Liberalizando a mi mujer
En un matrimonio muy joven el marido va avanzando poco a poco para que la mujer a la que el cree excesivamente puritana se liberalice lo maximo posible.
LIBERALIZANDO A MI MUJER
Cuando empecé a salir con la que hoy en día es mi mujer éramos unos crios ella tenia recién había cumplido los doce años y yo los quince.
Al principio de vez en cuando ella me permitía que le diera algún que otro beso, pero poco a poco nos fuimos cogiendo confianza y cuando llevábamos saliendo como dos años ya me dejaba que le hiciera lo que a mí me apetecía pero siempre tras oponer una pequeña resistencia que para mi visto desde la distancia era más bien testimonial.
No teníamos lugar para poder disfrutar de nuestros cuerpos en la intimidad, así que nos teníamos que conformar con aprovechar la semi-oscuridad de las últimas filas del cine.
Las caricias cada vez contaban con menos oposición por parte de mi novia y por tanto eran más profundas y atrevidas y la no oposición se convertía al poco tiempo en colaboración por parte de ella.
Esa colaboración empezaba en la forma de vestir, siempre con blusas camiseras o algún tipo de prenda que me permitiera llegar con facilidad a sus pechos en la parte superior y en la inferior los pantalones o las faldas muy ajustadas eran prendas prohibidas para facilitarme la labor de llegar a su sexo.
En muchas ocasiones cuando le estaba metiendo mano, ella me decía que nos podían ver, yo aunque me daba cuenta de que se fijaban mucho con ella y que era verdad que no dejaban de mirarle las piernas y las tetas, siempre le contestaba que cada uno iba a lo suyo y que nadie se fijaba en los demás, pues sabia que era el precio que tenia que pagar si quería disfrutar de su cuerpo.
Ella por su parte supongo que por aquel entonces me lo decía mas por curarse en salud que por otra cosa, pues a pesar de confiarme sus temores de que la podían ver no hacia nada para impedirlo, antes al contrario si yo se lo pedía en el descanso iba a los lavabos y volvía sin la ropa interior, aunque indudablemente también se tenia que dar cuenta de que se le veía todo.
Conforme pasaba el tiempo, ella se entregaba más y yo cada vez le pedía mas cosas, ya no era en el descanso cuando se quedaba sin la ropa interior, sino que antes de entrar al cine ya pasaba por los lavabos.
Al mismo tiempo aun sin saber porque, supongo que porque estaba orgulloso de ella, si me daba cuenta de que alguien no le quitaba el ojo de encima, cosa que sucedía la mayoría de los días en cuando empezábamos nuestros toqueteos, mientras ella estaba de lado reclinada sobre mi dándome un beso tras otro, aprovechaba la situación y le iba dejando al descubierto primero el culo subiendo poco a poco la falda hasta que esta no le tapaba nada y nuestro vecino de asiento podía darse cuenta de que no llevaba puestas las bragas.
Luego dejándola con el culo al aire, mientras la besaba, empezaba a sobarle los pechos primero por encima de la ropa, hasta que poco a poco le desabrochaba la blusa y le dejaba los pechos fuera de la ropa totalmente al descubierto y con la excusa de podérselos besar mejor le hacia apoyar la espalda contra el respaldo de la butaca para que se los pudieran ver en todo su esplendor.
Cuando mas tarde pasaba a tocarle las piernas por delante, ella las iba abriendo conforme yo avanzaba hasta su sexo y la falda iba subiendo ahora por delante sin que ella hiciera nada por impedirlo al contrario se iba hundiendo para facilitarme la labor con lo que conseguía que cuando mis dedos se introducían en su sexo si yo me entretenía en besarle sus desnudos pechos y separaba un poco mi mano de su sexo ya no quedaba nada para la imaginación de su vecino de butaca pues podía ver perfectamente lo buena que estaba la hembra que tenia al lado ya que no había nada que no le fuera viendo según la posición que adoptábamos.
Yo pensaba que ella supondría que algo le tenían que ver pero que no se imaginaba que se le viera tanto, pues era muy inocente y además se ponía tan caliente con los besos y las caricias que yo le hacia y confiaba tanto en mi que creería en lo que yo le decía, aunque me quedaba con la duda pues siempre quería que saliéramos del cine antes de acabar la película y además le gustaba ir al cine cuando mas lejos de su casa mejor, pero por aquel entonces no me interesaba indagar demasiado.
Así es que fue ya luego de casados y de una forma casual, cuando luego de una buena sesión de sexo en la cama al darme yo cuenta de que nos habían visto desde la casa de enfrente y comentarlo con ella quitándole importancia, el que empezamos a cambiar impresiones sobre la poca importancia que le dábamos a que le vieran mas de la cuenta y salio a colación como ejemplo las sesiones en el cine cuando éramos novios.
Yo creo que si no hubiéramos crecido juntos y no hubiéramos sido tan jóvenes y por tanto tan atrevidos no nos habríamos sincerado tanto, ya que yo tras dudarlo un poco le comente que desde luego en el cine se le veía todo completamente, pero que yo que disfrutaba como un loco metiéndole mano me ponía mas caliente si cabe viendo como la veían
Y ella me confesó que de novios aunque no estaba segura y eso le daba mas morbo al asunto pensaba que a mi me gustaba que la vieran pues si ella podía darse perfecta cuenta de que la estaban viendo era imposible que yo que estaba totalmente de cara al mirón no me diera cuenta, pero como ella disfrutaba dejándose ver sobre todo estando protegida por mi pues lo que hacia era en lugar de tratar de taparse, darme todo tipo de facilidades para que ya la mostrara tanto como quisiera y cuando mas mejor.
Y ahora de casados al darse cuenta de que desde una única ventana la podían ver y quienes ocupaban esa habitación eran unos adolescentes de vez en cuando se daba el gustazo de que la vieran, bien en sesión completa si yo estaba con ganas o desnudándose sin ningún tipo de prisa moviéndose por la habitación y sentándose, agachándose etc... para que la pudieran ver toda completamente, eso si dejándose las bragas y el sujetador sin quitar, si yo me retrasaba en ir a la cama, regodeándose luego pensando en la paja que se harían a su salud.
Me gustó la idea y me las ingenie para poderles ver mientras ellos veían como mi mujer se desnudaba y se metía en la cama, así pude darme cuenta que en los fines de semana no eran ellos dos solos los que acudían a ver la sesión, cuando lo comente con ella se rió y me dijo que si a mi no me importaba a ella tampoco pues de hecho ya se lo esperaba y que le halagaba mucho sentirse tan deseada sobre todo ahora que siempre acabábamos nosotros con una buena sesión de sexo de la que indudablemente no se perderían detalle.
Nuestras conversaciones sobre ese tema eran ahora frecuentes, pues reforzaban nuestra vida sexual ya de por si satisfactoria y desde luego la convencí, para que por lo menos cuando se desnudaba estando yo observando a los mirones se quedara totalmente desnuda, y ella aunque decía que le daba vergüenza me hacia caso.
Yo la veía un poco pensativa, como temerosa por lo que hablábamos y hacíamos pero fue durante poco tiempo, luego me enteré de que su madre la había visitado y ella se había atrevido a contárselo todo pidiéndole consejo para cortarlo de la mejor manera posible pues temía que le hiciera daño a nuestro matrimonio.
Pero el consejo no fue en la dirección que ella espera pues le aconsejó que fuera lo mas discreta posible pero que dentro de esa discreción que me siguiera en todo lo que yo le pidiera si a ella no le repugnara, por tanto que si a ella le daba igual no le costaba nada complacerme, si complaciéndome conseguía placer con mayor motivo pero si le repugnaba que razonara conmigo pues seguro que yo lo entendía y no insistía pues todo lo que el marido y la mujer decidían sexualmente hacer, fuera lo que fuera era bueno para la pareja y era conveniente el que la pareja se conociera lo mas íntimamente mejor.
A los dos nos encantaba experimentar nuevas posiciones sexuales y formas de darnos o recibir placer, así es que ella que a pesar de todo había llegado virgen al matrimonio ahora con apenas un año de casada no le quedaba nada por estrenar y era una mamona excepcional.
Luego de la conversación con su madre, los viernes a la hora de comer me preguntaba si quería espectadores para la noche, yo siempre le decía que si y ella dejaba las persianas y las cortinas preparadas para que no se perdieran detalle.
Se vestía de forma que gustándose a si misma, tanto interior como exteriormente, fuera natural el alargar el acto de desnudarse, nunca se ponía simplemente una bata, siempre llevaba ropa que había que plegar y guardar para que no se arrugara, tenia que hacer mucho calor para que no llevara medias y aunque no fuera lógico la convencí para que se quitara primero las bragas y luego las medias por que así le podían ver el sexo totalmente abierto y durante mas tiempo.
Yo me ponía calentísimo durante estas sesiones de exhibición, pero ella que al principio estaba cortada, empezó a tomarle gusto al asunto y en cuanto empezábamos a acariciarnos me cogía el sexo por su cuenta y me daba unas mamadas de campeonato y no paraba hasta que después de conseguir sacarme la leche me dejaba otra vez en forma para que la jodiera a conciencia.
No era nuestro único lugar de exhibición, íbamos al cine a recordar tiempos pasados, ahora con comentarios susurrados al oído cuando nos dábamos cuenta de que nos estaban observando, los movimientos ahora eran un poco mas descarados al contar con la colaboración de ella, aunque poco mas se podía hacer, con el cochecito que nos habíamos comprado pasábamos algunos ratos en sitios frecuentados por parejas en los que yo sabia que habían mirones haciéndonos saber de la presencia de alguno cuando lo descubríamos.
No era lo mismo que en casa pero nos gustaba cambiar, tampoco era imprescindible que la vieran toda, por ejemplo el hecho de que sentados en una cafetería tomando una cerveza le estuvieran viendo las piernas y que al darnos cuenta lo comentáramos entre susurros nos ponía a mil, ella por su cuenta o porque yo se lo pedía iba cambiando de posición disimuladamente para que se le viera mas, mientras hacíamos comentarios sobre quien y cuanto le estaban viendo, cuando ella consideraba que se le veía a tope me lo decía pues tanto a ella como a mi nos gustaba comprobarlo y yo me levantaba con la excusa de pagar y al volver le confirmaba que se le veía toda la braga.
Lo pasábamos muy bien mientras lo hacíamos tanto en casa como fuera de ella, pero lo pasábamos todavía mejor cuando comentábamos sobre ello y sobre las reacciones de los demás, ensayábamos nuevas posturas para que de una forma natural se viera más todavía, ella cuando su madre venia por casa, cosa que ahora era bastante frecuente cuando sabia que yo no iba a estar, le contaba todo lo que hacíamos, al principio reservándose alguna cosa que le había parecido muy fuerte, pero como cuando me lo contaba a mi yo la animaba a contárselo todo acabo por no tener ningún secreto para ella y se encontró con que ella le hacia sugerencias atrevidas en las que nosotros no habíamos pensado.
Su madre le dijo que alguna vez ella también se había dejado ver pero si fue con el consentimiento del marido nunca me lo comento, lo que si me dijo es que pensaba que su madre se ponía caliente al hacerle ella las confidencias y lo pensaba así porque si ella no era muy explicita en alguna ocasión le hacia preguntas muy directas interesándose por todos los detalles. Yo estaba de acuerdo con ella, porque pensaba que se estaba exhibiendo ella con el cuerpo de su hija sobre todo porque le hacia frecuentemente regalos de ropa interior.
Este tipo de conversaciones cada vez me ponían mas caliente por eso poco a poco con mucho tiento yo intente ampliar nuestro campo de comentarios y aunque sabia que era difícil porque habíamos empezado a salir muy jóvenes un día le pregunte si nadie le había metido mano nunca, ella se enfadó conmigo, yo cambie de conversación pero me dio la impresión de que algo había habido.
Como siempre mi suegra fue mi cómplice y cuando al poco tiempo con muchas precauciones inicie otra vez la conversación, ella me dijo que si me gustaba hablar de ese tipo de cosas ella estaba dispuesta a hablar conmigo y a contarme cosas, pues su madre le había contado que a muchos hombres les gustaba imaginarse a su mujer con otro, pero que yo nunca sabría si habían sido verdad o fantasías, pero que tenia que ser yo el que empezara a contarle cosas.
Quedamos así pero lo dejamos ahí pues la veía nerviosa y no quería estropearlo, suponía que su madre y ella volverían ha hablar de ello lo cual me allanaría el camino y empecé a pensar en lo que podía contarle que no se espantara, ni se pusiera celosa.
La idea, supongo que de la madre, de que no se supiera si era verdad o fantasía simplificaba la cosa y eso me llevo a pensar en que la madre se cuidaba mucho y se conservaba muy bien y si le daba esos consejos a la hija el estar casado con una mujer como ella tenia que ser muy morboso, y que no me extrañaría nada que ella y mi suegro también practicaran en vida de mi suegro lo mismo que nosotros e incluso que hubieran llegado mas lejos que su hija y yo.
Aunque a decir verdad la hija por el camino que llevábamos no habiendo cumplido todavía los 20, con poco mas de un año de casada, si seguíamos a ese ritmo no se hasta donde iba a llegar si yo la continuaba empujando, todo consistía en no asustarla y continuar contando con la colaboración de la madre.
Posiblemente por esa complicidad de mi suegra tuve un sueño en la que mi mujer y a mi suegra en una fiesta en la que todos habíamos bebido de mas, aceptaron bailar con otros, contra la costumbre de mi mujer que nunca quería bailar con nadie que no fuera yo, y bailando, bailando las fueran llevando hacia una zona oscura donde les metieron mano a las dos en presencia de la otra, como les estaban haciendo a muchas, llegando a penetrar a mi mujer mientras bailaba en mi presencia un poco lejana pues como me había dado cuenta del movimiento me había acercado a escondidas y como me había excitado no había querido intervenir. Se lo conté con todo lujo de detalles arreglándolo además un poco bastante pues tal y como se lo conté se las follaron además a las dos en el jardín a escasos metros la una de la otra, para que fuera mas morboso.
Después de contarle eso sueño fue ella misma la que sacó la conversación sobre confidencias preguntándome como se me había ocurrido preguntarle si le habían metido mano , le dije que porque lo normal seria que lo hubieran hecho, ella posiblemente para cortar la conversación me pidió que le contara como me había iniciado en el sexo.
Le dije la verdad que fue el hermano casado de un amigo el que nos enseño a hacernos pajas y que luego "para ver si lo habíamos entendido" hizo que nos fuéramos turnando en hacerle la paja a el hasta conseguir que se corriera y que días mas tarde nos invitó al cine, ya que su mujer estaba cuidando a su madre y se aburría y ya en el cine aprovecho el que su hermano salio a los lavabos para decirme que en casa tenia unas películas porno y que si quería verlas cuando su hermano se marchara a casa que fuera a la suya.
A mi me apetecía mucho ir con el tanto por ver una película porno cosa que no había visto nunca como por sacar mas información sobre el sexo pero no sabia como decirle a mi amigo que no iba a ir a su casa a dormir como habíamos quedado y así se lo dije, lo solucionó muy fácil diciéndole a su hermano que como sus primos se quedaban también esa noche en casa de mi amigo seria mejor que yo me marchara con el a dormir y así estaríamos todos mas cómodos lo que mi amigo acepto enseguida.
Yo creo que mi amigo estaba sobre aviso porque dormir lo que se dice dormir no dormimos mucho le continué contando a mi mujer porque primero vimos una película porno en la que había dos matrimonios que primero practicaron sexo los cuatro en la misma habitación en todas las posturas imaginables, luego mientras ellos se recuperaban ellas siguieron dándose placer entre ellas, lo cual hizo que ellos se animaran enseguida, pero cuando fueran a buscarlas fueron rechazados, ellos no se cortaron en absoluto y se dieron por el culo el uno al otro cambiando de posición varias veces hasta que fueron ellas las que los buscaron cosa que no rechazaron porque no era la propia mujer la que los requería si no la amiga.
Viendo la película le continué contando a mi mujer me corrí dos veces sin tocarme, luego nos acostamos en la cama de matrimonio los dos juntos, no se porque cuando me estaba desnudando pensé que el me iba a querer hacer lo mismo que habíamos visto en la película, por una parte no quería pues me daba miedo el que me hiciera daño pero por otra parte lo estaba deseando, así es que cuando el empezó a acariciarme no protesté y le deje hacer, estaba ardiendo y cuando el me pedía algo no dudaba en complacerle, me la empezó a mamar y me pidió que yo se la mamara también al mismo tiempo y me la metí hasta la garganta sin ningún reparo al mismo tiempo que el me lo hacia a mi y me volví a correr al mismo tiempo que lo hacia el tragándome toda su leche.
Me acaricio y beso por todas partes hasta que consiguió ponerme otra vez en forma, aunque de todas formas no tarde mucho y fue entonces cuando jugando con un poco de vaselina me fue introduciendo primero un dedo y luego dos en el culo dándome un placer enorme, tanto placer me daba que deseaba que por encima de todo me penetrara, ya no tenia miedo lo que tenia eran unas ganas enormes de sentir lo que presentía como algo muy placentero y no me defraudo, con mucho cuidado pero con firmeza me fue penetrando poco a poco hasta que sentí como me rozaban sus cojones en mi culo, creí morir de placer, movía el culo hacia delante y hacia atrás como si no hubiera hecho otra cosa en mi vida y no tarde en sentir como se corría dentro de mi mientras empujaba como si quisiera meterse todo el dentro de mi.
Nos quedamos un rato relajados continué diciéndole, bebí agua mientras la observaba dudando entre seguir contándole cosas o dejarlo ahí, pues la notaba con una mezcla de incredulidad, excitación, duda, intuía que ella sabia que gran parte de lo que le había contado era cierto, pero eso no coincidía con el concepto que ella tenia sobre mi y la desconcertaba por eso prefería creer que no era cierto que todo era una fantasía.
Fue ella la que me convenció de que lo mejor era continuar contándole cosas cuando con el tono de voz que utilizaba cuando se sentía muy excitada me preguntó lo que había pasado luego, así es que decidí seguir contándole añadiendo más fantasía para ponerla mas caliente si cabe todavía.
Le dije que el me propuso ver otra película porno, lo cual acepte encantado, en esta película una pareja de recién casados acude al chalet de los padres de ella a cenar, rememorando tiempos muy recientes se quedan en una pinada metiéndose mano siendo observados por un grupo de jóvenes, los cuales les siguen hasta el chalet sin que ellos se den cuenta y cuando están saludándose con los padres, aparecen de repente y los hacen meter hacia dentro cerrando la puerta, y obligando a los hombres a sentarse, los atan de forma que no se pierdan detalle de lo que les hacen a la madre y a la hija, ellas no tardan en entrar en calor y aunque no se olvidan de la presencia de los maridos no pueden evitar el disfrutar cada vez mas de las caricias que les están dedicando, entre susurros cada una por su lado les piden que las lleven a una habitación pero ellos no aceptan.
Poco a poco las van desvistiendo al principio con alguna resistencia por parte de ellas, luego ya no oponen resistencia pues la ropa no tapa nada y lo único que hace es impedir que se las puedan follar con comodidad y así ahora si consiguen olvidarse de los maridos aunque no pueden dejar de observarlos entre corrida y corrida y pueden darse cuenta de que ellos también están muy excitados.
Cuando los desconocidos se quedan satisfechos se van dejándolas a ellas medio desmayadas en la cama de placer, poco a poco van recuperándose y consiguen soltar a los maridos los cuales las llevan a las habitaciones para consolarlas. Allí las dos cada una por su cuenta le cuenta al marido que no le han hecho daño que aunque ahora le da vergüenza reconocerlo le han hecho sentir mucho placer.
Salen al salón-comedor los cuatro están nerviosos y confusos y posiblemente por eso cuando la hija comenta que lo que mas le excitaba era que tanto el padre como el marido estaban viendo como se la follaban, la madre no puede evitar decir que ella no se quitaba de la cabeza que su yerno al que había pillado en mas de una ocasión tratando de verle las piernas o los pechos ahora podía vérselos con toda comodidad y en plena faena.
El marido de la hija no tiene inconveniente en reconocer que ha disfrutado viendo a la suegra y comprobando que estaba tan buena y era tan caliente como el se la había imaginado y el padre para no ser menos les confiesa que hacia tiempo que estaba deseando ver a la hija pues desde los diez años no la había visto desnuda y la imaginación trabaja mucho y en mas de una ocasión se había follado a la madre pensando en la hija, con lo cual acaban consolándose mutuamente al principio cada matrimonio pero como con los nervios cada vez están peor acaba por consolar el padre a la hija y el yerno a la suegra dejándose de oír así los lloros pero no los suspiros pues cada pareja se ha metido en una habitación para consolarse.
Cuando salen a refrescarse lo hacen totalmente desnudos pues hace bastante calor y empiezan los comentarios sobre si estaba bien o mal lo que habían hecho, y llegan a la conclusión de que sin la intervención de los intrusos posiblemente nunca hubiera pasado y que no tenia porque enterarse nadie de nada y así tranquilizan su conciencia tanto que vuelven a marcharse a la habitación cambiados para continuar consolándose entre risas.
Y vosotros no continuasteis pregunto ella, le dije que si, que el me pregunto si quería probar yo y claro que quería, le hice lo mismo que el me había hecho a mi y disfrute de su culo como años después había disfrutado del de ella pues era prácticamente lo mismo, arriba no había pechos y si bajabas las manos hacia abajo te encontrabas con una buena polla pero que por lo demás era el mismo placer.
Se había hecho muy tarde y los dos teníamos sueño pero como estábamos muy excitados pegamos un polvo rápido y nos quedamos dormidos enseguida sin ganas ni de lavarnos.
Como se hace muy largo ya continuare contándolo si veo que os gusta.