Ligándome A Embarazadas

Relato sobre un tipo con gustos un poco especiales, no es tan fácil, encontrar a una chica embarazada, que este igual de hambrienta de sexo, que tu y no digamos ya una relación, así.

Ligándome A Embarazadas

Iba paseando cuando vi una chica de espaldas con un tipazo y para no variar le dije algo bonito, un bonito piropo sobre su figura. Para mi sorpresa ella me miraba de reojo y no decía nada. Cuando me puse a su lado, ella me miro y yo mire su barriga de embarazada, pero lejos de asustarme como a otro, a mi eso me dio más morbo y pase de piropos bonitos, a un poco más subiditos de tono.

Como era media tarde, estábamos solos en la calle por el calor que hacía y ella no hacía más que mirar a su alrededor como si mirara si había gente o no, cuando yo al seguirla me percate de ello:

-    No, no mires que no hay nadie

Ella me miro poniéndome un gesto serio, esta vez de frente y me pregunto “¿Qué quieres?” yo le sonreí, al tiempo que le contestaba “a ti, ¿no es obvio?” ella se acaricio el pelo poniéndoselo ella sola detrás de la oreja y miro nerviosa a los lados como si alguien estuviera escuchando nuestra conversación, haciéndome mirar a mí, por si tenía que temer por mi integridad física, por un marido celoso o algo así.

-    ¿Qué pasa?

-    Tengo que ir a hacer un pis

Me confesó mirando para un callejón, que estaba bastante resguardado de la vista de la gente y bastante oscuro, ya que tenía algunos bordes de madera antigua, que hacían el efecto de pequeños techos.

-    ¿te acompaño?

-    Como quieras…

Ella se metió en el callejón, seguida de cerca por mí, sin mirarme más que de reojo se bajo las mallas rosa que le marcaban ese culito respingón, que efectivamente tenia. A parte de esconder un culo bien torneado, escondían un tanga rosa mojado de líquidos que me aseguraban lo que hacíamos aquí o más bien lo que íbamos a hacer. Se inclino lo que la barriga le permitía, apoyándose en una vieja moto que sabe dios cuanto tiempo llevaba allí abandonada, por sus pintas mucho.

Yo me baje los pantalones rápidamente, todo lo rápido que me lo había permitido el cinturón y no necesite más ayuda que el saber que estaba embarazada por otro, que íbamos a follar y que sus piernas torneadas que terminaban en un culito respingón. Mi polla salió de su jaula en su máximo esplendor, ella me miraba con disimulo de reojo, como si la cosa no fuera con ella. La agarre de su pelvis y la fui acercando a su rajita sin ver donde estaba exactamente, refregando por allí abajo fui buscando su entrada, tanteando adonde estaba su humedad.

Estaba tardando un poco ya que no era tan fácil como me esperaba y si no fuera por el morbo de la situación, ya se me hubiera bajado, pero ella giro la cabeza para protestar y meterme prisa “voy a terminar de hacer pipi pronto, si no te das prisa”. Yo volviéndome loco con su comentario, busque y rebusque hasta encontrarlo, cuando encontré la humedad me recree un poco con ella rozando la punta.

Provocando algún suspiro de ella y en mi provocando unas ganas mortales de metérsela hasta el fondo, pero quería disfrutarlo un poco más.

-    Mmm…quiero mear ya

En ese momento, me arrime mas provocando que la punta casi entrara, haciéndonos temblar a ambos de la ansiedad que eso nos provocaba, ansiedad de placer y pegándome a su oído le susurre:

-    Si no lo dices bien, no te la meteré

-    No serás capaz

-    Pruébame

Intento agacharse a traición para que se le metiera sola, pero estaba tan húmeda y tan en presión, que resbalo saliéndose del todo, la volví a poner en su sitio, provocándole algún gemido prácticamente inaudible.

-    Buen intento, pero solo entrara si yo quiero

-    Métemela por favor

-    Tus deseos son ordenes para mi

Empecé a metérsela suavemente, para ir notando como los labios exteriores se iban abriendo poco a poco, para ir engullendo entre ellos, la cabeza de mi polla, notando lo apretaditos que estaban y lo mojada que me recibía. Pero no solo fui notando eso, si no que tuve que ir apretando mas y mas hasta poder meterla casi a medias porque sus labios inferiores a la par que chorreando estaban prácticamente herméticamente cerrados.

Ella pego un pequeño bote, que me recordó que tenía buenas tetas e hizo un pequeño amago de gemido, mas alto de lo normal, aunque se mordió los labios, para evitarlo, primero parecía un gemido de dolor, luego se fue transformando en gusto paulatinamente y por último era una potente mezcla de morbo, dada la postura que teníamos no podía entrarle más de lo que ya le había entrado, así que empecé a sacársela al mismo ritmo, mientras mis manos acariciando su ropa, navegaban destino a sus montañas.

Ella negó con la cabeza al tiempo que decía:

-    Métemela, pero las tetas no

Sin embargo eso no me detuvo, ella cerró los ojos para disfrutar como mi polla iba saliendo centímetro a centímetro, milímetro a milímetro, lentamente de su chocho que no podía estar más húmedo, más caliente y más apretado. Al fin salió de los labios interiores y luego de sus exteriores, pero a la vez que le agarre ambos pechos con fuerza, se la empecé a meter de nuevo.

-    Mmm…¡¡Te he dicho que las tetas no!!

A riesgo de que nos descubrieran por ese grito con las manos en la masa, seguí sobándole las tetas con fuerza tal cual lo estaba haciendo antes, aunque a la vez empecé a hacerlo de forma circular y alternando los dedos, ejerciendo presión por zonas en sus pechos,  mientras mi polla llegaba hasta la mitad de nuevo.

-    ¿Me has oído?

-    Shhh

Ella agarro mis manos intentando desesperadamente apartarlas y empezó a forcejear, pero ese forcejeo solo hacía que se moviera para los lados y que sus nalgas se apartaran lo suficiente para que le entrara un poco más.

-    Mmm…mmm

-    Shhh no te resistas, que me vas a hacer correrme

Ella paro resignándose a mi voluntad, me dejo tocar lo que quisiera, pero empezó a apretar hacia abajo cuando yo daba el puntazo hacia arriba, aumentando la velocidad ligeramente, pero también, la penetración dándonos más gusto definitivamente a los dos. Los gemidos se nos escapaban de la boca a los dos anunciando nuestra inminente corrida, mientras su culo rebotaba sensualmente contra mi pubis y sus tetas eran manoseadas por mí, mientras notaba a través de su ropa y su sujetador la dureza de sus pezones.

Un tembleque repentino, le entro a ella al alcanzar su orgasmo, provocando que contrajera su vagina y sus piernas, que además de provocar mucha más presión irregular al intentar sacarla, rozo tanto, que me corrí con la polla aun dentro. Gracias a tenerla agarrada por las tetas la sujete y no perdió el equilibrio, cosa que estuvo a punto de hacer, aun su chocho apretaba y soltaba exprimiéndome cada gota de semen, que tuviera en los huevos, sin dejarme sacársela ni un milímetro mas.

Al poco se la saco, dejando caer algunas gotas sobre sus mallas por dentro y por fuera, tanga y entre sus piernas, que provenían tanto de su rajita aun abierta y de mi polla que aun no se había escurrido dentro de ella, completamente.

-    Ya he meado suficiente

Empezó a marcharse sin decir adiós, si quiera

-    Espera, aun tengo más ganas y tú sigues mojada

Ella se paro, mirando solo de reojo:

-    No voy a mear mas, en este callejón.

Y se largo dejándome atontado, viendo su culo marchar, aun con los pantalones bajados y viendo como habíamos dejado el sitio, intentando, descifrar a que se refería con sus palabras.