aisa le dejo claro que pensaba hablar con su esposa de todo esto. Y creedme, la mujer de Jedidías es alguien de armas tomar, y no lo digo en sentido metafórico precisamente. *Makeda, la esposa de Jedidías, era más que capaz de coger una espada y hacer una escabechina con el más pintado, no en vano, fue la reina guerrera del mítico reino de Saba. Todos la teníamos mucho respeto, además, su lengua era casi tan afilada como su espada… y según Aisa, venia de camino tras de que hablase con ella sobre como de idiotas estábamos su marido y yo… Otra más para amargarme mis "vacaciones"… que diversión…

CONTINUARA

*Cogulla – Una cogulla o colobio es una túnica con capucha utilizada en la liturgia católica y como parte del hábito de algunas órdenes religiosas. La cogulla es un hábito monástico, no un mero ornamento litúrgico.

*Jedidías – Nombre Hebreo del Rey Salomón

*Makeda – Reina de Saba y esposa del Rey Salomón, aparece en textos como la Biblia o el Corán, aunque este es su nombre Etíope.