Leyenda urbana (la buceadora vengadora)
Un cuento para no dormir
Hace años en una zona marítima de mi localidad hubo un suceso que maldijo el lugar para siempre.
Todo comenzó con una buceadora de gran belleza que disfrutaba de su afición de explorar el fondo marino, su traje de neopreno resaltaba su hermosa figura que no pasaba por alto entre los chicos de la zona.
Pero algunas miradas denotaban un enfermizo deseo.
Un dia, ella decidió bucear una zona inexplorada, disfrutó observando el fondo marino, los peces, las medusas, ella disfrutó del paisaje.
Entonces vió un grupo de buceadores que a diferencia de ella iban en bañador, se le acercaron, ella les saludó y ellos le hicieron señas para que les acompañase a explorar un viejo pecio.
Fueron nadando hasta el viejo barco hundido, exploraron el lugar hasta llegar a las galeras, ella observaba distraídamente el barco cuando de pronto, se dio cuenta de que uno de los buceadores la había encadenado en un tobillo.
Ella luchó por liberarse, pero ellos la rodearon y la inmovilizaron, uno de ellos se bajó su bañador y acercó su pene erecto hacia la cara de la buceadora.
Ella giró la cara en una mueca de asco, pero los buceadores le cortaron los tubos de sus botellas de oxigeno.
Notó la falta de aire y miraba suplicante que le dejasen respirar, pero ellos le hicieron señas para que practicase la felación.
Con lagrimas en los ojos aceptó, ellos le dieron una bocanada de oxigeno de sus respiradores y luego se lo retiraron para introducirle el falo de uno de los buceadores.
Los otros sacaron sus cuchillos y rasgaron su traje de neopreno por la parte de sus pechos y su concha, dejándolos descubiertas, no se cortaron a la hora de tocar y chupar esas partes intimas, ella notaba como esas bocas y manos profanaban su cuerpo mientras chupaba con ganas para que le suministrasen de nuevo una bocanada de aire.
El buceador se corrió dentro de su boca, al retirarle su falo, de la boca de la buceadora salía el semen en forma de humo blanco.
Le dejaron uno de los respiradores mientras uno de los buceadores frotaba su falo entre los senos de la buceadora, mientras que otros dos decidieron penetrarla anal y vaginalmente.
Ella sintió asco al notar la carne intrusa entre sus pechos, mucho dolor al notar como uno de esos monstruos la invadía por su concha y aun más dolor cuando su ano fue forzado con violencia, las lagrimas brotaron visibles a través de sus gafas de buceadora mientras ellos la usaban con miradas lujuriosas.
Donde uno eyaculaba, su falo era retirado para ser sustituido por otro, a veces le quitaban el respirador para introducir la carne en su boca y ver como se movia desesperada por la falta de aire, el tiempo para ella se hacia eterno y ellos eran cada vez más y más crueles con ella.
Cuando por fin se saciaron, los agujeros de la buceadora le salian el semen en forma de humo blanco, ella parecía ida, los buceadores le quitaron el respirador y la dejaron allí para que se muriese ahogada.
Al año siguiente muchos de ellos volvieron al lugar recordando con risas el suceso, se sumergieron, pero uno de ellos sentía que le faltaba el aire, intentó salir, pero se ahogó antes de llegar a la superficie, se le había acabado el aire de su botella, eso era extraño, porque el tanque estaba lleno cuando se sumergieron.
Otro se le cayó una roca encima de su pierna, intentaron rescatarlo, pero murió entre dolor sin que pudieran hacer nada.
Otro le atacó un tiburón, le arrancó el brazo y murió desangrado, lo extraño es que ese tiburón era de una especie no violenta y no pertenecía a la fauna local.
Otro murió por una decomprension a pesar de haber seguido los protocolos de seguridad
Uno tras otro fueron muriendo.
¿Cómo se yo esta historia?
Yo estaba con el ultimo de aquellos buceadores, el me enseñaba a como manejarme bajo el agua, me extrañaba su mirada de culpabilidad cada vez que veía el mar, nos zambullimos y exploramos el lugar donde estaba el barco, entonces vi algo que me parecía imposible, por un momento pensé que eran algas, pero en realidad era una fragata portuguesa, una criatura que flotaba sobre la superficie mientras capturaba sus presas con sus tentáculos sumergidos a decenas de metros, una criatura asi estaba en el Caribe, no en el mediterraneo.
Mi profesor se enredó con esos tentáculos venenosos, yo no sabia que hacer y vi otro buceador, me acerqué a el para pedirle ayuda, pero vi que era una buceadora que al verme, sentí escalofríos.
Su cuerpo y su rostro eran hermosos, sus hermosos labios sonreían de forma diabólica, pero sus gafas de buceador mostraban las orbitas de un esqueleto y las rasgaduras de su traje de neopreno mostraban sus costillas y su coxis, espantado por esa visión me fui del lugar, a duras penas rescaté al profesor y me lo llevé en la barca, sintiendo el veneno de la fragata corriendo por mis venas nos fuimos a la orilla y vi como esa buceadora nos perseguía mientras se reia diabólicamente.
Los dos acabamos en el hospital, el no sobrevivió, pero antes de morir me contó esta historia, el sintió al contármela como si se librara de una tremenda carga.
Pero yo, soñé varias veces con esa buceadora y nunca me volvi a acercarme al mar.