Liberalizando a mi mujer (4)

Continuacion de los tres relatos anteriores, en la que se mezclan, experiencias bisexuales, trios, etc.

LIBERALIZANDO A MI MUJER IV

Nos pasamos los quince días hasta el siguiente viaje, comentando a la menor ocasión lo bien que lo habíamos pasado y lo calientes que estábamos todavía por ese recuerdo, cuando su madre vino a verla le preguntó si había intentado yo que ella hiciera algo y ella le contó que le habían metido mano en el autobús, al principio sin dar demasiados detalles.

Luego ante su insistencia, le contó con detalle, que yo le había hecho ver como la deseaban los que estaban esperando el autobús, que ella me había pedido coger un taxi, pero que yo no había querido, así es que ella ya se imaginaba que le iban a intentar meter mano porque yo se lo había advertido, le contó como la habían llevado en volandas hacia la parte de atrás del autobús y como había quedado situada totalmente aprisionada entre los tres y terminó contándole que le habían metido mano por delante y por detrás. No quería contarle nada más y la llegada de una amiga le vino muy bien para cortar la conversación.

Como es lógico al día siguiente la tenia otra vez allí, y le contó como habían intentado subirle la falda y como se había resistido, hasta que al final había optado por consentirlo al ver que yo les ayudaba y que había tenido que morderse los labios para que nadie se diera cuenta cuando le arrancaron un orgasmo.

Cuando yo llegue a casa me dijo lo que le había contado y que no había querido seguir por si a mi me sabia mal que le contara que había sido yo mismo quien le había bajado las bragas y que lo que estaba haciendo ahora era pedirme autorización para seguir contándole, pues pensaba que su madre sospechaba que se había dejado cosas en el tintero.

Es tu madre y tu sabrás lo que quieres o no que sepa, después de lo mucho que le has contado y de sus consejos, no me parece ni bien ni mal que le cuentes todo, absolutamente todo, si así te apetece, incluso que le enseñes las bragas, pues es para eso que te aconsejé que las guardaras sin lavar.

La madre volvía y volvía e iba sonsacando información y como yo me imaginaba mi mujer acabo contándoselo absolutamente todo, sesión de cine y exhibiciones incluidas, incluso mostrándole las pruebas.

Cuando se dio cuenta de que ya no había nada más que contar, su madre le expreso su opinión de que a ella no le parecía mal nada de lo que los dos decidiéramos hacer, los dos de mutuo acuerdo como parecía que estábamos, aunque ella se hiciera la estrecha, continuaba pensando que habíamos ido demasiado deprisa, que a este paso la veía dentro de nada disfrutando de dos hombres, al mismo tiempo y para ella sola en la cama.

Llegó el momento de desplazarnos como estaba previsto y como viajamos con nuestro coche, ella comentó con sorna que esta vez no iba a sufrir las apreturas del autobús, y yo le contesté, también con ironía que no íbamos a circular con nuestro coche por una ciudad que no conocíamos, pues sería más fácil circular en autobús.

Llegamos lo suficientemente pronto para dejar zanjado el trabajo esa misma mañana, luego nos marchamos al hotel e informé a la empresa y como ya sabia me dijeron que disfrutara de la semana.

Después de comer, tumbados en la cama empezamos a hablar de lo que íbamos a hacer, le di tres posibilidades, el autobús, el cine o ir a un baile, pero quería que fuéramos con la intención premeditada de acabar yéndonos, o yéndose ella sola para luego contármelo, a disfrutar en la tranquila, cómoda y discreta habitación de un hotel, prefería que fuéramos los tres e hiciéramos un trío, ella diría para ello que yo era su marido y que participaría solo para ella o miraría a voluntad de él. No puso ninguna pega, pero descartó el autobús por indiscreto e incomodo.

Entonces ¿cine o baile?, ¿porque no las dos cosas?, esta tarde nos vamos al cine y según como vayan las cosas a la noche podemos ir a bailar, contestó ella. Y dicho y hecho, nos vestimos, por cierto a ella se la veía de escándalo, se había comprado una falda mini ceñidísima y una blusa camisera semitransparente que lucia sin sujetador, más una chaqueta para estar mas discreta según el lugar, estaba preciosa, pero además su imagen invitaba a pensar mas en un revolcón que en deleitarse con su belleza.

En recepción, me informe de si había algún baile cerca con música lenta, me dijeron que si, que al lado del hotel mismo había uno, pero que por el tipo de gente que acostumbraba a frecuentarlo no tenia demasiada buena fama, que era mas para gente suelta que para parejas, diciéndole que entraríamos y si no nos gustaba el ambiente nos volveríamos a marchar, di las gracias por la información.

Por el cine no tenía que preguntar, ya conocíamos uno que nos gustaba y se adecuaba a nuestras pretensiones y fuimos directos a él, ella me pidió en el camino que nos sentáramos los dos juntos en el patio de butacas, quería ver si alguien se atrevía a sentarse a su lado, procurando ella que así fuera enseñando mas piernas de lo normal e invitando con miraditas y sonrisas.

Y si no se atrevía nadie, pues nos levantábamos y cambiábamos de asiento, sentándose ella al lado de un hombre, porque haciéndolo así y si ella además frotaba su pierna con la de él, la invitación no podía ser mas clara, aparte de que así era mas fácil que él aceptara mi presencia posterior.

La complací entre otras cosas porque tenia razón, al poco tiempo de estar sentados esperando que se apagaran las luces, se acercó un hombre, pero se sentó a mi lado, le susurré al oído a mi mujer que estaba tonto, que iba a perder la ocasión por tomar demasiadas precauciones, a ella se le veían prácticamente las bragas por la forma en que se había sentado, pues si se sienta otro el se lo perderá, me susurró ella. Le sugerí cambiar de asiento, pero ella no quiso, aduciendo que le gustaban mas decididos y prefería que nos fuéramos a otra fila, si hacia falta.

Se apagaron las luces y no se había sentado nadie al lado de ella, esperé un rato y cuando estaba a punto de decirle de cambiarnos a otro sitio noté que él me rozaba la pierna, dude entre si había intención o no, pero al momento no tuve ninguna duda ¡estaban intentando meterme mano a mi!, ¡y en presencia de mi mujer!

Después de apartarle la mano tres veces con discreción, le dije a mi mujer de cambiar de fila como habíamos quedado, ella insistió en esperar un poco y no me quedó más remedio que contarle lo que ocurría. Su reacción no me la esperaba, me dijo toda excitada que eso le producía mucho morbo, que desde que yo le había contado mi iniciación en el sexo, había pensado muchas veces lo mucho que le gustaría ver a dos hombres haciéndolo sobre todo si uno de ellos era yo.

Yo no quería, le aparté la mano otra vez, pero mi mujer al darse cuenta, me dijo, por favor, por favor, déjale hacer, y como tu me dices a mi, déjale hacer hasta donde puedas aguantar, y si aguantas hasta el final y el trío es para ti, creo que me correré solo de pensar en lo que va a pasar, compláceme tu como yo te complazco a ti.

Cuando al momento él volvió a depositar su mano sobre mi pierna, no se la aparté, la fue subiendo lentamente hasta que acariciándome la polla por encima del pantalón, me susurró que nos fuéramos a un sitio mas tranquilo para disfrutar con más discreción. Yo había estado pensando muy rápidamente como actuar y le contesté que iba con mi mujer, que le había dicho de cambiarnos de fila, y había sido ella la que me había rogado que dejara que viera como me metían mano y por tanto prefería que nos quedáramos allí.

Estuvimos un buen rato acariciándonos los dos por encima del pantalón, supongo que quería ir despacio para ir calentándome y que no me asustara, cuando vi que se la sacaba, le imité, y nos la acariciábamos con suavidad sin ninguna ropa que supusiera impedimenta, ella no perdía detalle y estaba excitadísima, el por lo visto se dio cuenta y me susurró que porque no nos íbamos los tres y así ella podía verlo mejor, aparte de estar mas cómodos y ser mas discreto.

Se lo pregunté por preguntar, estaba claro que ella iba a estar de acuerdo, pero lo que no me esperaba era notarla tan excitada, sabia que no se había perdido detalle pero no me imaginaba que se excitara tanto. Nos la metimos dentro del pantalón y salimos a la calle, parecía por la forma de comportarnos que nos conocíamos de toda la vida, él nos explicó que a su mujer también le gustaba verle, pero que no le acompañaba a los cines a buscar plan desde hacia tiempo y nos ofreció su casa para proseguir con lo que habíamos iniciado.

Mi mujer se adelantó a mi contestación, yo prefería ir a un hotel y acabar cuanto antes, pues me había enfriado y estaba continuando porque veía a mi mujer tan excitada, pero ella ya había aceptado la invitación aduciendo que allí seria mas intimo y no tan frío como en un hotel. Tenía razón pero al mismo tiempo yo pensaba que la presencia de la otra mujer me iba a cortar más de lo que ya estaba. Bueno que se le iba a hacer, parecía que ya estaba decidido y no iba a tener mas remedio que permitir que me encularan con dos espectadoras.

Entramos en su casa y nos hizo pasar al salón, entrando él hacia dentro de la casa para ver si estaba su mujer, la mía aprovecho para preguntarme como estaba, le dije sinceramente que me había enfriado y que si estaba allí todavía era por complacerla a ella. No te preocupes en cuanto empecéis a acariciaros te empalmaras enseguida, él parece que tiene mucha experiencia y sabrá calentarte, ya veras.

Al momento llegó con su mujer a la que nos presentó, era una muñequita, pequeña pero preciosa, parecía muy dulce, no de las que te apetece darte un revolcón con ella, sino una de esas mujeres a las que te apetece estar acariciando toda la noche, aunque sepas que no te va a permitir follar con ella. Nos ofrecieron una copa que aceptamos, los oíamos hablar en la cocina, aunque no entendíamos lo que hablaban.

"Los hombres" nos sentamos en el sofá, las mujeres enfrente de nosotros en las butacas, a la mía, que se había quitado la chaqueta, se le adivinaban las tetas y tal y como estaba sentada podíamos describir perfectamente sus bragas, la otra llevaba un batín de andar por casa de los que se atan a la cintura, lógicamente abierto por delante y se le entreveían las piernas, al levantarse para ir a por hielo le entreví los pechos, viéndola caminar, pensé que solo iba cubierta por el batín.

Cuando volvió con el hielo, noté el batín menos sujeto, no tenía ningún motivo, pero pensé que intentarían que la fiesta no fuera para nosotros dos solos, que pretenderían que ellas también participaran.

Mientras me llevaba el vaso a la boca, noté su mano en mi pierna, y aunque creo que en ello influyó mucho la idea de que ellas participaran, me puse en situación enseguida. El se dio cuenta y avanzó rápidamente, ya me estaba acariciando la polla por encima del pantalón, al notarla en perfecto estado me la sacó delicadamente y empezó a acariciármela con mimo y a masajearme los huevos.

Yo estaba un poco bloqueado y no le respondía, lo tuvo que hacer el todo, me desabrocho la camisa con una mano y empezó a besarme las tetillas, mientras seguía con la otra acariciándome la polla. Se desnudo totalmente en menos que canta un gallo y luego me ayudo a desnudarme a mí y abrió con maestría el sofá de un tirón.

Miré hacia mi mujer, ella por lo visto no se perdía detalle, pero al mismo tiempo tenia la blusa desabrochada y la otra la abrazaba por la cintura y le estaba acariciando las tetas, aunque ella parecía que no se daba ni cuenta de lo pendiente que estaba de mí, me fije en la otra, ella no se fijaba para nada en nosotros, y pude darme cuenta de que mi intuición era cierta no llevaba nada mas que el batín, este se le había abierto y se podía apreciar su cuerpo desnudo, muy bonito por cierto.

El fue bajando y bajando besándome por donde pasaba hasta que se introdujo mi polla en la boca, al mismo tiempo que me invitaba empujándome con suavidad a hacerle lo mismo, mire a mi mujer mientras me la introducía en la boca, ella estaba sentada al borde del sillón, ya no llevaba las bragas puestas y le estaban comiendo el coño, pero continuaba pareciendo que tenia mas interés en lo que hacíamos nosotros que en lo que le estaban haciendo a ella.

Nos dimos una buena mamada y nos corrimos los dos casi al mismo tiempo. La mujer de él aprovechó el que nos dábamos un respiro, levantándonos para darle un trago a la bebida y quitándose el batín, terminó de desnudar a la mía, por su expresión mi mujer también se había corrido.

Oí como le preguntaba la otra, si era de las que cuando se corría, si se quedaba satisfecha, ya no tenia ganas de nada, mi mujer negó con la cabeza y la otra señalándole un espejo para que se diera cuenta de que lo podía ver todo por el estando acostada, la hizo tumbarse en el sofá y le dijo que le tenia preparada una sorpresa.

Mientras, a mi él me estaba acariciando, al mismo tiempo que me metía en el culo primero un dedo y luego dos embadurnados en una crema. Cuando consideró que estaba lo suficientemente preparado, con mucho cuidado, sin hacerme nada de daño me enculó hasta el fondo y una vez logrado me susurro al oído que se la metiera a mi mujer.

Para mi fue maravilloso el estar recibiéndole a él y al mismo tiempo estar jodiendome a mi mujer, era algo inimaginable para mi, además mi mujer parecía que estaba disfrutando como nunca y no cesaba de correrse, mientras él metía y casi sacaba la polla de mi culo, apenas podía moverme y podría decirse que él, nos estaba jodiendo a los dos al mismo tiempo.

La otra no perdió el tiempo cuando nos separamos, y mientras se interesaba en si le había gustado la sorpresa, le estaba limpiando someramente su coño con unos clinex, mi mujer ni contestó, sabia lo que la otra quería y empezó a comerle el coño antes incluso de que se lo pidiera, las dos ante mi atónita mirada por el esplendido espectáculo que nos estaban ofreciendo se corrieron varias veces.

Llegó un momento en que mi mujer no pudo más y se lo dijo, ella le dio un tierno beso en la boca y se separó de ella, la cogió de la mano y la hizo levantar de la cama y sentar en el sillón, luego vino hacia nosotros para comprobar nuestro estado, que por lo visto consideró satisfactorio, se puso a cuatro patas en la improvisada cama, el marido le unto un poco el culo con la crema, aunque no demasiado, y me ayudó a encularla.

Una vez que estuvo toda dentro y ella dio su conformidad, el se tumbó en la cama y fue ella la que se lo fue introduciendo poco a poco en el coño. Yo notaba como la polla de él iba entrando poco a poco en la mía, aquella preciosidad se corrió innumerables ocasiones, porque nosotros estábamos ya muy escurridos y aguantamos bastante.

Cuando nos separamos, ella se quedó tumbada en el sofá, no podía más y fue él el que me ayudo a vestir a mi mujer, la cual se había corrido también otra vez haciéndose una paja mientras nos veía y también estaba agotada y nos acompaño a la puerta y se despidió de nosotros pues su mujer se había quedado dormida.

En el hotel le preparé un baño y cuando ella terminó me di una buena ducha, cuando llegué a la cama ya estaba dormida. El día siguiente nos lo pasamos en el hotel, descansando, comentando, preguntándome por todos los detalles y sensaciones que había sentido, besándonos, acariciándonos y jodiendo todo el tiempo, fue un día para nosotros completo y aunque por la noche yo quería ir a bailar a ella no le costó mucho convencerme para quedarnos en la cama y estaba vez para dormir.

Cuando al día siguiente bajamos a recepción, el mismo que me informó sobre el baile, me llamó aparte para preguntarme si habíamos ido al baile y al decirle yo que no, me dijo que no había pensado en decirme que el baile se comunicaba con el hotel por el sótano y que los clientes del hotel tenían la entrada gratuita, entrando por allí, antes no se comunicaba, pero como es muy cómodo y discreto para las parejas ocasionales, hemos comunicado los locales. Otro aviso, pensé, me esta diciendo que hay muchas profesionales.

En la habitación después de comer, y mientras descansábamos tras haber disfrutado de nuestros cuerpos, lo comenté con mi mujer, contra lo que yo esperaba, no le dio ninguna importancia, dijo que nosotros actuábamos peor que ellas, la mayoría de ellas lo hacían por necesidad y nosotros por el morbo que nos producían las situaciones en que nos metíamos y que ella aunque no le importaba ya sabia yo que se consideraba una puta. Además allí no nos conocía nadie, concluyo.

Estaba claro que quería ir, o por lo menos que no le importaba y como en realidad a mi me apetecía mucho fuimos, nos dirigíamos al baile, el recepcionista nos vio y me volvió a llamar para entregarme una llave, diciéndome que era la de la habitación de al lado de la nuestra y que como yo le caía bien y esa habitación estaba vacía y nunca se sabia si yo podía necesitarla, pues que me la quedara y ya se la devolvería al día siguiente.

Estaba claro que él pensaba que íbamos de ligue y esa era una forma de decírmelo, pero como estaba en lo cierto no me molestó, intente rechazársela, pero él insistió en que me la daba por si bebía mas de la cuenta, que así no le daría una mala noche a mi mujer y terminé aceptándola, aunque no pensaba necesitarla, después del cambio de parejas tan especial que habíamos hecho mi mujer no creía que aceptara subir si no era conmigo.

En el baile quiso sentarse en una mesa sola y que yo estuviera en la barra, tampoco quería que yo sacara a ninguna a bailar, pues nada más entrar ya teníamos claro que la mayoría de mujeres eran profesionales, nada más sentarse empezaron a mosconear alrededor de ella varios hombres, cuando uno de ellos le agradó, fue suficiente con que le sonriera, para que él la invitara a bailar.

En la segunda pieza, él ya le dijo que aunque le gustaba mucho bailar, allí no había ido solo a bailar y que si no tenia posibilidades de subir al hotel con ella que se lo dijera, ella le contestó que estaba con su marido y que ambos teníamos las ideas muy claras y por eso estábamos allí, pero que cuando subieran a la habitación, ella tenia que estar muy caliente, y además tenia que subir yo con ellos, los dos para ella, lo digo para que no te cree alguna duda lo que quiere él y que si estaba de acuerdo con todo esto, entonces que si tenia posibilidades, muchas posibilidades, casi la certeza de que subiría con ella.

Estuvieron bailando o lo que fuera como dos horas, el ambiente era propicio y ella no se cortaba por nada de lo que él le hiciera, ante eso él cada vez era mas atrevido, es más creo que el ambiente lo creaban ellos, que eran ellos los que les daban ideas a los demás y que esa noche el ambiente fue mas fuerte todavía de lo habitual, cuando ya estaba con los pechos al aire y el culo casi al desnudo pues tenia las bragas medio bajadas y el rabo entre las piernas, ella por lo visto consideró que estaba lo suficientemente caliente y me hizo una seña para que nos subiéramos.

Una vez en la habitación nos quedamos desnudos los tres, a ella la fuimos desnudando entre los dos besándola por todas partes, ella no paraba de gemir y de suspirar, el comentó el placer que le producía estar con una amateur, al sentir como se deshacía de placer ante las diferentes caricias, cuando estaba totalmente desnuda mi mujer me pidió que la dejara con él sola. Me gustó la idea, pues así la podía ver follar y disfrutar de ese maravilloso, para mi, espectáculo a mis anchas.

El sabia lo que se hacia, la hizo correr en innumerables ocasiones, pienso que yo no había conseguido nunca hacerle alcanzar orgasmos como alguno de los que obtuvo en esa ocasión, se quedó en la cama extenuada, pensé que me iba a tener que hacer una paja, pero me equivoque, en cuanto recupero el aliento me llamó a su lado y me hizo una mamada no muy grande, no fue necesario pues me corrí enseguida.

Ella sacó una botella de champán de la nevera de la habitación y nos la tomamos, él sobre todo no cesaba de meterle mano por todo el cuerpo, ella se dejaba hacer y cuando nos acabamos la botella nos ayudo a recuperarnos, luego le ofreció a él el culo y como él le dijo que por ahí no le hacia gracia me lo pidió a mi ¡quería probar lo que le había visto hacer a la otra!, quería que la emparedáramos entre los dos.

A él le costó un poco metérsela estando yo dentro, pero una vez conseguido, la notábamos como se retorcía de placer, estaba al medio, casi no podía moverse, pero en realidad fue ella la que nos folló a los dos, cuando acabamos él nos pidió permiso para darse una ducha y cuando acabó se marchó, no antes de agradecerle a ella el placer que le había proporcionado, asegurándole que era el mejor polvo que había pegado en su vida y de intentar quedar para el día siguiente, cosa que no consiguió por la negativa de ella.

Pensaba que nos íbamos a dar una ducha y a dormir, pero ella se empeñó en ponerme otra vez en forma y en que tuviéramos sexo "normal", que cabezota es, vaya si lo consiguió, estuvo mas de una hora acariciándome con sus manos y su boca, hasta que consiguió ponerme en forma y que me la pudiera joder.

Ni tan siquiera nos duchamos cuando acabamos, estábamos derrotados y nos quedamos dormidos. Al día siguiente nos levantamos muy tarde para desayunar, en el desayuno le conté lo de la llave al recordar que la tenia que devolver enseguida, le hizo gracia en lugar de avergonzarla y me dijo que cuando la devolviera ahora, que le ofreciera una buena propina y ya sabes por la forma de mirarme cual seria la que el mas apreciaría.

Otra vez me he enrollado demasiado, os prometo que si os continúa gustando como hasta ahora seguiré próximamente contando el resto de la semana.