Ligue en la ciudad de México (4)

¿LA EDAD... IMPORTA? Este NO es un relato erótico.

LIGUE EN LA CIUDAD DE MÉXICO

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¿LA EDAD... IMPORTA?

En una ocasión, fui a tomar café con unos amigos, Pablo Emilio (con el que ya algunos están familiarizados) y con Alan. Somos un grupo de 6 amigos que nos vemos con bastante frecuencia, pero Pablo y Alan son los más cercanos a mi.

En esta ocasión, Alan nos comentó que estaba saliendo con un chavo. Por lo que nos dijo, le atraía bastante físicamente, no muy alto, complexión regular, "bonito" de cara sin llegar a caer en lo femenino, 23 años... Cuando escuché la edad casi escupo el trago que acababa de darle a mi café, no porque me escandalice la edad del fulanito en cuestión, sino porque Alan, a sus 31 años, jamás había, ni siquiera entablado amistad con alguien menor que él, ya no digamos salir o algo parecido. Pablo se moría de la risa, entre carcajada y carcajada le preguntó que ahora a que kinder se iba a ligar y que ya se estaba pareciendo al Padre Maciel, acosando sexualmente a los chavitos.

Resulta que al "chavito" en cuestión, lo conoció en el estacionamiento de la Ibero la semana anterior. Había ido a solicitar informes de un diplomado que estaba interesado en cursar.

¿Bueno y como es? ¿Qué te dio?

Cagado, cagado, cagado. Es el güey mas chistoso que he conocido en mi vida. Me la paso extraordinariamente bien con él, me gusta mucho físicamente y sabe de todo lo que me interesa, nos podemos pasar horas hablando de música, cine, libros. Además lo van a conocer muy pronto.

Resulto que efectivamente lo conoceríamos muy pronto, a los diez minutos sonó el celular de Alan.

¡Ya llegó!

¿Hoy? ¿Aquí?

Alan ni nos contestó, salió corriendo a buscar a su nuevo amor. Un minuto después lo tenía enfrente. Alan nos presentó y tanto Pablo como yo lo saludamos como correspondía.

Yo no podía creer lo que veía, ciertamente el niño estaba guapito, piel blanca, un pelo negro tan bonito que llamaba la atención, peinado y vestido como si acabara de grabar un capítulo de Rebelde. Su cara es como de niño travieso, ojos grandes, la mirada muy transparente, sonrisa bonita y fácil, en fin, un chavo bastante agradable.

También es cierto que Alan no había exagerado, el travieso realmente era cagadísimo. Estuvimos con ellos alrededor de dos horas y no me dejé de reír, además era un excelente conversador y el tiempo se fue volando.

Alan estaba feliz, se notaba en su cara un orgullo y una alegría de estar con ese chavo que no le conocía. Me sentí muy bien por él. Finalmente Pablo y yo nos despedimos y mientras caminábamos a la salida, todavía se escuchaban las carcajadas de Alan.

Esperando a que el valet nos trajera los coches, Pablo y yo nos pusimos a platicar de lo que acabábamos de ver.

¿Lo puedes creer?

¿La neta? No. Nunca me imaginé que este güey pudiera fijarse en alguien mas chico que él.

¡¡Pero aparte esta fascinado!! Se la pasó viéndolo con cara de papá en graduación del hijo...

Llegaron los coches y nos despedimos. No me podía quitar de la cabeza la cara de Alan. Mi amigo estaba feliz como hacía mucho no lo veía. Era casi un año que había terminado su última relación y la verdad es que había salido muy mal parado.

Después de eso, salió con algunas personas pero no se había entusiasmado con ninguno (debo decir que alguna de estas experiencias es digna de ser narrada aquí, pero será en otro momento). Y ahora esto.

Pasaron los días y las semanas y la relación de Alan y el travieso parecía funcionar muy bien. Se veían muy seguido y yo veía a Alan cada vez mas contento.

Mas o menos un mes después, Alfredo y Fernando, una pareja de viejos amigos nos invitaron a cenar a su casa a Pablo, a Alan, al travieso y a mi. Estas cenas son frecuentes, Alfredo y Fernando son pareja desde hace mas de 14 años y disfrutan mucho invitando a sus amigos a su casa.

Viven en una casa maravillosa en la Colonia Roma, cuando voy ahí, me siento en 1930. La arquitectura es de esa época y todo esta perfectamente bien conservado. Incluso la instalación eléctrica con todo y los apagadores es de la época.

En fin, el caso es que una vez mas el travieso se llevó la noche con su simpatía y su personalidad. Solo que esta vez, me pareció que Alan no estaba tan entusiasmado. De hecho, se retiraron a las 2 de la mañana sin dar muchas explicaciones.

A todos nos pareció muy extraño pues Alan jamás se había ido temprano de una reunión. Se hicieron todo tipo de bromas, que si tenía que darle el biberón al bebé, que tenía que hacer tarea para la escuela, etc.

El lunes siguiente, Alan me llamó a la oficina. Volví a notarlo contento con su relación. Le pregunté si había sucedido algo el sábado pero al parecer la razón era que el travieso tenía que llegar a su casa a una hora "prudente" (¿Qué hora sería prudente? Me quedé pensando).

Alan me contó que pensaba llevar al travieso a Valle de Bravo para festejar sus 2 meses, así que necesitaba los datos de unas cabañas que renta una conocida mía. Le proporcioné los teléfonos y le pregunté si podíamos vernos para platicar un día en la semana. Al parecer era imposible (increíble!!) entre el trabajo y el travieso, Alan no tenía tiempo. Me propuso encontrarlos esa noche en el Péndulo de Polanco. Aunque el travieso me caía muy bien, la verdad es que tenía ganas de platicar con Alan a solas, así que me negué cortésmente a ser el mal tercio.

¡No mames! ¿Cuál mal tercio? Si quieres invita a tu novio y ya somos los cuatro.

Últimamente y sobretodo después de la cena, mis amigos me molestaban con que Pablo Emilio y yo parecíamos novios, pues ambos estábamos solteros e íbamos juntos a todos lados.

Volví a negarme y ahí quedó.

No supe más de Alan en toda la semana, el fin de semana ni lo busqué suponiendo que estaría en Valle de Bravo, así que me dedique a otras cosas.

El miércoles de la siguiente semana quede de cenar con Pablo y Alan. Supuse que el travieso también asistiría, pero no fue así. Solo estábamos los tres.

Durante la cena, Alan nos contó que aunque le fascinaba estar con el travieso, la relación no iba muy bien.

No habían ido a Valle de Bravo porque al parecer a los papás del travieso no les había parecido buena idea. Además era un problema que jamás podía quedarse a dormir con él, tenía que llevarlo a su casa a una hora prudente... El fin de semana lo había acompañado a una reunión de sus amigos. Aparentemente Alan no lo había pasado demasiado bien. Obviamente ya no tenía mucho en común con chavos universitarios.

¿Creen que la edad importa?

De inmediato Pablo Emilio dijo que ¡NO!, y se lanzó a una defensa del amor y de no se cuantas cosas.

Confieso que estoy de acuerdo con él, si existe amor, no tienen porque importar ni la diferencia de edad ni ninguna otra cosa. Sin embargo era innegable que el travieso seguía siendo un hijo de familia con todo lo que ello implica, que Alan era independiente y estaba acostumbrado a eso, que tal vez el travieso fuera muy maduro, pero igual seguía teniendo 23 años.

¿Puede la edad ser determinante para una relación? La respuesta obvia es no, haciendo memoria, conozco parejas que tienen muchos años juntas cuya diferencia de edad es mucho mayor que la de Alan y el travieso. Yo mismo tuve una relación de 5 años con alguien 11 años mayor. Así que definitivamente la respuesta es no.

El problema de Alan y el travieso no era la edad. Por una parte Alan se estaba comportando de una forma egoísta al no comprender y aceptar las reglas bajo las que vive el travieso. Por la otra, el travieso ya tampoco esta tan chiquito para tener que seguir "pidiendo permisos" o teniendo "hora de llegada", aunque supongo que cada familia es diferente.

Después de darle muchas vueltas, he llegado a la conclusión de que toda relación tiene sus "peros" y estos van saliendo con el tiempo. En este caso en concreto, la edad parecía ser una gran dificultad para la relación pero me pregunto ¿No vale la pena hacer ciertas concesiones cuando nos interesa alguien? ¿Es demasiado pedir convivir de vez en cuando con los amigos de la pareja aunque estos aparentemente no tengan nada en común con nosotros? ¿No es una pareja un motivo suficiente para iniciar un movimiento de "emancipación" en una familia? ¿No vale la pena una negociación y llegar a acuerdos para hacer que la relación funcione?

Alan no pensaba todavía en terminar con el travieso. Escuchó nuestros puntos de vista y los consejos. De todos mis amigos, creo que Alan es el mas maduro en ese sentido. Ha tenido pocas parejas pero siempre relaciones estables y sanas.

Entiendo su desconcierto con el travieso. Pensando las cosas mas detenidamente, cuando llegamos a cierta edad, nos volvemos independientes económica y emocionalmente de nuestras familias. Muchos vivimos solos y esto nos permite una gran libertad. El sueldo de un gay normalmente no tiene que sostener más que a su dueño, así que estamos acostumbrados a cierta holgura económica. Viendo esto, ya no me sorprendía tanto la actitud de Alan, después de estar con gente en una situación similar, la relación con el travieso parecía marcar un retroceso en su estilo de vida.

¿Cómo funcionan sexualmente?

La pregunta de Pablo me hizo dejar mis pensamientos. Inmediatamente la cara de Alan cambio y otra vez estaba sonriendo.

Increíble, tenemos una química cabrona, el chavo es súper caliente. Es muy padre estar con él, me siento otra vez como de 23 años. Ha habido noches en que cogemos hasta 3 ó 4 veces. Les juro que hacia años que no me sentía así con alguien en ese sentido.

Era lógico, a los 23 quien no puede eso y mas. Después de eso nos perdimos en un laberinto de nostalgia y melancolía de mejores tiempos, sexualmente hablando. Después, cada quien se fue a su casa.

Seguí cavilando acerca del tema y ahora me fui al otro lado. Hasta donde yo sabía, Alan era la primera relación "formal" del travieso. Su experiencia en el mundo gay no era mucha, se limitaba a dos o tres conocidos dentro de la universidad, una ida a un bar de ambiente más como aventura que como otra cosa y lo que se puede ver del mundo a través de internet. En ese sentido, el travieso no era muy diferente a la mayoría de los gays en ese rango de edad: no han vivido. No es lo mismo decidir "sentar cabeza" después de haber conocido y rodado en este mundo hasta el cansancio. Si de entrada uno se enboleta en una relación ¿No esta perdiendo una parte importante? ¿No hace falta divertirse y conocer? No pretendo que todos los jóvenes se dediquen a acostarse con medio mundo o algo parecido, pero... ¿No se aprende mucho conviviendo con amigos de la edad? ¿No es sano tener un grupo con el cual descubrir el mundo? Tal vez con Alan pueda ver algo de ese mundo, pero no es lo mismo. ¿Y si un día decide que quiere darse esa oportunidad? ¿Dónde queda la otra persona? Mientras mas pensaba mas me preocupaba. Después de todo, yo mismo había vivido esa situación a la inversa. A los 23 años me involucre con un hombre se 34 con el que duré 5 años. No me arrepiento pero definitivamente pienso que es una etapa de mi vida que perdí y no volverá mas, aunque no puedo negar que viví cosas diferentes y muy satisfactorias también.

Han pasado ya algunos meses y la relación de Alan y el travieso sigue adelante. No puedo decir que ha sido fácil pero se ven contentos. Alan entendió que tiene que hacer ciertas concesiones y asumo que también el travieso, pues han habido ocasiones en que se quedan en las reuniones hasta muy tarde e incluso que se queda a dormir en casa de Alan.

El travieso terminó la carrera el semestre pasado. Ambos están felices porque ya entró a trabajar. Supongo que con el tiempo las cosas irán acomodándose, mientras tanto están juntos y felices; por lo que puedo ver efectivamente, la edad no importa.