Liberada - guiando a la perdición IX

Se lanzó a chupar, succionar y morder sus enormes tetazas sosteniéndolas con ambas manos para hundir su rostro en ellas y devorarlas como hambre y deseo sin fin.

-        Joder, joder, joder…lo que me pides es muy fuerte, si no tengo cuidado puedo acabar metido en un lio muy gordo, perder el carnet, o incluso que me metan en la cárcel.

Respondía el criajo, cuando Yolanda le explicaba por el chat lo que esperaba de él a cambio de la gran recompensa final, tenerla a su merced para cumplir todo lo que quisiera, cuantas veces quisiera.

-        Pues ahora estamos hablando de todo o nada, nene, o conseguimos que Belén salga en los periódicos y tenga que ir a buscarla su padre a la policía municipal por lo menos o no habrá ningún tipo de recompensa.

Escribía contundente e impasible en el chat Yolanda.

-        Joder, joder, joder…es que es muy fuerte, es muy fuerte si pierdo el control, el que puede acabar en el trullo soy yo, joder, joder, joder, joder.

Seguí quejándose el niñato fofisano transmitiendo gran preocupación.

-        No tiene porque pasar mañana, ni pasado, pero debe pasar, tú sabrás la prisa que tienes en cobrar tu premio, piensa una manera y me la dices.

Acabo de escribir y corto abruptamente Yolanda el chat, para provocar en el chico el deseo necesario para conseguir sus objetivos, esperando así prontas noticias de él, el curso se acababa y lo que tuviese que pasar debía pasar antes de que acabase el curso.

Aquella semana Belén no estaba con ellos, había habido novedades en la familia de Vicente, Ramón, el pobre “Monchito”, se iba dos años a acompañar a su hija mayor, que también era médico, a una especie de ONG en un hospital de campaña en la selva de Centroamérica.

Por su puesto su madre, Victoria, la prima sebosa y con papada de Vicente, había puesto el grito en el cielo, era una madre controladora e insoportable, por suerte las niñas se parecían a Ramón en carácter y en lo físico estaban mezcladas, pero a pesar de los veinticuatro años de su hija, Victoria se oponía y casi lo prohibía, un perro de la misma casta que Vicente.

Por supuesto Lidia, que era como se llamaba la hija mayor, podía hacer lo que le diese la gana, pero claro aquello significaría romper con su madre para siempre, una vergüenza y drama familiar, vamos las tonterías de los derechones ricos. Así que Ramón había hablado con su hija, esta había aceptado que él estuviera con ella aquellos dos años en Centroamérica.

A Victoria prepotente y estúpida, que se creía mejor que su marido y lo humillaba y menospreciaba, que “Monchito” se fuera dos años, si era para proteger a su hija, no le importaba, al menos servía para algo el inútil de su marido, se dignaba de forma asquerosa a proclamar.

Así que en conclusión Lidia y Ramón estaría dos años fuera, ejerciendo en un hospital de una ONG en Centroamérica. Ramón se llevaba muy bien con ambas hijas y la mayor lo adoraba.

Por este motivo habían llegado aquella mañana de sábado, sobre las nueve de la mañana, Victoria, Ramón y su hija Lidia a despedirse del nada agradable tío Vicente y de su maravillosa esposa, nada agradable, pero si un tío forrado en pasta y principal socio de la empresa de la que tenía algunas participaciones Victoria.

Yolanda los recibió en la puerta, se había levantado a las siete para hacer cuarenta y cinco minutos de body pump, y después de ducharse ir a buscar el pan y los bollos para el desayuno con los invitados, mientras el carcamal, alopécico y fofo se retorcía en la cama enganchado a su máquina de apnea en la habitación y se arreglaba para recibir a sus invitados familiares, en aquel soleado día de primeros de verano.

Yolanda les abrió la puerta con su esplendorosa, brillante y amplia sonrisa perfecta de preciosa diosa mediterránea,  tan hermosa que enamoraba al mismo Dios, sus ojos morunos redondos oscuros y resplandecientes de largas y rizadas pestañas, con la raya negra alrededor de los mismos y una leve sombra de ojos color carne, sus cejas oscuras finas y en curva perfecta, su melena azabache larga, sedosa y lisa con las puntas hasta el final de la espalda, cayéndole a los lados desde su raya al medio y sus perfectos pómulos en su piel bronceada.

Vestía unos shorts negros elásticos que dejaban a la vista el cien por cien de sus perfectos y esculturales muslos de sus largas y perfectas piernas, ajustados como una segunda piel a su culo perfecto de nalgas redondas, grandes y respingonas, en la parte de arriba una camiseta magenta ajustadísima de lycra, cuyas mangas apenas cubrían el principio de sus antebrazos, y que se ceñía a su largo y firme abdomen perfecto antes de dar el salto curvo sobre sus enormes mamazas, realzadas y proyectadas hacia adelante por un precioso wonderbra cuyo encaje se marcaba y vislumbraba a través de la camiseta de escote redondo, sus preciosos pies, suaves, y delicados sin una dureza, a los que le había hecho la pedicura  hacia dos días, calzaban unos zuecos de verano blancos sin punta y con algo de talón.

-        Bienvenidos, vamos pasar, pasar… hoy va a ser un gran día.

Invito Yolanda a pasar a Victoria, Lidia y Ramón abriendo la puerta de su casa de par en par, observando sin mostrar lo que pensaba, la cara entre de odio y envidia de Victoria, la de sincero agrado de Lidia y el rostro de adoración contenida y lujuria sometida de Ramón, que entraba el último para darle un repaso a Yolanda de arriba abajo con disimulada mirada de cordero degollado.

Se habían encontrado un par de veces desde su encuentro sexual en la fiesta, en la oficina y por la empresa de Vicente, pero, aunque Ramón le había lanzado miraditas y susurrado comentarios cuando los demás no podían verlos, buscando su complicidad. Yolanda lo había tratado como siempre, como si nunca hubiera pasado nada, sin dejar de ser simpática y agradable con él, pero con aquella maestría que tenía ella, para obviar completamente las insinuaciones y cortar de raíz la posibilidad de que se sobrentendiese absolutamente nada.

De esta manera el desilusionado médico cincuentón de Ramón había vuelto a la casilla de salida, actuando como antes de aquel encuentro, mirándola con adoración y lujuria, cuando no lo observaban los demás, sobre todo su mujer, tratando a Yolanda con cortesía y educación como si todo hubiera sido un sueño.

-        Hombre “Monchito” … menos mal que dejas a alguien competente para hacer tus funciones con mi empresa, aunque eso de ser más competente que tú, no sea tan difícil…jajaja

Se burlaba Vicente del pobre Ramón alzando la voz a carcajadas, sentados en la mesa del jardín desayunando los cinco.

-        Perdona tío, pero mi padre es un médico excelente.

Respondía muy seria Lidia defendiendo a su padre.

-        Si claro, Lidita, claro…es solo una chanza, que me llevo con tu padre desde siempre, ¿verdad Monchito? Que tenga cuidado tu padre en Panchitolandia, no vaya a ser que lo metan en la cárcel por mala praxis…jajajaja….

Contestaba con sorna y suficiencia Vicente, quitándole importancia a la humillación habitual al marido de su prima.

-        Tú, deja que tu padre se defienda a sí mismo, si ya no es hombre ni tan solo para eso, que espabile, no vaya a ser que lo cambie por uno más joven y útil… ¿verdad primo? …jajaja

Hundía Victoria el cuchillo en la humillación a su marido, cuestionando en voz alta su hombría, a la vez que recriminaba a su hija, que hubiera salido en defensa de su padre ante su primo.

-        Tranquila Lidia cariño, no pasa nada, es solo broma de tu madre y el tío Vicente, ya estoy acostumbrado… no pasa nada.

Reaccionaba Ramón poniendo su mano derecha sobre el brazo de su hija, que se erguía iracunda dispuesta a explotar en una gran defensa de su querido y entrañable padre, de lo que desistió cuando su padre le miro a los ojos conciliador, diciéndole con ellos que no merecía la pena, además en tres semanas estarían lejos de allí en Centroamérica.

-        Eso, eso, Monchito, se un perrito obediente y calma a la díscola de tu hija…jajaja…mira que iros a Panchitolandia con todos esos indios mugrosos…hay que estar loca… ¿Verdad?

Se expresaba Vicente lleno de desprecio y reproche.

-        Ya se lo he dicho mil veces. Es que ha salido al tonto de Monchito su padre. Pero cambiemos de tema y tengamos la fiesta en paz, primo.

Contestaba zanjando el tema con su habitual cara de culo Victoria, con su cara redonda y su papada rosada, gorda y oronda como una patata vieja.

Yolanda lo observaba todo en silencio, desayunando con el rostro y el cuerpo como si nada transcendiese, pero ardiendo por dentro, aquel par de cerdos hijos de puta, inútiles, buenos para nada, que todo les había llovido del cielo, sin el más mínimo esfuerzo, no dejaban de humillar a aquel buen hombre.

Que lo hiciera el cerdo de su marido Vicente, estaba mal, pero su propia esposa, delante de su hija y arrastrando la hombría de su marido, seguramente con una gorda, fea y horrorosa al pobre Ramón le costaría empalmarse, porque con ella se había portado como un campeón, pensaba Yolanda.

Yolanda no lo soportaba más, sabía porque Ramón no reaccionaba violentamente o sagazmente y los dejaba en ridículo, por eso su empatía con él era enorme.

Aquel hombre tan inteligente, capaz y tan sacrificado por sus hijas y la paz en su familia, se tragaba sapos y culebras, aguantando lo inaguantable, al contrario de lo que podría parecer, aquello aumentaba su atractivo a los ojos de Yolanda, Ramón era un hombre de verdad, bien que lo había comprobado en su último encuentro y no el mierda niño de mama picha floja vejestorio de su marido Vicente.

Por ello con el disimulo debido, había aumentado el grado de simpatía y complicidad con Ramón, sobre todo cuando los dos animales de bellota de los primos no miraban, siempre que se encontraban esos dos cerdos se enfrascaban en sus chanzas y temas recurrentes, excluyendo a los demás a su alrededor, se notaba que eran de la misma piara y se habían criado en la misma cochiquera.

Así con cierto disimulo, ya que estaba Lidia allí, Yolanda se sentaba cerca de Ramón, sin dejar de sonreírle, hablaba con él, se movía de forma sexy para sus ojos, sin dejar de mostrarse extremadamente cómplice, pero extremadamente cuidadosa, y veía como en los ojos del cincuentón calvo, la adoración por ella se multiplicaba por mil y una enorme sonrisa entre de felicidad y deseo se dibujaba en su boca.

En aquel trato tan agradable introducían a Lidia que hablaba con ellos distendidamente, pasándose el café, el zumo, la comida, mientras Yolanda les interrogaba interesada en todo lo que iban a hacer aquellos dos años en Centroamérica.

-        No les animes tanto querida, a ver si se van a quedar allí, para siempre.

Se acercó a la conversación Victoria recriminándole el aire jovial y distendido de interés en la experiencia de ONG de Lidia y Ramón.

-        No te caerá esa breva prima, que el impotente de Monchito se quede con los panchitos…jajaja….

Replico Vicente, volviendo a insultar abiertamente la hombría de Ramón.

-        Va no creo que tenga tanta suerte… pero cambiando de tema… ya deben estar preparados el resto de primos y la tía Victoria, por la que me llamo así, con la que tenemos un montón de historias de la infancia con ella, nuestra tía soltera y viajera de la familia, un poco loca pero muy divertida, siempre organizándonos juegos y excursiones a los jóvenes.  Seguro que están preparados frente al Skype para hacer multiconferencia…yujuuuu.

Propuso risueña y entusiasmada Victoria.

-        Va a ser genial volver a ver a la tía Victoria, y a todos los nietos del abuelo y recordar tantas cosas con ella y los demás, como volver a la infancia.

Dijo con voz bobalicona Vicente con el mismo entusiasmo que Victoria, una video conferencia con todos los primos cortados por el mismo patrón, derechones engreídos, hijos de papa, que todo les había caído por la chimenea y que conscientes de ello, no sabían hacer otra cosa que intentar humillar a los demás, para sobre salir ellos, con un enorme complejo de inferioridad a sus espaldas.

-        Mama, esta visita era para despedirnos del tío Vicente y la tía Yolanda, y pasar el día aquí con ellos gozando de la piscina, etc…para eso he traído bikini, etc…Además cuando os juntáis todos los primos la reunión puede ser interminable, solo sabéis hablar de vosotros durante horas y de lo que hacíais, cuando estabais juntos de niños y jóvenes, yo no voy a ser vuestro palmero, si queréis hablar con vuestros primos no contéis conmigo.

Replico con voz de fastidio y reproche Lidia.

-        Bueno, yo y Victoria nos apuntamos, hasta la hora de comer faltan tres o cuatro horas por lo que hay tiempo de sobra ¿Quién se apunta?

Contesto Vicente con cara de niño risueño.

-        Pues cariño, si os parece yo me quedo con Lidia y le hago de anfitriona en la piscina y eso.

Respondió rápida y audaz Yolanda.

-        No Monchito, a ti con nuestros primos no te queremos, verdad Victoria – se giro Vicente a su prima que negó con la cabeza con gesto de desprecio hacia su marido – quédate aquí y ocúpate con lo que sea que hagas, cuando acabemos ya comeremos juntos.

Dijo Vicente con la voz llena de desprecio, dejando a Ramón con la palabra en la boca y dándole la espalda para agarrar a su prima pasándole el brazo por el hombro y de forma muy compinchada, dirigirse a su despacho de la casa, donde tenía el ordenador y un monitor gigante, altavoces y todo lo necesario para una video conferencia.

Yolanda sin abandonar su sonrisa de esfinge le lanzo una mirada brillante de odio a Vicente, menudo cerdo de mierda, tratar así a Ramón, mientras este disimuladamente resoplaba de alivio, por no tener que participar de aquella orgia de egos de niños ricos, envejecidos y cochambrosos y se giraba obviando la situación. Haciendo que Yolanda se sintiese deseosa de compensar la resiliencia del primo político de su esposo.

-        Lidia cariño, cámbiate en la habitación de tu prima Belén si quieres, al fondo del pasillo.

Explico Yolanda a Lidia con su preciosa y risueña sonrisa, en ese tono encantador y optimista que siempre transmitía y que multiplicaba su increíble belleza de diosa mediterránea, mientras ella se dirigía a su habitación a ponerse un bikini, oyendo de fondo el follón del despacho pues ya había empezado la multiconferencia de primos babosos.

Yolanda entro en su habitación con la puerta entre abierta, se dirigió a su ropero y saco un bikini rojo brillante, que dejo sobre su cama y que se ataba por los lados en su parte inferior, con unos triángulos en la parte superior, lo justo para sostener y tapar sus maravillosos e inmensos melones en forma de gota de lluvia que se desborda por los lados y se juntan por el centro, inertes y erguidos por delante desafiando la gravedad, con aquella areola del tamaño de una galleta maría morena y oscura como sus extra grandes pezones.

-        Disculpa Yolanda, en otra ocasión he visto unas novelas en la estantería del salón, pero ahora no las encuentro. ¿Podrías decirme dónde están?

Se oyó la voz cortés y amable de Ramón desde el pasillo.

Yolanda, con su precioso y delicado pie femenino abrió la puerta de su cuarto lentamente para poder ver la figura agradable y genuina del cincuentón, que la miraba con verdadera adoración y deseo.

-        Huuuummm déjame recordar, Ramón.

Respondió Yolanda poniendo voz dulce y picara, a la vez que agarraba con sus preciosas manos los extremos inferiores de su camiseta elástica magenta y subía lentamente la misma, para parar a la altura de sus tetazas y ajustando la misma a su perfecta circunferencia, subirla de un único golpe, de forma que rebotasen en el aire, vibrando arriba y abajo, abajo y arriba, dejando a la vista de forma salvajemente sexy un wonderbra de encaje purpura oscuro que contenían sus divinas mamazas.

-        Creo, creo…que están en la sala de descanso junto a la piscina…espera….

Contesto Yolanda, sacándose la camiseta por la cabeza y sonriendo lascivamente a un Ramón con los ojos abiertos como platos y el deseo grabado en su iris.

Después Yolanda, de forma muy lenta con ojos de pícara lujuriosa y sin dejar de sonreír al paralizado y encantado Ramón, se bajó el short negro elástico, lentamente recorriendo cada centímetro de sus larguísimas y perfectas piernas, dejando a la vista del cincuentón entusiasmado el tanga de encaje, girándose lentamente sobre sus talones para mostrarle sus perfectos glúteos, turgentes, fibrosos, llenos, redondos y especialmente respingones.

-        Si, si, seguro que es la sala de descanso, junto a la piscina…

Contesto Yolanda sin dejar de dar vueltas lentas sobre sí misma, en aquella increíble ropa interior sexy, mostrando todo su escultural cuerpo de playmate al médico calvo y cincuentón, que estaba frente a ella mudo y con la mirada fija en sus espectaculares curvas, como hipnotizado.

Al fondo se oyó como se cerraba la puerta del cuarto de Belén donde estaba Lidia, de forma que, Yoli dejo de mostrarse al cincuentón de Ramón y sin dejar de sonreír pícaramente, alargo su pie para empujar la puerta de la habitación y juntarla hasta el cierre.

-        Ya estoy Yolanda, te espero en la piscina…papa, que haces hay plantado.

Se oyó decir por el pasillo a Lidia, observando a su padre hay plantado, como congelado con los ojos como platos y la boca abierta como un bobo.

-        Yo, yo, …eehh…vo, vo, voy a buscar un libro.

Las dos mujeres en bikini tomando el sol tumbadas, cada una en una hamaca conversaban animosamente sin alzar la voz, oyendo de fondo el follón de la videoconferencia, mientras Ramón leía un libro sentado junto a la mesa del desayuno.

Lidia con un cuerpecito juvenil, buena cintura, buen culito, con unos pechitos más bien pequeños y un rostro agradable, vestía un bikini de flores. Ambas mujeres llevaban gafas de sol.

-        Es increíble lo que hace la genética Yoli, no quiero menoscabar tu esfuerzo y disciplina deportiva y nutricional, pero si no estuvieras predispuesta genéticamente, no tendrías ese cuerpazo perfecto que tienes.

Decía Lidia con cordial neutralidad, como si hablase con una paciente.

-        Muchas gracias cariño, pero ya no tengo veinte años, para estar como tú y tengo que trabajar para mantenerme.

Respondía Yolanda, agradecida y sonriente.

-        Pues no trabajes tanto…jajaja…que tienes muertas de celos a todas las que te conocen…jajaja….todos los hombres se vuelven literamente locos de deseo con tu cuerpo y además eres tan guapa.

Contestaba sincera y risueña Lidia.

-        Pero tú no me tendrás celos verdad, nena, eres joven y preciosa y los tíos, pues son tíos, no saben controlarse, yo no hago nada para provocarlos.

Respondió Yolanda, mirando a través de las gafas de sol de esferas inmensas a Lidia.

-        No, tranquila yo no tengo celos, Yoli, me caes muy bien… y lo peor es lo que dices, que tú no haces nada para provocarlos, solo ser tu misma, pero es que tienes un cuerpo escultural, espectacular y eres guapísima, así que, aunque te pusieras un saco encima, todos los tíos se volverían salvajemente atraídos por ti…por eso te tienen celos y rencor…como mi pobre madre.

Continúo hablando con sinceridad Lidia.

-        Menos mal que no te pareces a tu madre, cariño, menos mal…buuufff

Resoplo Yolanda.

-        Jajaja…Yo y Silvia nos parecemos a la familia de mi padre, tanto física como de carácter, menos mal también para nosotras, aunque seguro que algo tenemos de mi madre…. Es mi madre, pero ella y su familia son insufribles fanfarrones, sin sustancia ni merito…por eso se meten tanto con mi padre. Porque él es un hombre de los pies a la cabeza, todo lo ha conseguido con esfuerzo e inteligencia, por sus propios esfuerzos y además es un intelectual y ellos unos zotes…no sé cómo se enamoró de mi madre, ni como sigue con ella.

Dijo muy seria Lidia. Yolanda giro la cabeza y echo un vistazo a Ramón que, sentado de forma sosegada y con el cuerpo erguido, seguía con la cabeza en su libro, vestía bermudas y camiseta, pero no se le veía intención de bañarse, a Yolanda le calentó ver a aquel hombre, experimentado y activo sexual, al cual sabía muy bien que ella ponía a cien.

-        Si Lidia, ya sé que se pasan muchos pueblos con tu padre y que es un gran hombre, con una paciencia de santo…no sé cómo se enamoró de tu madre, pero si sigue con ella, estoy casi segura que es por vosotras, por no romper vuestro hogar. Es todo un hombre.

Dijo Yolanda esto último en un tono entre de admiración y deseo.

-        Si, que lo es y se lo merece todo, mira que acompañarme a Centroamérica dos años, solo quiero que Rafa sea un esposo y padre como el mío.

Contesto Lidia refiriéndose a su novio.

-        Titutiii..titutitutiiiii

Sonó una notificación del móvil de Lidia, la cual tomo su móvil para echar un vistazo.

-        Hablando del rey de Roma…jejeje

Dijo Lidia para referirse que había recibido un mensaje de su novio.

-        Buuuffff…se ha liberado de lo que tenía que hacer y tiene dos horas para estar conmigo…el pobre adelanta trabajo de todas partes, para poder tener más tiempo conmigo antes de que me vaya…y yo aquí…que hago…que hago…

Exclamo con ansiedad Lidia.

-        Dos horas, dile a Rafa que venga con el coche por la puerta del garaje y te vas con él dos horas, estando aquí a la hora de comer basta…pregúntaselo a tu padre seguro que no le importa.

Contesto Yolanda.

-        ¿Y a ti no te importa Yolanda?

Pregunto inocentemente la joven doctora.

-        Que va cariño, pasa la mayor parte de tiempo que puedas con tu novio. Ves a preguntar a tu padre.

Respondió Yolanda exhibiendo su mejor sonrisa.

Lidia se levantó de la hamaca y fue hasta su padre, algo nerviosa, empezó una conversación cómplice con él. Yolanda miraba admirada, el amor, la empatía, y la comprensión que se respiraba en aquella relación, porque no podía haber sido Ramón, el ricachón al que engatuso Yolanda, en vez del mierda de Vicente, Ramón despertaba en Yolanda una libido profunda y mental, a pesar de haberse desfogado con el criajo hacia poco, aquel cincuentón, gran hombre, loco por ella de deseo la estaba poniendo muy cachonda.

Lidia radiante de felicidad se despidió hasta la comida de Yolanda, y salido sigilosa pero rápida al cuarto, para cambiarse y encontrarse por aquel par de horas con su novio.  Cuando Lidia salía de la piscina, Ramón miro a Yolanda con una tímida sonrisa y esta le respondió con una amplia y pícara sonrisa de niña mala.

El ruido lejano de fondo de la conferencia no cesaba. Yolanda, en la distancia junto a la piscina con la hamaca puesta en posición paralela a la puerta de la casa, que daba a la piscina le permitía ver a cualquiera que accediera a la misma.

Lanzándole miraditas a través de sus grandes gafas de sol al cincuentón, que seguía enfrascado en su libro en una esquina de la mesa de la terraza, lanzándole disimuladas miradas de vez en cuando.

Como le calentaba a Yolanda la idea de ponerle los cuernos conjuntamente a los dos primos rollizos y rosados como dos cerdos inútiles. Cuanto más miraba a Ramón más cachonda se ponía.

Durante un rato valoro todos los riesgos, sabiendo como conducir la acción, dejo que su deseo y su libido morboso la guiase.

Se quedó mirando a Ramón, moviendo los brazos para llamar su atención, cuando lo logro y Ramón embobado dejo el libro encima de la mesa, Yolanda reclamo que fuese sin pronunciar palabra, solo moviendo adelante y atrás el dedo índice de su preciosa y femenina mano izquierda.

Ramón dejo el libro sobre la mesa, y se acercó a ella como un corderito, con los ojos como platos y la sonrisa contenida de deseo, fijando sus ojos en los enormes pezones extra grandes de Yolanda, que se marcaban brutalmente en el mínimo triangulo rojo brillante que los cubría.

-        Ramón cariño, ¿querrías ponerme aceite bronceador en la espalda…y también agradecería que te quedases un poco conmigo haciéndome compañía…querrás?

Dijo Yolanda remarcando sensualmente la “s”.

-        Sí, sí, claro...un, un, un placer Yolanda.

Contesto Ramón con la voz temblorosa, tomando la botella del aceite y acercándola al objeto de su deseo, que tenía tan cerca, era un truco muy viejo, pero muy efectivo pensó Yoli, mientras se daba la vuelta.

Ramón tragando saliva empezó a extender el aceite por los hombros y la espalda de Yolanda, clavando con delicadeza sus yemas y palmas en su morena y sedosa piel, deleitándose en  el tacto de cada milímetro de ella.

-        Huuummmm ….Ramón cariño desátame el bikini para extenderme bien el aceite……huuuummm

Dijo Yolanda lanzando gemiditos de gusto.

Ramón trago saliva y dirigió sus manos temblorosas al lazo del nudo de la espalda de la parte superior del bikini, tirando suavemente de él, para deshacerlo y a continuación dejar caer los hilos a los lados, para proseguir extendiendo el aceite por el resto de aquel escultural cuerpo, hasta llegar a los riñones, pudiendo observar detenidamente las perfectas turgentes y respingonas nalgas de Yolanda, totalmente expuestas ambas en el bikini tanga rojo brillante, a escasos milímetros de sus ansiosos dedos

-        Huuuummmm….Ramón tesoro continua por las piernas…huuummm

Indicaba Yolanda sin dejar de emitir gemiditos de gusto, al tiempo que un tembloroso Ramón vertia más aceite bronceador sobre los muslos perfectos y prietos de Yolanda, extendiéndolo con gusto y deleite acariciándolos con máximo placer, mientras Yolanda cerraba los ojos, se humedecía sus turgentes labios con la punta de su lengua, labios pintados de carmín waterproof rojo pasión, que brillaba al sol, mientras se dejaba hacer.

Ramón guiado por su deseo empezó a masajear los tobillos, poniendo especial atención en el derecho de la pequeña y sexy cadenita de oro que lo adornaba, para bajar al empeine y a la planta y acabar jugando con los dedos perfectos y cuidados de uñas arregladas y pintadas de blanco, en cada pie llevaba el segundo dedo con un pequeño y sexy anillo, era una diosa sensual y femenina de la belleza y el sexo.

-        Huuuuummm que bien lo haces Ramón…huuuummm

Se deleitaba Yolanda, mientras el médico cincuentón no dejaba de masajearla jadeando en voz baja de placer.

Ante el asombro de Ramón, Yolanda se dio la vuelta en la hamaca, con su cuerpo de curvas imposibles bocarriba, con sus enormes y preciosas tetazas erizadas con los pezones tan tiesos que parecía que querían romper la escasa tela del bikini que los cubría.

-        Eeeeeehhhh…..

Estaba como petrificado el cincuentón ante el ofrecimiento de su cuerpazo de aquella superhembra maciza.

-        Vamos Ramón continua de los pies hacia arriba.

Le decía Yolanda con voz a la vez dulce y desafiante, mostrando su preciosa sonrisa. De manera que Ramón siguió manteniéndole la mira desafiante y extendiendo el aceite bronceador, primero los pies, luego el resto de la pierna, lentamente disfrutando sobre todo de los tonificados y esculturales muslos de Yolanda, que abría las piernas lenta e insinuantemente como una zorrita en celo. De vez en cuando el uno y el otro lanzaban miradas a la puerta, y desde el interior les llegaba el rumor del griterío de la video conferencia.

-        Huuummm….muyyy biennn Ramóooonn….muyyyy biiieennn…

Gemía Yolanda mordiéndose sexy el labio inferior, lanzando el móvil donde antes de pedirle a Ramón que se acercase había activado la app de movimiento de Vicente, con una alarma que pitaría si estuviese a menos de cincuenta metros, es decir en el pasillo a la piscina.

Con los ojos clavados en las mamazas perfectas y redondas de Yolanda, Ramón continúo subiendo, echando aceite bronceador sobre el vientre plano y definido con el precioso piercing en el ombligo, mientras Yolanda erguía ligeramente la hamaca hacia adelante, incorporándola lentamente y acercando a los dedos de Ramón a la curva erguida de sus perfectos senos de talla de copa E, ya que no dejaba de extender el aceite masajeando su abdomen.

Yolanda se quitó las gafas de sol y se quedó mirando fijamente a Vicente. Lo que paralizo a este al instante, que le devolvió la fija mirada sin saber qué hacer. Entonces Yolanda se sentó sobre la hamaca, dándole la espalda a Ramón que quedaba sentado a la vez a su lado y detrás de ella, tomo por las muñecas las manos de Ramón y las llevo por debajo del escaso trinagulo de tela suelta de la parte superior de su bikini para que sus manos completamente abiertas, tratasen de sostener sus magníficas, turgentes y redondas tetazas.

-        Huuuummmm…sigueee Ramooooonnn….

Siguió provocándole Yolanda mordiéndose el labio inferior y girándose a mirarle fijamente con ojos de loba, a lo que Ramón empezó desde abajo a amasar con fruición y gusto las mamazas de Yolanda, subiendo para jugar con sus dedos pulgar e índice con sus enormes pezones oscuros, al tiempo que acercaba su cara a la espalda y cuello de Yolanda respirando acompasadamente

-        Oooohhhh……ooooohhhh…….

Jadeaba pesadamente Ramón, lanzando miradas a la puerta de la casa. Apenas enderezando la espalda, cuando sintió como una mano delicada y femenina de Yolanda se había deslizado por el camal de su bermuda y acariciaba su erecta polla.

-        Huuuummmmm…que te vuelvo loco, ya lo sé Ramón, cariñooo……pero me gustaría saber que harías conmigo si pudieras…dime lo macho que serias conmigo…dimelooooo…

Exigía una respuesta Yolanda con voz de zorra cachonda, empezando a masturbar muy lentamente el prepucio del cincuentón.

-        Ooooohh…Yolanda…..Yolanda…..no me hagas esto…que te deseoooo con locuraaa….

Decía el cincuentón con la polla tiesa, los ojos desencajados y la boca abierta de desesperación.

-        Vamoooosss…Ramóoonn…dimeloooo…dimeloooo…a mí me gusta que me follen bien fuerte, que me azoten el culo y me penetren con fuerza, mostrándome toda la pasión y el deseo que despierto…me deseaaas Ramón…como quieres follarmeeee…comooo…machoteee….

Provocaba Yolanda a Ramón, mordiéndose el labio inferior como una perra lasciva, que apretaba salvajemente sus mamazas clavándole los dedos.

-        Quiero comerte las tetas hasta que te duelaaaan y follarte salvajemente desde atráaaas, apoyándome en tus hombroooos o tirando de tu pelo, y luego empotrarteeee mientras te como la boca y las tetaaaas …ooohhhh Yolandaaa…. Yolandaaaa….

Palpitaba el deseo en la garganta de Ramón, a punto de abalanzarse con todas sus fuerzas sobre aquella hembra con aquel cuerpo perfecto de diosa del porno. Yolanda se dio cuenta y sin dejar de girarse a mirar a los ojos a Ramón, se levantó de la hamaca y le indico que la siguiera.

-        Vamos a la piscina, si nos ponemos en ese ángulo junto al bordillo donde hace esquina, a nosotros no nos ven, pero nosotros levantando la cabeza podemos ver y oír todo.

Susurro Yolanda, tomando el camino hacia las escaleras de obra de la piscina, mientras Ramón ansioso se quitaba la camiseta y la seguía como un perrillo faldero para entrar en el agua.

Apenas llego a la esquina de la piscina, Yolanda dejo la parte de arriba del bikini en el bordillo y se dio la vuelta, Ramón que había acelerado el paso se abalanzo sobre ella arrinconándola aferrando sus manos a su perfecta cintura de avispa, devorándole la boca en un beso francés desesperado.

-        Oooooohhhh….oooohhh….Ramóoooonn….siiiii…chupaaalaaass……siiiii…muuuerdelaass… oooooohhh

Se deshacía de placer Yolanda intentando modular el volumen de sus gemidos y jadeos, cuando Ramón se lanzó a chupar, succionar y morder sus enormes tetazas sosteniéndolas con ambas manos para hundir su rostro en ellas y devorarlas como hambre y deseo sin fin, mientras Yoli se acomodaba con sus finos dedos su negra y brillante melena, para colocar sus manos tras su nuca tensando al máximo su tronco y llevando la perfecta turgencia al máximo de sus enormes mamazas en forma de gota de lluvia que se desbordaban por los lados y se juntaban en el centro realzando erguidas la redondez de las mismas acabando en punta con sus enormes pezones oscuros extra grandes, para deleite salvaje de los labios y la lengua del cincuentón.

-        Oooooohhhh….oooohhh….Ramóoooonn….siiiii…chupaaalaaass……siiiii…babealas….siiiiiii …..muuuerdelaaass… oooooohhh, Dioooooosss…..que bien lo haceeess cariñooo…siiiii

Cerraba los ojos Yolanda, con las manos en la nuca, empotrada en la esquina de la piscina echando la cabeza hacia atrás, entregada al placer absoluto de la boca de Ramón, que devoraba sus mamazas, mientras las manos del cincuentón grababan sus huellas dactilares en sus perfectas y redondas nalgas respingonas, amasándolas y apretándolas brutalmente con las manos como garras.

-        Ohhhhh….Dioooosss…..Ramóooooonnnn….Ramóooooonnnn…..siiiiiiiiii

Se entregaba Yolanda al placer del deseo salvaje del cincuentón devorando su espectacular cuerpo de playmate del año, dejando que Ramón saciase el hambre de su cuerpo, sin prestar atención al tiempo. Sintiendo como los latigazos de placer alertaban de la llegada de su lactancia sexual.

Ramón se empleó a fondo sin contener su deseo, se concentró en devorar las tetazas de Yolanda, cubriéndolas con su saliva, como si hubiesen estado todo el tiempo bajo el agua, enrojeciendo y poniendo como piedras sus extra grandes pezones, dejando la huella de su dentadura en sus enormes y oscuras areolas.

-        Oooohhhh…Oooohhh…adoro esto….oooohhhh….adorooooo tu lecheee….

Levanto la cabeza calva Ramón con un gesto entre de euforia y sorpresa, pasándose la lengua por los labios y recogiendo algunas gotas de leche de las tetazas de Yolanda.

-        Ooooohhh Ramón…cariñooo…durante el sexo…el verdadero macho que sabe comerme las tetas…obtiene el premio de mi leche inocua…dándome un inmenso placer…un verdadero macho como tuuuuuuuuuuu…siiiiiiiiiiii

Trataba de explicar Yoli retorciéndose de placer, ante el nuevo ataque del cincuentón a sus esféricas mamazas, las cuales sujetaba y apretaba exprimiéndolas, ordeñándolas alternativamente mientras se tragaba el pezón de la tetaza que ordeñaba.

-        Ohhhhh….Dioooosss…..Ramóooooonnnn….Ramóooooonnnn…..siiiiiiiiii……tu si ereeeeess un machoooo y no el cornudoooo de Vicenteeee….oooohhh…

Cuando Ramón se hubo saciado de la leche y los melones de Yolanda, agarro violentamente con su mano derecha la melena negra azabache de aquella mujer alta y de bandera, lanzándole un morreo con beso francés, que la diosa morena respondió con gusto, enroscando su lengua con la del cincuentón tanto dentro como fuera de las bocas.

Sin dejar de morrearse Ramón la saco de la esquina para llevarla a una zona con menos agua.

-        Arrodíllate y chúpamela, mi puta…chúpamela, como no se la chupas al cornudo de Vicente.

Dijo firme y autoritariamente Ramón, usando su lisa melena que tenía cogida para forzar a bajar a Yolanda.

-        Así me gusta mi macho…que me órdenes y me sometas.

Decía Yolanda agachándose sin dejar de mirar fijamente y con lascivia a Ramón, ambos ajenos al escándalo de la conferencia que salía de la casa.

Yolanda sumisa y obediente, de rodillas y con el agua casi por los hombros, tomo por los lados con sus femeninas manos el bermudas del cincuentón calvo y se lo bajo de un golpe, dejando a la vista su erecta verga.

Sin dejar de mirarlo directamente con los ojos entornados de vicio y deseo, agarro la polla de Ramón por la base del tronco y abriendo la boca, saco su preciosa lengua y empezó a lanzar lengüetazos al prepucio, al glande, al tronco, extendiendo la lengua completamente y usando la polla de Ramón a modo de latigo, para golpeársela varias veces.

-        Ooooohhhh….siiii….oooooohhhh…..siiiiiii.

Se retorcía de placer Ramón, el cual empezó a resoplar y arrastrado por el deseo y el morbo, agarro con delicadeza, pero con firmeza la cabeza de Yolanda y empezó a bombear en su boca, brutalmente, adelante y atrás, atrás y adelante, provocándole arcadas a Yoli, hasta que se adaptó al bombeo.

-        Gluuuubbb… gluuuuub ..sluuurppp…sluuuurrrpppp….sluuuuurrpppp….sluuuuurrppp…..

Tragaba la diosa mediterránea con los finos dedos apoyados en los muslos del cincuentón.

-        Vicente montóoonnn…de mierdaaaa…me estoy follando la bocaaaa de tu mujeeerr…oooohhh…ohhh… y a ellaaaa le encanta….le encantaaa

Exclamaba en voz baja Ramón, mirando con desprecio hacia la casa de la que salían los ruidos de la video conferencia.

Cuando Ramón tuvo suficiente, paro el bombeo y tomo firme y decididamente a Yolanda, dándole la vuelta y llevándola hasta la esquina.

-        Siiiiii…siiiii…Ramóoooonnn…..follameeee…por fin un hombreee de verdaaaaadd….no como el mierda de Vicenteeee….siiiii

Insuflaba Yolanda el ego del cincuentón con su voz llena de deseo, al tiempo que apoyaba sus femeninas manos en el bordillo de la piscina y abría sus piernas alzando su respingón y perfecto culo de bailarina de samba.

-        Plash, plash, plash, plash.

Resonaron las palmadas, que con la mano abierta Ramón infringía en las nalgas perfectas, grandes, fibrosas y turgentes de Yolanda.

-        Siiiiiii…..siiiii….asiiii…Ramóooon…..cariñooooo…..follameee…folllameeee…

Provocaba Yolanda al médico cincuentón, extasiada por el placer con su raja empapada y ardiendo.

Ramón tomo su polla estándar, tiesa como una barra de acero y la enfoco a la raja de Yolanda, moviendo su prepucio arriba y abajo, jugueteando con ella sobre los labios vaginales de la diosa mediterránea.

-        Ooooohhh siiii…tu eres un machooooo… Ramoooón….clavamelaaaaaaaa……follameeee

Exigía llena de deseo y lascivia la morena con cuerpo de porno star.

Ramón hundió lentamente su verga erecta y firme en la raja de Yolanda, apoyándose con su mano izquierda en el hombro escultural de Yolanda de piel suave como la porcelana, comenzando a bombear adentro y afuera, afuera y adentro, a la vez que Yolanda se acompasaba al ritmo moviendo sus caderas adelante y atrás, atrás y adelante, facilitando el bombeo a Ramón, el cual abrió su mano derecha completamente y empezó a lanzarle palmetazos firmes y fuertes en la nalga derecha de Yolanda.

-        Plash, plash, plash, plash….

Sonaba el castigo que le estaba infringiendo Ramón y que enloquecía a Yolanda, que se mordía con fuerza el labio inferior, echaba para atrás la cabeza agitando su negra y brillante melena, con sus mamazas enormes, turgentes, redondas, perfectas, babeadas y con los pezones extragrandes en punta como dos lanzas, de los que resbalaban leves gotas de leche, mientras se balanceaban ferozmente en el aire, de derecha a izquierda, y de izquierda a derecha, adelante y atrás, atrás y adelante, dibujando curvas imposibles en el aire.

-        Siiiiiiiiiiii……….siiiiiiiiiii…………ooooohhhh….Ramoooooonnn….

Gemía en voz baja Yolanda con su precioso rostro desencajado por el placer.

-        Ooooohhhh…..aaahhhh…oooohhhh…..plash…plash…plash….ooooohhh….aaahhh…plash…plash…plash… ooooohhh

Jadeaba en voz baja Ramón, sin dejar de darle tremendas cachetadas en la nalga derecha a Yolanda, mientras no se dejaba de oír a lo lejos el bullicio de la videoconferencia.

Ramón, no dejaba de embestir y palmear el culo de Yolanda, adelante y atrás, atrás y adelante, ella seguía con sus caderas el ritmo de la penetración agitando sus perfectas, grandes y redondas nalgas, que vibraban de forma bestialmente sexual rebotando contra su pubis, de vez en cuando Ramón paraba el bombeo y sacaba casi toda su verga para clavarla profunda y violentamente de una vez.

-        Ooooohhh ….. oooooohhhh……siiiiiiiiiii…….

Gemía intentando contener la voz Yolanda en esas ocasiones, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás, poseída por el inmenso placer de la violenta y agresiva completa penetración.

Luego el cincuentón calvo volvía a bombear brutalmente en su ardiente y húmeda raja, manteniéndose constante, gimiendo con pronunciados “ooohhss” con el rostro desencajado y enrojecido por el esfuerzo y el placer, mientras Yoli no dejaba de mover sus caderas de forma acompasada al bombeo de Ramón, adelante y atrás, atrás y adelante, haciendo vibrar y rebotar sus enormes y respingones glúteos.

Yolanda cerraba los ojos y disfrutaba con intensidad del polvo, perdiendo la noción del tiempo, ni recordaba cuando era la última vez que se la habían follado tan bien y durante tanto rato.

-        Ooooooohhh….me vuelveesss locooooo…locooooo….eres una diosaaaa, una diosaaaa y una putaaaaa…..oooohhhhh…plash…plash…plash…

Gemía extasiado Ramón, provocando con sus palabras que Yolanda se girara, mostrándole una sonrisa de satisfacción, nada le gustaba más que ser una preciosa zorra lasciva.

Ramón, dejo de palmear la perfecta nalga derecha de Yolanda, roja como un tizón al fuego y con sus dos manos recogio la larga y perfecta melena azabache de la diosa del porno, asiéndose a su mata de pelo negro azabache brillante.

-        Siiiiii…..siiiiii….siiiii…siiiiiiiiiiiiii

Empezó a jadear Ramón, bombeando fuerte, seca y profundamente a Yolanda, con ojos enloquecidos por la lujuria, cada vez más rápido y más violentamente sin dejar de tirarle de su pelo largo y sedoso.

-        Ooooooooooooohhhhhhhhh……Ramooooooonnnn…..siiiiiiiiiiiiii…..siiiiiiiiiiiiiii……..

Gritaba sordamente Yolanda con los ojos en blanco, cuando esta sintió como los latigazos de placer le recorrían el cuerpo, empezando a correrse en un orgasmo salvaje, haciendo que su raja estrujase y ordeñase la verga inflamada y ardiente del médico cincuentón.

-        Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh…

Tenso todo el cuerpo Ramón, corriéndose brutalmente dentro de la mujer del primo de su esposa, aquella diosa de bandera, que durante un larguísimo rato había sido suya, y que ahora rellenaba con su simiente, entre estertores de placer.

Ambos relajaron sus cuerpos, Ramón soltó el pelo de Yoli y saco lentamente su flácido miembro del cuerpo perfecto de la diosa morena, la cual se dio lentamente la vuelta, para fundirse en un interminable morreo francés con el calvo cincuentón, mientras de fondo se seguía escuchando

el escándalo de la videoconferencia de los primos cornudos con su detestable familia.

Ramón salió de la piscina con el rostro relajado, subiéndose el bermudas  por las escaleras y extremadamente satisfecho.

El cincuentón calvo se giró para ver  como aquella diosa de cuerpo escultural, alta con sus piernas largas y con las curvas morenas explosivas suaves y firmes de figura voluptuosa, se sumergía de pies y cabeza para emerger levemente junto a las escaleras, echándose hacia atrás con sus delicadas manos su preciosa melena empapada negra y brillante, mientras el agua  caía por su sedosa y bronceada piel haciéndola brillar y sin dejar de sonreír con su perfecta e inmensa sonrisa de ensueño, se colocaba de forma muy femenina el hilo del tanga de su bikini, que se había movido para follar con Ramón, al tiempo que, subía las escaleras con sus perfectas y turgentes mamazas en forma de gota de lluvia que se deslizan por los lados de forma inmensa para acabar juntándose en el centro en su redondez, erguidas desafiando a la gravedad, botando en el aire a cada paso sensual de la superhembra, arriba y abajo, abajo y arriba, sin dejar de sonreír mirando picaronamente a Ramón, que volvía a sentir la sangre bajando a su miembro ante la contemplación de aquella Venus del sexo saliendo de la piscina.

-        Vamos a la ducha mi machoooohh, que esto solo ha sido el primer asalto…jejejeje

Sonreía risueña, sexy y sensualmente la diosa morena mediterránea, tomando de la mano a su paso al médico cincuentón y llevándolo hacia la ducha cerrada en una esquina de la piscina, el cual la seguía como un corderito, siguiendo aquel colosal cuerpo de bandera de hembra alta y escultural con una sonrisa bobalicona y los ojos fuera de las orbitas.

Yoli giro levemente la cabeza en dirección a la puerta entre abierta de la casa, oyendo como el bullicio de la video conferencia era aún mayor que antes, seguramente habrían empezado con la ronda de chistes entre los primos, una escandalosa, patética e infantil forma de confrontarse entre ellos, a ver quién era más gracioso, una forma de decir “quien la tiene más larga”, de la que los dos cornudos de Vicente y Victoria participaban activamente, la cosa iba para rato, sonrió satisfecha Yolanda, dándose la vuelta al llegar a la entrada de la ducha de obra junto a la piscina, rodeándolo con sus brazos y enroscándose en un apasionado y largo beso francés con el cincuentón, que en plena erección la miraba con devoción y loco deseo.

-        Vamos entra, entra…no querías follarme de frente violentamente vamooosss….

Le hablaba llena de ansiedad Yolanda, empujando al cincuentón dentro de la ducha al tiempo que se abalanzaba sobre él besándolo, enroscando su ardiente y húmeda lengua, mientras el médico calvo y cincuentón ajustaba sus manos como dos garras, apretando con fiereza y deseo sus enormes tetazas en forma de gota de lluvia, turgentes y erguidas, perfectamente redondas con sus pezones extragrandes erectos y duros como el granito.

-        Huuuummmmm…..huuuuummmm…. si Ramooooonnnn….siiiiii apreta más fuerte….

Pedía Yolanda retorciéndose de placer y cerrando los ojos, mientras Ramón chupaba y lamia su mentón y su cuello, ciego de deseo, sin dejar de amasar sus grandes y esféricamente perfectas mamazas.

Yolanda se arrodillo frente al médico cincuentón, tomo con su femenina mano derecha de perfectas uñas pintadas de rojo la polla de Ramón por el tronco, introduciéndose su glande y prepucio en la boca, sin dejar de masajearlos con sus labios turgentes y jugosos, lanzándole lengüetazos hambrientos, a la punta y los costados.

-        Oooooohhhhhh……siiiiii…..ooooooohhhh….

Tensaba el cuerpo Ramón tirando la cabeza hacia atrás, exclamando de placer.

-        Sluuurrrpppp……sluuuurrrpppp…..sluuuuurrrpppp…..

Chupaba sin cesar Yolanda la punta y el tronco de la verga del cincuentón calvo, hasta que sintió como esta palpitaba llena de nuevo de toda su virilidad, ante lo que se levantó, agitando en el aire todas sus espectaculares y voluptuosas curvas y sin dejar de responder a los morreos encendidos de Ramón, aparto de nuevo delicadamente el tanga de su bikini, dejando a la vista su encendida y húmeda raja, a la vez que acomodaba sus preciosos pies, con el segundo dedo de cada uno de ellos ensortijado y su tobillo derecho con una sexy cadenita, entre las cenefas de piedra que llenaban los cuadrados ladrillos de los muros de la ducha, aprovechando su flexibilidad atlética para abrir las piernas lo más posible, al tiempo que con una mano también se apoyaba en el hueco de las cenefas de los ladrillos y con la otra se agarraba al cuello de la ducha, ofreciéndose así a  Ramón.

-        Vamos, vamos, vamos Ramón, mi macho empótrame, empótrame, empótrame como me has dicho…me vuelvo loca de deseo, quiero que me empotre un verdadero macho como tú, que me desea locamente…vamoooosss

Provocaba Yolanda a Ramón con voz de zorra lasciva, mirándole fijamente con ojos encendidos de lujuria y mordiéndose sexy y ferozmente el labio inferior.

-        Oooooohhhhh siiiiiiii…..siiiiiii……

Exclamaba Ramón con los ojos encendidos de deseo y la cara desencajada, como poseído por la lujuria, dirigiéndose hacia Yolanda con su polla erecta como una lanza.

Al llegar coloco la punta de su verga entre los labios vaginales de la diosa mediterránea de extraordinaria belleza, con aquel cuerpo de firmes y voluptuosas curvas, una mujer morena tan guapa y espectacular a su disposición, nada podía encenderlo más.

-        Follameeee….follllameeee…folllameeee…empotrameeee….siiiiiii

Le exigía Yolanda completamente ciega de deseo, completamente ajena al gran riesgo que corrían, tan concentrada en saciar sus ganas de follar, que no podía oír el jaleo de la videoconferencia de primos, donde los dos cornudos se reían ignorantes del crecimiento de su cornamenta.

-        Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…………..

Lanzo un grito sordo Ramón, clavando violentamente su erecta verga en el interior de Yolanda, al tiempo que se agarraba por abajo, usándolas de soporte con sus manos en garra, a las grandes mamazas erguidas y turgentes como dos gotas de lluvia perfectamente redondas de Yoli, pellizcando rabiosamente con los dedos índice y pulgar de cada mano los extragrandes pezones de aquella guapísima diosa del porno.

-        Te gustaaa que te folleee asiii….te gustaaaaa…..te gustaaaaa……

Increpaba el cincuentón calvo a Yolanda, empotrándola contra la pared lisa de la ducha, bombeando adelante y atrás, atrás y adelante, metiendo y sacando de ella su polla violentamente, sin dejar de apretarle salvajemente sus tetazas y pezones.

-        Ssiiiiiiii……follllaaaameeee…..siiiiiii……..siiiiii…… Ramooooonnnn….siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Gritaba Yolanda, a la que, en aquel preciso instante, ya le daba completamente igual que la pillase su marido y perderlo todo, aquella polla ardiente y aquellas manos amasando brutalmente sus tetazas, le estaban dando demasiado placer y su cerebro estaba completamente cegado por el sexo. Vicente o Victoria solo tendrían que acercarse a la puerta de la piscina para oírla gritar como una loca.

-        Oooooooohhh….jamaaaaasss…en miii vidaaaa he estado con una mujeeeerrrr más espectacular que tuuuuu……, preciosaaaa…..y que hueeeelee tan bieeenn….y ademaaaaasss eres unaaaa zorraaaaa sin escrupuloooossss en el sexoooo….Yolaaaandaaaaa….siiiiiiii….

Decía Ramón, embriagado por la lujuria con voz potente y violenta, lanzando penetraciones lentas y precisas, muy profundas, que golpeaban el interior de Yolanda, haciéndola abrir la boca y desencajar el rostro de placer, moviendo todo su torso definido y fibroso a cada embestida del médico calvo.

-        Siiiiii…..siiiiiiii….Ramooooonnn….soyyyy muyyy putaaaa…me gustaaa ser muyyy putaaaaaa….soyyyy tu puttaaaaa….aaaahhhh……siiiii….aaaahhhh…siiiiii…..ooooohhh….

Los latigazos de placer recorrían todo el cuerpo de Yolanda, que se aferraba como podía para no caer, a los muros y al cuello de la ducha, recibiendo cada embestida de Ramón adentro y afuera, afuera y adentro, agitando en una volcánica vibración todo su cuerpo, sumergida en un inmenso placer durante un tiempo que se alargaba maravillosamente, sintiendo como de nuevo el brutal masaje de los dedos de Ramón, grabando sus huellas dactilares en sus tetazas y sus pezones, hacía que su inicua lactancia se acercase.

-        Ooooooohhh……….oooooohhhhhh……….te voy a rellenaaarrr…mi maravillosaa putaaa…..mi putaaaaaa…….

Exclamo Ramón entre alaridos de placer, tensando el cuerpo, al tiempo que Yolanda sentía el ardiente palpitar de su miembro y como su vagina lo estrujaba, como si quisiera exprimirlo, estallando en un orgasmo,  llenando a Yolanda con su ardiente y blanquecina simiente, hasta el punto que parte de ella asomaba por la raja de Yolanda, ya que Ramón no dejaba de bombear empotrando a aquella diosa única.

-        Siiiiiiiiiiiiii…………..aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh……………siiiiiiiiiiiiii…..oooooohhhhhhh

Exploto Yolanda en un orgasmo brutal, echando la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos de su precioso rostro desencajado por el placer, agitando su negra melena empapada en cada espasmo de placer, con su plano vientre palpitando de disfrute, mientras las gotas de leche emergían de sus enormes y duros pezones.

El cincuentón calvo, ceso en su bombeo y acerco sus labios a los pezones oscuros y majestuosos de Yolanda, chupando sediento primero un pezón y luego el otro, hasta no dejar nada de leche en ellos, mientras Yolanda descendía de su posición primero dejándose succionar los pezones, con rostro exhausto que dio paso a una de sus divinas y rompedoras sonrisas perfectas, esta vez de gran satisfacción, para tomar la cara de Ramón entre sus femeninas manos y subirla para morrearse con él.

-        Ha sido fantástico, es una pena y a la vez una bendición que te vayas con tu hija a Latinoamérica, podría acostumbrarme a que hiciésemos esto de vez en cuando….jajajajaa.

Salió de la ducha risueña y entre risitas de niña picara Yolanda, colocándose de nuevo el tanga del bikini, mientras Ramón con el pecho henchido de satisfacción se subía los bermudas y salía tras ella.

-        Hacía años que no me sentía tan bien y décadas que no tenía sexo con tanta potencia y vigor. Eres una diosa tan espectacular y una mujer tan risueña, simpática y tan, tan, tan promiscua que el sexo contigo es, es, es….Dios lo mejor de la vida.

Expuso Ramón en una explosión de sinceridad, con el rostro iluminado y los brazos abiertos, como dando gracias al cielo, a pesar de que su cuerpo mostraba signos de agotamiento.

-        Jajajaja…eres un cielo Ramón, un cielo…un hombre como no hay dos, ya te digo una pena y una bendición que te vayas a Latinoamérica…ahora metete dentro cariño que, si el cerdo celoso de Vicente nos encuentra aquí, solos sin tu hija, aunque me vea con todo el bikini puesto…puede pensar que hemos estado haciendo cosas raras…jajajajaajajajaja

Estallo en una carcajada Yolanda, caminando hacia la piscina, mientras el semen de Ramón caía desde su raja sobre sus muslos, girándose un momento a guiñarle un ojo al médico calvo y cuarentón, que la volvía a mirar con su adoración habitual, para a continuación lanzarse a la piscina agitando en el aire todas sus perfectas e imposibles curvas justo antes de entrar en el agua.

En cuanto volvió Lidia de estar con su novio, Yolanda no se separó de su lado, juntas recibieron la comida encargada, ambas vestidas con ropa muy veraniega.

Yolanda llevaba un vestido de cuerpo entero, de gasa de algodón magenta oscuro, con la falda ancha , que le llegaba hasta los preciosos tobillos, calzaba unas sandalias planas de cuero marrón con brillantitos dorados en las tiras de cuero a las que se sujetaban sus preciosos y cuidados pies, unas sandalias de esas que se sostienen por el pulgar de los dedos del pie, justo por debajo del pecho la tela magenta de algodón se apaisaba, formando canalitos y se ajustaba mucho a las tetazas de Yolanda, dibujando su perfecta e hiperabundante curvatura,  sosteniéndose el vestido por dos tirantes muy finos.

Yolanda lo llevaba sin sujetador, contenidos en el vestido, erguidos naturalemente en su inmensa turgencia, desafiando la gravedad, rompiendo las reglas de la geometría con su perfecta curvatura y redondez, que se desbordaba hacia abajo para remontar en el aire de nuevo, había cubierto sus pezones extragrandes con las gasas que adheria a su carne suave de porcelana con tiras sanitarias, sino la forma en que se marcaban en ese vestido serían un escándalo y aunque el pobre cornudo idiota de Vicente, consideraba a Ramón alguien inicuo y sin peligro, creía reforzar su autoridad sobre Yolanda obligándola a disimularlos en cualquier caso.

Estaba más radiante, que cualquier otro día de los últimos cuatro años, con una sonrisa esplendorosa de una belleza sobrenatural, una sonrisa de satisfacción infinita, la sonrisa de una hembra bien follada, que con junto el brillo destellante de sus ojos de reina mora predicaba a todo el mundo su profunda satisfacción sexual.

Por fin, después de tanto tiempo, habían corrido un gran riesgo y esa idea no dejaba de torturar a Yolanda, que al principio temía que la paciencia de Ramón tuviese un límite y una vez llegado ese límite, le arrojase a la cara al pobre imbécil de Vicente, como le había puesto los cuernos con su exclusiva mujer de bandera, “la tía más buena del universo”, una de las maneras con las que prepotentemente Vicente se refería a Yolanda, para fardar de ella ante terceros.

Porque en cuanto los dos primos cornudos acabaron la videoconferencia y se volvieron a encontrar con Ramón, volvieron al martilleo de humillaciones y bromitas de mal gusto, con el Monchito por aquí, Monchito por allá.

Aquello había acojonado sobre manera a Yolanda, satisfecha y a la vez arrepentida por los dos maravillosos polvos, que se había metido con Ramón en la piscina, lo había apostado todo a la discreción y complicidad de Ramón, todo lo que se decía absolutamente todo, como podía haber sido tan estúpida.

Pero aquellos miedos se disiparon cuando en vez de callar y otorgar o bajar la cabeza, de una forma inédita y con gran seguridad en sí mismo, Ramón entro a responder, siguiéndoles el juego a su mujer y a su primo, al que había hecho un gran cabrón, siguiéndoles las bromas sobre sí mismo, sumando más motivos de burla sobre él, sin dejar de carcajearse y darle golpecitos en la espalda a ambos, dejándolos completamente desarmados ante aquel giro sarcástico e inteligente del médico cincuentón.

El resto del día y durante la comida Ramón siguió así, muy seguro de sí mismo, dejándoles a los primos cornudos con la palabra en la boca y las ganas de recochineo en el cajón, cambiando las miradas de adoración hacia Yolanda, por otras de complicidad y muchas de deseo desatado con precaución y disimulo.

Miradas a las que, con mucho disimulo y sin dejar de ser la perfecta pareja de conversación de Lidia, Yolanda contestaba, aquel contexto, y aquella reacción del médico calvo, no solo habían tranquilizado sobre manera a Yolanda, sino que habían elevado su libido, le estaba poniendo cachondisima, ella tenía que mantener el control, lo que habían hecho a pesar de la oportunidad de la videoconferencia era de un peligro extremo, solo con que uno hubiera pasado cerca de la puerta de la piscina en algún momento que hubiese ido al lavabo, habría oído los gritos de placer de ambos, y lo peor era que ese morbo de ser descubiertos, había impulsado aún más a Yolanda a cometer esa auténtica locura.

De manera que Yolanda se había propuesto controlar el resto del día aquel deseo tan largamente insatisfecho, que momentáneamente había cubierto el cincuentón de Ramón, a pesar de que el cambio de actitud en general de Ramón la estaba poniendo otra vez a cien.

-        Plash.

Sonó seco y firme el palmetazo que le dio Ramón el perfecto culazo de Yolanda, este salía del pasillo después de haber ido al baño y se encontró a Yolanda, que salía de un cuarto que usaban de alacena con bebidas etc… llevando unas cuantas, a la mesa, no había nadie alrededor.

-        ¿Qué haces Ramón? ¿Estas completamente loco?

Le recrimino Yolanda poniendo cara de pánico y relajándola después por la satisfacción de la palmada.

-        Mira como me tienes…buuuufffff……y me marcho en dos días a Latinoamérica…buuuufff…si estuviera aquí, te follaría bien follada todos los días, no como el mierda de Vicente.

Le susurraba Ramón a Yolanda al oído, al tiempo que le rodeaba la cintura y le refregaba su palpitante erección por la pierna.

-        Para, para, que nos pueden descubrir, Ramón, paraaaaa…..

Repetía Yolanda fingiendo con la voz incomodidad, aunque su rostro y su sonrisa delataban satisfacción. Ella quería controlarse, pero no podía, quería con todas sus ganas volver a follarse al médico cincuentón, que estaba ardiendo por ella.

-        No puedoooo pararrr…ahora que se lo perra cachonda que ereees…y lo que te puedo hacer disfrutar…me tiene locoooo……

Susurraba con la voz llena de lascivia Ramón, mientras Yolanda sin dejar de sonreír lujuriosamente aceleraba el paso, con su raja ardiendo, apartándose del alcance de Ramón.

Durante las comida en la  terraza, junto a la piscina, el lugar de los hechos, las miradas disimuladas, los cortes a Vicente y Victoria, que estaban desconcertados de ver como Ramón se unía a sus chanzas para reírse de sí mismo, las complicidades con su hija, Lidia, que lo miraba y trataba con adoración, aquello estaba poniendo a Yolanda cachonda perdida, obligándola a mantener la mirada fija en el plato algunos minutos, para intentar reconducir su deseo por saltar sobre el médico cincuentón y volver a follarselo como durante la mañana, pero muchos esfuerzos.

En lugar de ello, intentaba mostrarse lo más sexy, sensual y femenina posible, con su sonrisa imposible de belleza divina y con esa indiferencia, que también sabía disimular, porque era su instinto sexual, la que le llevaba a mostrarse super atractiva y explosiva hasta bebiendo agua.

Los dos primos cornudos, que habían rebajado el tono de los comentarios hacia Ramón, viéndose burlados, seguían enfrascados en los patéticos recuerdos de su familia de “hijos de papa”, con mucha complicidad exclusiva a la que intentaban unir a Lidia, que se mostraba predispuesta y les seguía en la conversación, totalmente ajenos al juego de miradas indiscretas y de compenetradas sonrisas entre la diosa de playboy y el cincuentón calvo.

-        ¿Os apetece tomar algo de fruta de postre?

Pregunto Yolanda mostrando su brillante sonrisa.

-        ¿La verdad a mí me encantaría?

Respondió risueña Lidia.

-        Muy bien, pues voy a la cocina a preparar la fruta, la homenajeada eres tú.

Contesto Yolanda, mientras los primos cornudos asistían con la cabeza todavía enfrascados en sus temas.

-        ¿Podrás tu sola?

Pregunto cortésmente la muchacha.

-        Tú no te mueves de aquí, que tenemos aún que explicarte muchos de los dichos sobre comida del abuelo……jajaja… ¿verdad Vicente?

Replico su madre.

-        Si Victoria, tu quédate aquí con nosotros Lidia, eso es tarea de la anfitriona y mujer de la casa.

Dijo con aire tiránico y despectivo Vicente, prepotentemente con una mueca de suficiencia machista.

-        Si quieres, yo puedo ayudarte a pelar y preparar la fruta Yolanda.

Exclamo Ramón, con voz neutra, pero con un brillo especial en la mirada.

-        Jajajaja…así me gusta Monchito, que te ofrezcas voluntario para los trabajos de criada…jajaja…menuda criada más vieja y calva tienes prima…jajaja…Monchito eres calzonazos hasta para esto…jajaja

Aprovecho Vicente para burlarse ácidamente de Ramón.

-        Jajajaja… tienes razón Vicente, me encanta hacer tareas del hogar, lo que tu consideras cosas de mujeres…jajaja…si tienes por ahí un traje de criada, también me lo pondría …jajaja…

Contesto airado y risueño Ramón, dejando nuevamente a Vicente petrificado, con cara de bobo, cortado y sin saber cómo seguir humillándolo.

-        Venga tira para la cocina, degenerado, haz algo útil por una vez y ayuda a Yolanda.

Replico Victoria con la voz algo mosca, por la forma en que Ramón llevaba replicándoles toda la comida, con desparpajo y seguridad, en lugar de la habitual sonrisa lacónica y el agachado de orejas.

Yolanda enfilo por el camino, seguida del médico cincuentón calvo, conteniendo lo que le ponía la forma tan inteligente de burlarse de aquel par de primos cornudos engreídos.

Desde la cocina podían verse los movimientos de la terraza, mirando desde una esquina de la barra media de la cocina, pero con dificultad podía verse lo que sucedía en la cocina desde la terraza, debido a una columna que obligaba a levantarse y doblar la cabeza.

Afuera seguían con el alboroto de las anécdotas de la familia derechona y los niños de papa,  Yolanda había sacado la fruta sobre la barra de la cocina, unas bandejas y se predisponía a pelarla, trocearla y ponerla en las mismas, cuando Ramón dando la vuelta a la barra se puso tras Yolanda, que sin dejar de sonreír con su divina sonrisa erguía su perfecto y definido tronco, intentando mostrarse inalterable e indiferente.

Ramón coloco sus manos con sus dedos ardientes como garras en las caderas de la diosa mediterránea de curvas voluptuosas.

-        Huuuuuummmm…que rica estas…como me tienes de cachondo…estoy pensando realmente en dejar ir sola a Lidia a Latinoamérica…y quedarme aquí para follarte a menudo….eres la diosa preciosa más promiscua que jamás he conocidoooo…huuuummm

Susurraba Ramón a Yolanda, bajando sus ardientes dedos, con la mano en forma de garra a sus perfectos, turgentes, fibrosos y respingones glúteos, apretándolos con fuerza, y provocando que un calambre de placer y deseo recorriese toda la espalda de Yolanda, que cerraba los ojos y se mordía el labio inferior, intentando contenerse.

Vaya con la mosquita muerta del calvo médico cincuentón, dos encuentros sexuales, le habían sacado de su ensimismamiento y del distanciamiento con adoración y deseo hacia Yolanda, le habían envalentonado ferozmente para saciarse sexualmente con aquella diosa con cuerpo de pornostar, lo cual encantaba y volvía loca de deseo a Yolanda.

-         Ramón estate quietooh, esto es muy peligrosoo, muy peligrosooo, están ahí mismo… y no se te ocurra dejar a la niña ir sola a Latinoamérica…ni en sueños pienses que volveríamos a follar si haces eso…

Recrimino Yolanda a Ramón con voz temblorosa, moviéndose sin convicción, como si quisiera sacárselo de encima, cuando en realidad ella tenía más ganas de follarse al cincuentón, que el médico calvo a ella, con el “Pepito Grillo” vigilante de su conciencia, gritándole a la zorra desatada que había vuelto a ser, que acabase con ello, que ni se le ocurriese dar rienda suelta a su deseo.

-        Están ahí mismooo…que morboooo…y no te preocupes, no dejare a mi hija sola en Latinoamérica…pero sé que tú te mueres de ganas de follar y con ellos ahí mismo, más ganas te dan…que maravillosa perra cachonda eres…maravillosaaaa…huuuummmm

Replicaba Ramón muy seguro de sí mismo, echado para adelante, apretando por debajo y a través del vestido las mamazas inmensas, suaves y turgentes de Yoli. Que luchaba salvajemente con el impulso de darse la vuelta y follarse allí mismo al médico cincuentón, que había sabido cómo ponerla como un volcán, tenía que hacer algo para apaciguarlo, no podía volver a correr el riesgo salvaje de follarselo con los dos cornudos y la chica por ahí, pero tenía que apaciguar a aquel macho y a la zorra cachonda que era y que estaba descontrolada, todo se podía ir la mierda en cualquier momento, tanto esfuerzo y sacrificio para gozar para siempre de la fortuna del zafio inútil de Vicente se podía ir al garete si la pillaban, pero a la vez si no calmaba al ex mosquita muerta de Ramón, tal y como se habían desarrollado los acontecimientos después del polvo de aquella mañana, este también podría mandarlo todo a la mierda y guiado por el deseo y los años de humillación de su mujer y el subnormal cornudo de Vicente, descubrir todo el pastel y arruinarlo todo.

Una idea rápida y lasciva acudió a la mente de Yoli, llevo su delicada mano derecha hacia atrás y empezó a acariciarle el miembro erecto.

-        ¿Te gustaría que te la chupaseee…huuuumm… como regalo de despedida y te relajas un poquito, cariñoooo?

Susurro Yolanda con su voz más dulce, zorra y cachonda, con la mayoría de la fruta ya dispuesta y preparada sobre las bandejas, lanzando una mirada hacia la terraza y viéndoles muy enfrascados en su conversación, a la vez que sentía como el médico cincuentón apretaba con más fuerza sus perfectas y curvas tetazas.

-        Siiiii…que morbazoooo y que gustoooo……que me la mames con el cornudo imbécil de tu marido ahí mismo…vamooooss chupamelaaaa…zorraaaa miaa...

Musitaba ente dientes Ramón, dándole la vuelta violentamente a Yolanda y empujándola por los hombros a arrodillarse, sin llegar a saber hasta qué punto aquellas palabras despectivas y aquella actitud de macho dominante excitaban brutalmente a Yolanda.

Yolanda sin dejar de sonreír, con su sonrisa de diosa del amor, mirando fijamente a Ramón, al tiempo que agudizaba al máximo el oído, para oír cualquier paso o voz cercana proveniente de la terraza, empezó a bajar la bragueta de su pantalón corto, para deslizar a través de ella su derecha mano femenina, suave, fina de uñas perfectas y rojas, para liberar la verga ardiente y vigorosa del calvo cincuentón, mientras su raja ardía.

Yoli saco la punta de su lengua y moviendo su preciosa cabeza lentamente, arriba y abajo, empezó a darle corto e intensos lengüetazos al prepucio enrojecido y ardiente del cincuentón calvo.

-        Ooooohhh…..siiiiii…..so puttaaaa llevameee al paraisooooo y hagamos cornudoooo al subnormal de tu maridooooo….oooohhhh…

Gemía en voz muy baja el cincuentón calvo, en tono despectivo y lujurioso, aumentando y provocando la libido de Yolanda, que estaba tan cegada, que el morbo y el deseo habían ahogado a la enloquecida voz de peligro que gritaba en su cerebro.

Yolanda empezó a engullir la cabeza de la verga de Ramón, sacándola y metiéndola de su boca, ajustando sus labios perfectos, turgentes y carnosos, para darle un húmedo y caliente masaje labial, al tiempo que con su femenina y delicada mano derecha pajeaba el tronco de su polla, alzando la mirada de sus preciosos ojos de sultana para deleitar al cincuentón, que se apoyaba en el banco de la cocina con ambas manos muy tenso, con el rostro pleno de placer, que bajaba de vez en cuando para contemplar la sumisión y el deseo hambriento de Yolanda comiéndole la verga.

-        Ooooohhh…oooohhhh…siiiiii…soooo putaaa…mi zooorrraaaa…siiiii

Gimió en voz baja Ramón, la primera vez que, sin dejar de masajear sus testículos, Yolanda se tragó completamente su polla hasta el pubis hundiendo su preciosa y redondita nariz en su abdomen, para sacársela completamente de la boca y separarse levemente, mostrando un grueso hilillo de saliva entre la polla tiesa y palpitante del cincuentón y su boca, mirándolo fijamente con ojos de perra en celo.

Yolanda sin dejar de pajearle el tronco, coloco su boca sobre el prepucio de Ramón y de forma lenta y lujuriosa empezó a dejar caer saliva de su boca en grandes cantidades resbalando por sus carnosos labios, en lo que era una experta, al tiempo que cogía la verga del calvo cincuentón con sus dos delicadas y femeninas manos y empezar a pajearla a dos manos, violentamente, arriba y abajo, abajo y arriba, extendiendo la inmensa cantidad de saliva que no dejaba de fluir de su preciosa boca sobre toda la superficie de la polla de Ramón, abajo y arriba, arriba y abajo.

-        Aaaahhhh….oooohhhh……que putaaaa….que gran putaaa ereeesss….Vicente pedazoooo de cabroooonnn…..que putaaaa es tu mujeeerr…

Decía Ramón retorciéndose de placer y cerrando los ojos. Al instante que, enloquecida y cegada de razón por las palabras del médico cincuentón, Yolanda apoyaba sus femeninas manos en sus cuádriceps y se tragaba violentamente su polla, ajustando sus turgentes labios a su diámetro y agitando su lengua magistralmente sobre el glande del cincuentón cada vez que su polla entraba en su boca, bombeando sobre ella, moviendo su cabeza, adelante y atrás, atrás y adelante, disfrutando de aquel ardiente y palpitante rabo humano que llenaba su boca.

-        Clip-zis, clip-zis.

Se oyó la puerta de la terraza abrirse y cerrarse en un segundo, haciendo que Ramón abriera los ojos, lleno de sorpresa y temor.

-        ¿Papa os falta mucho? Es que ahí afuera con esos dos es insoportable

Era la voz de Lidia que se acercaba levemente de frente hacia el banco de la cocina, haciendo que Ramón se tensase por la situación y la repercusión ante su hija.

Aquello embriago completamente las últimas señales de peligro de la mente de Yolanda, poseída por el morbo y el deseo de la situación, aumento el ritmo de bombeo sobre la polla de Ramón, adelante y atrás, atrás y adelante tragándose aquella verga hasta el fondo violentamente.

-        No, no, no…en seguida salimos…

Contestaba dubitativo y sudando pálido Ramón, intentando contener un aullido de placer, combinando en su mente una enorme satisfacción y una terrible vergüenza de encontrarse así ante su hija.

-        ¿Y dónde está Yolanda?

Sonó la voz sorpresiva de la chica. A cada palabra de Lidia el morbo y el deseo aumentaba brutalmente en Yolanda, la cual bombeaba con más intensidad aferrándose al calvo cincuentón evitando que se apartase de ella, adelante y atrás, atrás y adelante, tragándose brutalmente la polla de Ramón.

-        Eh, eh, está en el baño…Yolanda está en el baño.

Tartamudeaba Ramón, conteniéndose como podía rojo de vergüenza y derretido por el placer.

-        ¿Estás bien papa?

Pregunto Lidia algo extrañada.

-        Si, si, si…hija es solo un pequeño retortijón, pero nada grave, a…ahora me tomo una tónica y salimos, ves, ves para afueraaa…que yaa, ya vamos.

Decía el médico cincuentón y calvo, esbozando su sonrisa más tranquilizadora, mientras las palabras temblaban en su boca, boca deseosa de aullar de placer.

La chica puso un gesto de incredulidad y subiendo los hombros se dio la media vuelta, volviendo a salir a la terraza donde los dos primos zafios y derechones seguían de escandalera.

-        Clip-zis, clip-zis.

Se oyó tras ella la puerta de la terraza.

-        Oooohhhh….aaaaahhhh…..que pedazoooo de putaaaa ereeeess….como te poneeee el morbazooooo de que te atrapeeeennn, eeehhhhh…pero yo no quieroooo esoooo…y menos con mi hijaaaa….ooooohhhhh…..que pedazoooo de zorrraa tiene Vicentiiiinnn….oooohhh…..voy a castigarteee…voy a follarte la boca brutalmeeenteeee…peeerrraaaa….

Cuanto más insultaba Ramón a Yolanda, mayor era su salvaje excitación, el cincuentón dirigió sus manos nervudas a ambos lados de su preciosa cabecita y ajustándolas firmemente, empezó a bombear en su boca brutalmente, balanceando su cuerpo adelante y atrás, atrás y adelante hasta que la naricita de Yolanda chocaba con el pubis del médico calvo y sus bolas rebotaban en su barbilla.

-        Sluuurrppp, sluuuuurpp, sluuurrppp, aaarggg, aaarrg, sluuurrrppp, sluuurrrp.

Se entremezclaban el sonido de la mamada y las arcadas de Yolanda, que, de rodillas sostenida sobre sus sandalias, había dirigido sus finos y delicados dedos al volcán de su raja y apartando el tanga se masturbaba brutalmente.

El ritmo del balanceo de Ramón era infernal adelante y atrás, atrás y adelante, adelante y atrás.

-         Aaaarggg, aaaarrgg, sluuurrppp, sluuuuurpp, sluuurrppp, aaarggg, aaarrg, sluuurrrppp, sluuurrrp.

Seguía emitiendo Yoli, mientras sentía palpitar ferozmente la polla del calvo cincuentón en su boca.

-        Vicenteeee hijo de la gran putaaaaa….mira como me follloooo a la zorra explosivaaaa de tu mujeeeerrrr….esta putaaaa es miaaaa….pedazoooo de cornudoooooo…aaaaaahh

Se tensó Ramón con las últimas palabras, descargando su ardiente y cremosa leche en la boca de Yolanda, que ajustaba aún más sus preciosos y turgentes labios a la verga palpitante del cincuentón calvo, para no perder ni una sola de las ráfagas de su semen, al tiempo que se convulsionaba arrastrada por el propio orgasmo, provocando un charco en el suelo de la cocina con sus fluidos.

-        Ooooooohhhh…….

Se relajó Ramón sacando lentamente su polla de la boca de Yolanda, perdida ya su erección.  Mientras ella desde abajo lo miraba con su precioso rostro de infinita belleza, abriendo la boca y mostrando en su lengua restos abundantes de la corrida del hombre, jugueteando con ellos, justo antes de tragárselo y relamerse como un gato, pasando con mucha clase y femenidad la punta de su lengua por sus labios superiores, a la vez que recogía con sus finos y delicados dedos algunos restos de leche y saliva junto a los labios, llevandoselos a la boca, sin dejar de mirarlo como una perra en celo.

-        Oooooooohhhh….eres una diosa del pornoooo…una zorraaa increibleee…un sueñooo de hembra.

Exclamaba lleno de satisfacción Ramón, retirándose del banco de la cocina y metiendo su miembro dentro de sus pantalones cerrando la bragueta, mientras risueña Yolanda, salía de debajo del banco de la cocina, para incorporarse junto a un satisfecho y relajado Ramón, regalándole la mejor de sus sonrisas divinas y cogiendo una de las bandejas de fruta, para enfilar en dirección a la terraza, mientras Ramón cogía la otra y la seguía como un perrito faldero y feliz.

-        Madre mía, sí que os ha costado pelar la fruta…aunque estando allí Monchito, seguramente se ha hecho un lio el pobre desgraciado.

Les dio la bienvenida Vicente con su ademán burlón y despectivo.

-        Si verdad, parece que hubiéramos pelado algo más que la fruta.

Contesto irónico y mordaz Ramón, dejando planchado al cornudo de Vicente.

-        Ayyyyy, el impaciente de mi maridito que corte se ha llevado…muuuuaaaacc

Rodeo Yolanda con su brazo a Vicente, para sorprendiéndole, girarle el rostro y darle un morreo con su boca, donde recientemente había estado la polla y la corrida de Ramón, dándole una satisfacción extra.

Para después de besarlo, levantar la cabeza mirar al calvo cincuentón con su sonrisa más picara y guiñarle un ojo.

El resto de la reunión familiar transcurrió de forma armónica con Vicente desorientado y sin ganas de hacer más bromas.

CONTINUA