Líbranos de la tentación (caps. 19-23)
Lucas y Bea tienen 18 años y llevan saliendo desde los 14, por lo que su relación es bastante sólida. No obstante, Bea debe irse a la universidad y separarse de Lucas, lo que pondrá en juego su relación, especialmente porque el mundo parece empeñado en hacerlos ser infieles.
SOFÍA (BONUS)
- O sea que vas a dejar que ese hijo de puta se salga con la suya. - protesté, sin dar crédito a mis oídos.
- Sofía, mi madre es así, no puedo hacer nada. - refunfuñó Javi. - Si se lo decimos a padre vamos a desatar una tormenta, e Íñigo va a ser el principal perjudicado.
- Entonces a ver si te he entendido bien. Un capullo se folla a tu madre, le tira los tejos a tu novia CON EL BENEPLÁCITO DE TU MADRE y tú no haces nada. ¿Es eso?
- Mira, Sofía, cuando nos vinimos a vivir juntos quise irme fuera de la ciudad por alejarme de las mierdas de mi madre. Es mejor que pasemos del tema y punto, ella sabrá lo que hace con su vida. - se excusó.
- Muy bien, pasa del tema. - me crucé de brazos, cabreada.
- Por favor, no le digas nada a mi padre. Al menos no mientras Íñigo aún viva en esa casa.
- Joder... - suspiré. - Vale, no diré nada, pero no quiero volver a tu madre en mi vida. ¿Queda claro?
- Como el agua. - repuso, y volvió a centrarse en el informe que estaba escribiendo.
Yo volví al dormitorio y recogí el móvil. Estuve tentada de incumplir mi promesa y hablarle a mi suegro, que tampoco era santo de mi devoción pero por lo menos no era un sociópata degenerado como Mamen. Decidí no hacerlo.
Pero estaba muy cabreada con Javi, no podía creer que fuera tan pusilánime, y mi cabreo tenía que salir por algún lado. Lo que no me esperaba es que saliera por mis ojos. Me disponía a cerrar el chat por el que me había hablado aquel baboso cuando, casi de forma inconsciente, amplié su fotografía de perfil.
En ella, el tío estaba sin camiseta y marcando paquete, algo que me parecía exagerado teniendo en cuenta que esa imagen podría verla cualquier amigo o miembro de su familia que tuviera su número. Pero estaba muy bueno, habría que estar ciega para no darse cuenta de eso.
La masturbación es una forma tan buena como cualquier otra de desahogar tensiones, y cuando estás cabreada con tu novio masturbarte pensando en otro tío se siente como una venganza satisfactoria y proporcional. Al principio solo pensaba darme placer con la imagen de su cuerpo, pero no pude evitar que me apareciesen en la cabeza flashes en los que imaginaba a ese monumento follándose a mi suegra. Y, después, a mí.
Y entonces apareció en mi mente otro dato. “23 cm de rabo”. De pronto en mis fantasías ya no estaba siendo follada, sino que estaba mamando ese supuesto pollón, casi 10 cm más grande que el de mi novio. Y un instante después estaba compartiéndolo con mi suegra, que me miraba con una sonrisa aviesa como diciendo “¿quién es ahora la degenerada?”.
Me corrí como una posesa, como nunca solía correrme utilizando solo mis dedos y mis pensamientos. Pero algo del calentón debió quedarse rezagado en mi cuerpo después del orgasmo porque, antes de que pudiera siquiera plantearme si era una buena idea, le dí al botón “Desbloquear usuario”.
NURIA (V): Pacto con el diablo
- No, tía, ni de coña. - me respondió el chaval, casi con cara de miedo.
- ¿Perdona?
- A esa piba no. - insistió.
Había cogido por banda a un tío guapete y con pinta de salido y le había encomendado una tarea fácil: colarse en las duchas de la residencia de las chicas cuando Bea estuviese dentro. Ella solía ducharse bastante tarde para estar sola, pues le daba vergüenza hacerlo con las demás, así que la misión era tan sencilla como meterse en el baño y hacerle pasar un mal trago que, sin embargo, estaba segura de que despertaría un poco sus instintos sexuales. Las chicas tímidas son así, hay que empujarlas a la piscina o no se tirarán nunca.
- ¿Qué problema hay con esa piba? - pregunté, molesta.
- Es la chica de Diablo.
- ¿La chica del diablo? - parpadeé, perpleja. - Oye, no serás testigo de Jehová o algo así, ¿no?
- No del diablo, de Diablo. - aclaró.
- ¿Quién coño es Diablo?
10 minutos después me encontraba delante de la puerta de la habitación del tal Diablo. Mi atuendo consistía en una camiseta de tirantes con bastante escote, sin sujetador, y unos pantalones cortos, por lo que tuve que soportar silbidos y “piropos” conforme avancé por el pasillo de la residencia masculina. Los chicos eran más atrevidos cuando no iba con Didier a mi lado. En cualquier caso, llamé con los nudillos y en unos segundos me abrió un latino guaperas. Me miró de arriba a abajo, sonrió y preguntó:
- ¿Nos conocemos, belleza?
Hice una mueca ante el halago, más por su cursilería que por otra cosa. Él estaba sin camiseta, y tenía un físico imponente, pero ya hacía muchos años que ese tipo de vistas no me intimidaban.
- ¿Tú eres Diablo? - pregunté, seca.
- Yo soy Diablo, sí. ¿Y tú eres?
- ¿Qué coño es eso de que Bea es tu chica?
- ¿Qué pasa, estás celosa, mi amor? - replicó con una sonrisa tan perfecta en lo estético como odiosa en lo ético.
- No, pero hasta donde yo sé Bea tiene novio, y no eres tú. - expliqué, irritada.
- ¿Por qué no pasas y hablamos? Sé a qué has venido. - dijo con suficiencia.
- Si piensas que he venido a hacer algo que no sea hablar, te advierto que...
- Qué mal pensada eres, cariño, ¿qué otra cosa podrías querer? - se había acercado a mí y había hablado casi en un susurro, erizándome el vello de la nuca. - Pasa.
Pasé. Había otro chico en el dormitorio que salió en cuanto me vio. Al principio pensé que quería dejarnos intimidad para hablar, pero enseguida rectifiqué y supuse que quería darnos intimidad, en general. En ese momento pude contemplar la espalda de Diablo. Me impresionó el tatuaje, que cubría prácticamente la totalidad de su piel desde los hombros hasta la cintura y representaba a un demonio con las alas extendidas y rodeado por llamas negras. Cerró la puerta, se dio la vuelta y siguió hablando:
- El novio de Bea es Lucas Callejo, un pobre muchachito al que le hacían bullying en la escuela porque era muy tranquilo, y muy pequeñito, y en general no se podía defender. - contó como si narrase una historia, mientras yo me fijaba ahora en los tatuajes de la parte delantera de su torso, bastante más discretos. - Pero imagino que eso ya lo sabías, ¿cierto?
- Más o menos. - no sabía lo del bullying, pero la descripción del chico sí la conocía. - ¿Y qué?
- Tienes pinta de ser una chica inteligente... Perdona, ¿cómo es tu nombre?
- Nuria.
- Nuria, tienes pinta de ser una chica inteligente. Tú y yo los dos sabemos que un jovencito como Lucas no puede conservar a una mujer como Bea durante mucho tiempo. - volvió a sonreír. - Una chica hermosa, dulce, inocente... Es presa fácil para cazadores más experimentados que nuestro pobre amigo Lucas.
- ¿Cazadores como tú? - pregunté, con cierto sarcasmo.
- O como tú. O como tu amigo el negro. O como muchos otros. La competencia es alta cuando el premio es tan apetitoso, ¿verdad, cielo? - su sonrisa era imperturbable.
Diablo era un tío más empalagoso de lo que sugería su nombre, pero había algo en su voz que le daba un toque cautivador. Y no era precisamente desagradable a la vista.
- ¿Entonces qué es todo ese rollo de que es tu chica? ¿Qué quieres, un coto de caza privado? - bromeé.
- Eso quiero, sí, por eso he corrido la voz de que quien moleste a mi “amiga” se las tendrá que ver conmigo. - se aproximó un poco a mí, ahora con un gesto más serio.
- ¿Me las voy a tener que ver contigo entonces? - sonreí, sin achantarme.
- ¿Quieres vértelas conmigo? - se acercó más y yo caminé un poco hacia atrás, manteniendo las distancias.
- Yo no soy uno de los imbéciles de por aquí. - repliqué. - No me das miedo, “Diablo”.
Le hizo gracia el tono que le di a su mote. Dio otro paso hacia mí y yo seguí alejándome.
- ¿Por qué te interesa tanto esa chica? - me preguntó. - Me han contado lo del vibrador. ¿Por qué difundir eso si quieres a Bea para ti? Parece... contraproducente.
- No es asunto tuyo.
- A no ser... - volvió a acercarse, pero yo ya estaba peligrosamente cerca de la pared. - …que no la quieras para ti.
- ¿Qué... qué coño dices?
Se terminó de acercar y me acorraló contra la pared. Hacía mucho calor en la habitación, olía a hombre y cada vez me costaba más seguir el ritmo de la conversación. La mano izquierda de Diablo había empezado a jugar con mi tirante derecho y yo ni me había dado cuenta.
- Si lo que te moja el coño es convertir a tu amiguita en una zorra será mejor que nos lo dejes a los mayores. - dijo finalmente, con un tono mucho más firme que todo el resto de la conversación.
Nos miramos a los ojos durante unos intensos segundos. Durante esos instantes, todo el movimiento que había en la habitación sucedía en torno a mi pecho: mis tetas subían y bajaban al ritmo de mi pesada respiración, y su dedo índice poco a poco bajaba mi tirante por mi hombro. Sin poder controlarme ya, me abalancé hacia sus labios. Y entonces, se apartó. Lo miré con una mezcla de confusión, rabia y deseo. No pude articular palabra.
- ¿No te habían rechazado nunca, cielo? - dijo como si nada.
Yo estaba sudando, respirando con violencia, cabreada, cachonda y con una teta prácticamente colgando por el estado descompuesto de mi camiseta. Él, en cambio, parecía impasible. Ante mi silencio, reaccionó con lo último que me esperaba en aquel momento. Una orden.
- Desnúdate. - mandó con la seguridad de un sargento.
Me estaba mirando fijamente a los ojos. Sentí la presión de su mirada, el calor, la excitación... Terminé el trabajo que había iniciado su dedo y me deshice de la camiseta, mostrándole mis pechos desnudos. Me tomé un poco más de tiempo para quitarme las sandalias, los pantalones y el tanga, pero pronto estaba completamente desnuda ante el diablo. Por momentos sí que parecía que fuera a juzgarme por todos mis pecados.
En vez de eso, se acercó impasible y, con toda la naturalidad del mundo, se agachó, agarró mi tanga, y se lo llevó a la nariz mientras se incorporaba. Sonrió, y volvió a hacer algo inesperado. Se acercó a la puerta y la abrió, asomándose por ella. Su cuerpo tapaba prácticamente todo el marco, así que era prácticamente imposible que nadie me viera, pero aún así me puse algo nerviosa. Yo, que era capaz de desnudarme sin problema en estaciones de servicio delante de maridos, esposas y niños.
- ¡PABLO! - llamó. - ¡Pablo, ven un momento!
Al poco rato entró en la habitación un tipo grande, que si que podría cubrir perfectamente todo el marco de la puerta. Era bastante feo y tenía un piercing en la ceja que, si quería que le hiciera parecer peligroso, conseguía el efecto contrario.
- ¿Qué opinas de esta zorra, Pablo? - inquirió Diablo.
El gigante me miró de arriba a abajo, como si fuera una pieza de ganado. Sentí ganas de cubrirme, pero yo no era así, así era Bea.
- Te las has tirado mejores. - dijo el tal Pablo, sin alterar la expresión de su rostro.
- Eso pensaba yo. - Diablo sonrió y, una vez más, me descolocó al pasarle mi tanga a su amigo. - Toma, tu premio por ayudarme con la rubia.
- Gracias, tío. - él también lo olisqueó y volvió a mirarme. - ¿Puedo magrearla un poco?
- No, ya has tenido bastante. Largo.
Y Pablo obedeció, marchándose con su húmedo botín. Cuando se hubo marchado tuve ganas de gritar, de decirle a Diablo que de qué coño iba, que la única con potestad para decidir quién se quedaba mi ropa interior o quién me magreaba era yo. Pero no dije nada.
- Mira, Nuria, vamos a hacer las cosas así. Tú puedes hacer con Bea lo que quieras, pero ningún tío va a tocarla antes que yo, eso que te quede muy claro. - empezó a parlotear otra vez, con una voz que me provocaba asco y excitación al mismo tiempo. - A los dos nos interesa emputecerla, así que podemos ser muy buenos amigos. Cuando me la haya follado, y si has sido buena, a lo mejor te follo a ti también.
Tenía ganas de llorar, de vomitar, de darle un puñetazo en su puta sonrisa o una patada en sus santos cojones. También tenía ganas de polla, a poder ser la suya.
- Ahora vístete y lárgate de mi cuarto. - me apresuré a obedecer, temblando. - Y nada de ir derechita al cuarto de tu amigo el negro. Hoy te vas calentita a la cama, preciosa.
Me fui calentita en más de un sentido, furiosa, sofocada, con el coño ardiendo y encima irritado por el roce directo del pantalón. Quería matar a ese hijo de puta, a golpes o a polvos.
BEA (V): No son cuernos
Eran las 9 de la noche. Estaba yo tan tranquila en mi cama, chateando con Lucas, cuando Nuria entró en el dormitorio como una exhalación. Estaba roja como un tomate, sudando y si las miradas mataran probablemente me habría incinerado nada más entrar.
- Déjamelo. - soltó nada más cerrar la puerta, en lo que no supe si interpretar como una petición o una orden.
- ¿Qué te deje qué? ¿Qué te pasa? - me estaba preocupando.
- El dildo. Bea, déjamelo.
Me miró con los ojos llorosos. No era una orden ni una petición, era una súplica.
- Está debajo de la cama, cógelo. - dije, sin entender nada.
Casi no había terminado la frase y Nuria ya había sacado el dildo. Después, en cuestión de segundos, lo plantó verticalmente en su cama y empezó a desnudarse.
- Nuria, tía, deja que salga del...
- ¡DIOS, SÍ! - me interrumpió con un gemido, habiéndose montado ya sobre el pene de plástico.
Yo me quedé unos instantes en estado de shock, contemplando su cuerpo completamente desnudo mientras cabalgaba los 23 cm. El gesto de placer de su cara, sus tetas rebotando, sus manos aferrándose a las sábanas como si fueran lo único que la mantenía unida a este mundo... Era la visión más increíble que había contemplado nunca.
- B-Bea... - susurró, con los ojos cerrados.
- Sí, perdona, ya me voy. - me apresuré a levantarme.
- No... Quédate, por favor. - me sorprendió. - Dame la mano.
Me pareció una petición extraña pero le hice caso. No sabía qué le pasaba pero puede que necesitara mi ayuda. Le di la mano mientras ella seguía cabalgando, sin abrir los ojos.
- ¿Estás bien, Nuria? - pregunté tímidamente, sin saber qué otra cosa podía hacer.
Ella abrió los ojos y me miró. Esbozó una media sonrisa.
- Siéntate a mi lado.
Aunque hubiera querido negarme, tiró de mi brazo hasta que aterricé en su cama, junto a ella.
- Eres muy guapa, Bea. - empezó a acariciarme la cara con una mano, apartándome un rizo de la mejillas. - Muy muy guapa.
Forcé una sonrisa nerviosa. Hablaba como si estuviera borracha, pero estaba bastante claro que no era eso lo que le ocurría.
- ¿Yo te parezco guapa? - preguntó, mordiéndose el labio, aminorando el ritmo pero sin dejar de cabalgar.
- Claro. - contesté con sinceridad. - Tú también eres muy guapa, Nuria.
La mano que me acariciaba se colocó detrás de mi cabeza, la otra se sujetó de uno de mis hombros y Nuria me besó. Yo le devolví el beso durante aproximadamente tres segundos antes de apartarla suavemente de mí.
- Nuria... Tengo novio. - le recordé... o me lo recordé a mí misma.
- Con otra tía no son cuernos, todo el mundo lo sabe. - me dio un piquito antes de seguir hablando. - Seguro que si se lo cuentas hasta se pone cachondo.
- Debería... - me interrumpió brevemente con otro pico. - Debería consultárselo antes de...
Otro pico. No seguí hablando.
- ¿Antes de qué? - preguntó mirándome a los ojos, y en ese momento descubrí lo bonitos que los tenía, de un color entre el marrón y el verde, casi dorado.
Mi única respuesta fue besarla otra vez. Ni picos ni leches, le pegué un morreo de aúpa. Echaba mucho de menos los besos de Lucas, más aún que el sexo, y los labios de Nuria eran aún más dulces que los suyos.
Estuvimos besándonos durante largo rato, mientras ella seguía cabalgando. No me atreví a tocar el resto de su cuerpo y ella no me lo pidió. Ella tampoco parecía interesada en explorar por debajo de mi cuello, cosa que le agradecí mentalmente. Cuando se corrió, con un gemido que acallé con mi boca, descabalgó por fin y se tumbó en la cama, boca arriba.
Yo, con timidez, me tumbé junto a ella, sin tocarla. Ella estaba completamente desnuda, yo embutida en mi pijama, pero me sentí más vulnerable. Ella sonreía, satisfecha, y yo temblaba, nerviosa.
- ¿Estás bien? - preguntó, notando mi incomodidad. - ¿No te ha gustado?
- Me ha gustado mucho, eso es lo que me pone nerviosa. - admití.
- No te has tocado ni nada. ¿No quieres correrte? - no supe si era un ofrecimiento o una simple duda.
- No hace falta. - me sonrojé un poquito. - Me gusta besar sin más.
- ¿Beso mejor que Lucas? - inquirió con una sonrisilla, pero yo ni respondí ni me atreví a pensar siquiera en la respuesta. - Lo tomaré como un sí.
- No... no puede volver a pasar. - susurré, algo asustada. - Me siento fatal por...
- No son cuernos, Bea. - insistió Nuria. - O sí lo son, pero cuernos sin importancia. Mañana te lo demuestro si quieres.
- ¿Mañana? ¿Cómo? - pregunté con tanto miedo como curiosidad.
- Tú déjamelo a mí... - sonrió y me dio un beso en la mejilla. No me molestó.
- Oye, Nuria, ¿qué te ha pasado? Cuando has entrado estabas como loca...
Su gesto se torció un poco, suspiró con fuerza y miró al techo.
- No sé si he conocido al hombre de mi vida o a mi perdición más absoluta. - confesó, dejándome más confundida de lo que ya estaba.
- ¿El hombre de tu vida? ¿Te has enamorado? - quise que mi tono sonara burlón, pero sonó más sorprendido que otra cosa.
- ¿Enamorado? No, ni de coña. - agitó la cabeza con desdén. - Pero me han echado el mejor polvo de mi vida y ni siquiera me han tocado.
LUCAS (V): 2x1
- ¿Videollamada? - sonreí para mí. - ¿Estás sola por fin?
Estaba hablando con Bea por Skype, como hacíamos cada pocos días, pero desde que se marchó no habíamos hecho videollamada porque siempre tenía a su compañera de cuarto pululando por la habitación. Aquel día me habría venido bien un desahogo, a decir verdad, porque al día siguiente venía Carlota y una parte de mí estaba convencida de que debía rechazar cualquier intentona por su parte, cosa que sería mucho más fácil habiendo descargado tensiones previamente con mi novia.
- No, pero Nuria dice que le gustaría conocerte y me ha parecido buena idea. - respondió Bea con tono entusiasmado.
- ¡Holaaa, Luucaaas! - escuché otra voz femenina gritar en el fondo.
- Qué loca está. - dijo Bea riendo.
- Bueno, vale, pero esperaba que en la videollamada pudiéramos jugar un poco. - me quejé con tono juguetón. - Ya me entiendes.
- Tú pon la cámara, ya verás. - contestó Bea, y detecté una picardía en su voz que no entendí hasta que no empezó la videollamada.
- ¡Joder! - exclamé, abriendo los ojos como platos.
Bea y Nuria estaban sentadas la una al lado de la otra, en la cama de alguna de las dos, frente a la cámara. Y estaban en sujetador. Se rieron de mi reacción.
- ¿Qué pasa, vaquero, nunca has visto tanta belleza junta? - preguntó Nuria en tono burlón pero amable.
- Pues... no sabría decirte, la verdad. - reí, intentando camuflar mis nervios y preguntándome si estaba bien que me hubiera puesto cachondo de forma inmediata.
- Perdónanos, Lucas, es que Nuria es muy bromista. - añadió Bea riendo, pero podía ver en el rubor de sus mejillas que no estaba tan cómoda como su amiga.
- Tía, menuda imagen le vas a dar de mí. - protestó Nuria entre risas.
- Bueno, parece que os habéis caído de maravilla, ¿no? - pregunté con una sonrisa.
- Bueno, eso es quedarse corto. - Nuria sonrió perversamente.
- ¿Me he perdido algo? - le segui el juego, divertido.
- Anoche... - empezó a decir Bea, notablemente más nerviosa que un instante antes. - Anoche Nuria me besó.
Mi cuerpo reaccionó de tres formas al mismo tiempo. Mi mandíbula casi se cae al suelo de la impresión, mi polla casi se descarga de la excitación y de mi garganta salió un intento de risa por si todo resultaba ser otra broma. Que probablemente fuera el caso. Pero si era una broma, Bea estaba interpretando su papel muy bien.
- ¿Te besó? ¿Y... y te gustó? - pregunté, sin estar seguro de cuál prefería que fuera la respuesta.
- Y tanto que le gustó, me dijo que beso mejor que tú... - me chinchó Nuria.
- ¡Oye, no dije eso! - protestó Bea, dándole un empujoncito cariñoso, debatiéndose entre la risa y la vergüenza.
- Bueno, vale... Pero lo pensaste. - Nuria no se debatía entre nada, solo se reía.
- ¿Te molesta, cari? ¿Te molesta que me bese con Nuria? - inquirió mi novia con su voz más dulce e inocente.
En ese momento hubo un relevo en la sala de mandos de mi cuerpo. Mi cerebro fue a tomarse un café y mi polla tomó el control.
- Bueno, tendría... tendría que ver una demostración para asegurarme de que... de que no es inapropiado. - me inventé la excusa más rápida que pude.
Nuria miró a Bea con una expresión que parecía decir “te lo dije” y, antes de que ella o yo pudiéramos volver a meter baza, se lanzó a comerle la boca. Eso me puso a cien, pero la reacción de Bea, devolviéndole el beso con idéntica pasión, me puso a mil.
Empecé a tocarme la polla disimuladamente por encima del pantalón, intentando mover el brazo lo menos posible para que no lo notaran, aunque en ese momento no me estaban prestando mucha atención.
Estuvieron besándose casi 5 minutos sin parar hasta que por fin pararon y volvieron a mirar a la cámara.
- ¿Qué, Lucas, crees que beso mejor que tú o no? - preguntó Nuria con una amplia sonrisa.
- S-Supongo que sí. - dije casi sin pensar.
- ¿Ves, Bea? Hasta él lo admite, no pasa nada porque tú lo digas. - la pinchó Nuria.
- Bueno... - mi chica volvía a mostrarse tímida, a pesar de que durante el beso había sido todo lo contrario.
- ¿Quién besa mejor? - insistió su amiga con tono de satisfacción.
- Tú, Nuria. - confesó Bea mirando al suelo, poniéndose más roja de lo que ya estaba.
Reconozco que me atravesó una punzada de celos, pero por un lado estaba demasiado cachondo como para que me importara y, por otro, Nuria estaba a punto de compensarme con creces.
- No pasa nada, cielo, no te sientas culpable. Seguro que Lucas también piensa que mis tetas son mejores que las tuyas. - se volvió a mirarme. - ¿A que sí?
- Bueno, yo...
Entonces Nuria se quitó el sujetador. Por la cara que puso Bea, ella tampoco se lo esperaba.
- ¿Y bien? - continuó Nuria, poniendo cara de niña buena. - ¿Son mejores o no?
Joder que si eran mejores. Puede que fuera por la situación, pero en aquel momento aquellas me parecieron las mejores tetas que había visto en mi vida. Pero no me sentía capaz de decirlo. No solo por no herir los sentimientos de Bea, es que apenas podía articular palabra.
- Bueno, supongo que eso es un sí. No te molesta, ¿verdad, Bea?
Bea la miró con un gesto raro, como si se estuviera esforzando mucho para no decir algo. Sí que la molestaba. A mí también me molestaría que un amigo mío le enseñara la polla a Bea para que la comparara con la mía... especialmente si la suya era claramente superior.
- ¿A ti no te gustan? - siguió preguntándole Nuria a mi novia. - Ayer vi cómo me las mirabas. Te gustó cómo botaban, ¿no?
- ¿B-botaban? - repetí con incredulidad, pensaba que me iba a dar un ataque.
- Es que anoche probé el dildo de tu novia. - volvió a dirigirse a mí. - Una pasada, por cierto, elegisteis muy bien.
En otro momento me habría sorprendido saber que Bea había compartido tantas intimidades con Nuria. En aquellas circunstancias eso era lo último en lo que podía pensar.
- ¿Y lo hiciste... desnuda? - pregunté con un poco de miedo.
- Sí. Así, mira.
Los siguientes acontecimientos parecieron suceder en un suspiro. Nuria empezó a botar sobre la cama, haciendo rebotar sus perfectas tetas. Bea empezó a respirar agitadamente y, cuando ya me temía que se hubiera cabreado del todo y fuese a tomarla con su compañera, lo que hizo fue abalanzarse sobre sus pechos y empezar a devorarlos con fruición. Yo ya no estaba para sutilezas, así que me puse de pie, me bajé los pantalones y los calzoncillos y empecé a masturbarme delante de la cámara. Nuria empezó a gemir, sin apartar la vista de mi polla, y a los pocos segundos derramé la mayor corrida que recordaba, sin importarme ensuciar el suelo de mi habitación. Bea estaba tan ocupada que ni se había enterado, pero Nuria se rió, me guiñó un ojo y cortó la videollamada.
Cuando se me pasó el calentón caí en la cuenta de que en esos momentos Nuria estaba probablemente follándose a mi novia. Y... qué queréis que os diga, me calenté otra vez.
La verdad es que me sentía afortunado. Acababa de pasar un rato estupendo con dos bellezas (joder, puede que algún día incluso pudiéramos hacer un trío), sabía que Mamen estaba interesada en mí y posiblemente podría acostarme con Carlota al día siguiente, aunque aún tenía que decidir si quería hacerlo.
Nunca me había pasado, pero empezaba a sentirme como un dios del sexo.
ANÍBAL (V): El dios del sexo
Soy un dios del sexo.
Ya, ya sé que soy un chulo y un arrogante, pero vosotros también os sentiríais así si tuvieras a un pibón chupándoos la polla en el asiento del fondo de un autobús urbano, sin importarle lo que pensase la gente, mientras otra tía os está pasando fotos guarras por el móvil a espaldas de su novio.
Ya era viernes por la mañana y Carlota por fin había llegado, y yo había decidido, tras un poco de insistencia por su parte, acompañarla desde la estación hasta nuestra casa. Yo no tenía coche propio (en casa de herrero cuchillo de palo, supongo) así que fuimos en autobús. Ella prácticamente tiró de mí hasta la parte de más atrás y en cuanto nos sentamos me desabrochó el pantalón, sacó la polla y empezó a chupar. A lo largo del trayecto hubo un par de personas que nos miraron mal y otro par que nos miraron no tan mal, pero ella ni se dio cuenta y a mí me importaba un pimiento.
Mientras Carlota se afanaba por complacerme, Sofía jugaba a hacerse la difícil pero cada vez cedía con más facilidad.
Cuando me desbloqueó y volvió a hablarme lo cierto es que me sorprendió. Según ella, el motivo era que había hablado con su novio y se había convencido de que yo no era un violador, así que no veía motivos para tenerme bloqueado. Tras un poco de insistencia me confesó que estaba cabreada con Javi por no haberse planteado siquiera el plantarle cara al tío que se estaba follando a su madre y había intentado ligarse a su novia. Proseguimos la conversación mientras yo disfrutaba de la felación de Carlota.
//
ANÍBAL
acaso te crees k podria plantarme cara siquiera?
SOFÍA
bueno en algunas cosas esta claro que no
SOFÍA
pero podria ponerte los puntos sobre las ies
ANÍBAL
en k cosas no?
SOFÍA
ya lo sabes
ANÍBAL
en esto
ANÍBAL
(foto de su polla erecta, de la galería del móvil)
SOFÍA
sí
ANÍBAL
asi te vengas de tu novio cuando t cabreas? diciendo x ahi lo pekeña k la tiene?
SOFÍA
es una forma como cualquier otra
ANÍBAL
t gusta mi polla?
SOFÍA
es enorme
ANÍBAL
lo tomare como un si :P
SOFÍA
no tiene mal gusto mi suegra
ANÍBAL
m juzgas solo en base a mi polla? eso hiere mis sentimientos :(
SOFÍA
no sabia que tuvieras de eso
ANÍBAL
vamos a ver k tal gusto tiene tu novio
SOFÍA
que quieres decir?
ANÍBAL
k quiero verte
SOFÍA
nunca me has visto?
ANÍBAL
solo en la foto d perfil k estas muy tapada
SOFÍA
y aun sin verme casi me tiras los tejos?
ANÍBAL
es k creo k la belleza esta en el interior
SOFÍA
pero si no me conoces! jaja
ANÍBAL
va dejame verte mejor y t digo si estas mas buena k mamen
SOFÍA
obvio que estoy mas buena que mamen
ANÍBAL
jaja tu no has visto las peras k tiene
SOFÍA
(foto de ella en la cama, en sujetador y bragas, tiene un cuerpo bonito pero del montón)
SOFÍA
y bien?
ANÍBAL
no puedo comparar en condiciones xk a ella la e visto desnuda
SOFÍA
no voy a desnudarme para ti
SOFÍA
no estoy tan cabreada con javi
ANÍBAL
parecen pequeñas
SOFÍA
no te gustan pequeñas?
ANÍBAL
eso lo tenemos en comun no? ;)
SOFÍA
pues si no te gustan pequeñas no tiene sentido que te las enseñe
ANÍBAL
m las ibas a enseñar? jaja
SOFÍA
ahora nunca lo sabremos
ANÍBAL
me tendre k conformar pues con ver ese culazo
SOFÍA
intentando arreglarlo? jaja
ANÍBAL
no en serio tiene pinta de ser un culo k flipas
SOFÍA
(foto en primer plano de su culo, todavía con las bragas puestas)
SOFÍA
este culo?
ANÍBAL
ese culazo
SOFÍA
te la pone dura?
ANÍBAL
ahora mismo m la estan chupando asi k es dificil de determinar jaja
SOFÍA
jaja venga ya
ANÍBAL
t lo juro
SOFÍA
demuéstralo
ANÍBAL
(vídeo en el que se ve a Carlota chupándole la polla, Aníbal le pide que diga “hola, Sofía” y Carlota intenta decirlo como puede con la polla en la boca)
SOFÍA
joder
SOFÍA
eso es un autobús? :O
ANÍBAL
si
ANÍBAL
no se la chupas a javi en autobuses?
SOFÍA
no se la chupo a javi en general
ANÍBAL
jaja pobrecillo xk no?
SOFÍA
no sé, no me llama
ANÍBAL
la mia te llama chuparla?
(pasan varios minutos)
SOFÍA
si
ANÍBAL
se buena y enseñame las tetas ya anda
SOFÍA
(foto completamente desnuda)
SOFÍA
estoy más buena que mamen?
ANÍBAL
ahora si cuando llegues a su edad lo dudo ;)
SOFÍA
cabron
ANÍBAL
sabes que le voy a contar todo esto no? pero tranki k no le dira nada al cornudo de su hijo
SOFÍA
esto no son cuernos, estamos jugando
ANÍBAL
jaja lo k tu digas
ANÍBAL
si alguna vez vienes de visita a casa de tu suegra me tienes dos pisos mas abajo
SOFÍA
no quiero tener nada que ver con esa mujer
ANÍBAL
ya lo tienes
ANÍBAL
las dos sois mis zorras
SOFÍA
creo que me has malinterpretado
SOFÍA
solo estoy pasando el rato porque estoy cabreada con javi, no me interesas más allá de eso
ANÍBAL
pero tienes ganas de chuparmela
SOFÍA
no a ti específicamente, las pollas grandes me parecen mucho más divertidas de chupar
ANÍBAL
las pekeñitas como la de javi no
SOFÍA
exacto
ANÍBAL
hace cuanto no te comes una buena polla?
SOFÍA
desde el instituto
SOFÍA
pero tranquilo que lo llevo bien jaja
ANÍBAL
no si yo estoy trankilo
ANÍBAL
a mi ya me la estan chupando asi k...
SOFÍA
(foto de su cara con un dildo de dimensiones considerables en la boca)
ANÍBAL
joder jajaja
ANÍBAL
sabe tu novio k tienes eso?
SOFÍA
si, a veces le hago que se lo ponga
ANÍBAL
jaja k pringado
ANÍBAL
se lo vas a poner esta noche?
SOFÍA
no creo que esta noche me apetezca hacer nada con el
ANÍBAL
hazlo y ponselo
ANÍBAL
piensa en mi mientras t folla
SOFÍA
lo haré
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Me corrí en la boca de Carlota, que se tragó todo sin rechistar, mientras le reenviaba la conversación a Mamen y le añadía el comentario “tu nuera es una zorra y tu hijo un cornudo” y el meme ese de “valla no me lo experaba”.
- ¿Estás lista para follarte a mi hermanito? - le pregunté a Carlota mientras ella se limpiaba con un pañuelo y yo me guardaba la polla en el pantalón.
- Pff... ¿De verdad la tiene tan pequeña?
- A ver, hace mucho que no se la veo, y desde luego nunca se la he visto dura, pero muy grande nunca ha sido. - reí. - Además cuando se folla a su novia a ella no se la oye ni de casualidad, eso no puede ser buena señal.
- Joder, cómo te odio. - protestó, enterrando la cara en sus manos.
- ¿Tú nunca llegaste a vérsela?
- ¿Qué dices? Si ya me costaba dejarle que me besara. - dijo con gesto de asco.
- ¿Y por qué le dejabas?
- Porque tenía que parecer que estaba interesada en él para que siguiera llevándome a su casa y no sospechase de que estaba liada contigo. - relató con voz cansada, como si fuera algo obvio.
- Sí que te tomabas molestias por mí. - reí.
- Bueno, estaba colada por ti. - dijo con tono resignado.
- ¿Estabas? - sonreí pícaramente.
- Ahora solo estoy colada por tu polla. - aclaró, sonriendo también.
- Si tú lo dices... - me burlé. - Tú eres consciente de que para mí solo eres una zorra más, ¿no?
Intentó que no se le notara, pero el rostro se le ensombreció.
- Sí, lo sé. - musitó, finalmente.
- Bien. No querría que pensaras que juego con tus sentimientos, eso se te da mejor a ti.
Me volví a reír. Ella estuvo seria el resto del trayecto.