Liliana, mi novia culona

Liliana y yo y sus sobrinos, sobran las palabras.

LILIANA, MI NOVIA CULONA

Supongo que recordareis a Liliana, mi amiga culona del trabajo. Después de dos meses de empezar a follar, estamos saliendo juntos.

Ya sabéis el pedazo de culo que tiene y como confió en mi para volver a follar después de que se hubieran reído de ella.

La relación funciona muy bien, no solo en lo físico, hay semanas que lo hacemos hasta 3 o 4 veces, si no también en lo amoroso. Yo la quiero mucho y ella a mi también y creo que en otro par de meses podríamos irnos a vivir juntos.

En el trabajo todos saben que salimos y algún capullo como Rubén me dice que porqué salgo con una tía tan gorda y con ese culo que parece una vaca.

-Eres un gilipollas y lo sabes, le digo un día en el office. Ya quisieras tener una novia como ella tan guapa y buena persona.

-Cuando se ponga arriba te debe aplastar con ese trasero que tiene.

No le hago caso y me voy de allí.

Aparte de los idiotas del curro, no hay muchos afortunadamente, tenemos grandes amigos. Raúl y Sonia son dos de ellos y les hemos invitado a nuestra fiesta de cambio de casa.

Hemos decidido que me iré a vivir con ella a su casa. Mi piso no está mal pero es de alquiler y es más pequeño que el suyo, y después de hablarlo el fin de semana pasado, me trasladaré en un par de días. No vamos a esperar ni siquiera los dos meses finalmente.

Un frio día de otoño me mudo a su piso. Raúl y Sonia han llegado antes que yo y me ayudan a sacar las cosas de mi coche y mientras subo con Sonia, Raúl se lleva el coche a otro sitio para que no esté mucho tiempo en doble fila.

Ya con todo en casa y mi coche aparcado en un garaje, nos vamos a la cocina y ayudamos a Liliana a preparar unas copas, así como aperitivos. Ponemos música alta y aún esperamos a tres parejas más que hemos invitado a la fiesta.

Las parejas van llegando. La primera, Jorge y Luisa, no conocían a Liliana. La segunda, Antonio y Clara, llega un poco más tarde.

Como dos horas más tarde estamos todos un poco perjudicados por el alcohol. Raúl y Sonia se morrean en una esquina del sofá mientras yo juego al strip póker con Liliana y Luisa.

Yo me he quedado sin la camiseta, pero Liliana se ha quedado solo con el sujetador y las bragas.

En esto que las dos se ponen a bailar sensualmente alrededor mío. El culo de Liliana es lo más y con esas bragas que lleva me está poniendo muy cachondo. Las nalgas sobresalen por los lados. Mi polla empieza a empinarse bajo el pantalón y Luisa se da cuenta de ello.

Empuja a Liliana hacia mi y nos comemos la boca. Ella desaparece y no se a donde va.

Nos metemos en nuestro cuarto mientras la música sigue sonando. Nos tumbamos en la cama y le quito el sujetador y le como ese pedazo de tetas que tiene. Liliana empieza a gemir y entonces bajo a su ombligo y le chupo la tripa.

Luego bajo a sus muslos y noto mientras sigo ahí como sus bragas empiezan a humedecerse.

Estoy tan cachondo que no puedo más y le quito las bragas. Desde hace poco ha consentido que se la meta por el culo y esta noche se lo voy a hacer así.

La pongo a cuatro patas y masajeo sus nalgas. Recuerdo que cuando la vi por primera vez no me gustaron pero ahora me derrito por ellas.

La masturbo desde atrás metiéndole el índice y acariciando su clítoris. Cuando esta húmeda abro sus nalgas y meto un consolador que compramos hace poco por su agujero del culo.

Liliana se estremece cuando se lo meto, pero aguanta porque sigo masturbándole el coño. Esta chorreando y después de jugar un poco más con el consolador en su culo agarro mi polla y la guio hasta la entrada de su ojete.

Le meto solo el glande y la dejo quieta un rato mientras va adaptándose a su culo.

Después de un poco más de masturbarla se corre como loca. Su agujero del culo se dilata y entonces se la meto toda.

Comienzo a bombear. Abro con mis dos manos sus nalgas, ya dejé de masturbarla y contemplo como sus carnes rebotan contra la cama y contra mi.

Gime como una loca mientras sigo taladrando su culo. No puedo parar de metérsela y sacársela.

La música alta y el alcohol en mi cuerpo hace que me la folle como un loco. La cama parece que vaya a romperse.

Se abre la puerta y son Jorge y Luisa que estaban tocándose y con el pedo que llevan seguro que buscaban un sitio donde descargar su pasión como nosotros.

No puedo aguantar mucho más. Las nalgas de Liliana no paran de moverse al ritmo de mis embestidas y lo que al principio costó entrar, mi polla en su culo, ahora se desliza como un cuchillo sobre mantequilla.

Dos minutos más tarde o así, no es que controle el tiempo cuando estoy dentro de mi chica, me corro inundando su ano de mi leche caliente que sale a borbotones. Liliana se corre como una loca y la cama cruje un poco más hasta que finalmente me detengo y termino de bombear. Recupero poco a poco mi respiración y dejo mi polla aun dentro de ella.

-Que gusto amor, me has dejado el culo fino, fino, jajajaja. Se ríe picara.

-Me he puesto muy cachondo con la situación, le digo.

-Ya te digo. Menuda forma de inaugurar que venias a vivir conmigo.

-Como si fuera la primera vez que te follo el culo…

-Pero esta vez ha sido distinta. A partir de ahora quiero que me lo hagas con la misma pasión cariñito mío.

-Anda, vamos a ver que hacen estos.

Nos levantamos de la cama y salimos desnudos del cuarto.

Raúl y Sonia están en el sofá con ella a cuatro patas y el metiéndosela fuerte por el coño.

-Fóllame así cabrón, le dice. Fóllame más fuerteeeeeeeee.

Raúl gira la cabeza al notarnos detrás y nos mira mientras sigue follando.

-Que buenas tetas tiene Liliana, nos dice mientras sigue a lo suyo con Sonia. Siempre me imagine que serian así debajo del jersey que llevabas en invierno. ¿Puedo tocarlas? Pregunta con un hilo de voz mientras sigue entrando y saliendo de su chica.

-Va, vale, le contesta Liliana.

Acerca una mano y en ese momento Sonia se incorpora un poco y con un hilo de voz le dice a Raúl:

-¿Qué haces tío? ¿Cómo te atreves a tocarle las tetas a tu amiga?

-Pero ella lo consiente, ¿verdad Lili? ¿Tú que dices amigo? Me pregunta a mi.

-Claro, le contesto, mientras no te la folles puedes tocárselas.

Se las toca con ganas primero una y luego la otra. Luego agarra sus pezones y sigue bombeando con ganas.

-Ahora tócamelas a mi, pervertido, le dice Sonia riendo.

Agarra sus pechos y en ese momento Sonia se corre.

-¡Aaaaaaah jodeeeeeeer! ¡Me gustaaaaaaaa! ¡Mis tetas son mejoreeeeees! ¡Aaaaaaaaaah!

Raúl sigue mirando las tetas de mi chica y da unas embestidas más y se corre también. Menos mal que Sonia por el orgasmo no puede ver que estaba mirando las tetas de su amiga mientras tanto.

Seguimos mirando por el salón y vemos a las otras dos parejas tiradas en el suelo durmiendo la mona. Allí les dejamos y nos vamos a dormir a nuestra habitación.

A la mañana siguiente, ya recuperados de la borrachera, las parejas se dieron una ducha y posteriormente, ya vestidos, se despiden de nosotros y nos desean lo mejor.


Han pasado varios meses desde la juerga de aquel día. Nos vemos siempre en el trabajo, pero no volvimos a hablar de aquello. Ni siquiera hemos vuelto a celebrar ninguna fiesta en el piso.

Llegó el verano y cogimos vacaciones. En nuestra empresa tenemos todo el verano libre.

Liliana me comentó algo una mañana de lunes en el desayuno:

-Este verano mi hermano y mi cuñada se van como médicos sin fronteras a Africa y sus hijos, mis sobrinos, no tienen con quien quedarse, porque sus abuelos también se van de vacaciones al menos el mes de julio. Había pensado en si podrían pasar con nosotros este mes. Quería comentártelo ya que vivimos juntos. ¿Qué te parece?

-Bueno la verdad, no sé. ¿Habías pensado en que fuéramos este año al algún sitio?

-Si nos vamos sería solo el mes de agosto. No tenemos dinero para más.

-Esta bien. ¿Cuántos son tus sobris? ¿No serán un equipo de futbol entero verdad? Dije riéndome.

-Solo sólo dos, jeje. Chico y chica. Se llaman Lara y Miguel. Son un poco diablillos pero se portaran bien.

-Vale. Esta bien entonces.

-Les avisaré para ver si pueden traérmelos el viernes.

El viernes llegaron los chicos. Dos adolescentes bien parecidos. Lara es rubia, ojos azules, parece formal. A Miguel se le ve un poco más trasto. Espero que se porten bien, más que nada por su tía.

El fin de semana llegó y Liliana propuso que nos fuéramos los cuatro a la piscina.

Los sobris aceptaron encantados.

Llegamos allí un poco perdidos entre tanto tumulto. Estábamos acostumbrados a estar más tranquilos.

Nos separamos en los vestuarios y acordamos quedar en la zona de las hamacas.

El vestuario de hombres era un poco antiguo, imagino que el de mujeres también lo sería. Teníamos que estar viéndonos Miguel y yo mientras nos cambiábamos. Cuando me quité el calzoncillo y me quedé desnudo, él me suelta:

-Tienes un buen miembro. Estás circuncidado ¿Eres judío?

-No, no soy judío, le contesté. Tuve un problema de fimosis de pequeño y tuvieron que…

¿Qué hacia contándole eso a un chaval que no conocía de nada? Pensé.

-Bueno tranquilo, no pasa nada. Yo descapullo perfectamente. Se rio.

Salimos del vestuario y Lara y Liliana nos estaban esperando.

Liliana llevaba un bañador color burdeos que le había comprado cuando empezamos a salir y Lara llevaba un bañador azul claro que resaltaba sus curvas. Sus pechos eran grandes para ser adolescente y cuando se giró para enseñarnos su bañador pude apreciar el buen trasero que tenía. Tuve que tragar saliva sin que se dieran cuenta.

Decidieron meterse ellas primero en el agua y nosotros nos quedamos para no dejar solas las cosas que llevábamos, unos bocadillos, la carteras, los bolsos y los móviles.

En eso que Miguel se sentó a mi lado en la hamaca y me dijo al oído:

-Me he fijado en que no le has quitado el ojo a mi hermana. ¿Está buena, eh?

-Qué dices. Tu tía es mi novia.

-Ya, pero mi hermana es un bombón. ¿Te cuento un secreto?

Se acercó más a mi y sin esperar a que le dijera que si o que no, me soltó:

-Me follo a mi hermana.

Hice ademán de levantarme e irme de allí, cuando me sujetó por la muñeca.

-Si, tío, ¿puedo llamarte tío? Si, como oyes, me follo a mi hermana.

-¿Estás loco o qué? le contesté.

-No, no estoy loco, pero ella me tiene loco. Ocurrió hace meses. Un día estaba ella en la ducha y yo me estaba meando. Solo tenemos un baño en casa y no podía aguantarme, por lo que pensé, si lo hago rápido ella estará duchándose y no se enterará de nada.

Cuando estoy con los pantalones y los calzoncillos por los suelos, ella abre la mampara y me ve así. Estaba a medio camino de coger la toalla y yo me giro y me quedo mirándola en pelotas. Sus pechos apuntan hacia mi y estaban duros. Su coño es un triangulo de pelo rizado. Mi polla se empieza a empinar. Sale de la ducha y se cubre con la toalla y me sienta en la taza del váter, se agacha y empieza a chupármela.

Joder, que gusto me estaba dando. No tenia ni idea de que supiera hacerlo y tan bien.

Yo estaba pensando porque narices me contaba eso, pero después me di cuenta de que me estaba poniendo cachondo recordando el cuerpo de Lara cuando se había girado para mostrarnos su bañador. Mi polla empezaba a crecer bajo el bañador.

-Entonces cuando estoy a punto de correrme, siguió contándome, se puso encima mío y se la clavó toda.

Volví a tragar saliva nervioso.

-Empieza a subir y bajar despacio. Se agarra a mis hombros mientras me cabalga. Mi polla entra y sale como si nada. Esta mojada porque no se ha secado y esto hace el follar más placentero.

-¿Te gusta hermanito? Me dice. Seguro que esta mañana cuando te levantaste con ella morcillona no pensabas que te ibas a follar a tu hermana, ¿eh?

-No hermanita. Si se enteran papá y mamá…

-Entonces caí en un cosa. No era virgen. Mi polla había entrado fácilmente y no había sangrado. Ya se había acostado con otro tío seguro.

-¿Y que hiciste? Le pregunté acuciado por el morbo, ¿te corriste dentro?

-Espera que ahora sigo.

Se quedó como pensando y siguió hablando.

-Se oyó la puerta de casa abrirse. Mi hermana miró hacia afuera. Nos tapó con la toalla, era muy grande, como para tres personas, y aceleró el ritmo. Como si eso nos hubiera hecho invisibles. Oí a nuestros padres hablar, dejar unas bolsas en el suelo y entonces no pude más. Me agarré a la tetas de mi hermana y me corrí como un loco.

Ella viendo que iba a gemir me besó en la boca, con lengua, hasta que notó que terminé de correrme porque mi polla dejó de dar contracciones y se lo eché todo dentro.

Se salió de mi y al ponerse de nuevo de pie se metió en la bañera. Tiró la toalla al colgador e hizo un gesto para que entrara yo también.

Como estaba casi desnudo no tardé nada en meterme con ella y entonces cerró la mampara.

Paró un poco para tomar aire y continuó:

-Justo en ese momento mi padre abrió la puerta del baño y vio que estábamos duchándonos juntos. De pequeños lo hacíamos y no debió de parecerle mal porque volvió a cerrar la puerta y le dijo a mi madre:

-He encontrado a los chicos. Están duchándose juntos como cuando eran pequeños.

Cuando terminó el relato tuve que ponerme de pie porque mi polla estaba erecta al máximo y me hacia daño con el bañador apretándome.

-¿Te has puesto cachondo, eh? ¿Tu también te follarías a mi hermana?

-Quiero mucho a tu tía, le dije. Pero tampoco le dije que no lo haría.

El día en la piscina pasó rápido aunque cada vez que miraba a Lara no podía quitarme de la cabeza lo que su hermano me había contado y a cada minuto que pasaba la deseaba más.

Cenamos los cuatro en la cocina y después de un rato de ver la tv, hablamos poco, yo me fui a la cama.

Me tumbé boca arriba con el recuerdo del cuerpo de Lara. Se había puesto un top para la cena que mostraba sus pechos redondos y grandes para su edad y enseguida me volví a empalmar.

Agarré mi pene y empecé a masturbarme pensando en ella. No quería follar con Liliana y ver la cara de su sobrina mientras lo hacíamos. Así, haciéndome la paja tendría una excusa para no hacerlo si me lo pedía. No tendría deseo si acababa de correrme y además estaba muy cansado.

No tardé mucho en correrme. Eyaculé bastante. Me limpié con unos clínex y para no salir de la habitación, los enrollé en varios más y los guardé en el ultimo cajón de mi mesilla. Mañana los tiraría.

Al día siguiente me desperté y Liliana no estaba en la cama. Me levanté y al salir de la habitación vi que los tres estaban en el sofá jugando a la consola. No me pareció que trajeran ninguna cuando vinieron a casa.

Tiré en la basura el envoltorio con los clínex y me senté con ellos.

-Ey tito, me dijo Miguel. Únete a la partida, las chicas nos están dando caña.

Me pasó un mando y comenzamos a jugar. La verdad no sabia bien como iba el juego y me mataron enseguida.

-No te preocupes tito, dijo Lara, ya verás como la próxima partida se te da mejor. Yo te ayudaré.

Se cambió de sitio por Liliana en el sofá y se puso a mi lado. Me fue indicando como esquivar a los malos que venían por varios sitios. Estaba ayudándome pero también casi encima de mí por lo que su muslo derecho rozaba con el izquierdo mío.

Estaban a punto de volver a matarme cuando hizo un movimiento con el mando y evitó que lo hicieran pero se cayó encima de mi. Y claro, cayó sobre mi paquete.

Se levantó de nuevo pidiéndome perdón pero ya había hecho lo que quería, que me empezara a empalmar.

Volvimos a empezar y volvieron a matarme. Liliana se levantó y nos preguntó si no teníamos hambre. Aún no habían desayunado.

-Vaya, no queda leche, nos dijo desde la cocina. Voy a comprar. ¿Alguien quiere algo del super?

-Yo quiero unas galletas con pepitas de chocolate, dijo Miguel. Porfa, porfa, porfa.

-Vale, te compro las galletas. ¿Alguna cosa más?

-No, nada. Dijimos Lara y yo.

En cuanto Liliana se fue, Miguel me dijo:

-Ahora estamos solos. ¿Te sigue poniendo cachonda mi hermana?

No tenía que decir nada, mi polla hablaba por mi.

Lara me levantó el bóxer y liberó mi polla descapullada. Se agachó y como una experta comenzó a chupármela.

Sabia hacerlo muy bien, me daba mucho gusto.

-Tranquilo, dijo Miguel, sabe apurar hasta antes de que te corras.

-Si tito, verás que bien.

Dejó de chupármela y la cogió con su mano y empezó a subirla y bajarla por mi tronco haciéndome una paja muy lenta. Yo nunca me la había meneado así. Me daba un placer inmenso y eché la cabeza hacia atrás.

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaah! Gemí.

No sabía cuanto tardaría Liliana en volver y si nos iba a pillar.

De todas formas enseguida me olvidé de eso cuando Lara aceleró la paja y luego volvió a seguir haciéndomela muy lento.

Ya no podía aguantar más. Unas pocas subidas y bajadas más y me corrí como un loco. Chorros y chorros de semen salieron de mi. No podía creer que tuviera tanto si me la había meneado la noche anterior.

Lara me dejó con el pecho pringado de semen y se fue con su hermano a la cocina. Me levanté y me limpié. Luego me fui al baño a lavarme un poco el pecho y al poco volvió Liliana del super.

Desayunamos y comimos juntos y Lara me piraba picara. Miguel no le quitaba ojo a su tía. Liliana se había puesto muy sexy para comer y era normal que no le quitara ojo de encima.

En la sobremesa nos quedamos un momento a solas y Miguel me habló:

-Menudo culo tiene la tía, ¿eh?

-Si, ya lo ves, lo tienes cerca.

-¿Te la follas por el culo?

No iba a decir nada pero decidí responder.

-Si, tu tía me deja follarle el culo.

-Uff, que cachondo me pone eso.

-Si. Se deja follar muy bien. No veas como se le mueven las nalgas cuando lo hacemos. Yo también me estaba poniendo cachondo.

-No me digas tito. Tendré que hacerme una paja, entre esto y como te lo hizo esta mañana Lara estoy salido perdido.

La tarde pasó lenta. Los chicos jugaban en su habitación y Liliana y yo decidimos beber vino.

Estábamos un poco contentos al cabo de un rato. Ella se tumbó boca arriba en el sofá. Dijo que tenia calor y se quitó la blusa y se quedó con el sujetador puesto y las mallas.

Yo también estaba acalorado y me quité la ropa quedándome solo en calzoncillos.

Como si de un sueño se tratara Lara y Miguel salieron de su habitación. ¿Estaban desnudos o me lo parecía a mi?

Lara fue hacia mi y Miguel hacia su tía.

Como el sofá era de dos piezas los chicos empujaron cada una a un lado dejándolas una enfrente de la otra.

Miguel se subió donde estaba su tía. Ella se incorporó y debió pensar que era yo porque empezaron a besarse apasionadamente.

Lara hizo lo mismo conmigo y yo la besé sin resistencia metiéndole la lengua en la boca como un loco.

El morbo de ver a su sobrino comiéndose a mi novia hizo que me pusiera muy cachondo y sudara abundantemente.

Enseguida me empalmé mientras seguíamos comiéndonos a besos.

Miguel le había quitado las bragas a su tía y le estaba haciendo un cunnilingus.

Lara los miró y sonrió y entonces me hizo un gesto para que yo le hiciera lo mismo.

No tuvo que insistir más porque enseguida estaba comiéndole el coño rosado y muy tierno que tenía mi sobrina postiza.

-Ah, ah, ah, tito que bien lo haces. Tito sigue así, huummmmm. Diciendo esto se mordía el labio y me sujetaba la cabeza.

Liliana estaba gimiendo como loca y en un momento en que me detuve de comerle el coño a Lara, levanté la cabeza y vi que Miguel estaba incorporándose con la polla tiesa y guiándola con su mano a la entrada de su coño.

No llevaba condón ni nada, pero con el pedo que llevaba Liliana, más que yo sin duda, no se enteró si era yo o su sobrino el que iba a penetrarla.

-Tito deja a esos dos y sigue comiéndomelo, me interrumpió Lara.

Yo volví a hacérselo y después de unos minutos se corrió como una loca.

Para entonces Miguel tenía a mi novia apoyada en el brazo del sofá y la estaba penetrando duramente gimiendo con fuerza.

-Ah, ah, ah, tía, ah, ah, ah, joder que gusto, ah, ah, ah.

Ella se limitaba a dejarse hacer y gemir bajito mientras botaba contra el sofá.

Yo estaba a cien y entonces poniéndonos de cara a ellos penetré a Lara tal y como lo estaba haciendo su hermano a mi novia.

Bombeé con fuerza a la chica y por un momento nos coordinamos en nuestros gemidos y penetraciones.

No se cuanto tiempo estuvimos así, las dos parejas follando, pero en algún momento me pareció ver que Liliana se daba cuenta de que yo estaba enfrente y por lo tanto no estaba follando conmigo si no con su sobrino y yo con su sobrina.

Miguel alzó las piernas de su tía mientras esta se dejaba hacer y con unas embestidas más terminó corriéndose gimiendo como un loco.

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaah! ¡Tíaaaaaaaaaaaaaaa!

Si Liliana tenía hasta entonces alguna duda de con quien estaba follando con eso quedó resuelta.

Yo subí a Lara al borde del sofá y allí terminé de follármela mientras mi novia nos miraba a los dos.

Miré a Liliana en vez de a Lara mientras me corría como diciéndole: mira lo que me has obligado a hacer, follarme a tu sobrina. Pero en realidad no me había obligado nadie. Su sobrina estaba buenísima y lo había hecho con gusto.

Me salí de ella y me quedé de pie mirando a la otra pareja. Lara estaba extasiada y tardó un poco en incorporarse.

Un pensamiento pasó por mi cabeza. ¿Dejaría que mi novia follara con su sobrino con tal de dejarme a su sobrina para mi?

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