Liberada - guiando a la perdición II
Dijo gimiendo y entornando los ojos como una perra, mientras se mordía el labio inferior, para bajarse con las manos parcialmente las dos copas del wonderbra negro de encaje, permitiendo así que se desbordasen, exponiendo sus pezones extras grandes y su oscura areola, pezones que apretaba ferozmente
El timbre de la puerta sonó repetidas veces. Era lunes, empezaba una nueva semana y Belén estaba allí de nuevo. Como era habitual en ella, llegaba a la casa y no saludaba a Yolanda, tratándola como si fuera una extraña, aunque no lograba su propósito, aquella era su casa, su castillo, se lo había ganado y se lo ganaba a pulso soportando ser la esposa del odioso y zafio de Vicente.
Como nadie iba a abrir, Yoli se dirigió a la puerta.
En cuanto se hizo con la casa, había despedido al " servicio", con recomendación y todo, pero nada de criados y menos fijos. María Visitación una mujer de confianza de su amiga Vero, llegaba por las mañanas de lunes a viernes, sobre las 09:00 limpiaba la casa y organizaba las tareas domésticas para hacerlas durante la semana, preparaba comidas y a las 17:00 se iba a casa, era un amor de mujer, y Yolanda la trataba con cercanía y familiaridad, Vicente cuando coincidía con ella, ni la miraba a los ojos, aunque la hablase de usted con frialdad y distancia.
A aquella hora de la tarde la mujer ya no estaba, así que Yolanda abrió la puerta. Junto a la misma estaba el repartidor de Amazon de la zona, Víctor, un hombre en mitad de los cuarenta, ojos verdes, barba recortada, con entradas y canas en las sienes, fofisano con chaqueta de motorista.
- Buenas Yolanda, preciosa, que placer más inmenso es siempre verte, y que tú me abras la puerta en vez del " avinagrado" de tu marido.
Dijo el repartidor esbozando una sincera sonrisa de deleite, mientras recorría con la mirada el cuerpo de Yolanda de arriba a abajo, devorándolo con los ojos como siempre que la veía.
Todos los repartidores de logística y otros repartidores de la zona conocían la dirección y la diosa morena maciza y exuberante como una pornostar que vivía en ella, correos, amazon, GLS, Deliveroo, etc.…En las empresas en las que no había un repartidor fijo asignado había tortas por hacer esa entrega.
- Muy buenas Victor, muchisimaass gracias por tus palabras, me traes algún paquete.
Pregunto amablemente, Yolanda exhibiendo su amplia y perfecta sonrisa que enamoraba a los dioses y que realzaba sus perfectos pómulos de piel cetrina bronceada, sus labios carnosos con carmín magenta, su delicioso y redondeado mentón y sus ojos brillantes de ensueño, sombreados con una sombra malva y gris, sus pestañas rizadas, extra largas y realzadas con rímel, aquel rostro que tanto hombres como mujeres admiraban por su increíble belleza.
- Muy buena estas tú, Yolanda.
Respondió provocativa y zalameramente el repartidor.
Como hacia habitualmente en esas situaciones obvio el comentario sin abandonar su simpatía. Situaciones que vivía a menudo, incluido en su trabajo diario, donde tenía sus admiradores fijos, clientes que solo pasaban por la compañía de seguros para verla y hablar con ella para gozar de su contemplación.
- Sigo esperando el paquete Víctor.
Dijo sin dejar de deslumbrar al repartidor con su sonrisa y talante risueño y simpático.
- La dirección es correcta, pero pone que el paquete es para una tal Belén Díaz Pérez.
Contesto el repartidor manteniendo en su boca la sonrisa de deleite, sin quitar sus ojos del cuerpo de Yoli.
- Si, si es aquí es para la hija de Vicente…… Belén, Beleeén….hay un paquete para ti.
Respondió Yolanda poniéndose de perfil a la puerta, vestía unas cómodas y entalladas mallas negras mate, que se ajustaban a su cuerpo como una segunda piel, dibujando la firmeza y lozanía de sus muslos y la curva perfecta y tonificada de su gran culo divino y especialmente respingón, que debido a los zuecos de andar por casa sin parte delantera y de medio tacón realzaban aún más sus gloriosas nalgas, arriba un jersey de punto de manga larga con escote redondo, también ajustado de forma que se dibujaba la circunferencia semicircular de sus enormes pechos de talla de copa E, mostrándose en su parte superior por el redondeado escote, alzados y ofrecidos por el wonderbra como dos jugosos frutos de piel morena, llevaba su preciosa melena recogida en una cola de caballo.
El repartidor se estaba dando un festín de contemplarla hasta se relamía, mirando fijamente el culo de Yoli, cuando llego Belén con cara de pocos amigos. Yolanda estaba de espaldas a Víctor y de cara a Belén, pero eso no le importo a la niñata, que cuando vio el enorme deseo que despertaba en el repartidor, transformo su rostro en un gesto de odio supremo.
- ¿Belén Díaz Pérez?
Pregunto Víctor sosteniendo el paquete.
- Si, soy yo dame.
Respondió Belén hecha una fiera.
- ¡Y ahora largo!
Lanzo tremendo y seco grito Belén al repartidor, cerrando la puerta violentamente, ante el asombro de este y de Yolanda.
- Lo siento Víctor, adiós.
Grito Yolanda a través de la puerta sin salir de la estupefacción.
- Maldita zorra, siempre calentando a los hombres con tu culazo y tus inmensas tetazas……te odiooo.
Chillo Belén, abandonando la entrada y perdiéndose por el interior de la casa.
- Yo también me alegro de verte, Belén.
Dijo con sorna e ironía Yolanda mientras la adolescente se perdía por el pasillo.
La verdadera bomba estalló en la cena.
- Papa, este sábado, vienen mis amigos otra vez y no quiero ver a tu mujer cerca de la piscina, su presencia nos molesta.
Dijo Belén cuando llegaban a los postres, durante todo el día apenas se había cruzado ni la mirada con Yolanda, a la cual le importaba absolutamente nada, simplemente obviada a la niñata.
- ¿Perdona, como, estas limitando mis movimientos en mi casa?
Respondió atónita con voz de incredulidad Yolanda.
- Si, hija esta también es la casa de Yolanda, aunque no os llevéis bien.
Dijo en tono neutro Vicente, intentando mostrarse conciliador, mirando a su niñita con ojos de adoración
- ¡Su presencia es la causa de toda la infelicidad de mi vida, de mi infancia y ahora de mi adolescencia!
Grito Belén, atacando el punto débil de Vicente, el cargo de conciencia sobre lo que había sufrido su niñita.
- Que pinta ella mientras estoy con mis amigos, allí en medio como una espina en mi corazón, pavoneándose con su espectacular cuerpazo.
Seguía a grito pelado con su diatriba Belén.
- Perdona bonita, pero yo no me pavoneo, ni me expongo ante nadie, que no sea tu padre.
Respondió calmada Yoli, sin alterar la voz ni el ánimo, consiguiendo que Vicente afirmase en silencio con la cabeza.
- No te hace falta, solo tienes que ser tu misma de forma natural zorra, para que todos los tíos solo tengan ojos para ti, si no de que un gran hombre como mi padre habría caído en tus redes zorra.
Contesto Belén gritando llena de odio a Yolanda.
- Cálmate Belén y mide tus palabras, tu padre y yo estamos enamorados.
Dijo aguantándose la risa como pudo Yolanda.
- Me da lo mismo todo Papa, no la quiero cerca mío, cuando estoy con mis amigos, sobre todo cuando estoy en la piscina…NO LA QUIERO.
Siguió Belén gritando y haciendo aspavientos como una niña mal criada.
- Pero esta también es su casa muñequita.
Respondía Vicente con voz meliflua que solo ponía a su niña.
- Me es igual. Yo no cumplo contigo, no quieres que este fuera de casa entre semana más allá de las 10:00 y el fin de semana a las 12:00, me concentro en mis estudios y saco buenas notas, que sabes que el cole es difícil, no bebo alcohol y mucho menos drogas, voy a la iglesia y a las catequesis, no escucháis ni la más mínima pega de mí, ni el más mínimo escándalo que pueda avergonzaros…y además convivo con esta zorra. NO LA QUIERO, NO LA QUIERO, NO LA QUIERO en la piscina cuando este con mis amigos, o es así, o no volveré a pisar tu casa, sabes que mama me lo ha pedido muchas veces, solo hay que ir ante el juez de menores y no vuelvo más, NO VUELVO MÁS.
Se marchó gritando la criaja mal criada adolescente, dejando a Vicente con el corazón en un puño, con cara entre de cordero degollado y perro apaleado, para asombro de Yolanda, ella había vuelto a perder la partida.
Yolanda no era de las que gritaba o montaba una escena. Pero Vicente se cerraba en banda, su hija, su única hija era lo primero y más importante, y en el fondo él lo tenía claro que Yolanda estaba con él por su pasta y el mundo de lujos y comodidades que podía darle. No iba a permitir que su hija apoyase a su madre y perdiese la custodia compartida y no volviera a verla más. Daba igual las opciones o argumentos que diera Yolanda, la respuesta de Vicente era siempre la misma, cuando la niña estuviese allí, ella tenía preferencia en usar la piscina con sus amigos y ella no debía aparecer.
Limitada en su propia casa, en su propia casa, aquello ya era demasiado para Yolanda, convivir con aquel zafio hijo de puta, incapaz en todos los aspectos de la vida, convivir con su hija una mierda insoportable como el padre, todo por la pasta y los lujos, renunciando a todo y siendo humillada en su propia casa, en su propia casa.
Aquello no iba a quedar así, no la conocían a ella, no, no la conocían, no iba a montar números ni escándalos, ni reacciones violentas o enfadadas con la niñata, iba a actuar toda la semana como si estuviera conformada con la decisión de Vicente y la petición de Belén. Fría como el hielo, calcularía una venganza cruel y despiadada, que provocase el máximo dolor, humillación y vergüenza tanto a la criaja, como al miserable de su marido.
Con esa perspectiva se pasó Yolanda toda la semana planificando y maquinando, su castigo a ambos.
Al llegar el sábado, Yolanda cogió los bártulos bien temprano y se fue a visitar a Verónica y a pasar el día con ella, durante toda la semana había logrado templar el cabreo más grande de su vida, de forma que su marido lo había olvidado todo y creía que ella se conformaba, y la criaja le lanzaba miradas entre de burla y de victoria que ella obviaba, pero por dentro era una fuente inextinguible de odio para los dos.
La decepción de Cesar y Sergio al saber que Yoli había salido, fue proporcional a la enorme satisfacción de Belén de ver esa decepción reflejada en sus rostros, ese sábado eran de ella y de la otra enana esmirriada culo de carpeta.
Tumbada en una hamaca en el balcón de Verónica, tomando el sol con su preciosa melena morena recogida con un gancho detrás de la cabeza con un bikini azul celeste, con Vero tumbada al lado se desahogaba contándole todo el asunto.
Ya había tenido que enseñarle su alianza de casada con su lacónica y distante sonrisa a algún vecino, que la había visto llegar enfundada en un vestido de cuerpo entero, de tirantes finos cuya falda acababa un palmo por encima de sus rodillas, alcanzando casi el metro ochenta por su tacones de aguja a juego, con un escote de pico por donde se escapaban sus realzadas tetazas con el wonderbra de turno, todos los machos admiraban aquella diosa mediterránea de piel bronceada, todos la deseaban y algunos se atrevían a probarlos, para que ella los torease.
- Joder nena, es muy fuerte, que humillación. Tenerte que ir de tu propia casa. Madre mía Yoli, con lo que tú has sido y has toreado a los tíos. Tener que soportar esto y todo por la pasta.
Decía Vero, enfadada y apesadumbrada por su amiga.
- Por muuuuchaaa pasta, la seguridad absoluta de un futuro de lujo y de despreocupaciones ….. Huuuummmm. Ya sabes la suerte de la fea, la guapa la desea.
Respondió templada pero pensativa Yolanda.
- ¿Te veo muy calmada, nena, no piensas hacer nada? Esto puede ser el principio de una vida insoportable, de vivir de prestado en tu propia casa, a los arbitrios de los deseos de esa niñata.
Interrogo sorprendida Vero a Yolanda.
- Si lo sé, no te preocupes hare algo para que eso no suceda, demasiado he cedido ya, para al final perder yo.
Contesto Yolanda con voz enigmática.
Si lo tenía bien pensado, llevaba toda la semana planeándolo. Necesitaba una herramienta, ella no tenía ninguna clase de influencia en la maldita criaja, así que era casi imposible hacerla caer en desgracia de forma directa, necesitaba una manera indirecta, valerse de alguien que pudiera facilitar la humillación, la degradación y la perdida de favor de la niñata frente a Vicente.
Le había dado muchas vueltas a la idea, era arriesgado en grado sumo, pero tenía que hacer algo, como decía Vero que sería lo próximo, en lo que pondría entre la espada y la pared al mierda de Vicente, además aunque a él le gustaba fardar de superhembra por mujer, haciéndose el macho machista y de derechas, la verdad es que para lo que “usaba” a Yolanda, le podría valer cualquiera y entre su hija y su mujer despampanante, muy probablemente iba a perder ella siempre, tenía que neutralizar a la criaja totalmente, romper el hilo umbilical, que Vicente dejase de tener esa consideración absoluta, sino todo el sacrificio, de antes y durante, por un futuro de lujo garantizado sin preocupaciones podría irse al garete en los próximos años, y tal vez solo le quedaría la opción de alguien más viejo y aún más conservador y asqueroso que Vicente. Estaba decidido correría el riesgo.
La herramienta solo podía ser Sergio, la expulsión de su propia casa era debido a los celos brutales e infernales que había provocado la atención que provocaba Yolanda en Sergio, como si de por si por todo lo que había pasado Belén no odiase suficientemente a Yolanda.
Pero por cómo había visto que se desarrollaba la relación y la forma en que se comunicaban los niñatos, Belén estaba profunda y estúpidamente enamorada del fofo y bajito de Sergio con su ridículo pendiente y su estúpido tatuaje y su cara vulgar. Esa forma de enamoramiento adolescente de las féminas, que les hace creer que ese chico es el amor de su vida, con quien se van a casar y que va a ser el padre de sus hijos, una estulticia suprema, que hace que estén dispuestas a hacer lo que haga falta por ellos, aunque el estúpido de Sergio, como total inexperto, no sé había dado ni cuenta del poder que tenía, y por eso no forzaba ninguna situación con Belén, Yolanda le haría forzarlas y sabía cómo.
El riesgo era máximo, era una apuesta total, todo o nada, si salía mal las capitulaciones y el régimen de separación de bienes y gananciales dejarían a Yolanda en el lodo, y con más de cuatro años de sacrificios y abstinencia tirados a la basura. Pero el premio era que su marido rechazase a su hija hasta donde un padre enamorado de su única hija podía rechazarla, que lo humillase en sus puntos débiles, que se enfrentara a él y a sus normas, y atacase su reputación de dinosaurio conservador católico hipócrita, si lograse que las opiniones, ideas y sentimientos de la criaja no contasen más para Vicente, entonces sí que tendría todo el poder sobre él y su dinero y habría merecido la pena, el riesgo era adecuado con la recompensa.
Sabía muy bien lo que tenía que hacer, utilizaría la lujuria salvaje que despertaba en todos los machos que la contemplaban, sabía que al criajo, Belén, paliducha, plana, y culo carpeta poco le importaba, estaba con ella, porque no podía estar con otra, además ella era su monedero, el muy gorrón, cualquier cosa que él quisiera ella se lo pagaba, cualquier fiesta, salida, evento, comida, todo corría por cuenta de la niñata idiota. Por lo que si Yolanda estaba en lo cierto el absoluto inexperto debía ser arcilla en manos de la experta superhembra morena de cuerpo de escándalo como una diosa pornostar, el primer y más arriesgado paso le diría si estaba en lo cierto respecto a los sentimientos de Sergio versus Belén.
Llego a la casa después de cenar, los chicos estaban viendo la tele, sentados en el mismo sofá, pero modositamente separados, con Vicente sentado en su sillón vigilándolos como un feroz can cerbero.
Yoli paso y saludo brevemente esbozando su más radiante y preciosa sonrisa, estaba muy cansada. Vicente le pregunto por su día, le confirmo risueña y alegre que lo había pasado muy bien, el estúpido de su marido sonrió conformado como si su decisión hubiera sido lo mejor para todos, que equivocado estaba.
Yoli fue a su dormitorio, se dio una última ducha, dejo caer sobre su cuello y pechos unas gotas de un potentísimo y carísimo perfume explota lívido, se puso un salto de cama rosa transparente, sin ninguna clase de ropa interior debajo y espero.
Su primera intención había sido abordar al chico entrando en el dormitorio de invitados, pero la frialdad con la que el odio que había despertado en ella todo lo que estaba sucediendo le había invadido, y con la que había tomado la determinación de llevar a cabo todas sus acciones en este asunto, le hizo pensárselo mejor.
Si entraba en el dormitorio y ella lo abordaba, y el chico salía por alguna deriva inesperada, gritaba, se le echaba encima, o cualquier otra, ella no tendría forma de justificar su presencia allí, con aquella prenda que no dejaba absolutamente nada de su voluptuoso cuerpo para la imaginación.
Así que había comprado una diminuta cámara que había conectado por Bluetooth a su móvil y cuando se había marchado a su dormitorio, había sabido ocultarla en un florero frente al cuarto de baño de invitados de forma que enfocaba y se podía ver quien entraba y quien salía de él, ya que en los pasillos de la casa durante la noche había una especie de lámparas de luz auxiliar que iluminaban tenuemente esquinas, puertas etc…la luz suficiente para identificar quien entraba o salía del cuarto de baño,
No tenía sueño, la excitación del riesgo tampoco la dejaba dormirse, sobre las doce de la noche se hizo en silencio total en la casa, ella seguía con su Tablet, ojeando internet, netflix, youtube y otros contenidos, pasada la una y media de la mañana, el niñato de Sergio vistiendo un pantalón de pijama de tela y una camiseta de tirante, soñoliento se dirigió al cuarto de baño y entro.
Yolanda salto como una gata de su cama, se calzo unos tacones de aguja rosas y salió al pasillo sigilosamente, mirando en todas direcciones cerciorándose de que no había nadie más allí, su cuarto como el cuarto de invitados estaba en el primer piso, mientras el cuarto de Belén y el de Vicente con la infernal máquina de apnea estaban en el piso de arriba, lo que facilitaba sus planes.
Yolanda aguardo junto a la puerta, y cuando el enano fofisano y adormilado salió del baño, se abalanzo sobre él como una loba, bloqueándole el paso y dejándolo contra la pared.
- Hola Sergio, cariño, me habéis echado de menos hoy en la piscina Cesar y tú.
Le pregunto Yolanda con voz sensual, mirándolo fijamente con sus ojos brillantes, de largas pestañas rizadas de rímel y sombra gris oscura en los parpados, que realzaba el brillo de sus preciosos ojos, al tiempo que esboza una maravillosa sonrisa sarcástica y cachonda.
- Ssssi, si,si…..clarooo….
Respondió Sergio tragando saliva abriendo mucho los ojos, con voz temblorosa, con los tacones Yoli casi alcanzaba el metro ochenta y le hablaba al niñato desde una doble superioridad, la de la diosa experta y la física de la altura.
- Sabéis, expiar a los mayores está muy mal y os podría denunciar, tengo unas fotos que tome desde mi habitación con una cámara profesional con zoom, donde se os ve muy claramente a Cesar y a ti, estúpidos.
Susurro Yolanda con firmeza en tono agresivo, mirando fijamente a los ojos al criajo, que empezaba a jadear de nerviosismo blanco como la leche.
- Yo, yo, yo….por favor no, no, no nos denuncies, por favor.
Suplicaba en un gimoteo, temblando por la impresión Sergio.
Entonces Yoli, alargo su fina mano de perfectos dedos cuidados, con uñas pintadas de rojo y encendió la luz de esa parte del pasillo, apartándose unos pasos del chico, para que este la contemplase.
Una extrañísima sensación invadió al chico presa de la sorpresa y el pánico, la contemplación de aquella diosa morena de playboy con aquel salto de cama rosa totalmente transparente a escasos centímetros de él, le hizo abrir los ojos y la boca como platos a la vez que se ponía como una moto, sin abandonar la sensación de terror y castigo próximo.
Yolanda se abalanzo sobre él empotrándolo sordamente contra la pared, al tiempo que cogía las mejillas de Sergio entre sus dedos índice y pulgar.
- No, no te denunciare, si a cambio haces algo por mí, pero primero respóndeme unas preguntas con total sinceridad.
Siguió Yolanda susurrando con agresividad contenida y controlada.
- Shi, si,si….
Respondió el niñato forzando las sujetas mejillas.
- Tú y Cesar no os coméis una mierda verdad, ligáis lo mismo que si lo intentaseis en el desierto, ¿no es así?, responde.
Interrogo con fiereza Yolanda.
- Shi, shiii….uuuuhhh… somos unos mierdas, no nos comemos ni un colín, solo a las más feas y gordas de la fiesta, si van borrachas y quieren rollo.
Contesto gimoteando lastimosamente Sergio.
- Vamos que sois dos vírgenes desgraciaos, que se han liado con dos quinceañeras, porque ninguna tía buena de vuestra edad os hace caso, responde.
Proseguía con el interrogatorio Yolanda.
- Shiii ……una vez Cesar y yo pagamos a una prostituta, para que nos hiciese una mamada, el primero y yo después, el creo que se ha follado alguna gorda, y Ángela se la mama, pero yo solo me he comido unas feas, morreos y toquiteos….aaayyy…me haces daño.
Gimoteaba Sergio al borde del sollozo.
Yolanda aflojo los dedos en las mejillas, y deslizo suavemente su otra preciosa y delicada mano a la entrepierna del chico, comenzando a acariciarla levemente y notando así el cálido movimiento de reacción de su miembro.
- Y que es para ti Belén, la quieres, ¿estás enamorado de ella?
Pregunto aflojando el tono Yolanda sin dejar de acariciar suavemente la entrepierna.
- No, no, ni siquiera me gusta, solo que su padre le da mucha pasta lo paga todo, y como no me como ni una mierda, al menos puedo aparentar que tengo novia, aunque no valga nada.
Respondió lleno de sinceridad y al borde de los pucheros Sergio.
Yolanda sin soltarle los mofletes le mostros su más dulce y preciosa sonrisa.
- No os voy a denunciar, pero a cambio tu tendrás que hacer cosas por mí. Te voy a convertir en mi esclavo, y si me haces caso, te daré recompensas por tu buena labor.
Expuso en un susurro enigmático Yolanda, sin dejar de sonreír con su maravillosa y seductora sonrisa.
- ¿Que que que cosas tengo que hacer por por ti?
Pregunto dubitativo y curioso Sergio.
Yolanda había aumentado el ritmo de la fricción sobre la entrepierna de Sergio, y se inclinó sobre él como si quisiera susurrarle al oído, clavándole sus extragrandes pezones en el pecho, la polla del chico ya estaba tiesa, pero aquello le hizo dar un respingo.
- Tenemos que convertir a Bélen en una niña mala, que incumpla las normas de sus papas, que los deje en evidencia, que los avergüence con su conducta, que se hunda en los estudios, hay que castigarla.
Susurro Yolanda al oído de Sergio con la voz más sensual y cachonda que había puesto en su vida.
- Y y y uuuuuhhh….uuuuhh ….¿cuáles serán mis recompensas?
Pregunto el niñato cerrando los ojos entre gemidos de placer.
- Dependiendo del grado en que me obedezcas y los avances en que Belén se convierta en una vergüenza para sus padres, te dejare jugar conmigo, huuuuummm…podrás mirarme tan cerca como estamos ahora, huuuuummmm, y si haces todo lo que yo te diga que hagas con Belén… huuuuummmm…a lo mejor te recompenso haciéndote hombre….huuuumm….
Contesto Yolanda entre gemidos fingidos, poniendo su cara a milímetros de la del niñato y mordiéndose lascivamente el labio inferior tras su última frase.
Sergio reacciono mirándola con los ojos desencajados y la boca abierta de placer, aquello era un puto sueño, el argumento de una peli porno hecho realidad, instintivamente llevo sus manos al culo de Yolanda.
- Plaaasshh
Se oyó sonoramente en el silencio de la noche el palmetazo que le había dado Yoli a la mano del chico.
- Yo pongo las reglas, entendido, tu actúas, y según lo que hagas tienes recompensas, te ha quedado claro. ¿Estás de acuerdo?
Volvió a inquirir con agresividad y firmeza Yolanda, dejando repentinamente de frotar la entrepierna del chico y ajustando de nuevo sus dedos pulgar e índice a los mofletes del chico.
- Si,si si…estoy de acuerdo, estoy de acuerdo.
Contesto Sergio con la polla tiesa y voz dolorida.
- Bien en este mueble de aquí al lado hay un blog deja tu móvil, descárgate Telegram y espera que te contacte, con una foto de perfil de un bulldog. Nada de nombres, yo soy Y, tú eres Z y Belén es X, mi casa es la pecera. ¿Entendido?
Pregunto Yolanda aflojando un poco los dedos.
- Si, si, si entendido.
Respondió conformado Sergio.
- Y esto es lo más importante, máximo secreto, repito MÁXIMO SECRETO, no puedes contarle nada a nadie, sobre todo a Cesar, a nadie…recuerda que trabajo en una compañía de seguros, y puedo encontrar mil excusas para que alguien te espié y me entere de que estas contando algo a nadie. Yo lo negare todo y os denunciare a la policía. ¿Está claro?
Insistió con agresividad, violencia y firmeza Yolanda lanzándole una mirada asesina.
- Si, si, a nadie, a nadie, a nadie…pero no me denuncies.
Respondía desconcertado el criajo bajito y fofisano después de tragarse toda esa sarta de mentiras de Yolanda.
Yolanda lo soltó como con desprecio, el con una cara de susto y una enorme erección se dirigió al bloc escribió su número de teléfono y como un perro que esta temeroso de recibir un palo se giró, para contemplar a través de la transparencia del salto de cama las mamazas erectas y turgentes, las divinas caderas y la raja coronada de triángulo de depilado brasileño de Yolanda.
Yolanda mirándolo severamente como una diosa castigadora, le señalo la habitación con un dedo, al tiempo que apagaba la luz del pasillo, el chico, tembloroso y desconcertado se fue hacia su habitación. Al tiempo que sonriente de satisfacción Yolanda arrancaba el número de móvil de Sergio de la libreta y se iba a su dormitorio. Ya tenía a su herramienta para castigar, ahora a ponerla en marcha.
El lunes a primera hora Yolanda había aprovechado para ir a la peluquería, con tratamiento había recuperado su natural castaño oscuro, le gusta alternar entre su color natural, y el moreno más oscuro, la punta de su sedosa y brillante melena se ondulaba mientras el resto permanecía liso.
Caminaba por la oficina enfundada en una falda de tubo negra, hasta las rodillas, medias negras con ligero, arriba una blusa satén color burdeos de manga larga abrochada hasta arriba con un escote de pico que no dejaba ver nada, calzaba unos tacones de aguja también color burdeos a juego, que realzaba sobre manera su ya de por si natural culo respingón.
Era un espectáculo sexual increíble, al que no se resistía nadie en la oficina, ocupando los pensamientos de deseo y fantasías compañeros y clientes, mientras ella se movía por allí sabiendo lo que provocaba, pero obviándolo todo, caminando de un lado a otro, atendiendo una llamada, trabajando en su ordenador como si estuviese sola en la oficina, mientras todos los hombres de forma disimulada la desnudaban con la mirada.
A media mañana se dirigió sin decir nada a un despacho, se encerró en él y apoyando su culo en la mesa del despacho, saco su móvil y empezó a escribir.
- ¿Estás ahí “Z”?
Escribió al teléfono de Sergio que se había guardado el día anterior, la foto de un bulldog presidia el perfil de su cuenta de Telegram. Melisa una amiga informática de sus días libres y golfos, que tenía problemas para relacionarse con los tíos, y a la que Yoli le preparaba las “migajas” que no podía comerse para que la chica follase, le había diseñado y regalado un plugin para Telegram, y un número de teléfono con una identidad falsa, de una tarjeta de identidad de un ciudadano de Canadá.
Melisa una friki de cuidado se lo había regalado hacía ya tiempo, ella lo conservaba sin darle mucha importancia, ya que hasta ahora no le había visto la utilidad. Gracias al plugin la conversación era irrastreable, no se podían hacer pantallazos de la misma, y menos aquellos textos en los que Yoli incluyera un asterisco, el resto se borraba en cuanto el interlocutor lo leía. En el peor de los casos que rastreasen la cuenta encriptada de Telegram, al final de la misma encontrarían una persona en algún lugar recóndito del Canadá que nada tenía que ver con Yolanda.
- Sí, sí, estoy Y. ¿Qué tengo que hacer?
Respondió el niñato. Yolanda supuso que estaría ansioso.
- Bien, tienes que darle argumentos de peso para que nadie la despierte del sueño estúpido de que eres el amor de su vida.
Escribió Yoli.
- ¿Y eso como lo hago?
Cuestiono el criajo estúpido. Pobre idiota, pensó sonriendo Yolanda.
- Tienes que ser especialmente afectuoso y cariñoso con ella, bésala, abrázala, sobre todo en público, llévala de la mano o rodeándole la cintura siempre. Dile cosas como “te amo”, “ te quiero” , “eres el amor o la mujer de mi vida” y luego bésala apasionadamente, dile que has soñado que vivíais juntos, pregúntale como interesado cuantos hijos querría tener, y dile que tú eres de la misma opinión, en todo….eso si no lo hagas todo de una vez sino paulatinamente durante la semana, que ella o cualquiera con quien pueda hablar sobre ti se crea que has sufrido un cambio de verdadero…..
Escribió Yolanda sonriendo maléficamente.
- Joder, una cosa es ver a una tía buena como tú, vestida cañón y ponerse a cien y enrollarme con Belén para bajar la calentura, y otra cosa es lo que me pides, no me apetece en absoluto, me repulsa.
Contesto Sergio con fastidio.
- Pues debes hacerlo, y debe ser muy convincente, repito MUY CONVINCENTE. Ella ya está loquita por ti, se dejaría pisar, pero seguro que tiene amigas y quizás parientes de tu edad, que, a la más mínima duda en su amor adolescente, ante tu actitud explicada a esas personas pueden hacer resquebrajar ese estúpido amor adolescente. Necesitamos que este loca y ciegamente apasionada por ti, para que haga lo que le vamos a pedir más adelante, sin ninguna duda, teniendo en su cabeza la estúpida idea fija de una vida de amor y felicidad contigo…y otra cosa, empieza a pagarlo tu todo.
Explico Yolanda.
- Joder lo primero lo entiendo, aunque me fastidia, pero lo de pagar todo va a estar complicado, mis padres me aprietan cortándome el chorro del dinero, por mis malas notas, y lo que tengo prefiero gastármelo en mí.
Replico Sergio.
- Gástate tu dinero, paga todo tú y yo te lo reembolsare, no te preocupes y te daré más dinero en metálico.
Arguyo Yolanda.
- Joder, que puto fastidio espero que merezca la pena, toda esta mierda.
Respondió con fastidio Sergio.
- ¡Eh tranquilo! modera tu lenguaje. Dame pruebas de que haces todo lo que te digo y yo te demostrare cuanto merece la pena.
Contesto autoritaria Yolanda.
- Vale, vale te mandare pruebas.
Escribió sumiso Sergio, acabando así la conversación, cinco segundos después el chat estaba vacío, como si nunca hubiesen hablado.
Durante la semana le fueron entrando audios y videos a diario. La ansiedad y el deseo por alcanzar su recompensa lujuriosa habían agudizado la inteligencia del chico, el cual había grabado las conversaciones de baboso enamorado que cada día mantenía con ella, o en vivo y en directo o por teléfono, se oía a la criaja estúpida de Belén suspirar de amor y derretirse ante las caricias y besos del niñato del pendiente y el tatuaje, esto último sobre todo en los videos, donde también se incluían videos de él pagando todas las cuentas y negándose a que la niñata pagase nada, como buen caballero.
Bien, bien, bien, todo marchaba según lo planeado pensaba Yolanda, tenía que mantener la calma, porque esto no había hecho más que empezar y sobretodo la frialdad a pesar de su insatisfacción cuando “recompensara” al niñato.
Y como era de esperar, el esmirriado de metro setenta fofisano de pendiente y tatuaje, no pudo esperar más y pregunto por su primera recompensa en su última comunicación del viernes.
- ¿Estoy haciendo todo lo que me pides, que hay de mi primera recompensa y el reembolso de mi pasta?
Decía su mensaje.
- Ven a las 11:00 del sábado junto a la puerta de servicio adyacente al garaje con gafas de sol, protégete con el seto que cubre la puerta para que no te vea nadie, si llegas a las 11:02 minutos no te abriré.
Respondió tajante y dominante Yolanda.
Vicente era un negado en tecnología, como en muchas otras cosas, en casi todo en lo que hubiese que usar mucho el cerebro, para lo que tuviera que ver con el mundo digital, siempre necesitaba que le ayudase alguien. De esa manera de las aplicaciones de su móvil y del smartwatch, que le había regalado su “niñita” y del que no se separaba ni cuando dormía, se ocupaba Yolanda. Así era como un par de veces semanalmente le revisaba las funciones del móvil y del smartwatch a Vicente, de esa manera le había instalado y activado de forma permanente un rastreador de GPS a Vicente sin que este lo supiera, el cual controlaba Yolanda con su propio móvil, dos puntos que corrían siempre juntos, y le indicaban a Yolanda donde estaba el prepotente despreciable y estúpido superforrado derechón de su marido.
Aquella mañana de sábado habían desayunado juntos, como siempre Yolanda fingía felicidad absoluta, llevaba una vida de interpretación para que le dieran un oscar a diario, su talante, risueño, simpático y positivo la ayudaba por eso, como cada sábado se iría al club de golf a fardar de swing ante sus proveedores, que como siempre le dejarían ganar, porque como en cualquier actividad de la vida, era un inútil ridículo, solo había tenido la suerte de nacer en una familia rica y derechona, y eso era todo.
Yolanda le dijo que tomaría el sol como cada sábado, esbozando su más hermosa y placida sonrisa. El pobre imbécil creía que había resuelto una crisis familiar con éxito, no sabía la que se le venía encima.
Así a las diez y media tan alegre y campante creyéndose el rey del mambo, Vicente se subió a su coche de lujo y se dirigió al club de golf, mientras dejaba a su esposa con una enigmática sonrisa en la casa, apenas cinco minutos después Yolanda abrió la aplicación para monitorizar a Vicente.
A las once en punto Sergio estaba junto a la puerta adyacente, su pendiente de cruz se tambaleaba en su oreja derecha, la boca reseca y tembloroso, con gafas de sol y el cuerpo de perfil casi pegado a la puerta para que el seto lo ocultase.
A la hora en punto se abrió la puerta de forma automática para el chico, que desconocía que existía un mecanismo automático para abrir esa puerta.
- ¡Pasa!
Se oyó la voz baja firme y serena de Yolanda de fondo.
El chico entro en la casa, mirando hacia los lados de forma temerosa. En el umbral que daba acceso a la casa enfundada en un chándal morado de rizo, con el pelo recogido en la nuca con una pinza en forma de un moño y gafas de sol estaba Yolanda, sobre sus zuecos de andar por casa sin parte delantera.
- Cierra la puerta y sígueme.
Ordeno de forma muy seria y estricta Yolanda, dando la vuelta y entrando en la casa seguida por el chico, cerró la puerta del garaje y siguió encorvado y temeroso aquel divino, grande, respingón y firme culo que avanzaba nalga arriba, nalga abajo, nalga abajo, nalga arriba delante de él.
- ¿Qué le has dicho a Belén para estar aquí el sábado en la mañana y no con ella?
Cuestiono con suspicacia Yolanda.
- No he tenido que decirle nada, quería ir de compras con su madre, nos veremos esta tarde, besitos, cariñitos, manitas y promesas de amor eterno.
Dijo el chico con voz neutra y temerosa, pero con un cierto grado de reproche.
A través de la casa lo llevo hasta un cuarto en el primer piso, que Yolanda había habilitado como una pequeña sala de estar con un sofá, dos sillones, un par de sillas y estanterías llenas de libros, y preciosos elementos de decoración, Yolanda utilizaba aquella habitación para ver su Tablet o leer libros completamente aislada del resto de la casa.
- Quítate toda la ropa y quédate descalzo y en calzoncillos.
Ordeno de forma tajante Yolanda, sin que cupiera posibilidad de réplica.
- Pero, pero, pero….
Dijo dubitativo el criajo fofisano.
- ¿Quieres la recompensa?
Cuestiono seria Yolanda.
- Si, si, por supuesto.
Respondió contrariado Sergio.
- Mi recompensa, mis reglas, se harán las cosas como, cuando y donde yo diga, ¿está claro?
Contesto con rotundidad Yolanda.
- Si, si, si.
Afirmo temeroso Sergio.
- Dame el móvil, reloj, cartera y todo lo que lleves además de la ropa.
Ordeno Yolanda como un sargento de la guardia civil.
El chico le dio todos los artefactos, y a continuación mirando con temor a Yolanda, empezó a desvestirse torpemente.
Yolanda examino el móvil, ninguna aplicación de rastreo o de grabación estaba abierta, apago el móvil completamente, el reloj normal, y en la cartera tampoco llevaba ningún dispositivo electrónico.
- Está bien siéntate en la silla que está ahí en medio.
Dijo con voz neutra Yolanda.
El chico tembloroso y temeroso se sentó en calzoncillos en la silla que ocupaba el espacio central de la sala de estar, mirando a su alrededor como un corderito, mientras Yolanda examinaba su ropa, bolsillos del pantalón, costuras, etc…estaba limpio. En ese momento se quitó las gafas de sol mostrando su rostro completamente maquillado con clase y de forma magistral, sus pestañas rizadas negras y larguísimas, sombra de ojo gris oscuro difuminada sobre sus parpados, la raya de los ojos perfecta y todo combinado con el colorete ligero y el pintalabios rojo intenso húmedo con el que había recibido al chico.
Tomo la ropa y enseres del chico y salió brevemente de la habitación para dejarlos dentro del baño de invitados, que estaba enfrente de la sala de estar y cerrar la puerta de este, volviendo al cuarto de estar con tres cinturones en las manos.
Entro en la sala de estar y se los lanzo al chico.
- Átate con los cinturones las piernas a las patas de la silla, venga deprisa.
Ordeno Yolanda.
El chico la miro temeroso e inactivo.
- Mis recompensas mis reglas, recuerda, espabila se te acaba el tiempo.
Dijo Yolanda seriamente, cruzando sus brazos y mirando al criajo fijamente.
Sergio se agacho y empezó a ajustarse los cinturones con las patas de la mesa, primero a una pierna y luego a la otra.
- Así es muy ajustado.
Dijo Yolanda con satisfacción sin abandonar su talante serio.
A continuación, se acercó al chico que la miraba entre temeroso y sorprendido, aquel criajo no entendía nada.
- ¿Cuál es la mano con la que te masturbas?
Pregunto Yolanda.
- La derecha.
Dijo con voz entrecortada Sergio.
Yolanda se inclinó sobre el niñato cogió su brazo izquierdo vulgar y fofisano y ajustándolo al respaldo de la silla, se lo amarro con el tercer cinturón.
El chico estaba completamente atado e indefenso y miraba a Yolanda como un corderillo en el matadero.
- En seguida vuelvo nene y te doy tu “recompensa”.
Sonrió por primera vez Yolanda, esbozando su radiante y preciosa sonrisa que enamoraba y despertaba un volcán de lascivia a la vez.
A continuación, salió de la sala de estar y se dirigió a su cuarto, Sergio quedo en gayumbos en medio del silencio de la sala esperando entre hondas respiraciones de ansiedad.
Al cabo de unos minutos que al criajo le parecieron horas, se oyó la puerta del dormitorio de Yolanda, y se oyó la carencia de unos pasos lentos por el pasillo, el característico “toc, toc, toc, toc” de unos tacones de aguja recorriendo el pasillo.
Yolanda entro en la sala de estar con su más amplia y seductora sonrisa, con un gesto conciliador en su rostro de belleza deslumbrante perfectamente maquillado, unos pendientes pequeños, colgantes de media luna dorada a juego con un collar también dorado, ajustado a su precioso cuello y su preciosa melena sedosa y brillante castaño oscura suelta, cayéndole en cascada por los lados, completamente lisa menos las puntas levemente onduladas.
Entro alzando los pies enfundados en tacones de aguja negros sin punta, medias negras de seda transparentes, y un batín cruzado negro satén más de un palmo por encima de las rodillas, que cubría su cuerpo, la nube de un profundo y salvaje aroma de perfume de hembra con feromonas llenaba y envolvía a Yoli.
- Vaya, vaya, vaya…así me gusta que me hagas caso, si me haces caso y sigues haciendo todo los que yo te diga, yo seré buena contigo y te recompensare, como una super hembra como yo sabe recompensar a los hombres. ¿Por qué, que te parezco?
Pregunto Yolanda que había hablado todo el rato en un tono suave y lascivo, mirando fijamente a Sergio y entornando los ojos con mirada de depredadora.
- Me parece que estas buenísima, eres, eres, eres, la tía más buena de la que he estado cerca en mi vida.
Dijo con respiración jadeante Sergio, mientras Yolanda daba vueltas a su alrededor paseándose con su preciosa sonrisa iluminando su rostro.
- ¿Y qué te parece mi cuerpo?
Pregunto divertida Yolanda.
- Solo he visto cuerpos así entre las diosas del porno de internet, y muy pocas son tan altas como tú, y le ganas a la mayoría en estar buena.
Contesto con desesperación y hambre de hembra el niñato, tirando el cuerpo hacia delante con ansiedad como si tratase de tocarla.
Yolanda se detuvo frente a él esbozando una sonrisa maliciosa.
- Bájate los calzoncillos nene, que te vea disfrutar de este cuerpo.
Dijo Yolanda, al tiempo que lentamente se desanudaba el batín satén negro. Los ojos del niñato se abrieron como platos y removiendo el culo sobre la silla con la mano libre procedió a bajarse los calzoncillos, llevándolos hasta las rodillas, para dejarlos caer hasta los tobillos.
Balanceándose como si bailase sobre sus perfectas y largas piernas, abrió el batín satén de seda negro, moviendo sus caderas y mostrando el conjunto negro de encaje de wonderbra de talla de copa E y tanga a juego, ligeros y medias transparentes negras de seda.
Saco de un bolsillo del batín una botella de aceite y de la otra un dildo con forma de polla, y los apoyo entre los libros en las estanterías del mueble de la pared.
Yoli lanzo un vistazo a la verga del criajo, antes de con mucha teatralidad abriendo mucho el batín acabar de quitárselo. Tamaño estándar entre trece y quince centímetros, un buen grosor, morcillona y juguetona mostrando su joven vigorosidad y sus bolas y pubis cubiertos de pelo.
- Nene, si quieres que haya más recompensas vas a tener que depilarte el pubis, el pene y las bolas.
Dijo Yolanda con voz neutra.
- Eso duele mucho.
Respondió el chico con voz de fastidio.
- Con crema depilatoria, si sigues las instrucciones no duele nada.
Replico Yolanda de forma comprensiva, ante lo que el chico afirmo con la cabeza mirándola como un bobalicón.
Dejo el batín negro satén sobre una silla, y contoneando todo su cuerpo dentro de aquel explosivo conjunto de lencería negra de encaje, se acercó a la estantería y cogió la botella de aceite, para después ir lenta y sonriendo divertida hacia el chico.
- A ver nene, muéstrame tu colita y tu mano que vas a necesitarlo….jajaja
Rio divertida Yoli, al tiempo que arrojaba sobre la verga y la mano extendida del niñato dos generosos chorros de aceite.
El chico se estaba extendiendo el aceite sobre su polla, cuando doblándose como una “L” Yoli se echó sobre él apoyando sus femeninas manos en los brazos de la silla, colocando su preciosa cara a milímetros de su cabeza y dejando sus enormes y turgentes tetazas esféricamente realzadas como a punto de explotar, a la altura de la cara de Sergio.
- ¿Dimeee….que te gusta más mis tetas o mi culooooo?
Susurro Yolanda al chico con voz de perra en celo, al tiempo que así inclinada movía sus hombros sensualmente, balanceado sus enormes tetazas colgantes a micromilímetros de la cara y la boca del chico, ahogándolo con su fuerte y sexy perfume de superhembra, al tiempo que se alejaba, para contemplar al chico con el rostro desencajado, jadeando con los ojos enormes, sin dejar de masturbarse abriendo la boca para alcanzar el fruto prohibido de sus redondos y perfectos pechos, al tiempo que ella se alejaba.
- No te oigo, ¿nene, que te gusta más?
Seguía interrogando con la voz más femenina y a la vez la más lasciva que podía poner.
- Toooodoooo…toooodooo…me gusta todooo.
Jadeaba desesperado el criajo boqueando como un pez, sin dejar de masturbarse de forma continua y rítmica, su polla se había hinchado y enrojecido, y el aroma del sexo masculino inundaba la sala, lo que alentaba y calentaba a Yolanda.
- Pues a mí me gusta enseñarte mi culo……¿Te gusta mi culo?
Seguía con el interrogatorio Yolanda con su voz lujuriosa, al tiempo que alzando primero una pierna y luego la otra se echaba un generoso chorro de aceite en cada una de sus nalgas, para poniéndose de perfil entre las piernas de Sergio, empezar a extenderse el resplandeciente liquido haciendo círculos sobre sus redondas y grandes nalgas firmes y turgentes, a centímetros de la cara del niñato, mostrando primero una nalga y luego dando la vuelta para mostrar la otra, poniendo su tacón de aguja sobre el borde de la silla del chico, para masajearse sus perfectos fibrosos y prietos muslo, primero el de una pierna y luego el de la otra, con sus preciosas y delicadas manos de dedos perfectamente pintados de rojo, con finos dedos ,pulseras y anillos en cada mano.
- Siiii siiiii…..es increíble, grandeee y perfecto.
Respondió Sergio haciendo el amago de tocarla.
- ¡Mastúrbate!…si me tocas se acabó todo.
Grito ordenando con un pronto de ira Yolanda.
El chico afirmo con la cabeza, muy serio, tragando saliva con los ojos llenos de terror a que aquello acabase, sin dejar de macharse su verga, pelándosela, arriba y abajo, abajo y arriba.
Seriamente con mirada de conformidad, Yoli se giró. Mostrándole la brillante e inmensa esfericidad de su culo perfecto, empezó a mover las caderas y los brazos al ritmo de una música imaginaria y como si bailase samba, empezó a agitar sus perfectas nalgas fibrosas, que vibraban como si fueran un perfecto y robusto postre de gelatina contenido en unas explosivas curvas morenas.
- Sabes nene, me encanta follar, me encanta, nadie sabe más de follar que yo. Me encanta que mi amante me palmetee el culo, que cuando acabe de follar me duelan las nalgas y estén rojas, como si las hubiese puesto al fuego… plash, plash, plash,plash….así y más fuerte, manos de hombre, manos de macho, fuertes violentas, grandes poseyendo mi culo y castigándolo….plash, plash, plash, plash.
No dejaba de lanzarse palmazos violentos Yoli a cada una de sus nalgas, sin dejar de mover sus caderas haciendo twerking con su culo, haciendo que sus nalgas combinasen así la vibración del baile con el de los enormes y sexys palmetazos.
- Ooooohhhh…ooooohh…oooohhhh…
Gemía el criajo, sin dejar de machacársela tirando el cuerpo hacia adelante instintivamente buscando estar lo más cerca posible de aquella diosa cachonda.
- Me encanta que me follen violentamente, que me quiten la ropa agresivamente, que muerdan y me follen por todos mis agujeros, y me encanta dar placer a mis machooosss.
Susurraba Yolanda con su voz lasciva, ahora que se había girado y acercado a Sergio de cuya cara estaba a centímetros, con su mejor cara de zorra mordiéndose el labio inferior.
- ¿Y sabes que es lo que más me gusta…sabes?
Pregunto Yolanda, mirando fijamente al niñato con su mirada de perra en celo sin dejar de pasarse lentamente la lengua por el labio de arriba.
- No, no, no lo sé.
Respondió el chico empapado en sudor, desencajado, dando golpecitos con la silla que se sacudía de tanto machacársela.
- Me gusta que me coman estas, que las devoren y sobretodo que muerdan y chupen mis pezones como si quisieran ordeñarlos con su bocaaaahhh….
Dijo Yoli gimiendo y entornando los ojos como una perra, mientras se mordía el labio inferior, para a continuación bajarse con las manos parcialmente las dos copas del wonderbra negro de encaje permitiendo así que se desbordasen y exponiendo sus pezones extras grandes y su oscura areola, pezones que apretaba ferozmente frente al chico con sus dedos pulgar e índice.
- Que grandeeessss….
Decía el chico abriendo los ojos ante aquellas maravillas de la naturaleza tan cercanas a él, mientras paralizado por el asombro reducía la velocidad de la paja.
- Yo quieroooo …por favoooorrr….yo quieroooo, yo quierooo.
Suplicaba casi gimoteando el niñato con el pendiente de cruz que no dejaba de balancearse al ritmo de su cabeza, que como todo su cuerpo temblaba de placer.
Con una inmensa sonrisa burlona, Yolanda se dio la vuelta volviendo a colocar sus pezones dentro de las copas de su wonderbra de encaje.
El criajo había salido resistente, a aquellas alturas del espectáculo esperaba que el virgen inútil se hubiera corrido, tendría que pasar al último acto, se acercó a la estantería y cogió el dildo con forma de polla.
- ¿Y sabes lo que más me gusta, lo que más adoro, lo que me pone más cachondaaa?
Inquirió Yolanda, entornando los ojos como una perra y mordiéndose el labio inferior cada tres palabra.
- No, no,no,no lo sé…dímelo, dímelo.
Suplicaba el chico con la polla roja e hinchada como una bomba.
- Me encanta chuparle la polla a mi macho, sobre todo si me folla bien, y me hace gritar, yo soy muyyy gritoonaaa y me corro muy rápido…pero si me follan bien, tú crees que podrías follarme bien, nene, tú crees…
Interrogo Yolanda con voz lasciva y desafiante, con cara de perra violenta a escasos milímetros del rostro desencajado de Sergio.
- Si,si, yo, yo, si, si.
Farfullaba el niñato sin sentido abducido por la lujuria y el deseo por aquella diosa del porno, pálido como un muerto, con toda la sangre concentrada en su verga.
- Si ah sí, pues si supieras follarme bien, yo te comería el rabo así, con mucho cuidado y dedicación.
Respondió Yolanda, colocándose muy femeninamente su sedosa y brillante melena detrás de las orejas y llevándose el dildo a la boca enfrente del criajo, sacando mucho la lengua para pasándola con largos y detenidos lengüetazos, jugar con el prepucio y el glande de goma del dildo, mientras le miraba fijamente con sus brillantes ojos marrón muy oscuros de embrujo moro.
- Sluurrp, sluuuurrppp, así, así, durante diez minutos o más sluuurrrpp, sluuurrrppp, haciéndole gozaaarr...sluuurrppp, sluuurrpp.
Decía Yolanda sin dejar de mirar fijamente al chico, que miraba hipnotizado como aquella diosa del porno agarrando con una mano la base del dildo, con la otra hacia ver que la masturbaba, sin dejar de ajustar sus labios al glande y al prepucio, lo metía y sacaba de su boca, adentro y afuera, afuera y adentro, dejando ver el movimiento de su lengua que chupaba con excelente dedicación.
- Y se la ensalivaría muuuuchoooo y biennn…sluuurp, sluuurp, así dejando salir mucha saliva …..sluuuurpp….que empapase todo su tronco.
Proseguía con su exhibición Yolanda, dejando salir multitud de saliva de su boca y bañando con ella el dildo, era famosa entre sus amantes por sus mamadas, pocas mujeres eran capaces de generar tanta saliva, que facilitaba extraordinariamente un placer indescriptible mientras te la chupan.
- ¿Y sabés algo más….sabeeees……. sluurp…sluuurp?
Volvía a insistir con sus preguntas lascivas Yolanda, mirando fijamente al chico sin dejar de meterse el dildo en su boca y chuparlo, adentro y afuera, afuera y adentro.
El chico a punto de explotar temblando, sin parar de agitarse por la acción de la masturbación negó con la cabeza como un autómata.
- Me encanta dejarles correrse donde quieran, sluuuurppp, sluuuurrrpp, aaaahhh donde quieran, donde quieran, en mi boca y me lo trago, sluuurpp, sluuuurpp, aaahhh en mi cara, en mis tetas, en mi culo….donde quieraaaannnn…sluuurrp, sluuurrp….aaaaahhh.
Provocaba con su voz lasciva Yolanda fingiendo falso gemidos de placer.
El criajo se quedó rígido y su polla empezó a palpitar ferozmente.
- Si nene, si nene, si…dámelo todo, dámelo todo…..siiiii…
Exigió Yolanda con su voz lasciva entornando los ojos y haciendo morritos, al tiempo que sacándose el empapado dildo de su boca lo acercaba al alcance de la polla enrojecida de Sergio.
- Aaaaaaaahhhh….aaaahhhhh…..aaahhhh.
Exploto el chico en un orgasmo, la primera ráfaga dio de lleno en el perfecto y definido vientre plano de Yoli, la segunda cubrió su dildo y salpico su mano, y la tercera chorreo sobre sus medias negras transparente.
- Buuuuufffff….buuuuufff…..buuuuuufff.
Jadeaba con la respiración entre cortada el niñato rendido en la silla con la polla flácida.
- ¡Nene!
Llamo la atención Yolanda al chico. Este levanto la cabeza, para ver como Yolanda se llevaba a la boca su dildo polla de plástico, y como si fuera un helado lo chupaba completamente cerrando los ojos y poniendo una lasciva cara de placer extremo.
- No está mal.
Dijo Yolanda mientras se relamía, pensado…huuuummm cuanto tiempo sin probar cálido y vigoroso semen joven, provocando una mirada de éxtasis y satisfacción en el chico.
Acto seguido se giró a la silla y volvió a ponerse el batín negro de satén, cerrándoselo. Se dirigió al chico que seguía en la silla recuperando el resuello, y le soltó el brazo del respaldo de la silla.
- Bien eso ha sido todo por hoy, cuanto más cerca estemos del objetivo, de mayor nivel serán las recompensas. Desátate en el cuarto de invitados esta tu ropa, ya sabes por donde debes irte, si antes de diez minutos aún sigues aquí se habrá acabado todo. No digas nada y estate atento al chat de Telegram.
Dijo seria y parsimoniosamente Yolanda como si no hubiera pasado nada, antes de abandonar la sala de estar y dejar al chico que cabizbajo y agotado como un corderito, se desataba rápidamente y se dirigía la baño para marcharse en el tiempo establecido.
Yolanda giro la esquina para entrar en su dormitorio y cerrar la puerta para abrirse rápidamente el batín negro satén, llevarse la mano al vientre y recoger lo que quedaba de la corrida del chico, pensando “ Dios que rico cuanto tiempo que no saboreaba un semen así”. Cuando oyó los pitidos de la puerta automática, se tumbó en su cama, se masturbo brutalmente cerrando los ojos y pensando en el niñato allí en su sala de estar, metiéndose el dildo por su raja y su culo salvajemente, adentro y afuera, afuera y adentro hasta alcanzar varios orgasmos, cuanto le costaba controlar aquello, cuánto.