Lidia, quien lo podía imaginar

Se estaba volviendo loca al sentir las dos lenguas en sus partes mas intimas y como es de suponer, yo estaba ya como una moto.

Yo tenia 24 años por aquellas fechas y Lidia 21, nos conocimos en el parque, yo sacaba a pasear a mi perra Nika y ella a Zape y ya se sabe como son los animales, en seguida se pusieron a jugar y correr mientras nosotros charlábamos de lo inteligentes y fieles que eran nuestros respectivos pastores alemanes. Pasaron los días y fuimos intimando y cogiendo confianza, así me entere de que estaba sola como yo, que solo tenia a Zape y lo mucho que lo quería, que tubo pareja pero que le abandono por algún motivo que no quiso contarme, ni yo insistí demasiado, que ahora no trabajaba pero que había estado en tal y cual sitio, etc.

Llego un día en el que parecía que se hubiera desatado el diluvio universal y los dos salimos corriendo a buscar refugio, mi primera idea fue buscar un árbol para resguardarnos del agua pero ella salio corriendo por que tenia miedo de los relámpagos, así que la seguí llegando hasta su casa que era la mas próxima. Cuando entramos me dijo que si quería tomar un café bien caliente a lo que yo acepte.

-Pues prepáralo, hazme el favor, que voy a cambiarme de ropa. Tienes todo en el armario que hay encima de la cocina.

-Ok, no te preocupes.

-Toma un toalla para que puedas secarte un poco.

Y salio, seguida de Zape y tras el Nika. Yo mientras me seque el pelo y me quite el jersey y la camisa, quedando solo con una camiseta interior. Los pantalones también los tenia empapados pero no se me paso por la cabeza quitármelos. De esta guisa, comencé a preparar el café. Transcurridos unos 15 o 20 minutos comencé a preguntarme donde estaría Lidia y me acerque a la puerta de habitación para ver si la oía y al llegar fui a llamar cuando vi que la puerta estaba un poco entre abierta, me asome y vi que estaba totalmente desnuda recostada en la cama y Zape y Nika se afanaban en prodigarle unos increíbles lengüetazos mientras ella se estrujaba un pecho y con la otra mano se estimulaba el ano.

-No, Zape, ahora no que no puedo, oh Nika, pero que me haces.

Se estaba volviendo loca al sentir las dos lenguas en sus partes mas intimas y como es de suponer, yo estaba ya como una moto, no paraba de frotarme por encima del pantalón, cuando se incorporo un poco para ver a los animales me vio, yo intente esconderme pero fue inútil, ya sabia que estaba espiándola.

-Ven, no te quedes ahí,

-Lo siento, dije, como tardabas venia a llamarte.

-Estos granujas me han entretenido, ¿quieres unirte a la fiesta?

Ya era demasiado para mi, mientras entraba me deshice del pantalón y los calzoncillos y me acerque a ella. Lidia me recibió introduciéndose todo mi pene en la boca y comenzando una mamada que hizo que me dolieran hasta los riñones. Yo no voy a decir que soy un superdotado ni que me mide veintitantos, soy normal, como el 90 % de la gente, 16 o 17 cm y de un grosor normal, pero en esos momentos la tenia como una piedra.

-Ven, déjate hacer.

Y acerco a Nika la cual comenzó a lamerme el pene. Dios, era increíble. A su vez ella se puso a cuatro patas y empezó a lamer y meter primero un dedo y mas tarde do y hasta tres en la pequeña intimidad de Nika. Mientras tanto Zape ya sin oposición lamía el coño de Lidia.

-Ya esta lista, dijo. Entrale.

-¿Cómo dices?

-Como si fuera yo

Estaba tan fuera de mí que ni me lo pensé, apoyé la punta y comencé a hacer fuerza. Estaba realmente duro pero poco a poco mi pene fue desapareciendo en su interior, Nika se quedo muy quieta echando la cola hacia un lado y seguí hasta el final, parando un momento para que se fuera adaptando, estaba increíblemente prieto pero cuando empecé a entrar y salir fue mas placentero.

Mientras yo me follaba a mi perra Lidia seguía a cuatro patas sin perder detalle y Zape ya cansado de lamerle el coño salto sobre ella y tras dos o tres intentos se introdujo de lleno en ella, mientras yo estaba a punto de correrme lo cual ice sin salirme, mientras Zape parecía una maquina de la velocidad que llevaba, tras uno o dos minutos se paro dándose la vuelta, le había metido la bola, Lidia parecía poseída, había tenido dos orgasmos seguidos y ahora permanecía culo con culo con su perro. No pude por mas que tener una nueva erección.

-Toma, cómetela.

-Me alegra que hallas fisgoneado. José nunca me entendió.

Zape ya parecía haber terminado y se soltó con un sonoro choff.

-Follame tu.

La idea me encantaba pero el pensar que un pero había dejado toda su leche ahí me hacia replantearme la puerta de entrada. Nunca había practicado la penetración anal pero alguna tenia que ser la primera, que mejor que ahora.

-Si, pero no por ahí.

Puse un poco de saliva en la punta de mi pene y apreté duro.

-Para, para, me duele.

-Tranquila, le conteste dejando mi pene quieto un instante, ya esta el capullo dentro, adáptate un poco y sigo.

-Nunca lo había echo por detrás. Sigue despacio.

No hacia falta que me lo dijese, ya había continuado empujando, fue mas dura mi intrusión en Nika. Cuando el dolor desapareció, Lidia llamo a Zape y comenzó a lamerle el pene, es increíble lo que esconden, era menos gruesa que la mía pero muy parecidas de grosor, eso sin contar con las bolas que empezaron a hincharse en la parte de atrás. Se veía que se conocían muy bien pues los dos estaban como locos, yo no quería dejar a mi pobre Nika sola así que empecé a introducir mi dedo por su vagina notando toda mi leche que le había dejado dentro, la pobre se giro y comenzó a lamer mi pene y el ano de Lidia hasta que los dos explotamos en un orgasmo al unísono, el que esta vez se quedo sin terminar fue Zape que se tumbo en el suelo y empezó a lamerse. Todos nos quedamos tirados en el suelo, sin decir nada, pensando en recuperarnos para empezar otra vez, pero hubo otras muchas veces, de echo al mes me traslade a vivir con Lidia y Zape. Pero eso ya es otra historia.