Licenciada en turismo 7

Viene mi sobrina Rocío a visitarme, justo tengo que acompañar a un matrimonio en una tour. le tengo que pedir a Lidia si puede venir para recibirla.

Hacía una semana que se habían marchado Susan y Judit. La vida no volvía a su normalidad, era por fases. Los museos y sitios de interés se iban abriendo de a poco y por turno. Por ser trabajadora en turismo tenía prioridad para que me los dieran. Eso me ayudaba mucho, y entre los itinerarios que había sacado por la web había para todos los gustos.

El verano se acercaba medio desacompasado. Saltaba de días fríos a otros de calor agobiante. Había acompañado a dos parejas y ahora me contrataron para hacer de guía por la España prerrománica. Eso menos de diez días no me llevaba, y esta familia estaba de acuerdo en pagar lo que se necesitara. Tenía que coordinar hospedajes y todo lo necesario para que lo disfrutaran.

No me gustaba dejar la casa sola. Para colmo mi sobrina Rocío me avisó que venía una temporada a terminar de conocer Madrid. Lo peor que cuando llegara yo no iba a estar. Hablé con Lidia.

  • Eh muchacha, ¿qué pasó, no piensas volver? No me digas que de verdad te zumbaste a tu abuela

  • No que va, pero estabas tan bien acompañada que por ahí sobraba.

  • Ah…, si hace una semana que se fueron, y a lo mejor había lugar para ti. No te hablé porque estuve todos los días con turistas y ni tiempo tuve de hablarte. Este fin de semana salgo contratada como para diez días. ¿Vas a venir? Sino le tengo que dejar la llave al portero, que mi sobrina llega el martes y ya no voy a estar.

  • No te preocupes, el sábado estoy por ahí, que aquí en el pueblo del virus ni noticias.

Quedamos así, le avisé a Rocío que por unos días no iba a estar. Ya conocía a Lidia por referencias mías, y algunas veces habló con ella por teléfono. Entre mis confidencias no estuvo la de contarle la relación con mi sobrina. Quizá cuando volviera se enteraría.

Pasé los dos días que faltaban para arreglar todo el embrollo de los alojamientos y coordinar los días y las visitas. El sábado llegó Lidia y también los turistas. Un matrimonio sueco con una hija como de veinte años, nos entendíamos en inglés, para mí no había problema. Lo que sí, no iba a tener tiempo de pasar un rato con Lidia, salíamos a las cinco y no quería conducir dormida, no le hizo ninguna gracia.

  • Mujer, hace un mes que no pasa nada de nada, pensé que mi amiga se iba a apiadar. Pero bueno, que le voy a hacer, me tendré que seguir arreglando sola – ese día hacía calor y estaba con una minifalda. La empujé contra la pared, busqué sus labios con saña y le metí la mano bajo la faldita,

Se abrió como el Mar Rojo a Moisés, y entre esas aguas metí los dedos, se aferró a mi cuello buscando la comunión de nuestras lenguas. Fue un beso interminable, duró lo que tardó en sentir que no podía reprimir ni el orgasmo ni la respiración.

  • Ahhh, Diana sigue, no me dejes así, me viene, me vieneee… sigue...ahhhh... - a Moisés no le llegó esa riada, sino seguro la historia sería otra. La solté, quedó apoyada contra la pared recuperando el aire. Yo con una calentura de aquellas, pero para conducir era muy responsable.

  • Cariño, sabes como soy, tengo que levantarme temprano y si nos liamos ni siquiera voy a dormir

  • Sí, acuéstate que se ve que las inglesitas no te hicieron faltar nada

  • La verdad que no. Mira, el martes llega Rocío agarra el otro coche y por favor vete e buscarla, vas a ver que es muy chula. Un poco directa, pero tú también eres un poco así.

  • No te hagas problemas que voy a cuidar bien a tu sobrinita.

  • A la vuelta te voy a resarcir, y ahora dame un beso que me voy a dormir y no te quiero despertar temprano para despedirnos – nos dimos un beso de cariño, pero sabiendo que no era más que eso

Me despertó la alarma, ya tenía cargada la camioneta, fui al baño, me vestí, agarré mi maletín con la portátil y cuando estaba por salir, estaba Lidia con un café.

  • Tomate algo que no te agarre languidez. Me hizo bien el café, y mejor el beso de despedida.

LIDIA

Había llegado el día anterior a la tarde. Con unas ganas de guerra que no me aguantaba. Sabía que la tenía difícil, pero por ahí, algo pasaba. Y algo pasó, no todo lo que me hubiese gustado, pero por lo menos sentir una mano amiga puesta en el sitio debido fue un alivio.

Se tenía que ir a dormir y no quería molestarla más, me saludó como para no despertarme, pero no la iba a dejar marchar sin darle un beso. Era mi mejor amiga y quería que lo supiera.

Tenía hasta el martes para estar sola, traté de buscar algo para arreglar, pero me lo había dejado todo arreglado. Hablé con Rocío para quedar como nos íbamos a encontrar. No había mucho que arreglar, nos habíamos visto por wasap y con eso bastaba. A la noche hablé con Diana y le iba todo bien. parece que la familia era muy tratable.

El lunes fui a comprar algunas cosillas, y lo pasé sin pena ni gloria

El martes a la tarde fui a la estación del ave a la hora que anunciaba, eran puntuales y puntualmente la vi a Rocío bajar del tren con su maleta. Todavía andábamos con barbijo y a lo primero no la reconocí. Menuda niña, era un año más pequeña que yo, pero los que tenía los tenía bien puestos

Nos dimos los codazos de rigor (algo que a mí me reventaba) cargamos la maleta y al coche, hablamos poco en el viaje, era la primera vez que nos veíamos y con la cara tapada ni ganas.

Llegamos a casa bajó sus cosas, nos sacamos el tapabocas y nos dimos dos besos en la mejilla, fue un poco por rebeldía, pero es que tanto cuidado cansaba

  • ¿Cómo te fue en el viaje? – pregunté para derretir el hielo

  • Los viajes no son lo mío, y con la boca tapada peor. Pero bueno, me dijo mi tía que por unos días no iba a estar, pero estás tú que es lo mismo que si fuera ella

  • Pues sí, no soy ella, pero pórtate como si lo fuera, la casa es tuya y haz lo que quieras.

  • No ofrezcas tanto que por ahí lo que quiero yo no lo quieres tú. – me miró como una depredadora

  • Hay mujer que seguro que no es nada del otro mundo

  • Eso tenlo por seguro que yo con los marcianos, nada y con las marcianas tampoco

  • Qué alivio, si cosas de otro planeta no quieres, nos vamos a arreglar con lo que hay en este

Nos echamos a reír, pero me quedó la impresión que muy inocente no era, y para colmo estaba que hacía saltar las agujas del reloj.

Fue a darse una ducha para aliviarse del viaje. Ya era casi la hora de la cena, preparé unos canapés con jamón serrano (tremendo jamón en una jamonera me había dejado Diana) preparé unas rabas que me salieron como los dioses, una botella de vino.

  • Uf… esto que es, da ganas de venir todos los días – comimos con ganas. Nos contamos todo lo que habíamos pasado en la cuarentena, que era menos que poco, y algo de su estudio que ya le faltaba poco, aunque después podía perfeccionarse. Estaba cansada y se fue a dormir enseguida. Dormía en la habitación de Diana y había salido con una bata de Diana. Me quedó la duda de que llevaría abajo.

A la hora de dormirme me quedó una inquietud. Qué tan inocente podía ser la sobrina de Diana. Estaba para comerla en bocaditos. Yo no soy lesbiana pero lo que está bien, está bien venga de donde venga. Bueno, tengo que andar con cuidado, no le puedo hacer una cochinada a Diana.

A la mañana me levanté y preparé el desayuno, al rato llegó ella.

  • Buenos días, ¿no me digas que preparaste para mí también?

  • Pues claro, eres una invitada especial, eres la sobrina de Diana – parece que le fastidió

  • Mira, te agradecería que te olvidaras eso de que soy la sobrina de mi tía, me gusta ser yo y no la algo de alguien.

  • Ya me doy cuenta que no necesitas andar a la sombra de nadie, pero no deja de ser una buena excusa para tratarte como mereces.

  • Eres una adulona, ¿qué sabes lo que me merezco?

  • No seas peleona, después de todo no le busques tanto la vuelta a un simple piropo

  • Perdona, si es un simple piropo está bien, a ver si sabes lo que hacer con el – le pregunté qué quería hacer ese día para cambiar la conversación – no sé, tú que haces comúnmente

  • Yo limpiaba casas, Diana me convenció para seguir un curso de guía. Para andar por Madrid ya me arreglo, pero ahora, te imaginas tienen que ser tours pre contratados, para colmo los que vienen son extranjeros, y yo de idiomas, el inglés a los cachetazos.

  • Y en la página de la tía no habrá algo para ti, digo para no aburrirte

  • Cómo voy a comprometer a tu tía en una cosa así.

  • Deja que la comprometo yo, voy a hablar con ella. – terminamos de desayunar y se comunicó, parece que la convenció porque vino contenta – ya está, tenemos que abrir el correo, si vemos algo que te animes, adelante.

Revisamos el correo, para el día no había nada, pero para el otro día un matrimonio italiano pedía una recorrida por la ciudad.

  • Eso sería perfecto si yo entendiera el italiano - le hice saber

  • No te preocupes, vamos las dos, no es que me lo sé al dedillo, pero me defiendo

Aceptamos, al otro día a la mañana estábamos a la puerta del hotel. El matrimonio como de cincuenta años, eran la mar de simpáticos. Entre lo que sabía Rocío y la voluntad que ponían ellos con el castellano, terminé que hasta hablaban conmigo.

Rocío era un poco desfachatada, pero era de esas personas que les caían bien a todos. A mí me caía demasiado bien. Era tan vibrante, despierta, mirarla era darse un baño de vitalidad. Parecía que tenía un radar, siempre que la estaba mirando me pillaba. Seguro que me miraba más de lo que yo la miraba a ella, por eso me pillaba. Me daba la impresión que no le era indiferente.

Dejamos a los italianos, teníamos la cena preparada, solo calentarla. Llegamos nos fuimos a duchar cada una en su cuarto. Salí en un salto de cama que me tapaba bastante bien. no quería dar motivo para llegar a algo que después no le iba a poder explicar a Diana. Ya tenía la comida servida, cuando apareció Rocío con una camiseta que apenas le llegaba a los muslos, no llevaba sujetador, me quedé mirando cómo boba.

  • Que tanto miras, ¿me queda tan mal?  - Me preguntó con una sonrisa burlona

  • No que te va a quedar mal, me sorprendiste usando una camiseta de camisón para dormir

  • No, la uso para andar así entre casa, para dormir en verano duermo en bragas nada más

  • Sí, la verdad que cuando hace calor da ganas de dormir desnuda, siéntate a cenar. – mientras cenábamos nos fuimos contando detalles de nuestra vida. Me enteré porque toda la familia sabía varios idiomas. Que se había criado en un ambiente rural, pero pudo ir a la universidad y con veintiún años le faltaba uno para recibirse, y lo mío, bueno, lo mío es que tuve que empezar a trabajar y que ahora estaba estudiando algo gracias a Diana.

Terminamos la cena, lavamos los platos y preparé unos tragos, que bebida había de sobra y quería festejar lo bien que nos había salido el tour con los italianos. Nos sentamos en la sala para seguir hablando. Yo estaba encandilada, quería aparentar indiferencia, pero es que los ojos apuntaban a esos pezones que a su vez me apuntaban a mí por debajo de la camiseta. Se daba cuenta y me sonreía inocentemente

  • Bueno, ¿y de conquistas cómo andas? Porque no me digas que con ese cuerpo sufres de soledad

  • No, no pasa nada, viste, con esta peste tampoco es que te puedas arrimar a cualquiera.

  • Podías tener un novio efectivo - inquirió

  • Podía, pero no lo tengo, no aguanto dueños, para mandarme ya tuve a mis padres

  • Entonces te veo mal, tendrías que probar con una mujer, son menos posesivas. – en ese momento me di cuenta a lo que iba, para colmo con mis miradas la había llenado de motivos. Era difícil estar al lado de ella sin que se te vayan los ojos. Por lo menos era difícil para mí. Ahora tenía que zafar de alguna manera. Si supiera las ganas que le tenía, ya la tendría arriba mío. Si pasaba eso Diana me echaba de una patada en el culo

  • Sí, a veces lo pensé como todas creo, pero es que soy hetero, ¿tú no?

  • Yo de a ratos también, así que no te animas a probar

  • Es qué no quiero violentar mis principios, yo qué sé, a una la educan de esa manera y es difícil cambiar, cosas de la religión.

  • Claro, claro, no hay que violentar tús principios, es muy importante, me voy a dormir antes que me cuentes tus finales – se levantó y se fue dejándome sentada como una idiota.

Sabía que se marchó enfadada, yo no había sido muy disimulada en la forma de mirarla, y lo de los principios me parece que no se lo creyó. Si supiera cómo estoy yo me tendría un poco de pena, pero es que se lo que la quiere la tía, si habla maravillas cuando habla de ella, ni debe saber que le gustan las mujeres. No sé qué hacer, mañana hablo Diana por el asunto del turismo y a ver qué pasa.

A la mañana temprano hablé con Diana, quería agarrarla antes que saliera.

  • Hola Diana, ayer salimos con Rocío y un matrimonio y nos fue bárbaro, si a ti no te importa si sale algún otro viaje nos animamos, si es que Rocío quiere claro.

  • Pero si les fue bien porque no va a querer, así conoce y se entretiene.

  • Es qué me parece que se pensó que quería algo con ella y por ahí se enfadó

  • Y tú ¿quieres algo con ella?

  • Diana, ¡cómo me dices eso! Es tu sobrina

  • Sí ya lo sé, ¿y qué tiene que ver? No te gusta

  • Mujer, gustar, como gustar, creo que le gusta a todo el mundo, pero yo te respeto, no voy a tratar de tener relaciones con tu sobrina.

  • Lidia, entiende, mi sobrina es un poco cabezadura y si te quiere follar te va a follar y no te veo con muchas ganas de evitarlo

  • No, ganas de evitarlo ninguna, lástima que no supe antes que no te parecía mal, ayer se acostó enfadada, a ver como lo arreglo.

  • No te hagas drama que si quiere lo va a arreglar ella, y si no quiere no lo vas a arreglar tú.

Terminé de hablar y me puse a preparar el desayuno. Qué mala suerte, no saber antes que a Diana no le parecía mal, hice enojar a Rocío, me quedé con una calentura de aquellas, y ahora cómo lo arreglo, si es que no lo quiere arreglar ella. la saludé con una sonrisa

  • Qué tal ¿cómo dormiste?

  • Bien, bien, y tú pudiste rezar a gusto

  • Ay, no exageres, te dije lo de la religión, lo voy dejando de a poco, a veces se necesita ayuda

  • Tú lo que tienes que hacer es no mirar tanto el pecado. Pero dejemos tu religión tranquila, qué te parece si nos fijamos si hay algún viaje que podamos enganchar. – eso me gustó, era señal que no estaba tan enfadada. Nos fijamos y recién para dentro de dos días, eran suizos.

  • ¿Y los entenderás en qué idioma hablan?

  • No sé, pero si no hablan alemán será italiano, no van a hablar francés solamente

  • Oye, tampoco vamos a poder, son cuatro una pareja de profesores con sus dos hijas ¿dónde los metemos en nuestro coche?

  • Alquilamos uno en que entremos todos, es buen dinero no hay que desaprovecharlo.

Estuvimos todo el día organizando el recorrido de acuerdo a lo que pedían, buscamos los sitios para comer que pudieran estar juntos, compramos barbijos, alcohol, en fin, todo lo que tenía que tener una empresa responsable.

A la noche Rocío me dijo que quería ver una serie que su tía tenía recopilada, sabiendo eso y con las ganas que tenía de por lo menos redimirme, en vez de cena preparé unas tapas y algo para picar mientras veíamos la tele.

Se había venido con la chaqueta del pijama y unas braguitas blancas que con la pierna cruzada sobre el sillón relucían por lo que prometían que había abajo

Me había agarrado varias veces mirándola, pero ahora ya no me importaba, más bien me interesaba que supiera que me gustaba. Ya hacía un rato que estábamos mirando la serie, una botella de vino había pasado a mejor vida, en un momento que cambiaban de episodio, le pregunté

  • Rocío, no quiero que te ofendas ¿pero tú alguna vez te besaste con otra chica?

  • No me ofendo, y sí me tengo besado más de una vez.

  • ¿Y qué tal es? ¿es mejor que con un hombre?

  • Mira, será según qué mujer y según qué hombre – ahora era ella la que me miraba a los ojos

  • Bueno, pero en general ¿Cuál te gustó más? ¿qué diferencia hay?

  • Los besos casi siempre me gustaron más con las mujeres, pero no te puedo decir la diferencia tendrías que probarlo tú para saber – me tenía calada, vio como me aproximaba y se quedó, le di un beso suave para ver qué pasaba

  • ¿Y eso que fue? Para beso no dio la talla – me quedé un poco cortada, volví a besarla con más ganas mientras le acariciaba el muslo con la mano – este es más parecido, aunque los hay mejores

  • Pues a ver este que te parece – la tomé de la nuca y empujé con la lengua para metérsela en la boca, y con la mano en las bragas le estaba masajeando la vulva

  • Oye, no vas muy apurada

  • No, qué va, si voy con dos días de atraso – la volví a hacer callar de beso y la mano bien metida empujando la prenda contra la vagina

  • Para, qué me estás haciendo manchar las bragas – eso me gustó

  • No te preocupes, me las das y te las lavo – seguí morreándola, me separó

  • No me gusta andar con las bragas mojadas – no sabía cómo tomar eso, lo tomé cómo quise y se las saqué. Sí qué estaba mojada

  • Déjame que te seco un poco – si no se rebelaba, la tenía en el bolsillo, metí la cabeza entre esas piernas de vicio y me apropié de ese coñito también de vicio de la manera más viciosa. Iba abriendo esos labios que escondían tamaña preciosidad, la indiferencia de todo el día se le escapaba en cada suspiro, sabía que lo estaba disfrutando le pregunte de guasa – ¿lo estoy haciendo bien?

  • Tu sigue, tu sigue que si lo haces mal te aviso, hoy vas a aprender – me apretó la cabeza contra el coño y empezó a moverse – saca la lengua que lo demás lo hago yo, así, así dale en ese montecito, vamos con ganas, ay…métela en el agujero, así…así bonita que ya viene, ay, sigue no pares que ya llega aaahhhh siii cariño todo para ti – esta niña tenía mucho para dar, lo que es a mí me sacó la sed para un rato, fue un orgasmo marca cañón, y sí, la verdad me lo tomé todo, quedó desmadejada sobre el sillón, me puse a su lado.

  • ¿Lo hice bien? ¿te gustó? – me volcó para ponerse arriba mío y me dio un beso para ponerme a tono, pasó la lengua por mi cara y probó sus propios jugos y me susurró

  • No sabes lo que me hiciste gozar, lástima, no sabes lo que te pierdes. Si no fueras tan hetero te iba a hacer gozar lo mismo que me hiciste gozar a mí – se levantó y se fue a la habitación, antes de entrar me gritó – cuando laves las bragas dámelas que las guardo.

Miraba sin comprender, cuando por fin entendí salí corriendo, empujé la puerta, pero le había metido llave

  • ¿Qué haces? Déjame pasar

  • No, por ningún motivo voy a permitir que violentes tus principios por culpa mía, hasta mañana, que descanses

Hija de puta, me dejó con semejante calentón, esto no lo arreglaba el satysfien ni nada parecido.

A la mañana me levanté pensando que hasta que no volviera Diana iban a ser unos días difíciles.

Rocío se había levantado antes, estaba en la cocina preparando el desayuno.

  • Buen día, ¿qué quieres que te prepare? – me preguntó como si no hubiese pasado nada.

  • Nada, deja no te molestes que ya me lo preparo yo – le contesté como sin darle importancia. Pasé por al lado de ella casi sin mirarla, estaba preparando el café cuando siento que me abraza desde atrás - ¿qué haces? ¡suéltame que no estoy para bromas!

  • Mira Lidia, podemos portarnos como dos idiotas y pasarlo mal, algo que los turistas se van a dar cuenta, o podemos ser inteligentes y pasarlo muuuuy bien, los turistas lo van a notar.

  • Lo podías haber pensado ayer, tú creo que lo pasaste bien, pero por mí no hiciste nada

  • Lo mismo que tú anteayer

  • No fue lo mismo, y yo tenía mis motivos

  • Sí, ya sé, pedirle una exculpación al papa, y te la dio ayer.

  • Déjate de decir tonterías, era por tu tía, no podía quedar mal con ella

  • ¿Qué tiene que ver mi tía? Mira si le tengo que pedir permiso cuando me gusta alguien

  • Tu tía te adora, no para de decir lindeces de ti, yo vivo aquí porque ella me lo permite. Mira si no le llegara a gustar que me acueste con su sobrinita, me da una patada en el culo que salgo por el balcón.

  • ¿Y qué pasó que ayer te largaste?

  • Hablé con ella. Espera, no le dije que iba a follar contigo, pero le dije que estabas tan buena que me dabas ganas. Me dijo que no me preocupara que si tú querías iba a follar con ganas o sin ellas

  • Uhm…qué propaganda me hace la tía. Bueno, yo no sabía. Fue un mal entendido que podemos empezar a entenderlo – me agarró de las tetas y me besó el cuello, le di un culazo para atrás y no sé si fue buena o mala idea, porque me apretó contra la encimera y empezó a fregarse mientras me apretaba los pezones. Me revolví y le grité

  • Basta que no soy una perra – se quedó mirándome sorprendida, no se esperaba eso la agarré de la cintura – vamos a la cama y lo haces como dios manda. – en el trayecto fuimos regando la ropa, cuando llegamos estábamos las dos desnudas. Me empujó y se me tiró encima. El beso que me dio fue mejor que los del día anterior, hoy íbamos a lo que íbamos sin intenciones raras, bajó por mi cuello hasta anclarse en mis pechos. A mí me encantaba que me chuparan ahí, no sé si lo hacía por mí o era porque a ella también le encantaba chupar

  • Rocío, para que me vas a hacer correr así – levantó la cabeza sorprendida

  • Qué ¿ya te vas a correr con esto? – le hice seña con la cabeza que sí – espera ni se te ocurra, que ahí voy – no tuvo que abrirme las piernas estaban en posición para que se aprovechara como quisiera. Me apoyé en un codo para mirarla, estaba divina, lamía con un entusiasmo que me hacía estremecer toda, me rodeó el clítoris con los labios, era la gloria, hacía fuerza para no correrme, quería que durara más pero cuando me metió los dedos me derretí como un helado en el horno.

Se ocupó de dejar todo bien limpiecito antes de subir hasta mi cara. Me miró sonriente

  • Estás muy rica, mira lo que me perdí ayer – me besó y a medida que me besaba intensificaba los movimientos. Me pasó el brazo por atrás del cuello para seguir morreándome mientras se frotaba por todo mi cuerpo. Nuestros cuerpos se iban copiando amoldándose uno al otro haciendo que cada vez se acoplaran más. en ningún momento dejó de besarme, pero nuestros coños encontraron el camino para unirse en un beso todavía más potente, los clítoris se pegaron y el cortocircuito fue feroz, temblábamos como dos enfebrecidas hasta que los orgasmos simultáneos estallaron dejándonos examines.

  • Rocío, creo que con unas cuantas veces como esta vas a ganar mi perdón –dije cuando pude

  • ¡Tú perdón! ¿y cómo vas a ganar el mío por lo que me hiciste la noche pasada? – me contestó

  • Qué ¿te debo algo? Abre las piernas que te lo pago – le dije decidida

  • Uhm no, espera, vamos a desayunar, descansamos un rato y después seguimos

  • Tienes razón, vamos a recoger la ropa que dejamos tiradas por toda la casa, pero no vale la pena vestirnos por lo que va a durar.

  • Que malas intenciones te veo, pero tienes razón, quiero ver cómo se siente andar desnudas

  • Qué, nunca anduviste desnuda por tu casa

  • Estando sola sí, pero así acompañada, nunca, ni con mi madrina

  • ¿Desnuda con tu madrina? Así que tú también te follaste a tu tía – me miró extrañada

  • Pensé que lo sabías, pero a mi madrina no la folla nadie, folla cuando quiere, ¿tú cómo hiciste?

  • ¿Yo cómo hice qué? ¿de dónde sacas que tuve algo con tu tía?

  • Del, tú también, y si no quieres decir nada te lo callas, pero para mí está clarito

  • Bueno, mira, mejor hagamos como que no sabemos nada, vamos a desayunar y después seguimos con lo nuestro – tomó las tazas y las metió en el microondas para volver a calentarlas, ni que decir que verla meneando el culo alcanzaba para calentar cualquier cosa, y yo me había quedado con las ganas de probarla como la noche anterior pero más tranquila. Dejó las tazas en la mesa y se sentó a mi lado. Yo estaba untando mermelada en una tostada para ella

  • Para que veas que ya me olvidé lo de ayer, y lo buena que soy te preparé la tostada – se la alcancé con tal mala suerte que se me cayó arriba de la teta manchándola toda.

  • Ay, mira cómo me pusiste – se lamentó

  • No te preocupes que yo te limpio, tú comete la tostada – le empecé a pasar la lengua por toda la teta, veía como el pezón se abultaba descaradamente y yo lo chupaba descaradamente.

  • Uy mira, me sorprendiste tanto que ahora se me cayó en la otra – me dijo, ¿y yo qué iba a hacer? Pobre, se recostó sobre el respaldo para facilitarme la sesión de limpieza. Era una mermelada muy rica, apoyé la mano en su muslo, estaba toda torcida y en algo me tenía que apoyar. Sin querer corrí la mano para arriba y tropecé con una abertura. Metí los dedos inocentemente, estaba tan calentito que me vinieron las ganas de saber que había adentro. Rocío empezó a empujar con la pelvis y me tenía sujeta de los pelos para que no dejara las tetas hasta que estuvieran bien limpias. Puse todo mi empeño hasta que no quedó nada de mermelada. Cuando me separé estaba mordiéndose el labio y los ojos medio extraviados. Saqué los dedos de donde los tenía metidos y no sé porque me los llevé a la boca, sabían muy bien, los chupé a conciencia.

  • Uhmmm, saben mejor que la mermelada – me miró cómo alucinada

  • Si quieres puedes comerte todo lo que hay en el frasco – no me costó mucho entender. La acosté en la mesa, y ya cómodamente sentada en la silla empecé a degustarla mucho más tranquila que el día anterior. Le pedí que se sostuviera de las rodillas, y a desayunar.

Uhm, eso estaba delicioso, y la música que ponían sus gemidos, más ganas me daban. Fui recogiendo los jugos que rezumaban por su agujerito y los llevaba por toda la raja hasta lubricarle el clítoris. Cuando llegaba ahí se retorcía hasta morderse las rodillas. Semejante banquete para mi sola como iba a desaprovechar. Usé la lengua, los labios, los dedos. Dos dedos en su coñito, otros dos en su culito que la hizo gritar un poco (nada que fuera escandaloso) y los labios y la lengua mareando ese montecito que en ese momento parecía que echaba fuego. Fueron tres veces que cuando creí que estaba todo limpito tuve que empezar de nuevo. La última vez quedó como fulminada.

  • Creo que tendrías que descansar un rato, te veo agitada.

  • Sí, ayúdame hasta llegar a la cama, que cuando me recupere vamos a ver cómo te agitas tú.

La ayudé a ir a la cama y ahí nos quedamos. Y sí, me hizo agitar lo suficiente para que al mediodía tuviera que cocinar ella mientras me recuperaba.

Creo que no nos vamos a aburrir mientras no vuelva Diana, algo encontraremos para hacer