Leyenda 4

Vuelta a casa y siguen las revelaciones.

Las vacaciones acabaron y volvimos a casa con un invitado inesperado. Carlos  se las ingenió para pasar el último mes en nuestra casa con la intensión de lograr algún avance con mi hermana Susana. Pero sus planes se fueron al traste ya que lo único que consiguió fue que intercambiasen hijos, ella se fue con la Tia Luisa y Carlos a la nuestra.

Las posibilidades de revivir algún episodio de los vividos aquel último mes eran muy escasas.  Laura venia cada mañana a asear la casa y prepara el almuerzo, luego se marchaba a la una de la tarde , quedándonos solos un par de horas antes de que volviesen mis padres, durante el mes de Agosto tenían horario de verano,  a las 4 PM a mas tardar están ya de vuelta. El único  incentivo era observar a Laura mientras realizaba su faena, era una chica  latina, joven y de buen ver, pero no estaba muy por la labor de seguirnos el juego a las insinuaciones que le hacíamos, tampoco es que fuésemos muy descarados  pero era una posibilidad, muy remota pero posibilidad al fin.

Ni siquiera podíamos gozar de la visión de mi madre al salir de la ducha cada mañana en albornoz, ya que por la presencia de su sobrino cambio su rutina y salía ya del baño vestida para irse a trabajar.

Solo nos quedaba pasar el rato como dos personas normales, ver la tele, jugar juegos de mesa,  tampoco se podía salir mucho de casa ya que el mes de Agosto era el peor de calor.  A medida que pasaron los días el interés por retomar aquellas charlas de verano fue creciendo, así fue como fui conociendo detalles de los intensos juegos que mantuvieron mis primos con aquel vecino.  Le mostré la forma en que me había ocultado para espiar a mis padres desde el ropero.  Hurgamos en las gavetas para mirar la ropa interior de las hembras de mi casa, a pesar de no ser especialmente eróticas producía mucho morbo.   En varias ocasiones robamos un par de ellas y nos pajeábamos con ellas, ya lo hacíamos sin corte ninguno.  Así fue como rebuscando en la especie de trastero que estaba en la habitación de mis padres encontramos una maleta muy pesada para estar vacía y en ella pensábamos descubrir algo parecido a lo hallado por Carlos en su casa. En parte así fue,  había un consolador y mucha lencería de todo tipo, todo muy vaporoso, con mucho encaje y de varios colores pero era muy difícil  darle cuerpo a aquellas prendas sueltas, salvo a algunas bragas muy sugerentes. También se encontraba un álbum de fotografías y una caja de zapatos llena de más fotografías 8x10 sueltas. Al revisar el contenido del álbum me quede alucinando. Se trataban de fotografías de estudio de mi madre. Era un compendio de imágenes donde aparecía ella posando como si fuese modelo pero ella nunca lo fue, al menos que yo supiera ella era modista antes de casarse y trabajar en el foto estudio con mi padre. Pero viendo esas imágenes pudiese haberlo sido, era una mujer bellísima,  con una figura muy parecida a Sofía Loren pero con unos rasgos menos marcados, un rostro muy dulce. Las fotos eran todos posados, un trabajo profesional, seguro que mi padre era el fotógrafo y esto era una especie de catálogo de su trabajo. A media que íbamos pasando fotos quedábamos más embelesados ante la hermosura que veíamos en ellas. Distintas poses, vestimentas, en el exterior, en ropa interior muy antigua se podía apreciar, sujetadores como puntas de cohetes, bragas enormes, incluso fotos vistiendo la  lencería que estaba en la maleta.  Ya era otra cosa ver aquel cuerpo llenando aquellos trapos, se veía provocadora, muy sensual, pero todas las fotos eran muy sutiles nada descarado, eran fotos artísticas, la mayoría en blanco y negro,  mi madre se veía gloriosa en todas ellas, las trasparencias dejaban ver un cuerpo escultural. Fueron muchos los días dedicados a ojear una por una aquellas fotos. A medida que pasábamos las hojas era una nueva sorpresa.   La ropa fue empezando a escasear, pero  seguía siendo muy delicado, sus manos cubriendo su anatomía, o de espaldas, siempre de una forma que no quedaba a la vista ninguna parte  intima.  Era como una secuencia muy erótica donde a cada paso se descubrían secretos pero nunca de forma explícita,. Hasta llegar en donde se veía ya una incipiente barriga, con toda seguridad  cuando estaba ya embarazada de mí. Era una secuencia muy hermosa de la evolución de su embarazo, donde se veía de perfil cubriendo sus pechos y su bajo vientre, sentada, al trasluz, una luz de fondo dejando ver solo la silueta de su cuerpo desnudo donde se podía apreciar el aumento considerable de sus pechos y su pubis poblado. El álbum acabo con esa última foto.

La caja contenía fotos sueltas de 8x12, como pudimos averiguar ordenadas cronológicamente.  Las primeras  se notaba que eran pruebas de las anteriores fotos, donde aparecía mostrando partes de su cuerpo, o desnuda en su totalidad en tomas sorpresa donde se podía ver que las fotos habían sido tomadas en el viejo estudio. Fotos del segundo embarazo, con la misma intención que las primeras pero ya comenzaba a hacerse evidente los cambios de su cuerpo, las piernas menos torneadas, el pecho más grande aun.  Era muy morboso poder ver el paso del tiempo a través de la secuencia de imágenes.  Incluso el cambio de cámara fotográfica de mi padre, algo entendía yo de eso. Después darían un salto, no podía concretar el momento pero ya se apreciaba  a mi madre ya más hinchada, conservaba la misma silueta  de su cuerpo pero más grande, era notorio que su cuerpo no se recuperó rápido de los dos embarazas casi consecutivos, además aunque conservaba el mismo bello rostro tenia las cicatrices del fuerte acné gestacional que padeció durante el embarazo de mi hermana.  También era muy notorio el cambio del cariz de las fotos, ya no todas las fotos era artísticas, los posados eran cada vez más descarados, comenzó a verse imágenes completamente desnuda, a pesar de los cambios me seguía pareciendo hermosa. Se podía apreciar la lujuria de su mirada al posar de distintas formas, afloro una sexualidad que hasta ese momento no se reflejaba en las anteriores. No salía de mi asombro verla de esa forma,  ofreciendo todo en cada foto, de espaldas con el culo en pompa, abriéndose el coño, en fin en  posturas inimaginables de mi dulce madre. A pesar de sentir que estaba traicionando la confianza de mis padres al no solo mirar aquella parte de su vida, sino también permitir que Carlos también lo hiciese, no podía parar de ver aquellas fotos.  Repentinamente apareció mi tia Luisa junto a mi madre en una de las fotos, las dos en una playa, Luisa detrás  tirando hacia abajo las copas del bañador de mi madre mostrando sus dos pechos blancos al aire. Surgieron todo un cumulo de preguntas al ver esa foto, muchas de las cuales tendrían su respuesta al ver el resto, otras quedarían sin respuesta de momento. Las siguientes mostraban a ambas hermanas en distintas posturas, juntas o por separado, mostrando alguna parte de cuerpo disimuladamente, por lo que era de suponer se trataba de un sitio concurrido o al menos  con gente alrededor.   Cada vez subían de tono las fotos, mi capacidad de asombro se iba agotando, hasta que apareció cogida en brazos de mi padre, ella sujetándose a su cuello como cualquier pareja, salvo que la hermana estaba a la vera de la pareja abriendo con una de sus manos  la pierna de mi madre y con la otra apartando descaradamente la parte de la entrepierna dejando totalmente expuesto el peludo coño, tan expuesto que se veía perfectamente sus grandes labios y destacando sobremanera el prominente  clítoris sobre la mata de pelo. La foto de por si era escandalosa pero más aún pensar en quien había sido el fotógrafo, nos imaginamos que fue Paco, mi tío. Estaban los cuatro involucrados en aquella travesura por llamarlo de alguna manera. Las fotos de ese día siguieron la misma tónica.  Pero el cambio de escenario también subió el tono de las instantáneas. Estas ya tenían a los hombres como protagonistas también. Sentados en una mesa jugando cartas, actividad habitual de ellos  por las cartas en la mesa  jugaban a “canasta”, pero eso era lo de menos.  A medida que pasaban las fotos la ropa de los jugadores disminuía, las mujeres aparecían a veces acompañadas por uno de los dos a irse alternando la faena de tomar la fotografía. Ya al desaparecer la ropa comenzaron a parecer fotos de acciones que se interpretaban como penitencias, mi madre delante con paco detrás de ella sujetando sus pechos,  mi madre sentada sobre el regazo de paco, mi madre de espaldas a la cámara con paco frente a ella mirando a la cámara mientras ella se reclinaba sin doblar las rodillas quedando con el culo en pompa mientras él  le abría las nalgas. Casi todas las fotos tenían su contrapartida con mi padre y Luisa de protagonistas, incluso cuando la cosa paso a mayores y se mostraban escenas ya de sexo explícito.   Se podían diferenciar tres grupos de fotos, en la playa, el de la partida de cartas y un tercero que estaba claro se tomó en mi casa, en la misma cama, el mismo salón. De entre todas aquellas tomas de mi casa habían dos especialmente morbosas, en una se veía a mi padre tumbado boca arriba con cada una de ellas a su lado con sus cabezas a la altura de su polla mordiendo cada una por su lado, por supuesto otra con mi tío de protagonista.  Me imaginaba ocupando el lugar de mi padre. Y otra en el salón sentados ellos en el sofá frente al espejo de pared con las mujeres  sobre su regazo siendo penetradas, igualmente existían las dos combinaciones.

Las miramos decenas de veces cada una de ellas, memorizando y analizando cada detalle, cada día volvíamos a dejar todo en su lugar, solo nos permitíamos quedarnos algunas para nuestras pajas nocturnas. Pero como en la vida misma, todo tiene su final. Una tarde recogimos  todo pero nos quedamos observando las fotos sobre la cama de mis padres mientras nos pajeabamos frente a la misma cama de las imágenes. Ya nos hacíamos pajas mutuas aunque esa tarde él  estaba ubicado tras de mi pajeandome con una mano mientras con la otra me acariciaba los testículos por debajo.  Cuando sorpresivamente apareció mi padre y lo que le vino a la mente al vernos de esa forma era que me estaba sodomizando, no pregunto ni aviso, sencillamente comenzó a vociferar y repartir ostias a mansalva, -¡Que eres un marica!. Era lo único que repetía una y otra vez mientras no paraba de golpearme, yo solo intentaba ponerme la ropa y ocultar las fotos, no podía protegerme de la andanada de golpes, tire de las sabanas para cubrir las fotos y mi padre cada vez más iracundo comenzó a golpearme con el cinturón. Al estar más preocupado en recomponer la ropa que en esquivar los golpes,  los recibí en todas partes, incluso un correazo me atravesó el rostro, un empujón me hizo golpearme la cabeza con la mesilla de noche, no veía forma de que parara, hasta que llego mi madre e ignorante de todo se metió en medio para evitar que me siguiese atacando recibiendo ella un golpe sin intención en el pómulo. Esto la hizo enfadarse de tal forma que fue ella la que comenzó a agredirlo a el. Fue lo que hizo reaccionar a mi padre que miraba desconcertado a mi madre mientras ella lo empujaba echándolo de casa. El alegaba como nos había encontrado pero a ella no parecía importarle, lo único que no aceptaba era que   la hubiese golpeado.  No le quedó otro remedio que marcharse a en casa de los abuelos, al menos ese día.  Adolorido y abochornado como estaba yo, me levante del suelo acabe de ponerme la ropa y cuando me iba a marchar vi a mi madre que venía con el botiquín para atender mis golpes y a Carlos que había salido pitando cuando empezó la paliza.

Cuando paso el susto  y me atendió las heridas, me dio un des inflamatorio  para el dolor. En el momento fui consiente de todo lo pasado y el posible futuro, comencé a llorar inconsoladamente,  mi madre no pregunto nada aquel día, solo me hizo acostar en su propia cama. Por el cansancio, el llanto y el tranquilizante acabe por quedarme dormido.

En algún momento de la noche sentí que me llamaban,  estaba soñando pero dentro del sueño alguien me hablaba, al abrir los ojos me di cuenta que era mi madre la que me llamaba, yo estaba con la pierna sobre ella oprimiéndola mientras mi mano amasaba su coño bajo sus bragas mientras ella trataba de sujetarla, el sopor desapareció y tuve conciencia de lo que pasaba,  rápidamente la libere y volví a mi lugar dándole la espalda como si aún estuviese dormido. No estaba seguro de que había pasado ni si fue solo un sueño pero el olor de mi mano demostraba que había sido muy real, aquel olor me impidió volver a conciliar el sueño , no podía dejar de pensar en lo hice, maldiciéndome por no poder recordar nada, solo me quedaba imaginarlo y el olor de mi mano .

Al día siguiente me desperté tarde y con todo el cuerpo adolorido, tenía el cinto de mi padre marcado en una mejilla  y una brecha en la frente como recordatorio de lo ocurrido. El silencio en casa era absoluto, solo se escuchaba a Laura trajinando en la cocina. Mi madre había salido a hablar con mi padre, según me conto Carlos al que aún no le volvía el alma al cuerpo. Un alivio pensé, no podía enfrentarme a ella aun, estaba completamente derrotado en mi interior.  Fue todo tan violento que no podíamos ni siquiera pensar en alguna mentira para salir de aquello,  no sabíamos  hasta donde estábamos pillados. Tampoco hubo mucho tiempo, mi madre volvió a media tarde informándonos que mi Padre aun no volvería, pasaría los próximos días en casa de sus padres, sentí un alivio momentáneo  al no tener que enfrentarme a él ese mismo día. Al rato mi madre nos llamó a ambos al salón, al mismo salón de las fotos paradójicamente,  Tomando asiento nos preguntó:

-A ver que alguien me cuente que es lo que paso ayer aquí.

No podíamos ni levantar la mirada, ambos la teníamos clavada en el piso.

-Alguno va tener que explicármelo, me da igual, pero algo paso y quiero saberlo, porque tu padre tiene muchos defectos pero loco no es uno de ellos.

Tome la palabra contándole verdades a medias, nos había encontrado pajeandonos  pero al levantarnos sorprendidos el pensó que estábamos haciendo otras cosas. Lo hicimos en su cuarto por tener las toallitas a mano en su mesilla. Todo había sido un mal entendido, fue lo primero que me vino a la mente. Se quedó un rato en silencio mirándonos alternativamente, pareció creerme hasta que abrió la boca:

-¿Y esto?. Dijo soltando a nuestros pies las seis fotos que habíamos dejado por fuera.

Mi mundo se desplomo de repente sobre mi cabeza, sentí nauseas de repente, no podía pensar mi mente estaba sobre revolucionada, los pensamientos se superponían. No encontraba salida digna de aquel embrollo, desee que las náuseas me indujeran el vómito y ganar tiempo. Pero nada pasaba, el tiempo pareció detenido. Así que no me quedo más remedio que contar todo omitiendo las partes que involucraban a mí hermana, mis primas. Le conté como poco a poco me había ido obsesionando por el sexo, la ventana de la playa, el espionaje desde el ropero, no paraba de hablar creo que se hubiese dado por satisfecha con mucho menos honestidad pero me sentía aliviado soltando aquel lastre.

Ella no interrumpió mi confesión, solo al terminar y después de aclarar sus pensamientos , comenzó a hablar con el mismo rostro inmutable que había tenido todo el tiempo:

-Primero que nada, eso que habéis hecho y sobre tu, señalándome, es una invasión de la intimidad, entiendo que los cambios que experimentas te provoquen deseos incontrolados, pero has llegado muy lejos. Ambos estáis locos, vuestras hermanas también se duchaban en el mismo lugar joder, no sois animales y ya estáis grandecitos para saber lo que esta bien o mal. Respecto a las fotos espero entendáis que se trata de adultos experimentando su sexualidad con pleno consentimiento de todos los involucrados, no espero que lo compartáis solo que lo respetéis. Tu padre no sabe nada de todo esto y gracias a dios porque si supiese esto no sé qué pasaría. Vamos a dejarlo hasta aquí por hoy, mañana con cabeza fría retomamos este asunto.

El rapapolvo duro mucho más pero no podía seguir escuchando, me sentía tan avergonzado que solo podía escuchar mis propios pensamientos. Cuando acabo  cenamos y nos fuimos a dormir sin hablar más del tema.  Me recordó que fuese a su habitación para limpiarme las heridas, cuando entre la encontré acostada en la oscuridad llorando.

-Es todo culpa mío hijo. Dijo entre sollozos

-Cómo vas de decir eso, soy yo que estoy enfermo. No pienso con la cabeza lo hago con el pito, soy un idiota. ¿Qué culpa puedes tener tú?, si no es por ti me hubiese matado.

-Hace tiempo que noto como me miras, como has cambiado, como entras de improviso a las habitaciones, como se te salieron los ojos aquella mañana en el frigorífico. Fueron muchas las señales y yo no hice nada. Lo hable con tu padre me el dijo que era normal, pero yo sabía que no lo era.  La forma en me miraste aquella mañana no era normal. Cuando nos viste en la cama también debimos hablar pero tampoco lo hicimos.

-No hubieses podido hacer nada tampoco. Desde hace mucho tiempo estoy obsesionado contigo, no se trata de sexo ni hormona ni nada, eres solamente tú.

-Tu solo te sientes así porque soy la mujer que tienes más cerca, solo por eso. Necesitas tener más contacto con chicas de tu edad. Tampoco te ayuda estudiar con chicos solamente. No es obsesión en simplemente desinformación.

En la oscuridad pude notar como dejo de mirar al techo y fijo su mirada en mí.

-Posiblemente tengas razón, me falta contacto con otras personas, pero por otros motivos. Seguramente hubiese canalizado de otra forma lo que siento por ti, pero no creo que cambiase ese sentimiento en lo mas mínimo

-Cómo puedes decir eso, soy tu madre.

-Es cierto pero también eres la mujer más inteligente, más valiente, más simpática y más hermosa que conozco, la más atractiva, la que ha despertado mis más profundos deseos.

-Hermosa dices, vieja y gorda querrás decir.

-Sí, hermosa, acaso no te has visto la cara, dije posando mi mano en su mejilla y acercándola para depositar un pequeño beso en sus labios, como ella siempre espera.

-Gorda dices, no te imaginas como sueño contigo. Con tus brazos, tus piernas, tus cintura, con toda tu. Cada vez que hacía referencia a alguna parte de su cuerpo lo acariciaba suavemente  con la yema de mis dedos sintiendo la tersura de su piel como nunca antes. Los muslos, subiendo delicadamente desde sus pantorrillas hasta muy por encima de sus rodillas poniendo especial atención en la parte interna a pesar de tener las piernas cerradas. Al referirme a su cintura primero la acaricie sobre la bata apreciando sus curvas hasta que deslice la mano por la abertura de los botones palpando por primera vez la suavidad de su piel. Ella se dejaba hacer sin decir palabra solo escuchaba y me observaba.

-Estas verdaderamente loco hijo.  Tus hormonas te juegan una mala pasada, ya llegara la mujer que te mueva el piso y sabrás lo que es el deseo verdadero.

Seguíamos hablando en la oscuridad, no paraba de alabar sus virtudes como mujer mientras enjugaba sus lágrimas ya secas con mis besos, sus labios contestaban mis besos.  Mientras me esforzaba en resaltar sus atributos no paraba de acariciar delicadamente con mis dedos su cuerpo.

-Seguramente sea como dices,  tendré que buscar una mujer para hacer mi vida y ojala sea lo mitad de mujer que tú, pero te equivocas sobre el deseo, yo te idolatro de todas las formas posibles incluido el deseo. Te deseo profundamente aunque sea pecado, locura, delito, como lo quieras llamar pero yo sé lo que siento.

Nuevamente acariciando su mejilla la acerque para depositar otro beso esta vez más largo, pero temí  hacerlo más intenso.. Cada vez estaba más caliente, seguí realizando el mismo recorrido con mis manos sin atreverme a ir mas allá, pero cada vez la presión de mis manos aumentaba, su cuerpo era arcilla en mis manos. Me envalentone y haciendo presión sobre su vientre deslice mis dedos bajo sus bragas llegando a rozar los pelos de su pubis.  Ella trato de frenarme con su mano, pero yo se la retire depositándola a su lado y pase una pierna sobre su cuerpo colocándola entre las suyas. Seguí con mis caricias susurrándole al oído como la amaba y deseaba. Sentía como se erizaba la piel de la cara interna de sus muslos a deslizar mis dedos por esa zona. Ya estaba completamente excitado, tenía la polla apoyada en su muslo. Ella trato de apartarla con la mano que tenía atrapada bajo mi cuerpo pero solo logro que quedase en contacto directo. Ahueco la palma de su mano alrededor de mi polla y comencé a empujar con mi cadera, la sensación que me producía la presión contra su pierna y su mano que cada vez se cerraba más entorno a mi polla, provoco que me corriese como nunca, sentí un dolor en mis entrañas como si me estrujasen por dentro, mientras no paraba de decirle cuanto la quería. Al acabar sin ninguna explicación comencé nuevamente a llorar sin poder para. Avergonzado le di la espalda  y me dispuse a marcharme, pero ella me tomo del brazo impidiéndomelo, me  abrazo por la espalda y así sin poder parar de llorar nos dormimos los dos acurrucados.

Para ella también había sido un día muy duro. Descubrir  su influencia en la conducta de su hijo era difícil de asimilar, pero también lo era la forma en aquel descubrimiento la desequilibraba.  Afrontar aquello iba a ser todo un desafío y más al sentir como se estremecía su cuerpo al sentir los besos y las caricias de su hijo en su piel. Cuando el pene exploto en  su mano sintió un pinchazo en su interior como preámbulo de las sensaciones que se despertarían a partir de aquella primera noche, lo de la anterior noche había sido un accidente, pero esta  fue distinto, algo había despertado, no sabía qué , pero si podía presentir por la humedad de sus bragas que algo había aflorado.

Continuara.