Ligando cuando no se esperaba

Carmen amiga de la madre de María , la encuentra en un pub y casi sin darse cuenta se van a casa de Carmen donde follan apasionadamente

LIGANDO CUANDO NO LO ESPERABA

María era una mujer cercana a los 30, casada y con una vida tranquila y feliz. Era viernes y había quedado con las amigas para cenar y tomar una copa. Era cerca de la navidad y querían celebrarlo. Cenaron tranquilamente en un restaurante del centro y tras terminar se dirigieron a un pub que estaba de moda a tomar algo e incluso bailar. Bajaron las escaleras de acceso y se dirigieron a la barra para pedir. Luego, alguna se puso a bailar en la pista, entre ellas María.

Lo que no vio María era que, en una esquina, pero cerca de donde ellas se encontraban estaba Carmen. La mujer era amiga de su madre desde hacía muchos años. Había celebrado la comida de navidad con los compañeros de trabajo y había ido al mismo pub a terminar la noche. Observaba la pista de baile cuando la vio. Era la hija de su íntima amiga. Era una autentica belleza y no la importaría bailar con ella, no solo un baile vertical, sino incluso horizontal. A Carmen las mujeres le habían empezado a atraer poco después de su separación hacía dos años. La madre de María era atractiva, pero tenía demasiada amistad con ella como para arriesgarla, pero ahora viendo a María pensó que quizás no se follase a la madre, pero sí a la hija.

A sus sesenta años y separada de su marido le apetecía disfrutar del momento. Cercana a la jubilación. Cuando se jubilase disfrutaría de su tiempo libre. Podría viajar, dedicarse a sus aficiones. Incluso cumplir sus fantasías. María se acercaba a la barra a beber de su copa. Algunas de sus amigas estaban allí cuando la vió. Era la amiga de su madre. De las pocas que conservaba de su cuadrilla de soltera. De forma natural la saludó, la dio dos besos y conversaron de forma trivial.

Después de un par de horas María se iba a ir y coincidió en el guardarropa con Carmen:

¿Ya te vas? Porque yo también y te puedo llevar a casa si quieres. He traído el coche. — invitó Carmen a la chica.

Pues no me vendría mal porque desde el tren hasta casa tengo que ir sola y así me puedes acercar a casa. --- respondió María sin darse cuenta de las verdaderas intenciones de Carmen.

Salieron del pub y caminaron al parking. Carmen se dirigió a pagar el parking y al pasar al lado de María le dio un azote en el culo con la mano abierta. María se sorprendió, pero le hizo gracia, al final, había crecido viendo a Carmen entrar y salir de su casa sola o con su marido que no le dio mayor importancia. Pagaron y se montaron en el coche.

Acércame esos zapatos que tienes a tus pies porque me gustan más para conducir---- Pidió Carmen que llevaba puestos unas sandalias rojas con unos kilométricos tacones.

Para hacerlo se había apoyado en el muslo de la chica. Ya era la segunda vez que Carmen se tomaba alguna confianza, pero María seguía sin verle problema. Aunque esta vez sintió algo que no supo explicar. Si dijera morbo no estaría mintiendo, pero no sería del todo acertado. Fueron unos pocos segundos, pero algo sintió. Hacía poco la verdad del beso apasionado con una compañera de trabajo y que todavía no había sabido gestionar. Con Carmen sintió morbo, pero se sentía cohibida con ella. Pero más adelante, se daría cuenta que no era eso solo.

Cuando María se levantó y extendió a Carmen la bolsa con los zapatos ésta le respondió con un beso, primero en la comisura de los labios para luego en la boca. Fueron escasamente dos besos. María fue a poner los brazos en medio, pero la mujer se retiró antes. Luego la cogió de la barbilla y la miró la dijo:

Perdona, pero me he dejado llevar. Sé que siendo la hija de mi amiga te dé un poco más de corte, aparte que igual no te gusta. Pero me gustas mucho y me gustaría que te dejases llevar. ----- pidió Carmen.

Inténtalo de nuevo----- respondió María por todo argumento.

Carmen se volvió a inclinar sobre ella y esta vez la cogió del cuello y la besó con pasión. María primero puso su mano en el hombro de Carmen para luego dejarse llevar en actitud entregada. Carmen con la mano separó las piernas de la chica. Luego soltó su botón de los pantalones para luego bajar el resto y separando la goma de las braguitas llegó con sus dedos hasta su sexo y sintió su humedad. Sacó la mano y le dio a lamer sus dedos untados en los fluidos de la joven.

Si quieres seguir, vamos a mi casa y rematamos la noche. Llamas a tu marido y le dices que la pasas en casa de una amiga y que vas mañana. ------ propuso Carmen.

María, fue como si recibiera una orden y llamó a casa.

Ahora soy toda tuya------ le dijo a Carmen.

Carmen condujo hasta su casa. Un piso amplio en el mismo pueblo que María.  Subieron al piso. Carmen invitó a la chica a que se fuera duchando primero, que en segundos se uniría ella. María fue hacia el baño y dejó la puerta abierta. Carmen mientras la observó a distancia. María se quitó la chaqueta para luego levantarse la camiseta. Descubrió unos pechos generosos con unos pequeños pezones. Luego se bajó los jeans que moldeaban su figura. Luego por fin el tanga. De manera pausada se introdujo en la ducha y cerró la puerta de la mampara. Abrió los grifos del agua caliente, con la temperatura el vapor fue cubriendo los cristales.

Carmen entró en el baño. María la vió, camisa blanca, jeans azules y las sandalias rojas de tacón imposible. Cuando entró al baño dijo de forma firme, pero sin levantar la voz.

Sal y quítame los zapatos.

María no dudó. Salió y se agachó para quitarla los zapatos. Se los quitó y Carmen levantó uno de ellos hasta su boca. María no entendió primero el gesto, pero enseguida se dio cuenta y comenzó a lamer el pie. Luego Carmen la hizo levantar y cogiendo su barbilla con la mano derecha la elevó.

¿Confías en mí?  ------ preguntó Carmen.

Sí, completa y absolutamente. Te parecerá tonto o mucha casualidad, pero hace poco que tenía ganas de tener sexo con una mujer y esto para mí es un sueño. Aunque cuando me dí cuenta de tus intenciones dudé mucho porque eres amiga de mi madre, pero sí confió en ti completa y absolutamente. ---- respondió María.

Pues harás todo lo que te diga, como y cuando lo haga y ahora desnúdame------ ordenó Carmen.

María pasó a quitarle la camisa. Luego fue a soltar los botones del pantalón. Ayudó a Carmen a quitarse los jeans. Seguido el tanga. Carmen la llevó de la mano a la ducha. La empujó de forma cariñosa contra la pared hasta que la espalda de la joven se pegó a ella. Entonces Carmen pellizcó sus pezones. Lo hacía alternativamente, el izquierdo y luego el derecho. Un tortazo suave para besarla apasionadamente. Se besaban como si fuera una lucha de fuego. Las manos recorrían sus cuerpos. Carmen recorrió con la suya primero la parte del muslo que podía tocar, seguir subiendo hasta llegar a su ano donde la acarició.

La hizo ponerse mirando a la pared. Se pegó a ella. Cogió sus manos y extendiéndolas se pegó a ella. Mordió su cuello. María giraba su cabeza buscando sus labios. Carmen fue bajando por su espalda lamiéndola para que la sintiera hasta llegar a sus nalgas. Las abrió y cerró para seguido con la punta de su lengua jugar con el ano de la chica. María empezó a gemir. Luego Carmen se levantó y cogió a la chica de los pechos mientras la besaba. Las dos bajo el agua caliente. Con la mano comenzó a acariciar el sexo de la joven que gemía y echaba el culo hacia atrás para Carmen empujarlo. La fue masturbando con una mano. En un momento, acariciaba el ano con un dedo a la vez que la masturbaba. María no se pudo contener y se corrió con rapidez.

Se ducharon juntas y se secaron antes de ir al dormitorio, donde se prodigaron numerosos besos y caricias. Carmen puso su pie en la cama y acercó su coño a la boca de María que comenzó a besar y a lamer su sexo, poco a poco, acompañándolo con lametones por los muslos. La madura mujer le ayudaba indicándola con sus gemidos, jadeos y ronroneos lo que hacer en cada momento. María la penetró con su dedo a la vez que con su pulgar frotaba su clítoris. Incrementó el ritmo cada vez más hasta que Carmen no pudo más y emitiendo un grito gutural explotó en un orgasmo que la hizo chillar para luego relajarse y acercar la cabeza de la chica a su coño.

Se sentó al lado de María y mirándola a los ojos la besó y acarició, bajó a su cuello para luego lamer sus pechos. Los acariciaba y jugaba con ellos para luego chupar, succionar y morder los pezones. Se levantó y la repitió:

¿Confías en mí?  ----- volvió a preguntar.

Sí, y mil veces sí, me está encantando lo que hemos hecho hasta ahora y como te has portado conmigo.

Pues ahora túmbate sobre mis rodillas. ---- ordenó Carmen.

María dudó, pero obedeció. Carmen con una mano sujetó sus manos y con la otra comenzó a azotarla en las nalgas. La chica la miró a los ojos como no entendiendo, pero ahora comprendió tanta insistencia en las preguntas. Le dolía, pero la sensación de humillación le excitaba y le hizo calentarse. Carmen paró de azotarle las nalgas con la mano.

Ponte en mitad de la cama. De rodillas con la cabeza contra la cama y el culo en pompa y pase lo que pase no te muevas, ah, y abre un poco las piernas. Coge este antifaz y póntelo. ----- volvió a ordenar Carmen.

Carmen fue a un cajón y sacó un flogger y una fusta y por otro lado un strapon y un vibrador especial, con una especie de esfera en la punta con una gran vibración. Situó el vibrador de tal forma que cuando tumbase a María quedase la esfera rozando su clítoris. Luego se colocó el strapon. En él había un pequeño dildo que entraba en ella y luego otro más grande que era el que tenía que entrar en la chica.

Se había olvidado una cosa. Fue al cajón y lo cogió. Un huevo con mando a distancia. Introdujo el huevo en un bote con lubricante, lo dejó a un lado. Luego Cogió con la mano gran cantidad de la misma crema lubricante que untó en toda la vulva y la entrada del ano. Con el huevo jugó acercándolo a su coño y empujó metiéndolo dentro. María no paraba de estar sorprendida pero sumamente excitada.

Carmen cogió el flogger y haciendo ochos en el aire azotó a la chica hasta que el color cogió un tono rosa fuerte. Mientras apretaba el mando a distancia para que vibrase. María no podía parar de gemir y jadear. Luego Carmen empuñó la fusta y azotó 10 veces por cada nalga. María sufrió bastante, pero apretando los labios aguantó. De todas formas, los azotes no fueron muy fuertes para no dejar marcas.

Seguidamente, Carmen se colocó de rodillas tras la chica con el strapon y colocó la punta en la entrada del culo. Luego empujó y con la ayuda del lubricante entró. María, si había probado el sexo anal, pero esto no se lo esperaba. Con los primeros impulsos, la chica cayó sobre el vibrador. Carmen con mano eficaz lo colocó convenientemente y la sodomizaba con fuerza. La volvió a elevar sujetándose de las caderas y de los pechos alternativamente. Había dejado el huevo funcionando. Las dos mujeres sumamente excitadas hasta que las dos casi al mismo tiempo terminaron en un orgasmo. Volvieron a la ducha donde se lavaron una a la otra entre besos, arrumacos y caricias. Estaba claro que la relación iba a durar en el tiempo. Pasaron la noche durmiendo juntas abrazadas. Carmen le explicó que lo que esperaba de ella era que aparte de su amiga y su amante fuera su sumisa y María aceptó encantada.

Este es un relato imaginario, pero como todos me encantaría conocer vuestras opiniones. Podéis hacerlo de la manera que consideréis. Puede ser a picante100@hotmail.com