Liberada - guiando a la perdición IV

Mientras el chico con un movimiento pélvico instintivo le golpeaba la raja por encima del tanga, mientras amasaba, mordisqueaba, chupaba y mamaba ambas tetas con desesperación y locura.

Como cada año se celebraba la gala nacional de la compañía de seguros, el clima ideal de la ciudad en el litoral mediterráneo donde vivía Yolanda, la convertía en el lugar perfecto para celebrarlo, y por eso se venía haciendo año tras año en un conocido hotel de la ciudad.

Durante el día en las salas de convenciones del hotel, las diferentes divisiones iban dando lecturas de sus resultados, luego una comida en común de todos los representantes y por la noche una cena de gala y baile en el gran salón del hotel.

Yolanda había tenido siempre unos muy buenos números, pero a esto se sumaba su imponente presencia de diosa morena mediterránea, explosiva, exuberante y voluptuosa, esas eran las principales razones por las que Arturo, el jefe de toda la territorial y jefe de Yolanda, siempre la había preferido llevar en lugar de su propia esposa, por la buena imagen que daba a aquella territorial aquel bellezón de bandera.

Antes de casarse con Vicente, aquella gala había sido el único lugar donde se había saltado su regla de en él trabajo nada de sexo, en ella había “cazado” algún “compañero” de alguna delegación distante, que a pesar de su indiferencia y su negativa había insistido, lo que a ella le encantaba de un tío, así que discretamente se los había follado, muy lejos del conocimiento del resto de la compañía.  Total, al día siguiente volvería a su territorial muy lejos de allí, y lo más probable es que fuera otro empleado al año siguiente en representación de esa territorial.

Pero todo eso había cambiado desde que se casó con Vicente, no solo por su voluntad de evitar todo riesgo de perder todo el dinero que suponía el zafio derechón machista, sino porque debido a sus celos patológicos Vicente obligo a Arturo a participar de la cena y el baile de gala. Estaba allí vestido de smoking vigilando como un cuervo decrepito, encorvado, viejo y calvo, rondando alrededor de su mujer como un perro de presa, sobre todo los primeros años, Arturo estuvo a punto de cambiar de compañera de gala, pero no había ninguna mujer que ni por objetivos, ni por imagen superase a Yolanda en aquella territorial, así que tuvo que cargar con el decrépito y despreciable Vicente.

Los últimos años se había relajado un poco, sobre todo porque los demás territoriales, le daban conversación y le bailaban el agua, algo que a aquel pobre imbécil hijo de papa, consciente de su incapacidad manifiesta le encantaba, así que mientras le subía el ego y le inflaban la vanidad, Yolanda y Arturo podían hacer aquello a lo que iban, socializar con los demás elementos más importantes de la compañía, buscar sinergias, buenos clientes que tuvieran delegaciones en su territorial, de forma que con la colaboración del ejecutivo de cuentas de la zona que eran clientes, pudieran colocar productos en la sucursal de su propia territorial etc…

Dentro de la socialización no solo entraba, la cena y las charlas amenas con alguna que otra copa, sino también el baile, algo que ponía muy en guardia al inútil absoluto de Vicente.

La primera discusión siempre era por el vestido que llevase Yolanda. Para la mayoría de las ocasiones Yolanda había conseguido convencer al zafio zarrapastroso, que cuanto más sexy y bonita fuera ella, mayor era el honor que a él le hacía, todos verían cuando caminase a su lado, se cogieran de la mano etc… Que él era un hombre de éxito con una mujer de bandera, ese argumento le contentaba de momento, aunque durante el tiempo que Yoli fuese vestida así, el ser el objeto del deseo de todos los hombres, lo ponía huraño y encabritado. Por lo que ella procuraba besarlo, acariciarlo, ir siempre de su mano, signos inequívocos de que ella era su hembra eso lo relajaba, pero no mucho.

Pero en la cena de gala y baile como no eran solo miraditas, sino que también habría contacto físico, el cerdo decrépito, ponía objeciones a todos sus vestidos de noche más sexys.

Para aquella ocasión llego a mostrarle hasta cinco modelitos de vestidos ajustados, preciosos de todo tipo de colores y telas, con todo tipo de escotes, el principal problema es que todos eran mini en la parte de abajo dejando a la vista tres cuartas partes de los perfectos y moldeados muslos de sus largas y finas piernas, con ese hueco sexy natural entre ellos.

Si el problema era que enseñaba sus muslos, eso tenía solución. Después de enseñarle cinco modelitos para que los aprobase y averiguar la causa de su negativa, Yolanda le dio a Vicente un ultimátum, debía aceptar cualquier modelito que escogiera en el que la parte de la falda llegase a la rodilla, o sino no iría a la gala, le dijo ella en un tono que no admitía replica. El girando el morro afirmo con la cabeza.

La treta le había salido redonda a Yolanda, para sofoco y desesperación de Vicente. En realidad, todo había sido un truco para poder lucir el vestido que ahora llevaba puesto, sabiendo las reticencias a las minifaldas de Vicente, Yolanda había lucido varios vestido minifalda, mostrando que perdía la paciencia para conseguir, que no pudiese decir que no a aquel vestido.

Un vestido rojo neutro que acababa con su falda dos dedos por encima de la rodilla, pero que era extremadamente ceñido, acoplándose a su cuerpo como una segunda piel, dibujando de forma salvaje todas sus perfectas y exuberantes curvas.

Sus enormes y perfectas tetazas contenidas y a la vez exhibidas en dos perfectos y recogidos triángulos redondeados que las contenían como dos cuencos a punto de estallar, que realzaban su perfecta e inmensa redondez en forma de gota de lluvia, con un escote de pico redondo que dejaba ver solo la parte superior de su canalillo desde donde bajaba una raya sobre el vestido hasta el final del mismo, como una cordillera de la que salían horizontales y armónicos pliegues, que se movían levísimamente debido a lo ajustado que estaba el vestido a la piel de bronce cetrino de Yolanda, realzando sus divinas caderas, su perfecto y definido abdomen, y por atrás su culo turgente, grande y respingón, especialmente respingón debido a los zapatos de tacón de baile negro que calzaba y que elevaban su cuerpo de voluptuosidad extrema, llevaba el pelo suelto con su raya al medio y su melena lisa y brillante caía por los lados de su cabeza, hasta que las puntas alcanzaban la mitad de la espalda, pintalabios rosa húmedo a juego con las uñas de sus manos, pestañas larguísimas rizadas y con el rímel justo, y la sombra de ojos oscura difuminada, bajo las cejas perfiladas y oscuras, unas perlas adornaban sus orejitas, la alianza en una mano y en la otra un anillo de brillantes.

El vestido se ataba por un fino hilo rojo con un nudo por detrás de la nuca de Yolanda, dejando toda la espalda desnuda hasta los riñones donde el vestido se cerraba en una curva sobre sus fibrosas y turgentes nalgas. Yolanda no podía estar más espectacular y más sexy.

En la cena y baile de gala había muchas mujeres despampanantes, todas con sus vestidos sexys de gala, rubias, morenas, castañas, hasta pelirrojas, no eran la mayoría de las mujeres, pero si había competencia seria para Yolanda, pero la gran baza de Yolanda era su carácter de siempre, tan risueña, tan simpática,  tan conciliadora y juguetona, esgrimiendo a todo el mundo su maravillosa sonrisa angelical, sincera y seductora, no había hombre que se resistiese a eso, al contrario que todas los demás, estirados bellezones que solo le ponían buena cara a los hombres atractivos, y cara de mustia y helada, sin ninguna gracia a aquellos que claramente los desnudaban con los ojos, les ponían ojos de cordero degollado,  o caras bobaliconas de deseo, a todos ellos, girándoles la cara despreciativamente sin darles ninguna esperanza a la más mínima señal. Mientras Yolanda les sonreía con sincera cordialidad, y esa accesibilidad de una diosa tan despampanante, la que la convertía en una joya única a ojo de todos los hombres, que la deseaban tanto por su cuerpazo increíble como por su carácter.

Y a la hora de relacionarse hablaba con todos por babosos u horripilantes que fueran, se tomaba una copa con cualquiera un agente obeso mórbido o uno que hacia guapo a Quasimodo, con total naturalidad y conquistando todos los corazones, y tenía que estar realmente cansada para rechazar un baile (naturalmente el pato mareado y zambo de Vicente, no bailaba) y si tenía que hacerlo, ante el desilusionado  peticionario, cuando se recuperaba de nuevo iba a buscarlo para sacarlo a bailar, siempre con su maravillosa y preciosa sonrisa iluminando su cara y derritiendo a todos los tíos de la gala. Cuando Arturo la veía actuar así, sabía que aquella diosa de Playboy era una mina, gracias a ella las sinergias con todas las territoriales de la compañía fluían como los ríos al mar.

La música que tocaba la orquesta eran bailes de salón ligeros y alguna que otra lenta, y ella bailaba con todos los representantes de las territoriales, mientras Vicente desde la mesa de la platea donde solía posicionarse seguía su mujer con la mirada, como un halcón celoso, como el capitán que controla a los marineros desde el castillo de proa.

Ella bailaba con unos y con otros, más jóvenes, maduros y viejos, que le ponían una mano en la cintura y con la otra la guiaban, o que en las lentas le ponían las dos manos en la cintura, la mayoría de las veces mirándola desde abajo, porque con los tacones alcanzaba el metro ochenta y los más bajitos, lo agradecían al tener frente a su nariz el escote de sus deliciosas y enormes mamazas esféricas.

“Vamos, don Damián, se le ha comido la lengua el gato, jajaja”, “Uuuuhhh, vaya vuelta me has dado, eres un estupendo bailarín” , “Muyyyy bien, así le gusta a una mujer que la lleven bailando”…. No dejaba de bromear y reír jovial y traviesa Yolanda con todos sus parejas de baile, sobre todo con los más viejos y los menos agraciados, que se movían torpemente bailando con ella, abriendo los ojos  como platos, y metiendo sus miradas por todas las rendijas que podían mostrarles algo de las curvas enloquecedoras de aquella diosa morena, muchos con la boca abierta casi babeando, con cara de entusiasmo, moviendo sus manos lentamente cuando sostenían a Yolanda durante  sus bailes, como si la frotasen para poder quedar con algo del tacto de aquella superhembra de talante espectacular.

-        ¿Qué pasa morena, que bailas con todos menos conmigo?

La sala de baile estaba iluminada principalmente en el centro, por lo que ha Yolanda le costó reconocer al tío que le hablaba.  Era uno de los representantes de otra territorial mediterránea, que había visto por primera vez en aquella jornada, por lo visto llevaba menos de un año en la compañía, pero era un crack, un cuarentón con barba recortada con algunas canas en la misma y en el abundante pelo castaño oscuro de la cabeza, de un metro setenta y seis más o menos y el cuerpo muy normalito, pero con unos ojos verdes preciosos y muy incisivos.

-        Contigo no bailo porque no me lo has pedido, no te hagas el importante.

Respondió a la provocación, Yolanda esbozando una sonrisa maliciosa. Llevaban todo el día así.

Lucio que era como se llamaba el tío, se le había acercado durante el día, en la exposición de resultados en una de las múltiples pausas para el café, y la había abordado sin dejar de flirtear y de interesarse por ella, pero ella como siempre, le había enseñado el anillo y había aplicado la táctica de la indiferencia, con algunos cortes, pero no había logrado zafarse de él, que insistía, una y otra vez, en cada pausa, aunque ella intentaba hablar con otros grupos, él siempre sabía cómo llegar hasta ella, que no paraba de darle cortes.

Pero no había día que los encuentros con él chico no ocupasen sus pensamientos, cada día se masturbaba más pensando en ellos, y cada vez estaba más cachonda y la insistencia de aquel hombre con formas de lujuria contenida, con aquellos ojazos verdes que la tenían rendida, la estaba calentando, ojalá fuera una gala de la compañía donde no estuviera casada con Vicente, se lo follaria hasta dejarlo sin aliento.

Aquellos pensamientos ocupaban su mente mientras se sentaba al lado de Arturo durante la exposición de resultados, y al mismo tiempo el pánico del monstruoso riesgo que supondría y todo lo que tendría que perder, la paralizaba y borraba aquellas ideas de su mente, y de nuevo otra pausa para el café, y de nuevo aquellos ojazos verdes encima de ella, y de nuevo la calentura.

En la sobremesa de la comida, volvieron a hacerse corrillos, Yolanda no osaba mirar alrededor para que él creyese que estaba buscándolo, en un momento dado ella se quedó en una esquina, y el apareció sobre su hombro, Yolanda llevaba una falda de tubo azul marino cuatro dedos por encima de la rodilla, una blusa satén azul normal ceñida y abrochada hasta el último botón, y encima una chaquetita azul marino a juego con la falda que le cerraba hasta la cintura, medias de seda negra transparentes y tacones de agua azul marino a juego, en la orejas aritos color plata anchos y planos, con anillos y pulseras a juego.

-        Sabes nena, he visto muchos culos en mi vida, pero ninguno tan perfectamente respingón como el tuyo, podría dejar mi copa sobre él con la seguridad de que no se caería.

Le susurro el cuarentón provocador por encima del hombro, en un tono de lujuria fatal.

-        No lo sabes tú bien, lo respingón, duro y perfecto que lo tengo.

Respondió Yolanda con voz de zorra cachonda, tirando leña al fuego provocador del cuarentón.

En cualquier otra circunstancia, si no estuviera tan cachonda por los episodios con el chico, le habría lanzado una mirada como si le hablase en otro idioma y se habría marchado dejando al tío con dos palmos de narices. Ahora también se marchó, pero agitando sus nalgas arriba y abajo, abajo y arriba provocando al cuarentón.

Encontró a Arturo, respiro hondo e intento olvidar lo ocurrido, se mezcló con otra gente en otros corrillos, hasta que empezó una proyección de unos videos promocionales de la compañía.

No sabe cómo sucedió, pues ella no lo vio aparecer, estaba hablando con otras compañeras, cuando al sentarse de un lado estaban ellas y del otro el cuarentón con aquellos ojos verdes, que a Yolanda le pedían a gritos que le arrancase la ropa y se lo follase.

Yolanda no dijo nada, se quedó mirando la película, como si él no existiese, algo más allá de los cinco minutos, Yolanda sintió como la mano del cuarentón se posaba en su muslo, ella movió su pierna para intentar desalojarla sin escándalo, manteniendo su tez seria, pero el coloco sus dedos en garra y fijo el muslo firme y maravilloso de Yolanda, que estiro el tronco, la mano del tío empezó, a bajar lentamente por su muslo.

En todos los demás momentos de su vida laboral incluso cuando no estaba casada, Yolanda habría bajado su mano levantado la del cuarentón con fuerza suficiente, y después de retirarla se habría marchado de aquel asiento, pero ahora era superior a sus fuerzas, entre lo caliente que estaba por sus encuentros con el chico, que no dejaba de revivir, y aquellos ojazos verdes persiguiéndola todo el día, ni el pánico al riesgo que corría y que todo se fuera al carajo, pudo contenerla.

Se relajó en el asiento y cerró los ojos disfrutando del tacto de la mano masculina acariciándole el muslo hasta la rodilla, muy suave  y muy lentamente, metiéndole la mano por debajo de la falda desde la rodilla, presionando suavemente sobre su muslo vestido por la media negra transparente con sus dedos pulgar e índice, llegando hasta el fin de la media y el ligero y jugando con el enganche, Yolanda iba a empezar a gemir, cuando un grito que salía de la pantalla, le saco de su sopor, había creído reconocer la voz de Vicente en aquel grito, se levantó de un golpe con la cara blanca, haciendo que el cuarentón retirase su mano y su cuerpo, y abandono la sala de proyección, le dejo un mensaje a Arturo en el whatsapp, diciéndole que se había mareado, que iba a casa a ver si se recuperaba para la cena, y se marchó a casa en estado de shock, casi llorando, tenía que controlarse o todo saldría de madre y todos esos años de  sacrificio se irían al garete.

Así que repuesta, aunque débil en su voluntad, estaba allí como era habitual en ella, bailando con el cuarentón de los ojazos verdes, que le sonreía maliciosamente, aunque los dos hacían ver que aquella tarde no había pasado nada.

-        Te he visto y bailas muy bien, morena.

Piropeaba seductoramente el cuarentón a Yolanda.

-        Bueno, tu tampoco lo haces mal.

Respondió Yolanda manteniéndole la mirada coqueta, para al segundo pensar “mierda, porque le he dicho eso, así se dará cuenta de que lo estaba observando – debía haberle dicho; gracias y ya”. Dioos…que ganas tenía de follarselo.

El cuarentón, sonrió solicito y acerco un poco más el cuerpo de Yolanda al suyo. Ponían una lenta la luces estaban un poco rebajadas, él la agarraba con ambas manos por la cintura y ella rodeaba sus cuello con sus finas y femeninas manos.

-        Cuando sonríes, el sol se derrite y la luna aúlla.

Susurro el ojazos verdes, sin dejar de mirarla fijamente.

-        Vaya que poeta eres….

Mostro su preciosa e increíble sonrisa Yolanda, semiruborizaba, como le ponía aquel tío, no era nada del otro jueves, cuerpo normal de cuarentón, a la misma altura que ella gracias a los tacones, pero su insistencia, su barbita recortada y sus ojazos verdes, la tenían a mil, los episodios con el criajo, habían desatado a la zorra cachonda e insaciable que era y que lograba controlar para obtener su principal objetivo, gozar de la fortuna del derechón zafio de Vicente, pero aquel cuarentón la estaba poniendo tan caliente que se dejaría hacer por él, lo que él quisiera toda la noche.

-        La mujer más guapa de la gala, se merece poesía y mucho más.

Siguió el cuarentón con su voz melodiosa y seductora.

-        Exageras, aquí hay muchas mujeres jóvenes y espectaculares, mucho más que yo. Mira por ejemplo Rebecca de la territorial cuatro, tan rubia y perfecta, parece una top model.

Replico Yolanda, esgrimiendo una sonrisa satisfecha y enigmática.

-        Si la verdad, hay muchas mujeres espectaculares en la compañía y en la gala, pero todas son unas estúpidas, que se creen que Dios ha de pedirles permiso para hablar con ellas, y ninguna, ninguna tiene tu sonrisa.

Contesto el ojazos verdes sin que le templase el pulso. Si no estuviera Vicente por allí, Yolanda se estaría enrollando con él allí mismo delante de todos, su entrepierna era un volcán.

-        Muchas gracias, es mi carácter natural, pero creo que ya te he dicho hoy suficientes veces que estoy casada.

Dijo Yolanda con una sonrisa deliciosa provocando al cuarentón, queriendo probar hasta donde era capaz de llegar.

-        Y como veras para mí eso no es un problema, sobre todo ante una diosa como tú tan mal casada.

Contrataco sereno el ojazos verdes, Yolanda era un volcán a punto de explotar, como la encendía aquel macho insistente.

La noche había ido avanzando y mucha gente se había marchado ya, y ellos tampoco tardarían en hacerlo. Yolanda ladeo la cabeza y vio a Vicente ocupado con dos tíos que le hacían la pelota, mientras él se pavoneaba con ellos, sin mirar a la pista de baile, que en una esquina tenía una serie de columnas, más decorativas que otra cosa, por donde divertidas las parejas de baile se colaban y salían bailando entre las columnas.

El ojazos verdes seguía bailando con ella, sin dejar de mirarla fijamente, subiendo sus manos lentamente por su espalda desnuda acariciando su morena piel cetrina y provocándole escalofríos de placer, Yolanda podía leer el deseo en el tacto de los dedos del cuarentón, cuanto le gustaba aquel tío, pensó cerrando los ojos y abandonándose a aquella sensación, dejando que el ojazos verdes la llevase sin que ella se diera cuenta hasta uno de los grupos de columnas de las esquinas.

-        ¿Qué ha pasado esta tarde?

Pregunto con voz neutra el cuarentón.

Yolanda abrió los ojos entornándolos con su mirada de perra en celo y dándose cuenta que estaba en el rincón de las columnas, lejos de las miradas de todo el mundo, empezando a notar la humedad ardiente en su raja.

-        Tú ya sabes lo que ha pasado.

Respondió Yolanda susurrando con voz provocadora y lujuriosa. El ojazos verdes sin dejar de moverse al ritmo de la música, deslizo sus manos lentamente acariciando toda la desnuda espalda de Yolanda, hasta que sus dedos se colaron en el pequeñísimo hueco que había entre su piel y el vestido rojo espectacular de Yolanda empezando a abrirse camino sobre sus riñones.

-        Y me parece que te ha gustado.

Contesto Lucio el ojazos verdes.

-        Si no estuviera casada iba a dejar que me hicieras de todo.

Exclamo Yolanda mordiéndose el labio inferior, completamente descontrolada de su libido.

El cuarentón abrió mucho los ojos y metió sus manos con fuerza, venciendo la resistencia que oponía el ceñidísimo vestido rojo hasta alcanzar las nalgas del perfecto, redondo y respingón culazo de Yoli, para empezar a radiografiarlo en sus dedos hincándolos en sus nalgas como si fueran dos enormes garras, ayudado por el tanga de Yolanda.

Yolanda no pudo resistirlo más y agarrándolo con sus manos por la cabeza, manos que estaban colgando en el cuello, lo empotro contra una de las columnas, y empezó a morrearlo con locura, enroscando su lengua en la del cuarentón que respondía con fruición, a la vez que Yolanda empezaba a notar su erección en su muslo. Sin dejar de morrearse. Cuando el ojazos verdes se sacio de su culo, saco presto sus manos de la parte baja del vestido, para meterlas por los laterales, agarrando con sus dedos como garras, los enormes melones de Yolanda, y apretándolos y amasándolos de forma enloquecida, de fondo aún se oía la melodía de la canción lenta de baile.

Yolanda totalmente fuera de control, se retorcía de placer sintiendo como el cuarentón jugaba con sus pezones extragrandes, puntiagudos y graníticos, mientras sentía hincharse sus mamazas perfectas buscando alcanzar ese punto de lactancia ocasional que le enloquecía sexualmente.

-        Yolandaaaa

Se oyó a lo lejos la voz de Vicente. El subconsciente de Yolanda la obvio, quería llegar hasta el final, necesitaba llegar hasta el final, era demasiado tiempo sin disfrutar del sexo.

-        Yolandaaaaaa

Volvió a oír la voz del imbécil inútil de su marido, pero rico, llamándola aún a una distancia, prudencialmente lejos.

-        Yolandaaaa

La tercera llamada, despertó en ella, la consciencia del miedo, del pánico, del control, de todo el esfuerzo para disfrutar de la fortuna del jodido viejo derechón y patético.

De un golpe se separó del cuarentón, que llevado por la impresión se fue al suelo, mientras ella se ponía las tetazas inmensas, turgentes y redondas dentro del vestido, y salía de entre las columnas de forma briosa hacia el baño, mientras Vicente desorientado seguía llamándola.

Se refresco un poco, respiro hondo conto hasta veinte y salió del baño con su sonrisa de siempre y sin rastros de turbación en su rostro.

-        Vicente cariño estoy aquí, había ido al baño, que estaba un poco agotada.

Dijo Yolanda a Vicente sonriendo como una niña buena, este ya la miraba con ojos paranoicos de celoso que sospecha.

-        Sí, creo que ya es hora de irnos, me he despedido en nombre de los dos de Arturo.

Contesto Vicente, rebajando el aire suspicaz de cuerpo y mirada.

-        Hombre, usted debe ser el famoso Vicente Pérez, el gran empresario de éxito.

Salió desde detrás de Yolanda el cuarentón de ojazos verdes, pasando por su lado, obviándola y alargando la mano para estrechársela a Vicente.

El estúpido engreído e inútil de Vicente sonrió como un bobalicón, estrechando la mano al cuarentón de ojazos verdes, complacido por cómo le había bailado el agua aquel desconocido.

-        Muchas gracias, ¿usted es?

Pregunto sin abandonar su sonrisa bobalicona de suficiencia. Mientras otros asistentes que se iban pasaban junto a ellos.

-        Lucio Sílez, para servirle siempre.

Contesto con el mejor tono de seductor comercial. Este tío es muy bueno, pensó Yolanda.

-        Es una lástima no poder explicarle mis experiencias empresariales Lucio, pero mi esposa y yo ya nos íbamos. ¿No sé si la conoce?

Pregunto Vicente, haciendo el ademán típico de introducción. Al tiempo que Lucio se giraba hacia ella y ella esbozaba su mejor sonrisa como si no hubiera pasado nada.

-        A la compañera…huuuummm

Hizo ver el ojazos verdes que no se acordaba de ella.

-        Yolanda.

Respondió ella esbozando esa sonrisa que derretiría el mismo polo norte, un poco picada en el orgullo, a pesar de saber que todo era teatro por parte del cuarentón.

-        Además de gran empresario, tiene una mujer bellísima, es usted un hombre de éxito señor Pérez.

Expreso en el epitome absoluto de la adulación interesada.

-        Jejejeje….ya lo sé, soy un hombre tocado por la fortuna, fruto del esfuerzo, por supuesto, si nos disculpa voy a por los abrigos y nos iremos, espero poder hablar con usted en una próxima ocasión, me ha caído usted francamente bien. Espera Yolanda ahora mismo vuelvo.

Fortuna y esfuerzo, dijo el cincuentón zafio decrépito, que no había sudado trabajando en su vida y todo le había caído del cielo, riqueza fruto de robos, desfalcos y pago de favores a políticos en pasadas épocas convulsas.

El ojazos verdes miro serena pero lleno de deseo a Yolanda, mientras esta con esa sonrisa que enamoraría la mismo Dios levantaba su antebrazo y enseñando la alianza de matrimonio, ponía rostro de circunstancias.

-        Me debes un polvo preciosa.

Dijo conformado y divertido el cuarentón de ojazos verdes.

-        En otro momento y circunstancias, a lo mejor te lo pago, cariño.

Respondió Yolanda recomponiéndose y poniendo su pose y rostro de indiferencia, al tiempo que dejando atrás a Lucio se dirigía risueña a Vicente, que ya volvía con los abrigos.

Con la excusa de estar cansada, Yolanda volvió todo el camino en silencio absorta en sus pensamientos. Su parte más racional la estaba machacando, “que estaba haciendo”, que era esa forma de perder el control, incluso, normas de oro, que había cumplido incluso sin estar casada con Vicente, aquel riesgo era intolerable, era estúpida, imbécil, idiota, solo importaba el status y la pasta de Vicente.

Todo había pasado por culpa de los encuentros con el niñato fofisano, eso le había hecho perder el equilibrio y la autosatisfacción contenida de su libido con sus juguetitos. Tendría que terminar con aquellos encuentros, tenía que pensar como neutralizar al chico y volver al estado anterior de las cosas, muy insatisfactorio, pero muy seguro.

Pero el asunto era muy complejo, como para parar aquel deseo obsesivo y patológico que había despertado en el chico, así de golpe, sin que este montase un número, mandase a la mierda a la criaja, y se descubriera todo el pastel.

Las cosas estaban así, con Yolanda dándole vueltas a como deshacerse del camino empezado para destruir a la criaja y su influencia sobre el imbécil de su marido, cuando empezó  la semana que Belén les tocaba con ellos.

El niñato cargado de ansiedad y de palabras de deseo hacia ella y su cuerpo, no paraba de mandarle mensajes, babeándole y explicándole los avances, y que estaba a punto de conseguir que pudieran salir el fin de semana hasta el amanecer, y que la criaja estúpida había empezado a fumar, y había conseguido que llevase siempre un paquete de tabaco encima, de hecho, había conseguido que se hiciera adicta muy rápidamente.

Yolanda inmersa como estaba en buscar una salida para librarse del chico y de la supercalentura sin control que todo aquello le estaba deparando, habría pasado por alto aquello del tabaco. Pero un par de fuertes discusiones con la niñata mal criada llamándole desde puta a chupa pollas, ante la agotada paciencia y contención de Yolanda, e incluso, rayando en teoría “sin querer” el coche de Yolanda, con defensa a ultranza de ella, por parte del mierda patético de Vicente, habían puesto los sentidos vengativos de Yolanda de nuevo en alerta, así que se decidió a utilizar la información.

La criaja era digna hija de su padre, y la muy estúpida no había tenido cuidado de ocultar rastros invisibles como el olor, y por eso olía por toda la casa a tabaco, los últimos días, Yolanda muy deportista, solo había fumado en su primera adolescencia, al llegar a los veinte años paro en seco, y empezó a detestar el tabaco y a los fumadores, y Vicente hacia tres años que había dejado de fumar, la obesidad, el sedentarismo y el corazón le habían obligado a ello, así que Yolanda sabía como utilizar aquella información.

Estaban juntos Vicente y ella, en el salón cuando un inconfundible pestazo a humo de tabaco, invadió la estancia.  Yolanda expreso en voz alta que olía a tabaco, Vicente también lo reconoció, y Yolanda monto una escena con lágrimas, y muchos “mi amor, me mientes, y has vuelto a fumar, quieres dejarme viuda”, y más lagrimas falsas de actriz de Oscar. El estúpido de Vicente se defendió como un niño inocente y otra ráfaga de olor a tabaco volvió a llegar al salón.

Entonces Yoli dejo que Vicente lo averiguase el solo. Ante el número de su mujer, y con su gran alma de inquisidor, consciente de su absoluta incapacidad, y siempre buscando los defectos de los demás, se puso a rastrear el olor por la casa hasta que entro en la habitación de su hija, pillándola con un pitillo en la boca.

Y se montó un escándalo mayúsculo, para satisfacción de Yolanda, que si era una niña, que si fumar era de putas, y otras lindezas, que no paraban de subir de tono, uniendo el fumeteo a su pinta de mamarracha sin curvas y maquillada como una furcia, la niñata no se contuvo ni un pelo, acusando a su padre de viejo, de hipócrita, metiendo en la salsa a Yolanda, por la que había abandonado a su madre solo por la vanidad de pavonearse con una mujer veinte años más joven, llamándole viejo verde y vicioso, hasta tal punto llego el grado de violencia en la discusión, que Vicente avanzando cargado de ira violenta, tomo el paquete de cigarros de la criaja y los destrozo en su cara, la niñata explotando entre lágrimas se abrió paso y salió corriendo de la casa dando un portazo, mientras Vicente echaba espumarajos por la boca.

Durante las siguientes dos horas, Vicente fue mudando su ánimo de la furia y la cólera, al sincope nervioso y al pavor de haber perdido a su hija. Mientras Yolanda de forma algo distante, hacia ver que lo calmaba y apoyaba, considerando intolerante lo de fumar y que aquello ya era demasiado, pero el pánico se apodero del calvo idiota e inútil derechón, sobre todo cuando después de llamarla varias veces, la niñata no contestaba, hasta la quinta vez no cogió el teléfono, evidentemente estaba en casa de su madre.

-        Y si la pierdo, para siempre Yolanda, es mi niña, mi niña, y aún no ha hecho nada que me ponga en evidencia.

Decía el cincuentón zafio y decrepito, luchando en voz alta entre el valor del amor de su hija y su reputación social, y era evidente, que fumase no era algo que lo manchase socialmente, rompía un poco la imagen de hija santa, que él iba mostrando por ahí, pero había cosas peores.

-        Que dices Vicente, cariño, es tu hija, como vas a perderla siempre estará ahí.

Trataba de calmarlo Yolanda.

-        Es lo más importante del mundo para mí, lo haría todo por ella, es mi heredera, la continuación de mi familia y su reputación en esta sociedad.

Exclamaba Vicente mirando al vacío con el rostro blanco.

-        ¿Es más importante para ti, que yo?

Pregunto fríamente Yolanda

-        Por supuesto, mucho más importante que tú, lo que sacrificaría por ella, nunca lo haría por ti, es una herencia reputacional de sangre.

Respondió sin ningún miramiento Vicente, antes de levantarse e ir a buscarla a casa de su exmujer, temblando de miedo, y dejando a Yolanda enfadada como un toro embravecido, aunque nada de su expresión lo dejaba traslucir.

Realmente estaba en peligro, se dijo Yolanda, Vicente es imbécil, pero hasta el más imbécil despierta un día y él sabe muy bien por mucho amor que le declare en público y en privado, estoy con él por el dinero, si no logra conseguir que Belén sea motivo de vergüenza para él, hasta para que la repudie, cualquier día la criaja podía pedir la cabeza de Yolanda en bandeja, y aquel mierda derechón se la ofrecería sin dudarlo.

Estos pensamientos ocuparon su mente durante toda aquella noche, cuando Vicente volvió con su hija de morros y después mientras trataba de dormirse, no podría acabar con el criajo, tenía que activarlo con más recompensas, más suculentas y obligarlo a quemar etapas en la caída a los infiernos de la criaja o neutralizaba a la niñata pija malcriada o esa espada de Damocles le acabaría cortando la cabeza.

Así pues, Yolanda empezó a concentrarse en controlar su libido fuera de los encuentros con el chico, bastante alto era aquel riesgo, como para descontrolarse y que el riesgo de ser pillada por Vicente aunque fuera flirteando se disparase.

Si bien Vicente había tragado con el fumeteo de la criaja, no cesaba de despotricar cada vez que la veía con el cigarrillo en la boca, que aspecto más ridículo tenía, además eso de tener que ir a casa de su madre a buscarla había herido el punto más débil e importante de Vicente, su ego y su vanidad, aquel era un trabajo de acoso y derribo que había que continuar.

De esa manera Yoli, cedió a las peticiones del chico, y lo convoco como siempre el sábado cuando Vicente se iba al club de golf, el chico se había ganado una recompensa que debía incentivarlo a llevar a la criaja a su propia perdición.

El procedimiento habitual de las veces anteriores se cumplió a la rajatabla, marcha de Vicente pavoneándose al club de golf, el chico puntual como un reloj, puerta automática, Yoli recibiéndole con ademán serio e impasible, en el interior oculta por la segunda puerta, otra vez con un albornoz blanco largo, y gafas de sol, registro de su ropa, desnudo del criajo, móvil apagado y con el resto de cosas al cuarto de baño de invitados.

Esta vez en medio de la sala de estar había una cama hinchable de las que se usan para las piscinas, Yolanda sin abandonar su talante serio y sin quitarse las gafas de sol le arrojo al chico dos juegos de esposas.

-        Ponte unas en los pies y otras en las manos.

Dijo imperativamente Yolanda.

El niñato fofisano con su barriguilla blancuza y su polla morcillona (cada vez más apetitosa para Yolanda) la miro reverencial y devocionalmente, pero dudando de qué hacer con las esposas.

-        Vamos espabila, que si se pasa el tiempo te quedas sin recompensa.

Dijo con voz de suficiencia Yolanda tratándolo de tonto. El chico reacciono abriendo mucho los ojos, deseoso de su “recompensa” y se sentó sobre la cama hinchable poniéndose las esposas primero en los tobillos y luego en sus muñecas, quedándose mirando desde abajo aquel maravilloso monumento de hembra, alta y voluptuosamente firme frente a él.

Yolanda se sacó las gafas de sol dejándolas en una estantería, mostrando esa sonrisa preciosa bajo su perfecta naricita, pequeña, estrecha y redondita por la punta, esa sonrisa por la que cualquiera mataría, se tocó levemente el pelo castaño oscuro sedoso y brillante liso hasta la punta que llevaba recogido en una cola que le caía desde la nuca, había liberado los dos mechones más cercanos a su frente, que le caían por ambos lados del rostro como si fueran dos sedosa y brillantes cortinas recogidas a cada lado de su frente, las largas pestañas rizadas y con rímel, una simple raya perfecta en sus oscuros y brillantes ojos de embrujo moro, sin sombra ninguna en los parpados esta vez, un liviano colorete en sus perfectas y tersas mejillas, y pintalabios rojo pasión húmedo en su jugosos y apetitosos labios.

Se desprendió lentamente de su albornoz blanco abriendo primero un lado y luego el otro, para sacárselo y dejarlo caer sobre el sofá, se plantó ante el chico con las piernas levemente abiertas sobre unos tacones de aguja de verano con unas tiras rojas y negras a fantasías, que le sujetaban los pies por los tobillos y por el empeine dejando a la vista el resto de sus sensuales pies enjoyados con un anillo de plata en cada pie y la sexy cadenita en su tobillo derecho, vestía únicamente una braga brasileña roja de lycra, tan corta por delante como por detrás, donde sus respingonas, esféricas y perfectas nalgas, se erguían orgullosas, un top de ganchillo blanco de manga corta le cubría la parte de arriba justo hasta debajo de sus enormes y redondas mamazas, dejándole desnudo todo el liso vientre con el ombligo adornado con el piercing de una deliciosa piedrita de jade.

Sus esféricas y perfectamente circulares tetazas de talla de copa E, en forma de gota de lluvia que rebosa hacia arriba, erguidas con sus grandes areolas oscuras y sus pezones extraordinariamente grandes que apuntaban adelante desde el centro de su circunferencia, desafiaban la ley de la gravedad, sueltas bajo el top de ganchillo, centrando toda la atención del chico, que las miraba con adoración.

-        ¿Te gustan mis tetas verdad?

Pregunto suave y afablemente Yolanda al niñato.

-        Son increíbles, increíbles, grandes, redondas, y erectas, muy turgentes, no se caen como helado al sol, como las tetas de las viejas, hasta los dos granos que tiene Belén con dieciséis años están más caídos, que tus tetazas.

Dijo Sergio con los ojos como platos y la voz llena de deseo, describiendo con veracidad absoluta aquel milagro de la naturaleza que eran las tetazas de Yolanda.

-        Vaya, vaya, sí que te gustan y sí que te fijas pillín……te has ganado disfrutar de ellas.

Dijo Yolanda, acercándose al chico con sonrisa divertida y traviesa, arrodillándose sobre la cama hinchable de piscina y poniéndose a horcajadas sobre el pubis del chico.

-        Ooooooohhhhh………

Gimió el chico cuando sintió la raja húmeda y ardiente de Yolanda, empezar a hacer lentísimos movimientos pélvicos frotando su morcillona verga, al tiempo que Yolanda cogía las manos esposadas del chico y metiéndolas por debajo del top de ganchillo blanco, las posaba sobre sus divinas mamazas, notando una sacudida eléctrica en la espalda, ya que el criajo en cuanto noto el tacto de las deseadas tetazas, empezó por pellizcarle los pezones y luego a apretar y amasar las tetazas desde abajo como si quisiera ordeñarlas, con fruición y desespero.

-        Así, así, nene, lo haces muy bien, muy bien…huuuumm

Acariciaba Yoli a Sergio el pelo mientras este se volvía loco amasando sus gloriosas tetazas, al tiempo que ella no dejaba de frotar su polla con su movimiento pélvico, y se abandonaba al placer de la obsesión del niñato que le había hecho un experto, magreando y amasando las tetas a Yolanda.

Estuvieron así, un buen rato, Yolanda balanceandose y poniendo la polla del criajo como una barra de acero mientras disfrutaba de sus manos sobre sus tetazas, sus melones se hinchaban y sus pezones se ponían duros como piedras. Aumentando el ritmo de su movimiento pélvico, dejo de acariciar la cabeza al niñato, se subió el top de ganchillo y agarro con fuerza sus melonazos, apartando las manos del chico, y juntándolos fuertemente uno al otro, enderezándose y ofreciéndoselos al chico a la altura de la boca.

-        Quieres probarlos nene…quieres… quiereeesss…. Dime si quiereeeesss…huuuumm

Le dijo lanzándole una mirada de zorra promiscua, mientras se mordía el labio inferior. El criajo no respondió nada y se lanzó a devorarlos con auténtica locura, lanzando pequeñas dentelladas instintivas a los durísimos pezones.

-        Aaahhh….oooohh…siiii……neneee …siiiii…..ooooohh…

Gemía Yolanda cerrando los ojos y dando pequeños saltitos a cada bocadito del niñato fofisano, que pasaba su lengua con desesperación por sus oscuras y grandes areolas,

Cuando Yolanda sintió que las babas le chorreaban por toda la enorme superficie circular de sus tetazas empujo al chico por el pecho y se levantó de su postura, la polla del chico parecía el mástil de un barco.

-        Jajajaja…vamos a hacer algo nuevo.

Dijo divertida Yolanda sacándose por la cabeza el top de ganchillo blanco y dejando sus perfectas, inmensas y redondas mamazas cubiertas de babas y marcas de dedos y dientes del criajo, flotando en el aire con toda su turgencia.

Después de pie sobre sus tacones de verano se acercó a la estantería y cogió una botella de gel lubricante transparente, mientras el chico la contemplaba tumbado, apoyado sobre sus codos, se dejó caer desde los hombros una cantidad abundante del gelatinoso líquido, frotándose con sus preciosas y femeninas manos, por toda la parte superior del pecho, los hombros, sus mamazas esplendidas, y su magnífico vientre plano, creando una película transparente y brillante sobre su bronceada piel.

-        Date la vuelta, nene.

Ordeno simpática, mientras el criajo se daba la vuelta expectante.

Vuelto boca abajo Yolanda se agacho y se echó encima del niñato como si quisiera aplastarlo, apoyándose por los lados agacho su cuerpo y presionando con sus mamazas y su pubis, se restregó lentamente de arriba abajo desde el culo del chico hasta el cuello, moviéndose lentamente, arriba y abajo, abajo y arriba, resbalando sobre el cuerpo de Sergio, masajeándole con sus firmes y maravillosas tetazas.

-        Oooooooohhhh…oooooohhh…

Exclamaba de gusto el criajo.

-        ¿Te gusta eeeh nene?

Decía risueña y complacida Yolanda resbalando con toda la presión de sus curvas sobre la espalda del niñato.

-        Siiiiii….siiii…siii

Gemía afirmativamente de placer el criajo, de manera que Yolanda siguió masajeándole de arriba a abajo , de abajo a arriba con sus perfectos y esféricos globos llegando en ocasiones incluso a los muslos, durante un buen rato.

-        Está bien date la vuelta.

Le pidió Yolanda gentilmente. El niñato fofisano esposado de pies y manos se dio la vuelta torpemente con cara de satisfacción y la polla tiesa.

-        Huuuuuummmmm…..que pollla más tiesaaaaaa…..

Gimió Yolanda con voz de niña traviesa pasándose la lengua por los labios lujuriosamente antes de empezar a masajearle con sus mamazas la parte delantera del torso, empezando en sus muslos y subiendo lentamente resbalando con la piel del chico, rozando con fuerza los testículos depilados de Sergio y hundiendo entre el canalillo de sus tetas la verga tiesa del criajo, para luego frotarla con todo su precioso abdomen.

-        Ooooohhhhh…..ooooooooohhhh….

Gemía Sergio de placer, mientras Yolanda con risa maliciosa subía y bajaba, bajaba y subía, enterrando la polla tiesa y dura del chico entre sus tetazas una y otra y otra vez, de arriba abajo, de abajo a arriba, llegando hasta la altura de sus ojos lanzándole miradas penetrantes de zorra cachonda, y jugando con su lengua frente al chico como si fuera a besarlo retirándose rápidamente cuando el alargaba los labios para alcanzarla.

-        Ooooohhhhh…..ooooooooohhhh….uuuuuhhh….quieroo…quieeerooo besarte…

Sollozaba lastimosamente el niñato fofisano, lo que provocaba una sonrisa de satisfacción en Yoli, que aumentaba el ritmo de la fricción de su masaje contra el cuerpo y en especial la polla del criajo.

Lo que hizo que el calor que desprendía la verga, unida a las palpitaciones y los jadeos sordos del chico, que se tensaba mucho, anunciasen a Yolanda que estaba por correrse, de manera que se enderezo agarro con su preciosa y femenina mano derecha la palpitante verga del chico y mirándole con ojos de ninfómana empezó a masturbarle ferozmente, abajo y arriba, arriba y abajo.

-        Vamos nene dámelo todo, dámelo todoooo…

Decía con voz de furcia, cuando sintió como aquella gruesa, vigorosa y fuerte polla empezaba a  correrse lanzando sus ráfagas hacia arriba, antes de caer para empapar su delicada  mano con su cálida semilla, como si la verga fuera una fontana.

-        Oooooooooohhh…..oooooooohhhhhh.

Aullaba de placer el chico tensando mucho el cuerpo y poniendo los ojos en blanco de placer.

-        Jajajaja…así me gusta te corras bien a gusto… jajajaja.

Yolanda se levantó y sin dejar de mirar al criajo se limpió la parte principal de su corrida de la mano, pasando su lengua bebiéndose el semen del chico, que le quedaba entre los dedos mientras le sonreía maliciosamente, y a este se le salían los ojos de la cara del morbo.

-        ¿Preparado para una segunda ronda, nene?

Pregunto risueñamente Yolanda sin dejar de sonreír con picardía, con su preciosa sonrisa divina. El chico afirmo con la cabeza jadeando de cansancio, mientras Yolanda ponía una silla en el medio de la sala de estar.

Venga siéntate en la silla y ahora vuelvo a por la segunda ronda, dijo Yolanda saliendo de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja, agitando en el aire sus inmensas mamazas arriba y abajo, abajo y arriba, mientras agitaba sus caderas y hacia vibrar a cada golpe de sus tacones sus perfectas nalgas con el tatuaje del sol enraizado en una de ellas, caminando por el pasillo.

A los cinco minutos volvió, a su braga brasileña roja de licra le había únido un corse fucsia que realzaban desde abajo sus liberadas y magnificas tetazas en forma de gota de lluvia, sus pezones extraordinariamente grandes apuntaban firmes al frente.

El criajo algo agotado, estaba sentado en la silla a la que había llegado arrastrándose y subiendo torpemente.

Aquella diosa del porno, aquella playmate del año exuberante y voluptuosa se plantó ante él y con una gracia, feminidad y elegancia propia de Venus, se soltó la coleta del pelo sacándose la goma que la sujetaba, y acomodándose los cabellos sueltos con ambas manos, con su radiante sonrisa, sus ojos brillando como estrellas, y sus brazos extendidos jugando con sus cabellos, tensionando su torso y haciendo que sus tetazas increíbles rebotasen en el aire.

Aquella visión basto al niñato fofisano, para que boquiabierto se le volviera a poner en marcha.

Yolanda sin dejar de sonreírle, conecto su teléfono al MPplayer como la vez anterior de forma imperceptible para el chico, que solo tenía ojos para las tetazas increíblemente perfectas de Yolanda, una música lounge sensual comenzó a sonar.

Yolanda poniendo ojos de loba en celo, saco del estante una pieza doblada de ropa, eran dos medias negras de seda transparente combinadas con un dibujo de red en forma de grandes rombos.

Moviéndose al ritmo cadente y lento de la música Yolanda se aproximó al criajo, fijando su mirada de perra lasciva en él subió primero la pierna derecha, descalzándola de su tacón de verano, y apoyo su delicado pie en el saliente de la silla despejado junto a los testículos y la verga del niñato, que miraba fascinado con la boca abierta, después de juguetear acariciando con sus delicados y perfectos pies de uñas rojas los huevos del chico, con su elasticidad de gimnasta alargo su pierna y procedió a ponerse la media negra con redecilla integrada, muyyy lentamente calzando primero los dedos deliciosos, subiendo luego por el tobillo, deslizándola suavemente por sus gemelos hasta llegar a sus muslos, tensarla y ajustarla a mitad de su majestuosa y estilizada pantorrilla, todo esto sin dejar de mirar con sus oscuros y brillantes ojos al chico, que la observaba como un hambriento mira la comida, volvía a poner su precioso pie en el tacón de aguja de verano y procedió de igual manera con la pierna izquierda, muyyyy despacio, sin dejar de mirar con su miradas de diosa de la lujuria al niñato, marcando cada detalle, cuando volvió a calzar el tacón izquierdo el chico tenía la polla tiesa como el palo de una bandera y había empezado a machacársela.

-        Espera, espera impaciente, ese es trabajo para mis pies...jajaja

Le recrimino Yolanda divertida, ante lo que el criajo soltó su polla inmediatamente.

Yolanda se acercó a él, recogiendo su preciosa y larga melena castaño oscuro tras su oreja, con un gesto de extrema feminidad, y sosteniendo con sus delicadas manos una botella de aceite corporal, lo inclino para bañar en abundancia, la verga erecta y dura del niñato fofisano. Luego se sentó en el brazo del sillón más cercano, que quedaba estratégicamente a la altura y la distancia para que con las perfectas piernas estiradas de Yoli llegasen con los pies perfectamente a la polla del chico.

Yolanda desde el sillón, estiro sus piernas y empezó a acariciar las bolas y el principio del tronco aceitoso, con sus preciosos y delicados pies enfundados en las rabiosamente sexys medias de seda negra con rejilla, jugando con ellos, mientras no dejaba de mirar al chico mezclando sonrisas de malicia, con humedecerse los labios o mordérselos suavemente, sin dejar de masajear con sus increíbles y sexys pies los testículos y el principio del tronco del chico.

No tardó mucho en deslizar sus preciosos pies por el tronco hacia arriba, muy lentamente, moviendo sus bien cuidados dedos, como si trepasen por la palpitante verga del criajo, que reclinado no dejaba de jadear sorda y ostentosamente.

Cuando alcanzo el glande y el prepucio del niñato, sosteniendo la cabeza de la polla como si sus pies fueran dos suaves y maravillosas pinzas, se asió a cada lado de la misma con sus pies envueltos en seda negra y rejilla y empezó a frotarlo, subiendo y bajando, bajando y subiendo la piel, al tiempo que con sus dedos gordos de los pies frotaba el glande aceitoso.

-        Ooooooohhhh…..oooooohhhhh…..

Empezó a gemir de placer el chico, cerrando los ojos y tirando la cabeza hacia atrás, mientras Yolanda intensificaba la fricción, sintiendo el calor y la palpitación de la polla del chico por toda la superficie de la palma de los pies, mientras el chill out lento y sensual llenaba el ambiente.

-        Te gustaaaa neneeee….te gustaaaa…. Dimeeee cuanto te gustaaaa…..huuuummm

Susurraba provocadora y lascivamente Yolanda, poniendo mirada de zorra cachonda.

-        Siiiii……ooooohhh…….siiiiii….ooooohhh…..

Exclamaba entre gemidos el chico reclinado, con la cara demacrada de placer cerrando los ojos y agitándose levemente en la silla.

Una, dos, tres canciones de chill out lento y sensual iban sonando, y Yolanda no dejaba de frotar y pajear con sus dedos enfundados en aquellas medias negras transparentes con rejilla la verga palpitante del criajo, que brilla bañada por el aceite y el líquido preseminal, Yolanda concentro la presión de sus dedos preciosos y aumento el ritmo de la fricción salvajemente.

-        Oooohh…..aaaahhh…aaahhh…ooohh

Empezó a convulsionarse el chico moviendo todo el cuerpo como si temblase, justo antes de estallar corriéndose, la primera ráfaga salió despedida al cielo, como cuando explota un pozo de petróleo, cayendo sobre la silla y el suelo, las siguientes ráfagas no tan altas, cayeron todas sobre los pies femeninos y cuidados de Yolanda cubriendo con su blanca y pegajosa cremosidad las medias negras transparentes con rejilla.

Yolanda con mucho cuidado de que no cayeses ni una gota de leche humana, retiro los pies de la polla del niñato que empezaba a perder fuerza. Mirando fijamente al extasiado y exhausto criajo, haciendo gala de su espectacular flexibilidad y agilidad atlética, tomo primero el pie derecho y muy lentamente paso su lengua sobre la media negra de rejilla, chupando todo el semen del niñato, cuando hubo acabado bajo lentamente el pie derecho y subió el izquierdo para repetir la acción a la misma velocidad, tragándose el semen cálido y dulzón del chico, sin dejar de mirarle fijamente con su mirada más lujuriosa.

-        Huuuummmm…. Que rica esta tu leche…neneeee…

Pronuncio Yolanda con voz de niña mala ante la estupefacción devocional del chico, que estaba tan satisfecho y excitado, que volvió a ponérsele el rabo morcillón.

Después Yolanda bajo del sillón y sin dejar de sonreír se puso el albornoz blanco y le lanzo al chico las llaves de las esposas.

-        Ya sabes los que tienes que hacer, nene, diez minutos, ni uno más ni uno menos…por cierto para la próxima recompensa se admiten, peticiones de fantasías, ropa, etc.., pero yo pongo el límite y las reglas. ¿Estamos?

Dijo risueña Yolanda mientras salía del cuarto de estar, y el chico exhausto y con rostro de feliz bobalicón afirmaba con la cabeza. Como iba a jugar con sus juguetitos, cuando el criajo se hubiera ido, pensaba Yolanda camino de su dormitorio y su baño.

Yolanda respiraba hondo, se miraba al espejo y se concentraba como nunca en su vida para controlar su desbordante libido, en el trabajo, en la calle o en cualquier otra circunstancia que notase el gusanillo, volvía a controlarse, para mantenerse fría y distante sin abandonar su natural talante risueño y cordial.

Por otro lado, presionaba al criajo, para que hiciese avances en la desviación del camino de la niñata mal criada.

“Es muy difícil, no quiere volver a casa más allá de las 01:00 de la mañana, dice que así ya rompe las reglas, pero que su madre hace la vista gorda, pero volver al amanecer de fiesta como dices tú….me está costando, da igual lo que bese, manosee y sea cariñoso con ese orco de Belén…no cede”

Le escribía el chico.

“Ponle celosa, habla con alguna de sus amigas o conocidas, que sí que llegue al amanecer a casa, compárala con ellas, y si no así, dile que ellas te gustan más porque quieren vivir, plantéale sin mucha agresividad, que no sientes que tú seas lo suficientemente importante para ella, que todos vuestros sueños pueden volar…”

Le contestaba Yolanda.

“Joder, no es tan fácil, y además yo en casa tengo movidas atómicas, es el segundo curso en que no apruebo nada, y voy a mi puta bola, el otro día mi padre me soltó una hostia, y los dos me han amenazado, que si este año no saco al menos la mitad del curso, me mandaran a una universidad militar a la otra punta del país….”

Se lamentaba por el chat el niñato fofisano.

“Tus movidas, no son de mi incumbencia, si no mejoras en tus notas es porque no trabajas, o porque no tienes la capacidad, porque tiempo tienes de sobra para perderlo en otras cosas. Y que tus padres no te den suficiente dinero, está solucionado con la pasta que te doy yo...ya sabes, que si no hay avances no hay recompensas, y esta vez, tu podrías proponer algo, pero no creo que pase” .

Escribió Yolanda mosqueada.

“Si, si, si…lo lograre, si por favor, que me muero de ganas de volver a tener una recompensa contigo…quiero follar esa es mi propuesta”

Respondió por el Chat el criajo, provocando una reacción de desprecio de Yolanda, que básico.

“Lo siento la evolución de actividades sexuales las marco yo, y estas lejiiiiiiisimoooos de poder tener lo que pides…sin que cambie mucho la forma en que lo hacemos, puedes proponer cosas como lencería, roles, no sé…piensa…pero sin avances, NO HAY NADA”

Escribió Yolanda, acabando tajantemente la conversación, algo enfurecida.

El chico capto el mensaje, siguiendo casi al pie de la letra las indicaciones de Yolanda, hizo reaccionar a la criaja pecho plano y culo carpeta. Y la semana que Belén pasaba con ellos, Sergio alerto a Yolanda que pensaban salir hasta el amanecer y devolverla a casa a la seis de la mañana, la madrugada del viernes al sábado.

Yolanda tuvo que armar bien un ardid, para que Vicente pillase a su hija al día siguiente tan temprano, usando su maquillaje con mucha sutileza, se presentó en el dormitorio de Vicente que parecía una lavandería gracias al ruido infernal de la máquina de la apnea, a las cinco y cuarenta y cinco de la mañana, justo cuando por Telegram el niñato le indicaba que iban a dejarla en la casa, con una cara demacrada (cuanto una diosa preciosa puede estarlo) por el maquillaje, le conto a Vicente que algo del marisco de la cena le sentó mal y estaba toda la noche  de vómitos y mareos y no mejoraba, que había que ir a urgencias. El pobre idiota derechón se tragó el anzuelo sin más.

La jugada salió redonda, vestidos y por el pasillo camino del coche, se abrió la puerta y con mucho sigilo entro Belén, disfrazada con su nueva ropa de putón verbenero y su cara llena de maquillaje como un loro, para darse la vuelta con cuidado y encontrarse con el rostro encendido y colérico de su padre como un Cronos caníbal, que estallo en gritos como era en él habitual.

Su hija como una puta cualquiera de la noche llegando al amanecer, ella que tenía prohibido salir más allá de las doce de la noche, como las chicas decentes, y vestida como una furcia, y maquillada como una cabaretera, y fumando como una ordinaria, cuanto más gritaba Vicente, más le replicaba la criaja a los gritos, obligando a Vicente a contener el impulso de levantar la mano y abofetearla, la cría lo condujo por los mismos vericuetos de siempre, ya era mayor, todos lo hacían, su madre la dejaba, él era un vejestorio, un dinosaurio, y lo dejaba hacerlo o apoyaría a su madre para que tuviera la patria potestad única, lo dejaba en medio de la furia con la palabra en la boca y se iba muy ofendida a su cuarto.

Mientras Yolanda, en medio de la discusión había avisado que se iba al baño, para poder regocijarse en su victoria, al rato de acabada la discusión Vicente entro en su cuarto pidiendo disculpas ella estaba en la cama, le dijo que había vuelto a vomitar y que prefería ver si pasando el día en la cama mejoraría, así que Vicente la dejo allí, saliendo de la habitación con su cara de volcán a punto de estallar.

Al día siguiente y durante la semana, era Vicente quien no dejaba de sacar el tema, que si las chicas de hoy, que si las de su época, que si el respeto al padre, que si su niña no podía exponerse así, que sí que iban a pensar sus conocidos y amigos en su círculo social de alto standing, esta vez Yolanda, le daba la razón de forma despreocupada, pero ayudando a erosionar la imagen de la criaja ante su padre, y a alertar del peligro de mancha reputacional, lo único que  en verdad le importaba a Vicente, él no quería a nadie, nunca lo había hecho, solo se quería a sí mismo, como buen derechón conservador.

El chico hizo una petición aceptable, quería enrollarse con Yolanda, con esta vestida de ejecutiva, como iba a trabajar habitualmente, se lo había imaginado muchas veces, cuando estaba allí con Belén, al principio de salir con la criaja. Así que Yolanda acepto y lo convoco el sábado como las veces anteriores, después de aconsejar a Vicente pasar todo el día en el club de golf para despejarse de las decepciones y disgustos que le daba su hija.

Se cumplió a la perfección el mismo procedimiento que el de otras recompensas, salvo porque Yolanda lo recibió envuelta en una gabardina negra que le llegaba a los tobillos, junto a sus gafas de sol y su preciosa melena castaño oscura recogida en un moño encima de la cabeza y sostenida por una pinza para el pelo.

Como siempre Yolanda lo condujo hasta la sala de estar con total seriedad y rigurosidad en sus gestos y ademanes, allí le registro ropa, cartera y móvil procediendo a apagarlo y dejarlo todo en el baño de invitados, no sin antes volver a darle las esposas, para que se esposase manos y pies.

Después volvió a la sala de estar y le indico que se sentase en el sofá.

-        Estoy muy contenta con tu trabajo de esta semana, así que seré generosa dentro de mis límites.

Dijo Yoli sonriendo cordialmente, mientras se quitaba sus gafas de sol y se abría la gabardina parsimoniosamente para dejarla en el sillón cercano. Después dirigió muy sensualmente sus delicadas y femeninas manos a la parte posterior de su cabeza y abrió su pinza del pelo, agitando su cabeza con un movimiento sexy de su cuello, dejando que toda su melena, sedosa y brillante alisada hasta las puntas, cayera de forma natural, recuperando su posición normal, como dos maravillosas fuentes de cabello que surgían de la raya del medio de su cabeza cayendo por sus puntas hasta la mitad de su espalda, sus cejas finas y de arco perfecto, sus pestañas largas y rizadas, una sombra de ojos gris azulado difuminado, que realzaba el brillo deslumbrante de sus ojos oscuros y vivos,  sus perfectos y redondeados pómulos con la brizna justo de colorete, sus jugosos labios con pintalabios rojo burdeos húmedo y su sonrisa ocultando con su belleza hasta la luz del sol, sobre aquel delicioso mentón.

Unos pequeños brillantes colgaban de sus preciosas orejitas, un collar a juego en su cuello, una pulsera en la mano derecha y otra en la izquierda, un anillo en la mano contraria al de la alianza y todas las piezas también a juego con los brillantes de las orejas, vestía un falda de tubo negra cuatro dedos por encima de las rodillas, blusa de seda saten rojo burdeos y chaqueta a juego con la falda cuyos faldones se abría por debajo de los riñones, unas medias negras de seda transparentes (su tipo y color de medias favoritas) y unos zapatos de tacón de aguja negros con suela roja.

Se adelantó unos pasos hacia el criajo, que la miraba con la boca abierta y los ojos como platos, una mirada de devoción y obsesivo deseo.

-        ¿Bueno que te parece?

Pregunto risueña y divertida Yolanda dando una vuelta sobre sí misma, con su sonrisa divina de oreja a oreja.

-        Espectacular…eres un sueño…un sueño…solo hago que buscar tías que se te parezcan en internet, pero no encuentro nunca ninguna, que este más buena que tú…eres una diosaaaaa.

Decía el chico hablando como hipnotizado, sin quitarle la vista de encima y tocándose su verga morcillona.

-        ¿Bueno que quieres que hagamos?

Pregunto Yolanda adelantándose.

-        Ven aquí, por favor, siéntate a mi lado y déjame que te meta mano sobre y entre esa ropa de ejecutiva…por favor.

Dijo el niñato Fofisano, temblando de deseo y ansiedad.

Ella jovial y risueña se acercó sonriente hasta que se sentó junto al chico, sin dejar de sonreír acomodándose el pelo hacia atrás con un leve movimiento de cabeza.

El criajo respirando profundamente y mirándola fijamente, completamente desnudo con su piel blancuzca y su vientre flacido, se abalanzo lentamente sobre ella, que se reclino en el sofá para dejarle hacer.

Sergio lanzo su boca a su cuello, y por detrás de las orejas, Yoli subió la barbilla para evitar que él la besara. Las manos del criajo por debajo de la chaqueta, se aferraban con sus manos a la carne de Yolanda como dos abrasadoras garras, subiendo desde su cintura, apretando sus caderas, su precioso y definido abdomen, sus tetazas perfectas bajo su wonderbra, sin que la cálida y nerviosa lengua del niñato dejase de lamer todo su cuello, y jugase con la punta de su lengua con el lóbulo de las orejas de ella.

-        Uuuuuhh….oooohhhh…neneeeee…que hambreee tieneeeesss……

Disfrutaba Yolanda, abandonándose al deseo insaciable que despertaba en el criajo, el cual a cuatro patas sobre el sofá, se abalanzaba sobre su cuerpo intentando saciar su deseo por ella.

Yolanda alargo una de sus femeninas manos y agarro el rabo grueso e inerte del niñato, empezando a pajearlo acompasadamente, adelante y atrás, atrás y adelante.

-        Oooooohhh...siiiii…que rica estaaas…..hueles como Dioooosss….y que piel tienes tan suave y perfecta, ni blanca, ni demasiado morena….perfectaaaaaa..ooooohhh…. sluurp….sluuurp….

Seguía el chico chupándole el cuello, arrugándole la blusa rojo burdeos y apretando todas sus firmes curvas por encima de su ropa, en un momento dado bajo sus manos y las metió bajo su falda entre la tela y los muslos vestidos con las medias negras transparentes de seda, apretándolos con todas sus fuerzas con sus dedos  como garras, jugando con las bandas del ligero mientras remontaba los muslos, empujando la falda de tubo hacia la cintura.

-        Ooooohh..

Se convulsiono Yolanda, al tiempo que bajo la cabeza y el niñato aprovecho para morderle el delicioso mentón, chupándolo como si quisiera absorberlo. Haciendo que Yolanda lo agarrase con la mano libre y volviera a bajar su cabeza, que cayó sobre lo alto del pecho que la blusa abotonada hasta arriba dejaba a la vista y sobre el que el criajo lanzo su cálida y húmeda lengua, mientras sus manos habían recogido toda la falda de tubo en la cintura de Yolanda, dejando a la vista su ligero negro y su tanga negro de encaje bordeado por una banda azul de licra, el niñato empezó a amasar y a apretar con violencia de deseo las nalgas perfectas, esféricas, morenas y fibrosas de Yoli, que no dejaba de pajearle acompasadamente adelante y atrás, atrás y adelante.

-        Oooooohhh….que culo tieeeeneess.., es perfectooo…perfecto…grande y espectacularmente redondo y respingoooonnn…ereeeeess perfecta te deseooooo…ooooohhhh.

Gemía y jadeaba el chico, intentando besar a Yolanda en la boca, que volvía a apartar la cara, aumentando el ritmo de la paja, y paralizando al criajo en seco que volvía a abrir la boca.

Que bien le estaba amasando el culo y por cuanto rato, subía de la parte superior del pecho y volvía a chuparle y lamerle todo el cuello, detrás de las orejas, los lóbulos, Yolanda sin bajar la cara cerraba los ojos y se abandonaba a aquel placer, sintiendo como lentamente su raja se empapaba.

Cuando Sergio quedo saciado de su culo, dirigió sus manos de nuevo a la blusa, mientras Yoli intentaba sacarse la chaqueta, ante la evidente maniobra del chico, que paro en seco y le impidió sacarse la chaqueta sin hablar con una mirada suplicante, Yolanda dejo de intentarlo, y el niñato con las manos temblorosas empezó a desabotonarle la blusa roja burdeos, solamente hasta que quedo completamente a la vista su wonderbra negro de encaje con bandas azules de lycra.

-        Oooooohhhh….

Exclamo con total sinceridad el chico, como quien está ante un manjar que lleva toda la vida deseando comer.

Dirigió sus temblorosas manos hacia la teta derecha y metiendo una de ellas entre la tela del wonderbra, la extrajo del mismo abriendo mucho la mano para apenas poder sostenerla con aquella gran areola oscura y aquel pezón más grande de lo normal. El criajo se lanzo sobre ella como un tiburón, agarrando entre sus labios el pezón y empezando a chuparlo como si estuviese sediento y quisiera mamar de él hasta saciarse.

-        Huuuuummmm…..oooohhhhh…..

Cerro los ojos Yolanda, convulsionándose lentamente, notando como los escalofríos de excitación sexual recorrían su espalda y electrificaban todo el cuerpo, el chico alternativamente lamia y lanzaba chupetones a toda la superficie perfecta, esférica, suave y turgente, de aquel melón jugoso de talla de copa E.

El chico paro un momento, volvió a lamer el cuello precioso de Yolanda, adornado por el collar de brillantes, con las dos manos saco la mamaza izquierda, de Yolanda, cayendo sobre ella igual que había caído sobre la derecha, devorándola con deseo salvaje, provocando en Yolanda oleadas de placer que cerraba los ojos, y notaba su raja empapada y ardiendo.

-        Ooooooohhhhh…..si neneeee…siiii lo haces muy bieeeenn….ooooooohhh.

Se retorcía de placer  Yolanda escurrida en el sofá, cerrando los ojos y notando en su femenina mano palpitar la polla gruesa del criajo, el cual intentando juntar ambas mamazas para meterse en la boca los extra grande pezones de Yoli  a la vez, descubrió el cierre delantero del wonderbra, abriéndolo con gran jubilo y desplazando su tela hacia los lados, y lanzándose con su lengua a devorar el canalillo, sosteniendo las mamazas cuanto apenas por el lateral para enterrarse entre ellas.

-        Jajajaja…..neneeeee…oooooohhhh…

Se rio divertida Yolanda ante la maniobra, antes de gemir de placer, al notar como el chico había metido a duras penas sus grandes y graníticos pezones oscuros en su boca y los mordisqueaba con pasión.

Yoli soltó la polla del criajo, estiro los brazos y se llevó las manos a la nuca, tensando su pecho  e irguiendo aún más sus inmensas y perfecta gotas de lluvias, que estaban hinchadísimas,  mientras el chico con un movimiento pélvico instintivo le golpeaba la raja por encima del tanga, mientras amasaba, mordisqueaba, chupaba y mamaba ambas tetas con desesperación y locura.

Un primer calambre aviso a Yolanda, sus tetazas se estaban cargando de su ocasional liquido lactante, si el niñato lograba ordeñarla, ella ya no podría contenerse y se lo follaria, al primer latigazo, se sumó una segundo, un tercero…

-        Vaaaaamoos….vaaamoos…a cambiar de postura nene…corazón.

Pero el chico aferrado a ella y a sus tetazas como un vampiro no cesaba, ni escuchaba, Yolanda se incorporó empujándole en el pecho, lo suficiente para que el parase, ella con el rostro demudado por el placer respiro hondo y se recompuso.

-        Recuerda mis reglas.

Dijo severa, al tiempo que le hacía sentarse  a su lado, se colocaba la melena, agitando su cuello con aquel gesto tan femenino y grácil. Sentados uno junto al otro al borde del sofá, llevo las manos del niñato a sus tetazas, una por el costado y la otra por detrás de la espalda hasta alcanzar su lateral, mientras ella por el hueco metía su delicada mano derecha y empezaba a pajearlo con fuerza, adelante y atrás, atrás y adelante, intentando que se corriera cuanto antes.

Pero nada, el criajo apretaba y pellizcaba con tal fuerza sus perfectas y circulares mamazas, amasándolas, y las sacudidas de placer no dejaban a Yolanda pajearlo con la intensidad requerida, interrumpiendo el ritmo, y la cosa empeoro cuando al rato el niñato bajaba la cabeza y sosteniéndolas por abajo como podía devoraba brutalmente, primero una tetaza y luego la otra chupando y absorbiendo como si quisiera absorberla entera, las descargas que presagiaban la lactancia ocasional volvieron.

Yolanda tenía que hacer algo, primero le cogió una de las manos y la metió dentro de su tanga, dirigiendo los dedos del criajo a su empapada raja.

-        Oooooohhhhhh….que calieeeenteeee……lo hago bien, lo hago biieeennnn.

Preguntaba el niñato poniendo cara gratamente sorprendido, metiendo y sacando los dedos en la raja con gran placer.

-        Asiiiiii….asiiiiii…..nene….assiiii…déjame que te enseñeeeee…

Respondió Yolanda guiando con su mano los dedos del criajo, para que frotase la pared superior de la raja donde estaba el clítoris, al tiempo que le enseñaba a hundir sus dedos corazón e índice hasta su segunda falange en su raja empapada y ardiente.

-        Siiiiiii….neneeee….siiiiiiii….sigue asiiiii…no pareeeesss….sigueee no hagas nadaaaa distintooo….ooooooohhhh

Gemía de placer, cuando consiguió que el chico encontrase el punto perfecto para masturbarla, aumentando aún más el ritmo de pajearle con su femenina mano, arriba y abajo, abajo y arriba.

Pero el chico aún tenía libre la otra mano que no dejaba de amasar con terrible placer sus mamazas y de succionarlas con su boca, la leche estaba a punto de emerger y ella perdería todo el control.

Con la mano libre agarro al criajo por el pelo y lo subió hasta su boca, ahogandole en un terrible beso francés, enroscando su lengua con la del niñato, y mordiéndole los labios, enroscándose tan salvajemente, que la mano del chico en la raja de Yolanda intensifico el ritmo.

-        Oooohhhhh ……uuuuuhhhh….siiiiiiiii

Aulló de placer Yolanda echándose hacia atrás, empando la mano del chico, su tanga y el suelo con el chorro de su corrida, sin dejar de despellejar la polla del criajo, que roja a punto de explotar palpitaba, mientras la suave mano de Yolanda la pajeaba, adelante y atrás, atrás y adelante…

-        Me corroooo, me corrooooo….me quiero correeeerrr encimaaa tuyooo….por favoorrr…..

Grito el chico medio encorvado, mientras Yolanda convulsionada aún se recuperaba de su propio orgasmo.

Yolanda afirmo con la cabeza entre resoplidos, soltó al chico, que andando torpemente por las esposas y con la polla en ristre como una lanza, apunto sobre Yolanda que se sentó al borde del sofá mostrándose dispuesta a recibir las descargas del chico como era su fantasía.

El niñato sin dejad de sacudírsela brutalmente agarro su verga, apuntando a Yolanda como si fuera una manguera.

-        Oooooooooohhhhh….siiiiiii…..ooooohhh…

Estallo de placer al correrse, balanceándose de derecha a izquierda, regando de lado a lado a Yolanda con sus ráfagas, la cual permanecía con los brazos abiertos sonriente y divertida recibiendo la simiente cálida y lechosa del criajo sobre sus tetazas, blusa, chaqueta, falda y medias, nada que la tintorería no pudiese limpiar.

Al acabar el niñato pidió una segunda ronda, pero de forma muy tajante y seria, Yolanda se opuso, todo aquello había sido demasiado intenso, tenía diez minutos para irse como siempre, y debía aplicarse más, a pesar de sus propios problemas, la cosa con la criaja debía de volver a subir de nivel, para que así subiesen también sus recompensas.