LiDia

De que sirve saber que una mujer te ama, si sabes perfecto que ese amor siempre tiene el mismo final.

LiDiA

De que sirve saber que una mujer te ama, si sabes perfecto que ese amor siempre tiene el mismo final.

Las lágrimas que por sus mejillas rodaban eran de verdad desgarradoras, el llanto no cesaba, el dolor que reflejaba en la mirada conmovía a cualquiera, incluso yo mismo sentía como si fuera víctima de la misma traición.

Sólo atiné a decirle "cálmate ya verás que pasará pronto, es más no creo que él se merezca tantas lágrimas" me miró fijamente a los ojos, se acercó a mi y se recostó en mi pecho, dando paso a una tregua en donde el silencio habría de aparecer y dejar que el tiempo curara las heridas.

Como olvidar aquellos ojos aquella cabellera larga, rizada y ese par de nalgas de la que era dueña la protagonista de este relato, Lidia ¡caray! que bien que la pasamos.

Hacía tiempo que frecuentaba su casa, era la esposa de mi mejor amigo y por consecuencia ella se había convertido también en una excelente amiga, incluso confidente.

Al principio como en cualquier relación todo marcha sin cosas fuera de lo común, pero al paso del tiempo la relación entre ella y su esposo si varió, pues él comenzó a hacer rutinarias sus llegadas tarde a su casa y cosas que indudablemente revelan que "aquel" andaba por ahí de cusco.

En una noche en la que festejábamos el cumpleaños de ella, pasó lo que siempre pasa, él llegó muy tarde y además medio borracho, con lo cual se ganó una buena pelea de la cual yo fui testigo, junto con varios invitados que asistíamos esa noche, yo pensé que sería algo pasajero en él, pero al paso de los días se hacía mucho más frecuente que su esposo llegara tarde, ebrio y con huellas de encuentros pasionales, lo sabemos de sobra pero parece que nos apendejamos cuando nos ocurre, una mujer es mucho más astuta que un hombre, es intuitiva y muy sagaz y un hombre todo lo contrario, y pensamos que ustedes no se dan cuenta pero ah gran error, en fin que lo evidente acarreó grandes y continuos problemas, pero no fue hasta que una noche yo lo descubrí con la amante y ahí comenzó la historia.

Como era una costumbre en mí, me encontraba cenando en un restaurante de esos de comida mala, pero que cuando no hayas otro lugar siempre son la primer opción para comer, total que estaba yo ahí cenando con un amigo cuando no lejos de donde yo me encontraba veo entrar a salvador mi amigo y esposo de lidia, pero acompañado no de su esposa, sino de una mujer que no conocía, y como es clásico e estos casos él no me vio, así que al no percatarse de mi presencia actuó como supongo, siempre lo hacía con esa mujer, muy atento cariñoso y hasta romántico diría yo, como era de esperarse yo no haría nada para delatarlo, incluso no me atreví siquiera a acercarme, no quería incomodarlo y decidí que sería conveniente mejor no decir nada de lo que había visto esa noche.

Pasadas varias semanas de aquel hecho, me invita a su casa para echarnos unos tragos, como era ya una costumbre en nosotros, lo hacíamos con tal frecuencia pues acostumbrábamos a jugar dominó hasta ya altas horas de la noche, sólo que esa noche precisamente se le pasaron las copas y ya en ese estado se atrevió a contarme lo de su romance con aquella mujer, lo escuché atento hasta que terminó su relato, lo que me pareció bastante complicado, pues mi amigo andaba ya muy clavado en la relación y se presagiaban malas cosas.

Y como era de esperarse sucedió lo inevitable, aquella noche de la confesión Lidia escuchó gran parte de la conversación, con lo que descubrió la infidelidad de Salvador y a partir de esa noche se suscitaron capítulos muy desagradables en aquel matrimonio pues la traición de mi amigo no fue perdonada y en contrario ella cambió radicalmente su relación casi al grado de llevar a la separación ese matrimonio.

En una noche en la que yo me encontraba echando unos tragos con un amigo recibí una llamada, era ella se escuchaba muy desconsolada triste y me pedía que habláramos, le dije que con gusto que me dijera cuando y pasaba a su casa, total que podías hacerlo sin problema, me dijo que ese mismo día que me esperaba en una hora, me rehusé de momento, pues me encontraba muy a gusto y ya con unos tragos encima y no pensaba moverme de ahí, per fue tanta su insistencia que tuve que acceder, pero le advertí que sería no en una hora, que si quería me esperara dos horas mas, finalmente accedió.

Al llegar a su casa me recibió como siempre nada anormal hasta ese momento, nos sentamos en la sala de su casa y comenzó a hablar, yo no tenía la las más mínima idea de cual era la urgencia y del por qué tenía que ser ese mismo día, pero a pesar de eso me dispuse a escucharla, pero a medida que iban pasando los minutos no daba crédito de lo que escuchaba, Lidia estaba resuelto a pagarle con la misma moneda, se sentía muy herida por la traición y cualquier cantidad de tonterías, hasta que le pedí que se callara y que me dejara hablar, si bienes cierto mi presencia ahí era con la intención de escucharla, en ese momento me pareció oportuno intervenir, le comenté que entendía su postura y que trataba de entender su situación pero que era demasiado llegar hasta el punto de engañar a su esposo, que era una locura y en vez de solucionar el problema lo agrandaría, me limité a prevenirla en cuanto a las consecuencias que traería si ella hacía lo que estaba pensando, pero tal parecía que no habría nada que la hiciera cambiar de opinión y en contrario parecía estar emocionada por aquellos pensamientos tan alocados.

Me pidió que la ayudara a realizar su plan, pero había algo que no me quedaba claro, como ayudar a quien pensaba traicionar a mi mejor amigo, peor aún ¿cuál sería mi papel en esa historia? No pasaría mucho tiempo para tener respuesta a esa incógnita, Lidia me dijo que era yo a quien había elegido para esa tarea, que había pensado en mí para consumar su venganza, debo confesar que al escuchar esas palabras me vino una corriente eléctrica por todo el cuerpo, si bien éramos amigos y nunca me había fijado en ella como mujer esa propuesta me provocó al instante una emoción y al mismo tiempo una gran contrariedad, primero como haría yo para manejar la situación de traicionar a un amigo, acostarme con su esposa, seguir conviviendo con ambos y lo peor como mirar de frente a Salvador después de cogerme a su esposa, vaya con la idea de mi amiga.

Quise tomar las cosas con clama, por supuesto y conociéndome no iba a dejar pasar la oportunidad de hacerlo con ella, finalmente yo solo sería el medio para que ella vengara la afrenta y segundo, porque no gozar de aquella mujer que estaba muy buena, además de linda. Al margen de nuestra amistad, amigos cuando logren matar a esa condenada vieja que se llama conciencia, entonces entenderán porque hice, lo que hice.

Bésame me dijo, quiero olvidar todo, quiero sentirte, quiero hacer el amor quiero sentirme mujer, quiero saber que se siente tener a otro hombre entre mis piernas y que me haga gozar como nunca antes, fueron las únicas palabras que aquella noche escuché de ella, de hecho fueron las únicas palabras que se escucharon aquella noche en aquel lugar, los únicos sonidos en esa habitación fueron el de dos amantes entregándose al amor, al deseo y porque no decirlo a la consumación de una venganza que no sólo se quedaría en eso, pues al paso de las días, se convirtió en una relación de pasión y sexo, de deseo y entrega, de fuego y maldad.

Cerraba los ojos al sentirme entre sus piernas, mi boca buscaba afanosamente su humedad, recorría suavemente sus labios vaginales, empapados por la lujuria de aquel momento, se entregaba a mis besos y a su deseo abría en toda su plenitud las piernas y me dejaba hacer, alternaba mi boca y mis dedos para darle placer intercambiaba los dedos, lamía suave y fuerte paseaba mi lengua por toda su vulva jugueteaba con su botoncito y entraba en ella tanto como me lo permitía, no pasó mucho tiempo cuando comenzó a estremecerse, síntoma de que le venía un orgasmo, que bello espectáculo sus gemidos, sus gestos, las convulsiones que sufría su cuerpo era todo un concierto, una danza de erotismo entre dos amantes que se entregan sin reservas.

Después de ese momento reinó un poco de calma entre ambos, quise hablar, pero ella no me lo permitió, cerrando mis labios con un beso, dio el toque de guerra para continuar con su venganza.

Nuevamente nos dedicamos a nosotros a entregarnos a la lujuria y al deseo, yo para ese momento estaba muy caliente y deseaba penetrarla, pero no contaba con lo que ella pensaba, pues tenía otro plan, terminado el primer beso continuó con más besos, recorriendo mi cuello, lamía muy despacio dando pequeños mordiscos, llegando a mis tetillas y recorrerlas con su lengua, al tiempo que con su mano daba un ligero masaje a mi palo que, cabe señalar estaba ya muy húmedo segregando ese líquido que anuncia la llegada de una corrida inevitable.

Dedico poco tiempo a mi pecho y se enfiló directo a mi verga, tomándola entre sus dedos le dio un leve lengüetazo retirando el viscoso líquido para luego tragarla toda de un golpe, "eso es una mamada me dije" llegó hasta la base de mi tronco de un solo golpe y al ritmo de una locomotora me la chupó con tal dedicación que no evitar venirme en su boca, no pensé en ese momento que ella aceptaría tragarlos, pero no fue así, los bebió todos, gota a gota llevándome al cielo y encerrándome en un círculo de traición pasión deseo lujuria, del que no saldría tan fácilmente.

Después de un descanso, insisto en el que no hubo ni una sola palabra, fui y encendí un cigarrillo, hasta donde yo sabía ella no fumaba, con un ademán, me hizo saber que deseaba fumar, lo hice sin preguntar, mientras la observaba como consumía el cigarro, me acerqué a ella y comencé a besar su cuerpo, ella como absorta en sus pensamientos seguía fumando cerró los ojos y se dejó hacer, esta vez fui acariciando sus pies los besé poco a poco, lamía sus dedos los metí a mi boca y los chupe con calma, subí a sus rodillas y de igual forma lamí con dedicación lentamente abrí sus piernas y observé su vagina como me invitaba a pasar, metí un dedo y cerró aún mas sus ojos, como dándome su aprobación, puse la punta de mi verga en su entrada y la frote de arriba abajo, ahora escuché un gemido, "anda sigue, pensé" levanté hasta mi hombros sus piernas y poco a poco fui entrando en ella, "oohh", entendí la aprobación nuevamente y continué, primero muy despacio, luego mas rápido y mas y mas hasta toma un ritmo frenético ambos gemíamos y sudábamos presos del deseo que te otorga el sexo, me detuve de golpe, baje sus piernas para darle vuelta me acerqué a su culo y le otorgué una lamida que hizo que diera un pequeño brinco, calma le dije es solo un saludo, levanté sus caderas y así como iba, sin decir nada mas, volví a penetrarla, "aahh" nuevamente su aprobación, seguí penetrándola otra vez, despacio, rápido, en una alternancia de ritmos que provocaba que se sobresaltara a cada cambio de ritmos, luego fue suave, muy suave y en ese ilapso logré que ambos al mismo tiempo culmináramos con un rico, muy rico orgasmo. Así nos quedamos durante algunos minutos, hasta que se levantó de la cama, tomó un baño, se vistió y me dijo: te llamo mañana, me dio un beso y me dejó ahí, solo, pensando y en la mas y absoluta de las soledades que te orilla a pensar, y ahora.

Las cosas no serían fáciles a partir de ese día.

CONTINUARÁ